Título original: Veneno que no la mate
Autor: Juan Miguel Borrego Cortijo
Editorial: Círculo Rojo
Páginas: 104
Fecha de publicación: diciembre 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 7 euros Diseño de cubierta: @Fotolia.es
Cinco asociadas realizan actividades en el local de una asociación de
mujeres durante las tardes. Andrea, verdadero catalizador del colectivo,
simpática, decidida y organizadora; Encarna, la mayor, sencilla, vulgar
e inducida a la bebida por el maltrato; Elvira, la más joven, coladita
por su amiga Diana, una chica arrogante, egoísta, y sobre protegida por
Doña Tomasa, su señora madre, tan interesada y ambiciosa como su hija.
Un viernes, Andrea anuncia su futura boda con Alfonso, joven bien parecido y rico, antigua pareja de Diana. Perder definitivamente al exnovio adinerado, enfurece a Diana y a su madre por lo que planean impedir ese matrimonio por cualquier medio.
¿Lograrán madre e hija su propósito?
Creo que es la primera obra de teatro que traigo a Netherfield, aunque no es la primera que leo en estos tres años y medio de andadura bloguera. El año pasado mismo releí el Otelo de Shakespeare, pero fue una de las lecturas que se tuvieron que quedar sin reseña. Sí que reconozco que es la primera obra de teatro contemporánea que leo en mucho tiempo, soy más de clásicos (creo que no os descubro nada nuevo xD). En cualquier caso las oportunidades que se presentan hay que aprovecharlas y me apetecía mucho leer teatro.
Veneno que no la mate es una obra de apenas cien páginas dividida en tres actos. El escenario es siempre el mismo, el local de una asociación de barrio donde cinco mujeres se reúnen para realizar distintas actividades de la propia asociación, y que siempre suelen ser de motivo benéfico o reinvindicativo (ya sean muñequitos para asociaciones benéficas como pancartas para manifestaciones). Estas cinco mujeres son Andrea (la que realmente organiza a todo el grupo y sus actividades, y además siempre de muy buen carácter y con mucha simpatía), Encarna (que representa a la mujer de mediana edad que vive encerrada en un matrimonio infeliz con malos tratos que le hace sentirse muy poca cosa, y que mientras disculpa al marido bebe más de la cuenta), Diana (una mala pécora para lo joven que es, envidiosa, manipuladora y mimada), su amiga Elvira (chica con poquita personalidad que besa el suelo que pisa Diana y solo mira y respira a través de ella) y doña Tomasa, la madre de Diana (y de la que se podría decir que de tal palo tal astilla, solo mira por su hija caiga quien caiga). La trama recorre varias tardes en este local en el que asistiremos a la dinámica entre estas cinco mujeres y a un complot de envenenamiento casero, por así llamarlo. Porque sí, el veneno del título tiene cabida en la tranquilidad de varias tardes haciendo manualidades.
Decía hace poco mi querida Yolanda (la Trotera xD) que leer teatro escrito no tiene nada que ver con asistir a su representación sobre las tablas, y tiene toda la razón. También decía que el teatro gusta o no gusta, se siente o no se siente, y seguía teniendo razón. Mi trotera es que es muy lista :) Yo a todo eso añado que es mucho más difícil leer (y reseñar) teatro escrito que una obra visionada sobre un escenario, porque el lector tiene que poner muchísimo más de su parte: conforme va leyendo tiene que visualizar el decorado, sus entradas y salidas, las idas y venidas de los personajes, sus gestos e incluso los tonos de voz y la forma en que dicen sus frases. Diréis que eso hay que hacerlo con cada libro, y sí pero no, porque el teatro se escribe como primer medio para acceder a su destino final y real, el escenario, y no se puede leer y disfrutar plenamente si no traduces todo eso en una representación real en tu cabeza. Tienes que visualizar la obra mientras la lees, porque de otro modo te estás quedando a medio camino en la lectura.
