Título original: Seeing a Large Cat
Autora: Elizabeth Peters
Editorial: Punto de Lectura
Traducción: Beatriz Frascotto
Páginas: 512
Editorial: Punto de Lectura
Traducción: Beatriz Frascotto
Páginas: 512
Fecha publicación original: 1997
Fecha esta edición: diciembre 2004
Encuadernación: cartoné
Precio: descatalogadoEncuadernación: cartoné
Diseño de cubierta: Sdl_b
El Cairo, 1903… La intrépida egiptóloga Amelia Peabody se prepara para
iniciar una excavación en El Valle de los Reyes… Los augurios son
inmejorables: ha soñado con un gato grande, señal egipcia de buena
suerte… Por eso apenas se inmuta cuando recibe un amenazador mensaje:
«Manténganse alejados de la tumba Veinte-A»… Pero pronto llegan los
problemas: su hijo Ramsés y su pupila Nefret ayudan a una joven
americana que asegura estar siendo perseguida… Y cuando en la tumba
Veinte-A aparece una momia con ropa interior de seda, Amelia comprende
que del gato va a necesitar más que la buena suerte… o la próxima tumba
que excavará será la suya.
Sabéis que soy firme defensora de leer las series en orden, pero en este caso me lo he tenido que saltar. Estoy intentando hacer el reto egipcio con los libros que tengo pendientes en la estantería, y hace un par de años me hice con un box set que incluía tres libros de esta serie, pero claro, eran los libros noveno, décimo y undécimo... así que he tenido que capitular y empezar por la novena publicación de esta serie para conocer a la famosa Amelia Peabody, que a estas alturas de su andadura literaria ni siquiera se apellida Peabody porque se casó hace mil libros. En fin, que de vez en cuando hay que saltarse las reglas por un bien mayor (en este caso, mis libros pendientes y mi desierto bolsillo). Tampoco sé exactamente qué historias anteriores están traducidas al castellano, porque no todas lo están, así que bueno, en fin... whatever. En todo caso, primero os presento a la familia Peabody y luego os cuento de qué va el libro, porque si no me va a resultar complicado... son muchos y todos tienen su parte de protagonismo.
- Amelia Emerson (Peabody de soltera... su marido sigue llamándola así, por cierto) -> rica heredera que cuando recibió su dinero años ha se dedicó a ver mundo y correr aventuras, y de aquellos barros estos lodos (Egipto en vena, vaya). Está casada con Radcliffe Emerson (creo que se conocen en el primer libro de la serie, publicado en 1984, trece años antes del que os traigo hoy).
- Radcliffe Emerson (su mujer lo llama Emerson a secas) -> eminente arqueólogo y egiptólogo, macizorro
y alto de pelo negro, ojos azules, pestañas negrísimas, músculos
marcados y hoyuelo en el mentón al que Amelia conoció en Amarna (qué manía con
ponernos los dientes largos y hacernos soñar con cosas imposibles... que
no hay egiptólogos así, señora Peters, no quiera usted engañarnos). Ladra mucho, pero no muerde absolutamente nada (sus trabajadores egipcios lo llaman el Padre de las Maldiciones porque habla muy alto y maldice por todo... dos defectos que debía tener para no ser perfecto, claro xD).
- Ramsés -> en realidad se llama Walter, pero Ramsés mola más y así le llama su familia. Hijo único de Amelia y Emerson, al parecer este es el primer libro donde ya aparece como adolescente, no como un niño, y no solo ha sido siempre muy precoz, sino que es muy inteligente, muy (MUY) reservado para sus cosas aunque hable mucho, muy independiente y muy... interesante. No sonríe nunca si puede evitarlo y es un maestro del disfraz, como no podía ser menos...
- David es el único egipcio del grupo y es nieto de Abdullah (capataz de Emerson), pero dadas sus enormes aptitudes para el arte y para que pudiese tener un futuro, fue adoptado en su día por Evelyn, la hermana de Amelia (aunque es con esta última con quien parece vivir habitualmente... o al menos en este libro). Callado y prudente, tiene dieciocho años y es el compañero del alma de Ramsés (van juntos a todos lados como Pin y Pon).
- Nefret -> Hermosa como un sol, también tiene dieciséis años y fue adoptada por los Emerson cuando tenía trece. Hija de un lord y heredera de una gran fortuna, se crió hasta los trece años en un oasis remoto en el desierto de Nubia junto a su padre por razones que desconozco (y que imagino se contarían en el primer libro en el que aparece, The Last Camel Died at Noon, que no está traducido al castellano, que yo sepa). Si fuera hija natural de Amelia no podría parecerse más a ella en carácter, no se le pone nada por delante.
