Título original: Candide, ou l’Optimisme
Autor: Voltaire
Editorial: Blackie Books
Traducción: Carlos Pujol
Prólogo: Julian Barnes
Páginas: 211
Fecha publicación original: 1759
Fecha esta edición: octubre 2018
Fecha esta edición: octubre 2018
Encuadernación: cartoné
Precio: 21 eurosIlustraciones: Quentin Blake
Muchos han sido cándidos sin saberlo. Muchos siguen creyendo que vivimos
en el mejor de los mundos posibles. Aunque cada vez tengamos menos
razones para pensarlo. Voltaire disparó con este cuento moral contra el
orden establecido, el fanatismo religioso, el optimismo acrítico y la
codicia humana, porque el mundo era un lugar «bien loco y bien
abominable» en 1759. En muchos aspectos, lo sigue siendo, y en otros, lo
es aún más. Un clásico más moderno que nunca. Y necesario como siempre.
Mucho tiempo estuvo esta edición en mi mente hasta que decidí hacerme con ella, y otro tiempo más ha tenido que pasar hasta que me he decidido a leerla, pero yo creo que los libros, cuando son colocados en una estantería, enseguida se hacen una idea de en la santa casa donde han ido a parar y Cándido, en la mía, sabía que tenía que ser paciente, porque su momento llegaría seguro tarde o temprano. Y aquí vengo hoy a hablaros del Cándido de Voltaire.
Cándido, el protagonista de la historia, es un joven bueno e inocente que vive en el castillo de un barón en Westfalia. No se conoce con seguridad el parentesco entre ambos, aunque se sospecha que Cándido es fruto de los amoríos de la hermana del barón. Allí pasa sus días empapándose de la sapiencia de Pangloss, preceptor y oráculo de este hogar, cuya máxima es que no hay efecto sin causa, que este mundo es el mejor de los mundos posibles y que todo siempre es lo mejor que puede ser. Cuando Cándido es pillado in fraganti saboreando las mieles de Cunegunda, la hija del barón, recibe una patada en el trasero y es expulsado del castillo, lo que a ojos expertos no parece la mejor situación de todas las situaciones posibles pero no es así como lo ve Cándido, fiel contra viento y marea a Pangloss y sus doctrinas. A partir de este momento Cándido tiene que ganarse la vida y labrarse un porvenir, lo que le llevará a unirse al ejército búlgaro, a verse involucrado en el terrible terremoto de Portugal de 1735 y su posterior auto de fe, viajará a América, conocerá a los jesuitas de Paraguay, se adentrará en la utopía de Eldorado, pasará por Surinam y volverá a Europa, se reencontrará con personas que creía fallecidas, matará sin querer, se cruzará con personas muy malas una y otra y otra y otra vez (algunas buenas también, que haberlas, haylas...). Pero aunque el mundo se empeña en demostrarle que las enseñanzas de Pangloss son una patochada, sigue intentando no perder la fe en su preceptor: si todo ha sido hecho para un fin, necesariamente todo es para el mejor fin. Y mira que le cuesta, y mira que duda, pero ahí está, a verlas venir.
Una novela llena de aventuras sin fin ¿no? Sí, pero no. Aventuras las hay a montones, la mayor parte de ellas sin sentido alguno y totalmente inverosímiles, incongruentes y muy exageradas. En esta historia todos los personajes pasan por unas calamidades y unas experiencias que ni el culebrón de las tres y media; algunas de hecho son bastante crueles, pero aquí resucita hasta el tato, todos vuelven de entre los muertos, y a veces parece una competición entre todos ellos: cuantas más desdichas y desgracias, más galones de cara a los demás. Lo de "y yo más" debió nacer con este libro :) Estas aventuras son el caldo de cultivo para que Cándido se debata todo el
libro entre lo que Pangloss le enseñó sobre el mundo y lo que realmente
encuentra en él. Las cosas malas se suceden una tras otra pero él
siempre intenta ver el lado positivo y aplicar la filosofía de su
preceptor. Quien no quiere ver, no ve.
