Título original: Il nuovo venuto
Autor: Marco Vichi
Editorial: Duomo
Traducción: Cristina Zelich González
Páginas: 448
Fecha publicación original: 2004
Fecha esta edición: junio 2018
Fecha esta edición: junio 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18,50 euros Ilustración de cubierta: Giancarlo Caligaris
OTROS LIBROS RESEÑADOS DE LA SERIE DEL COMISARIO BORDELLI:
Florencia, diciembre de 1965. Se descubre el cadáver de un hombre con
unas tijeras clavadas en la nuca. El muerto, el «recién llegado» como
despectivamente lo conocen sus vecinos por su procedencia, ejerce de
usurero, una profesión tan rentable como desagradable. El comisario
Bordelli, dudando entre la necesidad de hacer justicia y una profunda
hostilidad hacia la víctima, debe iniciar la investigación en base a los
pocos indicios encontrados y con una lista inacabable de enemigos.
Diotivede, el forense, ofrecerá la primera pista del rompecabezas. Y
Bordelli, ante la ausencia de su compañero sardo Piras, se enfrentará
solo a un asunto siniestro que revelará los entresijos más oscuros de la
realidad italiana.
En este tercer volumen de la saga tenemos dos asesinatos y dos escenarios diferentes, y diferentes serán durante toda la narración, pues no se entrecruzan ni convergen en ningún momento. El motivo es que, en esta historia, el tándem que suele protagonizar los libros formado por Bordelli y su subordinado Piras está separado geográficamente y cada uno se hace cargo de su propia investigación: Bordelli de manera oficial en Florencia y Piras de manera oficiosa en su hogar natal en Cerdeña, todo ello ambientado en los días previos a la Navidad de 1965.
Por tanto tenemos por un lado la narración que se sitúa en Florencia, en la que aparece asesinado en su casa "el recién llegado", sobrenombre que recibe Totuccio Badalamenti, un usurero despreciable cuya muerte es sin duda una buena noticia para la sociedad, aunque para un policía honesto y legal eso no es atenuante y debe descubrir al culpable de su asesinato. De este modo, y muy poco a poco (su estilo, ese que hace que a mucha gente estas novelas le parezcan lentas), Bordelli irá conociendo a los sospechosos, todos ellos muy jóvenes y con toda la vida por delante, pero con motivos más que justificados para poner fin a la vida de Badalamenti. Por eso le cuesta dar un paso adelante y culpabilizar y echar a perder el futuro de cualquiera de ellos... ¿puede en ocasiones justificarse un asesinato como hecho aislado y dejar que el asesino siga con su vida en libertad, una vida que, casi con toda seguridad, jamás volverá a salirse de los márgenes de la ley?
Por otro lado tenemos a Piras en Bonacardo, su pequeño pueblo natal de Cerdeña, recuperándose de las heridas sufridas durante un control policial rutinario en el que aparecieron metralletas de por medio de manera inesperada. La vida allí transcurre entre novelas de Georges Simenon, paseos para recuperar fuerzas en las piernas, noches de cartas con los amigos de la infancia y ratos tranquilos en casa y junto a sus padres ante el televisor, que permiten al lector hacerse una idea de cómo era la televisión pública italiana a mediados de los años 60. Esta parte de la narración avanza más lenta todavía si cabe, parece que no lleva a ninguna parte durante muchas páginas salvo el retrato costumbrista de la vida en la Italia profunda, pero obviamente sabes que está ahí por algo... Cuando un día aparece muerto el primo de una vecina, todo apunta a un suicidio, pero Piras es quien descubre por casualidad el cadáver y hay algo que no le cuadra en la escena de la muerte. Está de baja, no tiene ninguna jurisprudencia en esa zona, pero algo le huele mal en todo ese asunto y empieza a investigar con la ayuda y apoyo de Bordelli, con quien se comunica vía telefónica. A partir de aquí su parte de la trama coge algo más de ritmo.
Bordelli es un personaje peculiar con el que supongo que encajas y te haces adicto a sus historias, o no encajas y te aburres soberanamente ya desde el primer libro. Lo reconozco objetivamente como lectora, y entiendo que haya otros lectores a los que no les cuajen sus andanzas por Florencia. No es mi caso, imagino que resulta evidente, pero lo entiendo. ¿Por qué? Porque este comisario fiorentino es de esos personajes con pensamientos recurrentes, de esos que casi rayan en la obsesión: cada vez que coge un cigarro se acuerda de que quiere dejar de fumar; cada vez que come donde Totó se acuerda de que no debería comer tanto; cada vez que se mira a un espejo piensa que está cumpliendo años, que está solo, que se puede morir de un infarto y que no ha encontrado a la mujer adecuada; cada vez que se acuesta (o se desvela, o se despierta) se pone a recordar sus vivencias durante la Segunda Guerra Mundial... Es un buen hombre que reflexiona demasiado, su vida es un pensamiento constante y circular, y como lectores le acompañamos en todas y cada una de esas repeticiones.
