miércoles, 29 de noviembre de 2017

RESEÑA (by MH) ::: AGATHA ESCRIBÍA CON SANGRE - Mariano F. Urresti





Título original: Agatha escribía con sangre 
Autor: Mariano F. Urresti
Editorial: Suma de Letras
Páginas: 525
Fecha de publicación: mayo 2015
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 17,90 euros
Diseño de cubierta: Cover Kitchen


Un cuaderno que esconde el mayor secreto de la reina del suspense...

Santos Alsina, propietario de la Editorial Octubre, organiza un viaje a la ciudad natal de Agatha Christie con el fin de presentar un libro de Hernán Valdés en el que supuestamente se desvelará el misterio de un hecho insólito: la desaparición repentina de la escritora durante once días que se produjo en 1926 y sobre la que nunca dio una explicación convincente.

Al mismo tiempo, como si la propia Agatha hubiera comenzado una nueva novela, se conoce la noticia de que Colin Lloyd, experto conocedor de la obra de la escritora, ha sido asesinado a unos cientos de kilómetros...

Mariano Fernández Urresti nos ofrece esta magnífica novela que es un homenaje a una de las grandes plumas de la literatura del siglo XX. Con su magistral estilo narrativo y una precisa documentación sobre todo lo referente a su vida y su obra, esta novela rememora la estructura particular de las historias de la escritora de Diez negritos, dándole al lector una precisa ración de suspense en cada capítulo que no decae hasta la última página.
  

Supongo que debe haber pocos seguidores de la Dama del Crimen que no estén al tanto de la famosa desaparición que protagonizó Agatha Christie el 3 de diciembre de 1926. Se desvaneció sin dejar rastro (salvo su coche abandonado), y no la encontraron hasta once días después, cuando un músico del hotel Hydropathic reconoció a la escritora en el salón del establecimiento y dio la voz de alarma. Agatha alegó amnesia, y jamás contó qué le había llevado a tomar la decisión de desaparecer durante aquellos once días. En su autobiografía este episodio es como si nunca hubiese existido, y ni siquiera se lo confesó a sus más íntimos y allegados. Unos dicen que fue porque ya sabía que su marido iba a pedirle el divorcio, otros que solo fue una estrategia de marketing. No se sabe, porque ella se negó a hablar sobre el tema. La escritora de novelas de misterio más famosa del mundo dejó un misterio propio como legado, y a día de hoy, sigue sin resolverse.

Estos son la base y el punto de partida sobre los que se asienta Agatha escribía con sangre, del autor e historiador cántabro Mariano F. Urresti, del que no había leído nada antes y del que no puedo juzgar más que esta novela... y debo decir que me lo he pasado pipa. He fangirleado mucho con la disección del personaje de Agatha Christie y su obra, mi alma de recorredora de hogares de autores británicos ha pegado botes, y la trama en sí me ha entretenido mucho, que es de lo que se trata. Os digo ya desde el principio
lo mucho que me ha gustado y una cosa menos :)

La historia comienza precisamente con la próxima publicación de un libro, libro en el que, según su autor y su editorial, se desvelarán por fin los motivos que tuvo Agatha Christie para desaparecer aquel día de diciembre. Con motivo del lanzamiento, la editorial ha tirado la casa por la ventana y va a hacer la presentación en Torquay, ciudad costera británica muy ligada personalmente a Christie y donde, hoy por hoy, se puede hacer una milla turística recorriendo lugares relacionados con ella, casa incluida. Para ello alquilan un barco que parte de Bilbao con destino a Inglaterra; en él viajan el susodicho escritor, el matrimonio propietario de la editorial (su hijo y su nuera ya están en Inglaterra), algunos amigos personales de todos ellos que también admiran a la Christie, unos cuantos periodistas y un par de escritores en la nómina de la editorial. Entre estos últimos está quien llevará la voz cantante en la historia: Gala, maestra jubilada, autora de novela romántica y muy fan de Jane Austen, que viaja acompañada por su marido, Arturo, un auténtico experto en Agatha Christie.

La novela está dividida en dos partes, y las dos conjugan tiempo presente con hechos del pasado, pero en ambas partes varían tanto la ambientación actual como la de los flashbacks. Mientras que en la primera se alterna la narración en presente entre el barco y Torquay con la estancia de Agatha Christie en las islas Canarias en febrero de 1927 (un par de meses después de la desaparición), en la segunda parte la narración en presente se traslada a Santillana del Mar (por razones que no voy a desvelar, of course) y alterna con flashbacks ambientados a finales de los años 60, época en la que se narra el modo en que algunos de los protagonistas de la novela se conocieron y crearon en sus años de universidad en Salamanca un club en honor de la autora británica.

