jueves, 7 de diciembre de 2023

RESEÑA (by MH) ::: LOS DÍAS - Taha Hussein


Título original: الأيام (Al-Ayyam)
Autor: Taha Hussein
Editorial: Ediciones del viento
Traducción: Emilio García Gómez
Prólogo: Emilio García Gómez
Páginas: 272
Fecha publicación original: 1927
Fecha esta edición: abril 2004
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 20 euros
Imagen de cubierta: Un corro de jóvenes estudia el Corán en el patio del Azhar, en El Cairo (Autor y fecha desconocidos)
Los Días, de Taha Husein, es “una de las obras maestras de la prosa árabe contemporánea”, según Emilio García Gómez, el más importante arabista español de nuestro tiempo (Premio Príncipe de Asturias 1992). El lector descubrirá en sus páginas un precedente extraordinariamente cercano a El edificio Yacobian, la famosa novela de Alaa al Aswany, pero con una anticipación de ¡ochenta años!

Se narra aquí la infancia de un niño ciego del Egipto Medio que, debido a su extraordinaria inteligencia, es enviado a estudiar a la gran escuela coránica de El Cairo: Al-Azhar. Su familia le alquila una habitación en un edificio destartalado de un barrio popular de la ciudad. Allí vive el niño con un hermano mayor, que hace a desgana de lazarillo, y se introduce en “la ciencia” que tanto le intriga y tanto le fascina. En condiciones de extrema pobreza su vida discurre entre los corros de las lecciones de la mezquita y el rincón de su cuarto en el mísero caserón donde viven los estudiantes… y poco a poco va renegando del sistema de enseñanza oscurantista y anclada en el pasado. Esta es una historia de sueños y de picaresca, un relato lleno de ternura y de lucha, de tesón, de rebeldía, pero sobre todo es una crónica maravillosa de un país y de una época, el testimonio real de los primeros años de un chico ciego que llegaría a ser ministro de educación de Egipto, el gran Taha Husein: el luminoso relato de un ciego.


Recibí
Los días como regalo de una amiga que sabe de mi pasión por Egipto cuando ya tenía pensado hacer el reto egipcio, y enseguida supe en qué categoría lo metería. Tengo varias biografías de faraones y arqueólogos pendientes en la estantería, pero quería salirme de lo que podía ser más habitual y estas memorias de Taha Hussein me parecieron una propuesta no solo muy interesante, sino que además me han dado a conocer a una de las personalidades egipcias más reconocidas del siglo XX: lingüista, historiador, escritor, político, traductor, profesor universitario... Al mismo tiempo que leía este libro también leí a Nadia Wassef dedicándole una página entera en La librera de El Cairo, del que os hablé hace poco, así que obtuve la prueba evidente de que estaba ante una personalidad eminente en su país, donde es considerado un clásico de la literatura.
  
Por cierto, antes de empezar, y salvo que esté equivocada, las memorias de Taha Hussein realmente están compuestas por tres libros, pero la edición que hoy os traigo solo incluye los dos primeros: uno dedicado a su infancia, que termina cuando cumple trece años y se traslada a El Cairo para estudiar en Al Azhar, que es la época de su vida que narra en el segundo volumen.

Lo primero que hay que conocer sobre Taha Hussein, que era el séptimo de trece hijos en una familia de clase baja, es que se quedó ciego a la edad de tres años. Tenía problemas de visión, y su familia le administró unas gotas que le hicieron más mal que bien y le privaron de la vista de manera permanente. Y esto es importante saberlo porque en la primera parte de sus memorias apenas hace mención a este asunto, lo vivía como algo normal y con mucha delicadeza: su familia lo trataba con cariño, no hablaban delante de él de su ceguera y, aunque él tenía muy presente su discapacidad, conocía instintivamente cada milímetro de su entorno y se movía por él como si viese cada paso que daba. Todo cambia en la segunda parte, cuando se traslada al Azhar para sus estudios. Allí vive en una habitación con uno de sus hermanos mayores, pero este hermano tiene su vida, va y viene todo el día, y salvo los momentos en que Taha acude al Azhar para sus clases (siempre acompañado de un lazarillo porque no conoce la ciudad y necesita que lo lleven de un sitio a otro), se pasa el día completamente solo porque no puede ir a ninguna parte. Y además sufre y llora sin quejarse nunca porque no quiere ser una carga para su hermano. Pero las penas no acaban aquí, sino que en el propio Azhar ve como lo desprecian o humillan por ser ciego, y esa rudeza, esa brutalidad a la hora de hablar de su discapacidad le duele en el alma, protegido como ha estado por su familia hasta ese momento. Todo cambia con la llegada un primo muy querido que se convierte desde ese día en su compañero del alma y con el que puede ir a mil sitios y salir de su encierro, pero la soledad y el sufrimiento de este niño, el modo en que cuenta incluso que pasaba hambre porque le daba vergüenza comer de cuchara delante de los amigos de su hermano porque acababa siempre indefectiblemente manchado, han sido las páginas que con más interés he leído de este segundo libro junto con el modo en que va descubriendo su nuevo mundo a través de los olores, las voces, los sonidos y las personas que entran y salen de esa habitación.

