Título original: La morte della farfalla
Autor: Pietro Citati
Editorial: Gatopardo
Traducción: Teresa Clavel
Páginas: 100
Fecha de publicación original: 2006
Fecha esta edición: septiembre 2017
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 14,95 eurosDiseño de cubierta: Rosa Lladó
Pietro Citati construye con absoluta precisión el esplendor y la
caída de una de las parejas más exitosas y envidiadas de la década de
los treinta: el escritor Francis Scott Fitzgerald y su esposa Zelda
Sayre. La gran complicidad de su relación fue un vínculo que duró toda
la vida, pese al alcoholismo de él y la locura de ella, que, afectada de
esquizofrenia, pasó la mayor parte de sus días recluida en clínicas
psiquiátricas.
A Citati le bastan tan solo unas páginas para construir un retrato extraordinario sobre una pareja que hizo de su propia vida un experimento social y estético.
«No hay nada sobre nuestros pies», escribió Fitzgerald cuando su relación con Zelda amenazaba con romperse en pedazos.
Si pensáis en una biografía normal, os vendrán a la cabeza un número variable de páginas, pero nunca menos de unas cientos. La muerte de la mariposa consta de cien, solo cien, y podría decirse que incluye tres biografías, nada menos: la del escritor Francis Scott Fitzgerald por un lado, la de su esposa Zelda por otro, y la de la vida de ambos en común. Haceos una idea de la economía, precisión, maestría, y casi genialidad, que requiere el uso de las palabras por parte del biógrafo, porque no puede desperdiciar ni una sola de ellas. Y eso mismo hace Pietro Citati. Es lo primero que leo de este autor, y me he quedado con muchas ganas de repetir.
La muerte de la mariposa se adentra en la relación de una pareja que aunque aquí nos resulte más lejana, en círculos literarios y hollywoodienses dio y sigue dando mucho que hablar (se ha llegado a hacer alguna serie de televisión sobre el tema). Aun así, tal y como digo, para entender lo que llegaron a ser estas dos personas juntas y ese extraño vínculo que los unía, Citati se esfuerza incansablemente durante todas las páginas en hacernos comprender a Francis y a Zelda como entes individuales, ya muy complejos de por sí, que arrastraban muchos demonios internos que, juntos como pareja, y a pesar de lo mucho que se amaron, fueron incapaces de contener. Más bien lo contrario.
Acerca de esa historia de amor, no estoy seguro de nada. Como le dijo Jozan a Nancy Milford, los Fitzgerald eran ambos mitómanos y mentirosos: "Aquel par necesitaba el drama, los dos lo inventaban y tal vez eran víctimas de su inestable y un tanto morbosa imaginación".Citati describe a Scott Fitzgerald como un hombre vanidoso (aunque no orgulloso), que buscaba por encima de todas las cosas gustar. Tenía ansias de gloria, quería el éxito. Y ese querer gustar a toda costa acabó convirtiéndose en una obsesión para él. No tenía confianza en sí mismo, no se respetaba... se le define como un mitómano incurable, al igual que Balzac, que soñaba con un futuro lleno de triunfos pero vivía un presente lleno de sombras. Fitzgerald era, en sí mismo, una grieta.
Zelda Sayre era todo lo contrario, no presentaba fisuras. Lírica, enigmática, extraña, artificiosa, extravagante, vivía en su propio mundo de color y nada ni nadie le daba miedo. Toda la confianza que le faltaba a Francis le sobraba a ella, se consideraba por encima de los demás, se mostraba egoísta, confundía a los hombres que la cortejaban, interpretaba un papel... era como la reina de las mariposas que intentas cazar al vuelo y se te escapa una y otra vez entre las manos. Zelda era más fuerte que Fitzgerald. Siempre buscó un hombre más fuerte que ella, y nunca lo encontró.
Se conocieron en 1918 y se casaron en Nueva York en 1920. Vivieron para amar y ser amados, eran derrochadores, despilfarradores... brillaban como se brillaba en aquella época, con luces de neón. Pero llegó un momento en que, en ese matrimonio, acabaron siendo cuatro: Francis, Zelda, el alcohol y la esquizofrenia. La enfermedad mental de Zelda, latente desde la infancia, explotó cuando se obsesionó, a los 27 años, con convertirse en una bailarina de éxito, una Pavlova. Comenzó a torturarse con repetir los movimientos una y otra vez hasta la extenuación, se infringía castigos corporales buscando la perfección, y la esquizofrenia, hasta entonces agazapada, encontró vía libre para manifestarse.
Fitzgerald siempre se consideró culpable de la enfermedad de su esposa; su alcoholismo alejó a Zelda, la empujó hacia el abismo, y Zelda acabó convirtiéndose en una ciudad fantasma que vivió su vida a partir de entonces saliendo y entrando de clínicas, hundiéndose y resurgiendo de intentos de suicidio, escondiéndose tras falsas curas. Y Fitzgerald bebía, bebía, bebía, porque era la única manera en que podía sobrevivir a su complejo de inferioridad, el único modo que conocía para despertar sentimientos en los demás, para que se preocupasen por él... bebía porque era lo único que sabía hacer bien aparte de escribir.
