jueves, 30 de noviembre de 2023

RESEÑA (by MH) ::: CIANURO ESPUMOSO - Agatha Christie


 
 
Título original: Sparkling Cyanide (aka Remembered Death)
Autora: Agatha Christie
Editorial: RBA
Traducción: Guillermo López Hipkiss
Páginas: 220
Fecha de publicación original: 1945
Fecha esta edición: 2010
Encuadernación: cartoné
Precio: descatalogado



https://inquilinasnetherfield.blogspot.com/p/esta-pagina-la-abro-yo-mh-modo-personal.html
 
 
Llego al final de mi periplo con Agatha Christie este año (me propuse leer y reseñar diez libros en 2023 y Cianuro espumoso cumple este objetivo), así que durante las semanas que quedan os dejo descansar de la buena de Agatha (y de la no tan buena de mí hablando sobre ella y sus novelas). Pero antes de ese esperado reposo, os comento qué me ha parecido este regreso del coronel Race, al que no vemos oficialmente desde Cartas sobre la mesa (hace dieciocho libros, nada menos) y extraoficialmente desde otra novela posterior en la que aparece por sorpresa y que, como tal, no puedo desvelar.
 
Seis personas pensaban en Rosemary Barton, muerta cerca de un año antes...


Con esta frase comienza el libro, y es que ha pasado un año desde la espectacular y terrible muerte de Rosamunde Burton y sus seis compañeros de mesa en aquella fatídica celebración de cumpleaños no dejan de pensar en ella. Cada uno por sus motivos, claro está, motivos que pronto descubrimos porque Agatha dedica un capítulo a cada uno de ellos nada más comenzar planteando la relación que tenían con Rosamunde antes de su muerte. El caso es que Rosamunde murió envenenada por el cianuro que contenía su copa de champán mientras celebraba su cumpleaños en un restaurante. También había cianuro en su bolso, así que uniendo eso al hecho de que acababa de pasar por una gripe y se encontraba algo deprimida, se decretó suicidio y se cerró el caso (un poco peregrina esta asociación de la gripe como motivo de un suicidio, pero bueno, cosas más raras hemos leído en un libro). El caso es que seis meses después de la muerte, su marido empieza a recibir unos anónimos donde le avisan de que su mujer realmente murió asesinada y que están todos muy equivocados, y claro, el pobre hombre empieza a pensar que lo de quitarse la vida por una depresión posgripe no se sostiene por ningún sitio (lo que yo decía...). Así que empieza a pergeñar un plan que desenmascare al culpable y decide consultar con su buen amigo, el coronel Race, quien le dice que lo que se propone es muy peligroso. Y sí... quizás lo sea, pero está decidido a seguir adelante.

Agatha plantea la historia dedicando un capítulo a cada una de las seis personas que compartían mesa con Rosamunde aquella noche, y gracias a ello descubrimos de primera mano y sin ambages de ningún tipo tanto la relación que tenía cada una de esas personas con ella como una imagen de la propia Rosamunde tal y como cada una de esas personas la veía, porque además hay ciertos aspectos donde casi todos coinciden.

Esas seis personas son: su marido, George Barton, un hombre tranquilo, soso, en cierto modo anodino y varios años mayor que Rosamunde, a la que adoraba profundamente; Iris Marle, hermana de Rosamunde, que en la actualidad tiene diecisiete años (se llevaba por tanto muchos años de diferencia con ella), que vivía con el matrimonio desde que se había quedado huérfana y que en realidad apenas conocía a Rosamunde, a la que solo veía salir y entrar yendo de fiesta en fiesta y con la que no tenía ningún tipo de intimidad; Ruth Lessing, secretaria personal de George Barton desde hace unos siete u ocho años y que no soportaba a Rosamunde porque la trataba con desprecio y condescendencia; Stephen Farraday, político emergente que se enamoró de Rosamunde a primera vista y con la que tuvo un romance que no debía salir a la luz por nada del mundo si no quería ver su matrimonio y su carrera por el fango; Alexandra Farraday, esposa de Stephen y verdadera impulsora de su carrera profesional por su pertenencia a la alta aristocracia inglesa; y Anthony Browne, un misterioso joven sobre quien nadie sabe nada y que también tuvo un romance con Rosamunde.

Estas son las seis personas que estaban sentadas a la mesa aquella noche fatídica, y entre todas componen una imagen de Rosamunde en la que ella no sale nada favorecida. Hermosa, muy hermosa, y rica por derecho propio tras recibir una herencia, Rosamunde es descrita como una mujer totalmente despreocupada y sin ningún tipo de inteligencia. Impresionante fachada, pero insoportable de aguantar durante mucho tiempo, sin conversación, odiosa, frívola, condescendiente, presumida... Solo miraba por ella y por su propio placer sin importarle a quien se llevase por delante y sin importarle nunca las consecuencias de sus actos. Aquellos hombres que la tomaban como amante pronto se cansaban de su belleza por ser su única virtud e intentaban quitársela de encima. Aquellas mujeres que veían como los hombres perdían la cabeza por ella o que sufrían sus desplantes como si ella estuviera por encima de todas la odiaban a muerte. Solo su marido y su hermana parecen sentir realmente su fallecimiento aun sabiendo ambos de todos los defectos y todas las traiciones de las que ella hacía gala. Y a todo esto tenemos de fondo otro personaje, un primo que es la oveja descarriada de la familia y que aparece de vez en cuando pidiendo dinero para tapar los agujeros de su mala vida.

