martes, 3 de junio de 2025

RESEÑA (by MH) ::: EL MISTERIO DE SALEM'S LOT - Stephen King


 
 
Título original: Salem's Lot
Autor: Stephen King
Editorial: DeBolsillo
Traducción: Marta Isabel Gustavino Castro
Páginas: 528
Fecha publicación original: 1975
Fecha esta edición: julio 2019
Encuadernación: rústica con sobrecubierta
Precio: 15,95 euros



 
Veinte años atrás, por una apuesta infantil, Ben Mears entró en la casa de los Marsten. Y lo que vio entonces aún recorre sus pesadillas. Ahora, como escritor consagrado, vuelve a Salem's Lot para exorcizar sus fantasmas.
 
Salem's Lot es un pueblo tranquilo y adormilado donde nunca pasa nada..., excepto la antigua tragedia de la casa de los Marsten. Y el perro muerto colgado de la verja del cementerio. Y el misterioso hombre que se instaló en la casa de los Marsten. Y los niños que desaparecen, los animales que mueren desangrados... Y la espantosa presencia de Ellos, quienesquiera que sean Ellos.
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Os cuento. Durante mi adolescencia leí a Stephen King compulsivamente... cogía sus libros y los devoraba con un apetito lector que pocos autores han provocado en mí. Abría libros como It y los leía en menos de una semana (era verano, vacaciones... pero aun así son 1500 páginas). Para mí este señor es un clásico, el único que he conocido en vida, el único que sigue transitando por estas viñas terrenales a día de hoy y el único autor vivo al que puedo señalar como germen de mi pasión por la lectura (los demás están todos muertos...porca miseria). El caso es que en cierta época, por lo que sea, me aparté un poco de lo que estaba publicando King. Creo que hasta El cazador de sueños los leí todos (desordenados), pero hubo un periodo de unos diez años que no me acerqué a un solo libro suyo. Un día se cruzó en mi camino La cúpula y volví a reengancharme a él. No con la pasión de la adolescencia, no he leído todos los libros que ha publicado desde entonces, pero sí unos cuantos. El caso es que llevo como cinco años detrás de comenzar un nuevo reto de estos atemporales y desquiciantes que me planteo de vez en cuando: leer/releer a King en orden de publicación, igual que estoy haciendo con Agatha Christie, entre otros. Lo dicho, un lustro... hasta que el año pasado, aprovechando el 50 aniversario de la publicación de su primer libro, Carrie, decidí que era ahora o nunca. Y en ello estoy. El misterio de Salem's Lot fue su segundo libro (es decir, que este año es también su 50 aniversario, aunque no parece que nadie le esté dando mucho bombo ni tiene pinta de que salgan ediciones especiales), y aunque en absoluto tengo pensado traeros aquí las reseñas de mis lecturas en este nuevo desafío, sí me apetecía hablaros de esta novela en particular porque además me sirve para mi reto. Así que después de esta intro larga y sin ningún interés para vosotros, os cuento de qué va (por si hay algún despistado en la sala que viva debajo de una piedra).

Ben Mears es un escritor que llega a Jerusalem's Lot atraído por algo que le ocurrió muchos años atrás, cuando era apenas un adolescente y vivía allí con su tía. Tuvo una experiencia aterradora en la tétrica y espeluznante casa de los Marsten que le ha acompañado toda la vida, y en cierto modo tiene pensado escribir sobre esa casa, aunque no comparta esa información con nadie. En cualquier caso es un forastero en Salem's Lot, pero no es el único, porque curiosamente al mismo tiempo que llega él también se establecen en la ciudad dos hombres misteriosos que no solo compran la casa de los Marsten, sino que deciden abrir una tienda de antigüedades en pleno centro de la localidad... al menos uno de ellos, porque el otro de momento no parece que haya llegado todavía. Lo que sí llegan son muertes y desapariciones inexplicables y demasiado numerosas para un lugar con una población de apenas 1500 habitantes, y solo unos pocos atan cabos y parecen darse cuenta de lo que ocurre por las noches en las calles de Lot.

