Título original: El último rey de África
Autor: José Antonio Quesada Coves
Editorial: Létrame Grupo Editorial
Páginas: 330
Fecha de publicación: abril 2017
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18 euros Fotografía + diseño de cubierta: @Fotolia.es / Antonio F. López
Unos macabros sucesos están ocurriendo en un hospital del corazón de
África. Mientras tanto, un profesor voluntario llega a Mali siguiendo
los pasos que diera su padre años atrás. El propósito de Dídac Macià no
es otro que el de ayudar a los jóvenes de la zona con el desarrollo de
un proyecto educativo. Allí se enamora de los paisajes, de la bondad de
la gente, de la alegría de los niños e, incluso, descubre el amor. Sin
embargo, se ve involucrado en una truculenta trama de violaciones,
guerra y yihadismo que no le permitirá quedarse de brazos cruzados.
Ambientada en el África de las primeras décadas del siglo XXI, esta
absorbente novela de José Antonio Quesada Coves se adentra más allá de
los hechos y presenta un sólido panorama de las riquezas y de las
miserias del continente africano. Con la compra de este libro estás
ayudando a la mejora de la educación en África. El 15% de los beneficios
de esta novela se destinarán a que CCONG Ayuda al Desarrollo implante
programas de enseñanza en este continente.
Didac Macià es uno de esos personajes que posibilita que todos los caminos se abran a la esperanza y la experiencia, facilitando así la llegada de la humanidad a rincones olvidados y blindados por las guerras y miserias de todo tipo.
¿Qué cualidades deben poseer estos personajes? Para realizar esa labor facilitadora considero que deben ser múltiples y variadas, aunque el altruismo y el desapego son dos cualidades sine qua non; sin ellas, uno no deja su zona de confort para instalarse en lo desconocido y peligroso, sin garantías ni redes de seguridad... e incluso pagándose la mayoría de los gastos y llenando la mochila solamente de sueños, lápices y libros...
Todo lo anterior lo digo con verdadera admiración, pues me sorprenden y admiran todas estas personas reflejadas en Didac Macià, que consiguen materializar sus sueños, y al mismo tiempo reciben ese baño de cruel realidad. Él, capaz de identíficar y diferenciar lo bueno de lo menos bueno, y lo menos bueno de lo terrible y sin sentido.
Pero para desarrollar esa capacidad debe desprenderse de una dosis importante de ingenuidad, esa cualidad que, unida a sus sueños, le ha embarcado en una difícil empresa ubicada en un complicado país. En el momento en que Didac Macià pone los pies en la tierra, es consciente de dónde y con quién se encuentra; es entonces cuando aparta sus sueños para vivir plenamente la realidad con sus correspondientes experiencias, y cuando hablo de experiencias me refiero a todas las vividas: las buenas y menos buenas.
En sus malos momentos, cuando conoce las peores, injustas y crueles cualidades humanas, también se ve reconfortado por otras que equilibran su realidad y su mente, descubriendo la bondad, la hospitalidad y el desapego en otras gentes, abandonadas y explotadas, pero que saben encontrar fuentes de alegría y cotidianidad en su día a día.
Desde nuestro sillón, aquí recogiditos y acomodaditos, observamos y entendemos, conforme avanzamos en nuestra lectura, la aventura casi suicida de nuestro protagonista... y digo suicida por la dosis de ingenuidad y desconocimiento que atesora. Tiene ilusión, firmeza y propósito, pero todo esto choca con su realidad. Durante las primeras páginas me preguntaba cuál sería el momento en el que nuestro protagonista se sacudiría esa ingenuidad para tomar conciencia del presente y de las distintas presencias de ese nuevo escenario. Aun así, los peores momentos, con las peores personas, le enseñan que incluso ahí hay esperanza... hay humanidad.
(Por cierto, el encuentro con los tuareg ha desempolvado en mi mente uno de los libros con los que tanto disfruté, Tuareg, de Alberto Vazquez-Figueroa, maravilloso libro que me hizo viajar por el desierto...)
