Editorial: Duomo
Traducción: Montse Triviño
Páginas: 320
Fecha esta edición: octubre 2023
Encuadernación: rústica con solapas
La tía Mildred ya avisó que nada bueno podía salir de las reuniones navideñas de la familia Melbury en su residencia de campo Flaxmere. Así que cuando un invitado, disfrazado de Santa Claus, descubre a sir Osmond Melbury, el patriarca de la familia, con una bala en la cabeza el día de Navidad, las festividades se sumergen en el caos. Casi todos los presentes pueden beneficiarse de la muerte de sir Osmond, excepto Santa Claus, que ha sido la única persona que parece haber gozado de la oportunidad de disparar. Varios miembros de la familia tienen sus propias sospechas sobre la identidad del asesino, y el jefe de policía de Haulmshire, que los conoce demasiado, desea en poco tiempo entender mejor sus motivos. En medio de la desconfianza, la sospecha y el odio, aparece no uno, sino dos Santa Claus.
El asesinato de Santa Claus, inédita para el lector español, es un misterio clásico en una casa de campo con muchos sospechosos y un buen número de pruebas.
La familia Melbury, junto a un par de invitados, está reunida en Flaxmere, la casa familiar, para pasar las navidades, y tanto los que viven allí habitualmente como los que están de visita tienen sus propios problemas. Sir Osmond, el anciano cabeza de familia, no solo ha dirigido y comandado los matrimonios (pasados y futuros) de sus hijas, sino que dependiendo de las decisiones que tomen mientras él esté vivo, su testamento variará en cantidades y porcentajes. Ya de por sí esto ha marcado y sigue marcando las vidas de varios miembros de esta familia, a lo que se suma la presencia de la eficaz señorita Portisham, secretaria y ama de llaves que se ha hecho tan imprescindible en la casa familiar que algunos piensan que está intentando ascender y ocupar el trono del hogar junto a sir Osmond en calidad de esposa. El caso es que el ambiente está tenso, un tanto alterado... y, como no podía ser menos, el día de Navidad se comete un asesinato. Claro, hay tantos posibles móviles, tantos posibles candidatos a sospechosos, que el coronel Halstock, jefe de policía del condado y amigo de la familia, lo tiene muy complicado para sacar cosas en claro sin molestar demasiado... y la peculiar personalidad de todos estos personajes no ayuda demasiado.
¿Peculiaridad de esta investigación? Pues ante todo y sobre todo, la personalidad de todos los presentes en esa casa durante el asesinato, porque el que no miente, engaña, y el que no engaña, matiza, y el que no matiza, oculta, y el que no oculta, se "olvida", y el que no olvida, desvía la atención hacia otro lado. El pobre Halstock tiene que lidiar con una panda que miente más que habla, que tiene secretos que nada tienen que ver con la muerte pero que no quieren desvelar, que son más tontos que Abundio y no saben ni donde tienen el brazo derecho o que tienen sospechas pero se niegan a creer que son ciertas y ocultan información esencial. Despejar el camino entre tanto obstáculo es una tarea ardua, y para ayudar a Halstock aparece un personaje que ni siquiera estaba en la casa en el momento del crimen, que sabe demasiado y que solo por el modo en que aparece, también hace sospechar al lector.
No os hablo de los personajes porque son muchos y no sirve de nada enumerarlos a todos si no tenéis el libro delante, pero para que os hagáis una idea hay hijos, hijas, nueras, yernos, nietos, pretendientes a una de las hijas, la secretaria, el chófer, otro chófer, el antiguo amor de otra de las hijas, la hermana del dueño de la casa, el ayuda de cámara, un abogado... un montón, como veis, pero no os preocupéis que la autora tiene un don para otorgarle una personalidad muy definida a todos y cada uno de ellos y para darles su trozo del pastel sin que el lector ande como pollo sin cabeza intentando distinguirlos y sin saber cuando está hablando de un yerno o del otro o de una hija o la otra. ¿El escenario del crimen? Un despacho en el que aparece una ventana abierta y un cadáver donde aparecen unos pelos sospechosos, blancos como la nieve y también como la barba del insigne Santa Claus. ¿He adivinado lo que se estaba cociendo? Sí, culpable y móvil, pero esta es de esas novelas donde da bastante igual que anticipes las cosas por dos motivos: uno, que nunca sabes si realmente tendrás razón en tus suposiciones, y en este caso no puedes dar nada por sentado (yo lo adiviné, pero sinceramente creo que la resolución no es fácil ni evidente); dos, que es muy entretenida y disfrutable, te bebes los capítulos y no quieres soltarla, está bien escrita y el lío que se traen los personajes con lo que esconden y lo que cuentan (que muchas veces tiene poco que ver con la verdad) lleva la trama de un lado a otro y te hace que, como lector, no debas perderte ni una coma.
Por cierto, lo de traducir los crackers navideños por petardos veinte mil veces a lo largo de esta novela lo dejo para otro día, que no quiero terminar con una nota negativa (pero vaya, que los crackers son crackers, y como no tienen traducción, y definitivamente NO son petardos, se pone una nota a pie de página y listo, tampoco cuesta tanto... que vaya fobia editorial existe a las notas a pie de página).