Título original: Kathleen
Autor: Christopher Morley
Editorial: Periférica
Traducción: Ángeles de los Santos
Páginas: 118
Fecha de publicación original: 1920
Fecha esta edición: septiembre 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 14 eurosIlustración de cubierta: @Suzanne Meunier/Le Sourire/The Advertising Archives
Aunque esta novela fue escrita en la época del cine mudo, y tiene toda
la gracia de las comedias de enredo de esa época, son fundamentales en
ella los soberbios diálogos de los personajes, entre el sofisticado
toque británico y el desparpajo yanqui.
Un grupo de bromistas, y a la
vez románticos, estudiantes de la Universidad de Oxford (entre ellos un
norteamericano) forman un club literario muy peculiar: se hacen llamar
los Escorpiones. Su próximo reto será escribir una novela sobre
personajes reales, dos nombres descubiertos en una carta encontrada por
azar en una librería: Kathleen será la heroína de la historia y Joe será
el héroe. Pero esto es sólo la primera parte del reto, pues enseguida
comenzará la Gran Aventura Kathleen: conocer a la joven protagonista de
su novela por los medios que haga falta. La búsqueda de la muchacha por
parte del club literario de los Escorpiones está llena de momentos
memorables y divertidísimos. Disfraces, mensajes falsos y, sobre todo,
un encanto atemporal. Risas y sonrisas.
Tal y como sucedía al leer La
librería ambulante, los lectores llegan al final de esta novela un poco
más felices que como la comenzaron.
Me he propuesto ya en serio, de verdad de la buena, ir sacando pendientes, porque hay libros que los compro la misma semana que salen y luego se tiran años muertos del asco en la estantería. Kathleen es uno de esos libros. Salió hace ahora justo un año, así que sí, he tardado mucho, pero teniendo en cuenta que algunas de mis adquisiciones van camino de la pubertad esperando su momento, podría ser peor. Y una vez más, me arrepiento de no haberlo leído antes, porque además esta novela es de las que sabía al cien por cien que la iba a disfrutar aun sin haber leído una sola página.
Ah, antes de entrar en materia, os hago una confesión: estoy preocupada. Mucho. He vuelto a reírme con un libro. ¿Qué me está pasando? ¿El fin del mundo se acerca? ¿Me estoy volviendo una risueña lectora, en contra de mi voluntad? Espero que sea algo pasajero y vuelva por mis fueros, aquellos de "yo jamás me río cuando leo". Tengo una reputación que mantener.
Oxford, 1912. Un grupo de estudiantes ha formado un club literario, y se han propuesto escribir una historia entre todos (uno escribe un capítulo, el siguiente escribe otro a partir de ahí, etc...). Kenneth Forbes es el encargado de escribir ese primer capítulo, y como todos los estudiantes que se precien hemos hecho siempre, a pesar de tener todas las vacaciones de Navidad para hacerlo, la tarde de antes no ha escrito una sola palabra y toca idear algo de correprisas en el último momento. Y la inspiración le llega a Forbes gracias a una carta que encuentra perdida en una librería. Esa carta, escrita por una tal Kathleen, está remitida a Joe, estudiante en el propio Oxford, y además se nombran a otros miembros de la familia como Charlie, Fred, la madre y el padre de Kathleen...
¿Qué hace Kenneth? Usar a estas personas reales para elaborar la historia por entregas del club literario. A los siete restantes miembros les parece estupendo, y durante semanas inventan todo un mundo alrededor de estos personajes, pero Kathleen, la pizpireta Kathleen, prevalece en sus pensamientos hasta el punto de decidir que tienen que conocerla, verla en persona, regalarle la historia que han escrito inspirada por ella e invitarla al baile conmemorativo de las regatas de la Universidad. Cinco de los ocho miembros del club se apuntan al reto. El primero que lo consiga, gana. Se admiten todas las triquiñuelas y estratagemas necesarias mientras no sonrojen demasiado a la dama... y básicamente, que gane el mejor.
