Título original: Amy Foster
Autor: Joseph Conrad
Editorial: Alba
Traducción: Marta Salís
Páginas: 91
Fecha publicación original: 1901
Fecha esta edición: mayo 2011
Fecha esta edición: mayo 2011
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 9 euros Imagen de cubierta: Detalle de Un barco en un mar con tormenta (Gustave Doré, 1876)
Esta peculiar historia de un
naufragio se desarrolla no en una isla desierta o en una tierra de
salvajes, sino en las civilizadas costas de Inglaterra, donde sin
embargo el naúfrago es recibido con una tremenda hostilidad y debe
padecer los más tristes efectos del «miedo a lo incomprensible», que
troca incluso el amor en desolación.
En 1997 fue adaptada al cine con el título de El hombre que vino del mar.
En 1997 fue adaptada al cine con el título de El hombre que vino del mar.
La editorial Alba tiene varias colecciones que reúnen joyas de muy diferentes tipos, y una de esas colecciones, quizás de las menos conocidas, es Alba Brevis, dentro de la que, salvo en contadísimas ocasiones, publican clásicos de menos de cien páginas (aunque hace ya unos años que no sacan nada en esta colección y aparentemente está abandonada o en stand-by). Amy Foster, del escritor polaco nacionalizado británico Joseph Conrad, es uno de esos Brevis.
La acción está ambientada en una pequeña localidad de la costa de Inglaterra en los mismísimos albores del siglo XX; en ella aparece de la nada un hombre con ropas extrañas y aspecto de extranjero, que no habla ni una sola palabra de inglés... y solo por este motivo, porque los ignorantes aldeanos ni comprenden a ese hombre ni consideran normal su apariencia, lo encierran en una pocilga hasta saber qué hacer con él. Este hombre, desorientado, confuso, que no entiende nada de lo que le dicen, no sabe en qué parte del mundo está y se ve de la noche a la mañana encerrado sin saber el motivo, solo recibe un gesto amable: el de Amy Foster. A partir de ese momento, y que nadie se lleve a error, comienza en apariencia una atípica historia de amor que no es en absoluto lo que realmente nos quiere contar el autor. Los intereses de Conrad iban por otros derroteros.
Nuestro narrador nos cuenta la historia que en su día le contó cierto doctor, así que tenemos algo así como dos narradores, aunque el que nos interesa es el segundo, ese médico que relata la llegada de Yanko al pequeño pueblo en el que vive Amy Foster. Desde el comienzo de la narración se advierte de que estamos ante unos hechos desgraciados y no se adivina un final feliz, y aquí reincido en lo que comentaba arriba. Puede dar la sensación de que esta novela va sobre la historia de amor de Yanko y Amy, y esa historia está, aunque sin grandes aspavientos y despachada sin romanticismo alguno, porque solo es el motor que usa Conrad para apuntalar la intención real de la trama.
¿Y cuál es esa intención real? Denunciar la ignorancia, la incomprensión y la intolerancia hacia los inmigrantes, lleguen de la parte del mundo que lleguen. Lo cierto es que Conrad tira en esta novela de biografía personal, pues él mismo fue marino e inmigrante, como lo es nuestro protagonista, Yanko. Conrad mete a Yanko en un barco con destino a América huyendo de la pobreza de su tierra natal en los Cárpatos; le hace naufragar no en cualquier parte alejada de la mano de Dios, sino en las mismísimas costas de la educada, civilizada y avanzada Inglaterra victoriana; y allí le hace enfrentarse a la hostilidad, ignorancia y recelo de unos lugareños supersticiosos de miras cortas y desconfianzas largas que demonizan lo que no comprenden y tratan a este extranjero como si fuese el mismísimo diablo.
Yanko está solo, se siente aislado y acosado, le tratan como a un loco, no es capaz de comunicarse, le embarga la nostalgia, es dolorosamente consciente de que su carácter, sus costumbres y su forma de ver la vida son totalmente opuestos a los de la gente que le rodea... y aun así intenta ser siempre él mismo, adaptarse a su entorno sin perder su propia identidad, aprender el idioma para no seguir aislado y convivir de la mejor manera posible con sus vecinos. Solo tiene dos aliados de su parte: el viejo señor Swaffer, un respetado lugareño que ofrece techo y comida a Yanko a cambio de que le ayude en las tareas diarias, y Amy Foster, que con el simple gesto de ofrecerle algo de pan cuando al inicio le tienen encerrado como a un animal, consigue que tenga una meta en su nueva vida: la de integrarse entre sus nuevos vecinos, cortejarla y casarse con ella. Amy Foster también está enamorada hasta las trancas de Yanko y desafía a todo y a todos por su amor, pero es digna hija de su tierra y de sus gentes, y la cabra siempre tira al monte. Y hasta aquí puedo contar.