Así que con todo esto en la cabeza nos imaginamos el escenario, que como se dice desde el principio es el local de una asociación de mujeres en un barrio cualquiera de cualquier ciudad española. Tampoco se contextualiza el año salvo que es época actual. Y ya nos metemos de lleno en la relación entre estas cinco mujeres, gracias a cuyas conversaciones y diálogos dirimimos sus propias personalidades, sus afinidades dentro del grupo y sus antipatías. Y es que se tiran de la lengua las unas a las otras para que podamos ir perfilando por dónde van los tiros y la dirección que va a tomar la trama. No siempre están las cinco en escena, entran y salen a conveniencia para que avance la intriga hasta que llega un punto en el que las malas pécoras deciden hacer de las suyas contra una de las cinco mujeres y solo nos queda averiguar cómo tienen planeado llevarlo a cabo y si consiguen su propósito.
Así pues, en el primer acto se nos presenta a las mujeres y la circunstancia que provoca la inquina de varias de esas mujeres contra una de ellas. En el segundo acto seguimos conociendo más cosas y se va urdiendo el plan para que esa mujer enferme y deje vía libre (y a lo mejor hay, quizás, quien sabe, algún testigo inesperado del plan xD). Y en el tercer acto viene el desenlace con algún que otro giro que le da vidilla al tema. Y si con lo que os estoy contando os pensáis que se trata de un drama puro, o de una historia oscura, nada más lejos de la realidad. El tono es siempre desenvuelto, con una cadencia desenfadada cuando se habla sin más propósito que el de hablar cuando se juntan varias personas, conversaciones serias cuando toca, o esa forma de hablar que tenemos todo el mundo en nuestro día a día con las personas con las que nos relacionamos normalmente (y que todos sabemos que cambia dependiendo de quienes sean esas personas). Se hacen confidencias, se gritan, se ríen, se intenta que abran los ojos las que no ven, se habla de lo humano y lo divino, y sí, entre medias hay planes chungos, pero de drama-dramón nada, ni siquiera cuando la cosa se pone seria en cuanto a intenciones, porque la propia personalidad de las cinco mujeres lo impide.
Veneno que no la mate es una tragicomedia fresca con los dos pies totalmente asentados en la realidad que nos rodea y el desparpajo espontáneo de las relaciones sociales del día a día entre un grupo de cinco amigas muy diferentes entre sí que se preocupan las unas por las otras en algunos casos, o se envidian en otros, pero que sobre todo desprenden realismo y honestidad con un punto emotivo, simpático, ingenuo o mezquino (dependiendo de cada caso), porque aquí, venenos aparte, lo que importa es la relación entre ellas, la amistad que las une y las diferencias que las hacen más fuertes. Y sí, aunque se llevan algunos sustos, de algún modo sabes que todo tiene que acabar bien :)
Veneno que no la mate es una obra de apenas cien páginas dividida en tres actos. El escenario es siempre el mismo, el local de una asociación de barrio donde cinco mujeres se reúnen para realizar distintas actividades de la propia asociación, y que siempre suelen ser de motivo benéfico o reinvindicativo (ya sean muñequitos para asociaciones benéficas como pancartas para manifestaciones). Estas cinco mujeres son Andrea (la que realmente organiza a todo el grupo y sus actividades, y además siempre de muy buen carácter y con mucha simpatía), Encarna (que representa a la mujer de mediana edad que vive encerrada en un matrimonio infeliz con malos tratos que le hace sentirse muy poca cosa, y que mientras disculpa al marido bebe más de la cuenta), Diana (una mala pécora para lo joven que es, envidiosa, manipuladora y mimada), su amiga Elvira (chica con poquita personalidad que besa el suelo que pisa Diana y solo mira y respira a través de ella) y doña Tomasa, la madre de Diana (y de la que se podría decir que de tal palo tal astilla, solo mira por su hija caiga quien caiga). La trama recorre varias tardes en este local en el que asistiremos a la dinámica entre estas cinco mujeres y a un complot de envenenamiento casero, por así llamarlo. Porque sí, el veneno del título tiene cabida en la tranquilidad de varias tardes haciendo manualidades.
Decía hace poco mi querida Yolanda (la Trotera xD) que leer teatro escrito no tiene nada que ver con asistir a su representación sobre las tablas, y tiene toda la razón. También decía que el teatro gusta o no gusta, se siente o no se siente, y seguía teniendo razón. Mi trotera es que es muy lista :) Yo a todo eso añado que es mucho más difícil leer (y reseñar) teatro escrito que una obra visionada sobre un escenario, porque el lector tiene que poner muchísimo más de su parte: conforme va leyendo tiene que visualizar el decorado, sus entradas y salidas, las idas y venidas de los personajes, sus gestos e incluso los tonos de voz y la forma en que dicen sus frases. Diréis que eso hay que hacerlo con cada libro, y sí pero no, porque el teatro se escribe como primer medio para acceder a su destino final y real, el escenario, y no se puede leer y disfrutar plenamente si no traduces todo eso en una representación real en tu cabeza. Tienes que visualizar la obra mientras la lees, porque de otro modo te estás quedando a medio camino en la lectura.
