Título original: Alves & Co.
Autor: José Maria Eça de Queirós
Editorial: Alba
Traducción: Javier Coca y Raquel R. Aguilera
Páginas: 128
Fecha publicación original: 1925
Fecha esta edición: 2007
Fecha esta edición: 2007
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 11 eurosImagen de cubierta: Detalle de La declaración (Giacomo Favretto)
«El adulterio es un asunto grave para el marido; los demás lo consideran
un fracaso que no exige sangrientos excesos.»
El próspero Godofredo da
Conceição Alves, comisionista de ultramar, vuelve un 9 de julio a su
casa dispuesto a sorprender a su bella mujer con un regalo por su cuarto
aniversario de bodas y, en efecto, la sorprende... en salto de cama, en
el sofá, con su joven socio Machado. ..¿Cómo afecta esta tragedia del
honor a un hombre ridículo que no quiere ser puesto en ridículo? El
repudio, el suicidio, el duelo a muerte... todo es considerado por quien
ingresa en «la grotesca tribu de los maridos traicionados». Todo es
también, a su debido tiempo, descartado. Alves y Compañía,
escrita después de 1883 como parte de un proyectado ciclo de novelas
cortas, es según algunos la «obra más inmoral» de Eça de Queirós. A
partir de este minúsculo episodio conyugal, el genial novelista
construye una punzante, distinguida, desencantada pero jamás amarga
sátira de la dignidad burguesa: de cómo aparece, de cómo se mantiene, de
cómo, cuando parece más viva, muere.
Como ya os he comentado, últimamente tengo la cabeza a por uvas, y esta lectura que hoy os traigo es un buen ejemplo de mi glorioso estado mental. No había leído este libro para la premisa de publicación póstuma, había leído un poemario que me regaló mi amiga Mar y que quería reseñar con todo el cariño del mundo por lo que significa la propia publicación del poemario, pero de repente me fijé en un detalle "técnico" que me hizo dudar si sería una lectura válida para el reto de clásicos. Os soy sincera, si yo no digo nada sobre ese detalle ni os hubiéseis enterado, pero usar lecturas dudosas en mi propio reto, como que no. Así que me encontré con que tenía que leer otro libro publicado póstumamente y que no tenía la cabeza para muchas zarandajas. Y me acordé de una novela corta que leí a finales de 2019 y que no pude reseñar porque mi fin de año también fue glorioso (...). En su momento me pareció una lectura fantástica que se merecía más visibilidad de la que tiene y me quedé con la pena de no hablaros de ella, así que la he vuelto a leer, a disfrutar y aquí vengo con ella. ¿Su título? Alves y Compañía, del escritor portugués José Maria Eça de Queirós.
Godofredo da Conceiçao Alves se presenta en su despacho un caluroso día de julio. Es una jornada normal, habla con su contable de alguna que otra superficialidad y advierte que su socio, Machado, ha vuelto a desaparecer en horario laboral dando cualquier excusa. Pero Godofredo sonríe... ay, este Machado, en qué lío de faldas andará metido... De repente Godofredo recuerda que es su cuarto aniversario de bodas y decide darle una sorpresa a su querida Ludovina, su Lulú, que seguro que no le espera tan pronto. Sale a la calle, le compra una joya, encarga la cena, sube presuroso las escaleras de su amado hogar, abre la puerta del salón, se muere por ver la cara sorprendida y extasiada de su esposa... y lo que se encuentra es a su amada Lulú en salto de cama, recostada en el sofá, en brazos de su socio Machado. Y el mundo se le echa encima. ¿Qué va a hacer? ¿Cómo reparará su orgullo herido? ¿Cómo castigará a su esposa? ¿Cómo pagará Machado por su afrenta?