A todo esto sumamos la narración del propio Vichi, que es descriptiva en grado sumo: si llega a un lugar te describe todo lo que Bordelli ve, lo que piensa sobre lo que ve, lo que le recuerda a tal o cual cosa, y si se tercia te cuenta hasta a qué huelen las nubes; cuando Bordelli se pone al volante de su Escarabajo y va de un lado a otro, te nombra cada calle o carretera que coge, si tuerce a izquierda o derecha, hacia qué calle tuerce, en qué zona está de Florencia o alrededores... el ritmo es pausado, persistente, gráfico y puntilloso. Por ejemplo. Si tiene que detener la narración para dedicar todo un capítulo a la cena de Navidad de Bordelli y sus amigos, la detiene, y encima te narra todas y cada una de las anécdotas que se cuentan en esa cena. Si decide que Bordelli le pregunte a cada uno de los personajes con los que se encuentra en la novela cómo se presentan las navidades, pues lo pregunta. A todos ellos. Otro ejemplo.
Supongo que os hacéis una idea con lo que os estoy diciendo, y aun así, a pesar de todo, adoro estos libros. Adoro el modo en que Bordelli afronta sus investigaciones, el modo en que se cuestiona a sí mismo como ser humano y su lugar en el mundo, el modo en que tiene pensamientos recurrentes porque todos los tenemos en la vida real sobre las cosas que nos angustian, y adoro el modo en que, a pesar de su soledad, ha creado una familia, esa familia que le proporcionan sus amigos, esos amigos que conocimos en el primer libro y que en este tercero siguen apareciendo como parte importante de la narración porque son parte importante de la vida de Bordelli: el Botta, ese delincuente buenazo con dotes de chef cinco estrellas; Rosa, la prostituta ingenua y retirada que parece enamorada (no tan en secreto) de Bordelli; Totó, el cocinero un tanto engreído que llena la panza del comisario día sí y día también; Dante, ese inventor solitario que conoció en su primera novela; Diotivede, el forense septuagenario que jamás sonríe y que es feliz entre los muertos... La familia postiza de Bordelli forma parte de sus historias de manera indisoluble y sin ella nada sería igual.
Bordelli es un detective diferente, el tono en que están narradas sus novelas es diferente y el modo en que afronta sus investigaciones también es diferente. Y además su autor, Marco Vichi, se obstina en esa diferencia con cada libro que escribe de su personaje estrella porque sabe que en ella radican esos detalles que pueden enganchar a esos lectores que, como yo, disfrutan de una novela negra pausada en grado sumo y casi diría que intimista y melancólica. Bordelli es un hombre que a veces puede parecer un pobre hombre pero que, al fin y al cabo, es solo un hombre normal al que le ha tocado vivir una época convulsa como la Italia de la posguerra, que vivió una guerra que se le quedó tatuada en el alma y que ve como la vida cambia, se moderniza, mientras él, a sus cincuenta y tantos años, hace lo que puede por adaptarse.
Me gustan mucho estos libros y me lo paso genial acompañando a Bordelli en ellos. Sé que la serie de este comisario italiano no es una serie para recomendar de manera generalizada, e incluso yo diría que son novelas para recomendar sobre todo a quienes no les gusta mucho la novela negra que se escribe actualmente y buscan algo del género más sosegado, reflexivo y personal, y con un tono extremadamente clásico, porque parecen escritas en la época en que están ambientadas. Quien coge un libro del comisario Bordelli se adentra en una investigación de asesinato en la misma proporción que se adentra en el mundo interior de Bordelli, y todo ello aderezado por paseos arriba y abajo por una Florencia alejada de turistas y muy próxima a sus habitantes y rutinarias vidas.
Es el tercer libro de la serie, tal y como digo arriba, y tengo el cuarto y el quinto hace años esperando en la estantería (se publicaron antes que los tres primeros... de esas cosas raras que pasan con las series en España de vez en cuando), así que en unos meses atacaré el siguiente, Muerte en Florencia:)
Marco Vichi nació en Florencia en 1957 y vive en el Chianti. Es escritor de relatos, obras de teatro y novelas, entre las que destaca la serie protagonizada por el comisario Bordelli.
