Título original: The accident season
Autora: Moïra Fowley-Doyle
Editorial: Océano Gran Travesía
Traducción: Karina Simpson
Páginas: 285
Fecha esta edición: 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 15,95 eurosDiseño e imagen de cubierta: Jorge Garnica / La Geometría Secreta
Durante la temporada de los accidentes los huesos se rompen, la piel se
desgarra y las contusiones brotan como frutos violentos de una semilla
desconocida.
Cada año, a finales de octubre, y después de la muerte de varios de sus
parientes, la familia de Cara se vuelve inexplicablemente propensa a los
accidentes. A pesar de que guardan bajo llave los cuchillos, acolchan
los bordes afilados de las mesas y desconectan los aparatos eléctricos,
los incidentes los persiguen dondequiera que vayan. La temporada de los
accidentes se convierte en un temor obsesivo y creciente. Poco a poco
Cara descubrirá que no todas las cicatrices provocadas por la temporada
de los accidentes son físicas, y que sus orígenes más oscuros se hallan
relacionados con los secretos ocultos de cada uno de los miembros de su
familia.
Esta noche se celebra Halloween, y nos falta para el reto genérico uno de temática juvenil, así que ha llegado el turno de reseñar La temporada de los accidentes, leído hace ya... no sé, dos o tres meses, pero que por unas cosas u otras todavía no os había traído por aquí, y coincide que conjuga ambas cosas.
Con este libro me ha pasado algo muy curioso. Me puedo tirar años sin leer una novela clasificada como juvenil, pero esta la quería, LA QUERÍA, incluso desde antes de que fuese publicada en España. Sigo preguntándome por qué, pero así fue, y estuve totalmente pendiente hasta que por fin la editorial Océano la publicó en castellano con esa portada preciosísima que veis arriba (mucho más bonita incluso que la original). Y la compré nada más verla en la librería. Luego, como tantos otros libros en mi estantería, se ha tirado esperando un montón de meses para ser leído.
Se acerca octubre, y eso en la familia de Cara significa accidentes inexplicables. Desde hace años, cuando llega este mes, deben esconder cuchillos y objetos afilados, mirar muy bien donde pisan, proteger esquinas y conducirse por la vida con mucho, muchísimo más cuidado de lo normal. Estos accidentes pueden no tener más consecuencias que magulladuras o cortes, algún brazo roto, algún "casi" ahogamiento... o, en los peores años, pueden significar la muerte de alguien. Y este octubre parece que va a ser de los peores. Cara, junto a su madre y su hermana Alice, su mejor amiga Bea, y Sam, que vive con ellas desde que su padre abandonó a la madre de Cara, lo tienen asumido y viven con ello. Pero este año es diferente porque además entra en escena Elsie, una amiga de la infancia de Cara que ha desaparecido en el instituto, nadie parece saber quién es ni recordar su aspecto, pero está más presente que nunca en la vida de nuestra protagonista. Y así conforme se acerca la noche de Halloween, último día del mes de los accidentes, empezarán a salir a la luz secretos que puede que les hagan comprender algunas cosas que han permanecido ocultas y silenciadas en el tiempo.
Debo empezar diciendo que la lectura me ha sorprendido sobre todo en su último tercio: se vuelve muy... no voy a decir confusa, porque no es la palabra (¿o sí?), pero sí muy metafórica, simbólica, y quien busque una lectura ligera debería pensarse dos veces leer este libro. No es que esperase una lectura fácil, no quiero que nadie me malinterprete, pero sí que es verdad que creo que este libro no es para todo el mundo, y de hecho estoy casi segura de que tiene que haber decepcionado o confundido a algunos lectores que buscasen algo más sencillo o pensasen que se iban a encontrar otro tipo de historia. Según tengo entendido, muchos lo han dejado porque no eran capaces de seguir el hilo, se perdían y desconectaban, y es que con esta historia hay que tener paciencia... seguir el paso que marca. No te lo pone fácil.
