Título original: The Murder at the Vicarage
Autora: Agatha Christie
Editorial: Espasa
Traducción: Carlos Paytuví de Sierra
Páginas: 288
Fecha de publicación original: 1930
Fecha esta edición: abril 2018
Encuadernación: rústica
Precio: 14,90 euros
El cuerpo sin vida del juez de paz y coronel retirado Lucius Protheroe
aparece en el despacho del vicario de St. Mary Mead, un pequeño y
tranquilo pueblo de la campiña inglesa.
La esposa del coronel y su amante, un joven pintor, confiesan el asesinato. Sin embargo, su vecina, Miss Jane Marple, una anciana solterona con un profundo conocimiento de la naturaleza humana y una agudísima intuición, descarta inmediatamente su culpabilidad. La hija adolescente del coronel, el neurótico coadjutor del vicario, que guarda un secreto que le atormenta, el doctor del pueblo, un exconvicto encarcelado por el coronel por caza furtiva y la enigmática viuda de un explorador a quien se ha visto discutir acaloradamente con el difunto forman la larga lista de sospechosos.
La esposa del coronel y su amante, un joven pintor, confiesan el asesinato. Sin embargo, su vecina, Miss Jane Marple, una anciana solterona con un profundo conocimiento de la naturaleza humana y una agudísima intuición, descarta inmediatamente su culpabilidad. La hija adolescente del coronel, el neurótico coadjutor del vicario, que guarda un secreto que le atormenta, el doctor del pueblo, un exconvicto encarcelado por el coronel por caza furtiva y la enigmática viuda de un explorador a quien se ha visto discutir acaloradamente con el difunto forman la larga lista de sospechosos.
Bueno, bueno... parecía que no iba a llegar nunca, pero ya está aquí, ya llegó, ¡por fin vemos a señorita Marple en acción! Tras once libros y la creación de Hercule Poirot, el superintendente Battle y el matrimonio Beresford como sus investigadores principales, por fin le tocó el turno a Jane Marple, la anciana más avispada de St. Mary Mead. Muerte en la vicaría ha sido un relectura pero hacía años que no me acercaba a ella y admito que había olvidado detalles como la, en realidad, escasa presencia testimonial en lo que a páginas se refiere de esta detective aficionada... pero no adelanto acontecimientos.
El narrador de la historia (en primera persona) es Leonard Clement, el propio pastor de la vicaría donde se comete el asesinato. Antes de llegar al momento de esa muerte, se toma su tiempo para presentarnos a todos los habitantes de St. Mary Mead que de un modo u otro toman parte en los sucesos o serán considerados sospechosos más adelante a lo largo de la narración. ¿El fallecido? Pues lo revela la sinopsis en la primera línea, pero por si hacéis como yo y no las leéis, aquí no pienso decirlo (de todos modos resulta bastante obvia su identidad a poco que empecéis a leer el libro y conozcáis a los personajes). El caso es que hay cosas que no cuadran, sobre todo las relacionadas con la hora de la muerte, lo que impide verificar coartadas y posibilita que la sospecha baile de un vecino a otro. La única que parece tenerlo claro es miss Marple, cuya casa está justo al lado de la vicaría y no se le escapa nada. Desde el principio dice que, aunque existen siete sospechosos con motivos para el asesinato, cree saber quien es el asesino aunque no pueda probarlo. Pa'chula, ella. Un poco sabihonda la viejecilla cotilla esta, ¿no? Que se lo pregunten a los encargados de la investigación.
Esta no es la primera vez que aparece el pueblecito de St. Mary Mead en un libro de la Christie. En El misterio del tren azul, una de las protagonistas vivía allí, así que aunque no sabemos si ya lo tenía en mente en aquel momento o si simplemente decidió usarlo después, el caso es que este dato se me hubiese pasado totalmente por alto de no estar leyendo los libros en orden. Os parecerá una tontería, pero detalles nimios como este justifican la locura de leer los ochenta libros de esta buena mujer en orden.
Volviendo a Muerte en la vicaría, como habréis visto el narrador es uno de los personajes de la historia (la Christie hilando fino... no digo más) y él es realmente el protagonista durante todo el libro. No conocemos a Jane Marple hasta que ya se ha producido el asesinato; es solo un personaje secundario que aparece unas cuantas veces contadas para dejar claro que sospecha, que sabe más de lo que dice, que no le cuadran algunas cosas y que está dándole vueltas al tema... hasta el final, donde sí, se luce y resuelve el crimen. Vamos, que va haciendo avanzar la historia con sus apariciones pero en absoluto monopoliza la investigación como detective aficionada... picotea la trama, por así decirlo. Nada que ver con el omnipresente Poirot. Tampoco recordaba la opinión un tanto enconada que tienen los vecinos de ella en este primer libro. Gata vieja o gata desagradable son solo algunos de los cariñosos apelativos que le adjudican, aparte de que el narrador dice en varias ocasiones que es una vecina poco popular porque siempre tiene la razón. Esto que os pongo no lo dice el narrador, lo dice el inspector a cargo del caso, pero resume bien el sentir general :)
Sobre la investigación en sí misma poco os puedo contar porque no quiero revelar nada. Hay que estar muy al loro con el dichoso reloj porque toda la clave del caso radica en sus adelantos y retrasos y es fácil perder el hilo si no se está pendiente. Los personajes cumplen a la perfección su rol; como siempre suele pasar en este tipo de historias, todos tienen algo que esconder, la clave está en averiguar si esos secretillos son relevantes para la resolución del crimen o no lo son. En cuanto a la identidad del culpable, yo ya la conocía al ser relectura, pero no creo que sea fácil descubrirlo la primera vez que se lee la novela (lo dicho... creo).
