lunes, 12 de octubre de 2020

RESEÑA (by MH) ::: TRISTANA - Benito Pérez Galdós




 

Título original: Tristana
Autor: Benito Pérez Galdós
Editorial: Literatura Random House
Páginas: 208
Fecha publicación original: 1892
Fecha esta edición: marzo 2015
Encuadernación: cartoné
Precio: 23,90 euros
Ilustración de cubierta e interiores: Mónica Barengo




Escrita en 1892, Tristana se encuadra dentro de la serie de «novelas españolas contemporáneas», un conjunto de obras con las que el autor intentó retratar los usos y las costumbres de la sociedad decimonónica.

Abordando el tema de la emancipación de la mujer, Benito Pérez Galdós nos narra la historia de Tristana, una joven que queda bajo la custodia de don Lope, un donjuán crepuscular que la seduce y destruye su inocencia. Esta mujer, de carácter soñador e idealista, percibe rápidamente la injusticia que supone su condición femenina y pretende liberarse de las circunstancias que la rodean, aunque los intentos emancipadores de la joven, víctima de una sociedad sórdida y represiva, la conducen a un inevitable fracaso.

Como todos ya sabréis, este año se conmemora el centenario del fallecimiento de Benito Pérez Galdós y yo, como tantos otros lectores, había decidido leerlo este año a modo de homenaje. El caso es que mi intención inicial era traeros otro libro, Marianela, pero es de sus obras más conocidas y se me metió en la cabeza que haría mejor en aportar una lectura distinta de la que no hubiese visto mucha presencia a lo largo de este año, así que cuando se me cruzó Tristana por el camino, supe que ese sería finalmente el libro que leería.

Conocía la base de la historia porque en su día vi la adaptación cinematográfica de 1970 dirigida por Luis Buñuel y protagonizada por Catherine Deneuve, pero hace ya tanto tiempo de eso (muchos, muchos años) que para mí ha sido como si fuese la primera vez que me enfrentaba a ella. Mis recuerdos son tan vagos en cuanto a detalles concretos que, una vez leída la novela, ni siquiera podría decir si me parece una buena adaptación, pero sí que recuerdo sensaciones muy diferentes a la lectura de la obra de Galdós, y desde luego el final no es el mismo. En cualquier caso, yo creía que tenía una noción de quién era Tristana... pero no, realmente no la conocía.

Ambientada en el madrileño barrio de Chamberí, conocemos el hogar de don Lope, hombre extremadamente generoso con sus amigos hasta el punto de que la salvación de estos ha supuesto casi su ruina financiera, y un impenitente don Juan al que ninguna mujer se le ha resistido nunca. Su última conquista la tiene en casa: hace unos años acogió a Tristana, hija huérfana de unos amigos muy queridos, y la niña que un día fue se convirtió en una hermosa jovencita a la que no dudó en meter en su cama. La sorpresa que sintió Tristana no le permitió resistirse y su inocencia no le permitió cuestionarse lo que estaba sucediendo, y así viven ambos, como amantes de puertas para adentro y como algo indefinido de puertas hacia afuera. En la casa también vive Saturna, una criada viuda que hace muy buenas migas con la joven y que le ayuda en todo lo que puede. El día en que Tristana se enamora de un joven y apuesto artista, cambiará la vida de todos ellos pero no del modo en que esperan.

En el momento en que comienza la historia, Tristana está despertando de su letargo. Sola en el mundo y a cargo de don Lope, hasta ese momento no se ha permitido cuestionarse la posición en que queda tras haber mantenido relaciones íntimas con él durante todo esos años, algo que ella ha considerado normal y aceptado como tal. El momento en que entramos en su vida es el momento en que se da cuenta de lo que don Lope ha hecho con ella, del modo en que don Lope se ha aprovechado de su desamparo y su inocencia, y comienza a rebelarse y a plantearse qué quiere hacer con su vida y su futuro, un futuro para el que nadie le ha preparado ni otorgado conocimientos y para el que socialmente ya no es aceptada. Poco a poco Tristana se transforma en una mujer que no solo tiene sueños, sino que está dispuesta a todo para cumplirlos; que sabe que está capacitada para lo que quiera hacer y para lo que quiera dedicarse, y no le importa esforzarse para mejorar y vivir de ello; que quiere amar y ser amada, pero tiene muy claro que no quiere casarse ni formar una familia; que quiere ser libre, completamente libre, e independiente; que de ella, y solamente de ella, debe depender su sustento y por ello busca su medio de vida; se tranforma en una mujer orgullosa que se engrandece cada día que pasa; y aunque la sociedad impone solo tres salidas a la mujer (matrimonio, teatro o prostitución), tiene muy claro que, una vez descartada la primera, las otras dos no le interesan y busca una cuarta salida decente e íntegra... En definitiva, al fin se ha despertado su inteligencia, ha descubierto la facilidad que tiene para aprender y crecer en cualquier cosa que se proponga, y quiere una libertad honrada, independiente, en la que se gane la vida por sí misma y ame sin las cadenas de un matrimonio al que se opone por integridad.
 
