Título original: Silly Novels by Lady Novelists
Autora: George Eliot
Editorial: Impedimenta
Traducción: Gabriela Bustelo
Prólogo: Gabriela Bustelo
Páginas: 60
Fecha de publicación original: 1856
Fecha esta edición: junio 2012
Fecha esta edición: junio 2012
Encuadernación: rústica con sobrecubierta
Precio: 12,50 euros Ilustración de cubierta: Georgian Fashion Plates (1806-1820)
Sin cortapisas, sin reservas impuestas por los convencionalismos
sociales y culturales de su tiempo, con un sarcasmo feroz y la agudeza
intelectual que le es propia, George Eliot pasa implacable factura en Las novelas tontas de ciertas damas novelistas
a los desaciertos de la narrativa más ramplona de algunas afamadas
escritoras de su época. En el que fuera su ensayo más célebre, cuyo tema
sigue despertando polémica en nuestros días, la genial autora inglesa
plantea sus tesis con un toque de ironía a partir de ejemplos
representativos de los argumentos predecibles, los personajes falseados,
los estilos remedados y los diálogos inverosímiles que ciertas damas
novelistas pusieron al servicio de sus pretensiones moralizantes,
prosaicas o, directamente, jactanciosas.
Punzante, entretenidísima y profundamente lúcida, George Eliot parodia
las tópicas novelas que dominaban los listados de ventas de su tiempo,
con sus encantadoras y hermosas heroínas, y sus previsibles y azucarados
finales.
Tenía este ensayo en la estantería hace siglos, pendiente no porque no quisiera leerlo (todo lo contrario, me moría por hacerlo), pero tenía miedo. Miedo a que me defraudase y no encontrase todo lo que yo esperaba encontrar. ¿Por qué? Porque a una amiga le ofendió mucho este artículo, se indignó mucho con él, decir que puso a la pobre Eliot a caer de un burro es poco... y George Eliot es nada menos que una de sus escritoras favoritas, pero ella no entendía que Eliot tirase tantas piedras sobre otras novelistas contemporáneas.
Y qué queréis que os diga, me arrepiento de no haberlo leído antes, porque me he llegado a reír a carcajadas en algunos párrafos. Y ya lo he dicho alguna vez, yo no soy de reírme cuando leo un libro. Mary Anne Evans era una mujer de mucho, muchísimo carácter, e hizo durante toda su vida lo que creyó conveniente pasándose por el arco del triunfo todas las convenciones sociales victorianas. Si esta personalidad arrolladora la combinamos con un talento (genio) maravilloso para la escritura, da como resultado algo como este ensayo, tan ácido que no hay pastilla efervescente que lo suavice.
Pero vamos a poner todo esto en su contexto. Este ensayo fue realmente publicado como artículo en la revista Westminster Review en 1856, donde escribía reseñas de libros. Mary Anne Evans aun tardaría tres años más en publicar su primera novela, Adam Bede, y cuando lo hizo, usó el que sería su nombre como escritora a partir de entonces, George Eliot, un seudónimo masculino. ¿Por qué? Porque quería que la tomaran en serio, y porque quería desvincularse de la literatura femenina que predominaba en la época, que consistía básicamente en novelas tontas de escasa calidad que salían de la pluma de mujeres de la alta sociedad con mucho tiempo libre y escaso talento. Y este artículo (y vuelvo al comienzo del párrafo), que como digo es anterior a su época como novelista, ya dejó bien clarito lo que opinaba sobre ese tipo de literatura y supone la avanzadilla de la decisión que adoptó años después de no usar su verdadero nombre (bueno, que viviese en pecado con un hombre casado también tuvo algo que ver).
Si por mí fuera, os citaría páginas enteras, pero como no puedo (ni debo), os cito el primer párrafo, que ya es toda una declaración de intenciones:
El género de las Novelas Tontas Escritas por Mujeres tiene muchas subespecies que, según la calidad concreta de la tontería que predomine en ellas, pueden ser superficiales, prosaicas, beatas o pedantes. Pero la amalgama de todas estas subespecies variopintas produce un género —basado en la fatuidad femenina— donde pueden incluirse la mayoría de estas novelas, que podríamos llamar del estilo de «artimaña y confección».Y a partir de ahí empieza a desglosar uno por uno durante al menos cuatro páginas todos los clichés habidos y por haber de este tipo de novelas. Y no solo eso, sino que en páginas posteriores tira de ejemplos, y no se corta ni un pelo en citar párrafos e incluso páginas de títulos muy concretos. Además divide las novelas tontas en muchas subcategorías de las que no hay que perder de vista el retintín de los nombres: género oracular, género de la toquilla blanca, género antiguo remozado...
