lunes, 27 de febrero de 2017

RESEÑA (by MB) ::: BESOS SABOR A CAFÉ - Raquel Antúnez





Título original: Besos sabor a café
Autora: Raquel Antúnez 
Editorial: Autopublicación
Páginas: 248
Fecha de publicación: noviembre 2016
Encuadernación: rústica
Precio: 2,99 euros (kindle) + 13,34 euros (papel)
Ilustración de cubierta: Marta Fernández Alarcón
 
La vida de Adriana es un auténtico desastre, la relación con Álvaro pasa por una grave crisis desde hace años, pero le asaltan dudas y sobre todo, ¿cómo dejarlo y regresar con su familia a Canarias con los problemas económicos a los que se enfrenta? 

En medio de todo este caos, aparece alguien especial que vuelve el mundo de Adriana del revés. ¿Quién es realmente ese hombre que le hace perder la cabeza hasta llegar al ridículo? ¿Dónde vive? ¿En qué trabaja? Probablemente le separan al menos veinte años y un montón de cosas más, pero ¿podrá dejar pasar el amor una vez que vuelve a cruzarse en su vida? Huir no es la solución, es momento de tomar decisiones.

La historia de Adriana es la de todas esas mujeres, las cenicientas del nuevo milenio, que cada día vemos y reconocemos a nuestro alrededor. Mujeres jóvenes, o no tan jóvenes, pero en definitiva mujeres, atrapadas en triángulos que cambian de forma y cuyos lados, dependiendo del momento o la situación, pueden ser equiláteros, escalenos o isósceles; pero eso sí, siempre son triángulos flexibles que alargan o encogen esos lados, acercando o alejando distancias; unas veces por voluntad propia y otras por voluntad de otros.

En Besos sabor a café, Raquel Antúnez quiere radiografiarnos una parte de nuestra global y compleja sociedad. A través de su libro vemos como nos introduce temas tan actuales como el desempleo o la violencia de género, hilados con otros más dulces como pueden ser el amor, el erotismo, la imaginación y el cumplimiento (o no) de los sueños. De este modo, Adriana, protagonista a lo largo del libro, nos va exponiendo siempre en primera persona todas esas vivencias, y gracias a ellas nos adentramos en realidades que al final resultan fantasías, y fantasías que se convierten en realidad... pero siempre desde ese triángulo que por un lado la maltrata y la asfixia, y por otro parece que la libera y la resucita. Dependiendo del lado al que nos refiramos, estaremos hablando de Álvaro o de Carlos.


En este punto pienso que Adriana tiene la necesidad constante de apoyarse en uno de esos lados: en Álvaro, nuestro sapo convertido en madrastra, ya sea por costumbre o dependencia, o en Carlos, el hada madrina que se convierte en príncipe; la varita mágica que todo lo soluciona, la nueva luz a la que hay que dirigirse... él representa todo a lo que aspira y por lo que sueña.

Así, en el libro descubrimos sapos, perros, hadas madrinas y príncipes encantados o encantadores; y dependiendo del momento o de la página que estamos leyendo tropezamos con unos u otros... o con todos. En definitiva, un popurrí de seres que se mezclan y se aromatizan a través de esos Besos sabor a café.

La incógnita que se me planteaba a lo largo de toda la lectura era si Adriana sería lo suficientemente honesta para ser ella misma y romper con ese triángulo que la enredaba y del que parecía que no podía prescindir; en definitiva, para descubrir si era capaz de conseguir ese nivel de honestidad y entonces luchar y superarse a sí misma sin necesidad de otros. Hay que leer la novela y descubrir el resultado: si al final Adriana encuentra esa fuerza vital o necesita de un príncipe que la complete y la dirija.

En definitiva, cada uno tiene su historia y la cuenta como quiere o puede... algo que siempre se tiene que valorar, porque no todos tenemos la energía y el coraje de contar historias.

Los padres de Raquel Antúnez emigraron a Venezuela, donde nació en 1981, aunque a los pocos meses su familia volvió de nuevo a Las Palmas, donde se crio y ha vivido desde entonces. Madre de dos hijos y trabajadora, dentro y fuera de casa. Desde muy pequeña ha sido una adicta a la lectura, sobre todo en el instituto, donde además se aficionó a escribir, dando como resultado en su último curso Contra los Límites

Años después autoeditó Las tarántulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos Y en mayo de 2012 publicó Redes de Pasión, un thriller con tintes románticos que salió al mercado de la mano de Tombooktu, un sello de la editorial Nowtilus. En 2014 publica ¡A otra con ese cuento! con Alentia Editorial, y en verano de 2016 queda entre los finalistas del I Concurso de Novela Romántica de Romantic Ediciones con su novela Te encontraré, que saldrá publicada durante el año 2017 con dicha editorial. En diciembre de 2016 publica esta novela que llega a tus manos, Besos sabor a café.