- Y me quedan los gatos Anubis y Sekhmet... Anubis es todo un señor gato indignado ante la llegada de la nueva, Sekhmet, zalamera como ella sola y en busca de ganarse el hueco que ocupaba Bastet, recién fallecida y que al parecer, tal como se habla de ella, era un personaje más en los anteriores libros.
Bueno, pues esta es a grandes rasgos la familia Emerson... solo la familia, que luego hay tropecientos secundarios de los que no os voy a hablar porque me va a quedar esto más largo que el libro... porque encima solo es la familia que aparece en esta entrega, que por lo que he podido deducir en otras anteriores salen tíos, primos, etc.... ¿Os
he liado mucho? Bueno, leyendo el libro está más claro, pero en
realidad la autora nos lo pone fácil y nos enteramos de todo el salseo
familiar en las primeras cinco páginas, así que una vez desglosados sus miembros, os resumo brevemente la sinopsis.
1903. La familia Peabody se halla nuevamente en El Cairo justo antes de emprender la campaña de excavación arqueológica de ese año, que han decidido que sea tranquilita y alejada de las grandes tumbas y las masas de turistas. Antes de empezar reciben una nota que les pide (o, más bien, amenaza) que se mantengan alejados de la tumba 20-A. No hacen mucho caso, pero pronto caen en la cuenta de que esa tumba no existe (al menos no oficialmente) y eso hace que les pique la curiosidad, ya que parece haber mucha gente interesada en ese lugar: ya sabéis, si te dicen que no vayas a un sitio, vas... psicología inversa de toda la vida. Encima una estúpida y caprichosa señoritinga norteamericana, que dice estar siendo acosada por alguien, se encapricha de Ramsés provocando situaciones muy incómodas y nada apropiadas ni para él ni para ella... y por si faltaba algún ingrediente en este pastel, aparece un personaje que (intuyo por el contexto) ya salió en algún libro anterior, solicitando nuevamente ayuda: su esposo está obsesionado con una reina egipcia muerta y se ha llevado a una médium a Egipto para que le ayude a encontrar su tumba... Vamos, que con tanto frente abierto, nuestros protagonistas no tienen tiempo para aburrirse, y menos lo van a tener cuando aparezca un cadáver... ¿Un cadáver?
¡Anda, si es que no os lo he dicho! Bueno, se puede intuir por el título, pero la peculiaridad de esta familia es que resuelve misterios y asesinatos en el contexto de las excavaciones arqueológicas de Egipto de finales del siglo XIX y principios del XX. Estamos, pues, ante detectives aficionados en una ambientación maravillosa. Yo solo puedo hablar por este libro, que ya comento que es el noveno, pero por los comentarios del resto de sus familiares, la que parece encontrarse misterios debajo de las piedras es Amelia, y su familia no se lo piensa dos veces a la hora de sumarse a las investigaciones (Ramsés, Nefret y David son ahora adolescentes, y Nefret y David no aparecen desde el principio de la serie, pero por lo que yo he intuido, Ramsés se involucra y participa en todo estos líos de sus padres desde que era un crío). Aviso desde ya que, al ser novela de misterio, sobre investigaciones relacionadas con los tres frentes en los que trabajan no voy a contar nada de nada; ya sabéis que no suelo hacerlo cuando os hablo de historias de este tipo. Pero sí os cuento otras cosillas.
Lo primero que hay que tener presente es que Elizabeth Peters, la autora de esta serie, era egiptóloga, y eso se nota en cada paso del camino que transitamos en esta novela, ya no solo en la ambientación del Egipto de principios del siglo XX, la diversidad de nacionalidades que se había instalado allí (al hecho de que ya era destino turístico famoso en aquella época, se suma que desde 1882 Egipto era un protectorado de Gran Bretaña y la hora del té en el hotel Shepheard's de El Cairo parecía el Gran Savoy londinense), de las rutinas de trabajo en una excavación arqueológica, de la vida durante meses en medio del desierto mientras se trabajaba, de los protocolos cuando se encontraba algo... sino en la proliferación de eminencias de la arqueología y la egiptología de la época en la que está ambientada la novela y que, ya sean nombrados de pasada o como personajes secundarios, aparecen constantemente en las páginas: por ejemplo, tenemos a Gaston Maspero, director del servicio de antigüedades egipcias, que por la época en la que transcurre la trama había otorgado la concesión para excavar en el Valle de los Reyes a Theodore Davis (quien, o mucho me equivoco, o no era del agrado de la autora, porque lo deja bien claro cada dos por tres: pomposo, arrogante xD)... pero si estos dos personajes son nombrados muy a menudo por muchas circunstancias asociadas a la vida de un arqueólogo en el Egipto de 1903, lo que me ha llegado al alma, al corazón, al tuétano egipcio, es que Peters introduce a mi amado, venerado, idolatrado Howard Carter como personaje secundario... ¡Howard Carter es un personaje de la novela! Ya puedo morir en paz (bueno, no, que tengo mucho pendiente por leer... te quiero mucho igualmente, Howie).
