Título original: Love Insurance
Autor: Earl Derr Biggers
Editorial: Alba
Traducción: Ismael Attrache y Carmen Francí
Páginas: 320
Fecha publicación original: 1914
Fecha esta edición: marzo 2016
Fecha esta edición: marzo 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19 euros Imagen de cubierta: Detalle de Portada del catálogo de la compañía de cruceros Chicago, Duluth and Georgian Bay Transit Company (1931)
Lord Harrowby, directamente llegado de Londres, se presenta en las
oficinas de la compañía de seguros Lloyd’s en Nueva York con una
insólita petición: quiere hacerse un «seguro de boda», es decir, quiere
suscribir una póliza que le asegure que su inminente boda con la joven
Cynthia Meyrick, hija de un magnate neoyorquino, llegará a celebrarse;
en caso contrario, la aseguradora habrá de compensarle económicamente.
La compañía ya ha atendido otras propuestas inauditas y acepta el reto,
con la condición, claro, de que no sea el propio novio quien vaya
poniendo impedimentos a la boda. Pero, para mayor seguridad, encarga a
uno de sus empleados, el joven y apuesto Dick Minot, vigilar de cerca a
la pareja y ocuparse de que el acontecimiento llegue a buen puerto. Nada
permitía prever que, al conocer a la novia, el bueno de Dick se
quedaría inmediatamente prendado de ella…
Bueno, ya sabéis de mi pasión por la colección Rara Avis de la editorial Alba, así que no hace falta que me extienda mucho más al respecto: los colecciono y los voy leyendo poco a poco. Hoy vengo con Seguro de amor, escrito allá por 1914 antes de la Primera Guerra Mundial, y que resulta tan moderna para su época que bien parece el guión de una comedia de enredos de los años treinta o cuarenta, esas que tanto me apasionan.
Lord Harrowby acude a las oficinas de Lloyds (famosa empresa de seguros) para contratar precisamente eso, un seguro. ¿Un seguro de qué? Pues aquí viene la peculiaridad: Allan (que así se llama el susodicho lord) se casa en una semana con Cynthia Meyrick, hija de un magnate del petróleo, y el seguro que quiere contratar es contra la eventualidad de que ese matrimonio no se lleve a cabo. Él asegura que se muere por casarse, que está enamoradísimo, que hará todo lo posible para que ese matrimonio se celebre, pero... ¿y si ella cambia de opinión? Pues quiere asegurarse contra eso. Una completa majadería, como se llega a decir en el libro, pero si ese matrimonio no se celebra, y la culpa no es de lord Harrowby, la aseguradora perdería una millonada... Aquí es donde entra en acción Dick Minot, que recibe el encargo de la empresa de asegurarse de que ese matrimonio se celebre como sea, llueva, truene o haga sol. Minot pone rumbo a San Marco, ciudad costera donde va a celebrarse la boda, y cuando en el tren conozca a una maravillosa y deslumbrante joven de la que se enamora perdidamente a primera vista y que resulta ser (seguro que no os lo esperáis) Cynthia Meyrick, la futura esposa de lord Harrowby, empezarán los problemas... y digo empezarán, porque problemas, lo que se dice problemas, van a surgir como setas durante toda la novela.
Como os decía arriba, Seguro de amor es una comedia de enredo clásica en toda regla que tiene cierto aire británico pero que en realidad fue escrita por un norteamericano, lo que se traduce en una comedia yanqui que bien podría haber escrito un inglés. Y cuando digo también arriba que fue una novela muy adelantada a su tiempo lo hago porque bien parece una película encantadora de esas que mi admirado Lubitsch o Howard Hawks se sacaban de la manga ya bien adentrados los años 30 o 40. Los productores de Jolibud debieron pensar lo mismo que yo, porque la novela tiene adaptación precisamente de esos años (1940). Todavía no he podido echarle la zarpa, pero tiempo al tiempo...
¿Y qué nos encontramos en Seguro de amor? Pues enredos, muchos enredos, y de todo tipo. Desde el ya comentado amor fulgurante que siente por la futura esposa el hombre que precisamente tiene como misión impedir que se eche atrás en la boda, hasta identidades sospechosas que podrían dar al traste con el dichoso enlace, pasando por personajes de muy dudosa respetabilidad que no se sabe muy bien qué intenciones tienen en todo este asunto, chantajes y resurrecciones inesperadas o robos cometidos por los personajes más insospechados. Además hay que añadir un publicista que está decidido a dar mucho que hablar y a dos periodistas que acaban de perder su trabajo y que, sin saber muy bien cómo, se hacen con las riendas del periodicucho más sensacionalista de la ciudad en el momento más inoportuno.