A ver, cómo os diría yo... para quien le gusten (mucho) las novelas de Agatha Christie, este libro es un festín mayúsculo. Se disecciona toda la vida de la escritora británica (personal y profesional), sus personajes, sus novelas, sus finales, se compara todo con otros refererentes del género, se usa a los personajes de esta novela para confrontar fortalezas y debilidades de cada uno de sus detectives, se discute sobre cuál era el mejor personaje de Agatha, el mejor libro, el mejor crimen... Compiten entre ellos a ver quién sabe más, quién es más experto de todos, quien se acuerda de en qué libro pasaba tal o cual... y tú, como lector, mientras tanto, con cada dato que nombran, con cada cosa que dicen, con cada tema que discuten, tomas tus propios bandos como fan que eres también de la autora.

Eso sí, entre tanto fervor agathiano, Gala es la única que no parece estar tan emocionada con todo este tema; la autora de novela romántica lo que realmente quiere hacer es ir a Winchester para visitar la tumba de Jane Austen (la adoré mucho por esto, igual que he adorado a Urresti por nombrar constantemente Sentido y sensibilidad y declarar su preferencia por Elinor Dashwood, y pasar olímpicamente de Orgullo y prejuicio), y todos estos rifirrafes sobre la Christie se la traen un poco al pairo. Ella opina que la escritora británica se pasó media vida escribiendo el mismo libro reinventando sin más las circunstancias de cada trama, y lo repite unas cuantas veces... es decir, que Gala es el personaje que Urresti utiliza para mostrarse objetivo dentro de lo posible y contrarrestar un poco tanto fanatismo.



Sobra decir que en determinados momentos se hacen preguntas tales como ¿de qué manera cometeríais el asesinato perfecto? ¿Qué detective seríais si se cometiera un asesinato en este viaje? ¿Y si ocurre un asesinato en esta expedición? Porque eso es este libro, un homenaje a las novelas de la Christie, y sabes que un asesinato por lo menos va a caer... pero hay que reconocerle al autor que sabe llevarte donde él quiere, como quiere y cuando quiere, y que lo que tú crees que va a pasar no pasa o lo hace cuando menos te lo esperas. Mantiene muy bien el suspense y no hay que dar nada por hecho antes de comenzar; por eso os estoy contando poco-nada, porque no debo hacerlo (de hecho he mutilado parte de la sinopsis porque creo que cuenta demasiado). Hay tensiones en el ambiente por muchos y variados motivos, como no podía ser menos en una historia así, y te pasas buena parte del libro intentando anticipar crímenes porque no sabes por dónde van a llegar ni quién tiene más papeletas para palmar... por eso es mejor acercarse a él sin tener mucha idea.

Como os he dicho desde el principio, lo he disfrutado mucho, de esos libros que lees del tirón. Solo hay una cosa que me despierta muchas dudas a la hora de recomendarlo: los muchos, muchísimos spoilers que hay de los libros de Agatha a lo largo de toda la novela. Para quien no conozca los libros, no sé si puede producir el efecto positivo de que le entren ganas de leerlos, o el negativo de que le toque las narices que se los destripen sin miramientos (porque lo hace, los destripa... constantemente). 

Así que ahí lo dejo, que no caiga sobre mi conciencia; avisados estáis, y ya cada cual que obre como crea conveniente. Los que sean devotos incondicionales de la Christie y puedan leer el libro sin miedo a destripes ni a saturarse de la autora, creo que lo disfrutarán muchísimo. Es un libro por y para acérrimos de la Dama del Crimen, lo que no quiere decir que no lo puedan leer y disfrutar los demás... pero creo que lo "vivirán" menos.
Mariano F. Urresti es licenciado en Historia. Nacido en Santander, vive en Santillana del Mar (Cantabria). Ha sido asesor del Consejo de RTVE en Cantabria. 
 
Es autor de casi una veintena de libros sobre enigmas históricos, entre los que destacan Los Templarios y la palabra perdida, La vida secreta de Jesús de Nazaret o Felipe II y el secreto de El Escorial. Es además coautor de libros como Gótica o Las claves del Código da Vinci. Asimismo ha ganado el III Premio Finis Terrae de Ensayo Histórico con su obra La España expulsada.
 
