Título original: Maximilien Heller
Autor: Henry Cauvain
Editorial: dÉpoca
Traducción: Eva María González Pardo
Prólogo: Susanna González y Rosa Sahuquillo
Páginas: 210
Fecha publicación original: 1871
Fecha publicación original: 1871
Fecha esta edición: abril 2015
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 21,90 euros Imagen de portada: Portrait of Joseph Chamberlain (1886)
Ilustraciones interiores: Iván Cuervo
Booktrailer de la editorial
En 1871 se publicó una novela cuyo protagonista era un detective privado adicto a las drogas, misántropo, prodigiosamente dotado para la observación y la deducción lógica, experto en química y en las ciencias forenses de la época. Era un maestro del disfraz y sus audaces hazañas eran narradas por su amigo y confidente, un médico.Otro doctor, su maléfico
rival, aterrorizaba y fascinaba por igual a nuestro héroe.
Contrariamente a las apariencias, este retrato no es el de Sherlock Holmes, ni tampoco nos referimos al Dr. Watson o al Dr. Moriarty, las inmortales criaturas creadas por Conan Doyle. El retrato describe al héroe de una novela francesa titulada Maximilien Heller, publicada en Francia en 1871, dieciséis años antes que la primera investigación del célebre detective inglés.
Contrariamente a las apariencias, este retrato no es el de Sherlock Holmes, ni tampoco nos referimos al Dr. Watson o al Dr. Moriarty, las inmortales criaturas creadas por Conan Doyle. El retrato describe al héroe de una novela francesa titulada Maximilien Heller, publicada en Francia en 1871, dieciséis años antes que la primera investigación del célebre detective inglés.
Inicio (más o menos, a medio gas...) la rentrée bloguera con una lectura que realmente es una relectura. Leí Maximilien Heller el año que salió, allá por 2015, pero como el blog no abrió sus puertas hasta finales de ese mismo año, no os pude traer en su momento mi opinión. Aprovechando que en nuestro reto anual particular (ese en el que vosotros nos recomendáis lecturas cada año) alguien nos propuso este libro, he vuelto a leerlo y aquí os traigo mis impresiones.
Estamos en el París de la segunda mitad del siglo XIX. Maximilien Heller es un abogado y filósofo harto de la vida y de sus congéneres que languidece deprimido en una habitación que no abandona desde hace dos años. Un buen día llama a su puerta la policía pidiéndole que les acompañe a la habitación de su vecino de rellano, quien está acusado de asesinato y de robo y que, de ser considerado culpable, perderá la cabeza en la guillotina. La policía quiere que Heller les informe sobre lo que haya visto u oído en esa habitación, pero con lo que se encuentran es con un joven que no solamente no cree en la justicia ni en los métodos policiales, sino que está seguro de la inocencia del detenido y que vuelve a hacer gala de toda esa energía que había perdido cuando pone a trabajar sus capacidades deductivas para encontrar al verdadero culpable.
Desde la propia sinopsis se incide en la que sin duda se trata de la razón principal de su publicación en España, y es el más que evidente parecido entre los personajes de Maximilien Heller y Sherlock Holmes. Lo interesante de este asunto está precisamente en lo inesperado: que la novela original es Maximilien Heller, publicada dieciséis años antes que Estudio en escarlata, y que de haber un personaje inspirado en otro, sería precisamente Sherlock Holmes el que saldría perdiendo, y no al contrario. Pero antes de adentrarme en eso permitidme que os hable de la novela y su trama por sí mismas, que bien lo merecen.