Bueno, ¿pero entonces qué es en realidad Cándido? Primero, una crítica al optimismo metafísico de Whilelm Leibniz, representado por el preceptor Pangloss. Ataca su filosofía de que vivimos en el mejor mundo posible por los cuatro costados una y otra vez durante toda la historia y, eventualmente, Cándido comienza a percibir que si este el mejor mundo que podemos tener, desde luego no es un buen mundo. Pero Voltaire también hace crítica de su Francia y sus compatriotas, de la corrupción de la iglesia, de los atropellos que se cometen en nombre de cualquier religión, de las desgracias sociales de su tiempo, de la explotación de los países del primer mundo sobre los países más desfavorecidos, de las crueldades que se cometen tras el parapeto de la guerra, de la maldad intrínseca del ser humano, de la corrupción de la clase política... En la historia aparecen muchos horrores, personajes y acontecimientos reales del siglo XVIII, y esta frase del libro lo dice todo:
Si este es el mejor de los mundos posibles, ¿cómo serán los otros?
Estas que os acabo de comentar son las facetas atemporales del libro, muchas de ellas totalmente aplicables a nuestro tiempo, más de doscientos sesenta años después. Pero este libro nació también muy aferrado a su propia época y a la propia persona de Voltaire, y de hecho el autor lo usó para no dejar títere con cabeza. Sus enemigos, sus detractores, sus críticos... todos (o muchos de ellos) tienen su particular minuto de gloria en esta historia, y para comprender todo esto resultan totalmente imprescindibles las notas aclaratorias que explican muchas de estas situaciones (y que, incomprensiblemente, están al final del libro, lo que te obliga a estar yendo constantemente al final para consultarlas. Es la única pega que puedo ponerle a la edición, pero es una pega muy molesta).
En fin, que os preguntaréis dónde está la gracia de todo esto que os cuento. Pues está en que Cándido es una sátira en toda regla narrada con mucho humor y mucha ironía. Hasta las mayores calamidades y los hechos más horrorosos se muestran ante el lector con una mordacidad que en modo alguno se hace cuesta arriba; más bien al contrario. La crítica está presente durante todo el libro, el lector actual es consciente de ella aun cuando en ocasiones no la comprenda de la misma manera que un lector de su época, pero las peripecias de Cándido, Cunegunda, Pangloss y los demás personajes que se van encontrando a lo largo del camino son tan peculiares, entretenidas y ocurrentes que la novela se lee del tirón y se disfruta mientras piensas qué será lo siguiente que se le ocurra al autor y qué otro infortunio desmesurado sufrirán sus protagonistas.
Yo he conectado tanto con la narración de Voltaire que me sale del alma recomendarla muchísimo, pero sé que no debo porque soy consciente de que la sátira barnizada de humor sobre temas tan serios (y cruentos a veces) no será plato de gusto para todo el mundo. Si supiérais los temas pormenorizados que se tratan en el libro quizás no entenderíais lo bien que me lo he pasado leyéndolo, pero el hecho es que así ha sido, y que resulta inevitable sonreír en muchas ocasiones. Aun no siendo una
autobiografía, Cándido refleja la evolución filosófica del propio
Voltaire a lo largo de su vida, quien además acuñó en la última frase
del libro una expresión cuyo significado a día de hoy se sigue
cuestionando y sigue recibiendo diferentes interpretaciones. No os voy a decir nada más al respecto, si queréis descubrir la evolución de Cándido, tendréis que leer el libro.
