martes, 29 de noviembre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: MENDEL EL DE LOS LIBROS - Stefan Zweig


 
 
Título original: Buchmendel
Autor: Stefan Zweig
Editorial: Acantilado
Traducción: Berta Vias Mahou
Páginas: 64
Fecha publicación original: 1929
Fecha esta edición: enero 2009
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 9 euros
Ilustración de cubierta: Fragmento de La bibliotèque (1921), de Félix Vallotton



Escrito en 1929, Mendel el de los libros narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en uno de los muchos cafés de la ciudad de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no sólo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela que requiere sus servicios. Sin embargo, en 1915 Jakob Mendel es enviado a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio astrohúngaro. Un breve y brillante relato sobre la exclusión en la Europa de la primera mitad del siglo XX.
Ya lo comenté en la única otra ocasión en que os hablé de Stefan Zweig: es un autor que admiro muchísimo y al que conocí en su faceta biográfica. Luego vinieron las novelas y sobre todo los relatos y cuentos, que son tantos que aún me faltan muchos por leer (y por adquirir, que es el principal problema xD). El caso es que me ha dado por releer lo que ya tengo, y entre esas historias muy cortitas está Mendel el de los libros. Me gusta tanto que
sigo conservando esta edición aislada de Acantilado a pesar de estar incluido en una recopilación de varios relatos del autor que también tengo. No sabía si traerlo o no al blog porque es un relato muy famoso y del que se ha hablado ya muy extensamente, pero bueno, me he decidido a hablaros de él muy brevemente y de paso invito a Zweig a tomar el té en Netherfield por segunda vez.
 
La historia comienza en Viena en los años 30. El narrador nos cuenta como se refugia en un café huyendo de un chaparrón y pronto empieza a tener la sensación de encontrarse en un sitio familiar, conocido, pero que no consigue localizar en su memoria. No es hasta un rato después que recuerda que está en el café Gluck, el cuartel general de Jakob Mendel... Mendel el de los libros, una leyenda de la ciudad, muy admirado y respetado en su día, a quien incomprensiblemente había olvidado por completo. Es entonces cuando empieza a narrarnos cómo conoció a Mendel, a perfilar la figura de tan peculiar personaje, y también lo acompañaremos cuando intente descubrir qué fue de él.

Jakob Mendel es un personaje complejo, excéntrico y trágico, con una de esas personalidades tan literarias en su concepción y tan extraordinarias en su ejecución que, una vez hechas las presentaciones, resulta muy poco probable que el lector llegue a olvidarlo. Un emigrante judío de la Polonia rusa que vive durante décadas (salvo para dormir) en un café, donde se dedica a leer libro tras libro completamente aislado del mundo. Es librero de viejo, pero no tiene una librería ni unas estanterías llenas de libros. ¿En qué consiste entonces su negocio? En su cerebro, literalmente. Quienes acudían a Mendel lo hacían esperando que les diese un listado de libros sobre un tema, o pidiendo que les buscase un libro especial o dificílisimo de encontrar, o que le hablase de tal o cual libro, quien lo vende, quien lo compra... y para todo esto solo disponía de su cabeza y memoria prodigiosas. Apenas se ganaba unas monedas con cada transacción (de hecho se ofendía en asuntos de dinero) y volvía a sus libros. El ensimismamiento era tan omnipresente, tan drástico y tan hermético, que cuando estalla la guerra (la primera mundial) no es consciente de lo que sucede a su alrededor, y cuando van a buscarlo responde a lo que le preguntan con una inocencia y un candor que conmueven por su ingenuidad.

Realmente en este relato largo puede parecer que no hay más trama que el desarrollo negro sobre blanco de un personaje, que no da tiempo a más en apenas unas decenas de páginas, pero quien haya leído alguna vez a Zweig sabe la capacidad que tenía para desarrollar personajes, ambientación y contexto histórico con unas pinceladas de genio y mucha maestría en el recurso narrativo. Por eso, en estas sesenta páginas contadas, Zweig aprovechó para mostrarnos la caída del personaje de Mendel en paralelo con la caída de Europa tal y como se conocía hasta aquel momento. O dicho de otra manera, Europa se quebró ante el estallido de la Primera Guerra Mundial, y Mendel hizo lo propio como ser humano. Es tan corto el relato que no puedo adentrarme más en esto, pero en la ceguera de Jakob Mendel ante lo que se vino encima con la guerra yo veo un símil con la ceguera de muchos millones de personas que al principio no dieron mayor importancia a lo que estaba sucediendo, y la estupefacción posterior de Mendel es la estupefacción de quien vive en una burbuja y de repente ve que esa burbuja no lo protege de nada.