Al principio de la reseña os decía que en La muerte de la mariposa se condensaban tres biografías en una. No es del todo cierto. Son realmente cuatro las biografías que incluye (o tres biografías y una bibliografía, si hay que ser ajustada), porque la obra de Fitzgerald acapara su particular número de páginas, su correspondiente vivisección y su inevitable protagonismo. Suave es la noche es la novela que Citati defiende como obra maestra del autor, a la que define como la arquitectura de lo efímero, la estructura oculta de las cosas hecha libro. El gran Gatsby apenas se menciona.
Tras leer una sola página resulta evidente que este autor, en sí mismo y más allá de su faceta como biógrafo en este libro, es un escritor maravilloso, que trabaja con las palabras de un modo perfeccionista, cuidado, elegante, maestro y, aun así, accesible para el lector. Pero estas escasas cien páginas no deben dar a entender que es una lectura rápida, porque no lo es. El hecho de que cada palabra sea imprescindible, que no sobre nada, convierte a esta lectura en una carrera de fondo, de esas que lees unos minutos y te obligas a cerrar el libro marcando con el dedo la página en la que te encuentras porque necesitas parar y recapacitar sobre lo que acabas de leer y las personas sobre las que estás leyendo... Francis Scott Fitzgerald y Zelda Sayre representan a la felicidad y la desdicha peleando con uñas y dientes. Su único crimen fue buscar la felicidad, y está claro que la desdicha ganó de calle la guerra.
Os digo más. Es imposible hacerse una idea real de lo que se cuenta en esta biografía, de quiénes eran Zelda y Scott, si no se lee. Hay que leerla. Porque se puede intentar resumir lo que en ella se narra, captar retazos, agarrar frases, rescatar destellos, en un intento por conformar un retrato verosímil de estas dos personas y su vida en común, pero es imposible hacerlo como lo hace Citati, imposible acercarse a la perfección de estas cien páginas. Y también es imposible que yo os cuente lo que fue la vida de estos dos personajes en una reseña que no se alargue hasta el infinito, así que lo dejo aquí. Con mi recomendación absoluta, por si no había quedado claro.
Pietro Citati (Florencia, 1930) es uno de los escritores de mayor prestigio en la actualidad.
Autor de espléndidas biografías, como Goethe, Alejandro Magno, Tolstói, Kafka o Leopardi, Citati ha contribuido con ellas a la renovación del género biográfico, que, a partir de los años setenta y debido a la mescolanza entre biografía novelada y novela biográfica, estaba prácticamente agotado. Citati consigue dar una vuelta de tuerca a la propia obra biográfica al convertir al autor en personaje de la obra literaria.
Como crítico literario, Pietro Citati no es menos conocido, pues cabe destacar sus ensayos La luz de la noche, Ulises y la Odisea, y El mal absoluto. Ha obtenido los premios Strega, Médicis y Grinzane Cavour, entre otros.
Autor de espléndidas biografías, como Goethe, Alejandro Magno, Tolstói, Kafka o Leopardi, Citati ha contribuido con ellas a la renovación del género biográfico, que, a partir de los años setenta y debido a la mescolanza entre biografía novelada y novela biográfica, estaba prácticamente agotado. Citati consigue dar una vuelta de tuerca a la propia obra biográfica al convertir al autor en personaje de la obra literaria.
Como crítico literario, Pietro Citati no es menos conocido, pues cabe destacar sus ensayos La luz de la noche, Ulises y la Odisea, y El mal absoluto. Ha obtenido los premios Strega, Médicis y Grinzane Cavour, entre otros.
Lo tengo apuntado desde que lo vi,a ver si me animo que me ha gustado mucho lo que cuentas.
ResponderEliminarUn beso
Ya veo que hay que leerla y como cada vez me llaman más las biografías... pues eso, la leeré
ResponderEliminarES fascinante la vida de algunos escritores. Me la apunto. Besos
ResponderEliminarCristalino. Jeje, jo, me la has puesto en bandeja, tenía que decirlo. Bien, no sé por qué nos cuentas quién ganó la batalla, no, es broma, con los mimbres que tenían no podía salir otro cesto. Muchas veces se frivolidad y se banaliza el tema del alcoholismo pero es que salvo que haya una lucha intencionada y muy fuerte contra él, llevas todas las de perder, que salir se puede pero hay que poner mucho empeño.
ResponderEliminarNo me da vergüenza ninguna reconocer que yo supe de esta pareja por primera vez cuando vi la peli de Allen, Midnight in Paris, y me atrajo muchísimo lo bien que parecía que se lo pasaban y cómo le sacaban jugo a la vida.