La edición, dejando a un lado lo que comento arriba de las notas aclaratorias, es fantástica. Incluye las ilustraciones (tanto en color como en blanco y negro) de Quentin Blake (que al menos aquí en España conocemos sobre todo por ser el ilustrador de los cuentos infantiles de Roald Dahl en sus ediciones más famosas), además de un prólogo de mi querido y adorado Julian Barnes. Una edición para disfrutar, coleccionar y redescubrir pasado un tiempo. ¡Ah! Al hilo de su inclusión en la premisa de "Clásico publicado con seudónimo", aun siendo Voltaire en sí mismo un seudónimo, el libro no fue publicado bajo ese nombre, porque de hecho Voltaire jamás admitió públicamente que la obra fuese suya. Cándido vio la luz bajo la autoría de Monsieur Le Docteur Ralph (El señor doctor Ralph), y de ahí su aparición por estos lares.
Hola, pues tengo la novela para leer este año dentro del apartado de clásicos prohibidos, mi edición no es tan chula como la tuya pero como la tenía por casa pues aprovecho. Besinos.
ResponderEliminarHola guapísima, pues aunque es un libro que podría apuntar para esta premisa (que creo no tengo tantos) no me llama mucho la atención (y mira que es raro que diga eso a un libro recomendado por ti, jeje...) así que lo dejo pasar.
ResponderEliminarUn besazo
Hola. Pues no sé, creo que esto no es para mí. Aunque supongo que no está escrito en un contexto dramático para que el lector sufra sino que las situaciones son tan surrealistas que puedan hacer incluso gracia, a mí estos concursos de yo más como tú dices, no me atraen. Acabo por distanciarme del libro tanto que no veo al personaje como persona sino como caricatura y eso no es lo que me gusta encontrar en los libros. La edición sí que es chulísima pero aun así no me convence.
ResponderEliminarBesos
Hola, guapa:
ResponderEliminarhoy no me la llevo, no creo que sea una novela para mí y tengo otros que me apetecen más.
Un beso
La edición se la ve fantástica, pero la lectura no termina de atraerme.
ResponderEliminarBesos.
¡Qué grande ers, MH! Esta reseña es de las más fresca y estimulantes que he leído sobre un libro de tamaña envergadura. Carente de artificios que entorpecen el entendimiento y aburren a los lectores que quieren ampliar horizontes. ¡Bravo!
ResponderEliminarSobre la edición, si Julian Barnes firma el prólogo no me lo pienso.
¡Muchas gracias por esta estupenda reseña!
Un beso
La edición es chulísima pero en esta ocasión creo que no llegaría a disfrutarla como vosotras, así que no creo que me anime.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola! Me alegro que sea una novela de la que has disfrutado tanto. Personalmente no es una lectura que me llame especialmente la atención, por lo que en esta ocasión prefiero dejarla pasar.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Pues no sé si será el mejor de los mundos pero es el único que tenemos así que... a apechugar ;-)) Me encanta esta edición ilustrada por Quentin Blake que, como bien dices, es ver sus dibujos y pensar en Roald Dahl. Y sí, lo de las notas al final del libro es muy incómodo, no sé si los editores lo hacen por algún motivo estético o de maquetación (seguramente por las viudas y huérfanas) pero para los lectores es muy incómodo, sobre todo en clásicos como Voltaire en que las notas nos vienen al pelo. Leí "cándido" en el instituto y ni lo recuerdo, fíjate lo que me aprovechó, a ver si le hago un hueco y lo leo de nuevo. Besos.
ResponderEliminarPues es un libro que me llamaba desde hace tiempo, después de leer en su día algunas reseñas, pero ha sido leerte eso de "aventuras totalmente inverosímiles, incongruentes y muy exageradas", y me he venido un poco abajo, pues incluso en las tramas más surrealistas siempre busco que tengan cierta coherencia. Aun así, estupenda reseña.
ResponderEliminarUn beso ;)
En cuanto he visto las ilustraciones, he pensado enseguida en Roald Dahl. Conocía el libro, pero no tenía ni idea de qué iba, Me ha parecido interesante, pero supongo que habrás notado que no es de mi estilo, así que no me lo apunto.
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