¿Qué pinta el coronel Race en todo esto? Pues más bien poco xD. Aparece ya a mitad de libro cuando George Barton recurre a él tras pensar en un plan para desenmascarar al culpable; no quiere acudir a la policía y Race es un antiguo amigo de la familia muy capacitado para este tipo de situaciones (para quien no conozca a este personaje, en los anteriores libros donde aparece se alude a su pertenencia al servicio secreto británico, aunque en
Cianuro espumoso ya está jubilado). Race no lo tiene claro, sabe que no son convincentes las pruebas de suicidio pero tampoco las de asesinato (no hay manera de probar que alguien echó ese cianuro en su copa), y tiene miedo de que el plan de George resulte en otro hecho horrible... como así es. El caso es que Race actúa como una especie de ayudante de la policía cuando esta entra en escena, pero vaya, que el caso ni lo resuelve la policía ni tampoco Race, lo hace otro personaje, así que ya digo que pinta más bien poco y lo mismo daba su presencia que su ausencia. ¿Se adivina la identidad del culpable con facilidad? Yo creo que es de las novelas de Agatha donde más fácil resulta enfocar las sospechas por una insistencia de la que no os puedo hablar (obviamente), pero que no tendría razón para estar ahí si no fuera importante para la trama, así que a poco que estés acostumbrado a leer este tipo de libros, puedes imaginarte por donde van los tiros (o el veneno, como es el caso de esta novela). Aun así, lo interesante es averiguar el modus operandi, porque ese es el muro constante con el que se topa la investigación: cómo se administró el cianuro.
 
Os decía al principio que este era el regreso del coronel Race después de dieciocho libros, pero también es su despedida. Esta fue la última novela en la que apareció este personaje. No sé si os habéis dado cuenta de una constante desde hace unos cuantos libros que es la de dar por finiquitada la andadura de varios de sus investigadores. Fueron muchos los que nacieron de su mano a lo largo de los años pero pocos los que consiguieron mantenerse durante las cinco décadas en las que Agatha se mantuvo activa literariamente hablando. No cabe duda que los elegidos fueron Hercules Poirot y Jane Marple, y en menor medida, el matrimonio Beresford (menor en número de obras protagonizadas, porque mantenerse se mantuvo hasta casi el mismísimo final). En fin, que al igual que con el capitán Hastings (aunque este volverá para una aparición estelar dentro de muchos, muchísimos libros) y el superintendente Battle, ha llegado la hora de decir adiós al coronel Race. No es un personaje especialmente carismático (lo mismo ocurría con Battle), así que bueno, fue bonito mientras duró pero tampoco nos vamos a rasgar las vestiduras.
 
Volveré en 2024 con (como no podía ser menos) el belga Poirot. Que por cierto, el año que viene va a ser el año de los relatos en este reto (al menos tres libros, si no he contado mal en mi planning), y no es un género en el que considere que destaca especialmente Agatha, así que a ver como se da (tiene de todo, obviamente, pero donde estén sus novelas largas...). También vendrán obras suyas muy conocidas, así que un poco de todo, como en botica. 
 
Antes de dar por finiquitada la entrada, no puedo dejar de deciros que Agatha introducía de vez en cuando alusiones a clásicos británicos que (imagino) ella admiraba, y en esta novela, Cianuro espumoso, hay una especie de chiste sobre Elizabeth Gaskell y Cranford que me ha sacado una sonrisa :)

 


Agatha Christie (1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary Westmacott.

Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot, que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.

 

 

lunes, 27 de noviembre de 2023

RESEÑA (by MH) ::: LA PIRÁMIDE BLANCA - Nacho Ares


 
 
Título original: La pirámide blanca
Autor: Nacho Ares
Editorial: Grijalbo
Páginas: 336
Fecha de publicación: abril 2022
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 21,90 euros
Ilustración de cubierta: Pepe Medina



El faraón Keops proyecta la construcción de la que será su morada eterna, una tumba colosal pensada para resistir el paso de los siglos y las pérfidas intenciones de los saqueadores de tumbas.

Solo hay un hombre en todo el reino capaz de satisfacer los deseos del faraón: Djedi, un joven y misterioso sacerdote dedicado al estudio de los textos oscuros. Él será el encargado de convertir la pirámide en una fortaleza mágica e inexpugnable, la morada perfecta para el descanso eterno del soberano. Para ello, no obstante, deberá enfrentarse con las traiciones de la corte que amenazan con enviarlo prematuramente al reino de los muertos.

Historia, magia e intriga se unen en esta emocionante aventura que recrea la construcción de uno de los monumentos más importantes y enigmáticos de la cultura egipcia.


He ido cambiando el libro que quería leer en la premisa de autor español de este reto egipcio durante todo el año. Tenía un libro en la cabeza desde el principio, por diversos motivos lo descarté; luego me decanté por otro, pero lo descarté también por varias razones. Al final he acabado optando por Nacho Ares. Es la primera vez que leo a este autor aunque son dos los libros que tengo suyos en la estantería. Uno es
La tumba perdida, que tiene como protagonista a mi queridísimo Howard Carter, y aunque os parezca raro no ha sido el elegido para iniciarme con el autor porque quiero leerlo sin tener que reseñarlo. Admiro tanto a Carter desde que tengo memoria que sé lo que me costaría escribir la reseña (eso sin contar lo que opine sobre el libro, que si no me gusta, ni os cuento), y necesitaba una lectura con menos compromiso emocional (qué intensita soy xD). Total, que escogí el otro que tengo, La pirámide blanca, ambientado durante la construcción de la Gran Pirámide de Keops, la única maravilla del mundo antiguo que sigue en pie hoy en día (¿no se os rompe el corazón al pensar en esto, en esas maravillas que solo conocemos por textos e ilustraciones, en prodigios producto del genio del hombre que el hombre actual no sería capaz de reproducir porque, honestamente lo creo, hemos involucionado de una manera muy preocupante? Lo dicho, intensita xD). En fin, como siempre hago, os cuento la premisa de la que parte la novela.

