Título original: The legend of Sleepy Hollow
Autor: Washington Irving
Editorial: Alba
Traducción: Guillermo Lorenzo
Páginas: 88
Fecha publicación original: 1820
Fecha esta edición: junio 2010
Fecha esta edición: junio 2010
Encuadernación: cartoné
Precio: 18 eurosIlustración de cubierta e interiores: Arthur Rackham
Ichabod Crane, un tipo flaco pero glotón, buen bailarín, con ciertas
ambiciones mundanas, es el maestro de la comunidad de Tarrytown, en
Sleepy Hollow (literalmente «Hondonada del Sueño»), un valle a orillas
del Hudson. Su antagonista es Bran Bones, un grandullón grosero, que es
también su rival en el amor de Katrina Van Tassel, hija única de un
acaudalado terrateniente. Ichabod cree alcanzar la gloria el día en que
Van Tassel le invita a una fiesta en su «castillo»... pero lo que no
sabe es que lo que ahí le espera es la condenación. Pues en los bosques
encantados de la «región del sopor» vaga el espectro del Jinete Sin
Cabeza, «un soldado de caballería de Hesse decapitado por una bala de
cañón en alguna batalla sin nombre de la Guerra de la Independencia», e
Ichabold tendrá un encuentro con él que cambiará su destino.
Llena de humor y cordialidad, La leyenda de Sleepy Hollow (1819-1820) es un delicioso relato que no tardó en convertirse en parte del folklore norteamericano y en una pieza de referencia de toda la literatura fantástica. Las clásicas ilustraciones de Arthur Rackham que acompañan esta edición evocan genialmente su encanto, misterio e ironía y fueron en buena parte la inspiración visual para la adaptación cinematográfica que hizo Tim Burton en 1999.
Llena de humor y cordialidad, La leyenda de Sleepy Hollow (1819-1820) es un delicioso relato que no tardó en convertirse en parte del folklore norteamericano y en una pieza de referencia de toda la literatura fantástica. Las clásicas ilustraciones de Arthur Rackham que acompañan esta edición evocan genialmente su encanto, misterio e ironía y fueron en buena parte la inspiración visual para la adaptación cinematográfica que hizo Tim Burton en 1999.
Nada, que esto ha sido visto y no visto. Tanto tiempo anticipando estas lecturas (yo, claro, a vosotros os da igual, como es normal... xD) y llegamos al final de traca: cuatro reseñas en cuatro días de clásicos para estas fechas. He dejado para el final la que sin duda es la más conocida de todas las lecturas que os traigo esta semana de Halloween, no sé si por el relato en sí mismo o por la película de Tim Burton, pero bueno, sea como sea, probablemente sea la única que sonará a todo el mundo en general.
La leyenda de Sleepy Hollow, de Washington Irving, es todo un clásico para estas fechas, lo veréis aparecer en cualquier lista donde se recomienden lecturas temáticas (esas listas de las que yo huyo todo lo que puedo para traeros cosas que no salen en ellas), forma parte casi intrínseca de esta celebración... pero ¿y si os digo que es la que menos inquietante me ha parecido de todas? Ya está aquí MH dando la nota :) Pues sí. Y no me malinterpretéis, este relato me parece (es) una maravilla, una cosa no quita la otra, pero Irving no engaña en ningún momento, y la historia en sí se ve venir tan de lejos desde el principio que sinceramente creo que una historia simpática y algo guasona ha derivado por obra y gracia del cine en algo mucho más tenebroso y tétrico cuando se piensa en ella, una oscuridad que no está presente en la obra original.
Irving nos traslada a Tarrytown, una región portuaria donde existe un paraje retirado, tranquilo y silencioso llamado Sleepy Hollow. Estas tierras, moradas por descendientes de los antiguos pobladores holandeses, parecen estar dominadas por una especie de influjo que hace que sus habitantes sean proclives a creer en hechos raros, sucesos sobrenaturales y leyendas tenebrosas, como la del jinete sin cabeza, el fantasma de un antiguo soldado hessiano que de vez en cuando cabalga por el valle. A este lugar llega Ichabod Crane, larguirucho, flacucho y decidido a ejercer de maestro entre los niños de los alrededores. Ichabod no tiene casa propia, va rotando entre las casas de los padres de sus alumnos, y aunque se apaña, tiene aspiraciones a una buena mesa, una buena casa y, en resumidas cuentas, a vivir cómodamente y bien. Se fija en Katrina van Tassel, hija única de un rico hacendado holandés que además de hermosa recibirá una cuantiosa herencia, así que se propone cortejarla mientras sueña con mesas repletas de platos llenos de comida. Pero tiene un rival en los afectos de la pizpireta Katrina, Abraham van Brunt, un muchachote que no se toma nada bien las atenciones de Ichabod y hará lo que tenga que hacer para que se haga a un lado y deje de aspirar a la mano de Katrina.