Huelga decir que la pusieron a caldo en su época. No solo criticaba a las de su género y parecía ponerse por encima de ellas sin haber siquiera escrito un solo libro, sino que además señalaba con el dedo a autoras y novelas que en aquellos momentos causaban auténtico furor. Por si alguien se lo pregunta, ninguna de estas autoras y ninguno de estos libros son recordados ahora. Compensación, Laura Gay, Rango y belleza, El enigma: un fragmento de las crónicas de la Casa Wolchorley, La vieja iglesia gris... mala literatura que tras el boom de su época desapareció para no dejar rastro.
¿Qué es lo más irónico de todo esto? Que algunos de los clichés que tanto critica luego formaron parte de su obra, incluida la que está considerada por algunos como la mejor novela de todos los tiempos en lengua inglesa, Middlemarch. Pero claro, los derroteros de la prosa de esta señora poco tienen que ver con los estrafalarios párrafos que ella critica en el ensayo. Aun así, la reprobación sobre esta tesis fue la que fue... ¿qué derecho tenía ella a señalar con el dedo a nadie?
Y es que quizás lo que define este artículo no sea lo que dice, sino cómo lo dice. Eliot tira de inteligente sentido del humor, pero también se muestra mordaz, satírica, ácida e incluso cruel. Desborda vehemencia y apasionamiento en todas y cada una de sus palabras y, aunque todo está barnizado de ironía feroz, transmite la honda preocupación que sentía por el papel de la mujer en la literatura. No quería que estas malas novelas definiesen el papel de la mujer en la cultura, que los hombres al leerlas creyesen que la educación de la mujer estaba malgastada. Le horrorizaba que por culpa de esas novelas tontas de damas novelistas que también consideraba sin duda bastante estúpidas y vanidosas, no se tomase en serio a otras mujeres escritoras que sí tenían talento; no quería que se metiese a todas en el mismo saco. Hay que recordar que estamos a mediados del siglo XIX, que las mujeres comenzaban por fin a tener peso en la literatura, ya firmaban con sus auténticos nombres y se dedicaban a ello profesionalmente, pero muchas de esas escritoras solo cogían la pluma como forma frívola de pasar el tiempo, arrastrando a las buenas autoras con ellas.
Decía Eliot que una mujer no debía atreverse a publicar sin estar preparada para las consecuencias, que debía respetar el carácter sagrado del arte literario, y que el intelecto medio de las mujeres estaba mal representado por ese grueso de la literatura femenina que escribía malas novelas. Yo creo que no queda lugar a dudas sobre lo enfadada que estaba Eliot cuando escribió este artículo. Llegaron a acusarla de ir en contra de las mujeres, de no defender a su propio género, pero yo creo que precisamente sus argumentaciones deben tomarse en el sentido totalmente opuesto: defendía que la inteligencia y el talento literario de la mujeres estaba muy por encima de esas malas escritoras y sus respectivas obras. Que esas novelas tontas no debían definir lo que las mujeres podían aportar a la literatura. Creía que esas novelas tontas denigraban a las buenas escritoras, y que el hecho de que estas malas novelas recibiesen alabanzas hacía un flaco favor a la buena literatura que no recibía tantas atenciones por parte de la prensa (¿esto no os suena como muy actual en general dentro de la literatura hoy en día?). Eliot más o menos viene a decir que no por ser mujeres el libro que han escrito tiene que ser bueno; que no por ser la autora una mujer hay que defender un libro si su calidad es cuestionable. Y defiende que está en todo su derecho de decirlo, aunque ella también sea mujer.
Ya digo por ahí arriba que se pasaba los convencionalismos sociales por el pitiminí xD.