Las violetas del Círculo Sherlock fue su primera incursión en el mundo de la ficción y le granjeó el reconocimiento de la crítica y los lectores. Después escribió La tumba de Verne y ahora nos ofrece Agatha escribía con sangre, un homenaje a la autora británica Agatha Christie.

lunes, 27 de noviembre de 2017

RESEÑA (by MH) ::: LA LIBRERÍA DEL SEÑOR LIVINGSTONE - Mónica Gutiérrez





Título original: La librería del señor Livingstone
Autora: Mónica Gutiérrez Artero
Editorial: Autopublicado Amazon 
Páginas: 235
Fecha de publicación: octubre 2017
Encuadernación: rústica
Precio: 3,10 euros (kindle) + 10,50 euros (papel)
Ilustración de cubierta: Josevi Blender

 
Agnes Martí es una arqueóloga en paro que se ha mudado a Londres en busca de una oportunidad laboral. Una tarde, desanimada y triste por su poco éxito profesional, tropieza en el corazón del barrio del Temple con el pomo de una puerta en forma de pluma, el sonido de unas lúgubres campanillas y el hermoso rótulo azul de Moonlight Books. La librería, regentada con encantador ceño fruncido por Edward Livingstone, debe su nombre a un espectacular techo de cristal que permite contemplar la luna y las estrellas en las noches despejadas. Intrigada por la personalidad y el sentido del humor del señor Livingstone, Agnes decide aceptar la oferta de convertirse en ayudante del librero mientras continúa su búsqueda de trabajo. El té de la tarde en el rincón de los románticos, las visitas de Mr. Magoo, las conversaciones con la bella editora de Edward, las cenas junto a la chimenea del Darkness and Shadow y la buena lectura convencerán a Agnes de que la felicidad está en los pequeños detalles cotidianos. Pero aunque Moonlight Books podría parecer un oasis de paz en el acelerado Londres, las extrañas campanillas de su puerta daran paso a los sucesos más inesperados: una noche de tormenta, el inspector John Lockwood.

Qué difícil es escribir una reseña sobre un libro del que quieres resaltar absolutamente todo, pero que sabes que no debes ni puedes hacerlo. En esa tesitura me hallo, y me he puesto a escribir sin saber lo que va salir al final. Que sea lo que los Inklings, en su sabiduría, quieran.

Creo que nunca lo he dicho, pero antes de abrir Netherfield, jamás había leído un libro autopublicado. No por nada, simplemente es un mundo al que no me había acercado con anterioridad; en él me he llevado muy buenas sorpresas, y otras no tan buenas que han sido evidentes en mis reseñas. Creo que el segundo que leí, un par de meses después de comenzar la andadura bloguera, fue Cuéntame una noctalia, de una tal Serendipia que nos seguía casi desde el principio. Al entrar en su blog vi que tenía varios libros autoeditados, y como los libros que reseñaba eran muy "yo", quise saber cómo escribía empezando por el primero, que yo soy mucho de leer en orden. A la vista quedó ya lo mucho, muchísimo, que conecté con el mundo literario de Mónica Gutiérrez, la cabecita pensante detrás de Serendipia. Después vinieron Un hotel en ninguna parte, también autopublicado, y la publicación tan merecida con la editorial Roca de El noviembre de Kate

Es decir, que he leído y reseñado todas sus novelas, y me pasa con ellas lo que me pasa con muy pocos escritores contemporáneos: que sé que lo que escriba me va a gustar. Es de esas autoras que lees con confianza, sabiendo que vas a abrir las páginas y vas a disfrutar de lo que encierran, del mundo que crean, del modo en que lo cuentan y de la encantadora particularidad de sus personajes.

Conocimos La librería del señor Livingstone en un relato incluido dentro de la antología La librería a la vuelta de la esquina, y pedía a gritos una continuación a lo grande. La base estaba perfectamente asentada... era, en realidad, tan perfecta, que la autora incluso traslada a esta novela algunas frases o párrafos de la descripción que en su día hizo de esta particular librería. A partir de ahí, comenzamos con la nueva trama, que tiene muchas de las características que identifican la literatura de Mónica, ese particular microcosmos donde ella hace grandes sus historias: una mujer protagonista (Agnes Martí) un tanto perdida que intenta encontrar su lugar en el mundo, ese lugar que le sirva como refugio en la tormenta de su inseguridad y que le proporcione la tranquilidad y magia necesarias para comenzar a ver caminos que antes no veía (la librería); un personaje más mayor, inteligente, agudo, sabio, observador y protector que le dará la mano y le ayudará a sentirse protegida y a dar los pasos que necesita (sí, sí, usted, señor Livingstone, que de cascarrabias no tiene nada, es achuchable y tiene sonrisas que derriten los polos); un interés amoroso guapo, grandullón y de ojos intensos y parlanchines que derriba murallas invisibles y descifra el hechizo que esconde nuestra protagonista (Lockwood); un niño que tiene más sentido común que muchos adultos y que, no sé cómo lo hace, nunca jamás es repelente si no todo lo contrario (Oliver Twist); y una ristra de personajes secundarios que son para llevártelos todos a tu casa y hacerles litros y litros de té sin descanso para que no se vayan jamás.


