lunes, 11 de diciembre de 2017

RESEÑA (by MH) ::: LA PESTE ESCARLATA - Jack London




Título original: The Scarlet Plague
Autor: Jack London
Editorial: Libros del Zorro Rojo
Traducción: Marcial Souto
Páginas: 112
Fecha de publicación original: 1912
Fecha esta edición: marzo 2017
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 16,90 euros
Ilustraciones de cubierta e interiores: Luis Scafati

«Se aceleraba el ritmo cardíaco y aumentaba la temperatura corporal. Después aparecía la erupción escarlata, que se extendía como un reguero de pólvora por la cara y por el cuerpo…» 
 
En 2013 estalla en las principales ciudades de la Tierra una peste fulminante que se propaga con rapidez hasta el último rincón habitado. No hay para ella antídotos conocidos; en cuestión de días, el vano éxodo de los pobladores vacía las ciudades, devastadas por el pillaje, los incendios y la violencia. Con el paso del tiempo, unos pocos supervivientes van formando pequeñas comunidades mientras a su alrededor una vegetación asilvestrada, sin control, ahoga las zonas antes cultivadas, y los animales domésticos, con garras y dientes, tratan de asegurarse un lugar en el nuevo orden zoológico. Sesenta años después de la tragedia, el último superviviente de la peste —entonces joven profesor universitario y ahora anciano de casi noventa años— intenta al final de su vida transmitir algo de experiencia y sabiduría a sus nietos casi salvajes, evocando un mundo que ya nadie sabe que ha perdido. 
 
La Peste Escarlata (1912), un clásico memorable sobre la fragilidad de la civilización, inauguró el género de novela catástrofe y dejó su huella en libros tan notables como La Tierra permanece (1949), de George R. Stewart, y La carretera (2006), de Cormac McCarthy. Las ilustraciones realizadas para esta edición por el gran artista argentino Luis Scafati añaden una dimensión onírica, a los horrores de ese futuro apocalíptico imaginado por Jack London.

Es una verdad universalmente reconocida que quien acuda a los clásicos, encontrará en ellos temáticas, historias, géneros, que muchos lectores creerán que son modernos en su creación o que se han inventado, como quien dice, hace cuatro días... pero que no. Todos los temas que en algún momento han preocupado al ser humano, que subyacen a la propia humanidad y su historia, están plasmados en los clásicos. Todo (o casi todo, por si alguien me dice que exagero) en la literatura se inventó hace muchos, muchos años. ¿Amor por los clásicos? A toneladas, a raudales, desde el fondo de mi alma lectora. Porque nunca, nunca, dejan de sorprenderme. Más que muchas novelas contemporáneas que tratan los mismos temas, porque la verdadera originalidad está en los libros y autores de hace 100, 150 o 200 años. Ellos fueron los pioneros, los que crearon mundos de la nada sin referente alguno, y suyo es el mérito de la existencia de determinados géneros. 

Y eso ocurre con La peste escarlata. Aunque bebe del concepto que plantea Poe en La máscara de la muerte roja (de hecho London hace un guiño a esta obra al principio de la historia), muchos de los aficionados al género apocalíptico y post-apocalíptico contemporáneo, a las historias sobre virus o enfermedades que aniquilan a casi toda la humanidad de la faz de la tierra... se sorprenderían si leyesen lo que escribió Jack London hace más de cien años. Todo, todo lo que hemos visto en otras obras mucho más modernas, estaba ya en La peste escarlata, porque fue con esta novela con la que comenzó este género, y todos los subgéneros que han nacido desde entonces maman de lo que se cuenta en ella. Ahí es nada.

Al comienzo acompañamos a un viejo y a un niño. Van camino de reunirse con otros dos niños más que les esperan en la playa. Visten con andrajosas pieles de animales de una sola pieza. Llevan arcos, flechas y cuchillos de caza. Caminan sobre el riel de una vía que ha sido prácticamente devorado por la maleza y la naturaleza en sí misma. Se cruzan con un oso enorme.

