viernes, 29 de marzo de 2019

RESEÑA (by MH) ::: ASESINATO EN EL CAMPO DE GOLF - Agatha Christie



Título original: The murder on the links 
Autora: Agatha Christie
Editorial: Molino
Traducción: Guillermo de Boladeres
Páginas: 256
Fecha de publicación original: 1923
Fecha esta edición: 1979
Encuadernación: rústica
Precio: Descatalogado
https://inquilinasnetherfield.blogspot.com/p/esta-pagina-la-abro-yo-mh-modo-personal.html
Una soleada mañana, Hércules Poirot se encuentra desayunando con su gran amigo el capitán Hastings. La conversación entre los dos amigos pronto es reemplazada por las quejas del detective belga, que se encuentra aburrido por la falta de casos que sean un verdadero reto para su brillante cerebro... repentinamente el detective recibe una carta que despierta su interés. La carta es enviada por Pablo Renauld, que le ruega que acuda en su ayuda inmediatamente ya que teme por su vida y no quiere recurrir a la policía. Poirot de inmediato se dirige a la casa de Renauld, pero se encuentra con una terrible noticia: Pablo Renauld ha sido asesinado con una daga en un campo de golf cercano.
Sigo a paso de tortuga con mi reto de releer toda la bibliografía de Agatha Christie en orden... pero mejor a paso de tortuga que nada. Prefiero no mirar cómo llevo el resto de retos por si me da la risa floja :) Y como quedan muchos libros por delante si consigo llevar esta locura a buen puerto, no pondré a prueba vuestra paciencia y será una reseña cortita (¡cortita de verdad, no lo que siempre os digo y nunca cumplo! xD).

Asesinato en el campo de golf fue su tercer libro, y el segundo protagonizado por Hércules Poirot y el capitán Hastings. Ambos ya comparten alojamiento en Londres (al más puro estilo Holmes-Watson), y andan aburridos de la vida al no tener ningún misterio interesante que resolver cuando, providencialmente, Poirot recibe la carta de un tal señor Renauld. En ella le urge a acudir rápidamente a su casa en Francia, Villa Geneviève, porque necesita urgentemente de su ayuda y sus servicios. Se ponen rápidamente en marcha, pero por desgracia justo la mañana que llegan a la villa se encuentran con que se acaba de descubrir el cadáver del propio señor Renauld tirado en el campo de golf que se está construyendo junto a la casa, y que su mujer ha aparecido amordazada en su dormitorio. Ella asegura que han sidos dos los hombres que se han llevado a su marido durante la noche, pero nadie ha escuchado nada, y puesto que el fallecido había solicitado la presencia de Poirot, Hastings y él deciden quedarse en el pueblo y ayudar al esclarecimiento del asesinato.

Bueno, a estas alturas poco os puedo explicar que no sepáis sobre el modus operandi de estos libros y el modo en que actúa Poirot: no os voy a descubrir nada nuevo y tampoco quiero repetirme en todas las reseñas diciendo lo mismo (solo voy por la segunda de este personaje y quiero reseñarlas todas, así que imaginaos). Sí que tengo que mencionar que sus famosas "células grises" hacen acto de aparición por primera vez en esta novela, y por fin las pone a trabajar en pos de la resolución del caso.
 
Sí os quiero hablar de la actitud y el carácter de Hastings, porque en Asesinato en el campo de golf vemos una extensión de muchas de las singularidades de las que ya dio muestra en El misterioso caso de Styles: siempre cree que cavila por delante de Poirot y cuando este le demuestra que va muy errado se enfurruña como un niño pequeño; le fastidia mucho que Poirot haga un misterio de las cosas más mínimas y que no sea claro; admira a cualquier detective de la policía pomposo y presumido que se le ponga por delante y subestima a Poirot por no decir gran cosa y no hacer un espectáculo de su investigación; se enfada por el modo plácido en que Poirot se toma las cosas y le gustaría que andase de acá para allá recolectando pistas como esos otros detectives fanfarrones... La verdad es que en estos primeros libros, Hastings admira a Poirot casi tanto como se enfada con él por las tonterías más simples. Por no hablar de que en este libro lo tenemos una vez más enamorándose hasta de las farolas y haciendo desclaraciones de amor surrealistas que te hacen sonreír (en sus comienzos Hastings era un poco pavete, la verdad xD).

Una de las cosas que más me han gustado de este libro es la contraposición que se hace entre los métodos de investigación modernos, cuyo máximo representante es el repelente detective Giraud, de la Sûreté francesa, y los de la vieja escuela, que evidentemente representa Poirot. Durante toda la trama hay una especie de competición entre ellos: Giraud anda todo el rato haciendo el paripé de aquí para allá intentando dejar mal a Poirot y mirándole por encima del hombro, mientras que el bueno de Hércules se limita a pensar, observar e ir atando cabos sin armar mucho ruido. Os podéis imaginar quién gana la batalla :)

Sobre el caso en sí mismo poco os puedo contar sin hablar de más. Sospechamos del hijo del fallecido, de su esposa, de una misteriosa mujer que vive en una casa vecina junto a su hija, de una joven que aparece sin venir a cuento en la villa... Reconozco que no me acordaba de la resolución de este crimen, y que me ha sorprendido como si lo hubiese leído por primera vez (a saber los años que hace que lo leí). Es coherente y no hay nada sacado de la manga una vez que conoces todos los datos, y de hecho tiene varios giros muy interesantes que la Christie esconde la mar de bien. Además me está encantando ver la evolución real de los personajes en orden cronológico, porque al leer los libros salteados y ser tantísimos ni de lejos se perciben las cosas como cuando se leen en su orden temporal y natural.