A ver, también os digo que el Carter que aparece en este libro (e intuyo que en libros anteriores, aunque lo mismo me columpio) dudo mucho (muchísimo) que se pareciese en carácter y personalidad al Carter real... de hecho me reía a veces cuando leía alguna de sus frases o reacciones porque pensaba: "el Carter real no era así de blandito" (para que nos entendamos, Howard Carter era muy poco diplomático, cabezón, impulsivo... tenía un carácter muy peculiar, nada que ver con el Carter que nos dibuja Peters, y eso me hace pensar que Carter sí le caía bien, porque prefirió convertirlo en un personaje cozy de su novela también cozy a dibujarlo como era realmente)... pero vamos, que me da igual, yo feliz xD. Por si alguien se pregunta qué hacía Howard Carter en Egipto en 1903, diecinueve años antes del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, solo puedo decirle que es que Carter es MUCHO más que la tumba de Tut, pero resulta un completo desconocido para mucha gente. En la época de esta novela era Inspector Jefe de monumentos del Alto Egipto, supervisaba excavaciones y restauraciones, mejoró el acceso a las tumbas, puso luz eléctrica en muchas de ellas... y, en 1903, descubrió la tumba de Hatshepsut, ¡nada menos!, algo que incomprensiblemente todo el mundo se olvida de mencionar cuando hablan de él. Bueno, el caso es que la tumba de Hatshepsut es la número 20... ¿os acordáis de la tumba 20-A, esa sobre los que reciben amenazas los Emerson? Pues si es la 20-A debe estar al lado de la 20, ergo trabajan al lado de Carter y su tumba. Por eso sale mucho en este libro. No sé si será así en otros, pero mira, he ido a dar con el bueno.
Más cositas. Volviendo a personajes ficticios, Radcliffe Emerson es un arqueólogo muy, muy prestigioso en la novela, y yo pensaba: ¿Cómo va a justificar Peters que este hombre sea una eminencia de la egiptología cuando todos los descubrimientos de aquella época tienen nombre y apellidos y no se pueden inventar ni manipular? Pues dicho y hecho: lo que hace Peters es inventarse un descubrimiento, el de la tumba (momia y tesoro incluidos) de la reina Tetisheri (de las dinastías XVII y XVIII), que al parecer ocurre en algún libro anterior. Esta reina es real, pero nunca se ha hallado su tumba, así que Peters tiene vía libre para fantasear (e incluso para afirmar que todos estos tesoros están expuestos en el nuevo museo egipcio de El Cairo, que abrió sus puertas en 1902). Por cierto, que los Emerson también se adjudican méritos de más descubrimientos aduciendo que los galones se los han llevado otros (según los Emerson, claro xD).
¿Me estoy enrollando mucho? Lo siento, pero es que no os he hablado de la relación entre todos estos personajes, porque supone el 50% del encanto del libro. No sé cómo habrá sido la evolución en los ocho libros anteriores, porque varios de estos personajes se fueron incorporando conforme la serie avanzaba (como es el caso de David y Nefret), pero lo que yo he encontrado en el noveno libro es la perfecta imperfección de un matrimonio como el de Amelia y Emerson, que mantienen muy viva la llama de su amor (en todos los sentidos... cada vez que pueden) y que te sacan la sonrisa cada dos por tres ante la dinámica de pareja que se traen; un hjjo como Ramsés, que creo que es de esos personajes que para un escritor deben resultar todo un reto, porque es una ostra incluso para su madre, quien no comprende del todo a su hijo, pero que de cara al lector es un bombón (aunque más predecible de lo que él se piensa... y lo dejo así porque tiene mucho que ver con el final de la novela); una hija como Nefret, que parece más hija de Amelia y Emerson que Ramsés tanto en carácter como en sentido del humor, que es encantadora pero que tiene las cosas muy claras y que está mas cómoda en una excavación en pantalones y llena de polvo y arena hasta los ojos que sentada en sociedad tomando el té; y luego está David, que adora a Ramsés y a Nefret (y yo lo he adorado a él) pero que apenas puede meter baza en una familia en la que todos hablan como cotorras. Cuando están todos juntos te los crees en lo que dicen, en como lo dicen, en lo que no dicen... te da la sensación de estar ahí sentada con ellos, y los he adorado mucho mucho a todos.