Dejando esto a un lado, digamos que los dos libros podrían dividirse de la siguiente manera. En el primero, que como digo transcurre hasta los trece años, nos movemos entre las clases a las que acude para aprender a leer y a escribir, ademas de a recitar de memoria el Corán (los más y los menos que tiene con el profesor, un jeta mentiroso con mucha labia y más vago que siete suelas, te sacan la sonrisa muchas veces) y su vida familiar, que tiene momentos muy tiernos y típicos de niños, pero también momentos muy duros cuando la muerte golpea a la familia. Cómo se vivía en su barrio, las tradiciones, la comida, las muy diversas religiones y ramificaciones de algunas de ellas, la gente que acudía a conversar con su padre... en este primer libro ya se atisba a un niño rebelde que no se conforma con aceptar lo que le dicen porque sí, que cuestiona las cosas, que tiene sus propias ideas y no tiene miedo de decirlo en voz alta aunque eso luego repercuta en castigos. Esta personalidad termina de explosionar en el segundo libro cuando acude a estudiar a la Universidad teológica de Al Azhar (mintiendo sobre su edad, porque como ya digo solo tenía trece años y había que tener al menos quince para que aceptaran tu ingreso). Allí, donde estudia asignaturas como Fundamentos de la religión, Derecho, Retórica, Teología, Gramática... no tiene miedo de cuestionar a los cheij (profesores), de interrumpirlos o de llevarles la contraria. Algunos se lo toman bien y ven en él a alguien con un futuro muy prometedor, pero otros no se toman tan bien que ponga en duda las enseñanzas tradicionales. De hecho queda muy patente la desilusión de Hussein con el modo en que se impartían la clases y su paulatina atracción por la Literatura, rama que acabaría estudiando con mucho más interés (según he leído, Al Azhar se negó finalmente a aprobarlo y darle su diploma y tuvo que matricularse en la Universidad de El Cairo, donde tampoco lo querían al principio por ser pobre pero donde finalmente se doctoró en Literatura... pero esto no se cuenta en este volumen, así que no entro en ello).
 
La vida de Taha Hussein da para hablar mucho: fue expulsado de la Universidad de El Cairo, donde era profesor de literatura árabe, tras la publicación de su libro más polémico y famoso; era defensor del faraonismo, una ideología que extraía lo egipcio de la historia árabe; fue ministro de Educación en su país y recibió el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas antes de su muerte... os invito a indagar sobre él porque fue un personaje de lo más interesante. Yo lo dejo aquí, ya os comenté en la reseña anterior que mi tiempo es muy limitado.
 
No creo que
Los días sea un libro para recomendar alegremente porque te tiene que interesar mucho el tema. Son unas memorias, y como tales tienen momentos de todo: algunos muy divertidos, otros muy interesantes, bastantes de los que aprendes muchas cosas... pero también tienen páginas que a mí, particularmente, se me han hecho un poco cuesta arriba (todas en el segundo libro y todas referidas a las clases en el Azhar... se me hacían muy repetitivas). Pero por lo demás es un libro que se lee con mucho interés y una ventana a la vida de un hombre que fundó en España el Instituto de Estudios Islámicos... Os cuento un detalle curioso: a finales de los años 20 del siglo XX, Taha Hussein fue profesor en Egipto de Emilio García Gómez, el arabista español más importante del siglo XX y traductor tanto de estas memorias que os traigo hoy como de Diario de un fiscal rural, del que os hablé hace unos meses.


Os dejo con un fragmento del último capítulo del primer libro, donde le habla a su hija, le dice que trabaja cada día para que ella no tenga la misma vida de miseria que él tuvo en su infancia, y le da las gracias a su mujer, a quien conoció en Francia cuando acudió a estudiar en la Sorbona de París:

Así vivía tu padre cuando tenía trece años. Y si ahora tú me preguntas cómo ha llegado adonde ahora está; cómo su aspecto es aceptable y ya no provoca desdén ni menosprecio; cómo puede darte a ti y a tu hermanito la agradable vida que lleváis; cómo ha podido despertar, en el ánimo de los unos, envidias, rencores y odios, y, en el de los otros, satisfacción, afecto y estima; si me preguntas, en suma, cómo ha pasado de una a otra situación, no podría yo contestarte. Pero ahí tienes otra persona que sí puede darte la respuesta. Pregúntale y ella te dirá [...] Ese mismo ángel fue el que también se inclinó sobre tu padre, trocando su infortunio en dicha, su desesperación en esperanza, su pobreza en riqueza y su desgracia en serena felicidad.