La novela comienza con el saqueo y destrucción de la cámara funeraria de la Pirámide Roja, lugar donde estaba enterrado el faraón Esnefru. Su hijo, Keops, está obsesionado con el saqueo de su futura tumba y le aterroriza la segunda muerte que supondría esa profanación, así que encarga a Hemiunu, su jefe de constructores, que edifique una pirámide como jamás se ha hecho antes, donde sea imposible acceder a su cámara mortuoria y que engañe a los dichosos ladrones que, con ayuda de sacerdotes y guardias, acceden y destruyen esos lugares. Al mismo tiempo llega a oídos de Keops el misterio que rodea las cámaras secretas del santuario sagrado de Thot, un lugar repleto de magia que pocos conocen, comprenden y saben interpretar... y entre esos pocos está Djedi, el enigmático sobrino del faraón que actualmente es sacerdote mago en el temblo de Ptah. Keops ordena que Hemiunu, con sus planos y genio arquitectónico, y Djedi, con su uso de la magia conocida como heka, construyan su lugar de descanso eterno con mil trampas ilusorias de las que ni siquiera será informado él mismo. Pero Keops no cuenta con la envidia que siente su propio hijo, Hordjedef, que ve como siempre queda relegado a un segundo plano cuando se considera digno de una posición mucho más elevada de la que tiene. Hemiunu se interpone en sus planes de convertirse en jefe de constructores,  y hará lo que sea por ganar reconocimiento a ojos de su padre... lo que sea.

Hagamos que los ladrones se confundan, engañémoslos. Creerán que han saqueado mi lugar de reposo, pero no será así ya que, en realidad, estarán pisando un sueño, un lugar irreal donde se los conducirá por el camino del ardid, de la trampa.

Sobre el reinado de Keops se sabe lo mínimo imprescindible, pero menos aún se sabe sobre la construcción de la Gran Pirámide, y esa es la base sobre la que se asienta toda la trama: la propia pirámide de Keops y el misterio que sigue rodeándola casi cinco mil años después de su aparición en la meseta de Guiza. No solo se sigue debatiendo sobre cómo se levantó una estructura como esa en una época como aquella,
ya que hay mucha teoría pero ninguna certeza (ahora mismo mide unos 140 metros de altura, pero en su origen era todavía más alta), sino que el propio interior de la pirámide sigue despertando muchas preguntas. Lo que se ha descubierto está claro (por nombrarlo muy rápidamente: la cámara subterránea, la gran galería, la cámara de la reina, la cámara del rey y sus cámaras de descarga, la antecámara, etc...), pero salvo un sarcófago de granito vacío en la cámara del rey, no se ha encontrado nada más en su interior. No hay inscripciones, jeroglíficos, pinturas, tesoro ni rastro de todo el ajuar funerario que acompañaba a los muertos para facilitarles su paso a la otra vida y la inmortalidad... de hecho, a día de hoy se sigue creyendo que hay estancias sin descubrir dentro de la pirámide, y que entre esas estancias estaría la auténtica cámara mortuoria del faraón Keops. 
 
Para que os hagáis una idea, desde 2015 se lleva a cabo un proyecto denominado ScanPyramids para, de manera no invasiva, llegar a todo aquello (corredores escondidos, cámaras ocultas) que de otra manera resultaría imposible detectar dentro de las pirámides. Usando un escáner con rayos infrarrojos, un georradar y una radiografía con rayos cósmicos conocidos como "muon", a finales del año pasado se descubrió la existencia de un corredor en la cara norte de la Gran Pirámide que, al menos en el momento de su descubrimiento, no se sabía adonde llevaba, si escondía algo, si protegía algo o qué función tenía. Se llegó a pensar que podría ser el camino que se busca desde hace décadas hacia la cámara funeraria del faraón, y llegó a considerarse el descubrimiento del siglo en materia de Arqueología y Egiptología. No sé qué habrá pasado con este tema (creo que a partir del descubrimiento se hizo cargo de todo el Ministerio de Antigüedades del Antiguo Egipto y desde entonces ya no se ha sabido nada), pero os lo comento más que nada para que entendáis que la Pirámide de Keops, la única de su especie con tres niveles, sigue escondiendo muchos secretos y sigue siendo un completo enigma para los arqueólogos, egiptólogos, científicos e historiadores en general por muy diversas razones. Y todo este halo de misterio que rodea a este prodigio de la ingeniería es la base que usa Nacho Ares para darle forma a su historia.
 
Y claro, como tiene carta libre para dar otra visión sobre la construcción de esta pirámide, decide tirar de algo tan literario como la magia: es decir, que en esta novela, para que la pirámide sea tan compleja como lo es, esconda tantas cosas como parece que esconde y sea tan esquiva a la hora de permitir conocer sus secretos, se combina una labor arquitectónica perfecta (tan perfecta que aquí estamos, cuatro mil seiscientos años después, sin saber cómo se hizo) con el uso de un elemento mágico que dé vida a una estructura interior totalmente inaccesible a cualquiera que no formase parte de su construcción y que, por tanto, quedase oculta por toda la eternidad impidiendo el saqueo y la profanación del lugar de descanso eterno de Keops. Esa magia es la heka, que por sí misma, como concepto, es muy difícil de definir.
 
