Título original: The Towers of Trebizond
Autora: Rose Macaulay
Editorial: Minúscula
Traducción: Francisco Segovia
Posfacio: Jan Morris
Traducción posfacio: Celia Filipetto
Páginas: 382
Fecha publicación original: 1956
Fecha esta edición: noviembre 2008
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18,50 euros Fecha esta edición: noviembre 2008
Encuadernación: rústica con solapas
Fotografía de cubierta: Archivo Cozzi
Las torres de Trebisonda cuenta las peripecias de un estrambótico grupo,
formado por Laurie, la narradora, su inimitable tía Dot, el intolerante
padre Chantry-Pigg y un camello loco, que parte de Inglaterra rumbo a
Oriente Medio movido por distintos intereses que van desde un heterodoxo
proselitismo anglicano al puro placer del viaje. Ingeniosa y a la vez
melancólica, desenfadada y sutil, esta novela descubre una ciudad de
fábula, una Trebisonda reflejo de inquietudes espirituales, metáfora del
carácter esquivo de la verdad. Un relato satírico y en ocasiones
absurdo, de un humor chispeante, tras el que se esconden las sombras del
desengaño, los dilemas religiosos y el recuerdo de un amor perdido.
Desde principios de año, el
último miércoles de mes significa en Netherfield una nueva entrega del
proyecto de Reseñas Cruzadas que comparto con Undine. Quienes seáis
habituales de este proyecto sabéis que leemos el mismo libro sin comentarlo
entre nosotras, y que cuando llega este día conocemos la opinión de la
otra al mismo tiempo que los demás. Para este mes de mayo escogimos Las
torres de Trebisonda, de Rose Macaulay, y creo que puedo decir desde ya,
en este avance de reseña, que tengo bastante claro que la opinión de
Undine va a ser más positiva que la mía, lo que no quiere decir que mi
reseña vaya a ser negativa, pero sí... ¿desapasionada? No se me ocurre
otra palabra ahora mismo, y creo que desapasionada describe bien mi
sentir sobre la lectura. Y mirad que me las prometía muy felices, es un libro prestigioso y premiado, es mi tipo de lectura al cien por cien... pero hasta que no abres un libro no sabes cómo te vas a llevar con él.
La narradora de la historia se llama Laurie. Es una joven ilustradora que decide acompañar a su tía Dot y al padre Chantry-Pigg a una labor misionera en Turquía. En realidad cada uno lleva su propia agenda al viaje: la tía Dot es una aventurera nata que quiere escribir un libro de viajes, promocionar las escuelas misioneras anglicanas en Oriente y liberar a la mujer musulmana de las restricciones que le impone su religión; el padre Chantry-Pigg quiere visitar iglesias y evangelizar, y Laurie es la que más espíritu viajero tiene, aunque también va a colaborar en el libro de su tía escribiendo fragmentos e ilustrándolo. En este viaje también les acompaña un camello supuestamente loco que la tía Dot usa de manera habitual en Inglaterra para sus desplazamientos (sip). Cuando pisan tierra turca se dan cuenta de varias cosas: una es que hay espías por todas partes y son tan malos haciendo su trabajo que los reconocen sin problemas; otra es que a todos los ingleses les ha dado por escribir un libro sobre Turquía y hay mucha competencia; por si fuera poco los turcos llevan fatal lo de tener una frontera con Rusia y el Telón de Acero está siempre en el horizonte; además un tal Billy Graham, baptista norteamericano, ha decidido evangelizar tierra musulmana al mismo tiempo que ellos y sus misioneros van siempre por delante en la misma ruta; y encima la BBC también ha decidido grabar un documental justo cuando ellos están allí y son testigos de los métodos arteros que usan para conseguir imágenes que harán las delicias futura de los espectadores británicos. De todos modos ellos siguen al pie de la letra su plan de ruta hasta que sucede algo que pondrá patas arriba todo el plan de viaje.