 
 
Taha Hussein (1889-1973). «El conocimiento es como el agua que bebemos, como el aire que respiramos». En esta frase se encierra el pensamiento de Taha Hussein. El conocimiento frente a la oscuridad. Tras su doctorado por la nueva Universidad de El Cairo, en 1914 viaja a la Sorbona (París), donde obtiene la licenciatura en Filosofía. Allí también conoce a Suzanne, la que sería su mujer, su mentor, su secretaria, su mejor amiga y la madre de sus hijos. Recibe el doctorado honoris causa por las universidades de Madrid y Roma, y en 1950 es nombrado Ministro de Educación de su país. A él se debe la alfabetización de su pueblo. A un ciego.

lunes, 4 de diciembre de 2023

RESEÑA (by MH) ::: LA SEÑORITA ELSE - Arthur Schnitzler


 
 
Título original: Fräulein Else
Autor: Arthur Schnitzler
Editorial: Ediciones Invisibles
Traducción: Clara Formosa Plans
Páginas: 144
Fecha publicación original: 1924
Fecha esta edición: septiembre 2023
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 15 euros




La joven Else está veraneando con su tía en San Martino di Castrozza, donde se reúne la alta sociedad vienesa. La muchacha disfruta de sus vacaciones despreocupadamente, hasta que le llega una carta de su familia desde Viena en que se le detalla un dramático giro en su situación económica. Para intentar salvar a su padre de ir a la cárcel, Else tendrá que pedir dinero prestado a un rico conocido que, precisamente, también se encuentra allí veraneando. Él accede a prestarles el dinero que necesitan, pero a cambio de una condición...
Este mes de diciembre voy a intentar finiquitar varios retos, pero si ya de por sí voy fatal de tiempo, con el calendario de adviento literario que estoy haciendo en Instagram mi tiempo se ha reducido a la mínima expresión. Eso se va a traducir en que lo que digo siempre, que voy a ser breve (algo que nunca cumplo ni consigo), es ahora una necesidad máxima. Voy a ser breve. Palabra.
 
La señorita Else es una de esas joyitas concisas pero excelsas que desde hace unos años nos regala Ediciones Invisibles en su colección de Pequeños Placeres. Else es una joven vienesa que está pasando las vacaciones de verano junto a su tía en un pueblo de montaña llamado San Martino di Castrozza, donde acude la alta sociedad y donde resulta inevitable encontrarse con conocidos por muy lejos que estés de casa. Pronto descubrimos que la familia de Else está pasando por momentos muy duros económicamente hablando a causa de las malas decisiones tomadas por el cabeza de familia y su adicción al juego. Else está de vacaciones, vive como si no tuviera preocupaciones, como si el dinero siguiera abultando en el banco, pero bien sabe ella que ya no tienen nada, absolutamente nada, y que la situación de su padre es extrema. Un día recibe una carta de su madre donde le comunica que vuelven a necesitar dinero urgentemente, que ya nadie avala a su padre, que ya nadie le presta, que o paga una elevada cantidad o irá a juicio... y esa madre, que piensa más en su marido que en su hija, propone a Else una manera de conseguir el dinero: pedírselo a un conocido que también está de vacaciones en San Martino. Y él accede, pero nadie da nada gratis en esta vida y sabe lo urgente de la petición, así que también sabe que puede pedir lo que que quiera a cambio... lo que quiera. Y ahí comienza el carrusel emocional de Else, un carrusel que da vueltas y vueltas sin saber cómo detenerse.
 
La narradora, por llamarla de alguna manera, es Else, y en su forma de ver la vida y la voz con la que la transmite reside buena parte de la notoria personalidad que impregna toda la historia. Else es una joven que sabe perfectamente la situación familiar en la que se encuentra pero que quiere comerse la vida. Cada paso que da, cada cosa que dice, cada pensamiento sobre cualquier persona con la que se cruza, esbozan el perfil de una chica muy joven cuya sexualidad y sensualidad están despertándose ante un mundo que se le ofrece de mil maneras que a ella no le gustan pero con las que no se conforma ni va a consentir por mucho que se vea forzada a hacerlo. Aun así, es muy joven, está sola, no tiene a quien acudir, y se encuentra entre la espada y la pared: por un lado sus padres, que solo piensan en sí mismos y en salir del atolladero paterno como sea aunque sacrifiquen a su hija en el proceso, y por otro el hombre que puede salvarlos de la ruina y la desgracia, que intenta aprovecharse de la situación dando rienda suelta a sus deseos más básicos haciendo uso y abuso del poder que detenta en ese momento.
 
Como digo, el estilo narrativo es fantástico, nada anticuado. De principio a fin estamos dentro de la cabeza de Else, una joven de su tiempo que ve el arcaico e hipócrita mundo que le rodea con hastío y rebeldía... cada vez que se siente objeto de atención de cualquier viejo verde le hierve la sangre y lo dice sin pelos en la lengua, tiene clarísimo que no quiere seguir la senda tradicional ni someterse a lo que se espera de ella, y esa modernidad mental atrapada en un cuerpo que debe comportarse como dicta la sociedad, ese caminar entre dos mundos tan distintos como el de la anticuada flor y nata vienesa y el del nuevo y vibrante pensamiento social surgido tras la Gran Guerra, convergen en un dilema moral durante la segunda mitad del libro que le supera porque no tiene recursos con los que hacerle frente. La culpa de lo que le pasa la tienen adultos que deberían protegerla en lugar de exponerla y hombres que deberían respetarla en lugar de humillarla y degradarla, pero el pato, tome la decisión que tome, lo va a pagar ella.
 