Heka es la palabra egipcia para magia, pero en realidad comprende tanto logros que pueden considerarse sobrenaturales (o fuera de la normalidad que puede explicarse) como el ilusionismo manual puro y duro... vamos, esos trucos que representan los magos actuales. No hay una palabra hoy en día que pueda aglutinar esta definición así que más o menos esto es lo que podemos entender. ¿Qué es lo que busca entonces Keops mediante el uso de la heka que esconde el santuario sagrado de Thot y que solo su sobrino Djedi puede interpretar? Pues eso mismo, convertir el interior de la pirámide en un laberinto inexpugnable de ilusiones y estancias ocultas que impidan el éxito de los saqueadores cuando entren en su tumba. Nacho Ares explica muy bien cómo se consigue mantener oculta toda esta construcción, rotando diariamente a miles de hombres en cientos de actividades distintas, de tal modo que un obrero podía pasarse meses sin trabajar en una misma tarea o lugar, imposibilitando que nadie supiera nada de lo que ocurría en ninguna parte pero haciendo posible al mismo tiempo que las obras avanzasen sin pausa. La máxima de toda esta maravilla de la ingeniería es que solo tres personas van a saber lo que ocurre dentro de esa pirámide, y esos son Hemiunu, su hija Seshat (que trabaja junto a él codo con codo) y el sacerdote Djedi.
 
Prácticamente todos los personajes que aparecen en esta novela son reales, pero sus vidas y acciones, tal como se cuentan en la novela, son fruto de la imaginación del autor, así que como siempre digo con este tipo de libros, que nadie se tome lo que se cuenta aquí como unos hechos históricos probados o con alguna veracidad histórica porque precisamente no se sabe nada de nada sobre ellos (y por eso se puede inventar y ficcionar a placer). Por hablar de los protagonistas principales, tenemos a Keops, segundo faraón de la cuarta dinastía, de quien se cree que reinó durante unos treinta años (la pirámide tardó en construirse unos veintisiete); Hemiunu fue también un miembro auténtico de la familia real y su tumba está cerca de la Gran Pirámide de Keops... pero aunque aquí en la novela aparece como jefe de los constructores (y por tanto responsable de la construcción de la pirámide), y el autor afirma que está demostrado que ostentaba este cargo como tal, por lo que yo he visto en realidad solo se sabe que fue visir y capataz supervisor de las obras del faraón, pero en ninguna parte se afirma que fuese el constructor de la pirámide (aunque se crea que lo fue... que no es lo mismo); su hija en la novela, Seshat, es un personaje ficticio y trabaja junto a su padre como una arquitecta más; Hordjedef, uno de los hijos de Keops y gran villano de la novela, es un misterio a día de hoy, ya que no solo seguimos sin saber si llegó a ser faraón o si solo gobernó como corregente, sino que en su época estaba considerado un sabio y se cree que fue el autor del papiro de Hunefer, una de las versiones más conocidas del Libro de los Muertos (si leéis la novela descubriréis, como os comento arriba, que el personaje literario se aleja muchísimo de lo que se cree históricamente sobre él, y por eso digo que estas novelas hay que leerlas como lo que son, ficción). Nos queda Djedi, sacerdote mago del templo de Ptah; en la novela es hijo de Rahotep (hermano de Keops) y de su esposa Nofret, y, por tanto, sobrino del faraón. Este personaje al parecer fue también real (es nombrado en el Papiro Westcar), pero poco más se sabe.

La narración está dividida en tres partes que abarcan las casi tres décadas que duró la construcción de la pirámide y, dejando a un lado este tema central, se introduce una subtrama que acompaña a la historia principal y que en este caso tiene que ver con el hijo del faraón, Hordjedef, y sus intrigas para hacerse con el cargo de jefe de los constructores. Esas intrigas alcanzarán a los tres principales responsables de hacer realidad este proyecto de muy diversas maneras que aquí no puedo relatar, al tiempo que disfrutamos de una ambientación muy anterior al periodo álgido del Antiguo Egipto, que llegaría unos mil años después con el Imperio Nuevo. Así que sí, La pirámide blanca es una novela entretenida y tiene cosas buenas, pero también tiene sus peguillas: es un poco tramposa en lo que respecta al destino de un personaje (no puedo decir más sin hacer un spoiler tremendo); la personalidad (más bien la ausencia de ella) del faraón Keops le quita fuerza y algo de credibilidad a la trama (en realidad el punto fuerte de la novela no son los personajes en general); ciertas cosas las tienes que aceptar porque sí, como el funcionamiento de la heka (todo el libro gira alrededor de eso pero en ningún momento se explica cómo funciona o cómo la usan los personajes... en la pirámide hay heka y ya, eso es lo que sabemos); y a ratos parece que da vueltas un poco sobre lo mismo. En fin, que como lectura de entretenimiento está bien pero no hay que buscarle muchos pies al gato porque se los encuentras.

No me arrepiento en absoluto de haberlo leído, ya digo que me ha parecido entretenido, pero creo que me va a gustar más La tumba perdida (o al menos eso espero), aunque solo puedo guiarme por cosas que he leído sobre ese libro. Cruzo los dedos.


Nacho Ares nació en León en 1970 y se licenció en Historia Antigua por la Universidad de Valladolid. Además, es certificado en Egiptología por la Universidad de Manchester. Desde siempre se ha dedicado a la investigación y divulgación en diferentes medios de comunicación de los enigmas históricos que rodean el mundo del antiguo Egipto.