En apenas ochenta páginas, Conrad arma una historia completa que merece mucho la pena leer. El lenguaje, aunque sobre todo al principio se detiene en descripciones, no es nada recargado ni pesado, y narra una historia, la del pobre y apuesto Yanko, que se te queda rondando en la cabeza. Me gustaría ahondar más en algunas cosas, pero no puedo contar mucho más dado lo exiguo de las páginas; aun así creo que con lo que os comento os podéis hacer una idea. De hecho me sorprende que la propia sinopsis oficial de la editorial reviente el final del libro sin despeinarse (arriba os he borrado toda esa parte, claro, y quien compre el libro no debería leer la contraportada). De esta nouvelle hay que saber de lo que va, hay que conocer el contexto y hay que entender lo que quería contar Conrad, pero el resto hay que leerlo lo más in albis posible.
Veréis por la sinopsis que hay una adaptación cinematográfica... solo puedo deciros que como peli romántica de un amor incomprendido contra mil impedimentos y tal es muy bonita, pero que la esencia del libro no está por ninguna parte. Cogieron la historia de amor (que en el libro carece por completo de romanticismo y solo es una excusa) y se olvidaron de todo lo demás. Y lo dejo aquí, que estoy decidida a que esta reseña sea más corta de lo habitual.
La acción está ambientada en una pequeña localidad de la costa de Inglaterra en los mismísimos albores del siglo XX; en ella aparece de la nada un hombre con ropas extrañas y aspecto de extranjero, que no habla ni una sola palabra de inglés... y solo por este motivo, porque los ignorantes aldeanos ni comprenden a ese hombre ni consideran normal su apariencia, lo encierran en una pocilga hasta saber qué hacer con él. Este hombre, desorientado, confuso, que no entiende nada de lo que le dicen, no sabe en qué parte del mundo está y se ve de la noche a la mañana encerrado sin saber el motivo, solo recibe un gesto amable: el de Amy Foster. A partir de ese momento, y que nadie se lleve a error, comienza en apariencia una atípica historia de amor que no es en absoluto lo que realmente nos quiere contar el autor. Los intereses de Conrad iban por otros derroteros.
Basta mirar esas manos enrojecidas al final de unos brazos tan cortos, y esos ojos castaños, saltones y poco despiertos, para comprender la inactividad de su cerebro... una inactividad que cualquiera habría creído a salvo de todas las sorpresas de la imaginación. Pero ¿quién está a salvo de ellas? En cualquier caso, ahí donde la ves, tuvo suficiente imaginación para enamorarse.Esta es la definición de Amy Foster, y os la enseño porque es tan rotunda que, leída nada más comenzar la narración, nos deja clara una cosa: esta novela lleva su nombre pero ella no es la protagonista ni la heroína de esta historia. Solo es el detonante de todo lo bueno y lo malo que ocurre en ella, porque quien realmente debe importarnos es ese hombre extranjero que aparece un día en el valle: Yanko... el atractivo, apuesto y enigmático Yanko.
Nuestro narrador nos cuenta la historia que en su día le contó cierto doctor, así que tenemos algo así como dos narradores, aunque el que nos interesa es el segundo, ese médico que relata la llegada de Yanko al pequeño pueblo en el que vive Amy Foster. Desde el comienzo de la narración se advierte de que estamos ante unos hechos desgraciados y no se adivina un final feliz, y aquí reincido en lo que comentaba arriba. Puede dar la sensación de que esta novela va sobre la historia de amor de Yanko y Amy, y esa historia está, aunque sin grandes aspavientos y despachada sin romanticismo alguno, porque solo es el motor que usa Conrad para apuntalar la intención real de la trama.
¿Y cuál es esa intención real? Denunciar la ignorancia, la incomprensión y la intolerancia hacia los inmigrantes, lleguen de la parte del mundo que lleguen. Lo cierto es que Conrad tira en esta novela de biografía personal, pues él mismo fue marino e inmigrante, como lo es nuestro protagonista, Yanko. Conrad mete a Yanko en un barco con destino a América huyendo de la pobreza de su tierra natal en los Cárpatos; le hace naufragar no en cualquier parte alejada de la mano de Dios, sino en las mismísimas costas de la educada, civilizada y avanzada Inglaterra victoriana; y allí le hace enfrentarse a la hostilidad, ignorancia y recelo de unos lugareños supersticiosos de miras cortas y desconfianzas largas que demonizan lo que no comprenden y tratan a este extranjero como si fuese el mismísimo diablo.