En El enigma del gato grande hay mucho sentido del humor, mucha ironía británica, mucho diálogo inteligente, mucho encanto y una sensación constante de estar leyendo algo agradable, entretenido, divertido y, aunque sea cursi, delicioso. Sí, también hay mucha egiptología (¡viva, para eso estamos aquí!), pero de la que no empacha ni se pone cansina ni da lecciones (¡esto va para quienes les aburra el tema!). Te habla de egiptólogos famosos, te los incluye en la trama, te habla de museos, de tumbas, de mil cosas... pero ya. ¿Que todo eso ya lo sabes y lo conoces? Te hace ilusión encontrártelo y vas a sumergirte a tope en la ambientación. ¿Que no te suena de nada esta gente y piensas que incluso son personajes ficticios como todos los demás? Pues te va a dar igual, el libro va a continuar igualmente y te va contar lo mismo sin que sepas todo eso. Que no os tire para atrás la ambientación en el Egipto arqueológico. Y por cierto, si me hubiese comprado un libro cada vez que Emerson se cag* en los "malditos turistas", me hubiese tenido que comprar una estantería nueva xD. Me he enamorado un poco de Emerson, lo reconozco. Era inevitable. Y sí, el libro a veces se demora en contarnos detalles sobre tal cosa, o esta otra cosa, apartándose un poco de los tropecientos misterios abiertos, pero es que a mí también me interesaban esas digresiones en el camino, así que ningún problema. Por otros lectores no pongo la mano en el fuego :)
Pd. Como digo siempre... ¿os preguntáis de dónde viene el título del libro? Pues al parecer soñar con un gato grande es sinónimo de buena suerte. Amelia sueña con uno al principio de la novela, pero está claro que los sueños, sueños son, y en vista del devenir de la historia, mejor dejamos las interpretaciones para otro día.
Pd 2. Me lío a hablar y no os digo que la novela está narrada en primera persona por Amelia, y claro, ella llega hasta donde llega, y (muy a su pesar) su recua de adolescentes ya no le cuentan todo lo que hacen... es entonces cuando la autora introduce una especie de interrupciones, una cosa que llama "Manuscrito H", donde alguien (Ramsés, para que nos entendamos) cuenta la versión extendida de la versión breve e incompleta que le cuenta a su madre de sus aventuras secretas (y que muchas veces se parecen como el agua y el vino). Al parecer es la primera novela de la serie donde Peters usa este recurso precisamente porque hasta que los niños no han crecido y han sido más independientes no ha hecho falta. No sé si seguirá usándolo en novelas posteriores.
Y ya sí que sí me callo.
Elizabeth Peters (seudónimo de Barbara Mertz) nació en 1927 en Illinois,
EE.UU., donde se licenció en Historia del Arte y obtuvo el doctorado de
Egiptología por el afamado Instituto Oriental de la Universidad de
Chicago. Conferenciante habitual en museos y bibliotecas, vivió en una
antigua granja de Frederick, Maryland, estado en el que fue nombrada
Doctora Honoris Causa en Humanidades por el Hood College. Aunque con su
nombre real ha firmado ensayos sobre arte e historia egipcios, debe su
fama a las novelas de ficción y, principalmente, a la serie
protagonizada por la arqueóloga de principios de siglo xx Amelia
Peabody, en la que destacan títulos como El enigma del gato grande
(1997), El mono que custodia la balanza (1998), Y él hará retumbar el
cielo (2000), Hijos de la tempestad (2003) o La serpiente de la corona
(2005). Falleció en agosto de 2013.
Hola guapísima... ay madre, que vamos a coincidir...Síiiii, yo también tengo un libro, que leí hace mil, de Elizabeth Peters, pero del que no recuerdo ahora mismo el nombre. En cuanto pueda lo miro. Y pensaba traerlo para la premisa del Egipto contemporáneo... y sí, creo recordar que también sale Howard... y Nefret... pero no sé si es este, ay madre que desastre... Y sí, yo como tú, adoro a Amelia, a Emerson y a todos los personajes y tengo ganas de reencontrarme con ellos. Eso sí, solo tengo este que te digo, pero no te digo yo que no busque más, jeje...
ResponderEliminarUn besazo
Pues muchísimas gracias, he pasado un rato súper entretenido leyéndote. Besos
ResponderEliminarHola, yo tengo varios libros de esta serie, son entretenidos y la verdad es que terminas tomándole cariño a los personajes, a mí me encanta Abdullah, Selim y los demás parientes de David. Besos.
ResponderEliminarPues no conocía yo a esta autora. Voy a tener que cotillear en la biblio que me dejas con ganas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me encanta cuando te dejas llevar por el entusiasmo y nos traes estas reseñas apasionadas y divertidas en las que hablas de la historia, de los personajes, de la autora... pero sobre todo de lo bien que te lo has pasado leyéndola y lo divertida que te ha resultado. Ya sabes que tu entusiasmo es contagioso ;-)) Pronto te cuento qué me ha parecido, que ya sabes que incorporo esta novela a tu Reto Egipcio. De momento, mi ranking de lecturas egipcias que me entusiasman está en: 1º La dama del Nilo 2ª Mil millas Nilo arriba. Besos!!
ResponderEliminar