El siguiente es El hombre del traje color castaño, donde no aparecen ninguno de los pesos pesados Agathanianos: ni Marple, ni Poirot, ni los Beresford... El investigador de la historia es el coronel Race, que apareció en cuatro libros (si no estoy equivocada). Ya lo he comenzado y sinceramente no tengo claro si lo he leído ya o no (ergo me da que no), así que a ver qué me encuentro :)





Agatha Christie (1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary Westmacott.

Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot, que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.

miércoles, 27 de marzo de 2019

RESEÑA (by MB) ::: EL RESTO DE SUS VIDAS - Jean-Paul Didierlaurent





Título original: Le rest de leur vie
Autor: Jean-Paul Didierlaurent
Editorial: Seix Barral
Traducción: Adolfo García Ortega
Páginas: 248
Fecha de publicación: noviembre 2017
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 17,90 euros


Ambrose es un buen chico, guapo y de buena familia. Sólo tiene un defecto: su trabajo consigue que todos estornuden… o salgan corriendo. Es embalsamador y lo sabe todo sobre cadáveres, sobre su reacción al oxígeno y al tiempo, e intenta mantenerlos en buen estado al menos hasta que pase el velatorio.

Ambrose conoce a Manelle, una cuidadora de ancianos, como Samuel, judío superviviente de un campo de concentración alemán, a quien se le ha detectado una enfermedad terminal. Por eso, decide marchar a Suiza para que le practiquen la eutanasia, y Ambrose y Monelle deciden acompañarle.

En ese alocado viaje que los llevará a los tres a recorrer Europa, Ambrose descubrirá que el diagnóstico de Samuel era equivocado y que la muerte del anciano no es, de momento, inminente.
Ambrose abatió el asiento lateral que servía de asiento trasero. Infringía otra vez el reglamento de la casa Roland Bourdin e Hijo, que prohibía cualquier presencia ajena a la empresa a bordo de los coches fúnebres y demás vehículos de la empresa. Antes de sentarse, Manelle miró con desprecio el compartimento refrigerado que ocupaba buena parte del espacio.
En El resto de sus vidas, Jean-Paul Didierlaurent nos invita a acompañarlo a un viaje de vida, o de muerte, dependiendo del punto de vista desde el que se mire. Sin duda nos encontramos ante una novela circular: detrás de cada final aparece un principio... como la vida misma.

Ambrose Larnier es un joven y sensible tanopractor que trabaja en la funeraria Roland Bourdin. Además de otros encargos, es enviado a Suiza para repatriar al gemelo de Samuel Dinski, y a este viaje se une la abuela de Ambrose, Beth, y la asistenta domiciliaria de Samuel, Manelle Flandin.

Lo que a priori puede parecer un viaje pesaroso lleno de tristeza y consternación (un coche funebre para repatriar un cadáver cuyos viajeros son un tanopractor, dos ancianos y una asistenta domiciliaria), resulta todo lo contrario a un trance desconsolado. Con este periplo nos apuntamos a una expedición de vida donde cada momento se vive con la ilusión y el anhelo de participarlo y exprimirlo, y en el que cada uno de los viajeros, a través de sus experiencias, aporta pequeños granitos imprescindibles. En realidad, para cada uno de los ocupantes este será (por unas u otras razones) el viaje transformador de sus vidas.

La verdad es que he empezado la reseña un poco por el final pero, tal y como he comentado, la novela es un tanto circular y ya se sabe que los finales más bien son renacimientos.

En la novela conocemos la vida y la profesión de sus protagonistas, tanto de Ambrose y la tanotopraxia como de Manelle y la asistencia domiciliaria, y, sumergiéndonos en su día a día, profundizamos en sus profesiones al tiempo que dignificamos sus trabajos. Todo esto lo cuenta el autor con un tono vital en el que el humor y la alegría no están reñidos con la seriedad de sus trabajos y forman parte de ellos.

Por un lado tenemos a Ambrose, hijo de un Premio Nobel en Medicina que ha elegido la tanotopraxia como contribución a la humanidad. Es consciente de que se trata de una profesión llena de prejuicios, y que mientras repele a algunas personas, otras reconocen la importancia de su trabajo en los momentos más difíciles de sus vidas. Es verdad que siempre habrá momentos en la vida en que, por unas u otras razones, conoceremos a un tanopractor, y tal y como dice Isabelle de Morbieux:
Pero como sé que, llegado ese momento, estaré en buenas y hermosas manos, la muerte me da mucho menos miedo, ya sabe usted.
Antes de llegar a las manos de Ambrose, otros pasan (o, mejor dicho, pasaremos) por una asistenta domiciliaria, papel que desempeña en la novela Manelle, una exuberante joven, empática y conocedora de su trabajo, que es consciente de que 45 minutos no dan para demasiado pero que, aun así, los exprime para atender a sus abuelos de la mejor manera posible. Si hay que hacer todas las tareas posibles en ese corto lapso de tiempo, se hacen; si hay que acompañarlos a la compra, se acompaña; si hay que jugar algún juego de mesa, pues se juega... cada persona tiene sus peculiaridades y necesidades, y Manelle intenta satisfacerlas.

