Título original: Larkswood
Autora: Valerie MendesEditorial: Lumen
Traducción: Aurora Echevarría Pérez
Páginas: 480
Fecha de publicación: abril 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 5,95 eurosEncuadernación: rústica con solapas
Diseño de cubierta: Sophie Güet
Hay secretos que destruyen a una familia porque nos empeñamos en
enterrarlos, sin darnos cuenta de que en ese silencio muere también
parte de nuestra vida.
La mansión de Larkswood, una elegante y preciosa villa familiar situada en la campiña inglesa, es el lugar donde los tres hermanos Hamilton -Edward, Cynthia y Harriet- disfrutan de la juventud, la libertad y los privilegios de la riqueza.
Pero todo se desmorona cuando, en el verano de 1896, ocurre algo trágico e inesperado. Aquel lugar idílico es ahora una cárcel siniestra, las alondras que poblaban el lugar enloquecen, y los tres hermanos tienen que dejar el hogar donde nacieron en busca de nuevos destinos.
Durante años la familia continúa rota hasta que, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, Louisa Hamilton se traslada de Londres a la mansión para recuperarse de una enfermedad. Allí conoce a su abuelo Edward, un hombre de pocas palabras que se niega a hablar del pasado. Pero esa chiquilla inteligente y terca intuye que la verdad está muy cerca de aquella mansión fastuosa: sus muros ocultan un misterio que no tiene nombre y nos mantiene en vilo hasta las últimas páginas.
La mansión de Larkswood, una elegante y preciosa villa familiar situada en la campiña inglesa, es el lugar donde los tres hermanos Hamilton -Edward, Cynthia y Harriet- disfrutan de la juventud, la libertad y los privilegios de la riqueza.
Pero todo se desmorona cuando, en el verano de 1896, ocurre algo trágico e inesperado. Aquel lugar idílico es ahora una cárcel siniestra, las alondras que poblaban el lugar enloquecen, y los tres hermanos tienen que dejar el hogar donde nacieron en busca de nuevos destinos.
Durante años la familia continúa rota hasta que, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, Louisa Hamilton se traslada de Londres a la mansión para recuperarse de una enfermedad. Allí conoce a su abuelo Edward, un hombre de pocas palabras que se niega a hablar del pasado. Pero esa chiquilla inteligente y terca intuye que la verdad está muy cerca de aquella mansión fastuosa: sus muros ocultan un misterio que no tiene nombre y nos mantiene en vilo hasta las últimas páginas.
Al despertar en Larkswood aquella primera mañana Edward se había maravillado del silencio. Estaba acostumbrado al ajetreo de las primeras horas del día en la India. El almuecín llamando a la oración desde la mezquita del bazar. Los gallos cantando en el patio del servicio. Los cuervos graznando en los árboles. El pájaro mynahj con su furioso silbido. Los jardineros barriendo los caminos. El reconfortante tintineo de las tazas en manos de los criados.
Edward ha vuelto a Larkswood después de cuarenta y dos años. Como él mismo dice, no es el hijo pródigo que regresa al seno familiar. En 1897, los hermanos Hamilton (Edward, Cynthia y Harriet) se separaron. Aquel año se tambalearon las estructuras familiares de tal forma que casi destruyeron a la adinerada familia. El té y el jerez formaban parte de sus negocios haciendo que sus padres viajaran por todo el mundo, mientras que Edward y sus hermanas se quedaban solos en la mansión Larkswood. Los tres eran jóvenes y bellos, admirados por la aristocracia rural. Tenían un mundo de posibilidades a su alcance, pero aquel año sus destinos los llevaron por derroteros inesperados y distintos, teniéndose que construir otras vidas y, en algunos casos, otra identidad.
Por un lado nos encontramos una trama situada a finales de la época victoriana, donde se nos narran los últimos meses en los que los tres hermanos estuvieron juntos bajo el techo protector de Larkswood, y desde el principio se insinúa que hubo un acontecimiento terrible en la familia que provocó su separación. De 1896 pasamos a 1939 realizando un salto temporal y generacional, pues en este último año conocemos a Louisa Hamilton, la nieta de Edward que, junto a su hermana Millicent, ha sido presentada en sociedad, algo que a la primera no le hace especial ilusión pero que acepta y asume de la mejor manera posible. Louisa contrae por desgracia unas fiebres glandulares altamente contagiosas por las que debe aislarse. Arthur, su padre, decide que la mejor opción es que se vaya con su abuelo, al que no conoce, a Larkswood. Allí los cuidados y el aire puro harán que se recupere en pocos días para poder seguir así con su recientemente adquirida vida social.
Una vez recuperada de la recaída, Louisa empezó a salir todas las mañanas a pasear por los jardines de Larkswood con Betsy. Flotaba el aire fresco y fragante de comienzos de primavera. Las nubes pasaban raudas y altas. Las alondras -los mismos pájaros que habían dado nombre a Larkswood, que anidaban en el prado florido y cuyo maravilloso trino la despertaba del sueño celestial- revoloteaban y llamaban.