Por mucha intriga que haya querido poner en la sinopsis, todos sabemos que esta es una historia de vampiros, así que seguimos adelante teniendo eso en mente :)

Desde el prólogo sabemos qué dos personajes principales (y algún que otro secundario) han sobrevivido a lo ocurrido en Salem's Lot, y aunque creo que es algo que la gente critica mucho por la anticipación, a mí honestamente me ha dado siempre igual, tanto ahora en la relectura como la primera vez que lo leí. Sabes que ellos viven y por tanto sabes que aquellos con los que comparten estas aciagas semanas no lo hacen, pero en esta historia lo importante es el camino y no los golpes de efecto. Son muchos los personajes que maneja King (algo que ha mantenido en toda su bibliografía), pocos de ellos son agradables y casi todos se comportan como lo que son: gente de miras estrechas que cuando empiezan a ver cosas raras se limitan a cerrar las ventanas, echar las cortinas y coger todo lo que tenga pinta de crucifijo o medalla. No hacen lo sensato, no hablan entre ellos de sus sospechas, no buscan refugio donde deberían y son carne de cañón para unos vampiros neófitos que tampoco es que sean muy inteligentes (lo que no dice nada bueno de los habitantes de Salem's Lot y la facilidad con la que caen uno tras otro). Vamos, que son personas normales enfrentándose a una situación muy anormal y terrorífica para la que no están preparados. Y es que a ver, ¿qué es lo básico? No les invites a entrar en tu casa, no los mires a los ojos, agua bendita, ajo, la luz del sol, recinto consagrado, clavarle una estaca en el corazón, cortarle la cabeza... pero nada, como casi ninguno ha leído Drácula, lo llevan crudo. Crudísimo :)

Y sí, King siempre ha dicho que se le ocurrió la idea de este libro después de leer el Drácula de Bram Stoker, y que su intención era trasladar una historia como esa a los Estados Unidos de mediados de los años 70 en un lugar pequeño, donde todos se conocen; nada de grandes ciudades y personajes que transitan entre multitudes desconocidas... y si estás familiarizado con la obra del escritor irlandés ves las similitudes y los homenajes a Drácula a lo largo de muchas de las páginas. No puedo entrar en detalles por no destripar ni un libro ni el otro, pero King sigue a Stoker sin lugar a dudas tanto en personajes como en situaciones y maneras de resolver ciertas escenas. En realidad esta historia tira más para lo clásico que para la idea del vampiro moderno; es una novela a la antigua, siguiendo los conceptos de la literatura clásica vampírica y transitando por caminos muy parecidos a los que lo hicieron Van Helsing y compañía allá por finales del siglo XIX. Eso quiere decir que hay que leerlo precisamente con ese espíritu añejo, vintage, sin pedir escenas de acción trepidantes, carnicerías en pos de vampiros estaca en mano ni héroes de esos que no saben que son héroes pero que salvan el día y no cuestionan nada de lo que ocurre a su alrededor. No, ni héroes, ni acción a raudales ni caza de vampiros: solo personajes normales y asustados que lo van a pasar mal y que no tienen más que unos cuantos libros de biblioteca sobre vampiros y lo que se cuenta en ellos sobre maneras de matarlos para intentar salvar a todo un pueblo... y claro, las cosas van saliendo como salen.

King coge su Maine del alma para ubicar la historia en un pueblo estándar de aquellos lares, de esos que parecen todos iguales entre sí, que muchos cruzan de camino a cualquier otra parte sin fijarse en nada y que esconde muchos, muchos secretos tras las paredes de cada hogar, cada negocio y cada relación personal. Porque encima en este pueblo siempre han ocurrido cosas, muertes extrañas, desapariciones inexplicables... pero nunca en tan poco tiempo y sin ninguna relación aparente entre sí. Que no hacen falta vampiros para que la violencia campe a sus anchas tanto a la vista como en la intimidad, que para eso ya nos bastamos los humanos, vaya... Y King se toma su tiempo para llevarte de un personaje a otro, de una casa a otra, de un suceso a otro para recordarte una verdad universal: que no tenemos ni idea de lo que pasa en la casa del vecino, de como es la intimidad del matrimonio de enfrente o quien está liado con quien y le pone los cuernos al churri. De hecho quienes más oportunidades tienen de sobrevivir aquí son aquellos que no hablan con nadie, que no se relacionan con nadie, que no tienen amigos ni familia en el pueblo y son fantasmas entre sus propios vecinos. Esos están tan felices en sus casas mientras el armageddon campa a sus anchas. Criaturicas...