Esta es la historia que narra La leyenda de Sleepy Hollow durante el 95% de sus páginas, y sinceramente pienso que la intención de Washington Irving al escribirla fue la de darle un giro de tuerca a la narrativa gótica que tan de moda estaba desde hacía unos años, y contar en clave divertida y mordaz una historia de fantasmas. Por eso sigue algunas de las pautas del género: descripciones exhuberantes, profusas y exhaustivas que ocupan páginas enteras sin descanso; leyendas populares protagonizadas por fenómenos sobrenaturales; paisajes y entornos que, sobre todo por la noche, se tornan tenebrosos e invitan a dejar volar la imaginación y el miedo... todo esto lo tenemos, pero Irving no parece tomárselo muy en serio durante la historia. Su personaje principal, Ichabod Crane, está rodeado de cierta aura simpática, descarada y fresca, y su rival, van Brunt, es el típico brutote que se ve venir de lejos durante toda la historia. Cuando llega ese 5% restante, el de la aparición del jinete sin cabeza, el lector ya sabe lo que hay (o debería saberlo, que no será por falta de pistas), y aun así la narración de esa escena de persecución es simplemente fantástica... pero no es un relato de terror. No dejéis que nadie os diga lo contrario, que luego vienen las decepciones. Y poco más puedo decir si no quiero irme mucho de la lengua.
En definitiva, La leyenda de Sleepy Hollow es un relato que por méritos prop¡os (porque bien lo merece) forma parte del folclore y cultura americanos. Pero quien tenga en mente la adaptación cinematográfica y no haya leído el relato se sorprendería de lo que realmente ofrece esta historia: Washington Irving sin duda estaba más interesado en la faceta irónica y divertida de la historia y su personaje principal, en las simplemente maravillosas descripciones y en la calidad literaria de su narración que en dar miedo al lector, podéis estar seguros de eso.
Mi intención era hacer reseña combo y traeros también la peli de Tim Burton, pero mi elasticidad del tiempo tiene un límite y he llegado hasta donde he llegado. La vi hace tanto tiempo que no me atrevo a hacer reseña sin volver a visionarla, pero sí os digo desde ya que Tim Burton sacó oro puro gótico, terrorífico y oscuro de donde había un oro completamente distinto, un oro narrativo, profusamente descriptivo, irónico y burlón. Esto último es, ni más ni menos, que el relato original literario de la leyenda de Sleepy Hollow. Y es una gozada leerlo. Una auténtica gozada.
Por cierto, esta edición de Alba es simplemente preciosa. Alterna ilustraciones a color de estilo más clásico con otras en negro más afiladas y góticas. Está ya agotada, pero la reeditaron cambiando la cubierta y manteniendo el interior ilustrado y el cartoné exterior. Sé que hay otras ediciones pero no cambio estas por ninguna :)
La leyenda de Sleepy Hollow, de Washington Irving, es todo un clásico para estas fechas, lo veréis aparecer en cualquier lista donde se recomienden lecturas temáticas (esas listas de las que yo huyo todo lo que puedo para traeros cosas que no salen en ellas), forma parte casi intrínseca de esta celebración... pero ¿y si os digo que es la que menos inquietante me ha parecido de todas? Ya está aquí MH dando la nota :) Pues sí. Y no me malinterpretéis, este relato me parece (es) una maravilla, una cosa no quita la otra, pero Irving no engaña en ningún momento, y la historia en sí se ve venir tan de lejos desde el principio que sinceramente creo que una historia simpática y algo guasona ha derivado por obra y gracia del cine en algo mucho más tenebroso y tétrico cuando se piensa en ella, una oscuridad que no está presente en la obra original.
Irving nos traslada a Tarrytown, una región portuaria donde existe un paraje retirado, tranquilo y silencioso llamado Sleepy Hollow. Estas tierras, moradas por descendientes de los antiguos pobladores holandeses, parecen estar dominadas por una especie de influjo que hace que sus habitantes sean proclives a creer en hechos raros, sucesos sobrenaturales y leyendas tenebrosas, como la del jinete sin cabeza, el fantasma de un antiguo soldado hessiano que de vez en cuando cabalga por el valle. A este lugar llega Ichabod Crane, larguirucho, flacucho y decidido a ejercer de maestro entre los niños de los alrededores. Ichabod no tiene casa propia, va rotando entre las casas de los padres de sus alumnos, y aunque se apaña, tiene aspiraciones a una buena mesa, una buena casa y, en resumidas cuentas, a vivir cómodamente y bien. Se fija en Katrina van Tassel, hija única de un rico hacendado holandés que además de hermosa recibirá una cuantiosa herencia, así que se propone cortejarla mientras sueña con mesas repletas de platos llenos de comida. Pero tiene un rival en los afectos de la pizpireta Katrina, Abraham van Brunt, un muchachote que no se toma nada bien las atenciones de Ichabod y hará lo que tenga que hacer para que se haga a un lado y deje de aspirar a la mano de Katrina.