Vichi imparte talleres de escritura en varias ciuades italianas y es profesor en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia.
Duomo ha publicado también las novelas Muerte en Florencia (galardonada con el premio Giorgio Scerbanenco-La Stampa 2009) y La fuerza del destino.
Si a lo que cuentas le añades el humor sarcástico de los detectives más clásicos, creo que me anotaría estas novelas para descubrir a Bordelli. No había oído hablar de ellas ni del autor así que eso me llevo conmigo.
ResponderEliminarAbrazos y buen comienzo de semana
No sé qué te comentaría en las anteriores reseñas (ahora mismo me paso a cotillearlo, jeje...) Pero me picas para intentar conocer a este Bordelli tan pausado... Lo voy a repensar...
ResponderEliminarUn besazo
No he leído nada del autor, miraré por la biblioteca, aunque tengo tantas series policíacas empezadas que no se si me animaré con esta hasta que termine alguna. Besinos.
ResponderEliminarLeí el primero de esta serie policíaca y no me entusiasmó así es que no me animé a continuar.
ResponderEliminarBesos
¡Por supuesto que voy a continuarlas! no me lo pierdo; la verdad es que no quería seguir anotando nada, pero cuando paso a tu casa es lo que hay, me llevo de todo y más 😅😅😅
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
No he leído ninguno de la serie, pero tendré que ponerle remedio, me gusta lo que cuentas.
ResponderEliminarBesos
No lo veo para mí. A ver, que esa parte costumbrista no me da miedo, es más, me gusta porque me imagino un relato bucólico, relajante incluso. Pero no me veo leyendo sobre el olor de las nubes y cuántas veces va a masticar los macarrones antes de tragárselos. Creo que no es para mí. Sé que es blasfemia lo que voy a decir pero es que me aburro con la Christie. Así que con este y sus repeticiones ya me veo echándome a dormir. Pero vaya chula que es la portada.
ResponderEliminarBesos
Buenas tardes, Inquilina:
ResponderEliminarA ver, por muy pesado y repetitivo que sea el comisario, si a ti te entusiasma prometo leerlo antes o después. Tu criterio siempre es muy acertado, y me dejo guiar por él. Además, quién no quiere pasear por Florencia, aunque no sean sus mejores zonas.
Me lo llevo, pero buscaré el primero de la saga :)
Un besote, y feliz inicio de semana!!
Pues me estás picando con esta serie... Pero al mismo tiempo la empiezo a ver muy larga. A ver si me animo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo te voy a ser muy franca...
ResponderEliminarAún estoy leyendo Anna Karénina, cuyo autor te describe hasta cómo pestañear... Y leyendo tu reseña, he tenido una especie de Deja Vu... Así que ppr ahora lo dejo pasar... Además de que no he leído ni la primera entrega, así que...
Lo único que me mola es la ambientación... Ya que en agosto me voy para Florencia, baby!!! :)
Un besazo!!
Tengo curiosidad por conocer a este personajw, a ver en qué bando encajo: si en el de los que le gustan o los que no. Besos.
ResponderEliminarA mí me pasa como a Ana, la ambientación no puede ser más maravillosa y Bordelli seguro que me cae bien...pero es que no puedo meterme en más series, y además que tenga ese regusto a novela negra clásica me da miedito. De momento los dejaré pasar ;)
ResponderEliminarbesitos
Lo leí el año pasado y me gustó mucho, era el primero que leía y me dejó con ganas de conocer más de Bordelli. Espero hacerlo pronto.
ResponderEliminarBesitos
Pinta bien, no lo voy a negar, pero solo me faltaba enredarme con más sagas.
ResponderEliminar(Cómo me gusta encontrar excusas/razones para no llevarme más libros...)
Besos.
Holas guapas,
ResponderEliminarNo conocía al autor ni este libro, me ha gustado mucho la reseña, solo hay una cosa que me echa para atrás y es que es una saga, te he leído saga no trilogía, y estoy hasta arriba de pendientes...
De todas formas lo apunto por si en algún momento de la vida saco tiempo para leerlo, que por cierto, apenas leo escritores/as italianos/as, lo he hablado con una amiga muy lectora y ambas apenas leemos nada... Otro buen motivo para hacerlo.
Mil gracias por la reseña,
Besotes.
No acaba de llamarme lo italiano... :'( Quizá algún día, si encuentro tiempo entre mis eternos pendientes (difícil que eso suceda) le dé una oportunidad, pero de momento lo dejo pasar.
ResponderEliminarNo he leído los anteriores. Por regla general huyo de las series como de la peste. Me aburre tener que esperar, aunque confieso que en alguna caigo. Besos
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