No os he hablado todavía de los personajes principales y tampoco voy a extenderme sobre ellos, pero aquí los dejo una breve relación: Ben Mears, escritor que regresa al pueblo tras quedar viudo; Susan, una joven que vive en el pueblo con sus padres pero que anhela marcharse a Nueva York y perseguir sus sueños artísticos; Matt, un profesor de instituto que adora su trabajo tanto como la literatura; el padre Callahan, un sacerdote irlandés católico que le da a la botella con crisis de fe y en busca del Mal en mayúsculas; el doctor Cody, que ve cosas raras en las analíticas y los historiales de algunos de los fallecidos en su hospital; Mark, un niño de doce años muy aficionado a los monstruos clásicos del terror y muy puesto en el tema; Straker, uno de los dos extraños que llega a la casa de los Marsten y abre una tienda de antigüedades; y Barlow, el otro extraño que se deja ver mucho más tarde y si no te lo cruzas, mejor. Y estos son solo los principales, que si nos ponemos con los secundarios no acabamos porque tenemos de todo: policías, camareros, agentes inmobiliarios, niños varios, adolescentes varios, matrimonios varios, el encargado de mantenimiento de los cementerios, el encargado del vertedero, los que hacen trabajillos sueltos, la dueña de la casa de huéspedes, los huéspedes de la susodicha casa, los padres de Susan, un antiguo novio de Susan, la cotilla del pueblo, el conductor de autobús, el ama de llaves del sacerdote... al más puro estilo Dickens, King hace malabarismos con decenas de personajes, y ninguno se le queda suelto, todos tienen su cierre en la historia (o su mordisco, que para el caso es lo mismo).

Y encima todo está contextualizado en una época de los Estados Unidos muy concreta, esa en la que no solo había muchos veteranos de Vietnam en montones de hogares a lo largo y ancho de todo el país, sino que también vivían todavía muchos veterano de la Segunda Guerra Mundial, ya de mediana edad o ancianos. Eso implica no solo traumas, estrés postraumático y oscuridad jamás superada, sino que aquellos que consiguieron salir indemnes psicológicamente de todo aquello han visto de todo, han vivido de todo, han caminado en el infierno y han sobrevivido para contarlo y deberían ser capaces de enfrentarse a lo que se les viene encima... pero no, nada puede prepararlos para el terror primigenio, ese que se te mete en los huesos y del que no hay escapatoria. En cualquier caso King describe a la perfección lo que era un lugar cualquiera del país en aquellos años, con miles y miles de veteranos intentando reincorporarse a a vida normal en la medida de sus posibilidades y monumentos memoriales en la plaza homenajeando a los que no consiguieron volver con vida para tener esa misma oportunidad.

En fin, lo dejo aquí, que todo el mundo conoce esta historia y no tengo nada realmente interesante que aportar. Que un libro como este sea solo el segundo de un autor como Stephen King dice mucho de las razones que hacen que cincuenta años después sea uno de los autores más famosos del mundo. Tiene escenas míticas que no os puedo desglosar aquí, pero han quedado en el imaginario de sus lectores para siempre, y esta relectura, muchos muchos años después de la anterior, me ha parecido igual de buena y la he disfrutado incluso más. Le he dado vueltas a alguna cosa que no terminaba de encajar o que creo que no queda del todo clara tal y como está narrado, pero es de esos libros que me da igual si alguna cosa me cojea. Y repito, lo he dicho varias veces, estamos hablando del segundo libro de King, EL SEGUNDO, después de Carrie, nada menos, y justo antes de El resplandor, ahí es nada. Me cuesta pensar en escritores contemporáneos con un comienzo de carrera literaria como este. No os voy a hablar de su estilo literario, de su prosa ni de tal y pascual... O te gusta o no te gusta. Yo lo adoro mucho, por si no os había quedado claro.




Stephen King (1947) es autor de más de sesenta libros, todos ellos best sellers internacionales. Sus títulos más recientes son Holly, Cuento de Hadas, Billy Summers, Después, La sangre manda, El Instituto, Elevación, El visitante (cuya adaptación audiovisual se estrenó en HBO en enero de 2020), La caja de botones de Gwendy (con Richard Chizmar), Bellas durmientes (con su hijo Owen King), El bazar de los malos sueños, la trilogía Bill Hodges (Mr. Mercedes, Quien pierde paga y Fin de guardia), Revival y Doctor Sueño. La novela 22/11/63 (convertida en serie de televisión en Hulu) fue elegida por The New York Times Book Review como una de las diez mejores novelas de 2011 y por Los Angeles Times como la mejor novela de intriga del año. Los libros de la serie La Torre Oscura e It han sido adaptados al cine, así como gran parte de sus clásicos, desde Misery hasta El resplandor pasando por Carrie, El juego de Gerald y La zona muerta.
 
En reconocimiento a su trayectoria profesional, le han sido concedidos los premios PEN American Literary Service Award en 2018, National Medal of Arts en 2014 y National Book Foundation Medal for Distinguished Contribution to American Letters en 2003.
 
Vive en Bangor, Maine, con su esposa Tabitha King, también novelista.

jueves, 29 de mayo de 2025

RESEÑAS MINUS by MH (2025) #5 ::: CLÁSICOS

 ¡Hola a todos!