La novela está dividida en tres partes. En la primera, narrada por un doctor que acaba de conocer a Maximilien Heller (por ir abriendo boca con las coincidencias xD), conocemos cómo se ven involucrados en este asunto, las circunstancias del asesinato, las primeras investigaciones de Heller y comenzamos a familiarizarnos con el personaje. En la segunda parte cambiamos totalmente el tono y, sin querer estropear nada del argumento, os puedo decir que dejamos la narración del médico y pasamos a una epistolar en la que Heller escribe al susodicho médico y le cuenta sus andanzas y descubrimientos. Esta parte tiene un tono más misterioso, con algún punto incluso gótico y también más aventurero, con más acción. Y tras la resolución del caso tenemos la tercera parte, que funciona a modo de epílogo para darle un cierre no a la historia en sí, sino al propio personaje de Heller, para que el lector sea consciente de la evolución del personaje y las diferencias entre el Heller que conocemos depresivo tirado en un sofá y el Heller que resurge tras la investigación del asesinato de Brehat. Este epílogo yo creo que puede dividir al lector, habrá gente que lo considere necesario y gente que no... a mí particularmente me gusta, y además me parece que este epílogo es uno de los aspectos que más alejan a este personaje de Sherlock. Jamás veríamos este epílogo en una novela del de Baker Street :)
Heller ejemplifica al detective no profesional, solitario y extremadamente inteligente que se ha hecho famoso hasta nuestros días. Él es el rey de la función por encima del criminal y la víctima, y él, lo que hace, cómo lo hace, hacia dónde le lleva todo esto, es lo que interesa sobremanera al lector. Es un erudito y filósofo que se considera incomprendido y al margen de la sociedad, a la que no entiende ni perdona por sus debilidades, y que vive consumido por la fiebre del genio que no encuentra su sitio. Cuando se adentra en el mundo detectivesco, trabaja con hechos, jamás con suposiciones, y siempre utiliza un método que jusitifique sus aseveraciones. Su confidente y biógrafo de sus andanzas es un médico anónimo que usa para dar voz a todo lo que se le pasa por la cabeza y a todo lo que va descubriendo. No tiene miedo a nada, es intrépido y, una vez se le presenta un motivo serio que le impulsa a la acción, quedan atrás las fiebres y las melancolías que le mantenían aferrado a los confines de su salón.
Y todo esto nos conduce al quid de la cuestión... ¿se inspiró Arthur Conan Doyle en Maximilien Heller para crear al archifamoso Sherlock Holmes? Si me preguntáis mi opinión (y si no me la preguntáis da igual, os la voy a dar, que para eso estoy aquí xD), os doy un sí rotundo. En vista de todas las características, idiosincrasias y semejanzas presentes en este libro, lo complicado sería creer que no se inspiró en él. Dos personajes no pueden parecerse tanto por casualidad y magia potagia. Heller es taciturno, neurótico, obsesivo, adicto a las drogas (en este caso el opio), avezado en química, brillantemente capacitado para la observación y la deducción, experto en el uso del disfraz, su confidente es un médico y este mismo médico es el encargado en buena parte de la narración de contar la historia... es que por ir más alla en las semejanzas, no solo usa los servicios de varios niños cuando tiene necesidad de ciertos encargos y recados, sino que su antagonista digamos que recuerda en algo a Moriarty (sin querer dar muchos más datos). Sí, claro, solo podemos hablar de hipótesis, todo esto es algo que jamás se podrá probar, pero si sois de los que como yo creéis que las casualidades no existen, y más cuando son tantas y tan rotundas... pues eso, que no se puede añadir mucho más. Es además una teoría que, por mucho que nos pueda sonar a nueva, pulula desde hace muchos años dentro de los círculos de expertos sobre Sherlock Holmes, y tal y como se confirma en la introducción de la novela, ni siquiera ellos son capaces de negar la mayor. Las sospechas existen desde hace mucho tiempo, y es lo que hay.
Todo esto no quita para que Doyle cogiese todo esto, pusiera en marcha su genio y crease un personaje inmortal que Cauvain, obviamente, no supo o no pudo crear. ¿Devalúa eso la creación de Sherlock en sí misma? No, en absoluto, porque es una versión 10.0 de Maximilien Heller. A mí lo que realmente me da pena es la demostración, una vez más, de la injusticia que a veces prima en el mundo literario. Henry Cauvain creó en su primerísima novela un arquetipo de personaje que, mejorado y evolucionado, ha llegado a ser historia de la literatura, pero a él ni siquiera podemos ponerle cara porque al parecer no ha llegado ni una triste foto suya hasta nuestros días. Jamás conoció la fama como novelista, pero creo que todos los que amamos los clásicos policíacos en general, y el mundo de Sherlock Holmes en particular, le debemos mucho.