Por ello, para multiplicar la sensación de aislamiento, ignorancia e ingenuidad, para hacer creíble a un hombre adulto que sigue adelante con sus excentricidades en medio de un conflicto bélico del que no es en absoluto consciente, Zweig dibuja un personaje enroscado sobre sí mismo, solitario, cuyo norte es la mesa del café donde ha establecido su cuartel general y que no mantiene ningún tipo de contacto humano salvo las ocasionales peticiones literarias de ayuda. El autor llama la atención al lector sobre las consecuencias de cerrar ojos y oídos a lo que nos rodea, a los tambores que avisan del peligro y las trompetas que llaman a la cautela. Mendel se encierra en sus libros, se cobija en su memoria prodigiosa y cierra a cal y canto su existencia a cualquier estímulo proveniente de la realidad, y eso supone su ruina. Este relato podría ser un canto de amor a los libros si uno se dejase llevar por el romanticismo idealizado que nos lleva a amar la literatura, pero no lo es; Mendel el de los libros es una advertencia a mantener los ojos bien abiertos, a luchar contra la comodidad de vivir en la ficción y la necesidad de tener siempre un pie en el mundo real. Todos sabemos cómo murió Zweig, en qué circunstancias; cuando se publicó Mendel el de los libros todavía faltaban unos pocos años para el ascenso del nazismo en Alemania y la consecuente Segunda Guerra Mundial, pero Zweig ya cargaba en la mochila con la Gran Guerra, el antisemitismo que comenzó a germinar en ella, y seguía alerta (toda su obra fue prohibida en Alemania en 1936 por el gobierno nazi).

Pero además de todo esto, a Zweig aún le da tiempo a lanzar su último mensaje: que toda existencia es transitoria y está abocada al olvido, y que precisamente deberíamos sumergimos en los libros para huir de esa fugacidad y sentir una conexión con otros seres humanos, que es todo lo contrario a lo que hace el propio narrador al olvidar a Mendel en un primer momento, y de lo que hace el propio Mendel durante sus treinta años de existencia en Viena. El bueno de Mendel, el pobre de Mendel, que se hace un hueco en el corazón del lector... porque no puedes sino sentir piedad y dolor cuando entiendes lo desvalido e indefenso que está, lo vulnerable que es y lo doloroso que resulta siempre la injusticia contra los inocentes que nada comprenden y todo lo sufren.
 
Lo voy dejando aquí. Tal y como digo al principio, es una historia tan conocida que simplemente he decidido intentar explicar lo que a mí me dice, lo que yo siento cuando la leo, que puede estar muy equivocado pero cada lector somos un mundo y es mi visión del libro. El final siempre me emociona, siempre consigue transmitirme la agonía tanto de la soledad más absoluta como de la ausencia de huella en este mundo, la melancolía de la existencia vacua sin memoria futura... una posteridad en la que nadie te recuerda y tu estela se desvanece, mientras que los libros siempre permanecen y son testigos de tu esencia efímera.
Dejando a un lado los libros, aquel hombre singular no sabía nada del mundo, pues todos los fenómenos de la existencia solo comenzaban a ser reales para él cuando se vertían en letras, cuando se reunían en un libro y, como quien dice, se habían esterilizado.

 

 


 
Stefan Zweig (Viena, 1881 – Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas. En Acantilado se ha publicado la mayor parte de su obra narrativa y ensayística.

viernes, 18 de noviembre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: PROBLEMA EN POLLENSA - Agatha Christie


 
 
Título original: The Regatta Mystery and other stories
Autora: Agatha Christie
Editorial: Espasa
Traducción: Stella de Cal
Páginas: 224
Fecha de publicación original: 1939
Fecha esta edición: julio 2020
Encuadernación: rústica sin solapas
Precio: 14,90 euros



https://inquilinasnetherfield.blogspot.com/p/esta-pagina-la-abro-yo-mh-modo-personal.html
 

Parker Payne desembarca en Pollensa, en la soleada isla de Mallorca, para iniciar unas merecidas vacaciones en un hotel con gran encanto. Pero pronto su relax se ve interrumpido por Lady Chester, una madre angustiada por el bienestar de su hijo. Convencida de que éste está a punto de echar a perder su futuro por culpa de una terrible mujer, pide ayuda a un sagaz investigador para que logre hacer entrar en razón a su hijo antes de que sea demasiado tarde.

Esta historia inicia una serie de aventuras que, con el inimitable sello de Agatha Christie, y con la presencia de sus emblemáticos personajes, Hércules Poirot y Miss Marple, nos brindarán la oportunidad de comprobar que cada detective tiene su propio método de deducción.

 
Sí, otra reseña de mi reto de Agatha Christie... aunque no me salga nada bien este año en el blog, al menos quiero cumplir uno de mis propósitos para este 2022, que era leer una determinada cantidad de libros de esta carrera de fondo que no tiene final a la vista. Hoy comenzamos 1939 (¡cuatro libros publicó Agatha ese año!), y vengo a hablaros de Problema en Pollensa, libro de relatos que tienen la peculiaridad de contar entre sus páginas con varios de los personajes principales de la bibliografía de la autora en una especie de popurrí un tanto extraño. Así que, por variar un poco, os divido esta entrada entre esos personajes y os resumo los relatos que protagonizan.