Hoy en esta sección de opiniones breves toca una tanda de clásicos a los que por una razón u otra no les he escrito una reseña más extensa (aunque mi intención inicial para todos ellos fuese esa, hablaros largo y tendido... pero es que de verdad que me cuesta un mundo). Sobre este tipo de libros tengo pocas explicaciones que daros, de sobra sabéis que leo mucho clásico y de todo tipo, así que vamos con ello.
 
 
 
  
Como veis hay de todo: novelas y relatos, autores de varias nacionalidades, temáticas muy diferentes... y, salvo uno, todos ya descatalogados, algo que es también marca Netherfield (mal que me pese en un caso concreto, que la edición y traducción son antiquísimas y bueno, en fin, he sufrido lo mío con ello).

 

 
 
 

  
 

Título original:
After Julius
Autora: Elizabeth Jane Howard
Editorial: Siruela
Traducción: Raquel García Rojas
Páginas: 376
Fecha de publicación original: 1965
Fecha esta edición: noviembre 2021
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 24,95 euros

Julius Grace falleció en 1940, durante la evacuación de las tropas aliadas en Dunkerque. Veinte años después, su figura sigue teniendo una presencia decisiva en la vida de su familia. Emma, la hija menor trabaja en el mundo editorial y no muestra interés alguno en el matrimonio. Por el contrario, Cressida, la mayor, está demasiado ocupada con sus amantes, a menudo casados, para centrarse en su carrera como pianista. Mientras tanto, Esme, la viuda de Julius, esquiva la soledad entregándose a las rutinas domésticas y al cuidado de su jardín. Y luego está Felix King, examante de Esme, a quien abandonó tras la muerte de su marido. La reunión de todos ellos durante un fin de semana en Sussex detonará de improviso una serie de revelaciones, secretos y confesiones, que irán desvelando, por fin, la verdad sobre Julius...
 
 
 
El tal Julius del título murió durante la Segunda Guerra Mundial haciendo algo muy valiente pero también muy absurdo e impropio de él. Dejó atrás a una atractiva mujer, Esme, que por aquel entonces le engañaba con otro hombre mucho más joven que ella, y dos hijas, Cressy y Emma, que en el momento en que comienza la historia ya son dos mujeres hechas y derechas con trayectorias vitales completamente distintas y en un punto de su existencia muy diferente. Así pues seguimos el punto de vista tanto de Esme como de sus hijas, a quienes se suman Daniel Brick, un escritor que acompaña a Emma, y Felix, aquel que era amante de Esme en el momento de morir Julius. La acción transcurre en apenas tres días (viernes a domingo), y conocemos a todos en las horas previas a reunirse en la casa familiar... aunque en realidad ellos no saben que van a reunirse. Simplemente acuden, y una vez allí, empieza a deshilacharse una madeja antigua hecha de recuerdos, secretos, confusiones y añoranzas, mientras que comienza a crearse una nueva con hilos sueltos inesperados y llenos tanto de esperanza como de desengaños.
 
Elizabeth Jane Howard es sobre todo conocida por su serie sobre los Cazalet, pero una vez publicados esos cinco libros, la editorial Siruela está recuperando algunos de sus libros independientes. Después de Julius es uno de ellos, y llegó a mis manos en forma de regalo navideño de una generosa compi bloguera. Es una obra temprana de la autora, escrita y publicada al menos veinticinco años antes de Los años ligeros (novela que da comienzo a los Cazalet), y mi experiencia lectora ha ido de menos a más, mucho más... me costó un poco entrar en la historia, pero una vez lo hice, disfruté muchísimo de ella. Es una novela sobre todo y ante todo de personajes, y Howard se toma su tiempo para reunirlos a todos en el mismo lugar y que dé comienzo el espectáculo. Y cuando comienza, reconoces ese don de la autora para crear seres de carne y hueso. Tenemos personajes que han amado y han perdido, que han seguido amando a pesar de la pérdida, que jamás han amado, que van a amar por primera vez, que han amado mucho pero jamás se han sentido amados, que está perdidos, que anhelan ser encontrados, que tienen miedo de encontrar, que creen que han encontrado cuando en realidad están más a la deriva que nunca... Una muy buena novela, con alguna escena que choca un poco hacia el final del libro vista desde nuestros ojos del 2025, pero con un excelente trabajo por parte de Howard con sus personajes.
 