Retomando el hilo, El último rey de Africa nos traslada a la realidad de un continente donde, en algunos países, los conflictos y las desigualdades, las guerras y el terror conviven con lo bueno de las personas, con esa inocencia primigenia que es el motor que mueve a los nuevos héroes, personas que se desprenden de su ego y se entregan a causas casi imposibles demostrándonos de alguna manera que siempre hay esperanza.
Esa esperanza queda reflejada en todos los maravillosos y diversos paisajes que proyecta el continente, retratados, en mi opinión, muy acertadamente por José Antonio Quesada Coves, pues, además de viajar, el autor, por medio de sus personajes y la narración en primera persona, teje una trama que sin duda recala en el lector, despertándole de su insensibilidad y haciéndole consciente de las nuevas realidades, aquellas que hay que mirar de frente, no de reojo, para valorar y disfrutar de la novela en todos sus términos.
José Antonio Quesada Coves (Elche, 1980) es licenciado en Historia por
la Universidad de Alicante y trabaja como profesor de secundaria. Ha
estudiado en la Escuela de Escritores de Madrid y en la Escola
d’Escriptura de l’Ateneu Barcelonés. Además, es miembro de la Asociación
Literaria y Cultural Escritores en su Tinta.
Después de la publicación
en 2014 de El tren de los sueños rotos, y de varios relatos cortos,
llega su nueva novela: El último rey de África.
Hola MB,
ResponderEliminarSí... Creó que para ser voluntario hay que tener las cosas muy, pero que muy claras y aún así una vez allí supongo que mucha gente se choca de frente con la verdadera "realidad" y no la que se habían formado en su mente...
A pesar de ello mucha gente acaba quedándose en África durante años enamorados de su gente y esa vida tan sencilla... ;)
Saludos!!
Un tema muy interesante y del que no me importaría leer en el desarrollo de esta novela. La tendré presente, porque en este momento no lo veo viable.
ResponderEliminarUn beso ;)
Qué bonito tema para escribir una novela... y si a eso le sumas lo que parece una magnífica ambientación, pues resulta que se le despiertan a uno las ganas de leerlo.
ResponderEliminarBesos.
Desde luego el argumento está muy bien.
ResponderEliminarLo tendré en cuenta, aunque ahora tengo una lista interminable de pendientes.
Besos.
No me cuadra, que un viajero de antaño fuera a ciegas era normal, pero ¿en el XXI? Y es que también me cansa el doctor en África. Desde aquí animo al próximo escritor que aborde este tipo de trama a que escoja otra profesión, en las ONG trabaja mucha gente, como los encargados de la logística que también podrían ser maravillosos personajes.
ResponderEliminarPero más que nada es que yihadismo y brutalidad no entran en mis planes lectores inmediatos.
Besos
En alto estoy con Norah, en que no solo los médicos son los grandes héroes de las ONG`s, hace años dos amigas se marcharon a Ruanda para hacer pozos, ya han sido varias las aldeas que han conseguido agua para autoabastecerse gracias a ellos...en fin, que el libro no me disgusta, lo tengo anotado, ahora a esperar un buen momento o una relajación de pendientes, lo que ocurra primero.
ResponderEliminarBesitos!!!
Es esto, no en alto.
EliminarUn tema muy interesante. No me importaría leer este libro.
ResponderEliminarBesotes!!
No me llega a llamar especialmente y como tengo tanto pendientes, voy a tenerlo que dejar pasar.
ResponderEliminarBesos
A mí me parece una novela muy interesante, el voluntario en África es un tema que siempre me ha llamado la atención así que seguro sería una novela que disfrutaría. Lo tendré en cuenta para más adelante ;)
ResponderEliminarBesitos
Gracias por descubrírmelo, aunque no me planteo ahora su lectura. Un besote!
ResponderEliminarAunque a priori lo veo interesante, debo dejarlo ir porque me es imposible llegar a todo lo que me apetece.
ResponderEliminarBesos