Ya sea por unas cosas o por otras, el tanopractor y la asistenta domiciliaria están destinados a encontrarse, y será en el viaje a Suiza donde se abrirán todas las posibilidades y donde, con cada final, emergerá un principio.

En El resto de sus vidas, Jean-Paul Didierlaurent nos plasma una realidad cada vez más común y palpable en nuestra sociedad: el alargamiento de la esperanza de vida, la soledad de nuestros ancianos y el tratamiento de la muerte como algo aséptico y lejano. La novela nos plasma estas verdades sin dejarnos mirar hacia otro lado y haciéndonos ver que estas profesiones, al igual que muchas otras, encajan perfectamente en el día a día y no son unos misteriosos universos, tal y como dice el autor en su dedicatoria a Jules (preciosa). 

Al final, la historia nos transmite que la vida se compone de multitud de momentos presentes que resultan más llevaderos si son participados por el amor y la alegría, sentimientos que casi siempre fluyen de las personas de más edad, pues ellos saben mejor que nadie que una vida donde existen estos elementos es una vida vivida y plena y que, cuando careces de ellos, la vida pierde su sentido. En estos maestros de la experiencia es donde los personajes más jóvenes se reflejan para reencontrarse con su destino y, de alguna manera, dignificarse a través de su profesión.

Y así con todo, el autor ha sabido construir y vehícular una novela con un lenguaje claro y sencillo donde la vida, la alegría y la esperanza son los ingredientes imprescindibles.
El joven sonrió. Entonces, mientras sus manos recorrían aquella piel blanca y marmórea, empezó a hablarle de él...



  
Jean-Paul Didierlaurent (1962) ganó varios premios de narrativa corta antes de debutar en el género novelístico con El lector del tren de las 6.27, que gozó de un éxito inesperado: publicada por una pequeña editorial francesa, se convirtió en un verdadero fenómeno de ventas en Francia y fue muy alabada por la crítica, además de ser vendida a treinta y seis países.

lunes, 25 de marzo de 2019

RESEÑA (by MH) ::: MARÍA ESTUARDO - Alexandre Dumas



Título original: Marie Stuart 
Autor: Alexandre Dumas
Editorial: Gatopardo
Traducción: Teresa Clavel
Páginas: 256
Fecha de publicación original: 1839-41
Fecha esta edición: enero 2019
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 20,90 euros
Imagen de cubierta: María I de Escocia (fotograbado de 1902)


Inteligente, culta y de una belleza hechizan, la joven María Estuardo se educó en la corte de Francia, donde se le auguraba un futuro brillante. Sin embargo, su vida fue un sinfín de calamidades desde su regreso a Escocia para hacerse cargo del trono hasta su prolongada caída en desgracia: abdicación, exilio, cautiverio y muerte por decapitación en el castillo de Fotheringay, tras ser acusada de planear el asesinato de su prima, la reina Isabel I de Inglaterra. Desde entonces, la figura de María Estuardo no ha dejado de ser objeto de interpretaciones ambivalentes: adúltera e investigadora de asesinatos, valiente defensora del catolicismo en un país desgarrado por las guerras de religión, víctima heroica de intrigas políticas y juegos de poder, mujer de pasiones turbulentas que no supo pacificar su propio reino.

Ya he comentado alguna vez (y se me ha notado mucho con lecturas y reseñas tan peculiares como esta que os traje el año pasado), que me apasiona la historia de Inglaterra. Leo todo lo que me caiga en las manos de dinastías como los Lancaster, York, Plantagenet, Tudor, Estuardo... El caso de María Estuardo es especial, porque jamás llegó a ser reina de Inglaterra, pero pasó a formar parte de su historia en el mismo momento en que su prima tomó la inusitada decisión de hacerla prisionera durante casi dos décadas y luego cortarle la cabeza. Si Isabel supiera que algunas de sus acciones ayudaron a convertir a su acérrima enemiga en un personaje rodeado de una aureola casi de leyenda (que sea merecida o no, es una discusión aparte), se volvería a morir del disgusto :)

Entre 1839 y 1841, Alexandre Dumas escribió (en colaboración con otros autores) una colección de 18 libros, compilados en 8 volúmenes, titulada "Crímenes célebres". Estos libros narraban principalmente dos cosas, la vida de criminales famosos y la muerte de personajes ilustres, y uno de ellos fue este que hoy os traigo, dedicado a María Estuardo. La razón por la que María fue incluida en esta colección podría resultar evidente y encuadrada en el segundo grupo, porque, quien más y quien menos, conoce los detalles de su famosa muerte por orden de su prima Isabel I de Inglaterra, pero lo cierto es que para mucha gente en su época, y también para muchos historiadores, María fue además cómplice de asesinato, así que eso la incluiría también en el primer grupo de criminales famosos. Vamos, que en la vida de María Estuardo hay de todo, como en botica, y a día de hoy siguen sin estar claras muchas de las sospechas que recayeron sobre ella.

