Título original: Les Sangs
Autora: Audrée Wilhelmy
Editorial: Hoja de Lata
Traducción: Luisa Lucuix
Páginas: 192
Fecha de publicación: septiembre 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18,90 euros Encuadernación: rústica con solapas
Iustración de cubierta: Wild man 2, blue pencil on mylar (Zachari Logan, 2012)
Féléor Barthélémy Rü es joven, atractivo y rico. Vive en un gran
castillo en la Cité, una villa misteriosa, y siente un placer desmedido
por la carne cruda y por la brutalidad en todas sus formas. Fascinadas
por sus aristocráticos modales y por los escabrosos rumores que
envuelven al joven seductor, siete mujeres no dudarán en casarse con él,
dispuestas a dejarse llevar por las más oscuras fantasías amorosas.
En Las sangres, Audrée Wilhelmy reimagina el cuento clásico
del ogro Barba Azul, de Perrault, y lo hace a través de la mirada de sus
mujeres: Mercredi, Constance, Abigaëlle, Frida, Phélie, Lottä y Marie
escriben, cada una de ellas, siete pequeños cuadernos íntimos relatando
sus experiencias con Féléor, quien a modo póstumo decide reunirlos y
anotarlos en memoria de las adoradas esposas.
Ese cuaderno final es el maravilloso librito que tenemos en las
manos, un diario de amor erótico y amoral compuesto a ocho voces,
escrito con exquisita y brutal elegancia. Un cuento de hadas moderno sin
cuartos secretos ni llaves prohibidas, en el que todo el mundo sabe a
qué está jugando.
Nada más terminar de leer este libro tuve tres cosas claras. La primera, que me había gustado mucho y me parecía una propuesta original, diferente y exquisita. La segunda, que precisamente esa originalidad y diferencia hacen que este sea de esos libros que quizás cueste recomendar a todo el mundo (por muy recomendable que sea, y sé que esto suena contradictorio), aunque sí lo haría a quienes gusten de leer historias que se alejan quizás de lo políticamente correcto. Tercero, que no tenía ni idea de cómo afrontar la reseña porque no me veía capaz de transmitir la esencia del libro. Y ahí estoy ahora mismo (ahí sigo, semanas después), anclada en este último tercer punto. Veremos lo que sale.
Hay que partir de la base de que Las sangres es una revisión del mito del ogro Barba Azul, así que quizás lo primero sería recordar de qué habla este mito, porque no todo el mundo tiene por qué conocerlo. Realmente es un cuento que Charles Perrault adaptó a finales del siglo XVII y que al parecer está basado en una persona real, pero ahí no nos adentramos. En el cuento, Barba Azul es un hombre rico que se ha casado en varias ocasiones y cuyas esposas, todas ellas, han desaparecido misteriosamente. Por esta razón ninguna mujer quiere casarse de nuevo con él hasta que finalmente una accede, atraída por la vida de lujos que promete el matrimonio. A punto de realizar un viaje, Barba Azul le da todas las llaves de la casa a su nueva esposa con la prohibición de que entre en una habitación determinada. Ella, obviamente, entra, y allí encuentra un escenario dantesco lleno de sangre y de cadáveres... los de sus anteriores esposas. Resumiendo, él descubre que ha entrado, se dispone a asesinarla también, ella le pide tiempo para rezar, mientras tanto llegan sus hermanos y matan a Barba Azul. ¿Moraleja? Que no se debe transgredir lo prohibido, que la curiosidad malsana de la mujer tiene funestas consecuencias, que no se debe desobedecer al marido, etc... En realidad este cuento hace alusión a muchas mujeres de la mitología e incluso de la Biblia que acabaron mal o provocaron hechos fatidícos por no saber controlar su curiosidad. Sobre el mito de Barba Azul se podría hablar largo y tendido porque tiene mucho que rascar, pero no es el lugar ni el momento, que yo, como diría aquel, he venido a hablar de Las sangres.
