Título original: Northanger Abbey
Autora: Jane Austen
Editorial: Alba (colección Clásica)
Traducción: Guillermo Lorenzo
Páginas: 287
Fecha publicación original: 1818
Fecha publicación original: 1818
Fecha esta edición (4ª): junio 2000
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 16,50 euros Ilustración de cubierta: El paseo (1783, Thomas Gainsborough)
Catherine Morland es una muchacha «tan corriente como la que más»...
sólo que tiende a ver la vida como una novela. Cuando es presentada en
sociedad en Bath, conoce a un joven apuesto y refinado y se siente como
en una novela sentimental. Luego, invitada por el padre del joven, pasa
una temporada en una antigua abadía, donde sospecha que se cobijan
terribles secretos, como en una novela gótica. Pero la realidad, que
también tiene sus secretos, le revelará al fin un mundo acaso más
absurdo y angustioso que el imaginado en la peor de sus fantasías.
Novela de novelas, literatura de literatura, La abadía de Northanger,
escrita antes de 1803 pero no publicada hasta 1818, póstumamente,
encierra en una sátira literaria una hiriente reflexión sobre los
prejuicios y crueldades de la sociedad, y es sin duda una de las obras
más agudas y divertidas de Jane Austen.
Referirse a Catherine Morland es conceptualizar una tabula rasa:
Pero no todo va a ser negativo. La autora le otorga algunos rasgos positivos:
Este viaje es el que determina su madurez gracias a las nuevas vivencias y experiencias que le ha reservado el destino. A lo largo de la lectura vemos cómo se va desprendiendo de su ingenuidad juvenil, y solo al final descubrimos a la nueva Catherine Morland, quien es calificada por Jane Austen como heroína. Puede parecernos que es un tratamiento algo exagerado, pero conforme avanzamos en la novela justificamos ese adjetivo; al lector le queda claro que para sobrevivir a esa época hay que tener verdaderos poderes, sobre todo el de clarividencia.
La abadía de Nothanger ya perfila el estilo personal de la autora: agilidad y sencillez narrativas, acompañadas siempre de reflexiones morales y lecturas comparativas. Los maravillosos diálogos y descripciones, pincelados de ironía y comicidad, nos descubren a una Jane Austen deliciosa y magistral.
Sería injusto decir que es simplemente una novela romántica con tintes cómicos; los que amamos su obra reconocemos otras ideas y pensamientos, y es un deleite viajar y recrearnos en su sociedad. Jane Austen tuvo que participar en conversaciones donde, por ser mujer, era considerada de una inteligencia inferior, y expresaba su voz y opinión a través de sus personajes.
Henry Tilney cree tener un alto concepto de la inteligencia femenina, opinando que no todas las mujeres participan de la misma inteligencia y tampoco son comparables. Desde la caballerosidad y la empatia modula las conversaciones dependiendo de la dama en cuestión; vemos como con Mrs Allen trata sobre la calidad de las muselinas, mientras que con su hermana entabla diálogos y razonamientos inteligentes y profundos, tal y como reconoce Catherine:
Si rascamos un poco en sus escritos percibimos esa reivindicación de la mujer en la familia, la sociedad y, en definitiva, en la historia, tal y como reconoce Catherine.
Catherine Morland posee una mente limpia y pura que debe pulirse por medio de la educación social, y así poder alcanzar el objetivo final: el reconocimiento y éxito en la buena sociedad, y un matrimonio ventajoso, conveniente, en el que el amor no es el elemento esencial sino el título que otorga este éxito y, si al final el amor viene añadido, ya podemos decir que fueron felices y comieron perdices.
La heroína de la abadía enriquece su mente al mismo tiempo que su vida social se amplía. Cada uno de los personajes con los que contacta y se relaciona le aporta conocimientos y experiencias nuevas y vitales que la moralizan y la condicionan, perdiendo durante trayecto su ingenuidad y blancura.