Fue director de la prestigiosa Revista de arqueología y sus artículos han sido habituales en diversas publicaciones especializadas. Desde octubre de 2009 dirige y presenta el programa SER Historia de la Cadena Ser y, actualmente, colabora con el programa Cuarto Milenio de Cuatro Televisión.

Hasta la fecha ha publicado una docena de libros, de los cuales nueve ensayos están dedicados a la cultura egipcia. Sus novelas, La tumba perdida (2012), El sueño de los faraones (2014) y La hija del sol (2017), todas ellas publicadas en Grijalbo, han sido reconocidas por la crítica especializada y muy apreciadas por los lectores. Con La pirámide blanca, Nacho Ares nos presenta su aventura de ficción más fascinante sobre los secretos que rodearon la construcción de la Gran Pirámide de Keops.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

RESEÑA (by MH) ::: LA LIBRERA DE EL CAIRO - Nadia Wassef


 
 
Título original: Shelf Life: Chronicles of a Cairo Bookseller
Autora: Nadia Wassef
Editorial: Península
Traducción: María Eugenia Santa Coloma
Páginas: 264
Fecha esta edición: junio 2022
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,90 euros
Ilustración de cubierta: Miriam Bauer



Nadia Wassef siempre quiso ser librera. Junto con su hermana y su mejor amiga fundaron hace veinte años Diwan, una librería en su Cairo natal. Eran tres mujeres jóvenes, sin formación académica, sin experiencia y sin nada que perder. Por aquella época, no había aún librerías en Egipto. La cultura se hundía bajo la mala gestión de un gobierno corrupto y los libros se consideraban un lujo, no una necesidad.

La librera de El Cairo, con su ecléctico reparto de personajes entrañables, nos transporta a una ciudad que trasciende a su propia historia, y nos permite asistir a su lenta pero audaz transformación para alejarse de un sistema arcaico, misógino y corrupto. Como El edificio Yacobián, de Alaa Al Aswany, en su momento, este libro permite que sean los protagonistas y sus pequeñas historias los que construyan el alma de la capital de Egipto.

Creo que lo habré comentado más de una vez por aquí, pero me encantan los libros sobre libreros o librerías, y los colecciono en la medida de lo posible. Los de no ficción me interesan especialmente, y cuando es el propio librero el que cuenta su historia, el libro tiene mucho más interés (también os digo que me encuentro de todo y mucho yo-yo-yo en este tipo de libros... spoiler:
La librera de El Cairo pertenece a esta categoría). Si a eso sumamos mi pasión por Egipto, comprenderéis que La librera de El Cairo forme parte de mi biblioteca desde la misma semana que salió a la venta. Evidentemente reservé su lectura porque ya tenía el reto egipcio en mente desde hace tiempo (como ya he comentado varias veces) y me venía que ni pintado para varias de sus premisas, y ya le ha llegado su momento. Os cuento.

En 2004, dos hermanas, Nadia y Hind, junto a una amiga de ambas, Nihal (además, si no he entendido yo mal, de algunos socios capitalistas hombres que no aparecen para nada en todo el libro), decidieron abrir una librería en Zamalek, un barrio de la Isla de Gezira, al norte de El Cairo. Lo que puede parecer normal (dentro de la aventura sin frenos que supone abrir una librería) no lo era en Egipto de principios del siglo XXI. El concepto de librería occidental o moderna no existía allí, las pocas que había eran cuevas llenas de polvo controladas por el gobierno, los escritores eran funcionarios públicos y, en definitiva, los egipcios ni leían ni estaban interesados en hacerlo. Así que lo de abrir una librería independiente (la primera de este tipo en el país) en estas circunstancias no solo era una utopía, sino que encima eran mujeres. Muy jóvenes las tres (la más joven tenía veintisiete años: la mayor, cuarenta), se dividieron las tareas según sus gustos, preferencias y puntos fuertes. Tras más de una década al frente no solo de la librería de Zamalek, sino de varias sucursales por todo El Cairo, en el momento en que Nadia Wassef escribe este libro, tanto ella como su hermana Hind se han desvinculado de la librería y solo Nihal continúa en su directiva.

Lo primero que tenéis que tener en cuenta al leer este libro es que aquí no vemos las penurias, cálculos, noches sin dormir ni aventuras varias para abrir una librería (que es todo eso por lo que tendríamos que pasar casi cualquier hijo de vecino que quisiéramos abrir una si somos tan inconscientes como para intentarlo), porque las tres libreras que regentan Diwan son de clase media-alta y tienen un poder adquisitivo muy alto. Deciden abrir la librería y la abren, sin más. Las complicaciones de abrir un negocio como este son otras y de muchos tipos, pero económicas no. De hecho empiezan a  lo grande, y aunque ella no lo dice en estas memorias libreras, a poco que investigues en internet encuentras la información de que el capital inicial rondaba los ciento cincuenta mil euros. Nadia y su hermana asistieron a una escuela internacional cuando eran niñas, e incluso en el caso de la autora, se siente más cómoda con el inglés que con el árabe. Tienen chófer, personal de servicio... y bueno, que esto no va de lo difícil que es abrir una librería en general, sino de lo complicado que es hacerlo (y mantenerlo) en una ciudad como El Cairo en una época como las dos primeras décadas del siglo XXI.
 