 
 
Puntuación: 4/5





 
Título original: Poor Caroline
Autora: Winifred Holtby
Editorial: La Pléyade
Traducción: Simón Santainés
Páginas: 320
Fecha de publicación original: 1931
Fecha esta edición: agosto 1943
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: descatalogado



 
 
Adoro mucho a Winifred Holtby, así que como quienes me conocen lo saben, recibí este libro como regalo hace muchos años (sin la sobrecubierta, porque no llegó viva a nuestra época... esta foto la he encontrado por internet, no sé a quién pertenece y por eso no puedo darle créditos). ¿Por qué no lo había leído hasta ahora? Porque sabía que iba a tener un problema con la traducción, y no me equivocaba. Esta edición es de 1943, es la única que hay en español, y sé que a la mayoría de los lectores estas cosas les dan igual y no les dificultan el disfrute de la lectura, pero por desgracia no me encuentro entre ellos. Me llevan los demonios ir viendo todo lo que está mal (de manera evidente, imaginaos lo que no se percibe durante la lectura) y sin saber nunca realmente si estoy leyendo el texto íntegro o uno censurado o mutilado. En fin, que este año me he liado la manta a la cabeza y por fin me he decidido, pero he tardado dos meses en leerlo, con eso os lo digo todo. Perdóname allá donde estés, Winifred: soy tiquismiquis porque la vida me ha hecho así, no puedo remediarlo. La culpa no es tuya, lo sé, pero es que la traducción es una shit.
 
La historia en sí misma narra como una señora, la tal Carolina, se empeña en crear algo llamado la Compañía de Cinema Cristiano (en esta traducción horrorosa, claro), de la que solo puede ser secretaria porque es más pobre que una rata. Pero consigue accionistas, que es lo más asombroso de todo, y hasta un cineasta que ha descubierto una tecnología que será el no va más en el mundo del celuloide. Cada uno esta ahí por motivos distintos que no tienen nada que ver con la empresa esta que les importa un carajo... pero por darle el gusto a la pobre Carolina, lo que sea. Nadie puede decirle que no a esta señora. Y mientras tanto se lían mucho las cosas, hay amoríos, apropiaciones indebidas, personajes que intentan buscar su lugar en el mundo, otros que se niegan a reconocer el que ya tienen... y luego tenemos a Carolina, pobre en varios sentidos de la palabra, que sabemos desde el principio de la novela que ha muerto y lo que se narra es su triste historia y cómo la Compañía de Cinema Cristiano se había convertido en el sentido de su vida. ¿Qué busca esta empresa? Reformar el nivel estético y moral del cine británico. Pero vamos, que es esto como podría haber sido cualquier cosa. Lo importante es que Carolina se sienta útil y tenga un propósito al levantarse por las mañanas... aunque a los demás les gustaría no haber oído hablar jamás de la tontería esta.
 
Winifred Holtby está siempre ahí, su ironía a la hora de afrontar temas complejos como la situación de la mujer en la época, la religión o la ambigüedad del ser humano y el modo en que nos relacionamos... de hecho todo el libro es una sátira a varios niveles, y en el personaje de Eleanor, en su independencia, su intención de no casarse y hacer cosas, muchas cosas, sin que nada se le ponga por delante, tenemos a Holtby en estado puro. Ojalá alguna editorial se acuerde de recuperar esta novela con una traducción como merece.


Puntuación: 3/5 
 (me duele esta puntuación porque sé que con una traducción adecuada lo hubiese disfrutado mucho más, pero si voy con la sinceridad por delante es lo que hay...)






 
Título original: Il buio e il miele
Autora: Giovanni Arpino
Editorial: Círculo de Lectores
Traducción: Edgardo Dobry y Valentina Cialfa
Páginas: 190
Fecha de publicación original: 1969
Fecha esta edición: 1994
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: descatalogado

Un capitán retirado del ejército ciego y manco de una mano inicia un viaje junto a un joven recluta encargado de escoltarle. Fausto, el capitán, es un hombre comido por el dolor y el rencor; Ciccio, el recluta, es un adolescente ingenuo que todavía debe empezar a vivir.


 
 
Me ocurre con muchas películas que vi hace décadas que no descubro hasta eones después que eran adaptaciones de libros, y Esencia de mujer es un ejemplo tan bueno como cualquier otro. Cinéfila como he sido toda mi vida, vi la película allá por finales de los años 90, y no fue hasta mucho después (internet y google de por medio) que descubrí que estaba basada en una novela de un autor italiano y que además era un clásico. Yo iba con muchas expectativas y con muchas ganas de que me gustase, pero lo cierto es que no he conectado nada (pero nada) con el estilo narrativo de Giovanni Arpino, así que por mucho que me interese la historia que cuenta, la experiencia lectora no ha sido lo que esperaba, la verdad.
 