jueves, 23 de febrero de 2017

RESEÑA (by MH) ::: LA HORA DE LA ARAÑA - James Patterson




Título original: Along came a spider
Autor: James Patterson
Editorial: Duomo (colección Los Imperdibles)
Traducción: D. N. Bentolila 
Páginas: 538
Fecha de publicación original: 1993
Fecha esta edición:  enero 2017
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 18,50 euros
Diseño de cubierta: Opalworks
Gary quiere sembrar el terror en la ciudad.
Desea cometer el crimen del siglo.
Alex, brillante detective y psicólogo que sabe entrar en la mente de los asesinos en serie, intentará detenerlo. ¿Lo logrará?
La hora de la araña ya ha llegado.
 
Maggie Rose, la hija de una famosa actriz de Hollywood, ha sido secuestrada. También el hijo del secretario del Tesoro. La vida de ambos pende de un hilo y no hay tiempo que perder. Están en manos de Gary Sonejl, un asesino en serie que desea ser el centro de atención y que desde hace años tiene un objetivo: cometer el crimen del siglo.
 
Alex Cross es un sagaz detective de la Brigada de Homicidios y también psicólogo. Vive y trabaja en Washington. Es un tipo duro, que ha crecido en la calle y a quien le encanta su trabajo, pero, por encima de todo, adora a sus dos hijos. Hará todo lo posible para impedir los planes de Gary, aunque entrar en la mente de un psicopáta no será su único reto. Escondido entre los hilos de la tela de la araña, le espera algo mucho más terrorífico, algo que acecha su vida y la de su familia.

Tal y como comenté en la reseña de Vías cruzadas, he tenido la suerte de participar en la lectura conjunta de la primera novela de la saga de Alex Cross, La hora de la araña, gracias al ejemplar ganado en el sorteo de Laky, y aquí vengo con mi opinión sobre esta novela, publicada allá por 1994.

El marco temporal es diez años anterior a la última novela del detective, y por tanto tenemos una situación personal totalmente distinta. Alex Cross es un viudo de treinta y tantos años que perdió a su mujer tres años atrás en un tiroteo, que desde entonces lidia con la depresión, y que tiene a su cargo a sus dos hijos pequeños, a quienes cuida gracias a la presencia en casa de su abuela, Nana Mama. Vive y trabaja en el Southeast de Washington D.C., zona de la ciudad que podría considerarse como un gueto, y además es una celebridad, porque tiempo atrás fue portada del suplemento dominical del Washington Post hablando del índice de criminalidad entre la población negra. Psicólogo, detective, famoso y totalmente volcado en su profesión.

La trama comienza con un triple asesinato en su barrio, el Southeast. La mutilación de las tres víctimas (negras y en riesgo de marginación social) presenta muchas similitudes con otro asesinato sucedido en la zona pocos días antes, por lo que creen que se enfrentan a un asesino en serie. Pero al mismo tiempo, en uno de los barrios blancos y ricos, se produce un secuestro. Las víctimas: dos niños pertenecientes a familias de mucho dinero que acuden a un elitista colegio privado. Se los ha llevado su profesor, Gary Soneji... y ya se sabe, los ricos y las familias influyentes tienen prioridad sobre una prostituta negra y sus dos hijos. Cross y su compañero se ven obligados a hacerse cargo del secuestro, pero su cabeza sigue en el triple asesinato. Y así comienza el primer caso literario de Alex Cross.

En esta primera novela se puede comprobar que la construcción narrativa que hoy en día tienen los libros de este personaje data desde su mismísimo inicio. Numerosos capítulos más o menos breves (en este caso 89), que están divididos entre los que protagoniza Cross narrando en primera persona, y todos los demás, que están narrados en tercera. Así, conocemos las impresiones y pensamientos de Cross de primera mano, y gracias a ello somos testigos de sus luchas internas, de su sufrimiento a causa de la pérdida de su mujer, de cómo ve a sus hijos y el amor que siente por ellos, de la lucha a favor de su gente, de lo que su trabajo significa para él... La voz en primera persona le convierte en un personaje más cercano, más humano, para lo bueno y para lo malo. La infancia del protagonista, que en Vías cruzadas era casi el leitmotiv de la historia, aquí apenas es una pincelada anecdótica sin mayor trascendencia. Al mismo tiempo, el hecho de que él nos cuente todo con su propia voz y de los demás solo sepamos lo que el narrador omnisciente nos cuenta, hace que él como personaje quede bien dibujado pero los demás personajes estén más vagamente perfilados, pero es algo que a mí particularmente, en este tipo de novelas que son lo que son y van a lo que van, no me molesta en absoluto.

