Título original: All Creatures Great and Small
Autor: James Herriot
Editorial: Ediciones del Viento
Traducción: Amparo García Burgos
Páginas: 688
Fecha publicación original: 1972
Fecha esta edición: febrero 2014
Fecha esta edición: febrero 2014
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,95 euros
Cuando el joven James Alfred Wight, con 23 años y recién salido de la
facultad en Glasgow, tomó posesión de su primer empleo como veterinario
rural en Thirsk, Yorkshire, no sabía bien dónde se estaba metiendo. Y
literalmente se estaba metiendo dentro de las vacas, desnudo de cintura
para arriba, y, sobre todo, dentro de un mundo cerrado, a veces hostil,
generoso, humorístico y fascinante, en un marco natural de belleza
indescriptible. Desde entonces, en 1939, hasta su muerte en cincuenta
años después, su vida se iba a fundir con su trabajo, en una pasión que
se materializaría en 1969 en uno de los mayores regalos que los lectores
anglosajones podrían recibir. La serie de obras que, bajo el seudónimo
de James Herriot, comenzó a publicar, y que inició con ésta que ahora
rescatamos. De inmediato sus historias se convirtieron en un éxito de
ventas tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, llevadas al cine y
a la televisión (BBC) varias veces, la última de ellas, una precuela
titulada El joven James Herriot, en el año 2011. Su obra, como la de
Gerald Durrell, ha alegrado la vida de millones de lectores en todo el
mundo.
Desde que decidí cómo se llamaría el reto Todos los clásicos grandes y pequeños y el libro que tomaría como base para el título, estuve pensando en qué premisa incluirlo. En el primer nivel me resultó imposible, no cuadraba con nada, pero en el segundo me valía para dos y finalmente voy a usarlo como clásico publicado con seudónimo. Y es que sí, el título del reto proviene de Todas las criaturas grandes y pequeñas, autobiografía encubierta del veterinario y escritor James Herriot, uno de los clásicos más queridos y adorados por los lectores británicos, y aunque no es mi intención traer muchas relecturas al reto (vamos, ni muchas ni pocas, mi intención es hacerlo todo con lecturas pendientes), y este libro es una relectura, tenía que hacer una excepción por lo que significa para el reto y porque lo adoro por encima de todas las cosas.
James Herriot es el seudónimo que James Alfred Wight escogió para contar sus inicios como veterinario en un pequeño pueblo de Yorkshire a finales de los años 30. En 1937 encontrar trabajo como veterinario era muy complicado y aun así, recién salido de la universidad con 23 años, Herriot tuvo la suerte de ser contratado como ayudante de un veterinario rural en Darrowby (Thirsk en la vida real del autor), en los valles de York. No era en absoluto el tipo de trabajo que él prefería (se veía en una clínica haciéndose cargo de animales pequeños), pero no estaba la vida como para desaprovechar oportunidades. Y así es como comenzó su aventura práctica de la mano de su jefe, Siegfried Farnon, un veterinario apenas seis años mayor que él bastante peculiar que tiene enamorada a toda la población femenina de la zona sin ser apenas consciente de ello, que se contradice constantemente y que tiene un quebradero de cabeza constante en la figura de su hermano Tristán, que se muda con ellos poco después de la llegada de James y que también estudia para ser veterinario. Entre los tres viven por y para cuidar de toda la población animal, ya sea doméstica o de granja (todas esas criaturas grandes y pequeñas del título), en muchas millas a la redonda siete días a la semana las 24 horas del día (unos más que otros, claro... no te miro a ti, Tristán, que eres muy puñetero y te gusta trabajar más bien poco xD).
