viernes, 29 de abril de 2016

RESEÑA (by MB) ::: EL TEOREMA KATHERINE - John Green



Título original: An abundance of Katherines
Autor: John Green
Editorial: Nube de tinta
Páginas: 320
Traducción: Noemí Sobregués
Fecha publicación original:  2006
Fecha de esta edición: 2015
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta (edición de lujo)
Precio: 17,95 euros 
Diseño cubierta: Ed Carosia

(Esta reseña pertenece a la LECTURA CONJUNTA del libro tras el sorteo organizado por los blogs Libros que hay que leer, Adivina quien lee y El universo de los libros)

El autor de Bajo la misma estrella, nos regala una historia tocada por la emoción de un road trip, en una trama que combina de forma magistral golpes de humor, brillantes reflexiones sobre el amor y diálogos cargados de vida.
Según Colin Singleton existen dos tipos de persona: los que dejan y los que son dejados. Él, sin duda, pertenece al segundo. Su última ex, Katherine XIX, no es una reina, sino la Katherine número diecinueve que le ha roto el corazón.
Para escapar de su mal de amores, y con el propósito de hallar un teorema que explique su maldición de las Katherines, Colin emprende junto a su amigo Hassan una aventura que le llevará a Gutshot, un pueblecito de Tennessee, y a la sospecha de que en la vida la inteligencia no siempre es la mejor compañera de viaje.
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Nerd es un concepto descriptivo que se usa peyorativamente para encuadrar en él a un tipo de personas apasionadas por diversas temáticas: literatura, ciencia ficción, ciencia y tecnología, etc... Casi siempre se les describe como tímidos, extravagantes y poco atractivos, pero este estereotipo puede ser perfectamente redefinido. Tal y como nos comenta John Green, a los nerds también les está permitido amar las cosas, saltar de arriba hacia abajo... no les supone un insulto en absoluto que la gente les llame empollones por gustarles esas cosas.

En El Teorema Katherine, John Green nos narra la "larga vida" de Colin Singleton; con tan solo diecisiete años no ha desperdiciado el tiempo y, gracias a sus excelentes capacidades y al empuje de sus padres, ha alcanzado las más altas cotas en diversas áreas de conocimiento: idiomas ("manejo bastante bien once: alemán, francés, latín, griego, holandés, árabe, español, ruso..."), matemáticas, anagramas, historia, literatura...

A pesar de todas estas aptitudes, Colin es un adolescente con todas las dudas, inquietudes y sentimientos típicos de los adolescentes. Aunque sea un niño prodigio no deja de tratarse de un "ser humano" que está atravesando una etapa de su vida crucial e inestable, al igual que millones de adolescentes en el mundo. A priori, la búsqueda incesante del reconocimiento de su individualidad y su integración en la sociedad pueden parecer contradictoria, pero no lo es tanto. Por decirlo de algún modo, todos estos elementos forman parte de nosotros, independientemente de los años o conocimientos que tengamos, pero en la adolescencia todas estas emociones se amplifican y, cuando se refieren a personas tan sensibles e inteligentes como nuestros protagonistas, se intensifican muchísimo más.  

En el caso de Colin, sus espléndidas habilidades son las herramientas de las que dispone para poder sobrellevar este periodo de su vida. Por eso, cuando sufre un desengaño amoroso con Katherine XIX, inevitablemente recurre a sus conocimientos, entre los cuales encontramos las matemáticas y los anagramas. Esta salida, que a algunos nos puede resultar harto compleja e inverosímil, para él representa un escape y la comprensión de sus problemas y desengaños. Unos canalizaríamos estos problemas y  desengaños a través del deporte, otros con el chocolate y los helados, pero ¿quien dice que las matemáticas no nos pueden ayudar a superar ciertos aspectos de nuestra vida? Seguramente nos despejarían la mente con su asepsia lógica, ayudándonos a concentrarnos y abstrayéndonos de la realidad que nos envuelve. Puede que, incluso para cuando hubiésemos resuelto los problemas planteados, ya no recordásemos el motivo por el que habíamos recurrido a ellas.