Es la primera vez que leo a Snitchzler y no será la última, porque además ha sido ponerme a buscar otras traducciones suyas y resulta que Acantilado lleva publicándolo años (mira que intento estar al día de todo, pero no hay manera, se me escapan tantos, tantos libros y autores...). El caso es que afortunadamente podré seguir leyéndolo, y os recomiendo mucho La señorita Else. Sus pensamientos son como una melodía rápida llena de compases cortos y autopercepción implacable. A ella, por sí misma, como protagonista, hay que conocerla.
Ya está casi oscuro. Noche. Noche sepulcral. Preferiría estar muerta. Eso no es verdad. ¿Y si bajo inmediatamente para hablar con Dorsday antes de la cena? ¡Oh, qué horror! Paul, si me consigues los treinta mil, podrás tener de mí lo que quieras. Esto está otra vez sacado de una novela. La noble hija que se vende por su amado padre, y a fin de cuentas aún se divierte con ello. ¡Qué asco! No, Paul, por treinta mil no puedes tener nada de mí. Nadie. ¿Pero por un millón? ¿Por un palacio? ¿Por un collar de perlas? Si alguna vez me caso, probablemente lo haré por menos. ¿De verdad es tan malo? Fanny al fin y al cabo también se ha vendido. Ella misma me dijo que tenía miedo de su marido. Bueno, ¿qué te parece, papá, si me subasto esta noche? Para salvarte de la cárcel. ¡Sensacional! Tengo fiebre, seguro. ¿O ya me encuentro mal? No, tengo fiebre. Tal vez sea el aire. Como el champán. Si Fred estuviera aquí, ¿podría aconsejarme? No necesito consejo. Tampoco hay nada que aconsejar. Hablaré con el señor Dorsday de Eperies, le daré el sablazo, yo la entusiasta, la aristócrata, la marchesa, la mendiga, la hija del defraudador. ¿Cómo he llegado a esto? ¿Cómo he llegado a esto?



 
 
Arthur Schnitzler (Viena, 1862-1931). Es uno de los escritores más influyentes del cambio de siglo. De padre húngaro y madre austríaca, ambos de origen judío, estudió medicina en Viena y se especializó en neurología. Fue muy admirado por Freud, quien veía en él a un doble literario. Sus obras —muy a menudo objeto de polémica— manifiestan un gran interés por la psicología, el erotismo y la fractura social, en el epicentro cultural de la Viena más refinada. La señorita Else, publicada en 1924, tuvo un gran éxito, pero fue prohibida en 1933 a raíz del ascenso del partido nazi y de la aplicación de las leyes contra los judíos.

jueves, 30 de noviembre de 2023

RESEÑA (by MH) ::: CIANURO ESPUMOSO - Agatha Christie


 
 
Título original: Sparkling Cyanide (aka Remembered Death)
Autora: Agatha Christie
Editorial: RBA
Traducción: Guillermo López Hipkiss
Páginas: 220
Fecha de publicación original: 1945
Fecha esta edición: 2010
Encuadernación: cartoné
Precio: descatalogado



https://inquilinasnetherfield.blogspot.com/p/esta-pagina-la-abro-yo-mh-modo-personal.html
 
 
Llego al final de mi periplo con Agatha Christie este año (me propuse leer y reseñar diez libros en 2023 y Cianuro espumoso cumple este objetivo), así que durante las semanas que quedan os dejo descansar de la buena de Agatha (y de la no tan buena de mí hablando sobre ella y sus novelas). Pero antes de ese esperado reposo, os comento qué me ha parecido este regreso del coronel Race, al que no vemos oficialmente desde Cartas sobre la mesa (hace dieciocho libros, nada menos) y extraoficialmente desde otra novela posterior en la que aparece por sorpresa y que, como tal, no puedo desvelar.
 
Seis personas pensaban en Rosemary Barton, muerta cerca de un año antes...


Con esta frase comienza el libro, y es que ha pasado un año desde la espectacular y terrible muerte de Rosamunde Burton y sus seis compañeros de mesa en aquella fatídica celebración de cumpleaños no dejan de pensar en ella. Cada uno por sus motivos, claro está, motivos que pronto descubrimos porque Agatha dedica un capítulo a cada uno de ellos nada más comenzar planteando la relación que tenían con Rosamunde antes de su muerte. El caso es que Rosamunde murió envenenada por el cianuro que contenía su copa de champán mientras celebraba su cumpleaños en un restaurante. También había cianuro en su bolso, así que uniendo eso al hecho de que acababa de pasar por una gripe y se encontraba algo deprimida, se decretó suicidio y se cerró el caso (un poco peregrina esta asociación de la gripe como motivo de un suicidio, pero bueno, cosas más raras hemos leído en un libro). El caso es que seis meses después de la muerte, su marido empieza a recibir unos anónimos donde le avisan de que su mujer realmente murió asesinada y que están todos muy equivocados, y claro, el pobre hombre empieza a pensar que lo de quitarse la vida por una depresión posgripe no se sostiene por ningún sitio (lo que yo decía...). Así que empieza a pergeñar un plan que desenmascare al culpable y decide consultar con su buen amigo, el coronel Race, quien le dice que lo que se propone es muy peligroso. Y sí... quizás lo sea, pero está decidido a seguir adelante.