Termino. El libro, más allá de su valor como prueba de que Sherlock Holmes no nació exclusiva y enteramente de la imaginación de su autor, funciona solo y bien por sí mismo, y merece mucho la pena sobre todo por su personaje principal. Es cierto que al lector actual esta trama podría parecerle algo ingenua porque no has llegado a la mitad del libro cuando ya te imaginas quién es el culpable sin problemas (y aciertas), pero aun así Cauvain se las arregló para dar forma a un libro muy entretenido, que se lee casi en tres sentadas gracias a una prosa ágil y muy fluida (característica que suelen compartir casi todos los clásicos policíacos franceses que yo he leído hasta ahora) y que vuela entre las manos. Ya os digo que es mi segunda lectura de la novela y la he leído con el mismo interés que la primera vez, como si no supiera lo que me iba a encontrar en ella. La edición de dÉpoca es como siempre fantástica e ilustrada, y merece mucho la pena.
Estamos en el París de la segunda mitad del siglo XIX. Maximilien Heller es un abogado y filósofo harto de la vida y de sus congéneres que languidece deprimido en una habitación que no abandona desde hace dos años. Un buen día llama a su puerta la policía pidiéndole que les acompañe a la habitación de su vecino de rellano, quien está acusado de asesinato y de robo y que, de ser considerado culpable, perderá la cabeza en la guillotina. La policía quiere que Heller les informe sobre lo que haya visto u oído en esa habitación, pero con lo que se encuentran es con un joven que no solamente no cree en la justicia ni en los métodos policiales, sino que está seguro de la inocencia del detenido y que vuelve a hacer gala de toda esa energía que había perdido cuando pone a trabajar sus capacidades deductivas para encontrar al verdadero culpable.
Desde la propia sinopsis se incide en la que sin duda se trata de la razón principal de su publicación en España, y es el más que evidente parecido entre los personajes de Maximilien Heller y Sherlock Holmes. Lo interesante de este asunto está precisamente en lo inesperado: que la novela original es Maximilien Heller, publicada dieciséis años antes que Estudio en escarlata, y que de haber un personaje inspirado en otro, sería precisamente Sherlock Holmes el que saldría perdiendo, y no al contrario. Pero antes de adentrarme en eso permitidme que os hable de la novela y su trama por sí mismas, que bien lo merecen.
La novela está dividida en tres partes. En la primera, narrada por un doctor que acaba de conocer a Maximilien Heller (por ir abriendo boca con las coincidencias xD), conocemos cómo se ven involucrados en este asunto, las circunstancias del asesinato, las primeras investigaciones de Heller y comenzamos a familiarizarnos con el personaje. En la segunda parte cambiamos totalmente el tono y, sin querer estropear nada del argumento, os puedo decir que dejamos la narración del médico y pasamos a una epistolar en la que Heller escribe al susodicho médico y le cuenta sus andanzas y descubrimientos. Esta parte tiene un tono más misterioso, con algún punto incluso gótico y también más aventurero, con más acción. Y tras la resolución del caso tenemos la tercera parte, que funciona a modo de epílogo para darle un cierre no a la historia en sí, sino al propio personaje de Heller, para que el lector sea consciente de la evolución del personaje y las diferencias entre el Heller que conocemos depresivo tirado en un sofá y el Heller que resurge tras la investigación del asesinato de Brehat. Este epílogo yo creo que puede dividir al lector, habrá gente que lo considere necesario y gente que no... a mí particularmente me gusta, y además me parece que este epílogo es uno de los aspectos que más alejan a este personaje de Sherlock. Jamás veríamos este epílogo en una novela del de Baker Street :)
Heller ejemplifica al detective no profesional, solitario y extremadamente inteligente que se ha hecho famoso hasta nuestros días. Él es el rey de la función por encima del criminal y la víctima, y él, lo que hace, cómo lo hace, hacia dónde le lleva todo esto, es lo que interesa sobremanera al lector. Es un erudito y filósofo que se considera incomprendido y al margen de la sociedad, a la que no entiende ni perdona por sus debilidades, y que vive consumido por la fiebre del genio que no encuentra su sitio. Cuando se adentra en el mundo detectivesco, trabaja con hechos, jamás con suposiciones, y siempre utiliza un método que jusitifique sus aseveraciones. Su confidente y biógrafo de sus andanzas es un médico anónimo que usa para dar voz a todo lo que se le pasa por la cabeza y a todo lo que va descubriendo. No tiene miedo a nada, es intrépido y, una vez se le presenta un motivo serio que le impulsa a la acción, quedan atrás las fiebres y las melancolías que le mantenían aferrado a los confines de su salón.
