Hola a todos!
Hoy
en esta sección de opiniones breves toca una nueva tanda de literatura de terror, género que como ya he comentado alguna vez leo bastante más de lo que mis apariciones por aquí puedan dar a entender.
Los cuatro libros que traigo hoy son muy distintos entre sí en cuanto al tipo de terror que ofrecen (en algunos casos es sobrenatural, en otros los humanos son los monstruos) y algunos de ellos no son libros que recomendaría alegremente porque he leído opiniones de todo tipo. A mí me han gustado los cuatro, cada uno por cosas distintas y en ocasiones llevando la contraria a la opinión generalizada.
Os cuento.
Título original: The Elementals
Autor: Michael McDowell
Editorial: La bestia equilátera
Traducción: Teresa Arijón
Prólogo: Mariana Enríquez
Páginas: 320
Fecha de publicación original: 1981
Fecha de publicación original: 1981
Fecha esta edición: noviembre 2019
Encuadernación: rústica sin solapas
Precio: descatalogadoIlustración de cubierta: M. S. Cotley
Los elementales cuenta la historia de dos familias, los McCray y los Savage, emparentadas entre sí, que, tras morir la matriarca, deciden trasladarse a Beldame, un lugar aislado al que solo se puede acceder por una franja de tierra que tiene a un lado una laguna y al otro lado un golfo. Beldame en realidad son tres enormes mansiones victorianas idénticas entre ellas, cada una mirando a un lado: dos de ellas todavía son habitables, pero la otra está casi completamente invadida por la arena, cuyas dunas rodean sus paredes. El lugar en sí mismo da escalofríos, esconde secretos y resulta evidente que hay algo en esa tercera casa abandonada... algo que al principio solo percibe India, la única niña del grupo, aunque Odessa, la criada negra de la familia, podría explicarle muchas cosas si le preguntase.
Esta novela está encuadrada dentro lo que se denomina gótico sureño, y lo cierto es que el calor asfixiante de Alabama y el entorno de Beldame, con esas tres mansiones góticas en un trozo de tierra rodeado de agua y arena de playa, son dos protagonistas en sí mismos, y aunque la narración empieza poco a poco presentándote a todos los miembros de la familia, la relación entre ellos, lo que supone Beldame en su pasado, el transcurrir de los días en esas casas sin que aparentemente pase nada, notas cómo MacDowell está entretejiendo los hilos de su particular casa encantada. Cuando empieza la fiesta, cuando lo que hay en ese lugar empieza a impacientarse y a reclamar atención, ya estás totalmente inmerso en la historia deseando ver qué te cuentan y cómo te lo cuentan. De entre los personajes, para mí resulta evidente que las que se quedan contigo como lector son India y Odessa, pero todos están ahí por algo... como bien descubrimos tarde o temprano. No sé si este tipo de terror es del gusto de todo el mundo, pero para mí ha sido un fantástico primer acercamiento al autor.
Puntuación: 4/5
Título original: True Crime
Autora: Samantha Kolesnik
Editorial: La Biblioteca de Carfax
Traducción: Shaila Correa
Páginas: 196
Fecha de publicación: abril 2023
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 17,90 eurosIlustración de cubierta: Kim Martín Humphrey
Suzy vive con su hermano Lim y su madre. La niña está fascinada
por las historias de crímenes y su pasatiempo favorito es mirar
revistas con fotos de asesinatos. Es su forma de
evadirse de los horrores cotidianos con los que convive: el abuso
constante de su madre y el novio de esta. Hasta que un día, cansada de
la humillación y de someterse a los designios de los demás, actúa. A
partir de este momento, Suzy y Lim se embarcan en un frenesí violento y
mortal. Cuando la policía los atrapa, Lim acaba en la cárcel y Suzy es
acogida por Hank Riley y su esposa. Por fin tiene lo que nunca disfrutó, una familia, pero Suzy ya es diferente y le cuesta encontrar su lugar en el mundo.
Sigo leyendo poco a poco los libros incluidos en la colección Démeter de La biblioteca de Carfax (donde publican novelas cortas de terror contemporáneo), y este verano le tocó el turno a Crímenes reales, novela debut de la autora y una historia que no me atrevería a recomendar porque hay que tener cierto estómago para leerla. A priori si digo que es la historia de dos hermanos que huyen después de asesinar a su madre tras una vida de abusos y que entran en una espiral de violencia que solo puede tener un muy mal final, os parecerá algo ya leído, ya visto, ya trillado. No. Creedme... NO.
