Título original: Un hotel en ninguna parte
Autora: Mónica Gutiérrez Artero
Editorial: Autopublicado Amazon
Páginas: 186
Fecha esta edición: junio 2014 (2ª edición revisada)
Encuadernación: ebook
Precio: 3,25 eurosReseña de Cuéntame una noctalia AQUÍ
¿Quién dijo que las segundas oportunidades no podían ser las mejores? No importa lo mucho que te escondas: cuando el amor viene a por ti, te encuentra.
A Emma Voltarás no le queda nada: ni trabajo, ni casa, ni pareja. Por eso acepta una oferta para trabajar todo el invierno en El Bosc de les Fades, un hotel escondido en un bosque. Allí aprenderá que todo lugar extraordinario esconde secretos pero ¿no es ese el mejor punto de partida para empezar de nuevo? Y es que cuando no te queda nada allí de donde vienes no tienes más remedio que seguir adelante.
Emma pronto descubrirá que la amistad puede encontrarse en cualquier lugar, por muy escondido que esté, quizás de la mano de una camarera de habitaciones hada madrina, o de una niña extraordinaria, o de un viejo escritor necesitado de ternura, o de un cocinero que le abrirá las puertas de los escenarios, o de un surfero que se hace mayor a su pesar, o de una jardinera susceptible; o, quizás de la mano de un hombre huraño y maravilloso capaz de devolverle la ilusión por volver a bailar sobre zapatos de cristal entre las flores de un jardín encantado.
Sin mapas.
Sin prisas.
Sin condiciones.
Ven a perderte en El Bosc de les Fades.
A Emma Voltarás no le queda nada: ni trabajo, ni casa, ni pareja. Por eso acepta una oferta para trabajar todo el invierno en El Bosc de les Fades, un hotel escondido en un bosque. Allí aprenderá que todo lugar extraordinario esconde secretos pero ¿no es ese el mejor punto de partida para empezar de nuevo? Y es que cuando no te queda nada allí de donde vienes no tienes más remedio que seguir adelante.
Emma pronto descubrirá que la amistad puede encontrarse en cualquier lugar, por muy escondido que esté, quizás de la mano de una camarera de habitaciones hada madrina, o de una niña extraordinaria, o de un viejo escritor necesitado de ternura, o de un cocinero que le abrirá las puertas de los escenarios, o de un surfero que se hace mayor a su pesar, o de una jardinera susceptible; o, quizás de la mano de un hombre huraño y maravilloso capaz de devolverle la ilusión por volver a bailar sobre zapatos de cristal entre las flores de un jardín encantado.
Sin mapas.
Sin prisas.
Sin condiciones.
Ven a perderte en El Bosc de les Fades.
Ya comenté cuando reseñé la primera novela de Mónica, Cuéntame una noctalia, que había quedado tan enamorada de Mic-Napoca (creo que fue muy evidente, además... por suerte o por desgracia se me nota mucho cuando algo me gusta o me disgusta), que ya había comenzado a leer su segunda novela, Un hotel en ninguna parte. Quería ver si se confirmaba ese estilo sosegado, tranquilo, cálido, lleno de tazas de chocolate, lugares bellos y positivismo. Y sí, se confirma plenamente; hay muchas coincidencias en las bases que asientan ambas novelas, en el fondo que subyace en las dos historias, pero la forma cambia radicalmente. Lejos de acomodarse, la primera diferencia la vemos nada más comenzar. Estamos ante una novela epistolar, si es que así podemos seguir llamando a este genero clásico adaptado a los correos electrónicos (y que además sin haberlo previsto en absoluto me ha coincidido con la lectura simultánea de otra maravilla epistolar, 84, Charing Cross Road... coincidencias de estas raras).
Dejamos Rumanía y nos trasladamos a Girona, a un ficticio monasterio benedictino del siglo X reconvertido en un hotel rodeado de un bosque, en medio de la nada, apenas señalizado, difícilmente accesible, oculto e invisible para aquellos que no lo anden buscando, y magnífico ante la vista de aquellos que se adentran en sus desastradas carreteras en pos de sus maravillas. Un oasis del que cuesta marchar para volver al desierto que es la vida cotidiana y el ajetreo de la gran ciudad. Un refugio para aquellas almas que andan perdidas y necesitan cobijarse y resguardarse mientras su corazon se recompone, sana, y se reencuentra con todo aquello que formaba parte de su esencia misma antes de que esta se quebrase bajo el peso de los muchos topetazos que nos da la vida.
En esta situación se encuentra la protagonista, Emma, así como uno de los secundarios de la novela, William Lexington. Cada uno ha sufrido su propio golpe emocional, cada uno se enfrenta a ello a su manera, pero ambos se reencontrarán con aquello que les hace levantar la cabeza y mirar hacia delante con confianza en El bosc de les fades. Y vemos este proceso gracias a los correos electrónicos que tienen 3 escritores únicos, y 2 destinatarias únicas. Los autores de los emails son la propia Emma, y los dos hermanos que regentan el hotel, Samuel y Tristan (bueno, Samuel regenta y Tristan revienta, se podría decir... por lo menos al principio de la historia). Las dos receptoras son Anna, amiga de Emma, y Martha, madre de los dos hermanos. Nunca leemos los emails de respuesta, pero ya se encarga la autora de hilar de tal manera las conversaciones para que siempre tengas la sensación de saber lo que había escrito en ellas.
