Ilustración de la cubierta e interiores: Quentin Blake
Mientras ella estaba allí sentada, fumando su maloliente puro y charlando, yo no dejaba de mirarle la mano a la que le faltaba el pulgar. No podía remediarlo. Me fascinaba y no paraba de preguntarme qué cosas espantosas le habían sucedido aquella vez que se encontró a una bruja. Tenía que haber sido algo verdaderamente espeluznante y aterrador, porque, de lo contrario, me lo habría contado. Puede que le hubieran retorcido el pulgar hasta arrancárselo. O quizá le habían obligado a meter el dedo por el pitorro de una cafetera hirviendo hasta que se le coció. ¿O se lo arrancaron de la mano como se hace con una muela? No podía evitar intentar adivinarlo.
Encantador, ¿verdad? No sé yo cómo le hubiese ido a Dahl en nuestra sociedad de hoy en día, porque le hubiesen censurado la mitad de sus libros. Afortunadamente en su sociedad eso no ocurrió y por eso podemos disfrutar de historias tan fantásticas como esta. Acompañamos al protagonista en sus aventuras, nos mordemos las uñas pensando si conseguirá acabar con esas malvadas brujas que han encontrado la receta para matar a todos los niños del mundo, pero sobre todo Las brujas es un canto a la relación inquebrantable entre este niño y su abuela, y a aceptar y querer a las personas tal y como son, más allá de su apariencia y sus diferencias. Y aun mandando este mensaje tan bonito que todo niño debe aprender desde bien pequeño, Dahl se olvida de moñadas y sensiblerías y deja claro otro mensaje complementario: que sí, que así es como debería ser, pero que en este mundo hay de todo y también te podrás encontrar a gente que no te acepte y no te quiera tal y como eres aunque se suponga que debe hacerlo. Que no todo es color de rosa. Que ojalá sí, pero que no hay que bajar la guardia. Dahl forma parte de ese grupo de autores clásicos (o clásicos modernos) de literatura infantil que jamás subestimó a sus lectores ni los tomó por tontos, y para muestra un botón.
¿Cómo escribe Dahl? Dahl es un escritor que se hubiese llevado de maravilla con los hermanos Grimm de haber coincidido en la misma época, pero al mismo tiempo sus historias rezuman de ese punto tan personal suyo que derrocha encanto y fascinación. Creo que quienes le hayáis leído alguna vez coincidiréis conmigo en que hace de lo difícil algo fácil, y que conforme lo estás leyendo todo suena tan mágico, tan especial, tan oscuro y tan sencillo que no puedes dejar de pensar en lo difícil que es hacer eso y hacerlo bien. Los niños suenan a niños, los adultos a adultos y las brujas a brujas. Y ante tanta realidad en cuanto a la creación de personajes, no queda otra que dejarse llevar por la magia y la hechicería narrativa y cruzar los dedos para que todo salga bien, incluso cuando no sale bien. La relación entre la abuela y el protagonista es tierna, bonita y creíble, y ver a esa abuela que lo da todo por su nieto, y a ese nieto que no tiene miedo a ser independiente sin perder nunca de vista a su abuela, es maravilloso porque Dahl sabe contárselo al lector sin una pizca de azúcar.
¿Lo recomiendo? Por supuestísimo. Es que si no lo habéis leído ya, no sé qué hacéis con vuestra vida. A Dahl hay que leerlo siempre, llueva o haga sol, te guste o no te guste la piña en la pizza, seas o no de los que comen el chocolate con pan. Siempre.
- Una bruja de verdad siempre lleva guantes, porque no tiene uñas, sino garras finas y curvas, como las de los gatos.
- Una bruja de verdad siempre es calva como un huevo duro.
- Una bruja de verdad, por tanto, siempre lleva peluca, por lo que el cuero cabelludo se le irrita y le pica terriblemente (la llamada erupción de la peluca).
- Una bruja de verdad tiene los agujeros de la nariz más grandes que una persona normal, y el borde del agujero es rosado y ondulado (son para oleeerteeee meeejorrrrr... así que si eres niño, más vale que no te duches mucho: cuanto peor huelas, más difícil les resulta detectarte).
- Una bruja de verdad tiene los ojos extraños y un puntito que cambia y da escalofríos.
- Una bruja de verdad no tiene dedos en los pies, que son cuadrados.
- Y para terminar, una bruja de verdad tiene la saliva azul.
Comenzó a escribir en 1942 cuando, como miembro de la Fuerza Aérea, fue trasladado a Washington. Su primer trabajo publicado, aparecido en la edición del Saturday Evening Post el 1 de agosto de 1942, fue un cuento titulado Pan comido, describiendo su accidente con el Gloster Gladiator. El título original en inglés era «A piece of cake», pero fue cambiado a «Shot down over Libya» (Derribado sobre Libia) a pesar de que el accidente no tuvo nada que ver con la acción enemiga.
Me encantó. El final es increíble, perfecto.
ResponderEliminarUn beso.
Pero qué magnifica reseña, me encana el párrafo final. Pues verás, a mí me pasó como a ti, yo no conocía a Dalh hasta adulta, muy adulta, de hecho gracias a leerle las novelas a mi hijo, fíjate!!