—Era de los grandes, abuelo.
—[...] Entonces no había osos. No, señor. Escaseaban tanto que para verlos, en jaulas, había que pagar dinero.
—¿Qué es dinero, abuelo?
Estamos en San Francisco. Corre el año 2073. Sesenta años atrás, en 2013, surgió de la nada la Muerte Escarlata, una pandemia que arrebataba la vida en menos de una hora. Algunos ni siquiera duraban quince minutos. La población de la ciudad por aquel entonces era de cuatro millones de personas. Sobrevivieron solo cuarenta. Una de ellas, la única que queda con vida, es nuestro anciano protagonista, joven profesor de literatura inglesa cuando surgió la epidemia. Calcula que solo hay unos 300 o 400 humanos dispersos por el mundo. No sabe si estarán distribuidos en tribus, como lo están ellos en su pequeña comunidad. Han sido incapaces de crear una sociedad avanzada, de crear artilugios que les permitan intentar comunicarse con otras regiones o partes del mundo. Las personas con los conocimientos para hacerlo, murieron. La enfermedad no hizo distinciones ni ofreció justicia divina. Cayeron buenas personas y muchas malas sobrevivieron. Además hay muchos hombres y pocas mujeres. Han vuelto a una edad primitiva cuya única misión es la supervivencia y la reproducción para, dentro de miles de años, poder llegar a repoblar la Tierra. Hay que empezar desde cero.

Este anciano fue testigo de la caída de la civilización, paso a paso, desde que comenzaron los primeros casos hasta el caos posterior, el vandalismo, los asesinatos, la ciudad en llamas, la crueldad de los que luchaban por sus vidas, las decisiones extremas pensando solo en la salvación personal, la desconexión progresiva con el exterior... la parada, casi como la de un corazón que deja de latir, de la sociedad humana. Y de repente el silencio. Solo unas pocas decenas de personas, la naturaleza y los animales.

Con una prosa sencilla, sin artificios ni florituras, transmitiendo lo que quiere transmitir (no parece haber sido escrita hace más de cien años), la perspectiva que London ofrece sobre la civilización es turbadora, pesimista y quizás más realista de lo que nos gustaría creer. La vulnerabilidad de las bases sobre las que se asientan nuestra misma existencia, alarmante. Una vez que el mundo desaparece tal y como lo conocemos, las generaciones futuras, que no disponen de todo ese conocimiento, vuelven a un estado de tabula rasa: embrutecidas, ignorantes, supersticiosas, ni siquiera el idioma permanece inalterado, evolucionando hacia algo gutural, sin adjetivos, básico y corrupto. Todo lo que hoy damos por sentado, deja de existir.
¿Qué son millones? [...] ¿Qué es educación? [...] ¿Qué es una dama? [...] Abuelo, no uses palabras raras. [...] Abuelo, no entiendo nada de lo que dices.
El viejo llora recordando lo que una vez fue y probablemente jamás volverá a ser. Intenta transmitirles a estos niños la existencia de un mundo que ellos jamás podrán entender, porque su imaginación, su aprendizaje, su inteligencia, no alcanza a evocar las imágenes que él les ofrece. Para ellos es una historieta del abuelo de la que no entienden la mitad de los conceptos o las palabras. Pero a nosotros, que sí lo conocemos, verlo desaparecer ante nuestros ojos en estas páginas, el modo en que lo hace, el modo en que todo revierte... no deja de parecernos posible. Porque ciertamente no parece un futuro tan improbable en caso de sobrevenir una pandemia como esta.

London hizo un trabajo magnífico, y muy adelantado a su tiempo, sembrando el germen de "¿Y si...?". Pensad qué pasaría si muriese el 99% de la población mundial, y con ella todos los recursos, posibilidades y conocimientos que sustentan nuestro día a día. Libros que, una o dos generaciones después, nadie sabría ni podría leer. Si en vuestra ciudad sobreviviesen solo 20 o 30 personas. Y además escribió una novela atemporal, en la que lo mismo da que la catástrofe ocurriese en el año en que fue escrito que cuando el autor la ambienta. El miedo es el mismo, te hace preguntarte las mismas cuestiones, e incluso en nuestra época sería aún peor porque dependemos en grado extremo de la tecnología.