PARKER PYNE

Parker Pyne es el  protagonista de las dos primeras historias, y aunque he hablado ya de él un par de veces en este reto, es de esos personajes que se suelen olvidar como creaciones de esta autora, así que os recuerdo que la labor de Pyne, más que la de investigador o detective, es la de resolverle la vida a la gente y proporcionales felicidad (se considera especialista en el corazón humano y en desgracias ajenas), y para eso cuenta con una serie de actores que trabajan para él y le ayudan a conseguir los resultados deseados. Siguiendo esta línea, Pyne protagoniza el título que da nombre al libro, Problema en Pollensa, y Misterio en las regatas
 
En el primero, ambientado en la localidad mallorquina de Pollensa, vemos a Pyne confraternizando con unos compatriotas ingleses. Uno de ellos, Basil Chester, está enamorado de una tal Betty Gregg (ordinaria, suelta tacos, ¡bebe alcohol!), y claro, la madre del señor Chester considera del todo inapropiada a su futura nuera. Pide ayuda a Parker Pyne, pero esa ayuda parece innecesaria cuando de repente Basil deriva sus atenciones hacia una descocada mallorquina, Dolores Ramona (¡ahí es nada!), y la señora Chester empieza a pensar que Betty no estaba tan mal.

En Misterio en las regatas (que es realmente la historia que da título a la edición original en inglés... en España usan la de Pollensa para hacer patria xD), durante una reunión de varias personas, una jovencita intenta hacerse la graciosa haciendo como que desaparece un diamante y luego haciendo como que lo encuentra, pero el diamente desaparece de verdad y uno de los presentes es considerado el principal sospechoso a pesar de que él clama por su inocencia. Acude a Parker Pyne para que le ayude, y aunque él le dice que no es detective y solo le interesan las personas, con la mera descripción de los presentes durante el robo y los hechos, resolverá el caso.

Dos relatos muy diferentes entre sí, pero si tengo que elegir me quedo con el primero, es más Parker Pyne y por tanto muy diferente a casi todos los demás relatos incluidos en la antología. Si os preguntáis por qué Agatha Christie decidió ambientar una historia en Pollensa, lo cierto es que pasó quince días en esta localidad a principios de los años 30 (se dice que estuvo allí varias veces más, pero no hay pruebas de ello). Ni siquiera se sabe exactamente en qué hotel se alojó, y hay dos que se disputan tal honor (por diversas circunstancias se han perdido los registros de ambos, así que nos quedaremos siempre con la duda).
 
 
LA SEÑORITA MARPLE
 
Por fin vuelve a asomar la patita la señorita Marple, que desde su nacimiento en Muerte en la vicaría se había retirado a su casita de St. Mary Mead y no había vuelto a dar señales de vida (y aún le quedan años para su regreso en novela larga). El caso es que le vemos el pelo en una historia sencillita, donde le cuentan un asesinato ocurrido en un hotel y ella, con la única información que le dan, resuelve en un periquete el caso sin moverse del sillón y casi ni darle tiempo a tomarse el té. ¿Nombre del relato? Miss Marple cuenta una historia. Sabe a poco, pero menos da una piedra.
 
NARRADOR DESCONOCIDO
 
Solo hay un relato con un narrador del que no conocemos su identidad ni tampoco aparece ninguno de los personajes recurrentes de la autora. Se llama En un enigmático espejo, y en él se nos cuenta la historia de un hombre que, estando en casa de un amigo, ve algo reflejado en un espejo que parece una premonición: una mujer está siendo asesinada por un hombre con una cicatriz en la cara. Cuando se da la vuelta no hay nada, cree que se lo ha imaginado, pero tras conocer a la hermana de su amigo y comprobar que es la misma mujer que ha visto en la premonición y que su prometido tiene una cicatriz en la cara, decide a salvarla a toda costa... aunque en el proceso haga lo contrario. Este relato tiene un personaje masculino principal tóxico, celoso y obsesivo, y el final resulta muy cuestionable y controvertido. Yo leo todo siempre intentando contextualizar las cosas en su época, pero este relato es un no. Para mí es lo peor del libro.

 
HÉRCULES POIROT
 
Cinco son los relatos que protagoniza Poirot en este volumen (él siempre por encima de los demás, que no se diga).

El misterio del cofre de Bagdad, narrado por el capitán Hastings. El señor Clayton aparece muerto en un cofre situado en el salón del comandante Rich, amigo de toda la vida que parece estar enamorado de la esposa de la víctima (y que también parece ser correspondido). ¿Cómo ha llegado el cadáver ahí si se celebró una fiesta en ese mismo salón y no hay manera de cuadrar los tiempos para que pudiese tener lugar el crimen y la ocultación? Y sobre todo, ¿es realmente culpable el comandante Rich?

En ¿Cómo crece tu jardín? se repite una premisa ya usada por la autora en El testigo mudo: Poirot recibe una carta pidiendo ayuda y cuando se presenta en la casa de la solicitante se encuentra con que ya ha muerto y que los familiares resultan un tanto sospechosos. Se dirige a hablar con la policía local y allí le adelantan los resultados de la autopsia: envenenamiento por estricnina. Comienza entonces la caza del ratón en la madriguera.