Mónica coge todos estos elementos y en cada una de sus novelas los conjuga, los malea, los adapta, los perfecciona, pone por aquí, quita por allá... y al final te cuenta una historia con una personalidad totalmente propia e independiente en la que reconoces a la autora en cada una de sus páginas, y al mismo tiempo estás en territorio inexplorado. Todo esto lo consigue siempre gracias a la construcción que hace de los personajes y a la ambientación, a la cotidianidad de sus vidas y a cómo sabe hacerlas fascinantes, a unos diálogos que me han hecho soltar carcajadas en algunos momentos, a esos earl grey, bizcochos y pastas que todo lo solucionan, a la nieve, a la lluvia, a esos noviembres llenos de encanto que creo que pocas personas sabemos valorar como se merecen, a la Navidad, y además, en esta librería del señor Livingstone, a un homenaje... o a varios homenajes, en realidad.

En estas páginas hay tanto amor por tantas cosas que los homenajes son constantes: a Londres y a todos los tesoros que esconde; a la campiña inglesa, esa que no te cansas de mirar cuando la tienes delante, y a la singularidad de sus gentes; a la arqueología bien entendida, no la que puebla nuestras mentes rebosantes de Indiana Jones; a las librerías especiales, esas que nos aislan del mundanal y detestable ruido que es la vida más allá de sus puertas; a los libros, porque esta novela desborda pasión por la literatura que su autora adora... y sobre todo creo que es un homenaje al amor que la autora siente por todas y cada una de estas cosas. Quizás me equivoco, pero creo que Mónica ha escrito, aunque pueda no parecerlo, un libro muy personal. Leerlo es hacer un recorrido por su pasión por la esencia más british y por la literatura que le corre por las venas. Hay escenas, como la del Jubilee, que lo dicen todo; solo hay que sentarse a tomar un té en esas páginas para conocer cómo concibe la autora la literatura: la que lee y la que escribe. 

Confieso que me he muerto del gusto con cada alusión literaria... me he propuesto sacar de la estantería en una relectura todos y cada uno de los libros que se nombran y hacerles una foto, porque rondarán el 75%. Y los que no, apuntados están ya. Me quedo con las ganas de destacar muchas de las alusiones en cuanto a novelas, citas, autores, nombres de personajes... pero esto ya me está quedando larguísimo. Tendréis que leerlo para descubrirlas :)

Mónica tiene algo que no todos los autores tienen: personalidad en su estilo narrativo, buen gusto y elegancia en la narración, mucho (muchísimo) talento para los diálogos y una capacidad sorprendente para hacer que el lector se vea inmerso casi sin pensarlo en los mundos que ella crea: terrenales y realistas al aferrarse a situaciones cotidianas, pero siempre con un pie en Nunca Jamás. Y además estoy segura de algo: que esos mundos son infinitos y puede escribir sobre lo que ella quiera y le apetezca porque lo hará bien, así que las expectativas sobre lo que vendrá son de frotarse las manos.

He intentado no destriparos nada y aun así hablaros de todo lo que contiene este libro. De ahí lo difícil que comentaba al principio. Os podría hablar de las similitudes que he encontrado en esta novela con mis estancias y paseos por Londres; de lo identificadísima que me he sentido en muchas cosas; de cómo Agnes, igual que ya me pasó con Kate, tiene pedazos de mí; de lo mucho que me reí al leer las reticencias de Agnes a sentarse en el Jubilee del Fortnum & Mason, porque yo sigo luchando contra esas miradas escrutadoras y no he conseguido sentarme todavía; de que yo siempre que voy a Londres, siempre, me alojo donde Agnes vive porque adoro aquella zona; de que me he visto transportada al Londres que adoro y que visito cada vez que puedo... pero me saldría de tema. 