Que conste que las iras de Eliot solo van dirigidas hacia la mala literatura femenina de la época (lo que contradice la acusación de que cargaba contra las mujeres porque sí), porque no le duelen prendas en alabar a otras contemporáneas suyas que sí que desbordaban talento (Elizabeth Gaskell, Charlotte Brontë, Harriet Martineau), pero este artículo deja muchas preguntas en el aire: unas sobre la potestad que podría tener o no Eliot para criticar abiertamente a nadie de esta manera (llevase o no llevase razón al decir que son novelas malas y tontas a pesar de su éxito), y otras sobre la vigencia que todavía tienen muchas de las cosas que ella dice. Porque es un ensayo rabiosamente actual en algunos de sus conceptos.
¿Hay temas femeninos y temas masculinos en la literatura? ¿Cuál es el fin último de la literatura, el entretenimiento o el arte? Estas son algunas de las preguntas que lanza la prologuista y traductora de la edición de Impedimenta, Gabriela Bustelo. Yo añadiría otras dos. ¿Nos meten la prensa y la crítica especializada muchas obras de escasa calidad por los ojos arrinconando novelas muy superiores? ¿Nos dicen ellos lo que tenemos que leer? Porque tanto estas cuestiones como las arriba mencionadas de Bustelo también se abordan en este ensayo. Como veis, son preguntas que a día de hoy siguen surgiendo en debates, redes sociales, artículos de opinión...
Tal y como he ido comentando a lo largo de la reseña (que un poco más y me queda esto más largo que el ensayo xD), a pesar de que Eliot tira a dar en todas y cada una de las sus páginas, y que se nota lo molesta que estaba con el tema, lo hace con mucho sentido del humor, afilado ingenio, y mucha ironía y sarcasmo. Te saca la sonrisa muchas veces (ya digo que a mí han sido más que eso), y al mismo tiempo te hace reflexionar sobre el papel que comenzaba a tener la mujer en la literatura a mediados del siglo XIX y cómo muchos de los hilos de debate que abre siguen vigentes hoy en día. Quizás a Eliot podrían reprochársele más las formas que el fondo... pero es que entonces perdería toda su esencia. ¿Se muestra prepotente en el ensayo y menosprecia a otras autoras contemporáneas? Yo creo que eso ya tiene que valorarlo cada lector, porque está visto que este ensayo despierta opiniones muy controvertidas... hace 160 años, y ahora.
George Eliot, seudónimo de Mary Anne Evans, nació en Chilvers Coton (Warwickshire), el 22 de noviembre de 1819. Su padre era agente inmobiliario. Estudió en la escuela local de Nuneaton y después en un internado de Coventry, una formación que rara vez se dispensaba a las mujeres en aquella época. A los diecisiete años, tras la muerte de su madre y el matrimonio de su hermana mayor, regresó a casa para cuidar a su padre. A partir de entonces fue autodidacta.
Su primer trabajo literario, en el que trabajó desde 1844 a 1846, fue la traducción de Vida de Jesús, del teólogo alemán David Strauss. En 1851 viajó durante dos años por Europa, y a su regreso escribió reseñas de libros para la revista Westminster Review. Más tarde fue nombrada subdirectora de la revista, cargo que le puso en contacto con las principales figuras literarias de la época, como Harriet Martineau, John Stuart Mill, Herbert Spencer o George Lewes.
Conocer a Lewes, filósofo, científico y crítico, fue uno de los acontecimientos más importantes de su vida. Se enamoraron y decidieron vivir juntos a pesar de que Lewes estaba casado y no podía divorciarse. Sin embargo, Eliot consideró su larga y feliz relación con Lewes como un matrimonio.
En 1856, alentada por Lewes, empezó a escribir novelas. A su primer relato, Amos Barton, publicado en Blackwood’s Magazine en enero de 1857, siguieron otros dos en el mismo año, que aparecieron después reunidos en un libro bajo el título de Escenas de la vida parroquial (1858). Lo firmó con el seudónimo de George Eliot y mantuvo en secreto su identidad durante muchos años. Entre sus obras más famosas se encuentran Adam Bede (1859), El molino del Floss (1860) y Silas Marner (1861). Sus viajes por Italia inspiraron su siguiente novela, Romola (1863). Poco después escribió sus dos obras maestras: Felix Holt, el Radical (1866), sobre la política británica, y, sobre todo, Middlemarch (1872), que ha sido considerada por parte de la crítica como la mejor novela jamás escrita en lengua inglesa. Seguiría Daniel Deronda (1876), una obra en la que ataca el antisemitismo y simpatiza con el nacionalismo judío. Eliot está considerada la más importante escritora de la era victoriana, y fue admirada por contemporáneos como Emily Dickinson y escritores posteriores como Virginia Woolf.