No sé si habéis viso la película (Al Pacino interpreta a un oficial del ejército ciego y amargado y Chris O’Donnell da vida a un jovencito que necesita dinero y acepta ejercer de acompañante de este señor, recibiendo en el camino una lección de vida que le hace crecer como persona, madurar y aprender a tomar decisiones, al tiempo que ambos se enfrentan a los obstáculos que la vida les pone por delante). Vale, esto es una americanada de un libro que derrocha italianismo por los cuatro costados. Sí, la base es la misma, pero creedme, tanto el recorrido como el destino son totalmente diferentes. Esencia de mujer, cuyo título original es algo así como La oscuridad y la miel, narra el viaje en tren de cinco días de Fausto y Ciccio desde Turín a Nápoles, haciendo sendas paradas en Génova y Roma. El objetivo de este viaje solo Fausto lo sabe y lo descubriremos eventualmente, pero en el camino conocemos por un lado a un hombre deprimido por su ceguera que esconde su amargura en el alcohol y el trato denigrante hacia los demás, y por otro a un joven muy ingenuo y sumiso que apenas ha salido del cascarón. Fausto lleva en su interior la destrucción y la furia, Ciccio aún intenta adivinar a qué huelen las nubes.
 
Y de verdad, suena muy interesante, y lo es. El retrato de la Italia de posguerra, de un personaje como Fausto que tiene veneno en la lengua y tristeza en lo más profundo de su alma, la idolatría que tiene raíces en la ingenuidad y la amargura de convertirse en algo en lo que uno ya no se reconoce ni quiere reconocerse... pero el estilo del autor es tosco hasta decir basta, y si fuese así porque tiene que ser así, pues bueno, ya es cosa de gustos, pero es que había leído que era lírico... y claro, yo con los ojos así O_O conforme avanzaba y buscaba el dichoso lirismo. Que a lo mejor es cosa de la traducción, no lo sé porque no he mirado el original ni voy a hacerlo, pero sea por una cosa o por la otra, me ha gustado el fondo pero no la forma.
 
 
Puntuación: 2,5/5
 
 


Título original: Holding Up a Train
Autor: O. Henry
Editorial: Ediciones del Bronce
Traducción: Marcelo Cohen
Páginas: 192
Fecha publicación original: 1904
Fecha esta edición: 2002
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: descatalogado
Imagen de cubierta: The Faithful Colt (William Harnett, 1890)


Falsificadores de dinero, viejos militares sudistas que no advierten el paso del tiempo, vengadores imperturbables, delicadas poetisas solitarias, cuatreros y vagabundos: he aquí a algunos de los personajes de estos cuentos. De la misma forma en que había descrito la turbulenta vida de Nueva York, O. Henry crea sus grabados del Oeste con perspicacia del periodista y la irónica piedad de un poeta de regreso a su tierra. Y nos entrega viva la imagen de unos pueblos que a fines del siglo pasado aún conservaban intacta su mítica aura de romanticismo.


 
 
Antes de nada os aviso: esto no es una novela, es una colección de relatos. Os lo digo para que no os pase lo que a mí, que con ese título tan poco claro pensaba que iba a encontrarme eso, una novela sobre el asalto a un tren, y yo, que estaba on fire con el tema después de El gran robo del tren de Michael Crichton, me llevé un chasco al comprobar que no era así. Que a ver, si hubiese usado el cerebro por una vez (o leído la sinopsis, pero nada, causa perdida) habría recordado que O. Henry no escribió ninguna novela y sí cientos y cientos de relatos, pero oiga usted, una hace lo que puede con el cerebro de guisante que le ha tocado en suerte. En cualquier caso, relatos. Unos catorce, para ser exactos, siendo el último de ellos el que da nombre al volumen.
 
Todos los relatos están ambientados en distintos lugares de lo que conocemos como el Oeste americano, pero todos ellos son completamente distintos entre sí aunque compartan ese sabor inconfundible a los westerns que tanto hemos visto en las películas ambientadas en el siglo XIX. Por estos relatos se mueven personajes y situaciones de todo tipo (vagabundos a los que les cambia la vida, editores en busca de poetas desconocidas, enfermos que se toman la vida como viene, vaqueros, rancheros, la eterna disputa entre el norte y el sur, actores de teatro, esclavos liberados, damiselas que se debaten entre las atenciones de varios caballeros, periódicos con pocas miras económicas... incluso hay espacio para una especie de cuento de hadas y aventuras protagonizada por una niña de trece años) y la guinda del pastel la pone el relato que da título al ejemplar, en la que un antiguo asaltador de trenes nos cuenta los pros y los contras de una vocación que no es tan agradable y fácil como parece (hay que tener en cuenta muchos factores y los sufridos asaltados no siempre se comportan como deben). Aunque cada relato es completamente distinto al resto tanto en la historia que cuenta como en la forma de contarla, sí que tienen un denominador común: el humor, que está más o menos presente, es más o menos irónico, más o menos sarcástico, pero siempre encuentra el modo de hacerse presente. De hecho, el primer relato de esta antología, Tesoro enterrado, es un buen ejemplo de la guasa que se trae Henry y un aperitivo fantástico para abrir boca ante lo que está por venir.
 