En definitiva, que leyendo me he sentido como en casa. Adoro los clásicos, los libros ilustrados, Londres, Inglaterra, la campiña, los cottages, las librerías, las series de televisión y las películas, los tés en tazas bonitas, los bizcochos con crema, Fortnum & Mason, el British Museum, la estación de St. Pancras, las ruinas medievales, los paseos bajo la nieve, la arqueología, Oxford, los remansos de paz en rincones y sillones rodeados de libros... y los libreros gruñones encantadores, las editoras idealistas, los escritores residentes, las buenas personas y las señoras mayores con pelo color violeta que leen todo lo que les pongan por delante y sueñan con pillar cacho con un highlander. Así que por todo esto perdono las malévolas frases dirigidas a Henry James (¡será posible!) y que se nombre siempre a Arwen de El señor de los anillos cuando la que mola, obviamente, es Éowyn (esta elección es el único defecto aparente del heredero de Isildur... jajaja).

En serio, que me ha encantado. Cuesta desprenderse de la magia y la sonrisa cuando cierras el libro. Ahí se queda, como un copo de nieve sobre la punta de la nariz que no llega a derretirse. Seguro que el señor Livingstone encontraría la cita apropiada de Shakespeare para cerrar la reseña, pero yo la cierro con una cita suya: Encontrará su camino, Agnes. Lo tiene bajo sus pies.


Mónica Gutiérrez nació y vive en Barcelona. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB) e Historia por la Universitat de Barcelona (UB). Apasionada lectora, escribe novela, relatos y poesía. En la actualidad compagina la escritura de ficción con la docencia y suele charlar de literatura con buenos amigos en su blog de autora, Serendipia.

Debutó en el mundo de la publicación con Cuéntame una noctalia, y las buenas críticas de Un hotel en ninguna parte, su segunda novela, han mantenido a la autora durante más de un año en la lista de los más vendidos. En 2016 publicó con la editorial Roca El noviembre de Kate.

domingo, 26 de noviembre de 2017

DICIEMBRE ::: MES DE LA NOVELA CLÁSICA

Casi hemos entrado en el último mes del año (¡ya!) y, por tanto, turno de la NOVELA CLÁSICA en los meses temáticos que Laky organiza mensualmente (si me lo propongo puedo poner más veces "mes" y derivados. Qué don de la palabra... :S)

El caso es que a este mes no podemos faltar, sería sacrilegio y pecado mortal. Podéis leer las bases AQUÍ. Para el mes se utiliza un baremo muy sencillo, que es el de considerar clásico toda aquella obra publicada por primera vez antes de 1950.

A ver si nos portamos igual de bien que en el mes de noviembre, que hemos reseñado (o estamos a punto de hacerlo) cinco libros encuadrados dentro del género que toca.

¿Os animáis a leer un clásico este último mes del año? ¿Os apuntáis? ¡Felices lecturas a todos!

viernes, 24 de noviembre de 2017

RESEÑA (by MB) ::: MIL VIAJES A ÍTACA - Ana Capsir Brasas





Título original: Mil viajes a Ítaca: una visión personal sobre Grecia 
Autora: Ana Capsir Brasas 
Editorial: Casiopea
Páginas: 439
Fecha de publicación: junio 2017
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 20 euros 
Diseño de cubierta: MarianaEguaras.com
Pocos destinos provocan tantas sensaciones como Grecia. La Grecia de la literatura, contada por autores como Gerald Durrell o Henry Miller. La Grecia del pensamiento, de la filosofía… La Grecia clásica, y también la Grecia cotidiana, protagonizada por el Mediterráneo, la luz del sol, los pozos blancos, las olivas, el ouzo, las playas recoletas. La Grecia mitológica que nos lleva a viajar al laberinto del Minotauro y a la bella Ariadna, la Grecia intemporal, en la que la vida transcurre a un ritmo que parece detenido.

En palabras de la autora: Este es un relato de un viaje nostálgico. Con la pura esencia griega de los “nostos” las aventuras de un retorno marítimo en una nave no totalmente física sino también del espíritu y del crecimiento interior, la transformación antes de volver a casa.

Como en la Odisea, el que partió y el que llegó tras sucesivos naufragios y desembarcos en orillas desconocidas, no es el mismo.