Mención aparte merece la edición de Libros del Zorro Rojo. Si no estoy equivocada, esta misma edición salió en 2012 en tapa dura con sobrecubierta. La que yo compré es la nueva en rústica con solapas, pero la portada y el interior de la edición son los mismos. Y vamos, de verdad, una maravilla. Las ilustraciones de Luis Scafati, originales para esta edición, le sientan como un guante a la historia, y la portada me tiene enamorada (sí, creepy, lo sé). Lo he dicho muchas veces: si además de una buena historia me dan una buena edición, yo estoy vendida. Me encanta que las editoriales se esfuercen en ofrecerle al lector ediciones curradas tanto en continente como en contenido.

En fin, como veis, en literatura todo está ya, de un modo u otro, escrito e inventado. Hace cien años Jack London escribió una novela post-apocalíptica que hemos visto infinidad de veces en el cine, la televisión y la literatura contemporánea, y en libros que hoy son considerados clásicos modernos pero cuya influencia, después de leer La peste escarlata, ya no me cabe duda de cuál es. Merece mucho, muchísimo, la pena, y en esta edición, más todavía.




Jack London (San Francisco, 1876 – Glen Ellen, 1916). Abandonado por su supuesto padre biológico, un astrólogo ambulante, y criado por su madre espiritista, tomó el apellido de su padre adoptivo, dejó temprano la escuela para huir de la pobreza y conocer el mundo.
 
De trabajador explotado en una fábrica de conservas, pasó a ladrón de ostras, de allí a enrolarse en un barco de pesca que llegó hasta Japón y, a su regreso, recorrió buena parte de su país como vagabundo.
Realizó los cuatro años de estudios secundarios en uno solo e ingresó en la universidad, pero pronto tuvo que abandonarla por falta de recursos. Se sumó a la fiebre del oro en Alaska, de donde regresó enfermo y con experiencias que alimentaron sus primeros relatos.
 
Socialista militante, Jack London estaba convencido, como Herbert Spencer, de la supremacía de los más aptos. «Voy a vivir cien años», anunció una vez, pero solo vivió cuarenta, en los que escribió medio centenar de libros, entre los que destacan La llamada de lo salvaje (1903), Lobo de mar (1904), Colmillo blanco (1906) y Martin Eden (1909), y llegó a ser el escritor norteamericano más exitoso de su tiempo. Libros del Zorro Rojo ha publicado —ilustrados por Enrique Breccia— Koolau el leproso y la antología KnockOut, tres historias de boxeo.

23 comentarios:

  1. Lo leí en inglés hace milenios y reconozco que me enteré de la misa la media,no me importaría leerlo de nuevo aunque esta vez en castellano.
    Un beso

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  2. un clásico apocalíptico! pues parece interesante, además me llama la atención como veían en aquella época nuestro tiempo. Me lo apunto.Besos

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  3. Esta vez no llama mi atención y aunque sea un clásico, no puede leerse todo.
    Un beso ;)

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  4. No conocía esta novela, la verdad, y con las ganas que tengo de estrenarme con Jack London no sería una mala elección ir consiguiéndola. ¡Pinta muy bien!
    Un abrazo.