Como habéis visto, en el cuento original, Barba Azul asesina a sus mujeres porque le desobedecen, porque hacen algo que explicitamente les prohíbe hacer y no son capaces de controlar su naturaleza fisgona. Resulta curioso que todas esas mujeres, aun sabiendo que las anteriores habían desaparecido misteriosamente, siguieran casándose con él, por muy rico que fuese... que se casasen con él sabiendo que era un asesino. Es, cuando menos, extraño, ¿no? Pues de ahí tiró Audreé Wilhelmy para escribir Las sangres. ¿Y si esas mujeres hubiesen decidido casarse con él precisamente porque sabían cuál sería su final? ¿Y si algunas de esas mujeres, por diversas y muy distintas circunstancias, buscaran la muerte, y por ello deciden casarse con Féléor? ¿Y si en esta historia son las mujeres las que deciden su destino y son ellas las que deciden morir? ¿Y si son ellas las que le piden que las mate, las que imponen su deseo?
Imagino que a estas alturas estaréis entendiendo el motivo por el cual esta novela puede resultar controvertida. Aun así, el mensaje está claro: estas mujeres tienen libertad de elección, ellas deciden su destino, y de hecho lo imponen, a veces incluso en contra del deseo del propio asesino. No son víctimas y no nos piden que estemos de acuerdo con ellas, solo nos cuentan lo que les ha llevado a la situación en la que están y a desear lo que desean. Nadie juega con ellas, ellas mismas forman parte del juego voluntariamente. Y cuando Féléor les pide que escriban sus experiencias, que pongan por escrito sus pensamientos, ellas leen lo que han escrito sus anteriores esposas y saben que lo que ellas escriban también será leído por sus sucesoras en la vida y la cama de su marido. Todas quieren su parte de protagonismo en la historia, diferenciarse de las que estuvieron antes y de las que vendrán después.
La estructura que escoge la autora es la misma para todas las mujeres, y aun así completamente distinta para todas ellas, porque consigue contar una historia completamente diferente para cada una de estas mujeres y darles una voz única. Primero Féléor nos ofrece una breve descripción de la mujer en cuestión, después asistimos a la lectura del diario (que obviamente llega un punto que se interrumpe a causa de su muerte), y, una vez muertas, es Féléor quien toma de nuevo la palabra y narra su punto de vista sobre algunas de las cosas que ellas han contado, lo que sentía por ellas y el modo en que las mató. Mercredi, Constance, Abigaëlle, Frida, Phélie, Lottä y Marie cobran vida a través de las páginas para narrarnos sus miedos, sus infancias, sus deseos, sus anhelos y sus secretos más íntimos... Sus relatos, sus historias, navegan entre la crueldad, el dolor, el erotismo y las pasiones más oscuras y recónditas. Algunas escenas son macabras, otras descaradas. Algunas resultan cautivadoras en su atrocidad, otras son desasosegantes en su libertinaje. La soltura de la autora escribiendo se transmite a sus personajes y su forma de revelarse ante el lector.
Y aquí llega el momento en que necesito dar en la clave de lo que pretende contar este libro. La autora lo escribió cuando apenas tenía 26 años y fue su tesis de fin de carrera (lo cual, sinceramente, no deja de ser sorprendente tras leerlo. La calidad del texto va mucho más allá de una tesis). Es decir, que Las sangres fue escrito hace ya siete años, y en su momento, Wilhelmy pretendía explorar de un manera estética y creativa la sexualidad femenina y sumergirse en los impulsos sórdidos y primitivos de estas mujeres, adentrándose en estos territorios tan inexplorados como inabarcables sin moralinas ni sentencias. Deja mucho margen a la interpretación, la opinión, el debate y sí, también busca la controversia, pero como punto de partida para la reflexión y el análisis sobre esos mismos impulsos. Esta lectura está definida como feminista, pero ni me gustan las etiquetas ni creo que todo el mundo esté de acuerdo con esta en concreto tras leer el libro y, redundando, creo que de eso se trata.