Así que con todo esto en la cabeza nos imaginamos el escenario, que como se dice desde el principio es el local de una asociación de mujeres en un barrio cualquiera de cualquier ciudad española. Tampoco se contextualiza el año salvo que es época actual. Y ya nos metemos de lleno en la relación entre estas cinco mujeres, gracias a cuyas conversaciones y diálogos dirimimos sus propias personalidades, sus afinidades dentro del grupo y sus antipatías. Y es que se tiran de la lengua las unas a las otras para que podamos ir perfilando por dónde van los tiros y la dirección que va a tomar la trama. No siempre están las cinco en escena, entran y salen a conveniencia para que avance la intriga hasta que llega un punto en el que las malas pécoras deciden hacer de las suyas contra una de las cinco mujeres y solo nos queda averiguar cómo tienen planeado llevarlo a cabo y si consiguen su propósito.
Así pues, en el primer acto se nos presenta a las mujeres y la circunstancia que provoca la inquina de varias de esas mujeres contra una de ellas. En el segundo acto seguimos conociendo más cosas y se va urdiendo el plan para que esa mujer enferme y deje vía libre (y a lo mejor hay, quizás, quien sabe, algún testigo inesperado del plan xD). Y en el tercer acto viene el desenlace con algún que otro giro que le da vidilla al tema. Y si con lo que os estoy contando os pensáis que se trata de un drama puro, o de una historia oscura, nada más lejos de la realidad. El tono es siempre desenvuelto, con una cadencia desenfadada cuando se habla sin más propósito que el de hablar cuando se juntan varias personas, conversaciones serias cuando toca, o esa forma de hablar que tenemos todo el mundo en nuestro día a día con las personas con las que nos relacionamos normalmente (y que todos sabemos que cambia dependiendo de quienes sean esas personas). Se hacen confidencias, se gritan, se ríen, se intenta que abran los ojos las que no ven, se habla de lo humano y lo divino, y sí, entre medias hay planes chungos, pero de drama-dramón nada, ni siquiera cuando la cosa se pone seria en cuanto a intenciones, porque la propia personalidad de las cinco mujeres lo impide.
Veneno que no la mate es una tragicomedia fresca con los dos pies totalmente asentados en la realidad que nos rodea y el desparpajo espontáneo de las relaciones sociales del día a día entre un grupo de cinco amigas muy diferentes entre sí que se preocupan las unas por las otras en algunos casos, o se envidian en otros, pero que sobre todo desprenden realismo y honestidad con un punto emotivo, simpático, ingenuo o mezquino (dependiendo de cada caso), porque aquí, venenos aparte, lo que importa es la relación entre ellas, la amistad que las une y las diferencias que las hacen más fuertes. Y sí, aunque se llevan algunos sustos, de algún modo sabes que todo tiene que acabar bien :)
Juan Miguel Borrego Cortijo, de Villamartín, Cádiz, ejerció la profesión de docente de Educación Primaria durante treinta y cinco años en pueblos de la Provincia de Barcelona y de Cádiz. Fundó talleres de teatro con sus respectivos grupos de alumnado desde 1973 hasta su jubilación en 2007. Cofundador, actor y director del colectivo teatral de su localidad, Teatro Popular Juan Calvillo, desde su fundación en 1991 hasta la actualidad. Así mismo, fundó en su localidad el grupo juvenil ARLEQUÍN en 1992 y lo dirigió hasta 1999. En varias épocas ha sido director del taller de teatro LASTIGI, de Zahara de la Sierra, (Cádiz) y desde su creación en 1996, del Taller de Teatro EL CAMINO, de Villamartín, que aún dirige.
En su faceta de escritor teatral cuenta con varios títulos de pieza infantiles, comedias de enredo y comedias dramáticas así como de numerosas adaptaciones.