Dumas decidió comenzar la narración desde el momento en que María, con diecinueve años, reina viuda de Francia y reina de Escocia, abandona el país galo hacia su tierra natal, de la que es soberana pero de la que sabe más bien poco. La corte de Escocia era celosa y salvaje, tal y como se describe en cierto momento en el libro, y poco tenía que ver con el refinamiento y la pleitesía de la corte francesa. En Escocia los nobles estaban acostumbrados a pelear y batallar contra sus soberanos desde hacía siglos, a lo que se sumaba que en aquella época empezaban a librarse las primeras guerras religiosas, así que María, reina católica, ya tenía en contra a media nobleza de religión protestante sin haber puesto siquiera un pie en tierra, así como a buena parte de la población que también profesaba esa religión.

No sé hasta qué punto es conocida la vida de María más allá de la forma en que murió, y me da miedo irme de la lengua y dar por hecho que se saben cosas que no se saben, así que a partir de aquí no quiero entrar demasiado en detalles. Sí que debo decir que las trifulcas con la nobleza fueron una constante en su vida, que perdió y recuperó el poder en incontables ocasiones, pero que fue su vida personal la que hizo (y todavía hace) correr ríos de tinta. Su matrimonio con el vago de Darnley (todo apariencia y lleno de vicios), la envidia que provocaba en la corte escocesa que eligiese a alguien tan mundano como Rizzio como su secretario personal, la aparición de Bothwell en escena, sospechas de complicidad en asesinato, adulterio... Dejándose guiar poco por la cabeza, María Estuardo facilitó paso a paso el camino a sus detractores escoceses hasta que finalmente consiguieron derrocarla, y buscó refugio en quien más deseaba su caída: su prima y "hermana", la reina Isabel de Inglaterra

No es la primera biografía que leo de la Estuardo y Dumas no cuenta en esta novela nada que ya no supiera, así que el interés principal estaba en comprobar cómo lo contaba. Tira mucho de documentación e informes históricos para dar fe de hechos y momentos que forman parte de la historia como tales, y cita como fuentes a personajes que formaron parte de ellos, como sir James Melvil y Thou, indicando incluso cuándo existen contradicciones entre esas diversas fuentes (aunque no tengo claro si las notas al pie son de la propia obra original o de esta edición). Por lo demás, el libro es una novela, y como tal debe tomárselo el lector cuando lo tiene entre las manos, con todo lo que eso conlleva en cuanto a fidelidad histórica cuando se adentra en diálogos, conversaciones y momentos íntimos que, bueno, seguramente nada tuvieron que ver con lo que cuenta Dumas. Además se le notan mucho las preferencias, quién le caía bien y quién le caía mal, o simplemente traslada el sentir de la época en cuanto a los protagonistas de estos hechos, y en base a eso construye personajes que... pues eso, están muy novelados xD.

Por otro lado, y no sé si solo ha sido sensación mía, pasa un poco ligero por los años que transcurrieron entre la llegada de María a Escocia y su caída en desgracia, como si tuviera prisa por llegar a lo que realmente le interesaba: el momento en que María se ve privada de libertad, primero en Escocia y luego en Inglaterra. Además varios personajes desaparecen de la narración y se olvida de ellos: una vez cumplen su misión, o sabes lo que les pasó o te quedas en ascuas (a mí me ha dado un poco igual porque sí lo sé, pero quien no lo sepa y tenga curiosidad le va a tocar tirar de Google xD). De todos modos, solo son cosillas que comento porque creo que debo comentarlas, pero realmente Dumas se las apaña para contar todo lo esencial que hay que contar sin necesidad de aturullar demasiado al lector, y quienes no estén familiarizados con la vida de la Estuardo, o no tengan interés en un ensayo histórico per sé y simplemente quieran acercarse por primera vez al personaje, agradecerán el modo en que está planteado el libro.

A mí me ha parecido una lectura interesante para quien ya conozca lo que se va a encontrar en ella, e instructiva para quien no lo sepa y se acerque por primera vez a su personaje. Es una novela basada en hechos históricos reales, y como tal hay que leerla. Supongo que a los historiadores les rechinarán los dientes solo de pensarlo, pero quien simplemente quiera conocer el personaje (sin importarle las partes ficcionadas) disfrutará mucho de la lectura porque la vida de esta mujer fue apasionante y muy interesante (repito, hablo siempre desde la perspectiva histórica). De hecho, dentro de la novelización inevitable, Dumas no se aleja en ningún momento de los hechos reales y todos los sucesos esenciales aparecen en el libro. Además la edición incluye al final el testamento de María, escrito de correprisas la noche anterior a su ejecución; no lo esperaba, no lo había leído nunca y he agradecido muchísimo su inclusión.

Se dice en cierto momento que María era más mujer que reina, e Isabel más reina que mujer. También se dice que Isabel veía en María no solo una rival religiosa aspirante a su trono, sino una rival como mujer (más hermosa, más encantadora, casada y madre de un heredero...). Aunque hace mucho que leí la biografía de Zweig, si no recuerdo mal ambos, Dumas y él, coinciden en estos dos aspectos. El nombre de María, reina de Escocia, va siempre ligado al de Isabel, reina de Inglaterra, y muchas veces la curiosidad por la vida de María no va más allá. Es cierto que el modo en que murió la convirtió casi en una mártir del cristianismo, y que esa decapitación tiene tanta fuerza como para opacar el resto de su vida, pero creedme, la vida de esta mujer, sin esa muerte, ya daba para muchas novelas, poesías, óperas y obras de teatro.