Iris amarillos comienza con una llamada de teléfono a las once y media de la noche. Una mujer que no se identifica le dice que está en grave peligro y le urge a presentarse en un restaurante inmediatamente y dirigirse a la mesa con los iris amarillos. Cuando llega allí se encuentra con una reunión en torno a un americano muy rico. Al parecer están ahí para celebrar o conmemorar algo, y Poirot no solo tendrá que averiguar quién le ha llamado, sino cual es ese peligro que tanto teme.
 
El sueño es la cuarta historia protagonizada por Poirot, quien se presenta en casa del millonario Benedict Farley a petición suya. Farley le cuenta que todas las noches tiene el mismo sueño: está en su cuarto, mira el reloj y son las tres y veintiocho minutos exactos, saca un revólver de la mesa y se pega un tiro. Esta situación le tiene muy angustiado, ha consultado a varios médicos, ninguno es capaz de ayudarlo, y pide a Poirot que averigüe quién le está sugestionando para que sueñe eso noche tras noche. Poirot lo considera un charlatán y se desentiende... pero evidentemente las cosas no van a quedar así.

Problema en el mar es el relato cortito que cierra la antología, y en él nos encontramos a Poirot a bordo de un barco en Egipto. ¿A que no sabéis qué pasa? Lo inconcebible: ¡un asesinato! Toca averiguar quién es el culpable de entre todos los viajeros de la travesía.
 
Tres curiosidades sobre los relatos de Poirot
 
La primera es que cuando os hablé de El testigo mudo, os dije que era la última aparición de Hastings hasta varias décadas después, y ahora veis que os hablo nuevamente de él... todo tiene su explicación: El misterio del cofre de Bagdad fue publicado originalmente en 1932, varios años antes de El testigo mudo, así que aunque aparezca recopilado en este libro de 1939, realmente vio la luz mucho antes (de hecho en otro de los relatos Poirot habla de Hastings en pasado, como si no fuese a verlo más).  
 
Otra es que Poirot dice en Problema en el mar que es su primer viaje a Egipto, aunque Muerte en el Nilo fue publicado en 1937 (dos años antes que esta recopilación). Estamos ante la misma circunstancia, realmente este relato se publicó originalmente en 1936, un año antes de Muerte en el Nilo, así que debemos suponer que es el mismo viaje pero antes de los hechos que ocurren en su famosa novela. 
 
La última curiosidad: en ¿Cómo crece tu jardín? aparece por primera vez la señorita Lemon como secretaria de Poirot, aunque no es la primera vez que sabemos de ella, porque anteriormente fue secretaria de Parker Pyne y aparece en el libro de relatos Parker Pyne investiga.
 
Aunque los relatos de Agatha Christie no suelen ser de mis libros favoritos de su bibliografía (prefiero con mucho sus novelas largas porque realmente permiten desarrollar tramas, pistas y personajes), siempre viene bien leer a la autora aunque sea a sorbitos pequeños. No es el libro con el que recomendaría empezar con ella, pero es ideal para fans de la Christie que quieran reencontrarse con sus personajes más famosos y leer tranquilamente un misterio al día.
 
 


Agatha Christie (1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary Westmacott.

Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot, que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.

 

martes, 15 de noviembre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: LOS MILLONES - Mijaíl Artsybáshev


 
Título original: Миллионы
Autor: Mijaíl Artsybáshev
Editorial: Ardicia
Traducción: Enrique Moya Carrión
Páginas: 176
Fecha publicación original: 1908
Fecha esta edición: febrero 2015
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 16,90 euros 
Ilustración de cubierta: Alice Potter




Fiodor Ivanovich Mizhuyev, temido y envidiado millonario moscovita, parece tenerlo todo. Sin embargo, hace tiempo que ni su vida junto a la atractiva Maria Sergueyevna, ni la relación con su hermano Stepan Ivanych, consiguen sustraerle de la constante sensacion de ser un hombre anhelante y solitario a la búsqueda de algo. Será durante unas apaticas vacaciones en Yalta cuando el momento de enfrentarse a sus propios demonios y encontrar una salida a su situación se presente de una vez por todas.
 
El protagonista de Los millones (1908), figura que, desde otro angulo, reelaboraria pocos años mas tarde Irene Nemirovsky en su David Golder, persigue sin cesar y siempre en vano una felicidad incomprensiblemente esquiva para el y cuantos le rodean; un sentimiento que ni todos los lujos y placeres que permite el dinero pueden proporcionarle.
Qué pena que haya desaparecido la editorial Ardicia, porque era precisamente mi tipo de editorial: clásicos desconocidos de autores más desconocidos todavía y casi todos ellos en novela corta. Eran unos auténticos arqueólogos de la literatura del siglo XIX y primera mitad del XX totalmente alejada de lo habitual y con autores de múltiples y diferentes nacionalidades inéditos en castellano o muy poco traducidos. Una apuesta muy arriesgada, y no sé si ese riesgo habrá tenido que ver o no con el cierre de la editorial, pero el caso es que me parece muy injusto. Para mí sus libros hoy en día son de coleccionismo, de esas editoriales que quiero tener todo lo que han publicado, y en ello estoy. Tengo muchos pero aún me quedan otros cuantos por conseguir (que haya desaparecido su página no ayuda a hacer el seguimiento de lo que me falta, pero bueno, me voy apañando...). He apoyado a esta editorial desde el principio, la he traído varias veces al blog y, aunque ya poco se puede hacer para darla a conocer, seguiré trayendo sus libros por aquí. En fin, que a este heteredoxo y fascinante catálogo pertenece Los millones, de Mijaíl Artsybáshev, libro del que voy a intentar hablaros hoy.