Se desconoce la fecha en que esta novela corta fue escrita, salvo que se puso negro sobre blanco allá por 1883. Tampoco tuvo título hasta que el propio hijo del autor decidió llamarla Alves y Compañía con vistas a su publicación en 1925, un cuarto de siglo después de la muerte de su padre. Esta nouvelle pertenece a una serie que Eça de Queirós propuso a su editor en 1877 que llevaría por título Escenas de la vida real, y si os cito aquí sus propias palabras en relación a esta propuesta, se entenderá mucho mejor lo que buscaba con estas novelas cortas:
Godofredo da Conceiçao Alves se presenta en su despacho un caluroso día de julio. Es una jornada normal, habla con su contable de alguna que otra superficialidad y advierte que su socio, Machado, ha vuelto a desaparecer en horario laboral dando cualquier excusa. Pero Godofredo sonríe... ay, este Machado, en qué lío de faldas andará metido... De repente Godofredo recuerda que es su cuarto aniversario de bodas y decide darle una sorpresa a su querida Ludovina, su Lulú, que seguro que no le espera tan pronto. Sale a la calle, le compra una joya, encarga la cena, sube presuroso las escaleras de su amado hogar, abre la puerta del salón, se muere por ver la cara sorprendida y extasiada de su esposa... y lo que se encuentra es a su amada Lulú en salto de cama, recostada en el sofá, en brazos de su socio Machado. Y el mundo se le echa encima. ¿Qué va a hacer? ¿Cómo reparará su orgullo herido? ¿Cómo castigará a su esposa? ¿Cómo pagará Machado por su afrenta?
Se desconoce la fecha en que esta novela corta fue escrita, salvo que se puso negro sobre blanco allá por 1883. Tampoco tuvo título hasta que el propio hijo del autor decidió llamarla Alves y Compañía con vistas a su publicación en 1925, un cuarto de siglo después de la muerte de su padre. Esta nouvelle pertenece a una serie que Eça de Queirós propuso a su editor en 1877 que llevaría por título Escenas de la vida real, y si os cito aquí sus propias palabras en relación a esta propuesta, se entenderá mucho mejor lo que buscaba con estas novelas cortas:
El encanto de estos relatos, que son más difíciles de escribir que una novela, es que no hay disgresiones, ni declaraciones, ni filosofía; todo es expectación y drama, rápidamente contado. Se leen en una noche y la impresión permanece una semana. A mí, esta idea de las novelitas me encanta. Hay muchos asuntos escabrosos que no pueden tratarse en una novela larga, y que se muestran perfectamente en la novela corta.
Cada vez que leo estas palabras no puedo dejar de pensar en que el resultado de sus intenciones, en lo que a Alves y Compañía se refiere, fue todo un éxito. Si voy más allá añadiría que a mí la impresión me dura ya meses, no una semana. De esas historias que las lees y recuerdas los detalles sin ninguna dificultad mucho tiempo después.
La trama gira por completo en torno a Godofredo, un marido engañado y vilipendiado, cuya dignidad, amor propio y orgullo quedan seriamente dañados. No solamente su preciosísima, perfecta y virtuosa esposa, a la que colma de mimos, regalos y devoción, le ha sido infiel, sino que el objeto de sus afectos es nada menos que su socio y amigo, un joven al que Godofredo ha querido y tratado como si fuese su propio hermano y que ha tenido siempre abiertas las puertas de su casa. Pero Ludovina y Machado realmente solo son los instrumentos que usa el autor para tratar el tema de la infidelidad, la dignidad y orgullo de la burguesía de la época y la necesidad de retribución por la afrenta. Más allá de eso, en cuanto a la pareja de amantes, solo atisbamos a una Ludovina que aparentemente solo buscaba en Machado un entretenimiento para sus horas de tedio (y que ahora se arrepiente porque se ha quedado sin todas las comodidades que le proporcionaba su marido), y a un Machado sin sangre en las venas y un tanto pusilánime que agacha la cabeza en cuanto es descubierto y se limita a verlas venir.