Las cosas claras y el chocolate espeso. De haber estado en mi mano seguir con esta lectura o cerrar el libro para otro momento en que mi cabeza no lloriqueara pidiendo descansar, hubiese cerrado el libro. Pero no estaba en mi mano, así que cuando lo único que quería era acostarme y dormir (imaginad a qué horas podía sentarme a leer), tenía que enfrentarme a una lectura que me ha parecido llena de altibajos en cuanto a interés. Y cuando conseguía conectar y me decía ¡Por fin, cómo me gusta lo que me estás contando!, llegaba otro bache y se desinflaba mi conexión con la trama. Cuánta culpa de esto la tienen mi cansancio y mi agotamiento o el propio libro es algo que solo sabré si algún día me decido a releerlo, pero por ahora es lo que hay. Y no quiero que parezca que voy a hablar mal sobre el libro porque ciertas partes me han gustado mucho, pero esperaba entusiasmarme con la lectura y no ha sido así. Si os dijese que me ha maravillado porque es lo que se espera de mí, mentiría como una bellaca.
A todo esto estoy escribiendo y no sé ni cómo afrontar la reseña ni qué contaros sin soltar veinte parrafadas, así que iré a lo simple y os diré las cuatro cosas que creo que son esenciales para que decidáis si os interesa esta lectura o no.
Por un lado los personajes, que van desde lo variopinto hasta lo excéntrico, pasando por la propia narradora, que parece la más centrada mientras narra y luego hace cosas igual de excéntricas que los demás y te las cuenta como si fueran lo más normal del mundo. Es decir, que forman un grupo extravagante y protagonizan muchas escenas surrealistas que exigen del lector una cierta complicidad y un dejarse llevar por la evolución de la historia. A este libro no se le pueden pedir realismo como tal, porque su base se asienta precisamente en estirar hechos y acciones que bien podrían ser veraces hasta unos límites que rozan lo descabellado y disparatado. Esto no es ni bueno ni malo, pero sí es intrínseco a la narración, y hay lectores que adoran este tipo de personajes e historias y lectores que no los soportan, así que me veo en la obligación de comentarlo.
Por otro lado tenemos la narración. Se dice en la sinopsis que es ingeniosa, melancólica, sutil... sí, a veces es todo eso, qué duda cabe, pero a mí se me ha hecho pesada a ratos, os lo digo como lo siento. Tengo todavía mis dudas en cuanto a lo que me parece Laurie como narradora, porque me ha gustado (sin pasarse) cuando se pone en modo literatura de viajes, y me ha aburrido cuando se adentra en otros temas cuya función es darle profundidad a la historia pero para los que yo no tenía la cabeza ni la paciencia en ese momento. Aparte, y esto es una impresión personal, me ha parecido muy fría, muy alejada del lector, guardando mucho las distancias a pesar de contar en ocasiones cosas muy íntimas. Yo no he conectado con ella en ningún momento, ni siquiera en las partes que me han gustado mucho... la leía y me quedaba con lo que me interesaba: el viaje en sí mismo, los sitios que visitaba, lo que contaba sobre todos esos sitios y ciertas interacciones con otros personajes que me han gustado mucho. Ella misma como parte protagonista de esos recorridos era un aceptamos pulpo como animal de compañía, y si tenemos en cuenta que todo lo vemos a través de sus ojos, pues como que resulta contradictorio (soy consciente de ello).
En tercer lugar quiero poner de relieve que en esta novela hay un personaje con entidad propia que no solo no abandona la narración en ningún momento sino que la monopoliza durante muchas páginas: la religión. Y cuando os digo religión no hablo de comentarios aquí y allá, sino de reflexiones intensas y pormenorizadas tanto de la existencia misma de la religión, como de las vidas de santos, pasajes de la Biblia o comparaciones entre la alta iglesia anglicada, la baja iglesia anglicana, el catolicismo, la religión baptista norteamericana, el islam... La protagonista se considera angloagnóstica, lleva en la sangre la religión pero tiende al agnosticismo, y esa contradicción le hace reflexionar ardua y constantemente sobre el tema en busca de una razón vital y un significado a todo aquello que sustenta las diferentes creencias y fes, y el modo en que se han alejado de lo que les hizo ver la luz en un principio. Al comenzar el libro el tono sobre las rivalidades que existen en las distintas ramas de la iglesia anglicana es irónica y un tanto sarcástica, pero ese tono ligero fluctúa durante el libro, y lo dicho, es un tema recurrente y constante durante la narración. Avisados estais.