Mil viajes a Ítaca es el canto de sirena que durante 25 años ha interpretado Ana Capsir en sus mil viajes de ida y vuelta por las islas griegas. Todos sus cánticos son la plasmación de sus recuerdos, remembranzas y sentimientos que, regados por el sol y el mar griegos, le hacen sentir una nostalgia infinita... esa sensación de pérdida que sentimos cuando abandonamos un lugar amado.

Así, vemos y percibimos en cada relato todo el amor que siente por esas islas, esa curiosidad infinita que le hace percibir todos los detalles y las distintas luces que bañan esas tierras (luces de la mañana, los atardeceres, el sol radiante)... Todo nos lo describe con un lenguaje tecnicolor y los diferentes azules y blancos que representan a Grecia impregnan su narración, pero estos relatos no son solo descripciones de paisajes y retratos detallados de lugares, sino que, a cada uno ellos, Ana Capsir le añade todos los sentimientos que han posibilitado y facilitado el amor que siente por esas islas.

Veinticinco años son muchos años recorriendo y descubriendo lugares y sitios (algunos con mayor o menor suerte) donde para bien, o no tanto, el turismo ha influenciado en sus gentes y remodelado las costumbres y su manera de enfrentarse a sus vidas. La autora, con sus ojos curiosos, participa de esta evolución: de alguna manera nos cuenta cómo algunas gentes se sienten invadidas y se vuelven hurañas y, sin embargo, con las mejores de sus sonrisas, otras intentan atraer o atrapar a esa marabunta  moderna cargada de monedas que representan esperanza para algunos y desesperanza para otros. 

Ana Capsir, a través de sus conversaciones con las diferentes gentes en las distintas islas, observa, ve y sobre todo siente todas esas impresiones, pues 25 años son muchos años para no dejarse llevar por algún tipo de sentimiento. En este caso se percibe su amor por todas las islas, incluso las que a priori parecen más antipáticas, y al final, de su relato sientes la empatía que la autora ha experimentado por esas personas, compartiendo con ellas sus argumentos y, de alguna manera, justificando sus actuaciones.

También es verdad que, cuando nos acunamos en el sentimiento y la nostalgia, nuestras remembranzas siempre son percibidas de la manera más positiva: aquella comida me supo mejor, el azul era más azul, el sol brillaba más esplendoroso... se potencian los sentimientos y los recuerdos a todos los niveles, y esto es lo que se percibe en todos los relatos. En cada uno de ellos vemos plasmados esos recuerdos, que se retroalimentan de sentimientos y sensaciones. Si los calamares de antaño no se saborean igual que los de ahora tal vez sea porque los que comí hace años los cocinaba mi madre, y entre todos los ingredientes hay uno que es insustituible e imposible de encapsular y comercializar: su amor. Pero, siendo un poco pragmática, creo que los sabores de ahora y los de antes no son tan distintos, si no que simplemente los recuerdos que acompañan a esos platos, si son buenos, los potencian y los enriquecen.

Al igual que con los sabores, se percibe en sus relatos cómo las diferentes islas han ido adaptándose a los tiempos, y cómo la autora ha percibido, unas veces para bien y otras no tanto, esta evolución natural y eterna que es el paso del tiempo, y que solo a través de la nostalgia, con su apego intrínseco, de alguna manera queremos detener.

Mil viajes a Ítaca son los viajes que Ana Capsir realiza a sus recuerdos, en este caso los fabricados en sus viajes a la islas griegas. Con un lenguaje poético, nos los describe un tanto inconexos (al igual que sucede con los recuerdos, el subconsciente parece que los aflora caprichosamente). Así, en la compilación que hace de todos ellos no hay un hilo cronológico; podemos pasar de una década a otra guiados simplemente a través de los recuerdos que le surgen a la autora. También vemos que no hay una planificación de los viajes, pues estos se describen de igual manera que sus recuerdos: aleatoriamente.

Por esta razón, con los primeros relatos puedes sentirte un poco perdido, pues crees que solo estás leyendo un libro de viajes donde vas a encontrar una fecha, un lugar o un restaurante. Pero, conforme te vas adaptando a la lectura y empiezas a empatizar con la autora, ves que además de invitarte a sus viajes, te hace partícipe de todas sus experiencias, de sus impresiones, de los lugares y las gentes que calaron en su vida, haciéndole peregrinar por todas las islas hasta llegar a su Ítaca particular, su casa en Evgiros, para así poder enraizarse con todo lo anterior y posibilitar la fabricación de nuevas remembranzas y nuevos recuerdos.