Los hermanos Elionor y Henry Tilney le enseñan el valor de la amistad, la honestidad, el respeto... sobre todo Henry, quien por medio de sus argumentaciones y diálogos (siempre dentro de los cánones del comportamiento caballeresco) la va enriqueciendo y puliendo de ideas e inquietudes, al tiempo que le vacía de otras propias modulando todo su interés romántico, reflejado en las novelas góticas que tanto la entusiasman y animan. Se sabe por la autora que, en la sociedad rural un tanto lineal y tediosa, se encontraban pocas diversiones.
Al final Henry Tilney no resulta el protagonista romántico al uso, sino que más bien parece un personaje pragmático al que se le ha encomendado un fin, casarse con Catherine Morland, y el amor que esta le profesa, sumado a sus deberes, son las llaves que abren su culto corazón.
Por otro lado están los hermanos Thorpe; Isabella y John son la sal y pimienta de la novela. Con ellos Catherine madura a pasos agigantados, despertando sus sentidos al mismo tiempo que desactiva su pereza e indolencia. Los Thorpe solo disponen de inteligencia social, pues carecen de recursos económicos, tan importantes y necesarios en la burguesía agraria de la época. Buscan un matrimonio lo más conveniente posible y, una vez elegidas las presas, su potencial es inmenso. En todos los pasajes en que participan, animan y enriquecen la novela. Su arribismo social no tiene limites, pues el fin justifica los medios: si hay que mentir se miente, si hay que coquetear se coquetea.
Catherine aprende de los Thorpe a mantener duelos de voluntades y fortalezas, de los cuales sale vencedora cuando es capaz de romper esos hilos visibles e invisibles que ellos tejen y manejan, pues en todo momento intentan doblegarla y manipularla.
Al final los Thorpe son simples jóvenes desesperados, y solo procuran sobrevivir en la buena sociedad, aunque las maneras y formas que utilizan no sean las más honestas. Particularmente, Isabella como personaje me encanta, con todos esos matices, argumentos y dobleces en una época donde las mujeres debían ser ejemplares y dóciles; todos los recursos que despliega obnubilan y paralizan a nuestra heroína.
Sobre la trama no voy a contar nada más. Hay que leer y descubrir a Jane Austen y, sí todavía no conocéis La abadía de Northanger, a los elementos austenianos nombrados arriba añado los valores familiares (entre ellos los fraternales), el costumbrismo y realismo, así como la inamovilidad de las clases... más concretamente la posición de la mujer en el contexto social, cuyo fin es procurar la felicidad doméstica.
También resalto toda su escenografía y ambientación pues, para todos los que hemos leído y releído su obra, creo que nos sería fácil deambular por todos esos sitios con la desenvoltura que permiten la familiaridad y el reconocimiento de los lugares siempre amados y queridos. Todo ello, narrado con tanta dulzura y mimo sin dejar a un lado la ironía y comicidad... que puedo decir, si soy su humilde servidora. Ya no tengo palabras.
Nunca aprendió ni comprendió nada que no le hubieran enseñado de antemano y, en ocasiones, ni siquiera así, porque solía ser bastante distraída y, a veces, obtusa.Además Jane nos dice que, unas veces por falta de interés y otras por pereza, a nuestra protagonista le apasionan poco los conocimientos. Por referirnos a algunos, de la horticultura le gusta recoger flores, y de la música solo le interesan las teclas de una vieja espineta; tampoco demuestra tener dotes para el dibujo.
Pero no todo va a ser negativo. La autora le otorga algunos rasgos positivos:
... que tenía un talante afectuoso, un carácter alegre y abierto, libre de toda afectación; que sus modales acababan de liberarse de la torpeza y timidez infantiles, y que su aspecto físico resultaba agradable y, en sus días buenos, parecía incluso guapa. En cuanto a su mente, era tan ignorante y falta de información como suele serlo la de una joven de diecisiete años.Con todo este bagaje Catherine Morland es lanzada al mundo y a la vida social de la mano de los dulces y bondadosos Mr y Mrs Allen, de Fullerton, quienes la invitan a acompañarlos a Bath; con el beneplácito de su familia, accede gustosa.
La abadía de Nothanger ya perfila el estilo personal de la autora: agilidad y sencillez narrativas, acompañadas siempre de reflexiones morales y lecturas comparativas. Los maravillosos diálogos y descripciones, pincelados de ironía y comicidad, nos descubren a una Jane Austen deliciosa y magistral.