Agatha plantea la historia dedicando un capítulo a cada una de las seis personas que compartían mesa con Rosamunde aquella noche, y gracias a ello descubrimos de primera mano y sin ambages de ningún tipo tanto la relación que tenía cada una de esas personas con ella como una imagen de la propia Rosamunde tal y como cada una de esas personas la veía, porque además hay ciertos aspectos donde casi todos coinciden.

Esas seis personas son: su marido, George Barton, un hombre tranquilo, soso, en cierto modo anodino y varios años mayor que Rosamunde, a la que adoraba profundamente; Iris Marle, hermana de Rosamunde, que en la actualidad tiene diecisiete años (se llevaba por tanto muchos años de diferencia con ella), que vivía con el matrimonio desde que se había quedado huérfana y que en realidad apenas conocía a Rosamunde, a la que solo veía salir y entrar yendo de fiesta en fiesta y con la que no tenía ningún tipo de intimidad; Ruth Lessing, secretaria personal de George Barton desde hace unos siete u ocho años y que no soportaba a Rosamunde porque la trataba con desprecio y condescendencia; Stephen Farraday, político emergente que se enamoró de Rosamunde a primera vista y con la que tuvo un romance que no debía salir a la luz por nada del mundo si no quería ver su matrimonio y su carrera por el fango; Alexandra Farraday, esposa de Stephen y verdadera impulsora de su carrera profesional por su pertenencia a la alta aristocracia inglesa; y Anthony Browne, un misterioso joven sobre quien nadie sabe nada y que también tuvo un romance con Rosamunde.

Estas son las seis personas que estaban sentadas a la mesa aquella noche fatídica, y entre todas componen una imagen de Rosamunde en la que ella no sale nada favorecida. Hermosa, muy hermosa, y rica por derecho propio tras recibir una herencia, Rosamunde es descrita como una mujer totalmente despreocupada y sin ningún tipo de inteligencia. Impresionante fachada, pero insoportable de aguantar durante mucho tiempo, sin conversación, odiosa, frívola, condescendiente, presumida... Solo miraba por ella y por su propio placer sin importarle a quien se llevase por delante y sin importarle nunca las consecuencias de sus actos. Aquellos hombres que la tomaban como amante pronto se cansaban de su belleza por ser su única virtud e intentaban quitársela de encima. Aquellas mujeres que veían como los hombres perdían la cabeza por ella o que sufrían sus desplantes como si ella estuviera por encima de todas la odiaban a muerte. Solo su marido y su hermana parecen sentir realmente su fallecimiento aun sabiendo ambos de todos los defectos y todas las traiciones de las que ella hacía gala. Y a todo esto tenemos de fondo otro personaje, un primo que es la oveja descarriada de la familia y que aparece de vez en cuando pidiendo dinero para tapar los agujeros de su mala vida.

¿Qué pinta el coronel Race en todo esto? Pues más bien poco xD. Aparece ya a mitad de libro cuando George Barton recurre a él tras pensar en un plan para desenmascarar al culpable; no quiere acudir a la policía y Race es un antiguo amigo de la familia muy capacitado para este tipo de situaciones (para quien no conozca a este personaje, en los anteriores libros donde aparece se alude a su pertenencia al servicio secreto británico, aunque en
Cianuro espumoso ya está jubilado). Race no lo tiene claro, sabe que no son convincentes las pruebas de suicidio pero tampoco las de asesinato (no hay manera de probar que alguien echó ese cianuro en su copa), y tiene miedo de que el plan de George resulte en otro hecho horrible... como así es. El caso es que Race actúa como una especie de ayudante de la policía cuando esta entra en escena, pero vaya, que el caso ni lo resuelve la policía ni tampoco Race, lo hace otro personaje, así que ya digo que pinta más bien poco y lo mismo daba su presencia que su ausencia. ¿Se adivina la identidad del culpable con facilidad? Yo creo que es de las novelas de Agatha donde más fácil resulta enfocar las sospechas por una insistencia de la que no os puedo hablar (obviamente), pero que no tendría razón para estar ahí si no fuera importante para la trama, así que a poco que estés acostumbrado a leer este tipo de libros, puedes imaginarte por donde van los tiros (o el veneno, como es el caso de esta novela). Aun así, lo interesante es averiguar el modus operandi, porque ese es el muro constante con el que se topa la investigación: cómo se administró el cianuro.
 
Os decía al principio que este era el regreso del coronel Race después de dieciocho libros, pero también es su despedida. Esta fue la última novela en la que apareció este personaje. No sé si os habéis dado cuenta de una constante desde hace unos cuantos libros que es la de dar por finiquitada la andadura de varios de sus investigadores. Fueron muchos los que nacieron de su mano a lo largo de los años pero pocos los que consiguieron mantenerse durante las cinco décadas en las que Agatha se mantuvo activa literariamente hablando. No cabe duda que los elegidos fueron Hercules Poirot y Jane Marple, y en menor medida, el matrimonio Beresford (menor en número de obras protagonizadas, porque mantenerse se mantuvo hasta casi el mismísimo final). En fin, que al igual que con el capitán Hastings (aunque este volverá para una aparición estelar dentro de muchos, muchísimos libros) y el superintendente Battle, ha llegado la hora de decir adiós al coronel Race. No es un personaje especialmente carismático (lo mismo ocurría con Battle), así que bueno, fue bonito mientras duró pero tampoco nos vamos a rasgar las vestiduras.
 