El protagonista absoluto de la historia es Fiódor Ivánovich Mizhúyev, millonario ruso que vive atrapado en una crisis existencial de la que no sabe cómo salir. Da vueltas y vueltas sobre sí mismo, gira en círculos rumiando su propia desdicha pero no sabe (o no quiere saber) rozar esa vorágine con la punta del pie para romper el hechizo e intentar hacer algo de provecho con su vida. ¿La culpa de todo? El dichoso dinero, o eso dice él. El dinero tiene la culpa de su melancolía, de su abatimiento, de sus inseguridades, de sus acciones y de todo lo que hace mal, que es mucho y además imperdonable en alguna que otra ocasión. Porque este señor se autocompadece al tiempo que abusa de mujeres solo porque cree que ha pagado por hacerlo, y seduce a mujeres casadas con la promesa de mil lujos a las que luego menosprecia y humilla por haberse dejado seducir por esa misma promesa de mil lujos. Quiero lo que no tengo y cuando lo tengo lo pateo porque no se ha resistido a mi dinero. Todo lo puedo comprar y por tanto lo compro, pero cuando lo tengo lo desprecio por haberse dejado comprar y lloro porque claro, solo me quieren por mi dinero. Mizhúyev es un ser atormentado que toma muchas decisiones equivocadas y muy, muy discutibles, y yo particularmente he tenido mis más y mis menos con él, pero en ningún sitio está escrito que un personaje principal tenga que caerte bien.

Antes de seguir os pongo un fragmento del libro, en el que un personaje pone voz a los pensamientos del propio lector sobre la vida de muchos millonarios (o de una lectora como servidora, vaya, tampoco voy a generalizar):
Considero incongruente la vida de unas personas que acumulan una descomunal cantidad de dinero que no les pertenece. Además, son incapaces de reconocer que, por sí mismos, no son nada, que sin sus millones nadie les necesita. Lo inevitablemente lógico en esa situación es desaparecer o valerse de ese capital. Pero ¿cómo es posible hacerlo? ¿qué puede proporcionar el dinero en esas ingentes cantidades? Libertinaje, poder, lujo... Sería extraño pensar que un hombre pudiera rechazar eso que tan solícitamente se le ofrece. Así pues, se entrega a ello y se vuelve un tirano...

Mizhúyev se rebela ante esta sentencia, no está dispuesto a aceptar lo inútil que es para la sociedad ni tampoco el prejuicio del millonario que no se reprime ante nadie ni ante nada, pero lo cierto es que cada paso que da en la novela no solo confirma estas aseveraciones, sino que la espiral en la que se va hundiendo es cada vez más profunda y opaca, impidiéndole ver todas las innumerables salidas que están a su alcance precisamente porque puede permitírselas. En realidad Mizhúyev es un personaje muy contradictorio, y esa incoherencia marca el destino de un personaje que no conmueve por mucho que lo intente. Se queja de su vida de riqueza y privilegios, de que la gente solo se acerque a él por dinero, de ser el objeto de atención allá donde va porque todo el mundo sabe quién es, de ser tratado de manera diferente por su posición social... pero luego hace cosas que confirman precisamente el abuso que hace de su poder adquisitivo y su estatus social privilegiado. Esta paradoja se hace más absurda hacia el final del libro, cuando se presenta una situación de la que no os puedo concretar nada, pero que él intenta resolver haciéndose el héroe benefactor y cuando las cosas no salen como él espera, se revuelve contra la chusma desagradecida que está muy por debajo de él. Quiere ser algo más que un millonario, pero no sabe ser otra cosa porque siempre ha visto el mundo desde la perspectiva que da estar en el primer escalón social y mirar a todos los escalones que están por debajo como si estuvieran en deuda con él o tuvieran que aplaudir cada gesto condescendiente.