A todo esto, no creáis que Agatha Christie se lanzó a escribir un libro tras otro de miss Marple, tal y como hizo por ejemplo con Poirot. Le costó mucho darle espacio a este personaje, lo que no deja de sorprender visto lo querido que es por sus lectores. Muerte en la vicaría se publicó en 1930, apareció un libro de relatos suyos en 1932 (Miss Marple y trece problemas), un solo relato suelto en Problema en Pollensa (1939), pero ya no se volvió a saber más de ella protagonizando una novela hasta 1942 con Un cadáver en la biblioteca, doce años (y veintiséis publicaciones de la autora de por medio) después de su primera aparición. Así que salvo ese libro de relatos que os traeré seguramente a finales de este año o principios del que viene (si todo va bien, que este año no soy muy de fiar en cuanto a constancia), no volveréis a ver a Jane Marple por aquí hasta... a saber. Pero serán muchos años. Muchos, muchos :)
El narrador de la historia (en primera persona) es Leonard Clement, el propio pastor de la vicaría donde se comete el asesinato. Antes de llegar al momento de esa muerte, se toma su tiempo para presentarnos a todos los habitantes de St. Mary Mead que de un modo u otro toman parte en los sucesos o serán considerados sospechosos más adelante a lo largo de la narración. ¿El fallecido? Pues lo revela la sinopsis en la primera línea, pero por si hacéis como yo y no las leéis, aquí no pienso decirlo (de todos modos resulta bastante obvia su identidad a poco que empecéis a leer el libro y conozcáis a los personajes). El caso es que hay cosas que no cuadran, sobre todo las relacionadas con la hora de la muerte, lo que impide verificar coartadas y posibilita que la sospecha baile de un vecino a otro. La única que parece tenerlo claro es miss Marple, cuya casa está justo al lado de la vicaría y no se le escapa nada. Desde el principio dice que, aunque existen siete sospechosos con motivos para el asesinato, cree saber quien es el asesino aunque no pueda probarlo. Pa'chula, ella. Un poco sabihonda la viejecilla cotilla esta, ¿no? Que se lo pregunten a los encargados de la investigación.
Esta no es la primera vez que aparece el pueblecito de St. Mary Mead en un libro de la Christie. En El misterio del tren azul, una de las protagonistas vivía allí, así que aunque no sabemos si ya lo tenía en mente en aquel momento o si simplemente decidió usarlo después, el caso es que este dato se me hubiese pasado totalmente por alto de no estar leyendo los libros en orden. Os parecerá una tontería, pero detalles nimios como este justifican la locura de leer los ochenta libros de esta buena mujer en orden.
Volviendo a Muerte en la vicaría, como habréis visto el narrador es uno de los personajes de la historia (la Christie hilando fino... no digo más) y él es realmente el protagonista durante todo el libro. No conocemos a Jane Marple hasta que ya se ha producido el asesinato; es solo un personaje secundario que aparece unas cuantas veces contadas para dejar claro que sospecha, que sabe más de lo que dice, que no le cuadran algunas cosas y que está dándole vueltas al tema... hasta el final, donde sí, se luce y resuelve el crimen. Vamos, que va haciendo avanzar la historia con sus apariciones pero en absoluto monopoliza la investigación como detective aficionada... picotea la trama, por así decirlo. Nada que ver con el omnipresente Poirot. Tampoco recordaba la opinión un tanto enconada que tienen los vecinos de ella en este primer libro. Gata vieja o gata desagradable son solo algunos de los cariñosos apelativos que le adjudican, aparte de que el narrador dice en varias ocasiones que es una vecina poco popular porque siempre tiene la razón. Esto que os pongo no lo dice el narrador, lo dice el inspector a cargo del caso, pero resume bien el sentir general :)
Estoy convencido de que esa solterona chismosa cree que sabe todo cuanto vale la pena saber. Y a lo mejor no ha salido nunca de este pueblo. Es una presuntuosa. ¿Qué puede saber ella de la vida?Más allá de eso conocemos a la Marple que se hará famosa, esa un tanto vanidosa que acostumbra a estar siempre en lo cierto, que ve y oye todo cuanto sucede a su alrededor y saca siempre conclusiones acertadas, que siente predilección por el estudio de la naturaleza humana, que considera que es prudente sospechar siempre de todo el mundo, que usa como arma la intuición (la intuición es como leer una palabra sin tener que deletrearla) y que, en definitiva, sin nada que hacer en ese apartado rincón del mundo, prefiere "estudiar" a la gente desde su jardín o con unos prismáticos antes que hacer calceta. Tiene suerte de que eso sirva para resolver asesinatos y que se le perdone que sea una vieja del visillo :) Honestamente, y sin tener nada que ver con todo lo que acabo de comentar, en este su primer libro, la señorita Marple no cala especialmente en el lector, no se hace querer... todavía no.