El caso es que las cavilaciones de Godofredo empiezan a exigir muerte; muerte de quien sea, pero muerte. Primero piensa en el suicidio, pero eso es mucha molestia, no se encuentra con ganas de planificarlo todo. Luego piensa en un duelo a muerte, pero hay que buscar testigos, se va a enterar todo el mundo, y vaya, que tampoco le acomoda. Así que decide que lo van a echar a suertes, con papelitos si hace falta, y el que salga perdiendo tendrá un año para quitarse de en medio. No es una idea demasiado extravagante, ¿verdad? ¿O sí? ¿Estará Machado de acuerdo? Pues no, obviamente no lo está. Y aquí empieza a liarse la cosa, porque Machado quiere duelo, y prácticamente es el único que lo quiere, así que empieza el juego de sí pero no, ya veremos lo que pasa, a ver si lo que viste no fue para tanto, yo creo que lo has malinterpretado... Y Godofredo empieza a ver enfrentados su dignidad humillada y el amor real y verdadero que siente por su mujer.
No sé si se percibe con lo que os estoy contando, pero Alves y Compañía dista mucho de ser un dramón del quince pese al tema que trata. Más bien al contrario, porque Eça de Queirós introduce elementos que no solo desdramatizan la situación, sino que buscan la complicidad del lector y su sonrisa. La ironía y el sacasmo se hacen dueños y señores sobre todo en la segunda mitad del libro, y para darles alas utiliza a los amigos de Godofredo, un tal Carvalho y un vividor llamado Teles Medeiros, que no tienen ninguna intención de meterse en el berenjenal de ser testigos de un duelo y harán lo que tengan que hacer para salvaguardar el honor de Godofredo sin tener que mancharse ellos las manos y que todos queden contentos.
Eça de Queirós plasma todo esto con una prosa sencilla, ágil y bañada de mordacidad que hace que las páginas vuelen en las manos. De todos modos que nos os confunda lo de sencilla; la calidad de la narración del autor es muy notable y la historia es de las que te dejan poso a pesar de su aparente ligereza. Precisamente en eso está su valor, en ofrecer una historia corta sin aparente complicación que esconde un calado que perdura en la memoria. No sobra ni falta nada en cada una de las páginas que la componen, todo lo que leemos en ella tiene un motivo y una finalidad, y todo lo que sucede camina con paso firme hacia una resolución incontestable y acorde a lo que se narra en ella. Para empezar con este autor, Alves y Compañía me parece una novela de lo más recomendable.
La trama gira por completo en torno a Godofredo, un marido engañado y vilipendiado, cuya dignidad, amor propio y orgullo quedan seriamente dañados. No solamente su preciosísima, perfecta y virtuosa esposa, a la que colma de mimos, regalos y devoción, le ha sido infiel, sino que el objeto de sus afectos es nada menos que su socio y amigo, un joven al que Godofredo ha querido y tratado como si fuese su propio hermano y que ha tenido siempre abiertas las puertas de su casa. Pero Ludovina y Machado realmente solo son los instrumentos que usa el autor para tratar el tema de la infidelidad, la dignidad y orgullo de la burguesía de la época y la necesidad de retribución por la afrenta. Más allá de eso, en cuanto a la pareja de amantes, solo atisbamos a una Ludovina que aparentemente solo buscaba en Machado un entretenimiento para sus horas de tedio (y que ahora se arrepiente porque se ha quedado sin todas las comodidades que le proporcionaba su marido), y a un Machado sin sangre en las venas y un tanto pusilánime que agacha la cabeza en cuanto es descubierto y se limita a verlas venir.