El eje que usa Artsybáshev para sostener y apuntalar la trama es, por un lado, el hundimiento de la relación entre Mizhúyev y Maria Sergueyevna. Nada más comenzar la historia descubrimos cómo nació esta relación (ella era la humilde esposa de un amigo de Mizhúyev) y las aprensiones del millonario una vez cazada la presa. Sergueyevna abandonó a un marido pobre al que amaba y respetaba para convertirse en la amante de un millonario al que no ama pero a quien es fiel y está dispuesta a complacer a cambio de la vida de comodidades y lujos que le proporciona. Una vez agotada la pasión y la excitación de haber conseguido llevarse a la cama a una mujer que se opuso a sus insinuaciones hasta que no quiso (o no supo) oponerse más, comienza la espiral de inseguridades, acusaciones, autocompasión y desconfianza. Y la situación es peliaguda, porque en estos momentos Maria solo está protegida por su relación con Mizhúyev; si él la abandona, ante la sociedad no será más que una cualquiera abandonada por su amante millonario y su vida quedará destruida. Aunque este hilo de la trama tiene relevancia durante toda la novela, ejerce todo su peso argumental en la primera parte de la historia.
 
El otro eje, que predomina durante la segunda parte de la novela (en la que cambiamos de escenario) es la época en la que fue publicada y la agitación social del momento. Los millones vio la luz en 1908, solo tres años después de la revolución rusa de 1905, en la que se produjeron revueltas, manifestaciones y huelgas por parte de obreros y campesinos, motines militares (donde estaría englobado lo que sucedió en el acorazado Potemkin, que seguro que os sonará), actos terroristas y disturbios de todo tipo. Aquí nos interesa sobre todo la manifestación pacífica que la clase obrera llevó a cabo en lo que se conoce ahora como "domingo sangriento", en la que participaron familias enteras, niños incluidos, todos desarmados, y que acabó con dos mil muertos y centenares de heridos a manos del ejército del zar Nicolás II (y sería el principio del fin de la familia imperial rusa). Pues bien, esto es lo que nos concierne para el devenir de la novela, porque
Artsybáshev cambia radicalmente el tono y el objetivo de la primera parte y en la segunda nos lleva a una fábrica inmersa en un grave conflicto en el que los trabajadores amenazan con la huelga si no les suben los salarios y reducen las jornadas laborales, y el comité de empresa no está por la labor de dar su brazo a torcer. Poco más os puedo decir a partir de aquí, pero resulta evidente que para el autor era muy importante tratar este tema y, aunque choca el modo en que lo introduce, cumple su cometido y nos ofrece una sombra más de este peculiar personaje que es Mizhúyev.
 
Los millones es el retrato de un personaje complejo, nihilista, celoso, inseguro, aturdido, contradictorio, autodestructivo, violento, melancólico, hastiado y errado en las decisiones que toma porque piensa una cosa y luego hace la otra (siempre para mal), y a cada paso que da en ese sentido, dos pasos más se aleja del lector. No os voy a mentir, no considero que sea una novela redonda, y de hecho sigo dándole vueltas a la historia y al poso que me ha dejado como lectura, pero sin duda es una obra muy interesante de un autor al que me gustaría seguir conociendo, y aunque está considerado como exponente del naturalismo en sus últimos coletazos, a mí en algunas cosas me ha recordado al Dostoeivski que renegaba de la razón como excusa para llevar a cabo ciertas conductas.

Mijaíl Artsibáshev (24 de octubre de 1878 - 3 de marzo de 1927) fue un escritor ruso, uno de los principales exponentes del estilo literario conocido como naturalismo. Era el bisnieto de Tadeusz Kościuszko y el padre de Boris Artzybasheff, quien emigró a los Estados Unidos y se hizo famoso como ilustrador. Después de la Revolución rusa, en 1923 Artsibáshev emigró a Polonia, donde murió en 1927.

lunes, 7 de noviembre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: LA HIJASTRA - Caroline Blackwood


 

 
Título original: The Stepdaughter
Autora: Caroline Blackwood 
Editorial: Alba
Traducción: Íñigo F. Lomana
Páginas: 112
Fecha de publicación original1976
Fecha esta edición: mayo 2021
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 16 euros
Imagen de cubierta: @Michiru13 / Shutterstock

  
Una mujer en la treintena escribe mentalmente, firmando con la inicial «J», cartas sin destinatario concreto. Suele despedirse con una fórmula del tipo «Tuya, hecha una furia» o «Tuya, sin levantar cabeza». Arnold, con quien está en trámites de divorcio, es un renombrado abogado que la ha dejado por una «francesita» y se ha instalado en París; le pasa dinero sin escatimar y le paga un lujoso piso con magníficas vistas en Manhattan. Allí vive ella ahora con Renata, la hija de trece años que Arnold tuvo en un matrimonio anterior, además de con Sally Ann, su propia hija de cuatro, y una interna francesa llamada Monique. Todas se llevan fatal, apenas se hablan. Renata hace bizcochos de sobre. Monique escribe cartas a gente de verdad. «J» la envidia por eso. Por lo demás, no sale nunca: se refugia en la soledad, la rabia, el resentimiento y el engaño que, con lengua viperina, recrea en sus cartas.
La hijastra (1976) fue la primera novela de Caroline Blackwood. Además de la crónica de una guerra de nervios, es un estudio a la vez pulcro y sarcástico de la «silueta hostil y tenebrosa» de una mujer abandonada y, especialmente, de un marido desleal cuya ausencia gobierna la casa, como una manipulación más. El matrimonio, la maternidad y la familia construyen una cárcel de cristal para la protagonista y dan pie a una fábula casi gótica, enloquecida e irreverente.