ResponderEliminarHemos leído juntos un montón de novelas de Dahl, Charlie y la fábrica de chocolate, El Superzorro, La jirafa, el pelícano y el mono, La maravillosa medicina de Jorge, El gran gigante bonachón y por supuesto la magnífica Matilda... Pero Las brujas, que lo tenemos en casa, no se atreve a leerlo, empezamos pero me da que le dio miedito... así que igual acabo leyéndolo yo sola, jeje...
Un besazo
Hola, me encanta, soy muy Fan de las brujas!. Este lo leí hace unos años, se lo regalé a la hija de una amiga que le gustó un montón y luego me lo dejó. Tengo que recuperar a este autor, del que sólo he leído este y Matilda. Besinos.
ResponderEliminarYo soy de las que solo de oídas como comentas, no sé, tal vez algún día. la reseña te ha quedado chulísima, me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso
Tengo que revisar si conozco a alguien que encaje en el perfil.
ResponderEliminarHace poco vi la peli, no la nueva sino la clásica. Y me sorprendió esa dureza, que no se andaba con paños calientes. Me gusta Roald por eso, porque pone a los niños sobreaviso, no le oculta los peligros sino que les muestra cómo reconocerlos y evitarlos. Hoy en día los tratan más como si fueran tontos y el mundo fuera un algodón de azúcar. Y eso no es útil ni les ayuda a crecer.
No he leído nada de la literatura infantil de este autor pero La cata y El librero son geniales.
Besos
¡Qué grande Roald Dahl! Y Las brujas en particular! Totalmente de acuerdo en que es una novela juvenil, pero a su manera tan oscura como algunas obras de terror. Dahl no tenía miedo en meter elementos sombríos y terribles en sus historias, en presentar a la gente como torpe, egoísta o malvada, o en mostrarnos niños horribles (de ésos hay un montón en Charlie y la fábrica...).
ResponderEliminarAl final, con Roald Dahl el humor y la bondad nos salvan... pero en medio pasan muchas cosas! Si no molesto, yo también tengo una versión de los hechos: https://libreriadeurgencia.wordpress.com/2020/05/06/las-brujas-roald-dahl/
Yo también conocí a Dahl de adulta, y no empecé por sus libros infantiles sino por sus relatos. Los libros infantiles vinieron luego, con mi hija. Aunque este libro al final lo tuve que terminar yo sola en su momento, que a mi hija empezó a darle un poquito de miedo. Una maravilla total!
ResponderEliminarBesotes!!!
Esos datos de reconocimiento son sin duda de agradecer ;). Esta vez no me animas a pesar de la reseña tan original que has hecho.
ResponderEliminarBesos
Me encantaría leer este libro sin duda es una historia que todos conocemos aunque en mi caso no he visto ni la película
ResponderEliminarBuenas tardes:
ResponderEliminar¡Qué bonita reseña has escrito, MH!
Yo sólo he leído de este autor Charlie y la fabrica de chocolate que, como a ti, me encantó. Apunto este título como importante para el futuro. Sobre lo que comentas de la censura que tendría Roald Dahl en nuestros días, no lo dudes, sería así. Vivimos en una sociedad hipócrita que protege por un lado en exceso y por el otro expone a la ignominia a la sociedad.
Un abrazo y enhorabuena por la estupenda reseña!!
Pues... no, no lo he leído y te confieso que si no fuera porque tu entusiasmo es contagioso ni me lo planteaba.
ResponderEliminarBesos.
¡Hola! Es un libro que leeremos próximamente y le tenemos muchísimas ganas. Nos gustan mucho las historias del autor.
ResponderEliminarBesos
Hola,
ResponderEliminarme ha encantado tu reseña casi tanto como me gustan las brujas pero no sé si me atreveré con este libro; la literatura infantil/juvenil no es lo mío.
Un beso
Yo también le conocí de adulta y tengo que decir que este libro no me entusiasmó. No puedo decir que sea un mal libro, pero no me apasionó tanto como a la mayoría. No nos puede gustar lo mismo a todos...
ResponderEliminar¡Besos!
Sí, señora a Roald Dahl hay que leerlo siempre, amén. Pero es cierto que todos tenemos nuestros títulos favoritos del autor. A mí este me gusta mucho, aunque mis preferidos (por los recuerdos que me traen) siguen siendo "James y el melocotón gigante" y "Matilda". No he visto la nueva adaptación del libro, pero sí que tengo la novela gráfica en casa y mola mil. Besos.
ResponderEliminarEste autor tiene en su haber cuentos archiconocidos, y aunque no leí ninguno, los conozco de oídas, y me gustan, reconozco en ellos imaginación a raudales y mucho encanto. Vi la peli de Las brujas y no me hizo demasiada gracia, creo que el libro me gustaría más.
ResponderEliminarUn beso ;)
No sé, no sé, no termina de llamarme porque no soy muy de la literatura infantil. El año pasado vi la adaptación y menudo desastre de película.
ResponderEliminarGenial la reseña.
ResponderEliminarY Roald Dahl un autor que no hay que perderse.
Un abrazo
Onhhh Dahl.. Me encanta. Adoro todo lo que escribió, su vida,... todo. Este de las brujas es genial y tiene otros tantos maravillosos. Estupenda reseña. Besos
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