Contarlo todo en cien páginas y contarlo bien es un arte, porque mira que podía dar de sí la historia. La verdad que me han entrado muchísimas ganas de leerlo. Enseguida.
Besos
Hola,
ResponderEliminarDel autor he leído La vida breve de Katherine Mansfiel y aunque las biografías, salvo muy contadas excepciones, no son lo mío recuerdo que la forma en la que estaba escrita me trasnmitió mucho, aunque no sé si repetiré ya que como te digo las biografías no son lo mío.
Un beso
Tengo pendiente el anterior del autor que me tocó en un concurso, así que antes leería ese.
ResponderEliminarUn beso ;)
¡Ay hermosa, que libro tan bonito has traído hoy! lo leí hace unos años y me parecio precioso, y mira que unan biografía me echa hacia atrás mas que un aliento a ajo, pero desde la primera página me encantó. ¡Ay que bonito!
ResponderEliminarUn besito cielo, o dos o tres!!
Conozco la vida de los Fitzgerald, supongo que estos matrimonios tormentosos al traspasan las barreras de la memoria más que los felices, qué le vamos a hacer. Si has leído "Suave es la noche", aunque es ficción, Scott Fitzgerald retrata bastante bien su relación matrimonial: su inseguridad, sus ansias por gustar a los demás, el desequilibrio de Zelda... Me ha impresionado la brevedad de esta biografía, escribir tan bien, tan preciso, es muy difícil y está al alcance de muy pocos. Besos
ResponderEliminarHola Inquilinas:
ResponderEliminarOye, en serio, vale ya, me vais a caer mal. Últimamente traéis todo libros interesantísimos y yo me anoto casi todo. Joer, me lo lleeeevo.
Besotesss.
Aiinnnsss, que aunque has hecho una reseña estupendísima, que me pica un montón, no creo que este libro sea para mí.
ResponderEliminarUn besazo
Me has dejado con ganas de ponerme con ella, pero es que las biografías no son uno de mis géneros habituales y temo que no logre engancharme. Besos
ResponderEliminarPues no suelo acercarme a este género pero lo cuentas de forma tan tentadora que es imposible resistirse.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola, pues la verdad es que no he leído ninguna biografía, pero esta me la has metido por los ojos, además hace poco me apunte otro libro que tiene que ver con ellos, no sé si lo conocerás, se llama "Alabama Song" de Gilles Leroy, y creo que es la vida de ella y de las cartas que escribía en el sanatorio a escondidas porque su marido había prohibido que pudiera escribir, eso es lo que pone la sinopsis. Así es que como ese me lo quiero leer me voy a anotar este para contrastar informaciones, ya que muchas veces cada cual lo cuenta o lo percibe de manera distinta, y no creo que se salven las autobiografias, que siempre llevan tras de si simpatias u odios de quienes las escriben y es un punto de inflexión a tener en cuenta, lo ideal sería ser imparcial, pero muchas veces eso no se logra. Gracias por la recomendación y darme a conocer esta obra, espero ser de tu misma opinión. Besos.
ResponderEliminarMe pasa como a la pingüi, con vosotras es imposible resistirse! jajajaja No son una habitual de las biografías aunque hay unas cuantas que quiero leer, sobre todo de Zweig, pero este me parece muy interesante. Especialmente el tema de sus personalidades, de la enfermedad mental...y si encima está genialmente escrita mejor todavía.
ResponderEliminarBesitos
Muy buena la reseña pero la verdad es que el libro no me llama la atención.
ResponderEliminarNo suelo leer biografías, pero esta no me importaría, además es cortita, 100 páginas se leen en nada.
ResponderEliminarBesos
A mi las biografías me gustan aunque si es verdad que como el ensayo y la poesía me cuesta ponerme con ellas, sin embargo esta estoy convencida que va a gustarme porque estos biografiados ( no sé si se dice así), siempre me han llamado la atención.Besinos.
ResponderEliminarMenuda biografía, interesantísimo. Si la leo, será solo como complemento a El gran Gatsby, que lleva tiempo esperándome en la estantería. La tendré en cuenta. Genial reseña.
ResponderEliminarUn beso ;)
Yo no soy muy de leer biografías pero esta es cortita y lo que cuentas me gusta así que me la llevo anotada por si toca la flauta. Estupenda reseña.
ResponderEliminarBesos
Guauuu ni idea de los problemas de la pareja. Me encantaría leer este libro y aprender más sobre ambos. Tomo buena nota. Gracias. Besos
ResponderEliminarBueno, no me llamaba demasiado, porque más o menos conocía el universo de esta pareja, pero tras leer la reseña no me queda otra que apuntarlo. Un besote!
ResponderEliminarDices que solo tiene cien páginas, pero aún así, no es para mí, las biografías no son lo mío, por muy interesante que sea. De todas formas, gracias por la reseña ;)
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