Título original: Nachts unter der steirnernen Brücke
Autor: Leo Perutz
Editorial: Libros del Asteroide
Traducción: Cristina García Ohlrich
Páginas: 288
Fecha publicación original: 1953
Fecha esta edición: 2016
Fecha esta edición: 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18,95 euros Ilustración de cubierta: Puente Carlos, Praga (grabado de 1875)
Historia de historias, relato de relatos ambientado en la Praga del siglo XVI, De noche, bajo el puente de piedra
nos habla del emperador Rodolfo II, rey de Bohemia y emperador del
Sacro Imperio, amante de las artes, manirroto y paranoico; del gran
rabino Loew, místico y vidente; y del riquísimo judío Mordejai Meisl y
su bella esposa Esther, eslabón entre la corte y el gueto.
El depositario de todos estos relatos es Jakob Meisl, un misterioso estudiante de medicina de Praga dispuesto a demostrarnos que «los profesores de historia que enseñan en los colegios y los señores que escriben los libros de historia no saben ni entienden nada», que el relato histórico suele olvidar la parte humana y mágica de nuestra existencia y que la verdadera literatura es, gran parte de las veces, mucho más real que la propia historia.
Publicada por primera vez en 1953, poco antes de la muerte de su autor, De noche, bajo el puente de piedra está considerada unánimemente como la obra maestra de Leo Perutz –uno de los grandes narradores del siglo XX, admirado por escritores tan dispares como Graham Greene, Ian Fleming o Jorge Luis Borges– y como una de las mejores novelas históricas de la literatura universal.
El depositario de todos estos relatos es Jakob Meisl, un misterioso estudiante de medicina de Praga dispuesto a demostrarnos que «los profesores de historia que enseñan en los colegios y los señores que escriben los libros de historia no saben ni entienden nada», que el relato histórico suele olvidar la parte humana y mágica de nuestra existencia y que la verdadera literatura es, gran parte de las veces, mucho más real que la propia historia.
Publicada por primera vez en 1953, poco antes de la muerte de su autor, De noche, bajo el puente de piedra está considerada unánimemente como la obra maestra de Leo Perutz –uno de los grandes narradores del siglo XX, admirado por escritores tan dispares como Graham Greene, Ian Fleming o Jorge Luis Borges– y como una de las mejores novelas históricas de la literatura universal.
Admito que antes de leer De noche, bajo el puente de piedra, Leo Perutz era un auténtico desconocido para mí. Lo que realmente me había acercado a esta lectura era su condición de clásico ambientado en la Praga de los siglos XVI y XVII (ciudad en la que ya he estado varias veces y a la que volveré siempre que se me presente la oportunidad porque me encanta). Ni siquiera conocía la manera en que estaba estructurada la obra, que yo anticipaba más tradicional de lo que realmente es. En pocas palabras, una lectura de esas que se emprenden un poco a ciegas y que ha resultado toda una maravillosa sorpresa. Que sepa explicaros y transmitiros adecuadamente qué es De noche, bajo el puente de piedra ya es otro cantar (por intentarlo que no quede).
Cuando el lector se adentra en el libro, si hace caso al índice inicial, cree que lo que tiene por delante son quince relatos. En el primero de ellos, titulado Peste en el barrio judío, se cuentan las andanzas de dos ancianos y pobres cómicos que una noche son testigos de ciertos hechos en el cementerio judío de Praga. La peste está haciendo estragos entre los niños y el gran rabino Loew, al final del relato, y tras una revelación que no explicaré aquí, pone fin a este azote de tal manera que por primera vez leemos los nombres de los que, a la larga, descubriremos que son el eje central de estas páginas y grandes protagonistas del libro: Mordejai Meisl, rico comerciante judío, Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y Esther, esposa de Mordejai y que sirve de unión para estos dos personajes masculinos.
A partir de aquí, y sin orden cronológico alguno, saltaremos del palacio al barrio judío, del rey Rodolfo a la gente del pueblo, comerciantes, personal de palacio, ladrones, soldados, criminales, condenados a muerte, procesiones de músicos y bailarines, caraduras de manual... Un relato tras otro vamos viendo y comprobando que lo que a priori parecen episodios independientes van cogiendo forma y componiendo un mosaico que realmente cuenta una sola historia con muchas prolongaciones: la del romance (o no) entre el rey Rodolfo II y Esther, y el conocimiento (o no) que de ese romance tiene el marido traicionado, Mordejai. En algunos relatos ni siquiera aparecen estos tres personajes, a veces hasta nos olvidamos de que la cosa va con ellos, pero es como si contando lo que ocurría alrededor, en sucesos que nada tenían que ver con su historia, nos acercásemos invariablemente a ese genial desenlace en el que por fin se resuelve todo y asistimos a eso para lo que nos ha ido preparando poco a poco el autor (esto tiene sentido en mi cabeza pero no sé si lo tendrá aquí escrito).