Una vez tomada la decisión de realizar el viaje, no se encuentra solo en este peregrinaje; le acompañan su amigo Hassan, con quien comparte inquietudes, juegos y reflexiones, y Lindsay, una chica inteligente con sus propias neuras y complejos no superados. Ambos, cada uno a su manera, apoyan y ayudan a Colin a superar esta difícil e inestable etapa, pues, tal y como John Green se esfuerza en hacernos ver a lo largo de la narración, no por ser adolescente se deja de ser una persona culta, madura, inquieta, razonable, crítica, inteligente o romántica, por nombrar alguna de las cualidades que poseen nuestros protagonistas. Si, además, toda esta historia esta impregnada de un humor irónico, inteligente y sutil, que más se puede pedir.

A mi juicio, esta novela no solo va dirigida a un público adolescente; aunque sus protagonistas lo sean, no debería ser catalogada como una "novela juvenil", porque sus vivencias, experiencias, argumentos y escenarios, entre otros elementos que componen la novela, pueden interesar tanto a una persona adolescente como a una persona más adulta.

En definitiva, los adolescentes no pertenecen a sociedades cerradas ni son mundos aparte, sino que forman parte activa de nuestra sociedad, demostrándonos cada día que pueden ser más inteligentes y maduros que algunos que dejamos atrás la adolescencia hace unos cuantos años. Me he sentido muy identificada con Colin. No tengo sus capacidades, pero sí soy una lectora empedernida e inquieta; la cultura y el conocimiento, en todas sus versiones, son algo fascinante y adictivo. Cuanto más tomo, más quiero. Esto puede justificar de algún modo que el personaje no me haya parecido tan marciano y fuera de lugar; más bien al contrario, pues a lo largo de la lectura me ha encantado descubrir que compartíamos diversas lecturas y opiniones.


Terminando con la edición, la editorial Nube de Tinta nos ha hecho llegar para la lectura conjunta una preciosa edición de lujo de la novela. Tiene una cuidada y bonita sobrecubierta, y la cubierta en sí también tiene una pequeña imagen acorde a esa ilustración, tal y como se puede apreciar en la imagen de arriba.


John Green es un escritor estadounidense; nació en Indianápolis el 24 de agosto de 1977, y se graduó en Lengua y Literatura Inglesas y Teología en el Kenyon College. Vivió varios años en Chicago, trabajando para la revista de libros Booklist, y después vivió en Nueva York.

Tras iniciar su carrera editorial como crítico y editor, en 2006 ganó el Printz Award por su primera novela, Looking for Alaska. En 2010 escribió Bajo la misma estrella, siendo el número uno en la lista de los más vendidos del New York Times en enero de 2012. Su adaptación cinematográfica se estrenó en 2014, resultando todo un éxito.

En 2015 se extrenó la adaptación cinematográfica de Paper Towns con Cara Delevingne y Nat Wolff en los papeles protagonistas.

John Green también es conocido por sus vídeos de Youtube. Comenzó en 2007 con su canal VlogBrothers (AQUÍ), junto a su hermano Hank Green. Posteriormente Ha lanzado otros como Project for Awesome y VidCon, llegando a crear un total de 11 series junto a su hermano.
Miss Bingley

lunes, 25 de abril de 2016

RESEÑA (by MH) ::: EL RELOJERO DE FILIGREE STREET - Natasha Pulley






Título original: The watchmaker of Filigree Street
Autora: Natasha Pulley
Editorial: Lumen
Páginas: 412
Traducción: Aurora Echevarría
Fecha esta edición: febrero de 2016
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 21,90 euros 
Ilustración de cubierta: Adaptación del diseño original de Bloomsbury

El relojero de Filigree Street es una novela insólita, brillante, que nos devuelve al Londres de Chesterton, un lugar donde se dan cita las emociones, el ingenio y los mecanismos de relojería.

Londres, 1883. Al regresar a su pequeño apartamento, Thaniel Steepleton se lleva una sorpresa: alguien ha dejado un reloj de oro en su almohada, pero el joven no tiene tiempo de averiguar quién ha entrado en su casa y se ha portado de forma tan generosa... Trabaja como telegrafista en el ministerio de asuntos interiores y acaba de recibir un cable anunciando un atentado.