Tristana es una fuerza de la naturaleza durante (casi) toda la novela, con cada fogonazo de consciencia que ilumina sus capacidades ella se crece y se crece hasta el punto de empeñecer a los otros dos personajes principales, que ven como esa jovencita, que al fin y al cabo para ellos no es más que una mujer, se eleva por encima de ellos y los retrata como lo que son sin pintureo ni apostura que valgan. Don Lope es un hombre ya maduro y egoísta que no solo ha abusado de la inocencia de Tristana para convertirla en su amante, sino que no duda en manipularla a su conveniencia; cuando se da cuenta de que es rechazado y de que sus amenazas no surten efecto, decide jugar arteramente el papel de padre solícito y desinteresado para barrer las defensas de la pobre Tristana, que a pesar de odiarlo también lo defiende y se mueve durante buena parte del libro en esa dicotomía (lo cual dice mucho de la manipulación emocional a la que está sometida en esa casa); por otro lado tenemos a Horacio, el pintor objeto de afecto de Tristana que pasa de bohemio a señorito acomodado y representa el aburguesamiento tan propio de la época; de ella solo quiere una esposa sumisa que cocine y planche y que a ser posible no le haga sentirse inferior. Ve como esa idea que tiene de Tristana se le escapa entre los dedos mientras intenta por todos los medios que ella acepte ser una esposa normal y a su conveniencia. Ambos quieren algo muy distinto de Tristana pero coinciden en no querer de ella más que lo que sus propias necesidades y voluntades exigen y reclaman. Las necesidades y voluntades de Tristana no existen, no son tenidas en cuenta.

Tristana es una novela que atraviesa por varias fases muy diferentes entre sí pero que dan buena cuenta de los caminos que la vida obliga a transitar al personaje principal. Por eso está dividida en tres partes muy diferenciadas: la primera, en la que conocemos a todos los protagonistas y en la que Tristana decide tomar las riendas de su vida y salir del cascarón en que la tiene encerrada don Lope; la segunda es plenamente epistolar, y gracias a esas cartas sabemos qué está ocurriendo en la vida de Tristana y en qué se va transformando todo lo que hemos leído en la primera parte; la tercera es la culminación del destino de Tristana, un destino que muchos lectores no anticiparán por el modo en que comienza el libro y que puede gustar o no, pero es el más realista si nos atenemos a todo lo que sucede a lo largo de la novela y al cuadro que quiere pintar su autor. A mí me ha dejado un poso de tristeza por razones que obviamente no puedo comentar, pero Tristana es un personaje que nace como una muñeca (así se nos describe al principio de la novela) cuyo único fin es el de satisfacer a los hombres de su vida, y cuyas ansias de libertad e independencia tienen que luchar contra una sociedad que va a tratar por todos los medios de impedir que las logre. Ese final encierra una manifiesta y caústica contradicción que ilustra el destino que experimentan los ideales de Tristana, y que explica las posibilidades de progreso que tenían en aquella época las mujeres en particular, y probablemente la sociedad española en general.
 
Lo digo siempre, uno de mis agujeros negros es la literatura clásica española, no lo oculto y me avergüenzo, pero es la pura verdad, así que no voy a pretender conocer a fondo y en extensión la obra de Galdós como para situar Tristana entre su bibliografía y hacer una comparativa. Lo único que os puedo decir es que me ha gustado muchísimo; que a mi parecer resulta evidente el punto de vista de Galdós sobre la situación de la mujer española a finales del siglo XIX y los cambios a los que se estaban enfrentando tanto ellas como la sociedad en sí misma; que el retrato que hace de Madrid es de acuarelista experimentado y brillante, ya sea cuando nos pasea por sus calles como cuando escenifica cualquier instante puntual de barrio con sus gentes, sus chiquillos y sus costumbres; y que era un escritor magnífico con un talento incuestionable para retratar su época y las vicisitudes de los pensamientos e ideales que formaban parte de ella.

Se podrían decir muchas más cosas de esta novela, pero para ello habría que hacer alusiones veladas a sucesos concretos que es mejor no conocer antes de adentrarse en ella, así que lo dejo aquí, no sin antes reafirmarme en que leer a don Benito es un auténtico placer.
Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920) llegó a Madrid en 1862 para estudiar derecho. No tardó en introducirse en la vida cultural e intelectual de la ciudad y en relacionarse con los personajes más destacados de la época, como Leopoldo Alas «Clarín». En 1868 abandonó los estudios para dedicarse íntegramente a la escritura. Su primera novela, La Fontana de Oro (1870), escrita con apenas veinticinco años, anticipa el talento del que sería uno de los mayores narradores de nuestra literatura.