Y todo esto nos conduce al quid de la cuestión... ¿se inspiró Arthur Conan Doyle en Maximilien Heller para crear al archifamoso Sherlock Holmes? Si me preguntáis mi opinión (y si no me la preguntáis da igual, os la voy a dar, que para eso estoy aquí xD), os doy un sí rotundo. En vista de todas las características, idiosincrasias y semejanzas presentes en este libro, lo complicado sería creer que no se inspiró en él. Dos personajes no pueden parecerse tanto por casualidad y magia potagia. Heller es taciturno, neurótico, obsesivo, adicto a las drogas (en este caso el opio), avezado en química, brillantemente capacitado para la observación y la deducción, experto en el uso del disfraz, su confidente es un médico y este mismo médico es el encargado en buena parte de la narración de contar la historia... es que por ir más alla en las semejanzas, no solo usa los servicios de varios niños cuando tiene necesidad de ciertos encargos y recados, sino que su antagonista digamos que recuerda en algo a Moriarty (sin querer dar muchos más datos). Sí, claro, solo podemos hablar de hipótesis, todo esto es algo que jamás se podrá probar, pero si sois de los que como yo creéis que las casualidades no existen, y más cuando son tantas y tan rotundas... pues eso, que no se puede añadir mucho más. Es además una teoría que, por mucho que nos pueda sonar a nueva, pulula desde hace muchos años dentro de los círculos de expertos sobre Sherlock Holmes, y tal y como se confirma en la introducción de la novela, ni siquiera ellos son capaces de negar la mayor. Las sospechas existen desde hace mucho tiempo, y es lo que hay.
Termino. El libro, más allá de su valor como prueba de que Sherlock Holmes no nació exclusiva y enteramente de la imaginación de su autor, funciona solo y bien por sí mismo, y merece mucho la pena sobre todo por su personaje principal. Es cierto que al lector actual esta trama podría parecerle algo ingenua porque no has llegado a la mitad del libro cuando ya te imaginas quién es el culpable sin problemas (y aciertas), pero aun así Cauvain se las arregló para dar forma a un libro muy entretenido, que se lee casi en tres sentadas gracias a una prosa ágil y muy fluida (característica que suelen compartir casi todos los clásicos policíacos franceses que yo he leído hasta ahora) y que vuela entre las manos. Ya os digo que es mi segunda lectura de la novela y la he leído con el mismo interés que la primera vez, como si no supiera lo que me iba a encontrar en ella. La edición de dÉpoca es como siempre fantástica e ilustrada, y merece mucho la pena.
Henry Cauvain (1847-1899) llevó una
doble vida como alto funcionario y escritor. Su carrera como novelista
comenzó con la obra que nos ocupa, «Maximilien Heller», publicada por primera vez en 1871, que obtuvo un éxito considerable y fue reimpresa repetidamente en años posteriores.
Seguidamente publicó una serie
de novelas históricas entre las que destacan «Le chariot d'or» (1875),
«Le Roi de Gand» (1877) y «Le Grand Vaincu» (1883); y escribió, así
mismo, otras novelas de misterio entre las que podemos destacar «Un cas
de folie» (1882) y «La Main sanglante» (1886).
Cauvain también colaboró con
varios periódicos a lo largo de su vida, aunque su actividad principal
siempre fue la de alto funcionario de Hacienda, carrera que concluyó
como tesorero general en Annecy y Evreux. Murió en Lausana en
1899, a los 52 años.