Buena prueba de ello es que lleva siglos captando la atención de grandes novelistas, poetas y dramaturgos (Zweig, Dumas, Victor Hugo, Walter Scott, Lope de Vega, Robert Burns...), así como de músicos y compositores (Wagner, Schumann,...), por no hablar de las numerosas películas que cuentan su vida. María Estuardo es una figura histórica que apasiona, que provoca mucho debate y resulta muy controvertida, y por ello cuenta entre sus filas con tantos acérrimos defensores como encendidos opositores: para unos fue una santa y para otros una sanguinaria. Yo imagino que, como con todo, seguramente la verdad esté en el término medio, en un gris alejado de blancos y negros extremos. Con la figura de la Estuardo me pasa un poco como con Ana Bolena, de la que yo siempre digo que "ni tan mala, ni tan buena", pero a saber. Nos tenemos que fiar de lo que nos ha llegado e intentar sacar las conclusiones más cercanas a la verdad posibles.

Me estoy alargando, lo siento. Es que me pongo a hablar de estas cosas y parece que me dan cuerda. Esta María Estuardo de Dumas compone el retrato de una mujer intensa, apasionada, impredecible y con muchos claroscuros que vivió su vida como solo se podía hacer en una época como la que a ella le tocó vivir: con la certeza absoluta de que todo lo podía porque era reina por la gracia de Dios, y la inconsciencia de que aquí en la tierra reinan los hombres y ellos ni perdonan ciertas cosas ni se arrodillan ante quien no quieren que esté por encima de ellos. Isabel puso su grano de arena cuando cayó el hacha hasta tres veces aquel 8 de febrero de 1587, pero durante toda su vida María hizo méritos propios (de todo tipo) para que se hablase sobre ella en siglos venideros.

Escritor de novelas, folletines y obras de teatro, Alexandre Dumas (1802-1870) fue uno de los autores más famosos de la Francia del siglo XIX, y que acabó convirtiéndose en un clásico de la literatura gracias a obras como Los tres mosqueteros (1844) o El conde de Montecristo (1845). De formación autodidacta, Dumas luchó para poder estrenar sus obras de teatro. No fue hasta que logró producir Enrique III (1830) que consiguió el suficiente éxito como para dedicarse a la escritura. Fue con sus novelas y folletines, aunque siguió escribiendo y produciendo teatro, con lo que consiguió convertirse en un auténtico fenómeno literario. Autor prolífico, se le atribuyen más de 1.200 obras, aunque muchas de ellas, al parecer, fueron escritas con supuestos colaboradores.

viernes, 22 de marzo de 2019

RESEÑA (by MH) ::: RETRATO DE UN ASESINO (CRIMEN EN NAVIDAD) - Anne Meredith




Título original: The portrait of a murderer 
Autora: Anne Meredith
Editorial: Alba
Traducción: Daniel de la Rubia
Páginas: 344
Fecha publicación original: 1934
Fecha esta edición: noviembre 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,50 euros
Imagen de cubierta: Anuncio del coche Hillman, Navidad 1936 (detalle)

«Adrian Gray nació en mayo de 1862 y murió violentamente a manos de uno de sus propios hijos el día de Navidad de 1931. El crimen fue espontáneo e impremeditado, y el asesino se quedó mirando primero el arma dejada en la mesa, luego el cadáver, a la sombra de las cortinas de tapiz, aún sin miedo, sino incrédulo y sin palabras».

Así comienza Retrato de un asesino (1934), una de las primeras muestras de novela policiaca «invertida», donde la identidad del asesino es conocida desde la primera página y el suspense se elabora a partir de sus coartadas y de la incógnita de si será descubierto o conseguirá escapar. Al mismo tiempo, la novela pertenece a la noble tradición inglesa de los crímenes en Navidad, punto de partida, por lo general, para un siniestro retrato de familia. Anne Meredith no desaprovecha ninguno de estos elementos y se adentra en la psicología criminal creando un gran personaje de asesino artista que entronca con otra conocida tradición británica, el esteticismo decadentista.
Segundo clásico policíaco de la semana :) Recodaréis (y si no os acordáis aquí estoy yo para devolveros la memoria xD) que sorteamos este libro en el tercer aniversario del blog. Vamos, es que desde que lo vi entre las novedades de Alba, no tuve ninguna duda. Cuándo podría agenciármelo para mí, eso ya era otro cantar. No contaba con las hadas buenas de la Navidad, esas que te hacen regalos porque sí y sin que tú lo esperes, y un buen día me encontré Retrato de un asesino en el buzón. El hada sabía que jugaba sobre seguro porque soy la tonta de la novela policíaca clásica (no se nota nada, ¿verdad?), pero lo mejor ha sido que me he encontrado con una novela policíaca bastante atípica que, precisamente por esa distinción, me ha resultado de lo más disfrutable.