Por eso, y dependiendo de quien lo lea, la disposición con que lo haga y su modo de afrontar la lectura, creo que puede provocar reacciones muy diferentes y controvertidas. En lo que respecta a estas siete mujeres, donde unos vean libertad y libre albedrío para vivir su vida junto a Féléor, decidir su propia forma de morir y el modo en que serán recordadas, otros verán sumisión y anulación al desear su propia muerte a manos de este hombre y ser testigos de cómo a veces compiten entre ellas en este aspecto, a pesar de que en todo momento queda claro que lo que ocurre siempre ocurre con su consentimiento y es buscado y deseado. Es la intención de Wilhelmy, busca el debate; no es una lectura fácil y tiene tantas aristas e interpretaciones como lectores se dispongan a leerla. Aun así, sinceramente creo que, a pesar de que quiere que el lector trabaje con las posibles interpretaciones, la suya está muy clara: en esta novela priman la elección libre de estas mujeres y sus voluntades, le gusten o no esas decisiones y esas voluntades al lector, esté de acuerdo con ellas o no lo esté.
Y si todo esto no fuese suficiente, está la pluma de la autora, de la que os he ido dando pinceladas a lo largo de toda la reseña. Escribe muy bien, elegante sin ninguna pedantería, directa como un aguijón cuando la escena lo necesita y seductora cuando conviene. Lo mismo te narra la recreación de uno de los asesinatos de un modo que te hace removerte en el asiento que se adentra en el erotismo entendido de maneras tan diferentes como distintas son las mujeres que comparten cama con este particular Barba Azul. Es temeraria y atrevida, pero de una manera refinada y pulcra. Y merece mucho la pena leerla y descubrirla.
Me releo y sigo sin saber si transmito lo que quiero transmitir. De hecho lo recomiendo sin atreverme a recomendarlo. A mí me ha encantado, pero si no os gusta saliros de vuestra zona de confort, quizás no sea una buena elección. Si os gusta adentraros en lecturas diferentes, en lecturas que no rezumen sensaciones a "esto ya lo he leído antes", que os haga revolveros mientras os debatís internamente sobre si estáis de acuerdo o no con lo que estáis leyendo y que pasado un tiempo sigáis teniéndolo presente... entonces creo que debéis darle una oportunidad. En esta revisión del cuento de Barba Azul no hay moraleja ni interpretaciones obvias, solo interrogantes oscuros y senderos ambiguos por los que transitar mientras estas mujeres se desnudan ante el lector en varios sentidos, los cadáveres se acumulan y Féléor se va convirtiendo en el mito que ha llegado a ser.
Hay que partir de la base de que Las sangres es una revisión del mito del ogro Barba Azul, así que quizás lo primero sería recordar de qué habla este mito, porque no todo el mundo tiene por qué conocerlo. Realmente es un cuento que Charles Perrault adaptó a finales del siglo XVII y que al parecer está basado en una persona real, pero ahí no nos adentramos. En el cuento, Barba Azul es un hombre rico que se ha casado en varias ocasiones y cuyas esposas, todas ellas, han desaparecido misteriosamente. Por esta razón ninguna mujer quiere casarse de nuevo con él hasta que finalmente una accede, atraída por la vida de lujos que promete el matrimonio. A punto de realizar un viaje, Barba Azul le da todas las llaves de la casa a su nueva esposa con la prohibición de que entre en una habitación determinada. Ella, obviamente, entra, y allí encuentra un escenario dantesco lleno de sangre y de cadáveres... los de sus anteriores esposas. Resumiendo, él descubre que ha entrado, se dispone a asesinarla también, ella le pide tiempo para rezar, mientras tanto llegan sus hermanos y matan a Barba Azul. ¿Moraleja? Que no se debe transgredir lo prohibido, que la curiosidad malsana de la mujer tiene funestas consecuencias, que no se debe desobedecer al marido, etc... En realidad este cuento hace alusión a muchas mujeres de la mitología e incluso de la Biblia que acabaron mal o provocaron hechos fatidícos por no saber controlar su curiosidad. Sobre el mito de Barba Azul se podría hablar largo y tendido porque tiene mucho que rascar, pero no es el lugar ni el momento, que yo, como diría aquel, he venido a hablar de Las sangres.