El caso es que empieza con una historia normal, con problemas de adolescentes unidos al elemento anormal que suponen estos accidentes inexplicables... pero se llega a un punto en la narración, a partir del último tercio, que no es lo que te cuenta, sino cómo te lo cuenta, donde la autora hace el quiebro. Ahí es donde empieza a complicarse la estructura de la novela y donde creo que se desmarca de lo que esperas en un principio de ella. Y ya te puede gustar o no. Puedes comulgar con ello o no. Puedes comprenderlo o no. A mí sí me ha gustado, pero no os voy a mentir, esa parte hay que leerla despacio, con cuidado, incluso releer algunos párrafos para captar exactamente lo que la autora te quiere decir. Y creo que precisamente eso es lo que ha hecho que disfrutase de la lectura: que no me lo esperaba. No me esperaba esa dificultad, que la autora me pusiera a trabajar.
Así que tenemos dos vertientes en la historia: la que tiene una temática claramente del género, con adolescentes, sus problemas, sus miedos, sus primeros amores, relaciones prohibidas, e incluso se toca el tema de los malos tratos y las actitudes tóxicas dentro de una relación, ya sea por parte de uno de sus componentes o de ambos... y luego está la otra parte, mi favorita, la que da nombre al título, la que me llamaba con campanillas: el mes de los accidentes, los sucesos paranormales, las cosas inexplicables que les ocurren y que empeoran en la última semana del mes conforme se acerca la noche de Halloween, a lo que hay que sumar la inexplicable desaparición de Elsie, esa amiga de la infancia que pasa desapercibida para todo el mundo pero que parece estar siempre donde Cara está... ¿La temporada de los accidentes es real, les ocurren realmente todas esas cosas, o hay algo más? ¿Y ese algo es sobrenatural, humano, o ambas cosas al mismo tiempo?
Esta historia es más oscura de lo que pueda parecer en un principio, muy peculiar, con tintes sobrenaturales y una atmósfera evocadora que, en su última parte, hacen que no sea una lectura fácil. Narrada en primera persona por Cara (alternando capítulos en flashback donde se nos narran accidentes ocurridos en el pasado durante esta temporada fatal), la pluma de esta autora me ha sorprendido por lo cuidada que está cuando la cosa se pone complicada, y por mucho que se enrede todo, por mucho que se complique la narración y todo lo que rodea a esta familia, se llega a un final donde se cierran todos los frentes.
Uno de los aspectos que más me llamaban del libro era su ambientación en Irlanda, y más concretamente en el condado de Galway. La fina línea entre lo mágico y lo real, lo tangente y lo del más allá, se difumina en esa tierra, allí todo es posible, y creo que la autora plasma muy bien esa atmósfera. En varias ocasiones nos lleva a la propia ciudad de Galway, y yo, que he estado allí, cerraba los ojos y me veía, sentía el ambiente. Es un condado que intensifica las sensaciones, las espabila, sientes que todo es diferente... seguramente hay duendes, hadas y brujas haciendo todavía de las suyas por allí, estoy convencidísima xD. Quizás hay que amar mucho Irlanda, sus raíces, su historia, sus particularidades, para saborear bien esta novela, no lo sé. Y yo, creo que queda claro, adoro Irlanda.
Lo he reiterado a lo largo de la reseña y lo repito: no creo que sea una lectura para recomendar a la ligera. Es una historia que se sale un poco de lo habitual, que pelea por ser diferente, por desmarcarse de los estándares del género. Y lo consigue. No es un novelón, pero tiene algo que la hace muy diferente... siguen rondándome algunas partes del libro y, como digo al principio, hace ya unos meses que terminé la lectura. Y eso para mí es una muy buena señal.
Moïra Fowley-Doyle es mitad francesa, mitad irlandesa, y vive en Dublín con su marido, sus hijas y su gato. A la mitad francesa de Moïra le gusta el vino tinto y los libros oscuros en los que todo el mundo muere. A su mitad irlandesa le gustan el té y los finales felices.
Moïra pasó varios años en la universidad estudiando los vampiros en la literatura juvenil antes de que ella misma comenzara a escribir ficción juvenil en la que no aparecieran vampiros de ninguna clase. Compuso su primera historia con ocho años de edad cuando le dijeron que si escribía un cuento sobre las arañas no tendría miedo de ellas nunca más. Moïra todavía teme a las arañas, pero nunca ha dejado de escribir.
La temporada de los accidentes es su primera novela.