Título original: Wicked
Autor: Gregory Maguire
Editorial: Planeta Internacional
Traducción: Claudia Conde
Páginas: 508
Fecha publicación original: 1995
Fecha esta edición: 2007
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: descatalogado (disponible de segunda mano)
Ilustración de cubierta e interiores: Douglas Smith
En un pueblo de pescadores de Munchkinland, una región independiente de
la tierra de Oz, nace la primera hija de Melena. Su marido, el párroco
Frex, no puede estar con ella en tan delicado momento porque el Reloj
del Dragón del Tiempo (un teatro de títeres), ha llegado al pueblo y sus
espectáculos irreverentes y groseros están haciendo estragos en la
parroquia. La criatura se llama Elphaba, tiene la piel verde y unos
dientes de tiburón con los que arranca un dedo de un mordisco a una
mujer. No es cosa fácil, ser la mala del cuento. Gregory Maguire visita
en Wicked. Memorias de una bruja mala las entrañas de uno de
los grandes cuentos de la historia y rescata a la niñita de piel verde
llamada Elphaba, que crecerá para convertirse en la Malvada Bruja del
Oeste, una persona ingeniosa, irritable y poco comprendida que pone en
tela de juicio todas nuestras nociones preconcebidas sobre la naturaleza
del bien y del mal.
Me gusta la literatura relacionada con las brujas. ¿Lo habíais notado? El reto de Hermanas Fatídicas que nos hemos propuesto Mónica y yo para este año nace tanto de nuestro gusto por esta temática como por la necesidad de leer muchos libros pendientes en la estantería relacionados con ella. Y es que, hablo a título personal, compro lo que voy viendo que me interesa sobre este subgénero, pero luego pasa lo de siempre, que la vida no da para leerlo todo. Wicked es de esos libros que llevan esperando su turno de ser escogidos unos cuantos años, y aunque casi todos los meses incumplo mi (auto)promesa de leer y reseñar dos libros mensuales en este proyecto, en mayo no quería faltar a mi cita con Gregory Maguire. ¿Esperaba algo en concreto? No, porque salvo la premisa de que cuenta la historia (la versión de Maguire, claro... la de Frank L. Baum nunca la sabremos) de Elphaba, la Malvada Bruja del Oeste del libro original de El maravilloso mago de Oz, no tenía ni pajolera idea de lo que me iba a encontrar. De esos libros que lees totalmente a ciegas solo por el concepto en sí mismo de su existencia. Os cuento lo que me ha parecido. Tal y como os digo, la premisa de Wicked es la de contar la historia de Elphaba, la Malvada Bruja del Oeste (si realmente era malvada y si, ahondando más, era incluso bruja), y lo hace desde el mismísimo comienzo: su nacimiento. Para ello nos traslada al este de Oz, al País de los Munchkins, donde Elphaba viene al mundo hija de un clérigo fanático y de una heredera de buena familia que viven en la absoluta pobreza. Elphaba es un pequeño monstruito con dientes afilados desde el mismo momento en que sale del vientre de su madre y a la que hay atar para que no se muerda a sí misma. Le tiene un miedo atroz al agua y es (para consternación de sus padres) verde. Saltamos varios años y la conocemos en su entrada a la Universidad de Shiz. Sigue siendo verde pero nada queda de ese ser extraño e inquietante que vio la luz años atrás. Es una joven inteligente, con inquietudes y principios, mucho más honrada y honesta que todos sus compañeros juntos, pero con unas ideas extremas que le llevarán por caminos insondables. Esta es la joven que se convertirá en una malvada bruja cuyo final (que es también el final de este libro porque no podía ser otro) conocemos desde la primera página quienes hemos leído la obra original o hemos visto la película. Es decir, que su final es el que es, así que lo que interesa realmente es el camino que Maguire crea para ella, su evolución como persona y personaje, y como las decisiones que va tomando en su recorrido la llevan hasta el final que conocemos de la historia original de Baum.
Algo
muy importante sobre esta novela es tener claro que no es una historia
juvenil y mucho menos infantil. Sexo, terrorismo, violencia, fanatismo religioso,
intrigas políticas, dilemas existenciales y filosóficos... Es
una novela adulta, y como tal incluye temáticas que lo son y escenas
que resultan turbadoras más por lo que dejan entrever que por lo que
cuentan. Bajo mi punto de vista este libro tenía dos objetivos: uno era contar una buena historia para Elphaba, labor que recae por completo sobre Maguire al ser una visión suya única y personal del personaje, y el otro era unificar esa visión con la de la historia original de Baum, labor más peliaguda porque implica mucha maña, talento y buen hacer. Para mí, Maguire triunfa en el primer objetivo, empieza a flojear cuando se da cuenta de que tiene que ensamblar eso con una historia que no es la suya y se da cuenta de que no ha preparado el camino todo lo bien que debería, y se pega un buen topetazo cuando llega el momento culmen y se consuma lo que el lector lleva barruntando desde las últimas doscientas páginas: que el Oz que idea Maguire no es compatible con el Oz original de Baum. Y aparte es que destroza todo su buen hacer anterior con el personaje de Elphaba, que es lo peor de todo. Se sabotea a sí mismo. Pero vayamos por partes, que diría Jack.