Como habéis visto, en el cuento original, Barba Azul asesina a sus mujeres porque le desobedecen, porque hacen algo que explicitamente les prohíbe hacer y no son capaces de controlar su naturaleza fisgona. Resulta curioso que todas esas mujeres, aun sabiendo que las anteriores habían desaparecido misteriosamente, siguieran casándose con él, por muy rico que fuese... que se casasen con él sabiendo que era un asesino. Es, cuando menos, extraño, ¿no? Pues de ahí tiró Audreé Wilhelmy para escribir Las sangres. ¿Y si esas mujeres hubiesen decidido casarse con él precisamente porque sabían cuál sería su final? ¿Y si algunas de esas mujeres, por diversas y muy distintas circunstancias, buscaran la muerte, y por ello deciden casarse con Féléor? ¿Y si en esta historia son las mujeres las que deciden su destino y son ellas las que deciden morir? ¿Y si son ellas las que le piden que las mate, las que imponen su deseo?
Imagino que a estas alturas estaréis entendiendo el motivo por el cual esta novela puede resultar controvertida. Aun así, el mensaje está claro: estas mujeres tienen libertad de elección, ellas deciden su destino, y de hecho lo imponen, a veces incluso en contra del deseo del propio asesino. No son víctimas y no nos piden que estemos de acuerdo con ellas, solo nos cuentan lo que les ha llevado a la situación en la que están y a desear lo que desean. Nadie juega con ellas, ellas mismas forman parte del juego voluntariamente. Y cuando Féléor les pide que escriban sus experiencias, que pongan por escrito sus pensamientos, ellas leen lo que han escrito sus anteriores esposas y saben que lo que ellas escriban también será leído por sus sucesoras en la vida y la cama de su marido. Todas quieren su parte de protagonismo en la historia, diferenciarse de las que estuvieron antes y de las que vendrán después.
La estructura que escoge la autora es la misma para todas las mujeres, y aun así completamente distinta para todas ellas, porque consigue contar una historia completamente diferente para cada una de estas mujeres y darles una voz única. Primero Féléor nos ofrece una breve descripción de la mujer en cuestión, después asistimos a la lectura del diario (que obviamente llega un punto que se interrumpe a causa de su muerte), y, una vez muertas, es Féléor quien toma de nuevo la palabra y narra su punto de vista sobre algunas de las cosas que ellas han contado, lo que sentía por ellas y el modo en que las mató. Mercredi, Constance, Abigaëlle, Frida, Phélie, Lottä y Marie cobran vida a través de las páginas para narrarnos sus miedos, sus infancias, sus deseos, sus anhelos y sus secretos más íntimos... Sus relatos, sus historias, navegan entre la crueldad, el dolor, el erotismo y las pasiones más oscuras y recónditas. Algunas escenas son macabras, otras descaradas. Algunas resultan cautivadoras en su atrocidad, otras son desasosegantes en su libertinaje. La soltura de la autora escribiendo se transmite a sus personajes y su forma de revelarse ante el lector.
Y aquí llega el momento en que necesito dar en la clave de lo que pretende contar este libro. La autora lo escribió cuando apenas tenía 26 años y fue su tesis de fin de carrera (lo cual, sinceramente, no deja de ser sorprendente tras leerlo. La calidad del texto va mucho más allá de una tesis). Es decir, que Las sangres fue escrito hace ya siete años, y en su momento, Wilhelmy pretendía explorar de un manera estética y creativa la sexualidad femenina y sumergirse en los impulsos sórdidos y primitivos de estas mujeres, adentrándose en estos territorios tan inexplorados como inabarcables sin moralinas ni sentencias. Deja mucho margen a la interpretación, la opinión, el debate y sí, también busca la controversia, pero como punto de partida para la reflexión y el análisis sobre esos mismos impulsos. Esta lectura está definida como feminista, pero ni me gustan las etiquetas ni creo que todo el mundo esté de acuerdo con esta en concreto tras leer el libro y, redundando, creo que de eso se trata.
