Título original: 25 noches
Autora: Andrea Garriga
Editorial: Carena
Páginas: 70
Fecha de publicación: octubre 2017
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 10 euros Diseño de cubierta: Rocío Morilla
Nos pensamos que la vida es un camino que solo hay que recorrer. No nos
importa el porqué ni el cómo. Y así es como vemos a gente perdida que no
es capaz de reconocerse en el espejo.
Como Julio Cortázar ya dijo en su momento: “Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son”.
Este libro ilustra la duda y la desesperación de alguien que no sabe quién es y la ilusión que nos invade cuando creemos descubrirlo.
Así que en estas páginas puede estar parte de tu historia. Cuando ya no sepas dónde ir, siempre puedes volver aquí.
Creo que, en casi dos años y medio de blog, es el primer libro de poesía que traigo por aquí. Podéis imaginaros lo muy, muy, muy alejada de mi zona de confort que estoy ahora mismo. No leo poesía. Sí la escribía hace años, y además mucho. Era de esas que sus amigas le decían que escribiese una poesía sobre algo muy concreto y mientras hacía como que escuchaba en clase, ponía las neuronas a trabajar y luego se las regalaba. Esas eran las superficiales. Luego estaban las otras. Las de verdad. Las que no enseñaba a nadie. Pero llegó un momento que dejé de hacerlo, no me llenaba. Ya no escribo poesía ni volveré a hacerlo. Tampoco la leo, y menos la contemporánea. Si leer un libro siempre me ha parecido algo muy personal (a la vista están las muy diversas opiniones que una misma lectura provoca en cada lector), la poesía todavía va más allá. Sé que hay gente que la considera universal, que plasma un pensamiento, un sentimiento común. No estoy de acuerdo. Su escritura es muy individual. Su lectura más todavía.
Aun así, me propuse leer este año leer algo de poesía, esforzarme un poco en abandonar zonas cómodas, y cayó en mis manos este poemario de Andrea Garriga. ¿Problema? Que me he dado cuenta que no sé reseñarlo. Tal cual, sin postureo. A ver, tampoco es que con la prosa me vaya mucho mejor, pero es otra cosa (me explico fatal, pero sé que me entenderéis). Se hará lo que se pueda.
25 noches son en realidad 27 poesías. Entre Antes de nacer y Después de vivir, primera y última de ellas, se suceden esas veinticinco noches en las que se recorren todas las estaciones por las que el ser humano transita en un momento u otro de su vida. La ilusión y la desilusión, la pasión, el amor, el desamor, el miedo, la pérdida en uno mismo y con respecto a los demás, el caos, la resignación, las reflexiones, la tristeza, las dudas, la rendición, el arrepentimiento... 25 noches de un ser perdido dedicadas a la búsqueda de uno mismo, a la introspección del pensamiento y de nuestro sitio en el mundo.
Los versos, muy sencillos y de lectura ágil y sutil, están dirigidos a una persona anónima con la que la autora conversa constantemente y a quien dirige sus palabras. Unas veces clama por su presencia, otras renuncia a ella. Ni contigo ni sin ti, y mientras tanto da un paso hacia delante en cada poesía en busca de su propia evolución y su particular redención, intentando trascender más allá de las palabras. Es una persona perdida, que no sabe quién es ni dónde está, y que intenta encontrarse a sí misma: a veces cree que lo ha conseguido, otras se rinde; entonces vuelve a intentarlo. Noche tras noche.
Pero si algo distingue a este poemario es su estructura, su planteamiento. Todos los poemas tienen una entradilla (una avanzada, un contexto al poema o como se quiera llamarlo) narrada en prosa. Lees esas palabras, te sumerges en el estado de ánimo de la propia poesía, y una vez sabes en qué punto te encuentras, entonces comienza la rima propiamente dicha. Unas pocas palabras en ocasiones, un párrafo más extenso en otras, pero sabes a lo que vas a enfrentarte en los versos. Esta forma de presentar cada una de las noches es quizás lo que a mi alma de prosa, sacrílega y poco entendida en poesía, más le ha gustado.
Os dejo precisamente con una de estas noches, la vigésimoprimera. La del intentar perdonarse a uno mismo, la del machaque sin tregua al que nos sometemos como individuos. Ya no solo por el tema, sino porque yo no soy de rimas consonantes ni asonantes, no quiero el -ada con el -ada y el -ojo con el -ojo. Soy poco de poesía, pero lo poco que soy, lo soy de la rima blanca, la que es libre, la que no se rige por el equilibrio ni la homogeneidad. Es verdad que hacia la mitad de poema pierde un poco de esa libertad y tira para la asonancia, pero en base a esos gustos individuales de los que hablaba arriba, esta vigésimoprimera noche creo que es de lo mejorcito de este poemario.