Me ha gustado mucho el estilo del autor, ya había leído algún relato suyo en alguna antología navideña pero me he quedado con ganas de más. 
 
 


Puntuación: 4/5 

lunes, 26 de mayo de 2025

RESEÑA (by MH) ::: EL CARTERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES - James M. Cain


 
Título original: The Postman Always Rings Twice
Autor: James M. Cain
Editorial: RBA
Traducción: Federico López Cruz
Páginas: 128
Fecha publicación original: 1934
Fecha esta edición: septiembre 2017
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: descatalogado (disponible en otras ediciones)
Diseño de cubierta: Luz de la Mora


 
Frank chambers, un joven trotamundos sin un centavo, llega a una cafetería regentada por un desagradable propietario que le propone trabajar allí. Ni siquiera a un hombre que viaja con los bolsillos vacíos podría parecerle apetecible la perspectiva de quedarse en un lugar tan deprimente como ese... hasta que por la puerta aparece ella, y el mundo de Frank da un vuelco. Novela violenta y sensual, la obra maestra de James M. Cain marcó a toda una generación de lectores en la época dorada del género negro y el paso del tiempo la ha convertido en un clásico indiscutible de la literatura norteamericana que ha pasado a formar parte de la mitología popular y ha sido llevada a la gran pantalla en diversas ocasiones con gran éxito.
 

  
 

Yo sigo con mi cruzada de leer los libros en los que se basaron algunas de las películas clásicas más icónicas del cine norteamericano, así que le ha tocado el turno a El cartero siempre llama dos veces. He visto dos de esas adaptaciones (la de 1946 con Lana Turner y John Garfield y la de 1981 con Jessica Lange y Jack Nicholson... creo que no hay ninguna más, y si la hay, no la he visto), pero leer las novelas originales siempre es una experiencia totalmente diferente, y este caso no ha sido una excepción. Os cuento.

Frank Chambers es un atractivo joven sin oficio ni beneficio ni nada a lo que poder llamar hogar que, por casualidades y circunstancias varias, acaba en una cafetería de carretera pensando en como estafar al dueño y largarse sin pagar. Pero Nick Papadakis, que así se llama el propietario, le ofrece un trabajo, y Frank no está muy por la labor de aceptar hasta que conoce a su mujer, Cora... y aquí se deciden los destinos de los tres personajes, porque no solo Frank se queda en la cafetería, sino que inicia una aventura con Cora y pronto descubre que ella tiene muchos planes, planes que no contemplan la presencia de su marido (mucho mayor que ella)... planes que requieren de la participación de Frank e implican medidas drásticas y un asesinato de por medio.

El cartero siempre llama dos veces es una novela muy corta en la que pasan muchas cosas, y eso se traduce en que todo ocurre muy muy rápido. Apenas han pasado quince páginas y ya tenemos a Frank y Cora el uno en brazos del otro, y eso hace también que no se deba hablar demasiado de la trama en general porque los hechos relevantes están ahí casi desde el inicio. Frank Chambers es el narrador de la historia, y al final descubrimos por qué nos la está contando y la situación en la que lo está haciendo. Pero antes de llegar a eso leemos su versión de los hechos, y esos hechos le incluyen a él como a un hombre de poca confianza y sin moral ni escrúpulos en su deseo por tener una vida mejor que ya ha tenido problemas con la justicia; a Cora como una mujer sensual, ambiciosa y manipuladora que sabe darle a cada hombre lo que espera de ella y obtener de cada hombre lo que ella necesita; y a Nick como apenas una sombra desechable y sin relevancia en esta carrera hacia el asesinato perfecto y el sueño americano pavimentado con sangre.

Podría hablaros mucho de Nick y Cora como protagonistas de esta novela negra, de ese deseo primario de tener mucho más de lo que tienen (lo que ellos creen que se merecen) a costa de quien sea, culpable o inocente... podría hablaros de la dinámica que se establece entre ellos, de cómo  tejen su tela de araña, se engañan a sí mismos o intentan engañar al otro y cómo manipulan y son manipulados en una danza que puede tener consecuencias de todo tipo... podría hablaros de esa sensualidad primaria y animal que salpica las páginas cada vez que estos dos personajes comparten una escena, del modo en que se dejan llevar por sus instintos aunque siempre rezume por detrás, en la lejanía, tras el biombo, el hedor a un maestro titiritero que intenta controlarlo todo con una especie de plan con muchas fisuras. Y es que no quiero (ni debo) entrar en detalles, porque lo mejor es acercarse a la historia y ser testigos de cómo un par de desalmados sin escrúpulos intentan hacer prevalecer la máxima de que deben salirse con la suya a toda costa porque es la única salida que ellos están convencidos que tienen (cuando lo más fácil sería que ella dejara a su marido y chimpún). Qué más da si es uno de ellos quien maneja la barca y el otro quien se deja arrastrar por la corriente: ninguno tiene perdón ni lo busca.