Por eso, y dependiendo de quien lo lea, la disposición con que lo haga y su modo de afrontar la lectura, creo que puede provocar reacciones muy diferentes y controvertidas. En lo que respecta a estas siete mujeres, donde unos vean libertad y libre albedrío para vivir su vida junto a Féléor, decidir su propia forma de morir y el modo en que serán recordadas, otros verán sumisión y anulación al desear su propia muerte a manos de este hombre y ser testigos de cómo a veces compiten entre ellas en este aspecto, a pesar de que en todo momento queda claro que lo que ocurre siempre ocurre con su consentimiento y es buscado y deseado. Es la intención de Wilhelmy, busca el debate; no es una lectura fácil y tiene tantas aristas e interpretaciones como lectores se dispongan a leerla. Aun así, sinceramente creo que, a pesar de que quiere que el lector trabaje con las posibles interpretaciones, la suya está muy clara: en esta novela priman la elección libre de estas mujeres y sus voluntades, le gusten o no esas decisiones y esas voluntades al lector, esté de acuerdo con ellas o no lo esté.
Y si todo esto no fuese suficiente, está la pluma de la autora, de la que os he ido dando pinceladas a lo largo de toda la reseña. Escribe muy bien, elegante sin ninguna pedantería, directa como un aguijón cuando la escena lo necesita y seductora cuando conviene. Lo mismo te narra la recreación de uno de los asesinatos de un modo que te hace removerte en el asiento que se adentra en el erotismo entendido de maneras tan diferentes como distintas son las mujeres que comparten cama con este particular Barba Azul. Es temeraria y atrevida, pero de una manera refinada y pulcra. Y merece mucho la pena leerla y descubrirla.
Me releo y sigo sin saber si transmito lo que quiero transmitir. De hecho lo recomiendo sin atreverme a recomendarlo. A mí me ha encantado, pero si no os gusta saliros de vuestra zona de confort, quizás no sea una buena elección. Si os gusta adentraros en lecturas diferentes, en lecturas que no rezumen sensaciones a "esto ya lo he leído antes", que os haga revolveros mientras os debatís internamente sobre si estáis de acuerdo o no con lo que estáis leyendo y que pasado un tiempo sigáis teniéndolo presente... entonces creo que debéis darle una oportunidad. En esta revisión del cuento de Barba Azul no hay moraleja ni interpretaciones obvias, solo interrogantes oscuros y senderos ambiguos por los que transitar mientras estas mujeres se desnudan ante el lector en varios sentidos, los cadáveres se acumulan y Féléor se va convirtiendo en el mito que ha llegado a ser.
Hola MH,
ResponderEliminarJusto ayer lo acabé... lo leí de una sentada, comencé a leer el primer diario y ya no pude dejar de leer... es hipnótica, cautivadora....
Cuando vi tu recomendación en Instagram, sólo con saber que tenía que ver con Barba Azul, lo compré inmediatamente... es un cuento con mucha simbología que atañe a lo femenino... Igualmente lo que comentas sobre la moraleja, "Que no se debe transgredir lo prohibido, que la curiosidad malsana de la mujer tiene funestas consecuencias, que no se debe desobedecer al marido, etc...", en el libro de Mujeres que corren con los lobos, la psicoanalista Clarissa Pinkola, discípula de Carl Jung, lo analiza de diferente manera...
A mí me ha encantado, y ese es el problema... es decir, ayer cuando cerré el libro, pensé ¿me tengo que preocupar que un libro de estas características me haya gustado? Porque hay escenas que tiran para atrás...eh? Eso sí, todo de forma muy elegante y exquisita...
Y sí... es un libro para recomendar, pero no a todo el mundo... El formato elegido por al autora es ideal...