Sería injusto decir que es simplemente una novela romántica con tintes cómicos; los que amamos su obra reconocemos otras ideas y pensamientos, y es un deleite viajar y recrearnos en su sociedad. Jane Austen tuvo que participar en conversaciones donde, por ser mujer, era considerada de una inteligencia inferior, y expresaba su voz y opinión a través de sus personajes.
Henry Tilney cree tener un alto concepto de la inteligencia femenina, opinando que no todas las mujeres participan de la misma inteligencia y tampoco son comparables. Desde la caballerosidad y la empatia modula las conversaciones dependiendo de la dama en cuestión; vemos como con Mrs Allen trata sobre la calidad de las muselinas, mientras que con su hermana entabla diálogos y razonamientos inteligentes y profundos, tal y como reconoce Catherine:
Tengo un concepto elevadísimo de la inteligencia de todas las mujeres del mundo, y en particular de aquellas con quienes casualmente hablo.Mi querido Darcy, en Orgullo y Prejuicio, nos pinta un cuadro diferente sobre la educación y las áreas en que hay que instruir a las mujeres:
Una mujer debe tener un conocimiento profundo de música, canto, dibujo, baile y lenguas modernas. Y además poseer un algo especial en su aire y manera de andar, en el tono de su voz, en su trato y modo de expresarse; pues de lo contrario no merecería el calificativo más que a medias.Jane Austen es rompedora. Defiende su inteligencia, argumentada en todos sus personajes (ya sean diversos y diferentes, profundos o superficiales), hilándolos en la trama con un tono de ironía y evitando quedarse simplemente en el romanticismo y la comicidad. En el retrato social que describe afloran además otras inquietudes: la historia, la política, las capacidades y debilidades humanas. La alegría y naturalidad de ese retrato social se acompaña en muchas ocasiones del típico egoísmo y mezquindad inherente a todas las personas de todos los tiempos, cualidad compartida tanto por hombres como por mujeres.
Si rascamos un poco en sus escritos percibimos esa reivindicación de la mujer en la familia, la sociedad y, en definitiva, en la historia, tal y como reconoce Catherine.
Los hombres me resultan casi siempre estúpidos, y de las mujeres apenas si se hace mención alguna.Este pensamiento lo refuerza con Anne Elliot en Persuasión.
Catherine Morland posee una mente limpia y pura que debe pulirse por medio de la educación social, y así poder alcanzar el objetivo final: el reconocimiento y éxito en la buena sociedad, y un matrimonio ventajoso, conveniente, en el que el amor no es el elemento esencial sino el título que otorga este éxito y, si al final el amor viene añadido, ya podemos decir que fueron felices y comieron perdices.
La heroína de la abadía enriquece su mente al mismo tiempo que su vida social se amplía. Cada uno de los personajes con los que contacta y se relaciona le aporta conocimientos y experiencias nuevas y vitales que la moralizan y la condicionan, perdiendo durante trayecto su ingenuidad y blancura.
Los hermanos Elionor y Henry Tilney le enseñan el valor de la amistad, la honestidad, el respeto... sobre todo Henry, quien por medio de sus argumentaciones y diálogos (siempre dentro de los cánones del comportamiento caballeresco) la va enriqueciendo y puliendo de ideas e inquietudes, al tiempo que le vacía de otras propias modulando todo su interés romántico, reflejado en las novelas góticas que tanto la entusiasman y animan. Se sabe por la autora que, en la sociedad rural un tanto lineal y tediosa, se encontraban pocas diversiones.
Al final Henry Tilney no resulta el protagonista romántico al uso, sino que más bien parece un personaje pragmático al que se le ha encomendado un fin, casarse con Catherine Morland, y el amor que esta le profesa, sumado a sus deberes, son las llaves que abren su culto corazón.