Hace varios años, en una época del blog que me parece muy, muy lejana, os hablé de La anciana señora Webster, de la escritora Caroline Blackwood, obra de la que había leído excelsos parabienes y que a mí me dejó bastante tibia... creo que en aquel momento dije que no había tenido feeling con el libro y creo que no hay mejor manera de expresarlo. Aun así yo no decaigo ni me desmoralizo, y me he juntado con otros dos libros de la autora en la estantería, ya que Alba en su colección Rara Avis ha decidido recuperar varias de sus obras. Una de ellas es La hijastra, de la que hoy os hablo, que además fue su primera obra de ficción. Si no conecté con su novela más archifamosa, ¿cómo creéis que me ha ido con su debut literario? Os saco de dudas.
 
La situación que plantea la novela es la de una mujer ("J") encerrada en su ático de lujo en Nueva York junto a Monique, la niñera francesa (que no habla ni una palabra en inglés), su hija pequeña, Sally Ann,  y la hija preadolescente de Arnold, su marido (fruto de una relación anterior)... marido que, por cierto, la ha abandonado por otra mujer mucho más joven a la que ha conocido en Francia. Y cuando digo encerrada es que esa es la reacción de "J" ante el abandono: aislarse de todo y de todos en su ático-prisión mientras se enfrenta a la soledad, la humillación, el resentimiento y el bucle mental en el que está atrapada y que le hace comportarse como una auténtica tirana con todo el mundo: no soporta a su hija pequeña, odia a la niñera francesa que no deja de escribir cartas a sus amigos y familiares y siente un profundo asco por la hija de su marido. Para desahogarse decide escribir cartas mentales dirigidas a una tal "Fulanita" donde no solo vuelca sus sentimientos ante la traición de su pronto exmarido, sino que demuestra una crueldad inusitada hacia su hijastra y una rabia que, conforme las cartas avanzan, se convierte en lucidez y comprensión de su situación real. Todo cambia un día, pero de ese día aquí no os puedo hablar... (y de hecho he borrado la alusión a esta parte en la sinopsis oficial).

La hijastra es una novela epistolar atípica, porque las cartas que la protagonista escribe en su cabeza van dirigidas realmente a sí misma como una manera de estructurar, proyectar y poner nombre a todo lo que bulle en su cabeza. Surgen de la pura envidia que siente hacia las numerosas cartas que Monique escribe a diario, no solo porque Monique tiene a quien escribirle, sino que "J" sabe que esas misivas deben estar llenas de quejas hacia ella y su trato despótico. Y por eso, en un principio, parece que el objeto de sus iras, críticas y mala baba será la niñera (regalo póstumo de su fallecido matrimonio)... pero no, pronto descubrimos la verdadera depositaria de su rencor y protagonista casi exclusiva, junto a su marido, de todas sus críticas: Renata, su hijastra... Arnold se ha largado a Francia con su nuevo amorcito y ha dejado a su hija de trece años a cargo de la mujer de la que está en trámites de divorcio. La relación entre las dos es apenas existente, llevan dos años viviendo juntas y jamás se han dirigido una frase de más de cinco palabras. Pero lo peor no es eso, lo peor es el asco, la repulsión física y mental que esta mujer en la treintena siente por una niña sin padres que se ocupen de ella y que aun así, con sus escasos medios emocionales de preadolescente, lucha por levantarse cada día y salir adelante. Pero antes de seguir con esto os explico una cosa.

Tanto La anciana señora Webster, de la que os hablé en su día (tal y como os comento al principio), como La hijastra, tienen tintes autobiográficos, pero mientras que la señora Webster se basaba en la historia de las mujeres importantes en la familia de la autora, La hijastra bebe de su experiencia personal (muy personal), y eso hace que a pesar del tono con el que está contada (sarcástico, cínico, autocompasivo pero con un humor ácido que intenta rebajar las burradas que suelta), se sienta mucho más real que La anciana señora Webster. Porque sí, el de la Webster es su novela más laureada, casi ganadora de un Booker (que no se llevó porque Philip Larkin consideró que era demasiado autobiográfica para considerarla una obra de ficción), pero a mí me ha parecido mejor novela La hijastra: es más valiente, tiene más entrañas, su brevedad obliga a economizar y disparar frases sin desperdiciar ni una sola palabra, y su tono fluctúa entre la provocación y la sensación extraña que produce ver negro sobre blanco esas emociones que nos suscitan personas que instintivamente nos repelen pero que son tan extremas que jamás las diríamos en voz alta. Nuestra protagonista, "J", no se corta un pelo, y aun así, quizás porque sabes que todo lo que dice no está escrito en aras de la literatura sino que pone voz a sus propios demonios, acabas compadeciéndote de su necedad, de su egoísmo y de su ceguera... y compadeciéndote aún más de la destinataria de esas "excelsas cualidades".