Y por último llegamos a mi parte favorita, que es la parte de literatura de viajes que sin duda también funciona como uno de los puntales de la historia. Es la que más he disfrutado y la que me ha hecho engancharme a la lectura (al menos durante un buen número de páginas), sobre todo a partir de cierto suceso que no os puedo desvelar y que libera un poco la trama y la insufla de energía. La Trebisonda del título, ciudad que pertenece a Turquía, fue fundada por colonos griegos y capital del último imperio bizantino, hasta que finalmente fue conquistada por el sultán otomano Mehmed II. Visitamos la ciudad que era a mediados del siglo XX, también las ruinas de la ciudad que fue muchos siglos atrás, y aunque lo que allí siente y asimila Laurie funciona como una metáfora de hacia donde va su propia existencia, en realidad el viaje va mucho más allá y nos movemos por toda la costa del mar Negro hasta que llega un punto en que avanzamos hacia el sur vía Siria y Jordania camino de Israel. Son muchas las ciudades que pisamos en el recorrido, más de las que yo puedo nombraros aquí sin ton ni son, y hay reflexiones sobre el turismo que son totalmente actuales (como que el turista busca el pasado cuando visita una ciudad ajena mientras que los habitantes de esa ciudad están mucho más orgullosos de su presente y su futuro). Quizá se excede en los datos históricos (o en la forma de darlos) que van salpicando todo el recorrido desde que ponen los pies en Turquía, pero es lo que menos me ha molestado. Y me han encantado las continuas referencias a Jenofonte y sus Diez Mil porque iba recordando su recorrido al mismo tiempo que Laurie (os hablé de esta expedición el año pasado)
Si me preguntáis a mí (y poniéndome en modo "gráfica del Power Point"), os diría que mi interés por el libro ha sido una curva de Gauss en toda regla. El principio se me hizo cuesta arriba, mi interés comenzó a crecer y a crecer hasta llegar al punto más alta de la curva (que correspondería a todo el tramo intermedio de la novela, fascinante y sinceramente interesante) y que mi interés volvió a decrecer en cuanto la ambientación vuelve a Inglaterra, teniendo como culmen un final que me pareció totalmente fuera de tono (y que conste que entiendo la motivación de ese final porque es autobiográfico de la autora, pero cuesta ligarlo a todo lo que hemos leído anteriormente en la novela. Voy más allá: me ha dejado con la misma cara que el final de Barcos que se cruzan en la noche, que fue el primer libro con el que comenzamos estas Reseñas Cruzadas... y eso no es buena señal).
Las torres de Trebisonda fue la última novela de Rose Macaulay, la más laureada, y en ella vuelca muchísimo de ella misma, de su visión de la religión, de la vida, de las relaciones de pareja y el adulterio... Es una novela que hay que leer con inteligencia, atención y esmero para ir avistando las complejas realidades y reflexiones que la autora envuelve en absurdos e ironía, y desaconsejo leerla si no se le puede prestar toda la concentración que necesita. Hay que buscarle su momento (o al menos yo me siento así porque esa ha sido mi experiencia y mi carencia). Por eso es un libro que no me atrevo a recomendar en general, tanto por el tono surrealista (con el que se puede conectar o no), como por el exceso de datos constante (que puede aburrir o no) como por la base tremendamente religiosa que tiene (que puede molestar o no). No digo que no lo recomiende por la calidad del libro, ojo, sino porque por un lado me parece un libro muy particular, y por otro no creo que sea un libro con el que resulte fácil conectar si no se está en el mood apropiado. En todo caso, si os decidís a leerlo y se os hace muy cuesta arriba al principio, seguid leyendo y dadle una oportunidad. Lo que pase a partir de ahí ya entra en el terreno de la especulación y de la aventura :)
Carta abierta a Undine de mis entretelas. Sé que te va a decepcionar que no haya disfrutado muchísimo con este libro, pero ya sabes cómo me va la vida... no era su momento. Se necesita una tranquilidad de mente para adentrarse en la historia que yo ahora mismo no tengo, y encima el final no me ha gustado. Estoy segura de que tu reseña va a ser mucho más entusiasta, así que por primera vez habrá dos caras de la misma moneda (sabíamos que algún día tendría que pasar... Y estoy tan segura de que va a ser así que me atrevo a soltar esta parrafada dándolo por hecho). Menos mal que en junio viene Wilkie y con él voy al fin del mundo...
Reseña en casa de Undine -> aquí
Rose Macaulay (1881-1958) nació en Rugby, en el seno de una familia de
intelectuales y clérigos anglicanos. Pasó la mayor parte de su infancia
en Varazze, una pequeña ciudad costera de Italia. En 1894 regresó a
Inglaterra donde, después de estudiar historia moderna en Oxford,
comenzó una fulgurante carrera como escritora y periodista. Viajera
incansable, fue amiga de personajes como Virginia Woolf, E. M. Forster,
Vita Sackville-West, Ivy Compton-Burnett o W. H. Auden. Autora prolífica
que abarcó todos los géneros, en 1956 recibió el prestigioso James Tait
Black Memorial Prize por Las torres de Trebisonda, considerada su obra
maestra.