Volveré en 2024 con (como no podía ser menos) el belga Poirot. Que por cierto, el año que viene va a ser el año de los relatos en este reto (al menos tres libros, si no he contado mal en mi planning), y no es un género en el que considere que destaca especialmente Agatha, así que a ver como se da (tiene de todo, obviamente, pero donde estén sus novelas largas...). También vendrán obras suyas muy conocidas, así que un poco de todo, como en botica. 
 
Antes de dar por finiquitada la entrada, no puedo dejar de deciros que Agatha introducía de vez en cuando alusiones a clásicos británicos que (imagino) ella admiraba, y en esta novela, Cianuro espumoso, hay una especie de chiste sobre Elizabeth Gaskell y Cranford que me ha sacado una sonrisa :)

 


Agatha Christie (1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary Westmacott.

Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot, que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.

 

 

lunes, 27 de noviembre de 2023

RESEÑA (by MH) ::: LA PIRÁMIDE BLANCA - Nacho Ares


 
 
Título original: La pirámide blanca
Autor: Nacho Ares
Editorial: Grijalbo
Páginas: 336
Fecha de publicación: abril 2022
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 21,90 euros
Ilustración de cubierta: Pepe Medina



El faraón Keops proyecta la construcción de la que será su morada eterna, una tumba colosal pensada para resistir el paso de los siglos y las pérfidas intenciones de los saqueadores de tumbas.

Solo hay un hombre en todo el reino capaz de satisfacer los deseos del faraón: Djedi, un joven y misterioso sacerdote dedicado al estudio de los textos oscuros. Él será el encargado de convertir la pirámide en una fortaleza mágica e inexpugnable, la morada perfecta para el descanso eterno del soberano. Para ello, no obstante, deberá enfrentarse con las traiciones de la corte que amenazan con enviarlo prematuramente al reino de los muertos.

Historia, magia e intriga se unen en esta emocionante aventura que recrea la construcción de uno de los monumentos más importantes y enigmáticos de la cultura egipcia.


He ido cambiando el libro que quería leer en la premisa de autor español de este reto egipcio durante todo el año. Tenía un libro en la cabeza desde el principio, por diversos motivos lo descarté; luego me decanté por otro, pero lo descarté también por varias razones. Al final he acabado optando por Nacho Ares. Es la primera vez que leo a este autor aunque son dos los libros que tengo suyos en la estantería. Uno es
La tumba perdida, que tiene como protagonista a mi queridísimo Howard Carter, y aunque os parezca raro no ha sido el elegido para iniciarme con el autor porque quiero leerlo sin tener que reseñarlo. Admiro tanto a Carter desde que tengo memoria que sé lo que me costaría escribir la reseña (eso sin contar lo que opine sobre el libro, que si no me gusta, ni os cuento), y necesitaba una lectura con menos compromiso emocional (qué intensita soy xD). Total, que escogí el otro que tengo, La pirámide blanca, ambientado durante la construcción de la Gran Pirámide de Keops, la única maravilla del mundo antiguo que sigue en pie hoy en día (¿no se os rompe el corazón al pensar en esto, en esas maravillas que solo conocemos por textos e ilustraciones, en prodigios producto del genio del hombre que el hombre actual no sería capaz de reproducir porque, honestamente lo creo, hemos involucionado de una manera muy preocupante? Lo dicho, intensita xD). En fin, como siempre hago, os cuento la premisa de la que parte la novela.

La novela comienza con el saqueo y destrucción de la cámara funeraria de la Pirámide Roja, lugar donde estaba enterrado el faraón Esnefru. Su hijo, Keops, está obsesionado con el saqueo de su futura tumba y le aterroriza la segunda muerte que supondría esa profanación, así que encarga a Hemiunu, su jefe de constructores, que edifique una pirámide como jamás se ha hecho antes, donde sea imposible acceder a su cámara mortuoria y que engañe a los dichosos ladrones que, con ayuda de sacerdotes y guardias, acceden y destruyen esos lugares. Al mismo tiempo llega a oídos de Keops el misterio que rodea las cámaras secretas del santuario sagrado de Thot, un lugar repleto de magia que pocos conocen, comprenden y saben interpretar... y entre esos pocos está Djedi, el enigmático sobrino del faraón que actualmente es sacerdote mago en el temblo de Ptah. Keops ordena que Hemiunu, con sus planos y genio arquitectónico, y Djedi, con su uso de la magia conocida como heka, construyan su lugar de descanso eterno con mil trampas ilusorias de las que ni siquiera será informado él mismo. Pero Keops no cuenta con la envidia que siente su propio hijo, Hordjedef, que ve como siempre queda relegado a un segundo plano cuando se considera digno de una posición mucho más elevada de la que tiene. Hemiunu se interpone en sus planes de convertirse en jefe de constructores,  y hará lo que sea por ganar reconocimiento a ojos de su padre... lo que sea.