Por otro lado están los hermanos Thorpe; Isabella y John son la sal y pimienta de la novela. Con ellos Catherine madura a pasos agigantados, despertando sus sentidos al mismo tiempo que desactiva su pereza e indolencia. Los Thorpe solo disponen de inteligencia social, pues carecen de recursos económicos, tan importantes y necesarios en la burguesía agraria de la época. Buscan un matrimonio lo más conveniente posible y, una vez elegidas las presas, su potencial es inmenso. En todos los pasajes en que participan, animan y enriquecen la novela. Su arribismo social no tiene limites, pues el fin justifica los medios: si hay que mentir se miente, si hay que coquetear se coquetea.
Catherine aprende de los Thorpe a mantener duelos de voluntades y fortalezas, de los cuales sale vencedora cuando es capaz de romper esos hilos visibles e invisibles que ellos tejen y manejan, pues en todo momento intentan doblegarla y manipularla.
Al final los Thorpe son simples jóvenes desesperados, y solo procuran sobrevivir en la buena sociedad, aunque las maneras y formas que utilizan no sean las más honestas. Particularmente, Isabella como personaje me encanta, con todos esos matices, argumentos y dobleces en una época donde las mujeres debían ser ejemplares y dóciles; todos los recursos que despliega obnubilan y paralizan a nuestra heroína.
Sobre la trama no voy a contar nada más. Hay que leer y descubrir a Jane Austen y, sí todavía no conocéis La abadía de Northanger, a los elementos austenianos nombrados arriba añado los valores familiares (entre ellos los fraternales), el costumbrismo y realismo, así como la inamovilidad de las clases... más concretamente la posición de la mujer en el contexto social, cuyo fin es procurar la felicidad doméstica.
También resalto toda su escenografía y ambientación pues, para todos los que hemos leído y releído su obra, creo que nos sería fácil deambular por todos esos sitios con la desenvoltura que permiten la familiaridad y el reconocimiento de los lugares siempre amados y queridos. Todo ello, narrado con tanta dulzura y mimo sin dejar a un lado la ironía y comicidad... que puedo decir, si soy su humilde servidora. Ya no tengo palabras.
Jane Austen
(Steventon, 1775-Winchester, 1817). Novelista británica. Séptima hija
de una familia de ocho hermanos, su padre se encargó personalmente de su
educación. En 1801, los Austen se trasladaron a Bath y luego a Chawton,
un pueblo de Hampshire, donde la escritora redactó la mayoría de sus
novelas. Apacible, sereno y equilibrado es su modo de escribir, y
describe con sutil ironía el ambiente de la clase alta rural del sur de
Inglaterra. El interés de sus obras reside en los diferentes matices
psicológicos de sus personajes, y en la descripción, con una buena dosis
de crítica, del ambiente social en que sitúa a sus protagonistas, que
no es otro que el suyo propio, el de la burguesía acomodada.
Es una pena que mucha gente crea que Jane Austen es novela rosa porque se pierden muchas cosas. sólo he leído Orgullo y Prejuicio y la verdad es que me encantó la fuerza y el inconformismo de la protagonista. Tengo ganas de leer este y todos. Besos
ResponderEliminarCreo que es la historia de Jane Austen que menos me entusiasma, quizás por eso no la he vuelto a releer. Pero tras tu magnífica reseña creo que voy a darle otra oportunidad y voy a volver a releerla con nuevo ojos. Un saludo!
ResponderEliminarNo he leído esta novela de Jane Austen y eso que la tengo apuntada desde hace tiempo. Voy a tener que ponerle remedio.
ResponderEliminarBesos
Hola!
ResponderEliminarNo he leído nada de la autora; comencé Orgullo y Prejuicio en inglés pero lo tuve que dejar por falta de tiempo; sé que me estoy perdiendo una buena lectura, tendré que volver a animarme.
Un beso
Lo único que añadiría a todo lo que habéis dicho es volver a destacar cómo Jane Austen se implica, aunque sea en tercera persona, más que otras veces en sus reivindicaciones, así como en sus juicios de valor de la sociedad que la rodea.
ResponderEliminarLa primera vez que la leí (jovencita) no me gustó mucho, pero la relectura de este año ha sido que me sorprenda y me encante a partes iguales. Os invito a pasar por mi blog y leer la reseña que hice
Un abrazo
Tengo que animarme con la autora porque sólo he leído un libro de ella y hace muchísimo tiempo. Voy estar atenta a todas vuestras recomendaciones este me.