Así que os podéis imaginar lo que viene a partir de aquí. Todo vale con tal de ser los primeros en hablar con ella, y una vez llegan a Wolverhampton, localidad donde vive Kathleen, lo primero que hacen es acechar la casa. Cuando ya han visto a Kathleen de lejos y han caído perdidamente enamorados de sus perfectos tobillos y su rostro nacarado, cada uno de ellos empieza a desplegar sus estrategias (cada cual más ingeniosa, rebuscada y divertida) con el fin de ser los primeros en entrar en esa casa y conocerla.
Esta novela, que rebosa humor británico por los cuatro costados, fue escrita por un norteamericano, Christopher Morley (aunque pasó varios años en Oxford y eso se nota de cabo a rabo). Quizás por ello le da el protagonismo principal al único americano de entre todos los valerosos estudiantes que se lanzan a la conquista de Kathleen (de apellido Kent, por cierto). A través del diario de Johnny Blair, becario de Rhodes, asistimos a la caza de esta pobre muchacha, cuyo hogar familiar va a comenzar a ser testigo de los hechos y sucesos más surrealistas que hayan vivido nunca. De vez en cuando se pasa al narrador omnisciente para hacernos también partícipes de algunas de las andanzas del resto de estudiante o del caos que está empezando a invadir el hogar de los Kent, pero es el señor Blair el que se lleva más minutos de gloria.
Como es natural, el punto culminante de la historia se da cuando todos, de una manera u otra, cada uno con una identidad suplantada, empiezan a coincidir en la casa, y os aseguro que me estoy riendo mientras escribo esto y me acuerdo de algunas cosas. No puedo contar mucho más porque entonces os desvelo las maquinaciones que se traen entre manos, y de esas os tendréis que enterar cuando os pongáis con la novela.
No os voy a engañar, es una historia sencilla y amable, sin pretensiones, pero divertidísima, descongestionante y de esas que te dejan muy buen rollo. La prosa es inteligente y elegante, la narración llena de vitalidad, y el ambiente estudiantil de Oxford, muy auténtico. El estilo es muy británico, me repito, no parece escrita por un norteamericano. Morley dedica el libro A la verdadera Kathleen, con mis disculpas, y teniendo en cuenta que él también fue un becario americano en Oxford pocos años antes de escribirla, me da que esta historia tiene más de verídica de lo que pueda parecer en un principio. Pensar que esto, o algo muy parecido, seguramente ocurrió en realidad hace que sea, si cabe, más divertido. Visualizas la escena en esa casa y te ríes, no puedes evitarlo. No cuesta nada imaginar esta historia como una película cómica de enredo o una obra de teatro, y de hecho tengo que mirar si existe alguna adaptación, porque se presta totalmente a ello.
Vamos, que si os gustan las buenas comedias de enredos (a poder ser con regusto británico), si queréis sonreír mientras leéis (y además queréis que esa misma sonrisa permanezca en la boca cuando cerráis el libro), si necesitáis una lectura ligera que os dé un respiro entre novelas con más empaque (y que esa ligereza no tenga nada de tontorrona y sea inteligente), y, en resumidas cuentas, queréis pasar un buen rato leyendo una historia que os dure poquito en las manos y que sea muy divertida y entretenida... pues ya estáis tardando en haceros con Kathleen. Lo agradeceréis.
Christopher Morley (1890-1957) nació en Haverford, Pensilvania, y
estudió en Haverford College, donde su padre trabajaba como profesor de
matemáticas. Posteriormente, se matricularía en la universidad inglesa
de Oxford para estudiar historia moderna durante tres años (época que
contaría en su novela autobiográfica de 1931 John Mistletoe, y, en
parte, en Kathleen). En 1913, de vuelta en Estados Unidos, se instaló en
Nueva York y comenzó a trabajar en la editorial Doubleday. Pocos años
después se convertiría, recorriendo Estados Unidos como columnista y
reportero, en uno de los periodistas más prestigiosos de su época.
Su
primera novela, La librería ambulante (Periférica, 2012), fue publicada
en 1917; en 1919 apareció su continuación, La librería encantada
(Periférica, 2013). En 1939 se hizo mundialmente conocido por su novela
Kitty Foyle, trasladada al cine con Ginger Rogers como protagonista.