Navidad de 1931. Adrian Gray es un hombre viudo que, como todas las navidades, ha reunido a sus hijos y sus respectivos cónyuges en la mansión familiar para pasar las fiestas junto a él, esto es: el mayor, Richard, con ambiciones politicas y casado con Laura; Amy, la única soltera de todos los hermanos y que vive junto a su padre; Olivia, casada con Eustace, un corredor de bolsa que ha llevado a la ruina a su suegro junto a otras muchas personas; Isobel, que abandonó hace unos años a su marido y vive también en la casa familiar; Hildebrand, el hijo bohemio casado con una mujer de pésima reputación y que vive en un tugurio junto a una prole de criaturas; y Ruth, la pequeña de todos ellos y la que parece ser más feliz, casada con Miles, un joven abogado. Adrian, el cabeza de familia, muere asesinado la madrugada del día de Navidad a manos de uno de sus seis hijos. Esto se sabe desde la primera línea. Su asesino ha cometido el crimen de manera precipitada, sin premeditar, pero no parece sentir realmente lo que ha hecho ni está arrepentido. Richard, Amy, Olivia, Isobel, Hildebrand, Ruth... ¿quién de todos ellos ha asesinado a su padre? Pues aunque no lo creáis, es lo menos importante de esta historia.

Debo empezar diciendo que la sinopsis no se ajusta a la verdad: no es cierto que conozcamos la identidad del asesino desde la primera página. Nos dicen que el asesino es uno de sus hijos, pero esos hijos son seis en total, no lo olvidemos, y la identidad del vástago que mata a su padre se descubre ya avanzados unos cuantos capítulos y unas cuantas decenas de páginas. Es a partir de entonces cuando el título de la novela cobra sentido y se descubre como lo que es: el retrato del asesino, literalmente. Y aquí es donde yo cambiaría otra cosa de la edición. Nada más empezar hay un índice de capítulos, y sinceramente yo creo que su sitio adecuado es al final del libro, donde no pueda hacer daño. Si me permitís el consejo, no leáis el índice antes de leer el libro, pasad las páginas sin leerlas, porque es fácil deducir cosas que no se deberían deducir hasta que llega el momento adecuado.
 
Dicho todo esto, me resulta complicado hablar de este libro sin desvelar cosas. La estructura está dividida en siete partes más un epílogo. La primera parte, titulada Nochebuena, nos presenta, capítulo a capítulo, a cada miembro de esta familia, su posición dentro de ella y su opinión sobre los demás, sus problemas, las cosas que les inquietan... tenemos un desglose de personajes en toda regla. La autora presenta al cabeza de familia, a todos sus hijos y a sus respectivas, parejas porque uno de ellos es el asesino y quiere que el lector tenga un mapa completo de las complicadas relaciones y lazos que unen a esta familia. 

A partir de determinado momento conocemos la identidad del asesino, y es entonces cuando la trama da un giro de tuerca a la novela policíaca convencional de la época (ahora puede parecer normal conocer la identidad del asesino a mitad de libro, pero es lo que siempre digo, lo que ahora tenemos muy visto hubo una época en la que fue nuevo y rompió moldes). Nos metemos en su cabeza sin puertas ni ventanas que obstaculicen el retrato de un asesino improvisado pero no por ello menos frío. No esconde ni un solo pensamiento ante el lector, ni un solo detalle de lo que pasó aquella noche en el despacho de su padre: lo que hizo y por qué lo hizo; lo que sintió tras hacerlo; cómo asimiló su crimen sin alterarse lo más mínimo ni sentir culpabilidad alguna; y cómo, ya que estaba hecho el daño, se las ingenió para intentar sacar el mayor provecho posible e intentar engañar a todos. 

Así pues, tenemos su confesión, y aunque a partir de ahí la historia vuelve a retomar cauces normales del género, lo hacemos con una perspectiva totalmente distinta. Asistimos a los procedimientos normales en uno de estos crímenes: el descubrimiento del cadáver; la llegada de la policía; la instrucción del caso (que no juicio, como lo han traducido en el libro... son cosas distintas) en la que se presentan las pruebas, se interroga a los testigos y se decide si hay un acusado al que (ahora sí) se llevará a juicio pasados unos meses... Pero tal y como digo, observamos todo esto con una perspectiva distinta, porque ahora de lo que se trata es de ver si el culpable es capaz de engañar a todo el mundo (la policía, su familia, al juez y al jurado de la instrucción...), si consigue hacer recaer las sospechas sobre algún otro miembro de su familia, de observar las consecuencias de sus actos y qué hace al respecto... si, en definitiva, consigue salirse con la suya.