El caso es que las cavilaciones de Godofredo empiezan a exigir muerte; muerte de quien sea, pero muerte. Primero piensa en el suicidio, pero eso es mucha molestia, no se encuentra con ganas de planificarlo todo. Luego piensa en un duelo a muerte, pero hay que buscar testigos, se va a enterar todo el mundo, y vaya, que tampoco le acomoda. Así que decide que lo van a echar a suertes, con papelitos si hace falta, y el que salga perdiendo tendrá un año para quitarse de en medio. No es una idea demasiado extravagante, ¿verdad? ¿O sí? ¿Estará Machado de acuerdo? Pues no, obviamente no lo está. Y aquí empieza a liarse la cosa, porque Machado quiere duelo, y prácticamente es el único que lo quiere, así que empieza el juego de sí pero no, ya veremos lo que pasa, a ver si lo que viste no fue para tanto, yo creo que lo has malinterpretado... Y Godofredo empieza a ver enfrentados su dignidad humillada y el amor real y verdadero que siente por su mujer.
No sé si se percibe con lo que os estoy contando, pero Alves y Compañía dista mucho de ser un dramón del quince pese al tema que trata. Más bien al contrario, porque Eça de Queirós introduce elementos que no solo desdramatizan la situación, sino que buscan la complicidad del lector y su sonrisa. La ironía y el sacasmo se hacen dueños y señores sobre todo en la segunda mitad del libro, y para darles alas utiliza a los amigos de Godofredo, un tal Carvalho y un vividor llamado Teles Medeiros, que no tienen ninguna intención de meterse en el berenjenal de ser testigos de un duelo y harán lo que tengan que hacer para salvaguardar el honor de Godofredo sin tener que mancharse ellos las manos y que todos queden contentos.
El adulterio es un asunto grave para el marido; los demás lo consideran un fracaso que no exige sangrientos excesos.Quizás de primeras no os suene el nombre de José Maria Eça de Queirós, pero si os hablo de El crimen del padre Amaro probablemente sí que ubiquéis uno de sus libros más famosos (aunque solo sea por la adaptación cinematográfica). En cualquier caso, el tono de la nouvelle que hoy os traigo va por otros derroteros. La intención era hablar de algo muy real y mundano en pocas páginas al tiempo que diseccionaba la burguesía lisboeta del último cuarto del siglo XIX, y hacerlo entremezclando cierto tono burlesco y mordaz con el patetismo de la propia situación en que se encuentra el protagonista. La hipocresía, la necesidad de mantener las apariencias y el orgullo personal cuando se detentaba un puesto de importancia en la sociedad, la confrontación entre lo que pide el corazón y lo que exige la posición, la reacción inicial (y en ocasiones desproporcionada) que se tiene ante determinados hechos que nos hacen daño y como esa reacción se va modulando y adaptando conforme esos mismos hechos se difuminan en el tiempo...
Eça de Queirós plasma todo esto con una prosa sencilla, ágil y bañada de mordacidad que hace que las páginas vuelen en las manos. De todos modos que nos os confunda lo de sencilla; la calidad de la narración del autor es muy notable y la historia es de las que te dejan poso a pesar de su aparente ligereza. Precisamente en eso está su valor, en ofrecer una historia corta sin aparente complicación que esconde un calado que perdura en la memoria. No sobra ni falta nada en cada una de las páginas que la componen, todo lo que leemos en ella tiene un motivo y una finalidad, y todo lo que sucede camina con paso firme hacia una resolución incontestable y acorde a lo que se narra en ella. Para empezar con este autor, Alves y Compañía me parece una novela de lo más recomendable.
José Maria Eça de Queirós nació en Póvoa de Varzim en 1845.
Fue inscrito como «hijo de madre desconocida» y entregado a un ama de
cría. Sus padres, un magistrado y la hija de un coronel, se casaron
cuatro años más tarde, pero sólo lo reconocieron legalmente cuando el
novelista, cumplidos ya los cuarenta, decidió contraer matrimonio. En
1861 se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de
Coimbra. Fuera de las aulas, muy atento a la cultura europea que llegaba
de Francia, forjó su nacimiento intelectual y su inquebrantable deseo
de escribir. Después de algunos tanteos con el periodismo y la abogacía,
obtuvo el cargo de cónsul de Portugal, que lo llevó por las distintas
estaciones de su particular exilio: La Habana (1872), Newcastle (1874),
Bristol (1878) y París (1888), en uno de cuyos arrabales, que él llamaba
cariñosamente «la remota provincia de Neuilly», murió en 1900.