Si algo destacaba en Cuéntame una noctalia era la importancia secundaria del romance de Grace, su protagonista. En esta obra la historia de amor es mucho más notoria, tiene más peso en el recorrido de la curación de Emma, y aunque la autora no lo oculta, también se esfuerza en darle a ella sus propios momentos alejada de los típicos clichés que pululan en este tipo de novelas. Emma es Emma, tiene sus demonios que exorcizar, y en ese duro trayecto surge el amor, pero ella comienza a ver la luz mucho antes de eso. No es una cosa consecuencia de la otra, sino que se complementan y se van definiendo por sí mismas mientras avanzan las páginas.
Si tengo que destacar detalles aquí y allá, me quedo con esos conciertos de violín (con eso ya me tenía ganada la historia, es mi instrumento favorito); con esos chocolates calientes a la luz de la luna; con esos bosques que ocultan pequeños instantes fugaces; con unos personajes entrañables y una vendedora de tés con dotes de bruja; con esos desayunos en compañía de un premio Nobel; con esos "asuntos" en los emails de Emma a Anna denotando el estado de ánimo de la protagonista gracias a lo que mejor conoce, la música clásica; con ese Samuel de ensueño y ese Tristan de suelo...
No quiero ir mucho más allá para quien no lo haya leído. Mónica tiene un estilo propio, muy definido, que te hace querer perderte en los lugares mágicos en los que ambienta sus historias, y que tiene una facilidad pasmosa para hacerlos reales y tangibles. Sus protagonistas son auténticos, sus miedos y dudas también. Y que quedo a la espera de una tercera novela que espero que no se haga mucho de rogar. A saber a qué nuevo y mágico lugar nos transportará.
Dejamos Rumanía y nos trasladamos a Girona, a un ficticio monasterio benedictino del siglo X reconvertido en un hotel rodeado de un bosque, en medio de la nada, apenas señalizado, difícilmente accesible, oculto e invisible para aquellos que no lo anden buscando, y magnífico ante la vista de aquellos que se adentran en sus desastradas carreteras en pos de sus maravillas. Un oasis del que cuesta marchar para volver al desierto que es la vida cotidiana y el ajetreo de la gran ciudad. Un refugio para aquellas almas que andan perdidas y necesitan cobijarse y resguardarse mientras su corazon se recompone, sana, y se reencuentra con todo aquello que formaba parte de su esencia misma antes de que esta se quebrase bajo el peso de los muchos topetazos que nos da la vida.
En esta situación se encuentra la protagonista, Emma, así como uno de los secundarios de la novela, William Lexington. Cada uno ha sufrido su propio golpe emocional, cada uno se enfrenta a ello a su manera, pero ambos se reencontrarán con aquello que les hace levantar la cabeza y mirar hacia delante con confianza en El bosc de les fades. Y vemos este proceso gracias a los correos electrónicos que tienen 3 escritores únicos, y 2 destinatarias únicas. Los autores de los emails son la propia Emma, y los dos hermanos que regentan el hotel, Samuel y Tristan (bueno, Samuel regenta y Tristan revienta, se podría decir... por lo menos al principio de la historia). Las dos receptoras son Anna, amiga de Emma, y Martha, madre de los dos hermanos. Nunca leemos los emails de respuesta, pero ya se encarga la autora de hilar de tal manera las conversaciones para que siempre tengas la sensación de saber lo que había escrito en ellas.
Si algo destacaba en Cuéntame una noctalia era la importancia secundaria del romance de Grace, su protagonista. En esta obra la historia de amor es mucho más notoria, tiene más peso en el recorrido de la curación de Emma, y aunque la autora no lo oculta, también se esfuerza en darle a ella sus propios momentos alejada de los típicos clichés que pululan en este tipo de novelas. Emma es Emma, tiene sus demonios que exorcizar, y en ese duro trayecto surge el amor, pero ella comienza a ver la luz mucho antes de eso. No es una cosa consecuencia de la otra, sino que se complementan y se van definiendo por sí mismas mientras avanzan las páginas.
Si tengo que destacar detalles aquí y allá, me quedo con esos conciertos de violín (con eso ya me tenía ganada la historia, es mi instrumento favorito); con esos chocolates calientes a la luz de la luna; con esos bosques que ocultan pequeños instantes fugaces; con unos personajes entrañables y una vendedora de tés con dotes de bruja; con esos desayunos en compañía de un premio Nobel; con esos "asuntos" en los emails de Emma a Anna denotando el estado de ánimo de la protagonista gracias a lo que mejor conoce, la música clásica; con ese Samuel de ensueño y ese Tristan de suelo...