Y de verdad que creo que poco más os puedo contar sobre el libro, porque al conocerse la identidad del asesino cualquier cosa que os cuente es peligrosa y además no quiero daros ninguna pista sobre los derroteros que sigue la historia. A mí me ha gustado mucho, es una novela diferente dentro del género policíaco clásico, está estructurada de una manera espléndida, la psicología del personaje principal está plasmada sin fisuras y a ratos resulta hasta fascinante de leer, y aunque la trama se mueve por diversos escenarios a lo largo de varios meses, no falta ni sobra nada en un camino que conduce sin prisa pero sin pausa hacia un final sencillamente fantástico (o al menos a mí me ha gustado mucho, que esto ya se sabe que va por barrios). Eso sí, vuelvo a recomendaros no leer el índice de capítulos si no queréis recibir pistas sobre la identidad del asesino antes de tiempo. Quien avisa no es traidor, y quien avisa dos veces, ni os cuento :)

 
  
Lucy Beatrice Malleson, conocida por los seudónimos de J. Kilmeny Keith, Anthony Gilbert y Anne Meredith, entre otros, nació en Upper Norwood, un suburbio de Londres, en 1899, hija de un agente de bolsa que se arruinó en la Primera Guerra Mundial. Educada en la Escuela Femenina de St Paul en Hammersmith, no quiso seguir los deseos de su madre de que estudiara para maestra y aprendió mecanografía y taquigrafía para colaborar a la economía familiar. 

A los diecisiete años ya trabajaba como secretaria y empezaba a publicar versos y cuentos en revistas como Punch y otras revistas y a escribir novelas policíacas que eran rechazadas por los editores o, si conseguía publicarlas, por el público. Convencida de que todo se debía a prejuicios de género, decidió firmar como Anthony Gilbert y finalmente en 1927, con The Tragedy at Freyne, logró el éxito. En 1934, como Anne Meredith, le dio la vuelta, con Retrato de un asesino, a la clásica fórmula detectivesca al desvelar la identidad del asesino desde la primera página; y en 1936, de nuevo como Anthony Gilbert, creó en Murder by Experts el personaje del abogado Arthur Cook, que se convertiría en el protagonista de una larga serie de novelas –más de cincuenta, la última de ellas publicada póstumamente en 1974− y radiodramas para la BBC. En 1940 publicó una autobiografía, Three-a-Penny.

Fue secretaria del Detection Club, fundado en 1932 con G. K. Chesterton como presidente. Murió en Londres en 1973.

miércoles, 20 de marzo de 2019

RESEÑA (by MH) ::: EL MISTERIO DE LA CASA ROJA - A.A. Milne




Título original: The Red House Mystery 
Autor: A.A. Milne
Editorial: Siruela
Traducción: Raquel García Rojas
Prólogo: A.A. Milne
Páginas: 226
Fecha de publicación original: 1922
Fecha esta edición: septiembre 2018
Encuadernación: cartoné
Precio: 21,95 euros
Imagen de cubierta: Christchurch Mansion, Ipswich


Mark Ablett, propietario de una magnífica residencia en la campiña inglesa, organiza en su casa un animado encuentro. Entre los variopintos invitados ;una viuda y su casadera hija, un militar retirado, una voluntariosa actriz; se cuentan también Anthony Gillingham y su amigo Bill Beverley, a quienes dos inesperados acontecimientos empujarán a ejercer circunstancialmente de Watson y Holmes: el misterioso asesinato del hermano de su anfitrión ;llegado hace poco desde Australia y considerado como la oveja negra de la familia; y la no menos inexplicable ausencia de este último tras el crimen... 
 
El misterio de la Casa Roja (1922), única incursión en la ficción detectivesca del autor de Winnie the Pooh, es considerada como una de las mejores y más imaginativas novelas de cuarto cerrado en la historia del género.

Ya sabéis que me gusta bastante esta colección de clásicos policíacos de Siruela pero que tengo mis más y mis menos con las elecciones que contiene. Tampoco puedo pretender que me gusten todos los libros de la colección por igual, así que aunque me lleve algún chasco, sigo acercándome a ella a ver qué me encuentro, y este libro que os traigo tenía el plus del autor y la peculiaridad que supuso en su obra una novela de misterio como esta. Y es que El misterio de la Casa Roja fue escrito por A.A. Milne, creador de Winnie the Pooh, lo que no deja de tener su aquel. ¿Queréis saber qué me ha parecido? Pues os cuento.

La Casa Roja del título es la magnífica residencia de Mark Ablett, un hombre rico aunque un tanto peculiar que tiene un hermano al que hace años que no ve (la oveja negra de la familia, que emigró hace mucho tiempo). El día en que comienza la historia, Mark cuenta con varios invitados en la casa pasando unos días de vacaciones así como con la presencia de Cayley, su joven secretario. Durante el desayuno recibe la noticia de que ese día se presentará en la casa su hermano Robert. Cuando horas más tarde el tal Robert aparece asesinado dentro del despacho de Mark, y Mark no aparece por ningún sitio, las cosas parecen claras: Mark ha asesinado a su hermano Robert y se ha dado a la fuga. Pero un nuevo personaje aparece en escena, Antony Gillingham, un joven despreocupado que hace lo que le viene en gana en cada momento, y esa tarde lo que le apetece es pasarse por la Casa Roja, donde sabe que uno de los invitados es su amigo Bill. La casualidad hace que su llegada a la casa coincida justo con el instante en que reina el caos tras haberse escuchado unos disparos y Cayley está intentando acceder al despacho para saber qué ha ocurrido. La policía no ve más allá de la fuga de Mark Ablett; Gillingham, testigo de primera mano del descubrimiento del cadáver, no lo tiene tan claro, y como todo lo que hace en la vida, se toma este incidente como una aventura más: decide convertirse en detective por un espacio de tiempo y averiguar lo que ha ocurrido en la Casa Roja.
Querido padre: como toda la buena gente, tienes debilidad por las novelas policíacas y te parece que nunca hay suficientes. Por eso, después de todo lo que has hecho por mí, lo menos que puedo hacer yo por ti es escribirte una. Aquí está, con más gratitud y afecto de los que puedo expresar en estas líneas.
El misterio de la Casa Roja es la única novela de misterio en la bibliografía de A.A. Milne, y se la dedicó a su padre de la manera que veis arriba. Qué pena que solo escribiese una porque, después de leer esta única incursión del autor en el género, sinceramente creo que la novela de misterio se perdió a un gran autor con un punto de vista un tanto irreverente y una intención notable de darle un poco la vuelta al género. Lo dicho, una pena... como yo hubiese sido su editora, le hubiese implorado menos Winnie the Pooh y más crímenes que resolver xD.