El libro está dividido en capítulos que unas veces hablan de las secciones de la librería y otras de la vida personal de la autora (
La cafetería / Esenciales de Egipto / Cocina / Empresa y gestión / Embarazo y cuidado de los hijos/ Clásicos / Arte y diseño / Autoayuda). Unos capítulos son más interesantes que otros, hay secciones más interesantes que otras y salpicando entre la temática concreta de cada sección tenemos espolvoreos de la vida diaria en las librerías, lo que esperaban de ellas, los clientes, los empleados, los desplantes que sufrían por ser mujeres, la complicada conciliación familiar en un negocio que lo exigía todo, la ambición desmedida que les lleva a abrir una librería tras otra, la enorme inversión en marketing que era un pozo sin fondo al que ella concretamente no quería renunciar porque lo consideraba su seña de identidad... y en el horizonte El Cairo en particular y Egipto en general. 

Muchas de las librerías Diwan abrieron en el centro de El Cairo, que es la zona más humilde de la ciudad (como en cualquier urbe de este tipo, cuanto más hacia las afueras sales, más dinero, comodidad y calidad de vida hay). Cuando abrió la primera librería en Zamalek, los clientes no entendían el concepto de librería como tal, no entendían que tuviesen que pagar por los libros y no entendían que no les dejasen hacer lo que ellos querían hacer: pagar libro, leer libro, devolver libro y recuperar dinero, pagar por otro libro, leer libro, devolver libro... etc. Aun así consiguen hacerse su hueco, crece su clientela habitual, se convierten en la librería de visita obligada de los turistas gracias a su enorme y completa sección en inglés (que estaba a cargo de la escritora)... y pronto se les queda tan pequeña la librería que empiezan a abrir sucursales una tras otra hasta tener unas once (tuvieron que cerrar varias poco después de abrir, como es normal). Sinceramente, desde fuera yo no he entendido este afán por abrir tropecientas librerías si ella misma dice que con una ya no les daba la vida y eran ellas tres las que luego tenían que repartirse entre todas.

Nadia Wassef, como narradora, no es simpática ni te hace sentir empatía por ella. A su favor debo decir que ella es muy consciente de que no es una persona que despierte simpatías, que parece muy arrogante y que está tan segura de sí misma que no concibe que a veces puede que no tenga razón. Es maniática, controladora, impaciente y autoritaria. Igual que os digo esto también hay momentos en que la entiendes, como cuando un comercial interesado en abrir franquicias de su librería se niega a estrecharle la mano en una reunión de trabajo porque es una mujer y las mujeres no son dignas de ese gesto de mera educación, y ella le contesta con una bordería que a cualquiera nos hubiese salido igual. Pero luego se pone a quejarse de lo duro que es ser madre trabajadora, y servidora, que es hija de una madre trabajadora con mucho menos dinero que ella que no tenía chófer que le llevase y le trajese a los hijos ni privilegios varios, pues se rebela.
¿Cómo se le ocurre a un hombre intentar conseguir una franquicia de un negocio fundado y dirigido por mujeres y pensar después que las mujeres no son dignas de un mero apretón de manos?

Porque puede.

La autora pasa de largo de muchas cosas que no quiere explicarnos: por qué su hermana se niega a hablar sobre su etapa en la librería; qué fue de los socios capitalistas masculinos de la empresa, a los que no se vuelve ni a nombrar... El motivo de la marcha de ambas hermanas como socias podemos intuir que es por la situación política y social de Egipto (de hecho fue dejar la librería e irse a vivir a Londres con sus hijas, donde viven actualmente), pero tampoco da mayores explicaciones salvo que la tercera socia, Nihal, buscó otras dos socias, y que la nueva visión que pareció surgir no coincidía con la de las dos hermanas y ellas se fueron. Sin más. (¿Después de todo lo que nos ha contado, del sacrificio, de haber vivido por y para esas librerías de la mañana a la noche durante quince años?). Y me repito.... ¿por qué Hind no quiere hablar sobre la librería? Si no lo vas a explicar, no lo introduzcas (varias veces, además).
 
En propias palabras de la autora, este libro es un divorcio de su librería: Diwan la construyó y luego la destrozó. El hastío por lo que llegó a ser Diwan para ella es palpable desde el principio, y aunque comienza la aventura en el prólogo proclamando que este libro es su canto de amor a Egipto, también se le nota extenuada y deseando cerrar cualquier resquicio que permaneciese abierto y le uniese a ella. Ya no hay cariño ni amor por la librería, tan solo cierto afecto sin mucha efusión. No he compartido que dé nombres cuando demuestra su desprecio por algunos trabajadores (me imagino sus caras leyendo este libro y reconociéndose) y el favoritismo obvio hacia otros, pero he aprendido mucho, muchísimo, sobre la vida social del Egipto de principios del siglo XXI en torno a una librería (un mundo nuevo para los egipcios con el que tuvieron que aprender a coexistir y a respetar sus reglas) y los malabarismos para compaginar el sector editorial digno de la época de los dinosaurios con el deseo de hacer las cosas bien (para que os hagáis una idea, ni siquiera existían los ISBN, tuvieron que inventar sobre la marcha la codificación de los libros para poder llevar un contabilidad real de lo que entraba y lo que salía). Estas tres mujeres decidieron emprender a lo grande en un mundo en el que la propia historia social estaba en su contra y la burocracia era un muro de piedra que podía retener cientos de libros durante meses en el aeropuerto de El Cairo hasta que estos eran supervisados y autorizados, por poner otro ejemplo. Nihal sigue al frente de la librería original, la de Zamalek (al menos seguía en 2022), y le va bien: por lo que he visto vuelve a haber once sucursales abiertas de la librería ya no solo en El Cairo, sino a lo largo y ancho de todo Egipto.