Su detective privado, Maximilien Heller, prefigura el personaje de Arthur Conan Doyle, «Sherlock Holmes».
Primero de todo, darte la bienvenida!! Bueno, a las dos!! :)
ResponderEliminarInteresante planteamiento... No sé si arrojaré algo de luz (creo que no), pero en la Biblia Holmesiana que saqué de la bíblio, en la intruduccion se decía que el autor se inspiró en un profesor suyo que averiguaba cosas a través de la simple observación y deducción...
Supongo que son polémicas para las que nunca habrá una certera respuesta... :)
Saludos,
he oído hablar de la polémica de quién fue antes, Heller o Holmes (hasta el nombre se parece), pero no me he animado aún con ninguno de los dos. Me da mucha pereza y creo que es por esa ingenuidad en las tramas que, después de leer a algunos de los mejores autores del género actuales, se quedan muy cortas, aunque el mérito de lo clásico no se lo quita nadie y por eso siempre están entre mis pendientes eternos.
ResponderEliminarYo tampoco creo en las casualidades, al menos, no más de lo imprescindible.
Un beso.
En este tipo de libros, no importa tanto la meta como el camino que nos hace recorrer. Una novela que me encantaría leer y tan bellamente editada. Besos chicas. Ya andamos por aquí.
ResponderEliminarSi es que no se puede pasar por aquí....me encanta todo lo que contáis así que me la llevo apuntada para cuando me apetezca darme un capricho y hacerme un regalo.
ResponderEliminarUn beso chicas
¡Bienvenida de vuelta! A ver, poco a poco también vale.
ResponderEliminarRespecto a la novela la verdad es que de mano me atrae, que encima viene de la editorial que viene, pero luego tengo que reconocer que es un género con el que no me llevo bien. Ni siquiera las actuales me gustan así que las clásicas se me hacen pesadas.
Los epílogo es que me dan miedo. A veces se cargan el libro.
Un beso
Hola preciosas mías, qué ganas tenía de volver a veros!! y ñ para variar me encandiláis con un libro al que ya llevaba un tiempo echándole el ojo 👀👁️ la editorial me encanta, me encantan los libros. y vuestra reseña ya me ha dejado loca perdida 😵
ResponderEliminarEmpezamos bien septiembre, con nueva lista.
Besitos 💋💋💋
Me gustó mucho esta novela, tanto por la trama como por la ambientación, que ofrece una perspectiva de París un tanto diferente a la que estamos acostumbrados a conocer a través de las novelas. Besos.
ResponderEliminarLa tengo apuntada desde que salió y habéis renovado mis ganas y mi recuerdo. A ver cuando saco tiempo para leerla.
ResponderEliminarBs.
Fiel a mi ignorancia, cuyo ego se alimenta de blogs como el vuestro, puedo decir que desconocía la existencia no solo de este libro sino también de la polémica en torno al personaje de Sherlock... ¿será porque nunca lo he leído? estoy segura.
ResponderEliminarSeptiembre ya está aquí y comenzamos... a ver qué lecturas nos depara lo que resta de año.
Un abrazo
¡Hola! me parece muy interesante todo lo que cuentas de esta novela que no conocía, de este autor y de este personaje de los que tampoco había oído hablar. Estas cosas pasan en el mundo literario, es curioso como un personaje (Sherlock) pueda ser mucho más conocido del que surgió.
ResponderEliminarEl libro, aunque muy probablemente me encantara no creo que acabe leyéndolo, más que nada por falta de tiempo y tanta lectura en mi cabeza pendiente de autores modernos
Un beso
Bienvenidas! Será a medio gas, pero aquí siempre me pasa lo mismo, solo veo libros apetecibles.
ResponderEliminarBesos.
Hola guapa, pues yo también acabo de aterrizar (me estoy haciendo un recorrido por las últimas reseñas vuestras en el blog) después de unos diez días,más o menos, de vacaciones por el norte. La novela me ha llamado la atención y me parece chula, la tendré en cuenta porque además las ediciones de D´Epoca son geniales.
ResponderEliminarUn besazo