Como digo, la novela está protagonizada por dos hermanos (Lim y Suzy) un tanto especiales que además viven en un entorno abusivo con una madre que es una hija de... su madre (lo dejaremos así). Suzy llega a su límite y se asegura de que su madre no vuelva a abusar de nadie más y de paso quema la casa. Lim y ella huyen, pero en lugar de ponerse a salvo, huir de la policía y mantener un perfil bajo, convierten la escapada en un cuentakilómetros de violencia y oscuridad. Palpan los límites entre ellos, lo que cada uno estaría dispuesto a hacer por el otro, hasta qué punto les conviene seguir juntos, si son buenos el uno para el otro, si se manipulan emocionalmente, si Suzy sabe que su hermano haría cualquier cosa por ella (cualquier cosa) y está dispuesta a comprobarlo.
Crímenes reales es una lectura muy turbia y muy incómoda, con escenas de violencia y abuso muy explícitas y con una línea argumental no apta para lectores muy sensibles o que reaccionan mal ante determinadas circunstancias. Se adentra en temas como la sexualidad, el dolor, la supervivencia, el abuso tanto físico como emocional, las consecuencias de esos abusos y el desarrollo de la personalidad de quienes los sufren... y la relación entre Lim y Suzy es compleja y anómala; son muy diferentes entre sí pero tienen la misma mochila a cuestas, los dos han vivido en un entorno abusivo, están defectuosos en muchos aspectos y también dañados, muy dañados. Suzy pasaba sus días leyendo revistas sobre true crimes, ahora es ella quien los protagoniza y, aunque comienza su andadura huyendo del abuso y la violencia, pronto descubre que eso no acaba fuera de su hogar porque esas situaciones, mientras eres mujer, jamás se terminan. Cambian, mutan... pero siempre están ahí, no se van jamás. Y el modo en que Suzy maneja todo lo que ocurre... bueno, ese es otro melón que aquí no se puede abrir.
Puntuación: 4/5
Título original: How to Sell a Haunted House
Autor: Grady Hendrix
Editorial: Minotauro
Traducción: Pilar de la Peña Minguell
Páginas: 440
Fecha de publicación: octubre 2023
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,95 eurosCuando Louise se entera de que sus padres han muerto, teme
volver a casa. No quiere dejar a su pequeña con su ex y volar a
Charleston. No quiere enfrentarse al domicilio familiar, donde se
amontonan los restos de la vida académica de su padre y de la constante
obsesión de su madre por los títeres y los muñecos. No quiere aprender a
vivir sin las dos personas que mejor la han conocido y más la han
querido del mundo entero. Sobre todo, no quiere tener
que lidiar con su hermano, Mark, que nunca ha salido de Charleston, es
incapaz de conservar un empleo y no lleva bien el éxito de Louise. Por
desgracia, ella lo necesita, porque, para vender esa casa, va a hacer
falta algo más que una manita de pintura y retirar los recuerdos de toda
una vida. Pero hay casas que no se dejan vender, y la de Louise y Mark
tiene otros planes para ellos dos…
¿De qué va la historia? Louise es una madre soltera que recibe una llamada de su hermano Mark comunicándole que sus padres han fallecido en un extraño accidente de tráfico. Louise no quiere volver al hogar de su infancia, lleno de los títeres y muñecos a los que su madre dedicó su vida, y no quiere saber nada tampoco de su hermano, pero no le queda otra. Cuando llega allí descubre que Mark ya está intentando vaciar la casa para venderla, pero ella se niega, necesita tiempo y hacer las cosas con cuidado. Pero claro, cuando entra en ella empieza a notar cosas raras, que todo pinta que por alguna razón sus padres salieron corriendo (¿huyendo?) de la casa la noche en que murieron, que tiene la piel de gallina con tanto muñeco observándola y, sobre todo, que algunos de esos muñecos le atacan. Pero si hay algo que pone los pelos de punta es Pupkin... y sobre eso su hermano Mark podría contarle una o dos cosas si le preguntase.
Os decía arriba que hay lectores que les ha decepcionado o que directamente piensan que todo este rollo de las marionetas posesas da más risa que otra cosa. Bueno, yo solo puedo deciros que me dan una grima tremenda las marionetas, los guiñoles, las muñecas antiguas de porcelana... no puedo con ellos... os digo más, para que veáis que no exagero: en su día hice un taller de literatura creativa, me pidieron un relato de terror y lo escribí sobre una muñeca de estas. Vaya, que lo que a otros les parece una tontería, a mí me pone los pelillos de punta, así que entiendo su punto de vista pero conmigo, obviamente, Grady ha cumplido. Entrar en una casa como esa llena de cientos de marionetas sería una pesadilla en toda regla, me cagaría de miedo. Por lo demás, tenemos al Grady inteligente de siempre que tan pronto derrocha cierto sentido del humor como se remanga la camisa y empieza a repartir un poco de body horror, que se suele llamar. Lo de las marionetas (lo de una de las marionetas, concretamente) puede resultar grotesco y una ida de olla en cierto momento, pero esa es la intención. No es la novela que recomendaría a quien no haya leído nunca al autor porque es un libro que muchos de sus lectores habituales no ha gustado, pero oye, cada cual con sus gustos.