ResponderEliminarUn beso ;)
Conforme iba leyendo la reseña me acordaba de "Persuasión", la tengo bien fresca en la mente y es verdad que me pareció ante todo muy reivindicativa (y eso que dicen los que entienden que es la más romántica de las novelas de Austen).
ResponderEliminarDespués de lo que he disfrutado (¡por primera vez!) con esta, no me importaría continuar leyendo a la autora. Eso sí, voy a esperar a leer todas vuestras reseñas para decidir título.
Besos.
Pues igual os parece un poco raro, pero esta es la novela de Austen con la que más me he reído, me parece super divertida. Le pillé el puntito a la sátira que hace de las novelas de heroínas románticas de su época y como se chotea de las malas historias góticas "para señoritas". Besos.
ResponderEliminarHoy empiezo la novela. A ver que tal, pero por lo que nos cuentas seguro que me gusta. Besos
ResponderEliminarDe la autora sólo he leído Orgullo y prejuicio y nada más, y eso que me gustó así que a ver si me animo.
ResponderEliminarUn beso!
Menuda reseña te has marcado, si la Austen te leyera...andaría pegando saltos de alegría. Coincido en todo lo que dices con esta novela, es liviana pero no falta el trasfondo de las historias de Jane, aunque repita tema, cada uno tiene su punto. Es de los últimos que leí de la autora.
ResponderEliminarBesos
Es la novela de Austen que menos me gusta, reconozco su agudeza e ironía, pero no acabo de conectar con ella. Eso si, tu reseña me encanta. Besinos.
ResponderEliminarEs de las pocas pendientes de la autora que tengo. Y le llegara el turno.
ResponderEliminarMi querida Miss Bingley, reseña de lujo ¡Me encanta este libro! Lo he leído tres o cuatro veces desde los 13 años y fue el primero de Austen que regalé a las niñas, lo adoran tanto como yo.
ResponderEliminarMe he emocionado y todo...😿
Besitos!! 💋💋💋
Has resaltado puntos que son la clave del estilo de Jane Austen, esa ironía, cómo se defiende como mujer a través de algunas de sus protagonistas...el costumbrismo y la familia. Al leerte me he acordado mucho de mi lectura de "Orgullo y prejuicio", a esos aspectos que me cautivaron de su autora. Y por supuesto, me ha encantado es frase de Darcy que recuerdo a la perfección.
ResponderEliminarEste no lo tengo aún, pero la edición de Alba es una preciosidad.
Besitos, os espero el miércoles!
Sólo he leído un libro de la autora y me gustó así que no descarto volver a ella en algún momento.
ResponderEliminarBs.
Hola
ResponderEliminarEmpecemos con que he sonreído como un idiota al toparme con la cita de Mr Darcy...
Ahora, volviendo a la novela... solo conocía el título, ni sinopsis ni nada hasta leeros a vosotras.
Es genial toparte con una chica que adquiera el adjetivo de "heroína", pero ante ese costumbrismo al que la autora nos conduce y a esa moral/etiquetas dictaminadas por la sociedad, es de aplauso que no se avergüence de si misma. Al fin y al cabo, un romántico no es solo aquel que vomita arcoiris y es pasional en el amor, sino que quien tiene esa denominación denota un espíritu inconformista con lo establecido, una pieza que no encaja en el puzzle, un hilacho que "afea" el tapiz, una "mancha" en una tela que ha de ser inmaculada... pero no es su culpa, como bien se dice: "no nos preocupemos por ver gente diferente a nosotros, deberíamos alertarnos si son iguales"
Aplauso a la ironía de Austen para remarcar el machismo de la sociedad al poner de poco inteligente a la mujer o de ser insignificante, ahí calla bocas a la vez que nos hace sonreír, cómplices y gustosos, porque no da puntada sin hilo.
Ampliar tu círculo no es nada malo siempre que te enriquezcan, y no te hagan perder tu esencia. Sí, la inocencia, la ingenuidad y la blancura son una burbuja que conforme crecemos se rompe y no nos protege llegado el dia, sino que nos perjudica si no avanzamos. El conocimiento y experiencia son el trayecto a recorrer. Por eso creo que el personaje de Catherine es atractivo.