A todo esto, los capítulos protagonizados por estos dos periodistas son puro teatro escrito en papel. Lees esas escenas y las ves, literalmente, sobre un escenario. Respiran tablas por los cuatro costados, y son de mis capítulos favoritos sin lugar a dudas. Realmente la novela tiene muchas escenas de exterior (barcos, islotes, trenes, coches...) pero no me extraña su adaptación a Broadway, porque la historia se presta a ello por muchos motivos. Ambiente de lujo, millonarios que viven a todo tren sin nada que hacer en todo el día, cenas espléndidas donde la popularidad se mide por el ingenio (ingenio producto de la pluma de un escritor que les escribe esas frases para que se luzcan)... La ciudad de San Marco es como un gran teatro donde suceden muchas cosas de manera muy rápida y además muy ingeniosa, y todo envuelto en un ambiente de cierto glamour trasnochado en el que los americanos sueñan con los títulos nobiliarios ingleses y los nobles ingleses no tienen un penique y se mueren por el dinero de los americanos.
Y es que la narración ágil del autor, los diálogos chispeantes y rápidos, el juego que se traen la mayor parte de los personajes al interaccionar unos con otros, la sucesión constante de hechos/descubrimientos/malentendidos que van impulsando el avance de la crónica de esta semana previa a la boda... todo se conjuga para otorgar naturalidad, elegancia y humor a la historia. El pobre Minot no ha solucionado un entuerto cuando ya se ha producido otro, y va de acá para allá interactuando con todo este variopinto elenco de personajes y poniendo parches en todos los pinchazos que van surgiendo, mientras está cada vez más enamorado de Cynthia y ella no sabe muy bien a qué atenerse ante un hombre que le mira con ojos arrobados y que al mismo tiempo sería capaz de cualquier cosa con tal de que se casase con otro hombre.
¿En qué termina todo? Os he nombrado a Lubitsch y a Hawks, así que no me voy a hacer la misteriosa porque esta es de esas historias que no tiene ninguna doblez y sabes hacia dónde se encamina. Aun así, como en cualquier película de los maestros, lo importante es pasártelo en grande durante el camino y quedarte con la sonrisa en la boca cuando cierras el libro. Qué pena que este autor luego se hiciese tan famoso con sus novelas policíacas y su personaje Charlie Chan, porque ya no le dejaron volver a este género. Nos perdimos a un autor de comedia de enredos maravilloso.
Lord Harrowby acude a las oficinas de Lloyds (famosa empresa de seguros) para contratar precisamente eso, un seguro. ¿Un seguro de qué? Pues aquí viene la peculiaridad: Allan (que así se llama el susodicho lord) se casa en una semana con Cynthia Meyrick, hija de un magnate del petróleo, y el seguro que quiere contratar es contra la eventualidad de que ese matrimonio no se lleve a cabo. Él asegura que se muere por casarse, que está enamoradísimo, que hará todo lo posible para que ese matrimonio se celebre, pero... ¿y si ella cambia de opinión? Pues quiere asegurarse contra eso. Una completa majadería, como se llega a decir en el libro, pero si ese matrimonio no se celebra, y la culpa no es de lord Harrowby, la aseguradora perdería una millonada... Aquí es donde entra en acción Dick Minot, que recibe el encargo de la empresa de asegurarse de que ese matrimonio se celebre como sea, llueva, truene o haga sol. Minot pone rumbo a San Marco, ciudad costera donde va a celebrarse la boda, y cuando en el tren conozca a una maravillosa y deslumbrante joven de la que se enamora perdidamente a primera vista y que resulta ser (seguro que no os lo esperáis) Cynthia Meyrick, la futura esposa de lord Harrowby, empezarán los problemas... y digo empezarán, porque problemas, lo que se dice problemas, van a surgir como setas durante toda la novela.
Como os decía arriba, Seguro de amor es una comedia de enredo clásica en toda regla que tiene cierto aire británico pero que en realidad fue escrita por un norteamericano, lo que se traduce en una comedia yanqui que bien podría haber escrito un inglés. Y cuando digo también arriba que fue una novela muy adelantada a su tiempo lo hago porque bien parece una película encantadora de esas que mi admirado Lubitsch o Howard Hawks se sacaban de la manga ya bien adentrados los años 30 o 40. Los productores de Jolibud debieron pensar lo mismo que yo, porque la novela tiene adaptación precisamente de esos años (1940). Todavía no he podido echarle la zarpa, pero tiempo al tiempo...