Buenos días, mi queridísima MH:
ResponderEliminarEsta vez no coincidimos, y lo siento horrores. Creo que si esta novela la hubieras leído en otro momento te hubiera sacado más sonrisas. Por otro lado, ¡cómo me conoces! Las torres de Trebisonda está escrita para mí: me he reído hasta más no poder, he disfrutado con el viaje en solitario de Laurie y me ha encantado ese final. Sé que es una novela no apta para cualquiera que, como bien dices, exige una complicidad muy particular con el lector. Yo soy esa persona.
Espero que el mes de junio sea más benévolo contigo (también el título que tenemos pendiente) y te permita disfrutar plenamente de la lectura.
Un abrazo grande, y gracias por atender nuestro compromiso con las Reseñas Cruzadas, sé el gran esfuerzo que haces. Eres la mejor!!!
Parece una lectura interesante me gusta lo que nos cuentas aunque que la religión monopolice un poco no es lo que más me atrae.
ResponderEliminarHola. Pues vengo de casa de Undine y me reafirmo en lo que pensé. Me ha venido muy bien tu reseña porque me ha despejado alguna duda. La verdad es que no, no es para mí. Ese surrealismo a mí no me hace gracia y seguro que no me encuentro cómoda en la lectura como para disfrutar de él, que cuando se trata de viajes es lo que tiene que ser. Si encima da tanto la tabarra con la iglesia y con el camello, pues razón de más. Creo que solo disfrutaría de la parte de libro de viajes, la guay, así que me mantengo en mi decisión de dejarlo pasar.
ResponderEliminarBesos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDos de mis chicas favoritas de mi cuchipandi me traen el mismo libro con diferentes opiniones ¡Viva la diversidad! 😂 Yo creo que le sacaría más sustancia que tú, pero he de reconocer que me has despertado dudas, es que ya sabes, si no te gustan mis principios tengo otros 😂😂😂
ResponderEliminarMe ha encantado la reseña.
Leí a Undine esta mañana, lo cierto es que había cosas que me atraían y otras no, lo dejé un poco en dudas pero eso de "reseña desapasionada" ha acabado de inclinar la balanza en contra. Con la de libros que hay por leer no me atrevo a lanzarme con este.
ResponderEliminarUn beso
Hola MH, me gusta esto de las reseñas cruzadas porque cuando he leido la reseña de Undine me ha gustado lo que ha dicho, aunque es verdad que yo he leído entre líneas que podía haber momentos de divagación, como los llamo yo. Pero es tan sutil ese momento en la reseña de Undine que lo he pasado por alto. Ahora al leer la tuya, y a pesar de tu estado de ánimo, me has confirmado que puede haber momentos en esta novela que sean un poco pesados y eso junto con el momento revelación de Unidne, ya me echa para atrás un poco... Así que esta la cojo con pizas, la novela claro, que no la reseña que ha sido genial.
ResponderEliminarUn besazo guapa.
Hola, venía toda emocionada de la reseña de Undine y con la tuya se me han bajado un poco los ánimos, no se si la tuya es más realista en relación con la novela o influye mucho tu situación personal ( que algo seguro tiene que ver, porque depende mucho de nuestro ánimo como encaramos una lectura) con ello no quiero decir que renuncie a leerla, pero si que la dejaré para otro momento en que pueda apreciarla, porque creo que ahora yo tampoco lo haría. Besos
ResponderEliminarPues vengo de leer la reseña de Undine, que pese a su entusiasmo, me dejó con dudas y ahora leo la tuya y creo que al final voy a dejar pasar esta novela. Y es que no suelo llevarme bien con las novelas de viajes. Y si encima tiene partes densas...
ResponderEliminarBesotes!!!
Lo cierto es que es un género que ya de entrada no me resulta atractivo y me pesan demasiado algunas pegas que no compenso con la otra opinión... En fin, que no me lo llevo.
ResponderEliminarBesos.
Lo saqué de la biblioteca cuando vi que era vuestro siguiente libro, pero... lo tuve que abandonar. No era para mi. Igual era el momento, no lo sé. Pero me va a costar darle otra oportunidad.
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