Así pues tenemos una trama principal que subyace a lo largo de todo el libro y varias historias independientes que conforman las diferentes subtramas que otorgan un contexto a la trama principal. Y conforme avanzan los relatos descubres que están siendo narrados e hilados por Jakob Meisl, aspirante a médico en Praga a finales del siglo XIX, quien convierte todas estas historias de manera sorprendente en una narración con un alto componente histórico pero con muchas pinceladas de corte fantástico y persistencia en la individualización de cada personaje, cerrándose la narración con un epílogo a cargo del alumno que escucha de boca de Meisl todas estas historias y que nos cuenta qué fue de ese barrio judío de Praga de los siglos XVI y XVII que queda magistralmente desplegado página a página.
Por el lado histórico, tanto Mordejai Meisl como el emperador Rodolfo II son personajes reales, siendo Rodolfo famoso por su inestabilidad, excentricidad, carácter enfermizo y pasión por las artes, y Mordejai por llegar a convertirse en líder de la comunidad judía de Praga, erigiéndose alcalde del gueto judío y responsable de muchas edificaciones que por desgracia no han llegado a nuestros días porque entre 1893 y 1913 se demolieron muchas de las calles y edificios de este barrio como parte de un plan urbanístico para modernizar la ciudad. No quiero extenderme mucho sobre esto pero quería dejar constancia de la importancia real e histórica que tuvo Meisl entre los judíos de Praga de su época y que Perutz no escogió a un personaje cualquiera. Por otro lado, y más allá de Rodolfo y Mordejai, en algún relato nos adentramos en los inicios del siglo XVII y es ahí donde aparecen más personajes reales como Johannes Kepler (astrónomo y matemático alemán que fue matemático imperial de Rodolfo II) o Albrecht von Waldstein (político bohemio y caudillo militar).
Es decir, que el componente histórico es muy alto, todos estos personajes fueron realmente contemporáneos y estuvieron relacionados de un modo u otro, pero luego entra en acción el componente fantástico, ese que dota a algunos relatos de un aire ensoñador y casi de cuento, en el que los vivos hablan con los muertos, los perros dialogan entre ellos o, adentrándonos en el arcano puro (no en vano la Cábala es una disciplina y escuela de pensamiento esotérico), vemos cómo los rabinos se atreven con hechizos o hablan con ángeles y los muertos se levantan de sus tumbas una noche al año para alabar a Dios y profetizar muertes. Los eventos reales se entremezlan con los de carácter un tanto lírico y poético con aroma a leyenda al tiempo que vamos conociendo a otros muchos personajes que nada tuvieron que ver con la tríada protagonista principal pero que en cierto modo nos ofrecen distintas perspectivas de lo que ocurría realmente en las zonas aledañas a palacio y en el barrio judío. Unos personajes repiten y aparecen a lo largo de varios relatos, otros no, pero todos ellos justifican su presencia en la creación del todo que supone De noche, bajo el puente de piedra.
Y así, yendo y viniendo, atrás y adelante en el tiempo, sin ningún orden aparente, en realidad Perutz lo que hace es construir el conjunto de la historia ladrillo a ladrillo en la cabeza del lector, solo que en vez de hacerlo desde abajo y levantando niveles de manera secuencial, lo hace rellenando huecos como si fuera un puzzle hasta que la imagen aparece por fin completa y nítida ante sus ojos. Lo consigue además entrelazando y relacionando personajes con sucesos históricos a la sombra del magnífico telón de fondo de la Praga de finales del siglo XVI y principios del XVII en la que convivían disciplinas como las matemáticas y la astronomía con las supersticiones a pie de calle, y en la que la Guerra de los Quince Años primero, y casi simultáneamente al final de ella la Guerra de Independencia de Esteban Bocksai, formaban parte del día a día tanto de palacio como de sus súbditos en unos años convulsos políticamente hablando.