Yanko está solo, se siente aislado y acosado, le tratan como a un loco, no es capaz de comunicarse, le embarga la nostalgia, es dolorosamente consciente de que su carácter, sus costumbres y su forma de ver la vida son totalmente opuestos a los de la gente que le rodea... y aun así intenta ser siempre él mismo, adaptarse a su entorno sin perder su propia identidad, aprender el idioma para no seguir aislado y convivir de la mejor manera posible con sus vecinos. Solo tiene dos aliados de su parte: el viejo señor Swaffer, un respetado lugareño que ofrece techo y comida a Yanko a cambio de que le ayude en las tareas diarias, y Amy Foster, que con el simple gesto de ofrecerle algo de pan cuando al inicio le tienen encerrado como a un animal, consigue que tenga una meta en su nueva vida: la de integrarse entre sus nuevos vecinos, cortejarla y casarse con ella. Amy Foster también está enamorada hasta las trancas de Yanko y desafía a todo y a todos por su amor, pero es digna hija de su tierra y de sus gentes, y la cabra siempre tira al monte. Y hasta aquí puedo contar.
En apenas ochenta páginas, Conrad arma una historia completa que merece mucho la pena leer. El lenguaje, aunque sobre todo al principio se detiene en descripciones, no es nada recargado ni pesado, y narra una historia, la del pobre y apuesto Yanko, que se te queda rondando en la cabeza. Me gustaría ahondar más en algunas cosas, pero no puedo contar mucho más dado lo exiguo de las páginas; aun así creo que con lo que os comento os podéis hacer una idea. De hecho me sorprende que la propia sinopsis oficial de la editorial reviente el final del libro sin despeinarse (arriba os he borrado toda esa parte, claro, y quien compre el libro no debería leer la contraportada). De esta nouvelle hay que saber de lo que va, hay que conocer el contexto y hay que entender lo que quería contar Conrad, pero el resto hay que leerlo lo más in albis posible.
Veréis por la sinopsis que hay una adaptación cinematográfica... solo puedo deciros que como peli romántica de un amor incomprendido contra mil impedimentos y tal es muy bonita, pero que la esencia del libro no está por ninguna parte. Cogieron la historia de amor (que en el libro carece por completo de romanticismo y solo es una excusa) y se olvidaron de todo lo demás. Y lo dejo aquí, que estoy decidida a que esta reseña sea más corta de lo habitual.
Józef Teodor Konrad Korzeniowski, Joseph Conrad para el mundo
de las letras, nació en Berdiczew (Ucrania) en 1857, bajo el imperio
zarista. Sus padres, de la pequeña nobleza rural polaca, murieron cuando
era niño, en el exilio impuesto por sus actividades antirrusas, y él
quedó bajo la tutela de su tío Tadeusz Bobrowski. En 1874 cedió éste al
«quijotesco» anhelo de su sobrino de hacerse a la mar y le envió a
Marsella, donde el joven sirvió en la marina mercante francesa (a veces
embarcando mercancías clandestinas para los círculos legitimistas) antes
de unirse a un buque británico en 1878 como aprendiz. En 1886 obtuvo la
nacionalidad británica y la licencia de patrón de la marina mercante de
ese país.
Ocho años después, abandonó la vida del mar por la vida de las letras: su primera novela, La locura de Almayer, se publicó en 1895, y un año después se casaba y establecía en Kent, donde en quince años escribió -en inglés, su tercera lengua- relatos y novelas que pronto se convertirían en clásicos, como Lord Jim (1900), Juventud (1902), El corazón de las tinieblas (1902), El agente secreto (1907), Entre tierra y mar (1912), Victoria (1915), La línea de sombra (1917) y La flecha de oro (1919). En 1912 apareció su peculiar volumen de memorias, Crónica personal.
Conrad murió en Bishopsbourne (Kent) en 1924.
Ocho años después, abandonó la vida del mar por la vida de las letras: su primera novela, La locura de Almayer, se publicó en 1895, y un año después se casaba y establecía en Kent, donde en quince años escribió -en inglés, su tercera lengua- relatos y novelas que pronto se convertirían en clásicos, como Lord Jim (1900), Juventud (1902), El corazón de las tinieblas (1902), El agente secreto (1907), Entre tierra y mar (1912), Victoria (1915), La línea de sombra (1917) y La flecha de oro (1919). En 1912 apareció su peculiar volumen de memorias, Crónica personal.
Conrad murió en Bishopsbourne (Kent) en 1924.