25 noches son en realidad 27 poesías. Entre Antes de nacer y Después de vivir, primera y última de ellas, se suceden esas veinticinco noches en las que se recorren todas las estaciones por las que el ser humano transita en un momento u otro de su vida. La ilusión y la desilusión, la pasión, el amor, el desamor, el miedo, la pérdida en uno mismo y con respecto a los demás, el caos, la resignación, las reflexiones, la tristeza, las dudas, la rendición, el arrepentimiento... 25 noches de un ser perdido dedicadas a la búsqueda de uno mismo, a la introspección del pensamiento y de nuestro sitio en el mundo.
Los versos, muy sencillos y de lectura ágil y sutil, están dirigidos a una persona anónima con la que la autora conversa constantemente y a quien dirige sus palabras. Unas veces clama por su presencia, otras renuncia a ella. Ni contigo ni sin ti, y mientras tanto da un paso hacia delante en cada poesía en busca de su propia evolución y su particular redención, intentando trascender más allá de las palabras. Es una persona perdida, que no sabe quién es ni dónde está, y que intenta encontrarse a sí misma: a veces cree que lo ha conseguido, otras se rinde; entonces vuelve a intentarlo. Noche tras noche.
Pero si algo distingue a este poemario es su estructura, su planteamiento. Todos los poemas tienen una entradilla (una avanzada, un contexto al poema o como se quiera llamarlo) narrada en prosa. Lees esas palabras, te sumerges en el estado de ánimo de la propia poesía, y una vez sabes en qué punto te encuentras, entonces comienza la rima propiamente dicha. Unas pocas palabras en ocasiones, un párrafo más extenso en otras, pero sabes a lo que vas a enfrentarte en los versos. Esta forma de presentar cada una de las noches es quizás lo que a mi alma de prosa, sacrílega y poco entendida en poesía, más le ha gustado.
Os dejo precisamente con una de estas noches, la vigésimoprimera. La del intentar perdonarse a uno mismo, la del machaque sin tregua al que nos sometemos como individuos. Ya no solo por el tema, sino porque yo no soy de rimas consonantes ni asonantes, no quiero el -ada con el -ada y el -ojo con el -ojo. Soy poco de poesía, pero lo poco que soy, lo soy de la rima blanca, la que es libre, la que no se rige por el equilibrio ni la homogeneidad. Es verdad que hacia la mitad de poema pierde un poco de esa libertad y tira para la asonancia, pero en base a esos gustos individuales de los que hablaba arriba, esta vigésimoprimera noche creo que es de lo mejorcito de este poemario.
Tengo tanto por perdonarme, que no tengo tiempo de odiar a nadie más.
He perdido la cuenta
de cuántas veces he sido mi peor castigo.
He perdido la cuenta
de cuántas veces me perdía con la finalidad
de no encontrarme.
Como si me hiciera pagar doble
el hecho de no valer nada.
He perdido la cuenta.
No hay alma en tierra,
ni vida más allá de mí,
de mi muerte,
que pueda llegar a odiarme
como yo lo he hecho.
Porque el peor odio
es el que sientes hacia ti mismo
haciéndote creer
que las noches no existen,
que la luna es utopía
y que tú misma,
tan solo una ilusión.
Porque el peor castigo
es el autodesprecio,
tu ignorancia en pro de tu corazón.
Esa herida que abres cuando está sanando
solo para recordarte
que no eres nadie más
que un don nadie en busca de salvación.
En la cama
todo se complica,
y tus sábanas se vuelven confesión;
abrigando la lluvia en que te conviertes
mientras apaga la ira que te incendió.
Porque no hay peor odio
que el recriminar por odiarte,
mientras reniegas y te conviertes en perversión.
Porque no hay más odio
que el odio por odiarte
cuando odias odiar
por el simple hecho
de ser odiada por el semejante.
Y si tanto me he odiado,
¿por qué, ahora, me odio aún más?
Cada vez que lo creo superado,
la noche me vuelve a atrapar.
Así que es lógico que no tenga espacio
para odiar a nadie que no sea yo,
si mi mente está repleta
de imágenes sin voz.
Así que mucho antes de odiarte
decidiría perdonarme,
porque superarte
es algo que solo puedo hacer yo.
Así que proclamo tregua
entre mi odio y mi rencor.
Que he decidido empezar a perdonarme,
para que,
de una vez por todas,
pueda empezar a ser yo.
Andrea Garriga Díaz nació en Birmingham (Inglaterra), un 23 de julio.
Desde niña fue muy inquieta y amante de la lectura. Estudia Física en la
Universitat de Barcelona, y aun siendo la ciencia el pilar fundamental
de su vida, escribe por pasión y espera que ese mismo sentimiento se
transmita a todos sus lectores.
