lunes, 29 de febrero de 2016

RESEÑA (by MH) ::: 84, CHARING CROSS ROAD - Helene Hanff






Título original: 84, Charing Cross Road
Autora: Helene Hanff
Editorial: Anagrama (edición limitada Navidad 2013)
Páginas: 126
Traducción: Javier Calzada
Post Scriptum: Thomas Simmonet
Fecha publicación original: 1970
Fecha esta edición: 2013
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 10 euros
Diseño cubierta: GGómez




En octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros... y las librerías. 

84, Charing Cross Road pasó casi inadvertido en el momento de su publicación, pero desde la década de los setenta se ha convertido en un verdadero libro de culto a ambos lados del Atlántico. 


No sé si existirá algún lector en el mundo que haya leído esta novela y no le haya gustado. Algún lector, amante de las librerías antiguas, con olor a viejo, con invitación a perderse entre sus estanterías y sus mesas, que no haya pensado en acercarse en un paseíto al 84 de Charing Cross, en una visita a Londres cualquiera, y ver si esta librería sigue en pie (que no lo está desde principios de los años 70, aunque hay una placa conmemorativa que indica donde estaba y haciendo referencia a este libro. Nota mental: obligada visita a la placa en el próximo viaje londinense). Por donde iba... que no sé yo si existirá algún lector que se vanaglorie de saber apreciar cuando tiene un buen libro entre manos, uno especial, de esos que surgen una vez cada mucho tiempo, y que no haya sabido ver lo que esta joya de escasas cien páginas esconde.

¿Puedo decir que me he reído a carcajadas con algunas de esas cartas? ¿Y que tengo que hacer memoria (sin éxito) para recordar otro libro que me hiciese reír así? ¿Y que de la risa pasaba a la emoción, sin tan siquiera pasar página, todo ahí concentrado en dos, tres párrafos, de un día cualquiera de un mes cualquiera de unas cartas que son cualquier cosa menos comunes y corrientes?

¿Puedo decir que estoy enamorada de este libro? Lo digo. Quién dijo miedo.

Porque además este libro ofrece mucho más de lo que promete la sinopsis. Bien es cierto que todo comienza con el intercambio de cartas entre Helene y Frank Doel (la evolución del modo en que Helen se dirige a él o como él firma son indicativo del grado de confianza que se va estableciendo entre ellos: FPD, Frank Doel, Frank, Frankie... ¡Relámpago! con mucha ironía y sarcasmo, obviamente, ante los años que a veces tarda en mandarle lo que le pedía)... me pierdo. Como decía, todo comienza con el intercambio de cartas entre ellos, con Helene pidiendo lo imposible de encontrar en Nueva York, y Frank haciendo lo imposible por complacerla desde Londres, pero poco a poco ese microcosmos se va ampliando, y entran en acción los demás compañeros de Frank, su mujer, y hasta una adorable y octogenaria vecina del librero.

Sí, es la historia de una amante de la literatura y su librería al otro lado del charco, pero también lo es de cómo esta mujer, de armas tomar, con carácter para dar y regalar, con un espíritu indomable, influye en tiempos de mucha necesidad y privaciones en las vidas no solo de este librero, sino de la gente que le rodea. Y muy pocas personas harían lo que ella hizo por gente a la que no conocía. El Reino Unido todavía está inmerso en la economía del racionamiento de la posguerra, y la señoria Hanff, con un sueldo irrisorio, sin conocerles de nada, tan solo dos meses después de haber pedido su primer libro al 84 de Charing Cross, comienza a mandarles paquetes de comida al otro lado del océano. Y así continúa haciéndolo hasta que en 1954 se puso fin a un racionamiento que había comenzado en plena 2ª Guerra Mundial. Sus cartas comenzaban cantándole las cuarenta a Frank por tal o cual libro, y terminaban diciéndole que le iba un paquete para Londres lleno de comida para todos los trabajadores de la librería. Es imposible no adorarla. De principio a fin.