No quiero ir mucho más allá para quien no lo haya leído. Mónica tiene un estilo propio, muy definido, que te hace querer perderte en los lugares mágicos en los que ambienta sus historias, y que tiene una facilidad pasmosa para hacerlos reales y tangibles. Sus protagonistas son auténticos, sus miedos y dudas también. Y que quedo a la espera de una tercera novela que espero que no se haga mucho de rogar. A saber a qué nuevo y mágico lugar nos transportará.
Mónica Gutiérrez Artero nació y vive en Barcelona. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y en Historia por la Universitat de Barcelona (UB). Su carrera profesional se ha desarrollado en el ámbito de la comunicación y la enseñanza.
Desde su blog, Serendipia, comparte sus mejores experiencias con la literatura, y actualmente imparte un Taller de Narrativa Feelgood en Ateneo Literario (http://ateneoliterario.es/novela-feelgood/).
Mónica escribe novela, relatos y poesía. En 2012 autopublicó en Amazon su primera novela, Cuéntame una noctalia, y en 2014 hizo lo propio con su segunda obra, Un hotel en ninguna parte. Esta última se mantuvo durante casi medio año en el top 20 de los libros más vendidos en Amazon. Ambas publicaciones han recibido estupendas críticas.
También ha colaborado en La librería a la vuelta de la esquina, compilación de relatos publicado en noviembre de 2015 con un eje único, las librerías, en el que varios blogueros dan su particular punto de vista sobre ellas.
Actualmente trabaja en la que será su tercera novela.
Actualmente trabaja en la que será su tercera novela.
BLOG --> Serendipia
AMAZON --> Cuéntame una noctalia + Un hotel en ninguna parte + La librería a la vuelta de la esquina
Miss Hurst
Tengo este libro pendiente desde hace tiempo y le tengo muchas muchas ganas!!
ResponderEliminarTe va a encantar. No sé si has leído ya algo de Mónica, pero escribe precioso, y la historia y el lugar donde está ambientada son preciosos. Ya me contarás si al final lo lees.
Eliminar¡Besote!
Fue mi primer encuentro con la autor.Posteriormente leí "Cuéntame una noctalia", los dos me gustaron mucho. Esperaremos con paciencia su siguiente novela.
ResponderEliminarBesos
¿Verdad que sí? Te deja con ganas de que publique máaaassss... jajaja. Los dos libros son estupendos´y da gusto leerla. ¡Besote!
EliminarSé que volveré a este hotel. Me lo pasé muy bien ahí gracias a Mónica.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es que ese es el don que tiene, que donde su imaginación te lleva hace que te lo pases bien y quieras quedarte ahí. Ya me gustaría a mí que existiesen Mic-Napoca y El bosc de les fades... jajaja. ¡Besote!
EliminarOhhhhh, que reseña taaaaan bonita. Muchísimas gracias por pasarte unos días en mi hotel, vuelve siempre que necesites un respiro. Me ha encantado leer tus impresiones, sobre todo porque sabía lo mucho que te había gustado Noctalia y como esta es bastante distinta no sabía qué te parecería. Pero has captado a la perfección la esencia del propósito, como siempre. Un millón de gracias :-)))
ResponderEliminarAinsss, me alegro de que te haya gustado:). Si fuese por necesidad de respiros me iba como Lexington, por tiempo indefinido... jajaja. Me alegro mucho de haber captado la esencia de lo que tú querías contar. Para un lector, leer exactamente lo que quiere decir el autor es una gozada, de verdad. ¡Besote!
EliminarNo me llama mucho así que lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesos.
Bueno, a ver si la próxima vez hay más suerte :) Mejor centrarse en lo que realmente nos interesa, que hay muchos libros por leer y poco tiempo para hacerlo. ¡Besote!
Eliminar¡Qué ganas de entrar en el hotel me dan después de leer tu reseña! Tengo que leerlo ya.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Anímate con el libro, que en ese hotel, cuando se entra no dan ganas de marcharse. Si al final lo lees ya nos cuentas. ¡Besote!
EliminarTodos hablan maravillas de sus dos obras, por un estilo calido unido a unas historias que se dejan querer. Tengo que darle una oportunidad a la compañera.
ResponderEliminarEs que son exactamente como las defines, cálidas y achuchables. No me extraña que todo lo que leas sea bueno porque Mónica tiene un estilo muy bonito. Sus dos novelas tienen muchos puntos en común, pero también muchas cosas que las diferencian. Si al final te animas ya nos cuentas qué te ha parecido. ¡Besote!
EliminarMónica escribe cálido, como si te sentaras al lado de la chimenea en un día de frío y de allí no te quisieras marchar. El hotel, Mic-Napoca y la librería con la que participa en la antología de relatos tienen en común eso, que son historias en las que al lector le apetecería quedarse.
ResponderEliminarUn beso
Totalmente cierto. Tengo unas ganas de una buena taza de chocolate desde que leí "noctalia"... la chimenea aunque sea me la invento... jajaja. Su relato en la compilación de librerías también es muy bonito, muy mágico... muy como todo lo que ella escribe. ¡Besote!
Eliminar