Esta es la historia que narra La leyenda de Sleepy Hollow durante el 95% de sus páginas, y sinceramente pienso que la intención de Washington Irving al escribirla fue la de darle un giro de tuerca a la narrativa gótica que tan de moda estaba desde hacía unos años, y contar en clave divertida y mordaz una historia de fantasmas. Por eso sigue algunas de las pautas del género: descripciones exhuberantes, profusas y exhaustivas que ocupan páginas enteras sin descanso; leyendas populares protagonizadas por fenómenos sobrenaturales; paisajes y entornos que, sobre todo por la noche, se tornan tenebrosos e invitan a dejar volar la imaginación y el miedo... todo esto lo tenemos, pero Irving no parece tomárselo muy en serio durante la historia. Su personaje principal, Ichabod Crane, está rodeado de cierta aura simpática, descarada y fresca, y su rival, van Brunt, es el típico brutote que se ve venir de lejos durante toda la historia. Cuando llega ese 5% restante, el de la aparición del jinete sin cabeza, el lector ya sabe lo que hay (o debería saberlo, que no será por falta de pistas), y aun así la narración de esa escena de persecución es simplemente fantástica... pero no es un relato de terror. No dejéis que nadie os diga lo contrario, que luego vienen las decepciones. Y poco más puedo decir si no quiero irme mucho de la lengua.
En definitiva, La leyenda de Sleepy Hollow es un relato que por méritos prop¡os (porque bien lo merece) forma parte del folclore y cultura americanos. Pero quien tenga en mente la adaptación cinematográfica y no haya leído el relato se sorprendería de lo que realmente ofrece esta historia: Washington Irving sin duda estaba más interesado en la faceta irónica y divertida de la historia y su personaje principal, en las simplemente maravillosas descripciones y en la calidad literaria de su narración que en dar miedo al lector, podéis estar seguros de eso.
Mi intención era hacer reseña combo y traeros también la peli de Tim Burton, pero mi elasticidad del tiempo tiene un límite y he llegado hasta donde he llegado. La vi hace tanto tiempo que no me atrevo a hacer reseña sin volver a visionarla, pero sí os digo desde ya que Tim Burton sacó oro puro gótico, terrorífico y oscuro de donde había un oro completamente distinto, un oro narrativo, profusamente descriptivo, irónico y burlón. Esto último es, ni más ni menos, que el relato original literario de la leyenda de Sleepy Hollow. Y es una gozada leerlo. Una auténtica gozada.
Por cierto, esta edición de Alba es simplemente preciosa. Alterna ilustraciones a color de estilo más clásico con otras en negro más afiladas y góticas. Está ya agotada, pero la reeditaron cambiando la cubierta y manteniendo el interior ilustrado y el cartoné exterior. Sé que hay otras ediciones pero no cambio estas por ninguna :)
Washington Irving nació en Nueva York en 1783, hijo de un comerciante escocés. Estudió Derecho y empezó muy pronto a colaborar en distintos periódicos con artículos satíricos sobre la sociedad neoyorquina. Entre 1804 y 1808 viajó por Europa por razones de salud y, a su regreso, publicó una colección de sus artículos, Salgamundi (1808). En 1809, con el pseudónimo de Diedrich Knickerbocker, presunto historiador holandés, que mantendría mucho tiempo y que llegaría a convertirse en símbolo de los antiguos habitantes de la ciudad, publicó History of New York. Gracias al éxito de esta obra y coincidiendo con la quiebra de la empresa familiar, pudo dedicarse profesionalmente a la literatura. En 1819-1820 apareció The Sketch Book of Geoffrey Crayon, Gent., donde se incluían dos de sus más famosos relatos, «Rip Van Winkle» y «La leyenda de Sleepy Hollow». Nombrado agregado de la embajada de Estados Unidos (luego embajador) en España, compuso aquí sus célebres Cuentos de la Alhambra (1826), clásico ejemplo de la vertiente exótica de la literatura romántica; fue también secretario de embajada en Londres.
En sus últimos años se dedicaría a escribir biografías de grandes personalidades como Oliver Goldsmith, Mahoma y George Washington. Murió en 1859 en Sunnyside, la finca familiar a orillas del Hudson.