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  5. Sin duda es increible que se escribiera una historia así hace más de cien años, parece una historia de hoy en día.
    Solo he oído cosas buenas de estas ediciones del zorro rojo, tendré que echarle un ojo en la librería ;)

    Besitos

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  6. Me encantaaaaaa!! Lo leí hace unos años y me fascinó, estas historias me pirran!!, solo vosotras podríais traerlo ♥️♥️♥️

    Me acordé de vosotras el sábado, luego os mando fotito y veréis 😋😋😋

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  7. Ay la verdad es que no sé si lanzarme o no... por un lado me recuerda a las novelas distópicas en que surge un mundo nuevo después de un desastre... no sé, seguramente me lo acabe cogiendo. Y la verdad es que si las editoriales se lo curran en cuanto a la edición merece más la pena.
    Un besazo

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  8. Fascinante. Siempre he pesando que antes tenían que imaginar muchísimo más que ahora y también describir con mucha precisión. Por ejemplo cuando hablaban del mar tenían que pensar que mucha gente nunca había visto uno. Eso ahora no es tan necesario y se ha perdido un poco esa capacidad de crear cosas originales.
    La historia en sí no me llama porque me dan mucha pena estas visiones tan pesimistas aunque sé que podemos ir camino de ello.
    Pero me llama mucho la atención que hace tanto tiempo ya se imaginaran algo así y me interesaría mucho saber cómo lo plantea.
    A ver si me animo.
    Besos

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  9. No te voy a negar que la temática me atrae como la miel al oso y te doy la razón cuando dices que casi todo está inventado en la literatura y los clásicos tienen mucho más merito porque fueron pioneros. Besos

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  10. En su momento leí la máscara de la muerte roja de Poe y me gustó, así que no me importaría leer este. Tomo nota. Besinos.

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  11. Reconozco que no conocía esta novela. Y me ha llamado muchísimo la atención. Y desde luego esta edición es una maravilla.
    Besotes!!!

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  12. No lo conocía y no me importaría leerlo. Además coindido por completo en tu primera frase.

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  13. Cuando he empezado tu reseña, he sentido curiosidad por esta obra que no conocía, pero cuando he terminado de leerla me habías convencido del todo. Apuntada queda.
    Un saludo.

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  14. Ains, no sé porque os leo, mi lista aumenta... lo bueno es que llega Navidad y le puedo pedir todos estos libros que recomendáis a sus majestades los Reyes Magos.
    El libro pinta muy bien.
    Besos

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  15. A mí la verdad es que es un género el apocalíptico o post... que no me suele atraer y con el que me animo con cuentagotas, pero a este clásico no me importaría acercarme más que nada por lo mucho que me ha sorprendido encontrar este género en esas fechas...
    Besos.

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  16. Pues mehas ganado, soy una fan de todo lo apocalíptico y ahora me has dado mucha curiosidad por leer este clásico que en imaginación se asemeja a las historias modernas. Y me he enamorado de esta edición, es que la editorial cuida muchísimo sus libros
    Un beso!

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  17. Me lo apunto, me interesa la trama y es una buena ocasión para volver a reencontrarme con London que ya me lo hizo pasar genial de miedo en un libro de sus relatos.

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  18. Muy interesante esta propuesta, mira que conseguís libros super originales...
    Me lo anoto pero no prometo, porque estoy fucking overbooking, aunque suene feo.
    BEsitos.

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  19. Ohh Dios mio qué libro!! (echándome las manos a la cabeza). Es que se unen un montón de factores interesantes. Para empezar el autor y esas ilustraciones, con lo que me gusta un libro ilustrado. No soy muy fan de las historias apocalípticas pero en este caso haría la vista gorda. Fantástica reseña para un libro fantástico. Me lo llevo bien anotado. Besos

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  20. Eso de ser postapocalíptico.no sé...aunque tengo que reconocer que me tentáis y la edición también y mucho.
    Besos

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  21. Me encantaría leerlo, tenerlo en mis manos, hojearlo. Y encima la edición es una gozada. Me alegro que lo disfrutaras tanto.

    Un beso ;)

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  22. ¡Hola!
    Este libro lo leí hace relativamente poco y me encantó. Cada vez disfruto más con los clásicos, y encima la edición más bonita no puede ser.

    ¡Besos!

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  23. Vaya, pues sí que es cierto que ya está todo escrito...No conocía en absoluto el clásico y has conseguido picarme, lo pensaré ;)

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