Cuando la alarma del misterioso reloj le salva de una explosión que destruye varios edificios, Thaniel emprende la búsqueda del relojero que lo programó, y descubre a su creador: Keita Mori, un japonés amable y solitario, que domina los secretos del tiempo y le lleva de la mano a un mundo nuevo, delicado y misterioso.

Mientras tanto, Grace Carrow, una joven estudiante dedicada en cuerpo y alma a la física, se cuela furtivamente en una biblioteca de Oxford disfrazada de hombre, antes de que su madre la obligue a casarse.

¿Cómo van a cruzarse las vidas de Thaniel y Mori con las ambiciones de Grace? ¿Qué los une y, más aun, qué los separa?

Ay... ¿qué digo sobre este libro?

Intentaré desarrollar después. Ahora solo diré que me ha parecido muy interesante, muy original, bastante buena por momentos, que engloba muchos géneros pero que no se decanta por ninguno, que es muy valiente al intentar ir más allá de lo cómodo en las tramas que plantea (aunque a veces se líe la cosa demasiado y parezca que ni ella sabe lo que está explicando, sobre todo en la parte científica), y que, en definitiva, a pesar de sus fallos y deficiencias, que los tiene, me estaba gustando muchísimo

Palabra clave: estaba.

Las últimas cien páginas me han estropeado un poco el conjunto de la lectura. Si soy sincera, conforme iba leyendo me iba preguntando precisamente eso: "¿qué remate le va a dar al lío este que tiene montado?". Pues duda resuelta: me declaro no-fan del remate que le da Natasha Pulley al libro. Lo que no quiere decir que no me haya gustado, pero sí que ha bajado mi valoración de "muchísimo" a "bastante-mucho" :)

El relojero de Filigree Street comienza de un modo brillante y con una definición de los personajes espléndida. Sabemos cómo es Thaniel, la vida que lleva, por qué la lleva, los sueños que quedaron enterrados en el pasado y las escasas esperanzas que deposita en el futuro. Conocemos a Grace, sus transgresiones mientras estudia en Oxford, su curioso aspecto, sus ideologías (o no-ideologías), su forma de relacionarse con el mundo (o no, una vez más), y qué es aquello que ocupa su mente y tiempo al cien por cien, con la excepción de su amistad con Matsumoto. Y vamos conociendo a Mori, que es lo máximo que se puede decir sobre este personaje, porque jamás llegamos a conocerlo realmente y a pesar del intento final de la autora a mí se me han quedado algunas dudas sin despejar sobre él.

En esta atención tan preciosista sobre los tres personajes alrededor de los cuales gira toda la trama está uno de los principales fallos de la novela, que no es un fallo que moleste, pero sí que decepciona, al menos para una entusiasta de otras épocas como yo. El caso es que se olvida de la ambientación. Así tal cual. Sabemos el año en que estamos porque se dice en el libro, y porque ha cogido ciertos hechos reales muy concretos que sucedieron en esas fechas (como el atentado del Clan na Gael a Scotland Yard, el estreno de El Mikado, de Gilbert y Sullivan, los comienzos del metro londinense y la desconfianza que despertaba, la Exhibición sobre la cultura japonesa que se llevó a cabo en Knightsbridge levantando de la nada un pueblo japonés que permaneció en pie durante dos años y medio, el declive del feudalismo en Japón...), pero lo cierto es que nos sacan de estos datos enciclopédicos y no tenemos ni idea de en qué año estamos porque la ambientación fuera de los hechos puntuales no es nada precisa. La autora se molesta muy poco en situarnos dentro de la época, no sé si por pereza o porque estaba tan centrada en los personajes que es intencionado, pero
podríamos estar a finales del XIX o en los años 20 o 30 del XX, que daría totalmente igual. Lo dicho, no molesta, pero sí decepciona.

