Título original: Taste
Autor: Roald Dahl
Editorial: Nórdica
Páginas: 70
Traducción: Íñigo Jáuregui
Fecha publicación original: 1953
Fecha esta edición (quinta reimpresión): enero 2016
Encuadernación: cartoné
Precio: 19,50 eurosIlustración de la cubierta e interiores: Iban Barrenetxea
«La cata» es uno de los más brillantes relatos de Roald Dahl. Se publicó por primera vez en la edición de marzo de 1945 del Ladies Home Journal y posteriormente fue publicado, en 1951, en The New Yorker.
Seis personas se sientan a la mesa en la casa de Mike Schofield, un corredor de bolsa londinense. Mike, su esposa e hija, un narrador sin nombre y su esposa, y un famoso gastrónomo, Richard Pratt. Pratt suele hacer pequeñas apuestas con Schofield con el fin de adivinar el vino que se está sirviendo en la mesa, pero esta nocha la apuesta será mayor... Cuando Schofield sirve el segundo vino de la cena comenta que será imposible adivinar cuál es, lo que Pratt toma toma como un reto.
Iban Barrenetxea ha realizado un magnífico trabajo gráfico para invitarnos a esta misteriosa velada. El vino está servido. Empieza la cata.
Hará cosa de tres meses reseñé otro relato de Dahl, también publicado por Nórdica: El librero. Lo disfruté mucho... pero La cata es otra cosa. Lo he disfrutado muchísimo más. Si el primero narraba una historia en cierto modo mezquina y mordaz, con humor negro tirando a tizón, este te deja con una sonrisa en la boca cuando terminas de leerlo. Sí, derrocha humor negro en las últimas páginas después de una narración bastante contenida en ese aspecto, pero es un humor muy distinto al de El librero... es de esos que te dejan con un "¡Toma ya!" mental cuando lo lees mientras sonríes de satisfacción ante un relato magníficamente planificado, dosificado y narrado.
Qué difícil es reseñar historias de tan pocas páginas. Podría decir muchas cosas, pero tendría que hacer referencia a escenas, detalles y pinceladas que no debo mencionar, así que me veo un poco atada de pies y manos. A ver cómo me apaño.
La sinopsis explica muy claramente el planteamiento. Seis personas suelen reunirse para cenar, y en esas cenas, el anfitrión, que pertenece a esa clase social que emergió gracias a la Bolsa y que convirtió en nuevos ricos a gente más bien humilde, suele retar a uno de sus invitados, Richard Pratt, a adivinar el vino que está bebiendo. Pratt siempre acierta, pero esta precisa noche, el anfitrión está completamente seguro de ganar la apuesta... completamente seguro de que es totalmente imposible que acierte el nombre del segundo vino que se sirve durante la cena. Está tan, tan seguro, que cuando Pratt eleva sus apuestas habituales a una mucho más comprometida y seria en la que hay mucho en juego, el anfitrión, a pesar de la oposición de su familia, decide aceptarla.
Y es en esta particular batalla de egos entre el gastrónomo y el anfitrión donde tiene lugar la mayor parte del relato. Por un lado vemos a Pratt detallando su dictamen sobre la procedencia del vino como si de una muñeca rusa se tratase (afinando cada vez más conforme intenta acercarse a su punto de origen), y por otro tenemos al anfitrión, cuyo rostro va mudando de la prepotente satisfacción del que se cree invencible a la preocupación, mostrándose a lo largo de ese camino de un modo egoísta y desconsiderado con su familia. Y así nos acercamos a un final que sorprende, que te hace sentir las sensaciones que comento en el primer párrafo, y que a mí, sencillamente, me pareció genial. Lo estoy recordando ahora mientras escribo y estoy sonriendo otra vez.
En cuanto a la edición, las ilustraciones de Iban Barrenetxea son magníficas. Todas a doble página para mostrar la mesa completa durante la cena (con excepción de la que muestra la fachada de la casa, que aparece antes de la lectura y al final), son tan expresivas y muestran tan perfectamente lo que está ocurriendo en los rostros de los protagonistas, que no me atrevo a poner imágenes más allá de cierto punto (aunque quien vea el tráiler de arriba se las va a tragar igualmente). La disposición de la mesa es perfecta: de cara solo vemos a los cuatro protagonistas reales de la historia además de una criada. Siempre de espaldas aparecen el narrador, que salvo ejercer de esta función no participa de la trama, y su esposa, que participa menos todavía (nada). Iban los deja fuera visualmente al dar la espalda al lector y no otorgarles protagonismo alguno. El peso del relato recae sobre la familia Schofield y Richard Pratt, y es lo que vemos en todo momento en las ilustraciones. Muy numerosas, surgen cada vez que ocurre algo en la mesa que marca un punto de inflexión, y realmente son el acompañamiento perfecto a la historia. Ver cómo van evolucionando, cambiando y alterándose los gestos de esas cuatro personas conforme avanza la narración, es una gozada. Especial atención merece siempre el gastrónomo: triplica el volumen del resto de comensales, y resulta evidente que el ilustrador quiere que te fijes en él constantemente, porque cada vez que aparece una ilustración, los ojos se van siempre a su gigantesca cabeza y somos testigos de cómo su rostro sibilino va cambiando conforme va avanzando la cata.