Si alguna vez quisiera emprender la carrera del crimen, me sentiría más temeroso de Miss Marple que de la ley.Datos que me apetece comentar. En la traducción se hacen un lío monumental con el tratamiento de miss y mistress, lo utilizan varias veces al revés; se nombra a Chesterton y eso siempre es maravilloso (que se nombre a Sherlock Holmes era más de esperar); aparece un personaje que se apellida Hurst, como moi, así que eso ya lo hace maravilloso aunque tenga cuatro líneas y no pinte nada xD; también conocemos ya en este libro (no lo recordaba) al sobrino de miss Marple, el escritor Raymond West, que va de sobrado por la vida (define St. Mary Mead como una charca estancada); la visión que tiene el vicario del desempeño laboral de su criada, Mary, da un punto muy divertido a la historia, sobre todo porque lo cuenta con mucha ironía resignada; y, para terminar, en 1930 ya se consideraba una modernez lo de escribir poesía sin usar nunca mayúsculas (lo que digo siempre, ya está todo inventado).
Sobre la investigación en sí misma poco os puedo contar porque no quiero revelar nada. Hay que estar muy al loro con el dichoso reloj porque toda la clave del caso radica en sus adelantos y retrasos y es fácil perder el hilo si no se está pendiente. Los personajes cumplen a la perfección su rol; como siempre suele pasar en este tipo de historias, todos tienen algo que esconder, la clave está en averiguar si esos secretillos son relevantes para la resolución del crimen o no lo son. En cuanto a la identidad del culpable, yo ya la conocía al ser relectura, pero no creo que sea fácil descubrirlo la primera vez que se lee la novela (lo dicho... creo).
A todo esto, no creáis que Agatha Christie se lanzó a escribir un libro tras otro de miss Marple, tal y como hizo por ejemplo con Poirot. Le costó mucho darle espacio a este personaje, lo que no deja de sorprender visto lo querido que es por sus lectores. Muerte en la vicaría se publicó en 1930, apareció un libro de relatos suyos en 1932 (Miss Marple y trece problemas), un solo relato suelto en Problema en Pollensa (1939), pero ya no se volvió a saber más de ella protagonizando una novela hasta 1942 con Un cadáver en la biblioteca, doce años (y veintiséis publicaciones de la autora de por medio) después de su primera aparición. Así que salvo ese libro de relatos que os traeré seguramente a finales de este año o principios del que viene (si todo va bien, que este año no soy muy de fiar en cuanto a constancia), no volveréis a ver a Jane Marple por aquí hasta... a saber. Pero serán muchos años. Muchos, muchos :)
Agatha Christie
(1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la
autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la
Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias
en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de
ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve
obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary
Westmacott.
Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles
en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot,
que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.
Mi personaje favorito de la Christie. En concreto "Miss Marple y trece problemas" recuerdo que me gustó mucho. :)
ResponderEliminarBesotes.
Fue uno de los primeros libros que leí de la autora. Aún recuerdo su portada, con una mano con uñas pintadas de rojo...
ResponderEliminarBesos
Soy más de Poirot, pero me atrae lo que nos comentas en tu reseña sobre Muerte en la vicaría, y porque es un título que me resulta muy familiar. Es una clara disculpa para empezar a conocer a Miss Marple. Besos.
ResponderEliminarLeí varios libros de la autora y aunque los disfruté el género y yo no terminamos de congeniar =)
ResponderEliminarAy que no había visto que lo habías traído al blog!!! Ya estamos a la par, ya me alcanzaste, jeje... La verdad es que, como bien dices en la reseña, es interesante leer los libros en orden cronológico por ver cosas curiosas como la de que saliera St. Mary Mead en El tren azul, a mí también me gustó el detalle, o como me pasó a mí, ver lo joven que era Hastings en la primera novela suya.
ResponderEliminarFíjate que yo, al revés que tú, no recordaba al asesino y eso que también era una relectura, madre mía que memoria tengo!! jeje... Es verdad que en esta primera novela Miss Marple no cae demasiado bien, y como tú dices a mí también me sorprendió ver que el protagonista era el señor Clement.
Es curioso, no me había fijado hasta ese punto, lo que cuentas de que no volvió a escribir sobre ella hasta 1949 (fíjate que creo que los relatos son anteriores incluso a esta novela...), pero seguiremos disfrutando de Agatha juntas... :)
Un besazo enorme
Me encantó este libro. Me llamó mucho la atención lo poco que sale Miss Marple además =)
ResponderEliminarBesotes
Seguimos con Agatha y hemos llegado a Miss Marple. Poco peso en la novela hasta el final, ya que es quien descubre al asesino. Muchos personajes en escena, muchos sospechosos, y alguien tenía que ser con un motivo de peso.
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