Puntuación: 4/5
Título original: The Lost
Autor: Jack Ketchum
Editorial: La Biblioteca de Carfax
Traducción: María Pérez de San Román
Páginas: 416
Fecha de publicación: octubre 2022
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 23 eurosIlustración de cubierta: Rafael Martín Coronel
En una noche del verano de 1965, Ray, Tim y Jennifer están
pasando el rato, bebiendo cervezas en el lago Turner, cerca de la ciudad
de Sparta. Es una noche más hasta que Ray decide que va a matar a dos
amigas que han acampado en las cercanías del lago, porque sí, porque le
da rabia que sean niñas pijas, que tengan dinero, que se estén
consolando la una a la otra. Tim, su mejor amigo, y Jennifer, su novia,
serán testigos, atónitos, del brutal asesinato. Ray sabe que a partir de
ahora los tendrá a su merced. Sparta, 1969. Estados
Unidos está cambiando y esta pequeña ciudad a las orillas de un lago, no
es ajena a esos cambios. Los crímenes de Lisa Steiner y Elise Hanlon
aún siguen sin resolver, a pesar de todos los esfuerzos llevados a cabo
por los policías Ed Anderson y Charles Schilling. Ray,
impune, no deja en presionar a sus amigos para conseguir lo que quiere
en cada momento. Pero sus encantos no dan resultado con Sally y Kath,
dos chicas jóvenes que aparecen en su vida y a las que desea. Tampoco
Jennifer está dispuesta a seguir aguantando las continuas vejaciones a
las que la somete Ray continuamente. Todo esto, sumado a la presión del
teniente Schilling, llevará a Ray al límite. Una espiral de violencia y abuso que nadie se vio venir.
Uno de los grandes descubrimientos lectores que he realizado gracias a La biblioteca de Carfax es el escritor norteamericano Jack Ketchum. En sus libros no hay elementos sobrenaturales, el ser humano es el ejecutor de todo tipo de horrores y crueldades, y eso, que queréis que os diga, da más miedo que cualquier fantasma. Perdición es el tercero de sus libros que leo, también es el más actual en cuanto al año en que fue publicado por primera vez y, aunque Ketchum es Ketchum y cuando ya lo conoces sabes lo que vas a encontrar, he visto diferencias con respecto a los otros libros, sobre todo en cuando al desarrollo de la historia. Me ha gustado, pero quizás el que menos de los tres, aunque el personaje principal, Ray, es un psicópata difícil de olvidar.
Para poneros en contexto, la historia comienza en junio de 1965 con un doble asesinato: el de dos amigas que están acampando por parte de Ray, un joven del lugar. El asesino está acompañado por su novia y un amigo, y aunque las investigaciones apuntan hacia él y los policías encargados del caso tienen claro que es el culpable, no pueden demostrar nada y se va de rositas. La trama en sí misma comienza cuatro años después, en 1969. Ray sigue viviendo en el mismo pueblo haciendo su vida como si nada, mangoneando a todo el mundo, vendiendo drogas y acumulando rencor cuando algo no sale a su gusto. Al tiempo se nos presenta a otro puñado de personajes que serán claves en lo que está por venir... porque eso llegará, podéis estar seguros.
Como digo, es un libro atípico dentro de lo que he leído del autor porque en sus otras historias digamos que la violencia explícita está presente durante toda la novela de una manera u otra, mientras que aquí empieza con violencia y termina con violencia, pero el restante 85% de las páginas es un trabajo exclusivo de desarrollo de personajes, relaciones entre ellos y acumulación de situaciones que nos llevarán a ese final... y ahí está lo curioso del caso, porque si no has leído nunca a Ketchum te imagino adentrándote en la historia y pensando que no pasa nada y que a ver donde te lleva todo esto, mientras que si has leído ya al autor sabes que esa tranquilidad, ese transcurrir de los días, va a reventar a lo grande en algún momento (como de hecho pasa en las últimas ochenta páginas) y muchos de esos personajes que tanto se esmera Ketchum en presentarnos van a terminar mal, muy mal. Así que aviso como avisaría con cualquier otro libro de este autor: hay mucha violencia explícita, si no os gusta ese tipo de terror no os acerquéis, es muy desagradable (aunque nada puede superar a La chica de al lado... esa lectura es una experiencia de la que difícilmente se puede hablar y explicar).
Puntuación: 4/5



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