Quizás convendría poneros un poco en antecedentes, pero voy a ser muy breve al respecto para no destapar ciertos acontecimientos (de hecho os aconsejo no buscar nada información sobre este tema si pensáis leer la novela). Se cree que La hijastra está basada en la tormentosa relación que Caroline Blackwood tenía con su hija mayor, Natalya, que tenía diecisiete años en el momento en que fue publicada la novela. No puedo ir más allá, y ya os digo que os aconsejo no buscar nada sobre el tema, pero sí puedo adelantar que el final de La hijastra, una vez conoces las posibles raíces de la trama, es de un discernimiento sorprendente.

Todo esto se traduce en una narración concisa, mordaz, carente de sentimentalismo y afilada como un cuchillo. Precisamente esa frialdad seca que no me funcionó del todo en La anciana señora Webster, le sienta como un guante a esta historia desnaturalizada que rezuma aversión, desprecio y saña de una mujer adulta hacia un ser humano vulnerable, una menor completamente sola en el mundo a quien por edad, por responsabilidad y mera humanidad debería proteger porque depende, por sentido común, de ella. Sin embargo las palabras monstruosa, gorda, tétrica, perturbada, patética... salpican muchas de las páginas de esta novela, y estos sentimientos espantosos se acrecientan cuando "J" se da cuenta de que Renata, esa adolescente que aborrece, realmente es su precio a pagar por manener las comodidades que disfruta y seguir viviendo en su ático de lujo con todas sus necesidades cubiertas. Pero como ya digo todo cambia en cierto momento; esta novela está dividida en dos partes, y esa segunda parte lo pone todo del revés, y cuando en ese ático deshumanizado sobreviene el primer acto de civismo en semanas, las consecuencias resultan demoledoras.

No quiero decir más, que la novela es cortísima, pero sí, confirmo que me ha gustado mucho. Los oscuros recovecos interiores de la elegante, estilizada, refinada y sofisticada "J" (alter ego de la autora) sometiendo implacablemente a los seres vulnerables que la rodean (Monique, la niñera que no es más que una adolescente sola en un país extraño, y sobre todo Renata, obesa, sola, tremendamente sola, dependiente de una persona que la aborrece) me han removido muchas cosas, y esa es la magia de la literatura. Sobre el final no puedo hablar, pero la última frase tiene un eco que sigue resonando semanas después de concluida la lectura, y si alguien me preguntase por un libro para comenzar a leer a Caroline Blackwood, recomendaría este (dentro de mi limitada experiencia con la autora, claro). Probablemente te guste o la odies sin término medio, pero sin lugar a dudas te provocará emociones, y es de lo que va el tema. 
 
Y repito, que nadie piense en un dramón; narra una situación complicada, menos claustrofóbica de lo que pudiera parecer por la sinopsis, con un tono corrosivo totalmente libre de prejuicios. La lectura es ágil, embaucadora a pesar de (o gracias a) la mordiente de sus sentencias; pone el dedo en la llaga de esas familias creadas sobre cimientos de plastilina y condenadas al abismo desestructurado desde su mismo comienzo, y muestra la impotencia, inmadurez y egoísmo de muchas personas adultas a la hora de afrontar sus fracasos y sus responsabilidades. De que te quieres dar cuenta ya lo has leído porque cuesta soltarlo, y los dos personajes principales se quedan en tu cabeza... para bien o para mal. Seguramente lo relea en un futuro cercano, pero mientras tanto ya tengo preparado Últimas noticias de la duquesa, donde habla de Wallis Simpson. Cruzo los dedos para que me guste tanto como este.
 


Lady Caroline Blackwood nació en 1931, en el seno de la aristocracia angloirlandesa. Su padre, que murió cuando ella tenía trece años, era Basil Blackwood, cuarto marqués de Dufferin y Ava; íntimo amigo de Evelyn Waugh, formaba parte del círculo descrito en Retorno a Brideshead. Su madre, Maureen Guinness, era una de las cuatro herederas de las célebres cervezas Guinness. 

Sin embargo, Caroline, bohemia y desafecta, siguió otro destino que el que la familia le tenía asignado: a los veintidós años se casó con el pintor Lucian Freud, con el consiguiente escándalo por la "boda judía". Posteriormente se casaría con el compositor Israel Citkowitz y con el poeta Robert Lowell. El crítico Cyril Connolly, el guionista Ivan Moffat y el fotógrafo Walker Evans se contaron también entre sus relaciones.

No contenta con ser, como la llamó su biógrafa Nancy Schoenberger, una "musa peligrosa", mecenas de artistas, maestra de la anécdota y gran bebedora, ejerció el periodismo y en la década de 1970 se dedicó a la literatura.

A su primer libro, For all that I found here (1974), que reunía ficción y no ficción, siguieron las novelas de corte autobiográfico The stepdaughter (1976) y La anciana señora Webster (1977), que fue un gran éxito y quedó finalista del premio Booker. Posteriormente publicó, entre otras obras, The fate of Mary Rose (1981), Corrigan (1984) y The last of the duchess (1995).

Murió en Nueva York en 1996.