Y creedme, esta forma de narrar tan cautivadora y fascinante, llena de genio y humor a veces, desbordante de melancolía y tristeza en otras, en la que todo es creíble y posible, en la que cada historia supone una nueva aventura extraordinaria, ha sido una experiencia inesperada que me ha hecho incluir a Perutz entre esos autores escogidos de los que quiero leer todo lo que pueda. Cada lector se enfrenta a la misma lectura a su manera, así que yo solo puedo hablar de mi propia experiencia con este libro, que podría resumirse en que no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar y acabé embelesada devorando las páginas con fruición. Perutz comenzó su escritura en los años 20 y la continuó en el exilio tras estallar la Segunda Guerra Mundial. Tuvo problemas para publicarla, apenas tuvo repercusión en cuanto a ventas y, sin embargo, demostrando una vez más lo voluble (e injusto) que es esto de la literatura, estamos ante una verdadera joya, de esas que embelesan al lector a poco que ponga de su parte, se deje llevar por la fantasía, se sumerja en su magia y se deje arrastrar por la agudeza e inteligencia que encierra.
Cuando el lector se adentra en el libro, si hace caso al índice inicial, cree que lo que tiene por delante son quince relatos. En el primero de ellos, titulado Peste en el barrio judío, se cuentan las andanzas de dos ancianos y pobres cómicos que una noche son testigos de ciertos hechos en el cementerio judío de Praga. La peste está haciendo estragos entre los niños y el gran rabino Loew, al final del relato, y tras una revelación que no explicaré aquí, pone fin a este azote de tal manera que por primera vez leemos los nombres de los que, a la larga, descubriremos que son el eje central de estas páginas y grandes protagonistas del libro: Mordejai Meisl, rico comerciante judío, Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y Esther, esposa de Mordejai y que sirve de unión para estos dos personajes masculinos.
A partir de aquí, y sin orden cronológico alguno, saltaremos del palacio al barrio judío, del rey Rodolfo a la gente del pueblo, comerciantes, personal de palacio, ladrones, soldados, criminales, condenados a muerte, procesiones de músicos y bailarines, caraduras de manual... Un relato tras otro vamos viendo y comprobando que lo que a priori parecen episodios independientes van cogiendo forma y componiendo un mosaico que realmente cuenta una sola historia con muchas prolongaciones: la del romance (o no) entre el rey Rodolfo II y Esther, y el conocimiento (o no) que de ese romance tiene el marido traicionado, Mordejai. En algunos relatos ni siquiera aparecen estos tres personajes, a veces hasta nos olvidamos de que la cosa va con ellos, pero es como si contando lo que ocurría alrededor, en sucesos que nada tenían que ver con su historia, nos acercásemos invariablemente a ese genial desenlace en el que por fin se resuelve todo y asistimos a eso para lo que nos ha ido preparando poco a poco el autor (esto tiene sentido en mi cabeza pero no sé si lo tendrá aquí escrito).
Así pues tenemos una trama principal que subyace a lo largo de todo el libro y varias historias independientes que conforman las diferentes subtramas que otorgan un contexto a la trama principal. Y conforme avanzan los relatos descubres que están siendo narrados e hilados por Jakob Meisl, aspirante a médico en Praga a finales del siglo XIX, quien convierte todas estas historias de manera sorprendente en una narración con un alto componente histórico pero con muchas pinceladas de corte fantástico y persistencia en la individualización de cada personaje, cerrándose la narración con un epílogo a cargo del alumno que escucha de boca de Meisl todas estas historias y que nos cuenta qué fue de ese barrio judío de Praga de los siglos XVI y XVII que queda magistralmente desplegado página a página.
Por el lado histórico, tanto Mordejai Meisl como el emperador Rodolfo II son personajes reales, siendo Rodolfo famoso por su inestabilidad, excentricidad, carácter enfermizo y pasión por las artes, y Mordejai por llegar a convertirse en líder de la comunidad judía de Praga, erigiéndose alcalde del gueto judío y responsable de muchas edificaciones que por desgracia no han llegado a nuestros días porque entre 1893 y 1913 se demolieron muchas de las calles y edificios de este barrio como parte de un plan urbanístico para modernizar la ciudad. No quiero extenderme mucho sobre esto pero quería dejar constancia de la importancia real e histórica que tuvo Meisl entre los judíos de Praga de su época y que Perutz no escogió a un personaje cualquiera. Por otro lado, y más allá de Rodolfo y Mordejai, en algún relato nos adentramos en los inicios del siglo XVII y es ahí donde aparecen más personajes reales como Johannes Kepler (astrónomo y matemático alemán que fue matemático imperial de Rodolfo II) o Albrecht von Waldstein (político bohemio y caudillo militar).