A ver cómo os lo digo... ¿Tenéis un libro que os alegre el alma al leerlo, al que no os importe volver las veces que haga falta, que os haga reír a carcajadas, emocionaros y estar en paz con el mundo mientras os sumergís en sus páginas? Porque eso es Todas las criaturas grandes y pequeñas para mí: un libro que desprende tanta vida, tanto amor por los animales y la naturaleza, por las cosas sencillas de la vida, por los detalles que se agazapan y que muchas veces pasamos por alto, por la gente buena hasta las trancas (que haberla, hayla), por ese momento en que aparcas el coche, te bajas de él y admiras la belleza del paisaje que te rodea... Este es de esos libros que hay que leerlos para comprender la magia que desprenden, porque podría tirarme párrafos y párrafos hablando de todo lo que en él se cuenta y sería como contaros nada porque la forma tan personal, cariñosa, irónica e inglesa que tiene Herriot de contarlo lo es todo. Absolutamente todo.
La estructura de la novela puede asemejarse a un salpicón de anécdotas que nos llevan a mil aspectos diferentes de la vida de James en Darrowby sin orden ni concierto, pero solo es mera apariencia, porque conforme avanzas te das cuenta de que todo está contado de manera correlativa y temporalmente lineal, solo que en vez de hacerlo usando una narración clásica, lo hace cogiendo casos y anécdotas aquí y allá que van encajando al milímetro sin que apenas te des cuenta en el puzle total.
¿Y en qué consiste en ese puzle? Pues en acompañar a James Herriot en el descubrimiento de lo que era en realidad la práctica de la veterinaria en un entorno rural muy sacrificado que poco tenía que ver con lo aprendido en la universidad. Pronto descubre que un veterinario rural no se hace rico en dinero pero sí en experiencias y que su vida es, sobre todo, muy variada: tan pronto está tomando champán en la casa más opulenta de la zona como tiene que salir pitando a las dos de la mañana a ayudar a parir a una cerda cuando todavía no le ha dado tiempo a quitarse el esmoquin alquilado; que cuando hace buen tiempo todo es maravilloso pero cuando le sacan constantemente a las cuatro de la madrugada en plena helada empieza a cuestionarse su vocación; que tiene que seguir trabajando aunque no le paguen porque los animales no tienen culpa de la tacañería de sus dueños ni pueden esperar porque unas horas marcan la diferencia entre la vida y la muerte; que tiene que ganarse el respeto y la confianza de los granjeros, porque todos (creen que) saben mucho más que los veterinarios y no se cortan a la hora de intentar demostrarlo... que la vida de un veterinario rural es, en definitiva, muy dura.
Y aun así sigue emocionándose cada vez que ayuda a nacer a unas crías y las observa correr a agarrarse a su madre; con paciencia consigue ganarse el respeto de la gente de los valles y comienza a ver su otra cara, su generosidad, hospitalidad y ausencia de dobleces; derrocha amor y respeto por los animales, a los que muchas veces consigue sacar adelante a pesar de estar sentenciados y otras veces poco puede hacer salvo aliviar su sufrimiento;... y poco a poco va dejando atrás al veterinario en prácticas para trabajar al mismo nivel que su jefe mientras no deja de repasar en su cabeza todo lo aprendido y se pasa media vida desnudo de cintura para arriba (haga calor o hiele, sean las doce del mediodía o las tres de la madrugada) con brazos metidos hasta el hombro en el interior de vacas, cerdos o lo que se tercie.
¿Dónde está el encanto principal de todo esto? En la propia personalidad de James Herriot, arrolladora y llena de vitalidad, entusiasmo, ternura y mucho sentido del humor de ese tan británico que a mí me chifla. Arriba os decía que me emociono y me río a carcajadas con este libro, y no os miento (y ya lo sabéis, os lo digo siempre, soy muy dura en lo que se refiere a reír con un libro). Cuando se pone a contarte sus aventuras en un coche destartalado sin frenos por carreteras imposibles, las peculiaridades de los granjeros y como intentan sacarle de sus casillas, su papel privilegiado y absurdo como "tío" de Tricky (un pequinés al que su dueña trata como a una persona), los innumerables líos en que se mete Tristán, la contradicción andante y condescendiente que es Siegfried o la batalla psicológica que se trae el propio Siegfried con la desesperada secretaria... tienes que reírte, no puedes evitarlo. Muchas veces, más de las que os podría enumerar. Soy incapaz de imaginar la existencia de un lector que no sonría abiertamente al menos una vez leyendo este libro. Si existe alguno que no me lo diga: me romperá el corazón.