En definitiva, un relato genial... de verdad, genial. Pero comento lo que comenté ya con El librero. Son poquísimas páginas y el precio es el que es. Hay que tenerlo en cuenta a la hora de comprarlo. Yo hace tiempo que llegué a la conclusión de que colecciono los libros de Nórdica, lo reconozco tal cual. No lo hago quizás conscientemente, pero su numerosa presencia en mis estanterías no deja tampoco lugar a muchas dudas. En estos casos no me ha importado pagar el precio porque las ediciones y la calidad de las historias son una maravilla (y me imagino que si las tiradas no son muy altas, el precio tiene que subir. Es lo que hay), pero entiendo que puedan resultarle caros a mucha gente. Pero son tan bonitos, tanto por fuera como por dentro, y su contenido, que al fin y al cabo es lo que realmente importa, tienen tanta calidad, que son regalos perfectos... que sean para uno mismo o para otra persona, ya queda a elección del comprador. Yo me los autorregalo, son mi caprichín particular. Mientras pueda, claro.
Roald Dahl (1916-1990) fue un novelista y autor de cuentos británico de ascendencia noruega, famoso como escritor para niños y adultos. Entre sus libros más populares están Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante, Matilda, Las brujas y Relatos de lo inesperado.
Comenzó a escribir en 1942 cuando, como miembro de la Fuerza Aérea, fue trasladado a Washington. Su primer trabajo publicado, aparecido en la edición del Saturday Evening Post el 1 de agosto de 1942, fue un cuento titulado Pan comido, describiendo su accidente con el Gloster Gladiator. El título original en inglés era «A piece of cake», pero fue cambiado a «Shot down over Libya» (Derribado sobre Libia) a pesar de que el accidente no tuvo nada que ver con la acción enemiga.
Comenzó a escribir en 1942 cuando, como miembro de la Fuerza Aérea, fue trasladado a Washington. Su primer trabajo publicado, aparecido en la edición del Saturday Evening Post el 1 de agosto de 1942, fue un cuento titulado Pan comido, describiendo su accidente con el Gloster Gladiator. El título original en inglés era «A piece of cake», pero fue cambiado a «Shot down over Libya» (Derribado sobre Libia) a pesar de que el accidente no tuvo nada que ver con la acción enemiga.
Miss Hurst
Me lo pasé en grande con este escritor en la infancia y aún me quedan muchísimos libros suyos por descubrir. Me llevo este bien apuntado. El precio es bastante alto, no nos vamos a engañar, pero es Roald, así que bien lo merece.
ResponderEliminarEl precio es alto pero la edición yo creo que compensa. Si te gusta Dahl no lo dejes pasar, porque aunque sus relatos adultos tienen poco que ver con sus libros infantiles, son una gozada. Muy buenos.
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Que ilustraciones tan chulas! Un beso ;)
ResponderEliminarLas fotos no les hacen justicia porque daba justo encima la luz y se ven reguleras, pero son una chulada y perfectas para el libro.
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El año pasado alguien lo reseñó y recuerdo que lo apunté; aunque no soy de leer relatos para el reto genérico me servía pero no llegué a leerlo. Igual este año lo hago.
ResponderEliminarUn beso
Si al final lo lees creo que lo vas a disfrutar mucho. El final es totalmente genial.
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Me gustó muchísimo este libro y me gustaría hacer una mención especial al gato que aparece en todas las escenas siempre haciendo de las suyas
ResponderEliminarSiiiii, el gato en cada ilustración aparece en un sitio distinto haciendo de las suyas... jajaja. Me alegro de que también te gustase, es que es genial.
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Lo vi en una librería y me enamoró la edición. Espero hacerme con ella
ResponderEliminarEs que la edición es maravillosa. No lo he comentado pero la parte del lomo que se ve de color granate es de terciopelo. Una edición gourmet, la verdad.
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jajajaja, me ha gustado lo del toma ya mental. La verdad es que no soy muy del género, pero con ese número de páginas podría animarme con él.
ResponderEliminarBesos
Ains, sí, es que yo soy muy de exclamaciones mentales, y ese "¡Toma ya!" me salió de verdad... jajaja.
EliminarSon muy poquitas páginas, se lee en un suspiro, y el relato es buenísimo. Si te animas con él te gustará.
¡Besote!
El librero lo tenía apuntado para leerlo en la librería, pero todavía no lo he terminado. No me extraña nada que colecciones a Nórdica porque son una pasada aunque sí, da la sensación de que con tan pocas páginas no renta. Pero me imagino que por eso ponen las ilustraciones tan chulas, para dar algo más que la mera historia.
ResponderEliminarEste relato tan genial también va para la saca, me parece imprescindible.
Besos
Sip, yo creo que tiran de buenísimas ediciones para compensar la escasez de páginas del relato, porque si lo editan tal cual se queda un librillo paupérrimo. Además lo editan en tapa dura y demás, y todo va subiendo. Es cara, pero la edición está muy currada.
EliminarY sí lo es... es imprescindible. De verdad.
¡Besote!
Me encanta Roald Dahl. Este libro no lo conozco aún pero es tan llamativo que seguro que me hago con él.
ResponderEliminarbesos
Pues si te encanta Roald Dahl, aunque tiene poco que ver con sus libros infantiles, la calidad del relato es estupenda. Seguro que te gusta.
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Lo único que me echa para atrás de este libro es su precio, pero es que me apetece tanto, y más tras leer la reseña.
ResponderEliminar¡Besos!
Es un poco carete, pero para hacerse un autorregalo es una maravilla. El relato es estupendo y la edición preciosa. Si te apetece mucho, date el caprichín cuando puedas :)
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De momento no me llama lo suficiente. Un beso.
ResponderEliminarPues entonces a por otro, que no será por falta de libros :))
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Breve y fascinante me pareció
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