Pues yo he visto la película y desde luego,despues de leerte,no creo wqu sea una adaptación fiel. Recuerdo la peli como una película romántica y poco mss y veo que el libro tiene mucha más sustancia.
ResponderEliminarBesos
Me gusta...
ResponderEliminarPues no me sonaba está línea de Alba editorial... qué pena que no la estén promocionando más, porque yo, por lo menos, soy muy de novela corta....
Me parece súper interesante... y que la esencia de la novela no sea una historia de amor, también me parece muy bien ;)... Ains!!las adaptaciones cinematográficas... qué peligro tienen!!!
Me la apunto. No conocía esta línea de Alba editorial, y parece que nos estamos perdiendo novelas interesantes. Besinos.
ResponderEliminarEste no lo conocía la verdad y me ha llamado la atención. La versión cinematográfica no tanto por eso del amor y tal, pero el libro si me animaría a leerlo
ResponderEliminarUn beso!
Creo que en esta ocasión pasaré de la adaptación cinematográfica y me anoto directamente el titulo y el que sea tan cortito me año ma mucho más. Besos
ResponderEliminarY encima breve, así que a pesar de mis muchos pendientes no tengo excusa para llevármela bien anotada.
ResponderEliminarBesos
Hola guapa, pues no sé, no sé... sabes que me encantan tus reseñas, que consigues que me enganche, que el libro parece interesante por eso de la incomprensión hacia los inmigrantes... peeero, no estoy segura de que me guste... lo pensaré.
ResponderEliminarUn besazo
No lo conocía yo tampoco... y la verdad es que si fuesen muchas páginas, te diría que no, pero siendo menos de cien páginas, sí me gustaría leerlo.
ResponderEliminarBesos.
Aish, cómo me gusta Conrad. Es verdad que hace tiempo que no veo novedades en el catálogo Brevis de Alba, una pena, sobre todo porque a menudo vamos justos de tiempo (sí, incluso para leer) y nos apetece novela corta o relato. Aunque me sorprende que la propia sinopsis editorial de la contraportada tenga spoilers, jajajajaja. Oído, nada de darle la vuelta al libro, ¿sabías que cuando alguien de confianza me recomienda un libro y me lo compro ni siquiera leo la contraportada hasta que lo termino? Si me lanzo, me lanzo. A ver, que me voy del tema, que sí que Yanko y la pobre feúcha Amy, que estaba tan aburrida que se enamora. Pues eso les pasa por no leer libros, que se aburren y son ignorantes, ea. Y que me lo llevo, que me gusta mucho Conrad. Besos.
ResponderEliminarDonde esté el libro que se aparte su versión cinematográfica, pero además en este caso con más razon por lo que dices. Nada, me voy directa a por esta joya de Alba. Besos
ResponderEliminarNo tenía ni idea de esta colección de Brevis y mira que me gusta a mi una historia corta! Esta historia no la conocía, ni la película tampoco así que uno más que me llevo a la lista ;)
ResponderEliminarBesitos
He visto la pel'icula un par de veces y creo recordar que me gutó... Conrad es de esos autores que tengo pendientísimos. Tengo que darle una oportunidad y este parece ser un buen libro.
ResponderEliminarMe suena la pelí, pero no la he visto, pero me llama más el libro, así que apuntado.
ResponderEliminarBesos
Pues no conocía ni el libro ni la peli. Y me has dejado con muchas ganas. SI además es breve, es que no tengo ni excusa.
ResponderEliminarBsotes!!!
Por todos los dioses...¡Que no veo un pijo todavía! y vosotras torturándome con novelones de alto standing...qué malas sois, pero qué malas...jajajaja.
ResponderEliminarBesitos carinyet, pedazo reseña.
Me recuerda en tipo de libro al Ethan Frome de Wharton, por lo intenso que creo que va a ser y me gusta mogollón y me gusta más todavía que no nos hayas destripado el final y nos avises, cómo nos cuidas. Me lo apunto.
ResponderEliminarBesos
PD debo mail
Tiene que ser difícil hacer una sinopsis, parece difícil contar la esencia de la historia sin contar más de la cuenta u otra historia como a veces ocurre. Estaré pendiente de esta novela y de esta editorial. Saludos.
ResponderEliminarVaya edición más chula. Tomo nota sin dudar. Un besote.
ResponderEliminarUna de las cosas que me encanta de este blog es la cantidad de "clásicos" que traeis y lo pongo en comillas porque son libros a la orden del día. Me apunto esta novela ya que me quiero estrenar pronto con el autor.
ResponderEliminarBesotes!