Después de la muerte de Lewes, acaecida en 1878, Eliot se retiró y dejó de escribir. En mayo de 1880 se casó con John Cross, un banquero estadounidense que había sido amigo suyo y de Lewes durante mucho tiempo, y que sería su primer biógrafo. Sin embargo, George Eliot murió apenas siete meses después, el 22 de diciembre de 1880, en Londres.
Su primer trabajo literario, en el que trabajó desde 1844 a 1846, fue la traducción de Vida de Jesús, del teólogo alemán David Strauss. En 1851 viajó durante dos años por Europa, y a su regreso escribió reseñas de libros para la revista Westminster Review. Más tarde fue nombrada subdirectora de la revista, cargo que le puso en contacto con las principales figuras literarias de la época, como Harriet Martineau, John Stuart Mill, Herbert Spencer o George Lewes.
Conocer a Lewes, filósofo, científico y crítico, fue uno de los acontecimientos más importantes de su vida. Se enamoraron y decidieron vivir juntos a pesar de que Lewes estaba casado y no podía divorciarse. Sin embargo, Eliot consideró su larga y feliz relación con Lewes como un matrimonio.
En 1856, alentada por Lewes, empezó a escribir novelas. A su primer relato, Amos Barton, publicado en Blackwood’s Magazine en enero de 1857, siguieron otros dos en el mismo año, que aparecieron después reunidos en un libro bajo el título de Escenas de la vida parroquial (1858). Lo firmó con el seudónimo de George Eliot y mantuvo en secreto su identidad durante muchos años. Entre sus obras más famosas se encuentran Adam Bede (1859), El molino del Floss (1860) y Silas Marner (1861). Sus viajes por Italia inspiraron su siguiente novela, Romola (1863). Poco después escribió sus dos obras maestras: Felix Holt, el Radical (1866), sobre la política británica, y, sobre todo, Middlemarch (1872), que ha sido considerada por parte de la crítica como la mejor novela jamás escrita en lengua inglesa. Seguiría Daniel Deronda (1876), una obra en la que ataca el antisemitismo y simpatiza con el nacionalismo judío. Eliot está considerada la más importante escritora de la era victoriana, y fue admirada por contemporáneos como Emily Dickinson y escritores posteriores como Virginia Woolf.
Después de la muerte de Lewes, acaecida en 1878, Eliot se retiró y dejó de escribir. En mayo de 1880 se casó con John Cross, un banquero estadounidense que había sido amigo suyo y de Lewes durante mucho tiempo, y que sería su primer biógrafo. Sin embargo, George Eliot murió apenas siete meses después, el 22 de diciembre de 1880, en Londres.
Pues aunque yo no soy de ensayos me ha parecido muy atractivo este y desde luego le echaré un vistazo cuando vaya de compras libreras. Eres mala, me lías hasta con cosas que no suelo leer.
ResponderEliminarBesos
No tiene mala pinta, habrá que apuntarlo...
ResponderEliminarBesos
Los ensayos y yo no somos buenos compañeros de lecturas aunque nunca se sabe porque tampoco lo eran la poesía y los relatos y este año estoy aprendiendo a disfrutarlos.
ResponderEliminarNo conocía a la autora pero este párrafo "defendía que la inteligencia y el talento literario de la mujeres estaba muy por encima de esas malas escritoras y sus respectivas obras. Que esas novelas tontas no debían definir lo que las mujeres podían aportar a la literatura." ha echo que me rinda a sus pies jijij, voy a apuntarme el título y por cierto estáis engrosando mi lista de pendientes!! Besos
ResponderEliminarQue pasada de ensayo y reseña. Me han entrado ganas de leerlo.
ResponderEliminarUn beso chicas.
¡Hola!