¿Y qué nos encontramos en Seguro de amor? Pues enredos, muchos enredos, y de todo tipo. Desde el ya comentado amor fulgurante que siente por la futura esposa el hombre que precisamente tiene como misión impedir que se eche atrás en la boda, hasta identidades sospechosas que podrían dar al traste con el dichoso enlace, pasando por personajes de muy dudosa respetabilidad que no se sabe muy bien qué intenciones tienen en todo este asunto, chantajes y resurrecciones inesperadas o robos cometidos por los personajes más insospechados. Además hay que añadir un publicista que está decidido a dar mucho que hablar y a dos periodistas que acaban de perder su trabajo y que, sin saber muy bien cómo, se hacen con las riendas del periodicucho más sensacionalista de la ciudad en el momento más inoportuno.
A todo esto, los capítulos protagonizados por estos dos periodistas son puro teatro escrito en papel. Lees esas escenas y las ves, literalmente, sobre un escenario. Respiran tablas por los cuatro costados, y son de mis capítulos favoritos sin lugar a dudas. Realmente la novela tiene muchas escenas de exterior (barcos, islotes, trenes, coches...) pero no me extraña su adaptación a Broadway, porque la historia se presta a ello por muchos motivos. Ambiente de lujo, millonarios que viven a todo tren sin nada que hacer en todo el día, cenas espléndidas donde la popularidad se mide por el ingenio (ingenio producto de la pluma de un escritor que les escribe esas frases para que se luzcan)... La ciudad de San Marco es como un gran teatro donde suceden muchas cosas de manera muy rápida y además muy ingeniosa, y todo envuelto en un ambiente de cierto glamour trasnochado en el que los americanos sueñan con los títulos nobiliarios ingleses y los nobles ingleses no tienen un penique y se mueren por el dinero de los americanos.
Y es que la narración ágil del autor, los diálogos chispeantes y rápidos, el juego que se traen la mayor parte de los personajes al interaccionar unos con otros, la sucesión constante de hechos/descubrimientos/malentendidos que van impulsando el avance de la crónica de esta semana previa a la boda... todo se conjuga para otorgar naturalidad, elegancia y humor a la historia. El pobre Minot no ha solucionado un entuerto cuando ya se ha producido otro, y va de acá para allá interactuando con todo este variopinto elenco de personajes y poniendo parches en todos los pinchazos que van surgiendo, mientras está cada vez más enamorado de Cynthia y ella no sabe muy bien a qué atenerse ante un hombre que le mira con ojos arrobados y que al mismo tiempo sería capaz de cualquier cosa con tal de que se casase con otro hombre.
¿En qué termina todo? Os he nombrado a Lubitsch y a Hawks, así que no me voy a hacer la misteriosa porque esta es de esas historias que no tiene ninguna doblez y sabes hacia dónde se encamina. Aun así, como en cualquier película de los maestros, lo importante es pasártelo en grande durante el camino y quedarte con la sonrisa en la boca cuando cierras el libro. Qué pena que este autor luego se hiciese tan famoso con sus novelas policíacas y su personaje Charlie Chan, porque ya no le dejaron volver a este género. Nos perdimos a un autor de comedia de enredos maravilloso.
Earl Derr Biggers nació en Warren (Ohio) en 1884. Licenciado en la Universidad de Harvard, empezó a trabajar como reportero. Entre 1908 y 1912 tuvo una columna diaria y fue crítico teatral en el Boston Traveler.
Su primera novela fue Seven Keys to Baldplate, publicada en 1913 y adaptada, con éxito, en Broadway y en 1917 al cine (habría otras dos adaptaciones). También Seguro de amor (1914) sería montada en Broadway en 1919 (con el título se See-Saw) y llevada al cine en 1940 (con el título de One Night in the Tropics).
Sin embargo, la celebridad de Biggers se debe a la creación del
personaje de Charlie Chan, el astuto detective chino de Honolulu que
apareció por primera vez en la novela La casa sin llave (1925), a la que seguirían cinco más, entre ellas El loro chino (1926) y El guardián de las llaves
(1932). Algunas fueron adaptadas al cine tanto en Estados Unidos como
en China.