Por cierto, hay una librería Diwan en Madrid pero que yo sepa no tiene nada que ver con estas... abrió, de hecho, varios años antes que la primera librería de El Cairo.
 
 
 
 
 
 

Nadia Wassef cofundó la primera librería independiente de El Cairo. En estas casi dos décadas, se ha convertido en una cadena de diez tiendas que emplea a ciento cincuenta personas. Nadia figuró en la lista de las 100 mujeres más poderosas de Oriente Medio de la revista Forbes en 2014, 2015 y 2016. Anteriormente, Nadia formó parte de una organización que lucha contra la mutilación genital femenina y la violencia de género.

viernes, 3 de noviembre de 2023

RESEÑA (by MH) ::: LA VENGANZA DE NOFRET - Agatha Christie


 
 
 
Título original: Death Comes as the End
Autora: Agatha Christie
Editorial: Booket
Traducción: Inés Cortés Bover
Páginas: 240
Fecha de publicación original: 1945
Fecha esta edición: julio 2020
Encuadernación: bolsillo
Precio: 8,95 euros



 
 
Habrá quien se sorprenda (no quienes estamos haciendo el reto egipcio, porque ya lo han leído varios participantes), pero sí, Agatha Christie escribió un libro ambientado en el Antiguo Egipto. Que yo sepa solo escribió esta novela histórica, todas las demás están ambientadas en el siglo XX en la época en que fueron escritas. Y la verdad, nunca uso los libros de este reto para cumplir otros retos basados en premisas (como mi reto de clásicos, por ejemplo), pero sería un poco absurdo no utilizar un libro como este, tan especial y particular dentro de la bibliografía de la autora, en un reto tan especial y particular como también lo es mi reto egipcio. Así que si mi querida Bastet, diosa protectora y de mis preferidas de toda las deidades egipcias, cuida de mí y me lo ha puesto fácil para que haya coincidido en orden justo este año, ¿quién soy yo para llevarle la contraria?
 
Imhotep es un sacerdote del ka, una figura que recibía como legado tierras de un difunto a cargo de cuidar su tumba y realizar ofrendas en ciertos días del año para el descanso de su alma. En su casa habita toda su familia, que son los que también trabajan sus tierras y dependen para todo de la función que Imhotep cumple como sacerdote (todas sus tierras, ganado, madera, lino y cebada proceden del legado del sepulcro que cuida). Por un lado están sus dos hijos varones mayores (Yahmose, casado con Satipy, y Sobek, casado con Kait); uno es tímido, reservado, trabajador y apocado cuando se trata de enfrentarse a su padre; el otro es impulsivo, bocazas, engreído y cree que merece mucho más reconocimiento del que tiene. Luego está Ipy, el hijo menor de Imhotep, un adolescente mimado que  sabe que puede hacer lo que quiera con su padre y se aprovecha de ello. Además a la casa acaba de llegar Renisenb, la única hija de Imhotep, que a pesar de su juventud acaba de quedarse viuda tras un matrimonio de ocho años. En esta casa también vive la madre de Imhotep, Esa, una anciana de armas tomar a la que no se le escapa nada y que es mucho más inteligente que su hijo; Hori, el escriba de Imhotep, que le lleva las finanzas y la administración de todas sus propiedades; y Henet, una sirvienta a la que casi todos desprecian y que disfruta yendo de acá para allá con chismorreos sembrando la discordia. Entre los dos hermanos mayores y el padre hay tensiones a cuenta de la rigidez con la que Imhotep controla todo (piensa que solo él sabe hacer las cosas bien), y la actitud de sus esposas, sobre todo de Satipy, no ayuda en nada. Cuando Imhotep vuelve de un viaje con Nofret, una hermosa y joven concubina que tendrá que vivir con resto de la familia, la tensión aumenta exponencialmente. Nofret no ayuda, su actitud es maliciosa y malintencionada. ¿Resultado? Pues que empieza a morir gente. Mucha gente. Y ni las ofrendas a los dioses y los muertos servirán para detener a quien está detrás de esos asesinatos.
 
Me ha quedado un poco larga, pero es que tenía que nombrar al menos a cada uno de los personajes involucrados. Agatha explica en una nota antes de comenzar la lectura que la historia está ambientada en Tebas hacia el año 2000 a.C., así que por situarnos estaríamos en la época conocida como Imperio Medio, aunque ella misma explica que tanto el lugar como la fecha darían un poco igual si no fuese porque el argumento y algunos personajes están inspirados en unas cartas halladas en una tumba cerca de Luxor en las que un tal Hekanakhte se quejaba a sus familiares por el trato que le daban a su concubina... qué contenían esas cartas exactamente para inspirar una escabechina como la que hay en este libro se me escapa, pero sus motivos tendría :) También especifica que para los títulos de los capítulos ha usado el calendario agrícola de aquellos tiempos: inundación (de finales de julio a finales de noviembre); invierno (de finales de noviembre a finales de marzo); y verano (de finales de marzo a finales de julio). Haciendo entonces cálculos, esta novela transcurre más o menos (días arriba o abajo) entre mediados de septiembre y mediados de mayo, un periodo de unos ocho meses, que también debe ser de los más largos usados por la autora en cualquiera de sus otros libros.