Para mí, y esto va sobre gustos, claro, esta primera novela es superior a Vías cruzadas gracias al villano de la historia. Gary Soneji es un gran malo, un psicópata del quince manipulador y narcisista al que conocemos cuando ya lleva más de doscientos asesinatos a sus espaldas. Es con este secuestro con el que alcanza sus quince minutos de gloria, pero lleva años preparándose para este momento, y no se detiene ante nada. Es paciente, adopta múltiples personalidades a conveniencia, y su lema (¡Quiero ser alguien!) lo dice todo. Es tan, tan malo y está tan, tan loco que quizás a ratos es un cliché con patas, pero de verdad que he disfrutado mucho de este personaje, me parece un gran antagonista para Cross (entendedme lo de "disfrutado", claro).

Aparte de toda la trama policial, hay que situarse en la época en que está escrita y ambientada la historia. Estamos a principios de los años 90 y la problemática racial estaba a la orden del día. No es que haya dejado de estarlo nunca (lo vemos en el telediario todos los días), pero en aquella época las cosas estaban en un punto bastante oscuro y turbio, y el libro lo aborda con temas como las relaciones interraciales, el abandono social de la gente en los guetos o barrios considerados como tales y el trato discriminatorio en favor de los blancos, más aún si son ricos e influyentes. Cross se rebela ante la injusticia de tener que dejar aparcado el asesinato de unos negros porque unos blancos ricos han desaparecido y tienen preferencia, y este caso, aunque secundario, está presente durante toda la trama en el pensamiento del detective hasta que, como siempre ocurre, tarde o temprano confluye con el caso principal.

No quiero ahondar mucho en la trama porque, en este tipo de novelas, cuanto menos se profundice en la historia, mejor, y cuanto menos se sepa sobre lo que ocurre, pues también. Hay giros argumentales, sorpresas y cambios de sospechosos
para los que es mejor no estar preparados. En cuanto a la novela en sí, podría decir lo mismo de ella que de as cruzadas, porque el personaje de Alex Cross nació con su vocación muy preparada. Es un bestseller en toda regla del que no puedes dejar de pasar las páginas, se lee de un tirón, es muy visual en cuanto a las escenas, hace muchas referencias cinematográficas al cine y actores de moda de la época (cosa que a mí me encanta), se beneficia de un buen protagonista que ya deja entrever su fructífera carrera literaria (ya lo dije en su momento, Alex Cross me cae bien) y entretiene mucho, que es de lo que se trata. No es alta literatura, pero es efectiva hasta decir basta en cuanto a su propósito: atrapar al lector.

Antes de ir finiquitando, me vais a permitir un comentario que no tiene nada que ver con el libro. He vuelto a ver la adaptación cinematográfica que se hizo de esta novela en 2001. Ya la vi en su momento, hace un porrón de años, y la verdad es que aunque no me acordaba de casi nada, realmente tampoco tenía la sensación de que haber visto en película la historia que narra el libro. Efectivamente, tras ver de nuevo la película confirmo que se parecen lo que un huevo a una castaña. Pero es que además, y con todos mis respetos, Morgan Freeman parece el padre a punto de jubilarse de Alex Cross (de hecho, cuando la rodó tenía edad para ser el padre a punto de jubilarse de Alex Cross). Y con algo tan básico como eso ya se pierde absolutamente toda la esencia del libro, porque no ves al personaje literario por ninguna parte ni la trayectoria personal que sufre en la historia, que la tiene. Yo hubiese fichado a alguien tipo Idris Elba, que sería un Cross maravilloso; Freeman, por muy buen actor que sea y muy de moda que estuviese en la época... no lo es.


Fin de la disgresión (es que tengo tan abandonada la sección de cine, y soy tan, tan cinéfila, que a la mínima que os despistáis os meto en las reseñas comentarios sobre series y pelis con nocturnidad y alevosía).


En definitiva, he disfrutado mucho de los dos libros, pero si me obligasen a elegir entre ellos, admito que he disfrutado incluso más de este primer caso del personaje que del último. Si Duomo sigue adelante con ellos, yo también lo haré :)

James Patterson (Newburgh, 1947) es el escritor más prolífico y de mayor éxito en el mundo. En Estados Unidos, de cada 15 libros vendidos, uno es suyo.

Sus libros, que se publican en más de 50 países, venden 16 millones de ejemplares al año. Ha recibido varios premios, entre ellos el Edgar Award. Muchos de sus libros han pasado a la gran pantalla con gran éxito.


En 2005, creó un premio que lleva su nombre, destinado a incentivar y promover la lectura. Una labor que lleva a cabo en escuelas y universidades. Es también el creador de un plan de fomento de la lectura entre los más pequeños.