Para mí es una lectura de cinco estrellas y lo será todas y cada una de las veces que la lea. No hay que ser veterinario ni tener intención de serlo para adorar este libro. Basta con amar la naturaleza, el mundo animal y las maravillas que se esconden en cada detalle de ambas cosas. Herriot ya se encarga de contártelo de tal manera que no quieras que se acaben las páginas y que des lo que sea por alquilar una habitación en esa casa de idealistas vocacionales y dinero abandonado tirado por el suelo. Ya sabía lo que me iba a encontrar, era la segunda vez que me sumergía en sus páginas, así que me he esmerado en saborearlo, racionarlo y avanzar poquito a poco. Son casi setecientas páginas de puro encanto, y si todavía no os habéis dado por enterados no pasa nada, lo resumo en tres palabras: tenéis que leerlo. Os lo pongo en negrita y subrayado por si acaso :)
Existe una serie que estuvo en antena doce años (entre 1978 y 1990) basada en los libros (hay unos cuantos más posteriores a este, aunque en castellano que yo sepa solo han traducido hasta el tercero) y una miniserie de 2011 que funciona a modo de precuela contando su estancia en la universidad, pero hace poco me enteré de que se avecina nueva adaptación de esta novela y me llevé la alegría del mes. Que viva James Herriot... algo muy bonito tuvo que hacer para que cincuenta años después sigamos hablando de él y de su historia como veterinario en Yorkshire.
James Herriot es el seudónimo que James Alfred Wight escogió para contar sus inicios como veterinario en un pequeño pueblo de Yorkshire a finales de los años 30. En 1937 encontrar trabajo como veterinario era muy complicado y aun así, recién salido de la universidad con 23 años, Herriot tuvo la suerte de ser contratado como ayudante de un veterinario rural en Darrowby (Thirsk en la vida real del autor), en los valles de York. No era en absoluto el tipo de trabajo que él prefería (se veía en una clínica haciéndose cargo de animales pequeños), pero no estaba la vida como para desaprovechar oportunidades. Y así es como comenzó su aventura práctica de la mano de su jefe, Siegfried Farnon, un veterinario apenas seis años mayor que él bastante peculiar que tiene enamorada a toda la población femenina de la zona sin ser apenas consciente de ello, que se contradice constantemente y que tiene un quebradero de cabeza constante en la figura de su hermano Tristán, que se muda con ellos poco después de la llegada de James y que también estudia para ser veterinario. Entre los tres viven por y para cuidar de toda la población animal, ya sea doméstica o de granja (todas esas criaturas grandes y pequeñas del título), en muchas millas a la redonda siete días a la semana las 24 horas del día (unos más que otros, claro... no te miro a ti, Tristán, que eres muy puñetero y te gusta trabajar más bien poco xD).
A ver cómo os lo digo... ¿Tenéis un libro que os alegre el alma al leerlo, al que no os importe volver las veces que haga falta, que os haga reír a carcajadas, emocionaros y estar en paz con el mundo mientras os sumergís en sus páginas? Porque eso es Todas las criaturas grandes y pequeñas para mí: un libro que desprende tanta vida, tanto amor por los animales y la naturaleza, por las cosas sencillas de la vida, por los detalles que se agazapan y que muchas veces pasamos por alto, por la gente buena hasta las trancas (que haberla, hayla), por ese momento en que aparcas el coche, te bajas de él y admiras la belleza del paisaje que te rodea... Este es de esos libros que hay que leerlos para comprender la magia que desprenden, porque podría tirarme párrafos y párrafos hablando de todo lo que en él se cuenta y sería como contaros nada porque la forma tan personal, cariñosa, irónica e inglesa que tiene Herriot de contarlo lo es todo. Absolutamente todo.