Vemos a varias Helene a lo largo del libro. La que "pincha" e intenta hacerle sudar tinta a su Frank en cartas llenas de genio y figura que te hacen soltar la carcajada, y la Helene mucho más amable que se ríe de cómo se las hace pasar a Frank cuando habla con otras trabajadoras de la librería. Tiene un corazón enorme, y es una relación tan entrañable a miles de kilómetros de distancia que te hace pensar en la magia que la vida tiene a veces, y que comienza con el detalle más nimio, el gesto más imperceptible. Durante 20 años estuvieron cruzando esas cartas, un intercambio que solo se vio interrumpido a la muerte de Frank. Vemos cartas de ida y vuelta para luego saltarnos meses o un año en el tiempo. Vemos cartas donde muchos lectores obsesivos podemos sentirnos identificados ante esas manías o fetichismos que nos inspiran los libros. Somos testigos de una época y de cómo cambiaron las cosas en esos 20 años, sobre todo en Inglaterra. Vemos a una fuerza de la naturaleza como Helene Hanff y a un perfecto gentleman inglés que poco a poco se va soltando en la correspondencia. Vemos AMOR por los libros, tanto por parte de quien los compra como por parte de quien los vende.

Helene jamás conoció a Frank Doel en persona. Ni siquiera llegó a tiempo de ver la librería, porque cuando al fin pudo viajar a Londres en 1971, ya como escritora famosa tras haber publicado estas cartas, la librería había cerrado sus puertas. Pero es que esa es la magia de esta recopilación de cartas. Si a lo largo de esos 20 años hubiese podido viajar a Inglaterra, no tendríamos probablemente este libro entre las manos. Y si lo tuviéramos, nada sería igual. La magia es magia porque tiene sus propias reglas. Y el hechizo de este libro es el que es por haberse atenido a ellas.



Y para terminar, ya que estoy, lo cuento. Sé que Anne Bancroft es la protagonista de la versión cinematográfica de 1987. Y sé que (obviamente) la señorita Hanff tenía rostro propio. Pues yo he leído este libro con la cara de Katharine Hepburn en mi cabeza. Desde la primera línea, desde la primera carta, ella tendría que haber sido Helene Hanff en el cine. Y así la recuerdo cuando pienso en el libro. Katharine Hepburn escribiéndole cartas a Frank Doel, MARKS & CO., Libreros. Cosas raras de la mente.
 



He ido dejando fotos de algunas de las cartas por si os interesa leerlas a quienes no hayáis leído todavía este libro. Pero son como gotas en el mar, hay que leerlo para comprender el tono de esta correspondencia.





Helene Hanff (Filadelfia, 1918 - Nueva York, 1997). De formación autodidacta, inició su carrera literaria escribiendo obras de teatro y, más adelante, guiones para la televisión, libros infantiles, ensayos históricos y políticos, y colaboraciones en el New Yorker y Harper's. La fama le llegó después de publicar 84, Charing Cross Road, que inspiró una película protagonizada por Anne Bancroft y Anthony Hopkins.

Miss Hurst

domingo, 28 de febrero de 2016

RESEÑA (by MB) ::: DOS CORAZONES EN WATERLOO - Violeta Otín





Título original: Dos corazones en Waterloo
Autora: Violeta Otín Chánobas
Editorial: Selección RNR
Páginas: 127
Fecha publicación: enero 2016
Encuadernación: ebook
Precio: 1,99 euros






Lord Broomfield, el duro y abnegado comandante de húsares del ejército británico, jamás hubiera esperado reencontrarse con miss Stella Hatton en un elegante salón de Bruselas. La última vez que se vieron fue hace ocho años, cuando el entonces conde de Harding, fanfarrón y egoísta, había apostado en un club de caballeros que sería capaz de enamorar a la dama antes de que terminase la temporada...

Con lo que no había contado era con enamorarse a su vez de la joven. Sin embargo, lo que había comenzado como un simple juego pronto se convirtió en una pasión que provocó la caída en desgracia de Stella.