Como autor, revolucionó la narrativa española incluyendo en sus obras expresiones populares para dar así más realismo al relato, ideas que aportó también al género teatral. Al mismo tiempo, Galdós tuvo una prolífica carrera en el campo de la política, donde llegó a ser diputado en varias ocasiones por distintas circunscripciones.

De su extensa obra cabe remarcar algunas de sus obras maestras, como son Doña Perfecta (1876), Marianela (1878), La desheredada (1881), Tormento (1884), Fortunata y Jacinta (1886-1887), Miau (1888), Misericordia (1897) y los Episodios nacionales (1872-1912), una gran crónica de la España del siglo XIX, formada por cuarenta y seis episodios divididos en cinco series de diez novelas.

12 comentarios:

  1. Hola. El otro día comentaba con una amiga que nunca he leído nada de Galdós, solo empecé Marianela pero nada más. Así que la próxima vez que sientas apuro por ese agujero con la literatura clásica española acuérdate de mí, yo voy peor.
    Este no lo conocía, claro. Me gusta lo que cuentas y ese personaje aunque me temo que la historia va a ser muy triste y el final si es el que le pega natural... Aunque no sé por qué me llama muchísimo la atención la edición de Reino de Cordelia de Fortunata y Jacinta, ¿la has leído? ¿Me la recomiendas?
    Besos

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  2. ¡Hola! Del autor todavía no he leído nada, aunque siempre he tenido ganas de atreverme a darle una oportunidad, a pesar de no haberlo hecho todavía por el respeto que me genera. Quizá no sea esta la novela por la que elegiría empezar, pero sí que me gustaría poder darle una oportunidad en algún momento y más viendo tu reseña.

    ¡Nos leemos!

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  3. Este no lo he leído aún pero estaba ya en mi lista de pendientes y después de vuestra reseña sube muchísimos puestos.
    Besotes!!!

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  4. Hola, esta no la he leído, solo he visto la película de Buñuel. Besinos.

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  5. Tengo que confesar que más allá del primero de los Episodios Nacionales, no he leído a Galdós y me has dejado con unas ganas tremendas.
    Besos.

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  6. Parece muy interesante sin duda disfrutaría descubriendo este tomo, gracias por el descubrimiento =)

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  7. Este es uno de mis pendientes de Galdós. Creí que esta edición estaba descatalogada. Y bueno, que ya estaba convencida, y ahora más. Un besote!

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  8. Hola guapísia, yo leí hace muuuuuchos años Fortuna y Jacinta, y no sé si Marianela también, no lo recuerdo. Y siempre me parece que tienen un poso de tristeza (es la impresión que recuerdo) que no suelen tener los libros ingleses que he leído con crítica social (estos llegan a introducir cierta ironía y cierta diversión en ellos). Por eso creo que dejé de leer a los realistas españoles porque me parecían demasiado "deprimentes", en esa épcoa... no sé si me apetecería volver a intentarlo... Veremos.
    Un besazo

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  9. Bieeeen!!! No me atrevía a preguntarme por si te habías llevado decepción con mi querido Don Benito. Besotes!!!

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  10. También estoy contigo en ese agujerito negro de los clásicos españoles jeje he leído poquísimo. Precisamente con Galdós me estrené este año con Marianela, como dices muy conocida y muy leída, pero justo era el que tenía en la estantería a mano y por ese empecé (cosa curiosa, relacionado con eso de no haber leído los clásicos españoles, llevaba muuuuchos años en la estantería). He de decir que me encantó. Regresaré a este autor, no sé si con Tristana o con otra, me atrae bastante Doña Perfecta. Pero sin duda, lo volveré a leer. Este que nos traes hoy parece bastante triste, aunque interesante. Marianela tampoco es que te deje saltando de alegría... Un abrazo!!!

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  11. Se va a terminar el año y todavía no cumplí el propósito de rendir el merecido homenaje que se merece Galdós. Sin embargo, leí más bien poco de este grandísimo autor. Espero cumplir lo prometido en este último trimestre, si bien Tristana no se encuentra entre los títulos favoritos para ello, y todavía más si deja ese regusto tristón al finalizar su lectura. Besos.

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  12. Creo que me decantaría por la película, que a pesar del tiempo que tiene no la vi. Me alegro que tu experiencia con el autor haya sido tan placentera.

    Un beso ;)

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