Aunque al comenzar la novela hay muchos personajes, no creáis que esto va, tal y como suele suceder en buena parte de las novelas de la época, de descubrir quién de entre todos los que estaban en ese momento en la casa es el asesino. No, en cuanto se descubre el asesinato los mandan a casi todos a su casa y en la mansión solo quedan Cayley (el secretario), Gillingham y Bill. El culpable está claro para la policía, Mark Ablett no aparece, y no hay investigación que valga. Solo Gillingham ve cosas raras en el caso y aprovecha que tiene que quedarse en la casa (por si la policía le necesita al haber sido el primero en llegar hasta el cadáver junto a Cayley) para investigar un poco. Se propone ser detective como antes se ha propuesto multitud de empleos y trabajos para pasar un poco el rato, y él mismo se impone el rol de Sherlock Holmes. A su amigo Bill le propone ser su Watson, y los dos, encantados de la vida, irán desenmarañando lo que ocurrió en el interior de ese despacho.

La novela destaca sobre todo por el humor irónico y a veces socarrón del detective aficionado protagonista, Gillingham, y más inocentón de su compañero de aventuras, Bill. A veces incluso podría parecer que El misterio de la Casa Roja roza la parodia de las novelas policíacas, pero lo hace de una manera tan inteligente que funciona como un reloj si decides hacer caso omiso de ese tono. Es decir, que si quieres ver una parodia la ves, pero si quieres ver un misterio serio y formal (con mucho humor, eso sí) conforme a los mandamientos de la Golden Age, también lo ves. Y conseguir eso es muy, muy difícil, y al tiempo es lo que le da una personalidad y un punto a la novela bastante interesantes.
 
Y tengo que hacer mención aparte al prólogo que adjunta la edición, prólogo que escribió el propio Milne para una de las ediciones de El misterio de la Casa Roja, porque merece la pena su lectura casi tanto como la del libro. Está lleno de humor e ironía (muy en la línea de la propia novela), y en él dejaba claro lo que consideraba una buena novela policíaca. Desde desear que estuviese escrita en inglés (forma sutil de decir que no soportaba el estilo recargado de la prosa cuando se pueden decir las cosas de manera clara y sencilla), a afirmar que prefería que no incluyese tramas románticas porque mientras el lector está pendiente del romance podrían estar pasando cosas mucho más interesantes y determinantes para la resolución del caso. Y hace especial hincapié en que el detective debe ser aficionado y estar a la misma algura que el lector (no tener conocimientos especiales por encima del lector medio), pero que sí debe haber un Watson. Ains, es que no puedo evitarlo, os pongo una cita del prólogo:
¿Qué hay de Watson? ¿Tiene que haber un Watson? Sí. Muera el autor que deja el desenlace para el último capítulo y convierte todos los anteriores en mero prólogo para un drama de cinco minutos. Esa no es forma de escribir una novela. Tenemos que saber capítulo a capítulo lo que piensa el investigador. Para ello puede servirse de Watson o de un soliloquio;  lo primero no es más que una versión dialogada del segundo y, por ello, más entretenido. Un Watson, entonces, pero no necesariamente estúpido. Un poco lento, de acuerdo, como lo somos tantos de nosotros, pero cordial, humano, agradable...
Hace ya un par de meses que lo leí (sí, mi retraso en las reseñas nada más comenzado el año es de traca), y aun así tengo todavía en la cabeza muchas de las escenas del libro. Me lo pasé genial leyéndolo, me hizo sonreír muchas veces y la trama es consistente. No falta el consabido y esperable giro al final del libro, y no tiene esos agujeros negros que me fastidia encontrarme en este tipo de historias porque me estropean la valoración final. Me parece una lectura muy recomendable para quien le gusten los clásicos policíacos, para quien le guste Winnie the Pooh y quiera conocer otra vertiente del autor (y comprobar si lo reconoce en ella o se encuentra a un autor diferente y lleno de posibilidades), y para quien simplemente quiera pasar un buen rato de lectura con un misterio por resolver y unos detectives muy majos empeñados en tener éxito descifrándolo.

Alan Alexander Milne (Londres, 1882-Sussex, 1956) era ya un reconocido dramaturgo cuando en 1926 dio a imprenta los primeros y exitosos relatos dedicados al más célebre oso de la literatura infantil, universalizado por las numerosas adaptaciones cinematográficas a cargo de Walt Disney.