ResponderEliminarPues de la autora solo he leído Middlemarch y me gustó mucho, no conocía este ensayo y el título me llamó mucho la atención. Creo que ya se aprecia en él la indignación y el enfado ^^ Me parece muy interesante y si algún día me encuentro con él lo leeré.
¡Saludos!
Esta andaba perdida por la lista. El género ensayo no es lo mío pero en este caso el tema me interesa. No me quiero imaginar esas novelas pero algo parecido pasa hoy con ciertos autores salidos de una plataforma muy popular que a veces ni escriben ellos el libro.
ResponderEliminarTampoco me suelo reír con los libros ni leer humor pero creo que con este me entendería.
A ver cuándo le toca.
Besos
hola! muy interesante lo que nos traes hoy, tiene sarcasmo humor agudo, y escrito por una mujer, lo trataremos de hallar, gracias por la recomendacion que es compartida, saludosbuhos!
ResponderEliminarHola, MH:
ResponderEliminarUna pregunta: ¿qué artículo fue el que ofendió a tu amiga? Es que no me ha parecido ver ningún link ni título... :s Vale, no he dicho nada; que resulta que este libro se publicó como artículo.
Mira, lo que comentas sobre los títulos que tuvieron mucho boom en su momento y que luego quedaron en el olvido me hace reflexionar precisamente lo que ocurre hoy con muchísimos hits editoriales. El tiempo es todo un filtro, ¿verdad?
Anda mira, mi reflexión se relaciona con las dos preguntas que planteas tú. ¡Si es que nos leemos la mente!
Bueno, pues nada, otro libro para la lista de pendientes. Es que contigo no se puede. ¿Por qué lees libros tan interesantes?
Un saludo imaginativo...
Patt
Uy, este título lo tengo en la lista de espera desde hace años y años y años. Fíjate que ni siquiera sabía que Impedimenta había sacado una edición (ahora ya sé qué edición me llevaré a casa, por supuesto). Ya me imaginaba que sería como tú nos comentas, pero pensaba que me aburriría un poco porque no reconocería ninguno de los títulos y novelistas a los que pone a caer de un guindo, y eso le quita un poco de diversión, ¿verdad? Pero me lo has compensando diciendonos que te has reído a carcajada y todo. Me la llevo.
ResponderEliminarY sí, claro que es un tema de rabiosa actualidad. Estaba pensando, mientras leía ciertos pasajes de tu reseña, que entre los autopublicados de amazon también hay para escribir un libro en plan "novelas tonta de ciertos autopublicados", pero ¿quién es nadie para criticar a los demás? Pues alguien que, como George Eliot, le doliese en el alma que por tanta tontería se metiese a todos los autopublicados en el mismo saco. Así que entiendo bien la inquietud de Eliot al suponer que este tipo de noveluchas daba mala fama a todas las novelistas en general y que seguramente ponían en tela de juicio el buen aprovechamiento de la educación femenina de la época.
Me ha encantado tu reseña, por cómo dibujas la figura de la escritora y por señalar los puntos importantes de la novela.
Un beso
¡Es un libro fabuloso! La autora es de mis favoritas, tan difecta, ácida, sarcástica ¡genial!
ResponderEliminarHas hecho una reseña estupenda.
Besitos 💋💋💋
Me parece un libro muy interesante de leer. Lo desconocía por completo. He leído tu reseña con sumo agrado, Miss Hurst. Como dicen en alguno de los comentarios anteriores, eres mala porque incitas a comprar libros buenos. Me lo apunto ahora mismo y estaré atento a verlo en algún lugar para echarle la zarpa encima y si no, al menos la vista.
ResponderEliminarBesos
Mola!!
ResponderEliminarHe dado un suspiro de alivio cuando mi querida Brontë queda descartada de su listado de novelistas criticadas... creo que tenía buen criterio, no?
Es interesante... y fijate tú, que al final tenía hasta razón, ya que muchas de estas novelas han quedado en el olvido por mala literatura. Mary Anne Evans es un ejemplo más de figuras femeninas que se desmarcaban de lo "correcto"... ¡¡un olé por ella!!