Es decir, que el componente histórico es muy alto, todos estos personajes fueron realmente contemporáneos y estuvieron relacionados de un modo u otro, pero luego entra en acción el componente fantástico, ese que dota a algunos relatos de un aire ensoñador y casi de cuento, en el que los vivos hablan con los muertos, los perros dialogan entre ellos o, adentrándonos en el arcano puro (no en vano la Cábala es una disciplina y escuela de pensamiento esotérico), vemos cómo los rabinos se atreven con hechizos o hablan con ángeles y los muertos se levantan de sus tumbas una noche al año para alabar a Dios y profetizar muertes. Los eventos reales se entremezlan con los de carácter un tanto lírico y poético con aroma a leyenda al tiempo que vamos conociendo a otros muchos personajes que nada tuvieron que ver con la tríada protagonista principal pero que en cierto modo nos ofrecen distintas perspectivas de lo que ocurría realmente en las zonas aledañas a palacio y en el barrio judío. Unos personajes repiten y aparecen a lo largo de varios relatos, otros no, pero todos ellos justifican su presencia en la creación del todo que supone De noche, bajo el puente de piedra.
Y así, yendo y viniendo, atrás y adelante en el tiempo, sin ningún orden aparente, en realidad Perutz lo que hace es construir el conjunto de la historia ladrillo a ladrillo en la cabeza del lector, solo que en vez de hacerlo desde abajo y levantando niveles de manera secuencial, lo hace rellenando huecos como si fuera un puzzle hasta que la imagen aparece por fin completa y nítida ante sus ojos. Lo consigue además entrelazando y relacionando personajes con sucesos históricos a la sombra del magnífico telón de fondo de la Praga de finales del siglo XVI y principios del XVII en la que convivían disciplinas como las matemáticas y la astronomía con las supersticiones a pie de calle, y en la que la Guerra de los Quince Años primero, y casi simultáneamente al final de ella la Guerra de Independencia de Esteban Bocksai, formaban parte del día a día tanto de palacio como de sus súbditos en unos años convulsos políticamente hablando.
Y creedme, esta forma de narrar tan cautivadora y fascinante, llena de genio y humor a veces, desbordante de melancolía y tristeza en otras, en la que todo es creíble y posible, en la que cada historia supone una nueva aventura extraordinaria, ha sido una experiencia inesperada que me ha hecho incluir a Perutz entre esos autores escogidos de los que quiero leer todo lo que pueda. Cada lector se enfrenta a la misma lectura a su manera, así que yo solo puedo hablar de mi propia experiencia con este libro, que podría resumirse en que no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar y acabé embelesada devorando las páginas con fruición. Perutz comenzó su escritura en los años 20 y la continuó en el exilio tras estallar la Segunda Guerra Mundial. Tuvo problemas para publicarla, apenas tuvo repercusión en cuanto a ventas y, sin embargo, demostrando una vez más lo voluble (e injusto) que es esto de la literatura, estamos ante una verdadera joya, de esas que embelesan al lector a poco que ponga de su parte, se deje llevar por la fantasía, se sumerja en su magia y se deje arrastrar por la agudeza e inteligencia que encierra.
Leo Perutz (Praga, 1882-Bad Ischl, 1957) nació en una acomodada familia de origen sefardita, estudió matemáticas y trabajó en una compañía de seguros en Viena y Trieste antes de dedicarse por completo a la escritura. Fue uno de los escritores europeos más populares de los años veinte y treinta del siglo XX; sus novelas cautivaron a personalidades tan distintas como Alfred Hitchcock, Italo Calvino, Graham Greene, Theodor Adorno o Jorge Luis Borges, entre otros. Frecuentó a algunos de los escritores e intelectuales más importantes de su época, como Robert Musil, Oskar Kokoschka, Bertolt Brecht, Franz Werfel o Alexander Lernet-Holenia, quien se convertiría en su albacea literario. En 1938, con los nazis en el poder, se instaló en Tel Aviv; en 1950 consiguió regresar por fin a Viena. Desde entonces y hasta su muerte en 1957 viviría a caballo entre Austria e Israel. Entre su obra destacan las novelas Mientras dan las nueve (1918), El marqués de Bolibar (1920), El maestro del juicio final (1923), Turlupin (1924), El caballero sueco (1936) y De noche, bajo el puente de piedra (1953).