Louisa encuentra en el seno familiar una atmósfera distinta a la que encuentra en casa de su abuelo, donde siente que es bien recibida y que ha llegado a su hogar. Su sentido de pertenencia le hace investigar los porqués de haber estado lejos de su abuelo y de Larkswood y, como una buena heroína literaria, no se queda con la versión oficial: quiere saber, entender y conocer a su familia. Con la salud recuperada y las fuerzas renovadas, Louisa comienza a recorrer y a conocer tanto la mansión como los jardines que la rodean. No siente la atmósfera perturbadora llena de culpas de su abuelo. Para ella la mansión supone libertad y pertenencia a partes iguales, además de una tranquilidad y autenticidad lejos de la mascarada social en la que siguen inmersos sus padres y su hermana en plena temporada londinense. Louisa y Edward (nieta y abuelo) empiezan a conocerse, a desplegar los lazos familiares, y tanto la una como el otro crean los vínculos inexistentes hasta ese momento a causa del tiempo y la distancia. Así, el abuelo pondrá todo al servicio de su nieta, al tiempo que ella llena con su inteligencia y tenacidad la vida un tanto vacía del anciano.
Nos encontramos en 1939 con una Europa que se prepara para otra guerra, pero esto no quita para que la vida siga su curso. Así pues tenemos a Louisa que, guiada por el joven Thomas Saunders, ha adquirido una nueva afición, la jardinería; además es consciente de su libertad en la mansión y siente que debe reconstruir la historia familiar, sea cual sea. Con todo el tiempo del mundo, y junto a su nuevo amigo Thomas, comienza a recorrer los viejos pasillos de Larkswood para averiguar qué le susurran. Atando cabos de un lado a otro e intuyendo que existe un terrible secreto que después de tantos años sigue atormentando a su cada vez más querido abuelo, veremos si será capaz de describir las causas que separaron hace más de cuarenta años a los privilegiados y jóvenes hermanos.
En Sucedió en Larkswood, Valerie Mendes construye con un lenguaje claro y cristalino una historia donde dos tramas paralelas entretejen dos ambientes y atmósferas distintas: una perturbadora y oscura, que emana de un secreto enterrado en el tiempo, y que sigue atormentado a Edward por la culpa y el remordimiento, y otra procedente de la libertad y seguridad del nuevo hogar adquirido por Louisa, su nieta, quien siente que debe recomponer la historia familiar para que su abuelo sea capaz de perdonarse al tiempo que ella siente que ha encontrado su misión y su sitio en Larkswood.
Valerie Mendes empezó a escribir sus primeros relatos cuando tenía seis años. Setenta años después, aún se siente muy joven, y sigue obsesionada con escribir a diario y contar buenas historias.
Tras graduarse en la Universidad de Reading, trabajó un tiempo como periodista y luego como editora, hasta que decidió dedicarse en exclusiva a la escritura. Se trasladó entonces de Londres a Oxfordshire, su lugar de residencia actual.
Durante un tiempo publicó novelas juveniles, y Sucedió en Larkswood fue su primera novela para adultos, que enseguida se tradujo al alemán que aparece ahora en su versión en castellano.
He entrado muy ilusa yo hoy aquí,segura que no me llevaría ningún libro, peeeero...que sí Miss B, que me gusta.
ResponderEliminarVenga, a la saca.
Besitos 💋💋💋
Hola, pues no tiene mala pinta, me gustan las historias de secretos familiares y la verdad si se cruza en mi camino no me importaria leerla. Besinos.
ResponderEliminarPues cómo ya sabes estos temas me llaman menos la atención. Lo dejo pasar.
ResponderEliminarUn besazo
Una historia curiosa que me resulta muy interesante, la portada es preciosa, gracias por el descubrimiento =)
ResponderEliminarHola. Pues tengo un problema, que solo me gusta la mitad, la de 18.. es que luego a la guerra no quiero ir. Este tipo de historias, de idas y venidas pero cuando están contadas por autores de la época. Manías.
ResponderEliminarBesos
¿Secretos familiares? Este sin duda es para mí.
ResponderEliminarBesos.
Tiene muy buena pinta. No la conocía pero me la llevo anotada.
ResponderEliminarUn beso!
Buenaas!
ResponderEliminarPues no conocía este libro y la trama parece interesante ^^
Gracias por la reseña <3
No me gustó nada, me pareció bastante absurdo como todos dan naturalidad a ese secreto. Por otra parte el estilo narrativo es bueno. También me pareció que tiene pinta de que habrá segunda parte.
ResponderEliminarUn beso
Por lo que nos comentas en tu reseña tiene ingredientes muy atractivos: secretos familiares, época victoriana y la II Guerra Mundial a las puertas. No me importaría leerla, si surge la oportunidad. Besos.
ResponderEliminarGracias por la reseña, este libro es para mi. Te acabo de descubrir y me quedo por aquí, si te apetece puedes pasarte por el mío. Besos
ResponderEliminarMadre mía, con lo cotilla que soy y me encuentro con secretos familiares y una ambientación que me gusta. No lo conocía y me parece muy atractivo. Me encantaría leerlo. Besos
ResponderEliminarVaya, me has dado mucha curiosidad. Me lo llevo apuntado. Y además la portada es muy bonita.
ResponderEliminarUn beso ;)