Este Oz que crea Maguire es un Oz muy inestable políticamente, con el Mago recién llegado en globo dispuesto a llevarse todo por delante, con la gente muriéndose de hambre, exterminio de razas y símiles a campos de concentración, grupos terroristas opositores al gobierno, revueltas sociales... en este Oz se habla esporádicamente de hechicería, de magia, pero porque parece que hay que hacerlo al ser el país fantástico preexistente que es, no porque esté integrado en la historia ni porque tenga realmente peso en la trama. La propia Elphaba, protagonista de la historia, no cree en la magia, no quiere seguir esa rama en sus estudios y no tiene contacto alguno con ella salvo cuando se le acaban las páginas al autor y tiene que ir conectando presente y futuro. Esta Elphaba es una joven estudiosa con unos principios morales firmes que sin embargo no cree en la existencia del alma. Solitaria y muy autosuficiente, acaba formando parte de un grupo de amigos que en algunos casos no supondrán nada para su futuro, pero que en otros serán determinantes para su recorrido vital.
La novela está dividida en cinco partes, cada una de ellas supone un salto temporal de varios años, y sin duda las mejores son las dos primeras. En ellas vemos florecer a Elphaba como personaje, el potencial que tiene, lo bien construido que está, cómo va desarrollándose ante los ojos del lector y lo interesante que se plantea la idea de convertir a una joven tan íntegra y con tan elevado sentido de la justicia en esa Bruja Malvada que conocemos en el libro original de 1900. Estas dos primeras partes, que conforman prácticamente la primera mitad del libro, son la niña de los ojos del autor, su creación, su historia, sus personajes y su Oz. Es donde se le nota cómodo porque es todo suyo, y brilla, convence y entretiene muchísimo. La segunda mitad es la del viraje, la de darse cuenta de que tiene que coger todo eso que ha creado de la nada y meterlo con calzador en una historia ya escrita cien años antes que se ha convertido en un clásico universal y que todo el mundo conoce. Y ahí es donde empieza la cosa a patinar y, por momentos, a perder el rumbo. En lugar de ser dos caminos que llegan a un punto intermedio y se convierten en uno, transcurren en paralelo y los puentes que se crean para unirlos son débiles y muchas veces condenados a derrumbarse.
No lo hemos leído de manera conjunta, pero Mónica y yo coincidimos en el tiempo leyendo este libro, hemos ido comentando cosillas, y varias veces le dije que no veía claro cómo Maguire iba a unificar el Oz que había construido con el Oz original. Es que son completamente diferentes, incompatibles incluso en algunas cosas, y hay elementos del libro original que no tienen cabida en este mundo creado por Maguire. Tampoco veía como esta Elphaba iba a acabar convirtiéndose en una bruja para empezar, así que lo de malvada, ni os cuento. Mis miedos eran fundados, no consigue ensamblar las dos visiones con éxito. Y no hablo desde el punto de vista intransigente de una amante del libro original que quiere que todo sea pluscuamperfecto, sino simplemente desde el punto de vista de una lectora que ve descarrilar una buena historia en su tramo final. Me parece de una falta de recursos evidente el no saber cómo explicar algo porque no has hecho bien tu trabajo en las 400 páginas anteriores y directamente decirlo tal cual en el libro y pasar a otra cosa. A los personajes les valdrá, pero al lector, obviamente, no.
Yo me he quedado con la sensación de que esta historia necesitaba ser única, inédita, para poder seguir su propio camino, porque de hecho es totalmente independiente salvo cuando no le queda más remedio que no serlo, y ese el principio del fin. ¿Que quería escribir un libro ambientado en Oz? ¡Perfecto! Pero que hubiese cogido cualquier personaje de su invención y le hubiese dado el final que él hubiese querido. Esta Elphaba llamándose Ruthkin (por ejemplo), no siendo un personaje de El mago de Oz, hubiese funcionado igual y hubiese podido tener su propia historia. Aun así, y a pesar de la decepción por lo que podría haber sido y no ha llegado a ser, me quedo con lo bueno, que es la primera mitad del libro, que sí que he disfrutado mucho y que tiene escenas que perduran en mi memoria.
Existe un musical que al parecer poco tiene que ver con la novela. Es mucho más familiar, mucho más amable, mucho más romántico y con un final más feliz. De hecho, muchos de aquellos que vieron primero el musical y luego se acercaron al libro parece que se enfadaron porque difieren mucho: en el libro pasan cosas malosas que en el musical se arreglan :) Se avecina adaptación cinematográfica (si la pandemia lo permite) para finales de este año, pero ya han avisado que está basada en el musical, no en el libro, así que será también family friendly y más para todos los públicos.
Por cierto, para terminar, como anécdota de interés os puedo contar que lo de la Malvada Bruja del Oeste de color verde es cosa de la famosa película de 1939, no del libro original de Baum, donde no se hace alusión alguna al respecto. Otra cosa que Maguire ha cogido de la película que en el libro ni se nombra no os la comento por aquí por no hacer un spoiler, pero vamos, que se nota que a Maguire le tiraba más la visión cinematográfica que la novela original :)
Reseña de El maravilloso Mago de Oz -> aquí
Gregory Maguire (Albany, Nueva York, Estados Unidos, 9 de junio de 1954). Se graduó en Literatura Inglesa y Americana.
Autor de cinco novelas para adultos y una docena de obras infantiles, el
éxito le llegó con Wicked. Memorias de una bruja mala.