Hagamos que los ladrones se confundan, engañémoslos. Creerán que han saqueado mi lugar de reposo, pero no será así ya que, en realidad, estarán pisando un sueño, un lugar irreal donde se los conducirá por el camino del ardid, de la trampa.

Sobre el reinado de Keops se sabe lo mínimo imprescindible, pero menos aún se sabe sobre la construcción de la Gran Pirámide, y esa es la base sobre la que se asienta toda la trama: la propia pirámide de Keops y el misterio que sigue rodeándola casi cinco mil años después de su aparición en la meseta de Guiza. No solo se sigue debatiendo sobre cómo se levantó una estructura como esa en una época como aquella,
ya que hay mucha teoría pero ninguna certeza (ahora mismo mide unos 140 metros de altura, pero en su origen era todavía más alta), sino que el propio interior de la pirámide sigue despertando muchas preguntas. Lo que se ha descubierto está claro (por nombrarlo muy rápidamente: la cámara subterránea, la gran galería, la cámara de la reina, la cámara del rey y sus cámaras de descarga, la antecámara, etc...), pero salvo un sarcófago de granito vacío en la cámara del rey, no se ha encontrado nada más en su interior. No hay inscripciones, jeroglíficos, pinturas, tesoro ni rastro de todo el ajuar funerario que acompañaba a los muertos para facilitarles su paso a la otra vida y la inmortalidad... de hecho, a día de hoy se sigue creyendo que hay estancias sin descubrir dentro de la pirámide, y que entre esas estancias estaría la auténtica cámara mortuoria del faraón Keops. 
 
Para que os hagáis una idea, desde 2015 se lleva a cabo un proyecto denominado ScanPyramids para, de manera no invasiva, llegar a todo aquello (corredores escondidos, cámaras ocultas) que de otra manera resultaría imposible detectar dentro de las pirámides. Usando un escáner con rayos infrarrojos, un georradar y una radiografía con rayos cósmicos conocidos como "muon", a finales del año pasado se descubrió la existencia de un corredor en la cara norte de la Gran Pirámide que, al menos en el momento de su descubrimiento, no se sabía adonde llevaba, si escondía algo, si protegía algo o qué función tenía. Se llegó a pensar que podría ser el camino que se busca desde hace décadas hacia la cámara funeraria del faraón, y llegó a considerarse el descubrimiento del siglo en materia de Arqueología y Egiptología. No sé qué habrá pasado con este tema (creo que a partir del descubrimiento se hizo cargo de todo el Ministerio de Antigüedades del Antiguo Egipto y desde entonces ya no se ha sabido nada), pero os lo comento más que nada para que entendáis que la Pirámide de Keops, la única de su especie con tres niveles, sigue escondiendo muchos secretos y sigue siendo un completo enigma para los arqueólogos, egiptólogos, científicos e historiadores en general por muy diversas razones. Y todo este halo de misterio que rodea a este prodigio de la ingeniería es la base que usa Nacho Ares para darle forma a su historia.
 
Y claro, como tiene carta libre para dar otra visión sobre la construcción de esta pirámide, decide tirar de algo tan literario como la magia: es decir, que en esta novela, para que la pirámide sea tan compleja como lo es, esconda tantas cosas como parece que esconde y sea tan esquiva a la hora de permitir conocer sus secretos, se combina una labor arquitectónica perfecta (tan perfecta que aquí estamos, cuatro mil seiscientos años después, sin saber cómo se hizo) con el uso de un elemento mágico que dé vida a una estructura interior totalmente inaccesible a cualquiera que no formase parte de su construcción y que, por tanto, quedase oculta por toda la eternidad impidiendo el saqueo y la profanación del lugar de descanso eterno de Keops. Esa magia es la heka, que por sí misma, como concepto, es muy difícil de definir.
 
Heka es la palabra egipcia para magia, pero en realidad comprende tanto logros que pueden considerarse sobrenaturales (o fuera de la normalidad que puede explicarse) como el ilusionismo manual puro y duro... vamos, esos trucos que representan los magos actuales. No hay una palabra hoy en día que pueda aglutinar esta definición así que más o menos esto es lo que podemos entender. ¿Qué es lo que busca entonces Keops mediante el uso de la heka que esconde el santuario sagrado de Thot y que solo su sobrino Djedi puede interpretar? Pues eso mismo, convertir el interior de la pirámide en un laberinto inexpugnable de ilusiones y estancias ocultas que impidan el éxito de los saqueadores cuando entren en su tumba. Nacho Ares explica muy bien cómo se consigue mantener oculta toda esta construcción, rotando diariamente a miles de hombres en cientos de actividades distintas, de tal modo que un obrero podía pasarse meses sin trabajar en una misma tarea o lugar, imposibilitando que nadie supiera nada de lo que ocurría en ninguna parte pero haciendo posible al mismo tiempo que las obras avanzasen sin pausa. La máxima de toda esta maravilla de la ingeniería es que solo tres personas van a saber lo que ocurre dentro de esa pirámide, y esos son Hemiunu, su hija Seshat (que trabaja junto a él codo con codo) y el sacerdote Djedi.
 