Yo no me animo con la poesía, al menos de momento. Si salgo de mi zona de confort sé que no voy a disfrutar la lectura.
ResponderEliminarUn beso ;)
Opino como tú, la poesía es algo de lo más íntimo y es difícil conectar con esas palabras que salen del corazón y las entrañas. Cuando tenía 14/15 años escribía para desahogarme, pero igual que tú, las guardaba para mí. La reseña te ha quedado preciosa :)
ResponderEliminarBesos.
La poesía y yo no nos ĺlevamos bien. Solo leí algún clásico, y poemas determinadis. Y si es verso libre, más difícil será que le de una opoortunidad. Besos.
ResponderEliminarCoincido contigo en que la poesía es muy complicada de reseñar, a mí me ha tocado una vez y las pasé canutas jajaja Además creo que la lectura de poesía es muy personal, a cada uno le evoca un momento, una persona...y al final es muy subjetivo.
ResponderEliminarLeo poca poesía pero me parece una propuesta interesante, me ha gustado la que has escogido para cerrar la reseña ;)
Besitos
Te voy a mandar por correo un tirón de.orejas. Ya estamos con el no puedo y no sé, como el no tengo talento de antaño. Me han dado ganas de escribirte un comentario diciendo algo del tipo "vaya mal que reseñas, deberías dejarlo, no se te entiende nada", pero se me ve venir y no iba a colar.
ResponderEliminarYo tampoco leo poesía, solo los retazos que dejan algunos en sus reseñas. Pero hace unos días descubrí una poeta que me gusta, y a lo mejor, solo a lo mejor leo algún libro suyo, se llama Rupi Kaur.
No te voy a decir que leeré este libro, aunque el poema 23 me ha gustado y puedo identificar emociones.
Me ha gustado imaginarte escribiendo por encargo mientras alguien hablaba de los ríos de España y por necesidad en tu casa después.
Yo también me dedicaba a menesteres creativos en clase. Seguro que nos veían pero como estábamos calladas nos dejaban tranquilas.
Besos
Hola! Yo tengo la poesía un poco abandonada, la verdad, y eso que cuando la leí llegué a disfrutarla mucho.
ResponderEliminarBesos!!
Pues para no saber reseñar poesía, lo has hecho muy bien... y ahora me dejas con mucha curiosidad, de leer algo que hayas escrito tú. Besos
ResponderEliminarSoy de los que de vez en cuando gusta de salir de su zona de confort, pero reconozco que esto ya es demasiado para mí. La poesía y yo no estamos hechos, o más bien creo que no sabría apreciarla en toda su plenitud.
ResponderEliminarUn beso ;)
Me encanta ver poesía aquí en Netherfield, soy amante devota de este género y este poemario me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesitos carinyet 💋💋💋
Me encanta todos los detalles sobre esta entrada!!!Te espero por mi blog ,seguro que mi ultima entrada te gustara,espero tu opinion!!!saludos!!!
ResponderEliminar💜💜💜
Buenos días.
ResponderEliminarFelicitarte primero por el maravilloso blog que tienes entre tus teclas. Sinceramente, y des de mí más humilde opinión, creo que es de las cosas más bellas que puedes encontrar en la red: Alguien hablando de algo tan hermoso como es la lectura; sea prosa o sea verso... Gracias por compartir todo esto con el mundo.
Ahora, como autora, me siento tremendamente halagada que hayas decidido chapotear en la poesía con el libro que yo misma he esculpido día a día, o mejor dicho... Noche a noche. Gracias por compartir lo que piensas del libro; tendré en cuenta cada palabra, cada sentimiento que has desprendido, cada opinión; ESTO ES SENCILLAMENTE SUBLIME.
Por otra parte, quiero remarcar que sí que tienes talento para hacer reseñas, y si trasmites con lo que escribes, la mitad de lo que me has trasmitido a mí con esta entrada... No me queda otra que reafirmarme en tu talento, envidiarte y felicitarte.
De nuevo, gracias por compartir y compartirte con el mundo.
Un saludo cordial,
Andrea
Yo también me acerco poquísimo a la poesía, poquísimo, pero a veces me apetece. Me ayuda a recordar que hay otras formas de escribir que no son prosa (de la que abuso) y a veces me cala tan dentro que me da un empujoncito a autoanalizarme, a mí misma y a mis sentimientos, a darle una vuelta de tuerca a mis pensamientos.
ResponderEliminarLA entrada te ha quedado... como si leyeses muchísima poesía, jajejeje.
Besotessss.
En esta ocasión no me animo. A mí la poesía me cuesta. Y de reseñarlo ya ni hablamos. No sabría ni cómo hacerlo. Pero si la escribías, anímate de nuevo mujer...
ResponderEliminarBesos