En cuanto empecé a leer la reseña no deje de darle vueltas al nombre del autor y al terminarla descubrí que hace tres años, leí en el club de lectura de la biblioteca jovellanos, El judas de Leonardo, otra novela de este autor, recuerdo que me gustó, así que me llevo esta por si la encuentro en la biblio y en algún momento puedo hacerle un hueco. Besinos.
ResponderEliminarNo conocía al autor, pero me parece interesante esta novela. Apuntada queda para cuando le pueda hacer un hueco.
ResponderEliminarBesos
Esta obra fue todo un desafío para mí, la leí siendo demasiado joven lo que me llevó de cabeza para entender y comprender el tipo de novela que tenía delante...se convirtió en una obsesión.
ResponderEliminarUna relectura ahora mis cuaren..treintay...veinticinco años 😝🤗 sería ideal.
Besitos cielo 💋💋💋
No pinta nada mal; la apuntaré aunque no para ahora, quizá para este invierno, no sé me parece una lectura de invierno.
ResponderEliminarUn beso
Pues no sé qué decirte. Me gustan las historias pero no la histórica. Creo que sería cuestión de probar. Así que me lo apunto para examinar en la próxima visita a la librería.
ResponderEliminarBesos
Hola guapa, pues aunque dudes de ti misma, sí, lo has explicado maravillosamente. Yo no soy mucho de relatos, ya sabes, pero este que parece que tiene como un hilo conductor me llama la atención. Si me lo encuentro me hago con él.
ResponderEliminarUn besazo
Hola!! Es un autor del que no he leído nada lo que contáis me hace tener aún más curiosidad por su obra. ¡Fantástica reseña! Besos!!
ResponderEliminarPero que maravilla de libro nos traes y que maravilla de reseña. Me ha embelesado todo lo que cuentas y me dejas con unas ganas tremendas de leerlo y de viajar a esa Praga. Muy original la estructura aparentemente de relatos, pero que son la historia en común. Un abrazo
ResponderEliminarOtro que me llevo. Me parece muy interesante lo que contáis. Un beso.
ResponderEliminarTampoco conocía al autor ni la novela. Y no pinta mal pero no sé yo si ahora mismo es lo que necesito. Lo dejo en interrogante
ResponderEliminarBesos
Hola! Que reseñazapatos. Por dioses.! Componente históricos. Historias reales....pare una de esas lecturas con un poco de trabajo y me encantan.que sea un poco compleja! Más placer.y salir de la zona del confort!
ResponderEliminarNo me importaría leer este libro, ya lo creo. Ambientada en Praga y en esa época leí La corte de las estrellas: Rodolfo II se describe de forma muy similar a lo que nos cuentas en tu reseña. Y Kepler es otro personaje histórico que también aparece en la novela. Besos.
ResponderEliminarYo en Praga solo he podido estar una vez pero también volvería muchas más, tiene un encanto mágico! Y que esté ambientado allí es un plus importante jajaja Lo que no me esperaba era que fueran relatos...me ha sorprendido, pero es no me echa para atrás. Cuando algo te embelesa una lectura es porque es muy buena y yo no me quiero perder a este autor, investigaré más ;)
ResponderEliminarbesitos
Buenas noches:
ResponderEliminarRecién llegada de mi finde por tierras burgalesas, paso a decirte que amí Leo Perutz me gusta mucho. Le conocí con El maestro del juicio final, y con ese libro me conquistó completamente. Su cultura, imaginación y narrativa me abdujeron. Como veo que a ti te ha pasado lo mismo, te recomiendo de corazón El maestro del juicio final, y que cuando lo termines me escribas para decirme qué opinas, porque el final es diferente para todo aquel que lo lea:)
Un besazo, y muy feliz comienzo de semana!!
Sí, sin duda una ciudad hermosísima. Gente que conozco que ha ido me ha hablado siempre maravillas de ella. Me encanta la estructura del texto, siendo relatos, pero a su vez enlazados por una misma columna vertebral de acontecimientos y personajes históricos, a modo de cuentos de época entre un médico (el narrador) y su aprendiz. No me importaría darle una oportunidad.
ResponderEliminarUn beso ;)
Vaya, no conocía el libro, y al principio no me llamaba, pero has conseguido captar mi atención, en especial por esa estructura tan peculiar. Lo pensaré.
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