Y por último, si no recuerdo mal, leí una vez que en esta obra se tocan, más que en ninguna otra (en caso de haberlo) las características y aspectos de la novela gótica.
Un saludo.
Hola, Miss Bingley:
ResponderEliminarEsta novela la ley hace tiempo y la verdad es que solo tengo un vago recuerdo sobre ella. Recuerdo que no me disgustó, pero que tampoco me impactó demasiado. Por el momento, es la novela más sencillita que he leído de Austen. Me ha gustado cómo has introducido las menciones a otras obras de la autora: "Persuasión" y "Orgullo y prejuicio". Se nota que controlas el tema.
"Persuasión" la leí en españo y OyP la estoy leyendo en inglés y la verdad es que no hay color. Probablemente cuando haga la relectura de esta novela probablemente la lea también en inglés. Hay detalles que se pierden en la traducción y a mí me encanta saborearlos. ¡Gracias por la reseña!
Un saludo imaginativo...
Patt
Creía que se había grabado mi comentario. Bueno, Jane Austen merece la pena. Estaré atenta a vuestras lecturas. Un beso.
ResponderEliminar¡Y aquí viene la primera reseña en el mes de Austen! Tenía ganas de ir leyéndolas porque sinceramente me conozco solo sus dos obras más populares, el resto siguen siendo un misterio para mi y puesto que tengo intención de acercarme a la autora no está de más conocer mejor el resto de sus novelas. Me encanta que resaltes que es fiel a su estilo, esa mezcla de géneros, su forma de acercarte tanto a la sociedad de la época y las reflexiones con las que sin duda ella convivía. Tengo la impresión de que retrata tan bien a sus personajes que a medida que lees va creciendo en ti el deseo de que todo les salga bien, que consigan lo que desean. Una reseña maravillosa para hacer que, de una novela que me era desconocida, ahora surja el antojo de conocer su final.
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Maravillosa entrada! Dan ganas de leerlo, solo he leído uno de Austen, a ver si puedo poner remedio pronto porque veo que me estoy perdiendo lecturas estupendas.
ResponderEliminarUn beso
La leí en año pasado y me gustó bastante,me divertí.
ResponderEliminarUn beso
Esta novela aún no la he leído, la tengo entre mis pendientes, si puedo leerla antes de que acabe el mes la compartiré en mi blog. Por el momento, os dejo la primera que dejo en el blog de esta autora https://elmundodeleonor.wordpress.com/2017/07/05/persuasion-jane-austen/
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad que tengo muchísimas ganas de hacerme con este libro ya que tiene un trama muy interesante, me alegro mucho que te haya gustado tanto
¡Un beso guapa!
¡Qué gran reseña! ¡Enhorabuena! Como ya os comenté, Jane Austen es aún una asignatura pendiente para mí, por eso he querido acompañaros en el homenaje. «La abadía de Northanger» es una novela completamente desconocida para mí. De otras obras de Austen tengo alguna idea, no así de la que aparece en esta entrada. Lástima no tenerla a mano, porque dan ganas de ponerse ya con ella. ¡Un beso!
ResponderEliminarQué raro!!! Veo que no comenté nada en esta reseña. Os tengo que decir (creo que ya lo he dicho varias veces) que leí La abadia de Northanger hace muuuuucho tiempo (era mucho más joven) y, creo recordar, que no me gustó... Ahora mismo ya me entran dudas de haber leído esta obra y no otra de título parecido a tenor de vuestra reseña. Por otro lado, como estoy leyendo Orgullo y prejuicio (llevo poco, voy por el capítulo XVII) y me está gustando, es por lo que os digo que ya me entran dudas de qué novela leí... (igual no me gustó porque no supe captar las sutilezas en aquel entonces... no sé...).Pero vamos que no sé qué opinaré cuando acabe Orgullo y prejuicio, pero mucho debería cambiar para que me decepcionara. Así que creo que le voy a dar una oportunidad a esta novela, de nuevo...
ResponderEliminarUn besazo