La estructura de la novela puede asemejarse a un salpicón de anécdotas que nos llevan a mil aspectos diferentes de la vida de James en Darrowby sin orden ni concierto, pero solo es mera apariencia, porque conforme avanzas te das cuenta de que todo está contado de manera correlativa y temporalmente lineal, solo que en vez de hacerlo usando una narración clásica, lo hace cogiendo casos y anécdotas aquí y allá que van encajando al milímetro sin que apenas te des cuenta en el puzle total.
¿Y en qué consiste en ese puzle? Pues en acompañar a James Herriot en el descubrimiento de lo que era en realidad la práctica de la veterinaria en un entorno rural muy sacrificado que poco tenía que ver con lo aprendido en la universidad. Pronto descubre que un veterinario rural no se hace rico en dinero pero sí en experiencias y que su vida es, sobre todo, muy variada: tan pronto está tomando champán en la casa más opulenta de la zona como tiene que salir pitando a las dos de la mañana a ayudar a parir a una cerda cuando todavía no le ha dado tiempo a quitarse el esmoquin alquilado; que cuando hace buen tiempo todo es maravilloso pero cuando le sacan constantemente a las cuatro de la madrugada en plena helada empieza a cuestionarse su vocación; que tiene que seguir trabajando aunque no le paguen porque los animales no tienen culpa de la tacañería de sus dueños ni pueden esperar porque unas horas marcan la diferencia entre la vida y la muerte; que tiene que ganarse el respeto y la confianza de los granjeros, porque todos (creen que) saben mucho más que los veterinarios y no se cortan a la hora de intentar demostrarlo... que la vida de un veterinario rural es, en definitiva, muy dura.
Y aun así sigue emocionándose cada vez que ayuda a nacer a unas crías y las observa correr a agarrarse a su madre; con paciencia consigue ganarse el respeto de la gente de los valles y comienza a ver su otra cara, su generosidad, hospitalidad y ausencia de dobleces; derrocha amor y respeto por los animales, a los que muchas veces consigue sacar adelante a pesar de estar sentenciados y otras veces poco puede hacer salvo aliviar su sufrimiento;... y poco a poco va dejando atrás al veterinario en prácticas para trabajar al mismo nivel que su jefe mientras no deja de repasar en su cabeza todo lo aprendido y se pasa media vida desnudo de cintura para arriba (haga calor o hiele, sean las doce del mediodía o las tres de la madrugada) con brazos metidos hasta el hombro en el interior de vacas, cerdos o lo que se tercie.
¿Dónde está el encanto principal de todo esto? En la propia personalidad de James Herriot, arrolladora y llena de vitalidad, entusiasmo, ternura y mucho sentido del humor de ese tan británico que a mí me chifla. Arriba os decía que me emociono y me río a carcajadas con este libro, y no os miento (y ya lo sabéis, os lo digo siempre, soy muy dura en lo que se refiere a reír con un libro). Cuando se pone a contarte sus aventuras en un coche destartalado sin frenos por carreteras imposibles, las peculiaridades de los granjeros y como intentan sacarle de sus casillas, su papel privilegiado y absurdo como "tío" de Tricky (un pequinés al que su dueña trata como a una persona), los innumerables líos en que se mete Tristán, la contradicción andante y condescendiente que es Siegfried o la batalla psicológica que se trae el propio Siegfried con la desesperada secretaria... tienes que reírte, no puedes evitarlo. Muchas veces, más de las que os podría enumerar. Soy incapaz de imaginar la existencia de un lector que no sonría abiertamente al menos una vez leyendo este libro. Si existe alguno que no me lo diga: me romperá el corazón.