Inteligente, lúcido y sofisticado, fue un escritor de éxito y al mismo
tiempo un escritor de culto. Se ha dicho de él, comparándolo con Noel
Coward, que su refinamiento era indudablemente británico. Sutil
humorista, dijo de sí mismo que amaba tanto a Shakespeare como al Conan
Doyle de las aventuras de Sherlock Holmes. Sin embargo, sus dos grandes
maestros fueron compatriotas suyos: Walt Whitman y Mark Twain. El eco de
su obra se encuentra en escritores de distintos países y generaciones:
de Kingsley Amis a Tom Wolfe.
Me encanta este tipo de libros, me lo llevo bien apuntado.
ResponderEliminarBesos
Hola!
ResponderEliminarNo conocía este libro pero tu reseña me ha encantado, por eso tendré muy en cuenta tu recomendación.
Un beso
Me gustan de vez en cuando estos libros que te hacen sonreír mientras lees. Aunque ahora va ser difícil, me lo anoto para no olvidarme de él. Feliz semana!
ResponderEliminarUn beso ;)
Ay pero que mala eres!!! Cómo puedes traerme un libro con tan buena pinta, con una reseña tan entusiasta que hace que quieras ir corriendo a por él, con todo lo que tengo acumulado... ainsss. Ale ya lo he apuntado a ver si lo consigo...
ResponderEliminarUn besazo.
P.D. yo que tú iba al médico a mirarme eso de la risa a ver si va a ser una enfermedad grave. ;), y que conste con no eso no ha sido ningún punto determinante a la hora de decidirme por el libro, jeje...
Veo que el autor sigue en la misma línea... yo sólo he leído de él La librería ambulante y me gustó, a parte de toda ese debate que se puede generar acerca del final (el tema feminista y todo eso).
ResponderEliminarMe gustan las historias que transcurren en el Oxford de antaño ( encuentro que es una ciudad muy literaria)... este fin de semana acabé La juguetería errante cuya acción también se ubica en Oxford del año 1934.
Apuntado queda!!! ;)
¡Sabía que la disfrutarías muchísimo! Es un ejemplo estupendo cuando hablamos de literatura feelgood, y le perdonamos a Morley que sea norteamericano porque toda su formación universitaria transcurrió en Oxford ¡y se le nota a raudales! Ya sabes que me lo pasé en grande con Kathleen, es justo el tipo de comedia que me encanta y además ese principio lluvioso en las habitaciones de los estudiantes es de lo más feelgood del mundo ¡muero de amor!
ResponderEliminarQuerida, lamento comunicarte que tu reputación se ha echado a perder, sí señora. Un besote.
Esta señora de arriba me hizo apuntarlo y puede que lleve un año en la lista aunque no en la estantería. Y mira, con lo grande que es Netherfield, no me parece que hayas tardado tanto, la verdad. Es una historia amable, agrdable de leer y con el cebo de la "creación literaria" de propina.
ResponderEliminarPor supuesto, los deberes de Navidad se hacían el siete de enero por la noche o iban sin hacer.
Besos
Lo tengo en la lista... Gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn beso
Me parece que lo pasaría estupendamente leyéndolo, así es que me lo apunto.
ResponderEliminarUn beso
Hello miss H!
ResponderEliminarYa me has trastocao la economía, las listas, las previsiones ¡Otro a la talega! Y es que tiene una pinta...¡Qué débil soy!
Besotes 💋💋💋
Otro libro qeu no conocía y que tiene una pinta tremenda. Bien apuntado me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues tiene una pinta estupenda. Me la llevo apuntada.
ResponderEliminarEsta vez no es para mi...el tema comedia y yo nos llevamos muy muy mal porque la mayoría de veces soy rara respecto al humor. Ya sé que hay más además del tema que te haga sonreir pero mm, esta vez no me animo.
ResponderEliminarUn beso!
Hay, a mí es que las comedias me pueden. En un principio no me llamaba, pero te has divertido tanto que has conseguido que me picara la curiosidad. Me la apunto^^
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