Recupero este libro que tenía perdido por alguna lista, porque no solo me ha encantado la reseña, sino que está es una de mis autoras favoritas desde que siendo una cría lloré a moco tendido con El molino junto al Floss, y estoy convencida que aunque es diferente en género y estilo va a gustarme. Besinos.
ResponderEliminarPues no suelo animarme con los ensayos, pero a éste voy a tener que hacerle sitio.
ResponderEliminarBesotes!!!
Ay que buena reseña. Dan ganas de ir a por el libro.
ResponderEliminarLo bueno de pasar por aquí es que una nunca sabe lo que se va a llevar anotado. Me dicen a mí que tengo en la lista de los deseos un ensayo y pondría cara de pez. Así sois de bichitos y persuasiva.
ResponderEliminarBesos
Qué mala baba tenía la muchacha... No sé yo, me gusta el tono hasta cierto punto, pero creo que aciertas en la conclusión, porque ese sarcasmo se puede entender también como un menosprecio. No sé si me la llevaría, pero la reseña es estupenda as usual.
ResponderEliminarBesos.
Este tipo de libros me atraen mucho, pero siempre está el miedo a no tener suficiente bagaje o conocimiento sobre lo que se habla....en este caso de los clásicos escritos por mujeres. Que yo soy de las que comenzó con ellos hace dos días.
ResponderEliminarPero lo cuentas de una manera que resulta complicado no anotarlo. Entiendo que se criticara a la autora en su momento, sobre todo por el tema de lo duro que es que una mujer critique a otra (que ya bastante tenemos que aguantar) pero comprendo también lo que ella quería mostrar. Y que de algún modo lo compensara alabando a grandes escritoras.
Lo dicho, me lo llevo por si me lo cruzo porque suena francamente interesante ;)
Besitos
Pues a pesar de tu estupendísima reseña, este no me lo llevo... no me entrar ganas de leer un ensaño. Y como dice Mónica, si no conoces a las autoras a las que critica igual no tiene tanta gracia.
ResponderEliminarUn besazo
Quizá el ensayo hubiera tenido más miga si algunas de sus criticadas hubiera pasado a la historia por alguna de sus obras. Me parece la mar de interesante lo que señala, y además por la forma en que lo cuenta tiene que ser hasta divertido. No me importaría leerlo. Como bien dices, hay cuestiones, debates, que siguen de muy actualidad, como ese boom de libros que nada más salir se venden como rosquillas y un par de años después nadie los recuerda. Sí, sigue pasando.
ResponderEliminarUn beso ;)
Ensayo y Eliot... vaya combinación y vaya reto! Y encima con esta reseña. Lo que en principio no me llamaría lo convertís en atractivo. Preciosa cubierta además. Besos
ResponderEliminarMenuda recomendación literaria nos traes! Ha sido ver el título e irme enseguida a amazon para incluirlo en mi lista de pendientes, sabía que me iba a gustar lo que me contarías del libro y no me he equivocado. Todo me interesa, el hecho de que sea un ensayo, que sea una mujer, que sea del siglo XIX y que sea una crítica a la literatura "mala" y , además, como dices, rebosa actualidad. Espero poder sacar tiempo para leerlo. Un saludo!
ResponderEliminarPues tomo nota, no como prioridad, pero sí que me parece un ensayo muy curioso, y ese tone, en esta ocasión, me gusta. Anotado queda. Un beso!
ResponderEliminarHe visto tu reseña y ha sido en plan: "¿un artículo? Bah, no me interesa". Pero aún así me he quedado a leerte, y si no fuera porque no me gusta leer artículos (ya me basta con los de la universidad, en mi tiempo libro prefiero leer cosas que me permitan evadirme) lo leería porque el tema me parece interesantísimo. ¡Y yo que siempre había pensado que era bueno que hubiera tantas mujeres que escribían en aquella época. Aunque en parte, entiendo la crítica. Pero es verdad, ¿qué derecho tiene ella para decir qué es bueno y qué no? ¿Actualmente criticaría a todas las mujeres que están publicando romántica histórica? Y es que es lo que tú dices, el tema es muy actual.
ResponderEliminarFelicidades por la reseña/opinión. Te ha quedado de lujo, lo he disfrutado y has hecho que reflexione bastante. Como te he dicho, no me apunto el libro, pero he disfrutado mucho con la reseña ;)