Realmente es un libro muy curioso y lleno de detalles donde la autora, además de relatarnos sus viajes describiendo gentes y lugares, te abre su corazón y comparte con los lectores sus experiencias enriquecidas de sabores, sensaciones y sentimientos.


Ana Capsir Brasas, nacida en Valencia en 1959. Bióloga y Patrona de Altura de la Marina Mercante. Tras 7 años en el CSIC, trabajando en bioquímica vegetal, dio un giro para dedicarse al mundo del chárter, la enseñanza y los servicios náuticos de forma profesional. 
Participó en "Al filo de lo imposible" a bordo de su propio velero, "La Maga Azul". Colabora con revistas náuticas y con el Huffington Post. Desde 2010 escribe en su blog, “Navegando por Grecia”, donde vuelca sus vivencias en el país que le ha atrapado en los últimos 25 años. 
En este, su primer libro, se adentra en sus sensaciones con un estilo intimista.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

RESEÑA (by MH) ::: UN MISTERIO DE ALTOS VUELOS - Kerry Greenwood



Título original: Flying too high
Autora: Kerry Greenwood 
Editorial: Siruela (colección Nuevos Tiempos)
Traducción: Esther Cruz Santaella
Páginas: 224
Fecha de publicación original: 1990
Fecha esta edición: mayo 2017
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 17,95 euros
Ilustración de cubierta: Beth Norling

 
Sin perder ni un ápice de su inimitable estilo, la siempre intrépida y sugerente Phryne Fisher vuela aún más alto en esta segunda entrega. Encantada con su nuevo papel de investigadora privada, Phryne hará lo imposible por desbaratar los planes de unos siniestros secuestradores o por evitar las consecuencias de un tenso enfrentamiento familiar, todo mientras planifica su intensa vida amorosa o invita a cenar a una amiga en el lujoso hotel Windsor, por supuesto. Ya sea conduciendo a toda velocidad su Hispano-Suiza rojo, refutando los cargos por homicidio que pesan sobre uno de sus clientes, pilotando un biplano Tiger Moth o simplemente decidiendo qué ponerse para salir, las encantadoras excentricidades de la más clásica y moderna de las heroínas cautivarán de nuevo a su legión de incondicionales admiradores.

La nueva aventura de la detective más sofisticada de los años veinte que ha conquistado a los lectores de medio mundo. Como sacada de una novela de Agatha Christie y con un vestuario que haría palidecer a la mismísima Coco Chanel, Phryne Fisher es exactamente lo que cabría esperar de ella: la detective más inolvidable de los felices años veinte.

«Miss Fisher siempre consigue ser ella misma y tiene el talento de disfrutarlo cada segundo, logrando que nos quedemos boquiabiertos con su elegante e independiente manera de hacerlo».
Cosmopolitan Australia

Allá por el mes de marzo os traje la primera novela protagonizada por la honorable Phryne Fisher, Una detective inesperada, y que como su propio nombre indica, contaba los primeros pinitos de Phryne como detective privado, siendo la ambientación en la australiana ciudad de Melbourne de los años 20 lo que la diferenciaba de otras series o sagas de este estilo... bueno, eso y la personalidad de su protagonista, poco habitual para la época en la que se desarrollan estas novelas.

Hoy os traigo la segunda parte de la serie, Un misterio de altos vuelos, publicada por Siruela hace unos meses. Antes de entrar en materia sobre los casos que se le presentan a Phryne en esta novela, lo primordial es conocerla a ella, así que voy a hacer algo que no me gusta hacer pero es que no quiero repetirme. Os cito mi descripción del personaje en Una detective inesperada y, una vez recordada cómo es Phryne, comenzamos :)
La premisa era sencilla: una adinerada y glamourosa (muy glamourosa) dama de la alta sociedad de Melbourne se reconvertía en detective, al tiempo que se nos mostraba cómo era la Australia de finales de los años 20 de la mano de una mujer muy poco convencional (y muy adelantada) para su época [...] define muy bien ante qué tipo de personaje estamos: aventurera, inquieta, valiente, hace lo que quiere cuando quiere, inteligente, muy incisiva, intuitiva e independiente, y no hay nada que se le ponga por delante a lo que no encuentre manera de sortear y enfrentarse.
Ambientada en 1928, en esta novela Phryne ya ha decidido dedicarse oficial y profesionalmente a ser detective privado. Sus clientes quedan siempre satisfechos y la recomiendan, con lo que no hacen más que entrarle nuevos casos. Dos serán los misterios que tenga que resolver en estas páginas. Por un lado, una mujer contrata a Phryne porque teme que su marido muera a manos del hijo de ambos. Este hijo, Bill, es piloto y tiene una escuela para aprender a volar, pero las cosas no marchan bien, necesita dinero y su padre se niega a dárselo. A Phryne, que también pilota y además es una experta (por si no os habíais dado cuenta, no hay nada que se le resista), le apasiona el tema.