La definición del protagonista de La correspondencia de Fradique Mendes parece pensada para el mismo Eça: «Un hombre que pasa, infinitamente curioso y atento». Autor de El crimen del padre Amaro (1875), El mandarín (1880) y Los Maia (1888), su actividad literaria se manifestó también en la creación de cuentos y de numerosas crónicas periodísticas, recogidas después en volúmenes como Ecos de París y Cartas de Inglaterra, publicados ambos en 1905.
La definición del protagonista de La correspondencia de Fradique Mendes parece pensada para el mismo Eça: «Un hombre que pasa, infinitamente curioso y atento». Autor de El crimen del padre Amaro (1875), El mandarín (1880) y Los Maia (1888), su actividad literaria se manifestó también en la creación de cuentos y de numerosas crónicas periodísticas, recogidas después en volúmenes como Ecos de París y Cartas de Inglaterra, publicados ambos en 1905.
Parece interesante. Lo apunto. Un beso.
ResponderEliminarHola. Este es de esos autores que me parecen demasiado intelectuales para mí. Siendo una novela corta no debería entrañar demasiada dificultad pero aun así... Yo para mí que al final estos dos se hacen amigos. Cuando lees mucho cuesta recordar detalles y cosas de los libros, solo se quedan los mejores y las sensaciones y que después de meses siga tan viva dice mucho a su favor.
ResponderEliminarMe lo pensaré.
Besos
PD aún estoy flipando con lo que me llegó a casa.
Hola, esta novela no la conocía, del autor he leído El crimen del padre Amaro y El primo Basilio, pero hace ya mucho tiempo, así que no me importaria repetir con esta. Me la apunto. Besinos.
ResponderEliminarA pesar de que deja poso después de leída, no me termina de convencer esta historia. Echaré un vistazo al libro si me cruzo con él, pero no tengo nada claro que se venga a casa conmigo...
ResponderEliminar¡Besos!
Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que no es una trama que llame mucho mi atencion asi que voy a tener que dejarla pasar.
Gracias por tu reseña!
-Paula de Lonely Books Club
Querida MH, todos andamos un poco por el estilo. Lo que llevamos de año ha sido muy duro y el que más y el que menos se resiente en algún punto de su vida.
ResponderEliminarCon respecto a tu reseña, no he leído aún al autor, aunque le conozco desde siempre. Tu reseña ha sido francamente inspiradora y si tuviera que comenzar por algún título lo haría por el que hoy nos presentas.
¡Enhorabuena por tu fantástica reseña!
Un besote
Hola guapísima, pues mira sí que has sabido reflejar que el libro no es un dramón, y por ello me lo apunto para el reto del año que viene que me faltan novelas para esta premisa, ;)
ResponderEliminarun besazo
Un libro para descubrir, siemrpe disfruto leyendo este tipo de tramas así que quizá algún día caiga en mis redes, de momento quiero ponerme al día con alguna saga que ya empieza a ser preocupante =)
ResponderEliminarNo suele defraudar esta editorial, pero tengo taaaaanto pendiente.
ResponderEliminarLo pienso, y no miro mucho que siempre me liáis.
Besos.
No lo descarto, aunque me atraen más otros clásicos que tengo apuntados. Me alegro que, de nuevo, hayas vuelto a disfrutarlo.
ResponderEliminarUn beso ;)
Un título interesante por aquí. Qué raro, ¿no? jejejej... Desde luego, esta editorial es para tenerla muy en cuenta. Lo que comentas del libro me hace pensar que es una lectura para disfrutar con el calor de una mantita, cosa que ahora mismo, es impensable. Así lo anoto para otoño. Besos
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