Volviendo a la historia, hay que valorar muchísimo el entramado (muy documentado además en cuanto a la cultura japonesa, aunque tampoco se adentre más que en pocas pinceladas) que se ha currado Natasha Pulley, de quien me sorprendí mucho al ver lo jovencita que es. Es una novela muy, muy notable para alguien tan joven. Enrevesada, nada facilona, atrevida, arriesgada... La acción alterna entre Londres, con Thaniel y Mori, y Oxford, con Grace, hasta que los tres personajes confluyen en la historia. También se incluyen varios capítulos en forma de flash-backs que nos trasladan a Japón unos años atrás para ir conociendo algo más sobre Mori. La narración de Pulley es muy ágil, se lee muy fácil, hay toques de steampunk en forma de pulpo mecánico y otros artilugios bastante sorprendentes (sin llegar a ser una novela de este género, porque es muy difícil encuadrarla en ningún género tal y como comento arriba), y el final, desde luego, no es nada previsible. No digo que sea mejor ni peor, pero desde luego previsible no. Lo dicho, ya me gustaría a mí escribir una novela así siendo primeriza.


¿Puntos negativos? Pues además de la nula ambientación temporal, tres cosas me han chirriado especialmente. Una es el aspecto científico. No sé si solo me ha pasado a mí (supongo que sí, porque estas cosas solo me suelen pasar a mí), pero el rollo del éter llegaba un punto que me daba absolutamente igual; cuanto más lo explicaba más igual me daba. Ese aspecto se me ha hecho muy pesado, y aunque sé que era necesario (imprescindible) dentro de la trama, a veces me daba la sensación de que ni la autora sabía muy bien lo que estaba explicando. La segunda es la evolución como personaje de Grace. Que eso me lleva a las cien últimas páginas. No puedo decir más de lo que digo, porque estaría destripando la trama, pero lo que ella hace en esas últimas páginas no me parece congruente con lo que hemos conocido sobre ella durante todo el libro. Entiendo que Pulley no quiere que el lector se duerma y da un doble giro mortal en la historia, pero hay que ser consecuente con las trescientas páginas anteriores. El tercer punto negativo se deriva de lo ya mencionado anteriormente en cuanto a que Pulley se centra de un modo tan obsesivo en los personajes que se olvida de todo lo demás. Es que por olvidarse hasta se olvida de que hay una investigación de por medio. La resuelve de correprisas al final, como si acabara de acordarse de que eso se quedaba suelto.

Por ir finiquitando, es una historia muy original (mucho), interesante, bien escrita, bien narrada, unos personajes que lo son todo en la historia, una trama nada previsible, sorprendente y muy arriesgada, pero tiene cosas, detalles o como se les quiera llamar, que hacen que no sea redonda y decaiga un poco al final cuando debería ser lo contrario. En cualquier caso voy a estar muy pendiente de esta chica porque es un diamante en bruto, y el libro bien se merece su lectura (y sobre todo quien no sea tan tiquismiquis como yo lo disfrutará incluso más).

¡Ah! Apunte sobre la edición. La sobrecubierta es la misma que la de la edición inglesa de Bloomsbury, salvo que allí la base es negra y aquí la han cambiado a blanca. Me gusta muchísimo más la inglesa.


¡Otro ah!... jajaja. Esto es como la suegra pesada, que nunca se va. Que le doy unas gracias enormes a Mónica (Serendipia) por recomendarme el libro, aunque luego no pudiese seguir su ritmo de lectura y llegue así como con un mes o más de retraso :)

Natasha Pulley estudió literatura inglesa en la Universidad de Oxford. Después de trabajar como profesora de inglés, librera en Waterstones y asistente editorial en los departamentos de Astronomía y Matemáticas de Cambridge University Press, cursó el Máster en escritura creativa de la Universidad de East Anglia (Norwich).

Ha regresado recientemente de Tokio, donde residió durante diecinueve meses gracias a una beca de la Fundación Anglo-Japonesa Daiwa. El relojero de Filigree Street, su primera novela, ha sido seleccionada en Inglaterra y Estados Unidos como una de las mejores obras de 2015.
Miss Hurst