Os decía arriba que esta es la única novela histórica escrita por la autora, pero también es conocida por ser una de las que más asesinatos contiene. Ya os digo arriba que es una escabechina, y suele compararse el número de cadáveres de esta historia con el de Diez negritos/Y no quedó ninguno, pero no os voy a decir la cantidad exacta que si no pierde la gracia. Pero vamos, que estéis preparados para que muera hasta el chacal que aúlla en la colina :) Nunca había leído esta novela (no me preguntéis por qué, ni idea... se me debió escapar en su día), pero lo cierto es que he adivinado la identidad de la persona culpable con bastante antelación. Son ya muchos los libros leídos de la Christie y yo creo que llega un punto que la ves venir tanto a ella como a sus pistas, pero realmente no importa, disfrutas de la lectura igualmente porque siempre tienen esa cosilla de ¿y si me la está colando y estoy yendo por donde ella quiere, que no es por donde debería ir?

Otra curiosidad de la novela (que no es tan curiosidad, sino simplemente concordancia con el periodo elegido para ambientar correctamente la historia) es que, por razones evidentes, no existía la figura del detective ni tan siquiera la de un cuerpo de policía profesional (sí que había una especie de funcionarios que actuaban de modo local o en determinadas circunstancias, o mercenarios vigilando las tumbas, pero ese es un tema muy largo como para tratarlo aquí), con lo que la investigación, si puede llamarse de esa manera, tienen que hacerla los propios miembros de la familia. Y la llamo investigación por no llamarla simplemente intercambio soslayado de opiniones o sospechas que deriva en una eliminación pura y dura según van cayendo como moscas, porque poco más es hasta cierto momento en el que Agatha tira de la nostalgia por Poirot y hace una especie de reunión con todos los que todavía viven y entre los que se encuentra el asesino, pero solo como manera de acelerar los acontecimiento y en ningún caso como una exposición sobre los hechos, las pistas y la identificación del culpable, que es lo que hubiese hecho el bueno de Hercules en sus tracas finales.
 
Por ir terminando con las peculiaridades de esta novela,
está considerada como  la primera novela larga en la historia de la literatura en combinar la narración histórica y una trama whodunit o detectivesca, lo que luego llegaría a conocerse como misterio histórico, que hoy en día está más que asentado y es muy popular entre los lectores (por no irme muy lejos, el otro día os hablé de El enigma del gato grande, que pertenece a este subgénero). Hay ejemplos anteriores de principios del siglo XX pero son historias cortas o relatos. Vamos, que la Christie se propuso hacer historia desde el momento en que se sentó a escribir su primera novela y no paró a lo largo de los años.

¿Más cositas? El estilo de Agatha Christie en esta historia, porque cambia radicalmente para adaptarse a la cadencia propia de las narraciones ambientadas en el Antiguo Egipto. Quienes hayáis leído novelas históricas situadas en ese periodo sabréis a qué me refiero, ese rimo tan peculiar que parece querer imitar la escritura jeroglífica que, cuando es leída en voz alta, tiene un componente simbólico y alegórico muy importante. Que sigue siendo igual de fácil de leer que cualquiera de ss novelas, no os asustéis, pero en ciertos aspectos está escrita de manera distinta y la historia en sí misma se lee diferente a sus novelas contemporáneas. Es complicado de explicar pero lo entenderéis si en algún momento os acercáis a ella. El caso es que no se acomoda calcando su estilo tal cual lo usaba habitualmente limitándose a cambiar el marco temporal y ya, sino que se ajusta a él, lo asimila e intenta reproducirlo dentro de las posibilidades que ofrece una novela de este tipo, y es de agradecer. La reconstrucción de lo que era la vida en aquella época es vívida y semeja realista (se nota que a estas alturas ya sabía muy bien de lo que hablaba) y algunos de los personajes, como la abuela Esa, son simplemente magníficos.
 
Según los agradecimientos que aparecen en el libro, la idea de escribir La venganza de Nofret se la dio un tal profesor Glanville, quien al parecer fue de mucha ayuda durante todo el proceso de creación y documentación, proporcionándole información sobre cómo era el día a día en un hogar egipcio de hace cuatro mil años . ¿Y quién era ese tal Glanville? Pues nada menos que Stephen Glanville, historiador y eminente egiptólogo que ocupó la cátedra de Arqueología y Filología Egipcias en el University College de Londres tras jubilarse el insigne Flinders Petrie en 1935 (por cierto, Glenville estaba casado con una tal Ethel Mary Chubb, que nada tiene que ver con la Mary Chubb de Aquí vivió Nefertiti, pero no me diréis que no es sorprendente la coincidencia). Venga, otra curiosidad antes de terminar: al parecer el final original de la obra no es el que podemos leer actualmente, sino que Glanville instó a Agatha a que lo cambiase (desconozco las razones), cosa que ella hizo, aunque se dice que después se arrepintió. ¿Cuál sería el final original de la novela? A saber...

Mucho rollo, mucho rollo, pero no os he contado nada del misterio, los personajes o la propia trama en sí. Nada nuevo bajo el sol cuando os hablo de un libro de Agatha Christie. Solo puedo deciros que es un muy buen libro, con muchos asesinatos, con la cadencia típica de una ambientación en el Antiguo Egipto y que está muy bien documentado. Ni lo recomiendo ni lo dejo de recomendar (hace tiempo que decidí dejar de hacerlo con casi cualquier libro), pero yo lo he disfrutado mucho y me ha sorprendido para bien.
Los egipcios somos un pueblo raro. Amamos la vida, así que empezamos desde muy pronto a planear para la muerte. Toda la riqueza de Egipto va a parar a las pirámides, tumbas y legados para los sepulcros.

Agatha Christie (1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary Westmacott.

Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot, que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.