Para mí es una lectura de cinco estrellas y lo será todas y cada una de las veces que la lea. No hay que ser veterinario ni tener intención de serlo para adorar este libro. Basta con amar la naturaleza, el mundo animal y las maravillas que se esconden en cada detalle de ambas cosas. Herriot ya se encarga de contártelo de tal manera que no quieras que se acaben las páginas y que des lo que sea por alquilar una habitación en esa casa de idealistas vocacionales y dinero abandonado tirado por el suelo. Ya sabía lo que me iba a encontrar, era la segunda vez que me sumergía en sus páginas, así que me he esmerado en saborearlo, racionarlo y avanzar poquito a poco. Son casi setecientas páginas de puro encanto, y si todavía no os habéis dado por enterados no pasa nada, lo resumo en tres palabras: tenéis que leerlo. Os lo pongo en negrita y subrayado por si acaso :)
Existe una serie que estuvo en antena doce años (entre 1978 y 1990) basada en los libros (hay unos cuantos más posteriores a este, aunque en castellano que yo sepa solo han traducido hasta el tercero) y una miniserie de 2011 que funciona a modo de precuela contando su estancia en la universidad, pero hace poco me enteré de que se avecina nueva adaptación de esta novela y me llevé la alegría del mes. Que viva James Herriot... algo muy bonito tuvo que hacer para que cincuenta años después sigamos hablando de él y de su historia como veterinario en Yorkshire.
James Herriot, seudónimo de James Alfred Wight, nació en Sunderland en
1916. Con 23 años, tras obtener el título de veterinario en Glasgow, fue
contratado como ayudante de un veterinario rural de Thirsk, en el
profundo Yorkshire. Allí se quedaría el resto de su vida. Se casó en
1941 con la hija de un granjero cuyas vacas atendía, tal como narra en
este libro, y tuvo dos hijos. Durante la segunda guerra mundial, recién
casado, sirvió en la RAF. En 1969 inició su aventura literaria, que lo
convertiría en uno de los autores más celebrados y vendidos del Reino
Unido. Sus obras serían llevadas al cine dos veces y otras dos se
convertirían en series de la BBC, la última en 2011. Falleció en Thirsk
en 1995.
Hola, Siempre me llamó la atención la novela aunque no la he leído, eso sí, vi la serie en Tve mientras la emitieron y me encantó. Besinos.
ResponderEliminarHabía oído hablar del libro antes pero no sabía realmente de qué iba. Adoro las autobiografías, son personales, íntimas y directas, y eso me encanta. Es una buena opción para seguir escalando puestos en el reto
ResponderEliminar¡Me encanta esta obra! Yo, que adoro a los animales por encima de casi todo, recuerdo leerla y emocionarme, sentir como se me henchía el pecho, y claro, querer ser veterinaria, solo había un pequeño problema: la sangre 😅😅😅
ResponderEliminarMagnifica reseña, no, más aún, gloriosa reseña!!!
Besitos 💋💋💋
Últimamente hemos tenido una proliferación de libros con perros y gatos en portadas y contenido así es que había pensado que era uno de ellos y no un clásico inglés. Aunque es cierto que después de leerte sí me resulta interesante no me veo con él pero sí se me ha ocurrido a quién podría sorprender regalándoselo. Una amiga de mi hija está estudiando veterinaria y además es una gran lectora, creo que sería un regalo fantástico para ella.
ResponderEliminarBesos
Qué maravilla. Algún día lo leeré. Los únicos animales que no acaban de gustarme son los de mi especie. Hay excepciones, por suerte.
ResponderEliminar¡Qué alegría me has dado con al notición de nueva adaptación!
ResponderEliminarYa sabes mis gustos lectores y seriefilos, te puedes imaginar cuánto comparto todo lo que hoy nos has contado con tanto estilo y gracia.