Y es que si hay un personaje que merece la compasión del lector es Nick. Este señor es el epítome del sueño americano en plena Gran Depresión estadounidense: de origen inmigrante (su apellido es incontestablemente griego), se ha casado con una mujer joven y atractiva a la que adora, ha montado un negocio de la nada y se gana la vida bien y honradamente con él, está orgulloso de todo lo que tiene, de lo que ha conseguido, de las mejoras y ampliaciones que tiene en mente para el futuro... le va bien, no tiene muchas luces, es honrado, generoso, confiado y buena gente. Todo lo que tiene se lo ha ganado con esfuerzo y con el sudor de su frente, así que como lector, cuando ves lo que está ocurriendo ante sus narices sin que él sospeche absolutamente nada, cuando sufre cierto hecho gravísimo y sigue sin enterarse de nada, cuando eres testigo del destino inevitable, insoslayable e imperdonable al que está abocado en manos de dos seres tan egoístas e inmorales como Frank y Cora, sientes una pena inmensa. Y eso que al leer todo desde el punto de vista de Frank, Nick no es nada, solo un ente que estorba en el camino de dos personas omnipresentes... pero por mucho que Frank lo neutralice en su narración, por mucho que ese vacío demuestre la nada tan absoluta que para él era Nick como ser humano, tú como lector estás con Nick. Sabes que, de ser alguien en esta novela, serías Nick. Y acompañas a Frank y a Cora en cada paso que dan en su camino, son rabiosamente entretenidos de leer, no puedes apartar la mirada, pero jamás estás de su parte. Aquí no existe eso tan recurrente de los personajes ambiguos y la moral gris, y en esta vida todo el mundo recibe lo que se merece (o eso dicen, que yo no lo tengo tan claro).

Y a todo esto, ¿de dónde viene el título con el cartero de marras? Porque ni un solo señor del servicio postal aparece en esta novela. Así que para averiguarlo hay que indagar y buscar, y lo que encuentras es que Cain dio una explicación pero la gente apuesta por otra. Según Cain, es algo que simplemente surgió durante una conversación con un guionista amigo suyo sobre los nervios de esperar la llamada del cartero con noticias sobre cierto manuscrito suyo. Sin embargo, los que quieren ir más allá dicen que no, que Cain tiró de algo muy habitual durante la época victoriana. Al parecer los carteros tocaban el timbre una sola vez cuando entregaban correo normal, pero llamaban dos veces cuando tenían que entregar un telegrama, y si alguien se gastaba el dinero en un telegrama (que valía una pasta) es que algo malo había pasado. ¿Qué nos dice el título entonces? Pues que en este libro no ocurren cosas buenas precisamente y por eso el cartero, simbólica y metafóricamente, llama dos veces. Y esto, que no sé hasta qué punto entenderían los lectores de 1934, a los de 2025 nos cuesta googlear a ver si nos enteramos de lo que va el percal, porque la edición no viene con ninguna explicación al respecto.

En fin, El cartero siempre llama dos veces es uno de los clásicos norteamericanos más reconocidos y yo creo que la historia más o menos nos suena a todos, así que lo voy a dejar aquí con los tráilers tanto de la adaptación de 1946 como la de 1981. Honestamente creo que el libro es más sutil en algunos aspectos que las películas explotaron muchísimo (no voy a ser más explícita) pero, dejando eso a un lado, las dos películas son muy recomendables si todavía no las habéis visto.

 

 

 





JAMES M. CAIN (Annapolis, 1892 – University Park, 1977) es uno de los autores más emblemáticos del género negro estadounidense. Novelista y periodista de profesión, después de la Primera Guerra Mundial, trabajó en varios rotativos de Nueva York, pero al poco tiempo comenzó a escribir guiones cinematográficos, relatos breves y novelas. Autor de numerosos éxitos editoriales, su obra cumbre sigue siendo El cartero siempre llama dos veces. Sin embargo, han sido igualmente reconocidas sus novelas Pacto de sangre, Mildred Pierce y Ligeramente escarlata.