El otro misterio le surge precisamente al aceptar el caso anterior. Una niña de 6 años, Candida, hija de un piloto ganador de la lotería pocos meses antes, ha sido secuestrada. Al principio este caso ocupa muy pocas páginas en comparación con el caso principal, pero sabes que de un modo u otro es importante y que pronto cobrará el protagonismo que merece, cosa que sucede hacia la mitad del libro. Nada más allá de esto puedo decir sobre ninguno de los dos casos, salvo que Phryne es quien lleva el peso absoluto de las investigaciones. La policía no pinta nada en estas tramas.

Las historias de Phryne siempre alternan la parte detectivesca con una parte más personal. En este libro deja de vivir en el hotel en el que residía desde la primera novela para mudarse a una casa, elegida por el único motivo de que ocupa el número 221 en su calle correspondiente (al que ella añade una B, para quien guste de los guiños Holmesianos); también contrata al matrimonio Butler para los puestos de mayordomo y ama de llaves/cocinera, y tenemos por supuesto al amante (o amantes) que no falta(n) en cada una de sus historias (Phryne Fisher es lo que podría llamarse muy promiscua y liberal para la época, y hombre atractivo que se le pone por delante, ocupante para su cama asegurado). 

Esta reseña me va a salir (de verdad de la buena) bastante más cortita de lo habitual (¡por fin!, diréis vosotros xD) porque las aventuras detectivescas de Phryne Fisher no dan para desmenuzar ni profundizar mucho. Son novelas ligeras que se leen rápido y fácil, ideales para intercalar con lecturas más sesudas o que requieren más esfuerzo por parte del lector. Son muy blancas, y en estilo se acercan mucho más a las novelas de la Golden Age, época en la que precisamente se ambienta la historia, que a una novela de misterio contemporánea. Quien busque algo tipo thriller o novela negra, que ni lo intente. Y un aspecto a tener en cuenta es que la autora hace recaer gran parte de la fuerza narrativa en la arrolladora personalidad de su protagonista: si Phryne te cae bien, te gustarán los libros. Si no congenias con ella y la ves un poco demasié, no sé yo...

Tal y como comentaba antes, sobre los casos que tiene que investigar no se puede (ni debe) hablar mucho si no se quiere destripar más de la cuenta, y en un libro de este tipo hacer eso es pecado mortal. Sí que tengo que resaltar que, para enriquecer la narración, Greeenwood nunca deja pasar la oportunidad de meter pinceladas de la vida social de los años 20 en Melbourne; en este caso es el ambiente bohemio artístico el que tiene mucho protagonismo, y poco tiene que envidiar al parisino de la Belle Époque.

Una curiosidad para los que hemos visto la serie de TV basada en estas novelas. A no ser que me falle mucho la memoria, este libro no fue adaptado en la serie; se lo saltaron y el segundo capítulo realmente correspondía al tercer libro (y tampoco lo adaptaron más adelante en ninguna de las tres temporadas). Otra curiosidad: Jack Robinson protagoniza una pírrica escena en toda la historia... ¡una! Estoy sufriendo mucho por su escasa presencia en los libros. Jack, ¿dónde estás? ¿Cuándo empiezas a ser protagonista? ¿O no lo eres nunca y se lo han inventado todo en la serie? Vivo sin vivir en mí :((

Termino. Esta segunda novela de la serie es de momento la última publicada por Siruela. Cruzo los dedos para ver prontito anunciado Murder on the Ballarat train y que la edición de esta serie de libros (que aunque parezcan actuales realmente comenzaron a publicarse a finales de los 80-principios de los 90) no se quede en el mero intento, que ya sabéis que se me da genial pedir ediciones, traducciones... es un don :)

Kerry Greenwood (Footscray, Melbourne, 1954) ha escrito veintisiete novelas. Además de las aventuras de la saga de Phryne Fisher, adaptada con gran éxito a la pequeña pantalla, ha publicado libros para adolescentes y es autora de la serie Delphic Women.

Cuando no está escribiendo, ejerce como abogada en la Comisión de Ayuda Legal de Australia.