¡Enhorabuena por otra fantástica entrada! Besos!!
Uys, pues yo ni conocía este clásico... Y me ha quedado claro que lo tengo que leer. Qué entusiasmo!
ResponderEliminarBesotes!!!
Lo tengo pendiente desde hace siglos, pero aún no he leído nada de este hombre. Hace un par de años encontré "Un veterinario en apuros" en una librería de segunda mano y se vino conmigo, pero aún no lo he leído, ay... ¡Con tu reseña has aumentado las ganas que le tengo!
ResponderEliminarBesos.
Hola guapa, no sabía nada de este libro... Yo leí de jovencísima el de Gerrald Durrell y la verdad es que me reí mucho con él... Así que este libro me lo apuntaré para el reto del año que viene que ya sabes que me apuntaré... jeje...
ResponderEliminarUn besazo
Reconozco que me lo disfrutaría mucho en película. No lo conocía y parece interesante. Un beso.
ResponderEliminarNo la conocía en absoluto pero reconozco que me ha entrado mucha curiosidad, la buscaré!!
ResponderEliminarBesitos
Tengo que confesar que ni lo conocía y me gusta todo lo que nos cuentas.
ResponderEliminarBesos.
Hola,
ResponderEliminarme gusta lo que cuentas pero no soy muy amiga de leer libros con animales implicados, de todas formas lo pensaré.
Un beso
Es para tenerlo muy en cuenta, ya lo creo. Desconocía al autor, pero cuando te decidiste por el título del reto de clásicos, me decía que algo muy particular tendría cuando tomaste este libro que reseñas como preferencia. Y si por encima es un libro muy british, ni te cuento. Besos.
ResponderEliminarHola! Como siempre salgo sorprendida.con un libro y una sonrisa...fantastA propuesta.adoro lo british y a los animales 😄
ResponderEliminarUn libro muy sorprendente la portada ya me gusta pero tras leerte me dejas con curiosidad por saber más.
ResponderEliminarAy, ya sabes que soy fan total de este señor y de sus libros, y además me encanta la portada de esta edición (yo leí una edición viejísima de la biblioteca). Personalmente, esa apariencia de "salpicón de anécdotas", como tú dices, me encanta :-))) Pero lo que más me gusta es el prota y el sentido del humor de la narración en primera persona (qué genial Tristán, no me digas que no te has reído con lo desastre que es). No sabía nada de la serie ni de la precuela, y me das una alegría con lo de la nueva adaptación. Como tú dices, siempre será una relectura de diez. Besotes!
ResponderEliminarMadre mía, como para dejarlo pasar y con la falta que nos hace reír ahora. En fin, más que anotado. Voy a mirar lo de la serie. Un beso, muchos ánimos para estos días y #quédateencasa
ResponderEliminarCreo que cuando éramos críos casi todos hemos querido ser de mayor veterinarios (o al menos ya hablo por mí, desde mi alma animalista, que todavía se enternece con estos mágicos compañeros). Con las biografías (¿entiendo que esta es novelada?) siempre he sido muy quisquilloso, y las que leí son de personajes que me han interesado mucho por una razón especial. Pero este libro, tratándose de una de esas profesiones a las que admiro tanto, y de un personaje tan peculiar, según cuentas, me lo llevo bien apuntado. No lo conocía, pero viendo lo mucho que lo recomiendas, es imposible resistirse.
ResponderEliminarUn beso ;)
Qué bien haber leído esta reseña ahora. Es un eterno pendiente, este lo tengo que leer sí o sí. Un besote!
ResponderEliminarHola, ojalá leas mi comentario y me ayudes. He leído la reseña, no conocí a el libro y me ha entusiasmado. Me encantaría leerlo! Pero que mala pata, no se puede comprar, no está disponible en ninguna de las librerías que miro,¿sabrías donde puedo encontrarlo? Te lo agradecería.
ResponderEliminar