Y ya solo me queda agradecer el descubrimiento!! ;)
No se, a mi lado oscuro le llama el libro, al más convencional no, así que si debo leerlo se cruzará en mi camino, de todas formas daros las gracias por las propuestas tan interesantes que traéis. Besinos.
ResponderEliminarA pesar de tu recomendación, creo que no es un libro para mí,no lo disfrutaría mucho.
ResponderEliminarBesos
Me ha parecido super original, además la historia de Barbazul era de mis favoritas de pequeña. Me encantaba y me daba miedo a la vez jaja, necesito este libro ya!
ResponderEliminarUn beso!
Hola guapa, la verdad es que me picas la curiosidad... y después de leer el comentario de Ana B. me da miedieto que me guste y me tenga que plantear, como ella, si no estamos un poco mal de la cabeza por gustarnos un libro así...
ResponderEliminarLo tendré que madurar.
Un besazo
Yo desconocía la historia de Barba Azul y eso que es un clásico que más o menos todo el mundo conoce, pero la historia en sí misma se me escapaba. Así que esta vuelta de tuerca, dando una visión en la que es la mujer es quien decide, me parece muy atractiva. No sé si será para mí o no, pero tu reseña me ha hecho la boca agua y creo que merece mucho la pena probar ;)
ResponderEliminarBesitos
Buenaas! No conocía este libro pero gracias por la reseña <3
ResponderEliminarMe parece una propuesta muy interesante, y que me gustaría descubrir, así que voy a llevármelo para tenerlo presente para más adelante, no vaya a ser que entre tanta lectura se me extravíe ;D
ResponderEliminarBesos
No decías que no sabrías si serías capaz de escribir una reseña en condiciones? Pues a mí me parece magnífica y desde luego me han entrado unas ganas tremendas de acercarme a esta lectura.
ResponderEliminarUn beso
Pues a pesar de tu recomendación sin recomendar no me lo llevo, no me atrae lo suficiente.
ResponderEliminarBesos.
Ya hacía tiempo que no dudabas de tu talento para las reseñas pero mira, sigue acompañándote.
ResponderEliminarEl libro es que es muy raro, hija, es lo que tiene pero se ve lo que es. De los que se arriesga y asume las consecuencias, coge la idea y la propuesta y la lleva hasta el final, con todo y ahí es donde se arriesga a no gustar a todo el mundo y eso es lo más guay de todo. Lo que pasa es que a mí no me acaba de convencer la trama en sí aunque me gusta mucho para cuando tengo esas épocas en las que me parece que no hay nada nuevo y siempre estamos leyendo lo mismo.
Eso sí, lo tengo que decir, la portada no me gusta un pelo.
Besos
Si si si, con novelas así me salgo de mi zona de confort y hasta del país si es necesario ¡Lo has vuelto a hacer, ya me has liado! es rara de narices (iba a poner otra parte del cuerpo, pero me he relajado al final, jajaja) pero entre rarunas nos entendemos a la perfección, jajaja.
ResponderEliminarYo me juno, pero chica, para cuando vengan tiempos mejores, me lo llevo.
Besitos mi querida Miss Hurst.
Es que estos libros son difíciles de recomendar. A mí me ha llamado mucho la atención, así que si se cruza, va a caer seguro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Creo que no voy a seguir leyendo vuestras recomendaciones porque echáis por tierra mi intento de lista de futuras lecturas... creo que puedo decir sin equivocarme que este libro es de esos con los que me gusta enfrentarme... :)
ResponderEliminarA ver, mi lista con este blog no para de aumentar. Me encantan los libros que cuentan cosas "que no he leido antes" y me fio de vueltro criterio. Me lo apunto.
ResponderEliminarBesotes!
ME resulta muy original a la par que poco atractivo para mí. Sé que no iba a ser para mí, así que esta vez no arriesgo.
ResponderEliminarBesos.
Pues gracias por darnos a conocer libros tan curiosos. Has conseguido llamar mi atención, pero no sé si lo suficiente. Como dices, una obra de lo más peculiar. Lo pensaré ;)
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