Ahora, con las tropas de Napoleón amenazando la paz en Europa, lord Broomfield tiene ante sí un reto aún mayor: recuperar el corazón de la dama, que está a punto de contraer matrimonio con un misterioso caballero del que nadie parece saber nada.


El cortejo durante la Regencia inglesa era muy riguroso: la mujer debía mantener, siempre el más estricto decoro, nunca se le podía ver en público sin acompañante y no podía caminar sola sin escolta o carabina. A las parejas no se les permitía abrazarse, besarse, darse la mano, ni tan siquiera intercambiar regalos. Cuando se referían el uno al otro en público utilizaban "señor" y "señora", pues no se les permirtía llamarse por su nombre de pila; solo cuando se comprometían se pronunciaban en privado, pero jamás en público.


Teniendo todo lo anterior en cuenta, en esta su primera novela, Violeta Otín nos propone una "rara avis", miss Stella Hatton, quien se mueve por la sociedad dando palos de ciego, anteponeniendo todos sus ideales, pensamientos y obras al constreñido decoro, viga maestra que sostenía y unía a todos los que pertenecían a ese estatus privilegiado que era la buena sociedad.

El azar (o una apuesta, como se estilaba en aquellos tiempos) será el hilo conductor para unir a nuestra protagonista con lord Harding, un joven inmaduro e imprudente. ¿Qué ocurre cuando unimos una "rara avis" y un lord inconstante? Sucede todo lo que suele suceder en este tipo de historias, y nuestra autora nos lo relata siguiéndolo al pie de la letra.

Pasan ocho años tras el encuentro arriba mencionado, y el conde de Harding ahora es conocido como lord Broomfield, todo un caballero y comandante de húsares del ejercito británico. Hemos cambiado de ciudad y nos situamos en Bruselas, en el año 1815; aun así, bien podría tratarse de nuestra querida Inglaterra, y es en este momento de la historia cuando he empezado a sentirme cómoda con la historia. El baile en el que se reúnen nuestros protagonistas, lord Broomfield me recuerda al Darcy de Orgullo y prejuicio, tanto en su porte, su animosidad como en todo su perfil psicológico en general; miss Stella se comporta en el baile como se debía comportar una señorita en aquellos tiempos. A partir de aquí, si unimos a un lord, caballero, maduro y responsable con una jovencita que posee el bagage y los conocimientos necesarios para moverse y desenvolverse por la sociedad, el resultado puede ser completamente distinto al que fue ocho años atrás...

En definitiva, es una novela de segundas oportunidades, con un toque de misterio y narrada de una manera sencilla y ágil. En algunos momentos me ha recordado a la historia de amor entre el capitán Frederick Wentworth y mi siempre queridísima Anne Elliot, pues la historia entre ambos personajes me ha emocionado de manera parecida. ¿Qué más puedo decir? El periodo de la regencia es fascinante: su moda, costumbres, mansiones, carruajes, y por encima de todas las cosas, el amor cortés... cuánto te puedes emocionar, decir, sentir, reír y llorar con solo una reverencia.

La escritura de Violeta me ha parecido muy bonita y elegante, como el periodo en que está inspirada su novela. Gracias a sus descripciones me sentido transportada doscientos años atrás.




"Nací en Zaragoza en 1980, y allí me quedé hasta terminar la licenciatura de Filología Inglesa. Luego, como buena sagitario, anduve viajando de un lado a otro hasta sentar la cabeza. Durante mis periplos siempre me acompañaron los libros, aunque por entonces solo leía. Empecé a escribir cuando nacieron mis niñas, y tuve que plantearme viajar de otra manera: creando personajes, imaginando tierras lejanas y recreando otras épocas.

Dos Corazones en Waterloo es la primera de mis novelas que va a ver la luz. En ella, como en mí, hay un pedacito de todas las personas que me importan y de todas las experiencias que he vivido. Es un placer compartirlo."

Miss Bingley