Biggers quiso apartarse alguna vez del género y del héroe que
tanto éxito le dispensó, pero lo cierto es que no pudo. Moriría en
Pasadena (California) en 1933.
La colección Rara Avis también me gusta mucho y he leído unas cuantas, pero esta en concreto no la conocía y me la llevo apuntada. Besinos.
ResponderEliminarOh, esto me gusta mucho. Reconozco que más las pelis de esa época y estilo que estas novelas pero este libro pinta muy bien y si encima te deja con la sonrisa en la boca pues qué más pedir. Me lo apunto.
ResponderEliminarBesos
¡Aish sí! Este me encantó. Lo leí hace algunos años, pero recuerdo perfectamente esa sensación de película de Lubitsch o incluso de Billy Wilder, qué genial... Y sí, es verdad que aunque sea un autor norteamericano, la novela podría ser perfectamente charming british. Un bombón perfecto para huir del mundanal ruido. Besos.
ResponderEliminarUna trama muy "enredada"... Zip...
ResponderEliminarY tú también tienes un don para "enredarnos"... También...
Bueno... De Rara Avis, tengo ahora mismo dos pendientes en mod estanterías pero siguen otra línea... La dama desaparece y El enebro... Mi deber es primero con ellos... :)
Feliz fin de semana!
Me gusta, me lo anoto. Sólo por la portada ya me llevaría.
ResponderEliminarUn beso ;)
Me lo apunto, este es los míos, he leído pocos de "Rara avis", pero me encantan. Un beso!
ResponderEliminarLa tengo apuntada,pero ahora me han entrado unas ganas enormes de leerla... Me encantan las comedias de enredo de esa época.
ResponderEliminarBesos
Me gusta lo que cuentas, y aunque no es por ganas, todavía no he leído ningún título de esta colección. Espero hacerlo pronto y no descarto estrenarme con este título.
ResponderEliminarBesitos
Yo aún no he leído nada de esta colección de Alba y mira que hay títulos que me apetecen! Este que nos traes creo que es para pasárselo bien, una historia disfrutona y yo no me lo pienso perder ;)
ResponderEliminarBesitos
¡Menudo descubrimiento! Me gusta todo lo que dices y por eso tomo nota enseguida y me pongo con ella en cuanto pueda. Un saludo!
ResponderEliminarMe encantan las comedias de enredo y, por lo que nos cuentas en tu reseña, es una lectura muy apetecible. Aunque tambien buscaré la película, porque uno no da a basto con tanta lectura pendiente. Besos.
ResponderEliminarViendo de qué trata, el título le va como anillo al dedo. Aunque no la veo muy de mi estilo, la vendes tan bien que no me importaría leerla. Parece entretenida.
ResponderEliminarUn beso ;)
Este me atrae un montón, ¡me lo llevo anotado!
ResponderEliminarFeliz semana.
Buenas tardes:
ResponderEliminarLlego muy tarde por aquí, y ya lo siento, porque esta novela sí la he leído y puedo comentarla :)
A mí me encantó, porque es de esas novelas que la comienzas con una sonrisa, la cual no dejas durante toda la lectura. Yo lo pasé bomba con ella. Y no porque sea un obrón, sino porque lo desenfadado y frívolo del argumento y la historia te hacen aislarte del mundo y soñar.
Lo dicho, hermanas gemelas en lectura y cine. por cierto, yo tampoco he visto la adaptación, y ya estoy tardando.
Un beso grande!!
Esta sí que me la anoto. Me ha entusiasmado el argumento de la novela y tu reseña, además de que también me encantan los libros de Rara Avis. Así que... ¡al saco! :-)
ResponderEliminarGracias por dármelo a conocer y besotes mil.
Requeteapuntado.
ResponderEliminarTodos los rara avis son muy tentadores.
Besotes.
Lo tengo en la lista de deseos desde que leí una reseña hace tiempo... a ver cuándo me hago con él.
ResponderEliminarUn besazo
Ohh.. Alba también es una editorial a tener muy en cuenta. Fíjate qué cosas publica. Esta sin duda me gustaria mucho. Besos
ResponderEliminarHolas guapas, me encantan todos los libros de la colección de Rara Avis de Alba y si además es de enredos a principios del S. XX sin duda me va a encantar.
ResponderEliminarMil gracias por la reseña.
Besitos.
Hum, mirad que no soléis tentarme, pero esta vez sí, parece una historia divertida. Lo pensaré ;)
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