Prácticamente todos los personajes que aparecen en esta novela son reales, pero sus vidas y acciones, tal como se cuentan en la novela, son fruto de la imaginación del autor, así que como siempre digo con este tipo de libros, que nadie se tome lo que se cuenta aquí como unos hechos históricos probados o con alguna veracidad histórica porque precisamente no se sabe nada de nada sobre ellos (y por eso se puede inventar y ficcionar a placer). Por hablar de los protagonistas principales, tenemos a Keops, segundo faraón de la cuarta dinastía, de quien se cree que reinó durante unos treinta años (la pirámide tardó en construirse unos veintisiete); Hemiunu fue también un miembro auténtico de la familia real y su tumba está cerca de la Gran Pirámide de Keops... pero aunque aquí en la novela aparece como jefe de los constructores (y por tanto responsable de la construcción de la pirámide), y el autor afirma que está demostrado que ostentaba este cargo como tal, por lo que yo he visto en realidad solo se sabe que fue visir y capataz supervisor de las obras del faraón, pero en ninguna parte se afirma que fuese el constructor de la pirámide (aunque se crea que lo fue... que no es lo mismo); su hija en la novela, Seshat, es un personaje ficticio y trabaja junto a su padre como una arquitecta más; Hordjedef, uno de los hijos de Keops y gran villano de la novela, es un misterio a día de hoy, ya que no solo seguimos sin saber si llegó a ser faraón o si solo gobernó como corregente, sino que en su época estaba considerado un sabio y se cree que fue el autor del papiro de Hunefer, una de las versiones más conocidas del Libro de los Muertos (si leéis la novela descubriréis, como os comento arriba, que el personaje literario se aleja muchísimo de lo que se cree históricamente sobre él, y por eso digo que estas novelas hay que leerlas como lo que son, ficción). Nos queda Djedi, sacerdote mago del templo de Ptah; en la novela es hijo de Rahotep (hermano de Keops) y de su esposa Nofret, y, por tanto, sobrino del faraón. Este personaje al parecer fue también real (es nombrado en el Papiro Westcar), pero poco más se sabe.

La narración está dividida en tres partes que abarcan las casi tres décadas que duró la construcción de la pirámide y, dejando a un lado este tema central, se introduce una subtrama que acompaña a la historia principal y que en este caso tiene que ver con el hijo del faraón, Hordjedef, y sus intrigas para hacerse con el cargo de jefe de los constructores. Esas intrigas alcanzarán a los tres principales responsables de hacer realidad este proyecto de muy diversas maneras que aquí no puedo relatar, al tiempo que disfrutamos de una ambientación muy anterior al periodo álgido del Antiguo Egipto, que llegaría unos mil años después con el Imperio Nuevo. Así que sí, La pirámide blanca es una novela entretenida y tiene cosas buenas, pero también tiene sus peguillas: es un poco tramposa en lo que respecta al destino de un personaje (no puedo decir más sin hacer un spoiler tremendo); la personalidad (más bien la ausencia de ella) del faraón Keops le quita fuerza y algo de credibilidad a la trama (en realidad el punto fuerte de la novela no son los personajes en general); ciertas cosas las tienes que aceptar porque sí, como el funcionamiento de la heka (todo el libro gira alrededor de eso pero en ningún momento se explica cómo funciona o cómo la usan los personajes... en la pirámide hay heka y ya, eso es lo que sabemos); y a ratos parece que da vueltas un poco sobre lo mismo. En fin, que como lectura de entretenimiento está bien pero no hay que buscarle muchos pies al gato porque se los encuentras.

No me arrepiento en absoluto de haberlo leído, ya digo que me ha parecido entretenido, pero creo que me va a gustar más La tumba perdida (o al menos eso espero), aunque solo puedo guiarme por cosas que he leído sobre ese libro. Cruzo los dedos.


Nacho Ares nació en León en 1970 y se licenció en Historia Antigua por la Universidad de Valladolid. Además, es certificado en Egiptología por la Universidad de Manchester. Desde siempre se ha dedicado a la investigación y divulgación en diferentes medios de comunicación de los enigmas históricos que rodean el mundo del antiguo Egipto.

Fue director de la prestigiosa Revista de arqueología y sus artículos han sido habituales en diversas publicaciones especializadas. Desde octubre de 2009 dirige y presenta el programa SER Historia de la Cadena Ser y, actualmente, colabora con el programa Cuarto Milenio de Cuatro Televisión.

Hasta la fecha ha publicado una docena de libros, de los cuales nueve ensayos están dedicados a la cultura egipcia. Sus novelas, La tumba perdida (2012), El sueño de los faraones (2014) y La hija del sol (2017), todas ellas publicadas en Grijalbo, han sido reconocidas por la crítica especializada y muy apreciadas por los lectores. Con La pirámide blanca, Nacho Ares nos presenta su aventura de ficción más fascinante sobre los secretos que rodearon la construcción de la Gran Pirámide de Keops.