Piezas infantiles: El dragón hambriento, estrena da en mayo de 2008 – La Princesa y el regalo, estrenada en mayo de 2012 – Jaimitadas, estrenada en mayo de 2014 – El Rey Oroko no tiene coco
Comedias dramáticas: Veneno que no la mate – Necesita mejorar – Que sepas lo que hicimos el último verano.
Comedia de enredo: Con celos y a lo loco – Solo para la cena Piezas breves sobre la violencia de género y la igualdad: ¡Cállate, cállate! – ¡A la policía no! – Se acabaron los problemas – El décimo fatídico – ¿Un mundo al revés?
Otras piezas breves: Escuela de brujas – Cariño, ¿nos divorciamos? – La maleta roja – En principio sí.
Hola guapa, pues a mí me gusta el teatro, pero me pasa como a ti, soy más de teatro antiguo... y sí, estoy contigo en que es más dificil leerlo que las novelas que te contextualizan la historia... No sé si me pondré con este, lo tendré que pensar...
ResponderEliminarUn besazo
Curiosamente creo que la única novela de teatro que he leído ya de adulta (no contamos lecturas obligadas del colegio, que no eran pocas) fue El abuelo, de gran Benito Pérez Galdós, obra a la que le tengo un cariño especial... ahora, no sé yo si me encontraría cómoda en una obra contemporánea... no sé. Todo es ponerse
ResponderEliminarNo conocía esta obra ni el autor porque como tu soy más de teatro clásico. Me la apunto y más adelante la miraré en la biblioteca. Besinos.
ResponderEliminarNo suelo leer teatro, y no creo que ahora mismo sea mi mejor opción.
ResponderEliminarUn beso ;)
No sé si es para mí, pero desde luego es una propuesta diferente y que estoy segura te hace pasar un buen rato ;)
ResponderEliminarbesitos
Con esta la que se escapa soy yo. Es que no le veo el qué. De teatro además poquísimo, alguna de Shakespeare y poco más. Y siempre ando diciendo que voy a leer a Tennessee Williams porque me chiflan las pelis que le han hecho y ni por esas.
ResponderEliminarAsí que estas cinco mujeres la verdad es que no me.llaman lo suficiente. Dramón dramón no será pero a quien le toque el veneno ya me dirás tú.
Y no es lo mismo, en la novela no tienes que imaginar tanto porque conoces a los personajes y ya sale solo todo lo demás.
Y sí, la trotera es muy lista pero no se lo digas que se nos engruda, jajaja.
Besos
hola! visita agradables si las hay es pasar a saludaros y llevarnos reseña!
ResponderEliminarMe gusta el teatro y no he leído mucho teatro, soy de verlo, pero podría darle una oportunidad.
ResponderEliminarBesos
Cómo sabes que me ibas a encandilar, el género me encanta y con lo de Tragicomedia ya me has atrapado 😆
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Hola,
ResponderEliminarno suelo leer teatro aunque sí que he leído algo de Shakespeare en inglés; no creo que me anime aunque sé que debería darle una oportunidad al género.
Un beso
¡Que propuesta tan original traes hoy!
ResponderEliminarSegún leía la sinopsis estaba pensando en lo poco que te pegaba esta lectura, luego he leído que nunca sueles leer teatro contemporáneo...:) El tema parece muy divertido, no creo que lo lea, pero sí iría a ver la representación. Me quedo con el título por si se presenta la ocasión.
Un abrazo, Inquilina, y muchas gracias por sorprendernos siempre con reseñas frescas y novedosas!!
Leo muy poco teatro, algún que otro clásico y poco más. Por supuesto, me gusta más verlo y disfrutarlo en directo. Esta obra que reseñas, sin embargo, resulta atractiva, y se agradece que esté asentada en la realidad que nos rodea, como comentas en el último párrafo. Besos.
ResponderEliminarMmmm, no sé si llegaría a gustarme. Nunca leí algo parecido. Aunque bueno, supongo que todo es probar. Me alegro que lo disfrutaras.
ResponderEliminarUn beso ;)
Sí, creo que hoy en día se lee poco teatro, y por el precio, se va poco al teatro. En principio no me animo, soy más de verlo que leerlo, y además, la trama no termina de llamarme.
ResponderEliminarUn saludo teatral,
Laura.