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martes, 14 de diciembre de 2021

RESEÑA (by MH) ::: BUENOS PRESAGIOS - Neil Gaiman & Terry Pratchett



 
Título original: Good Omens
Autores: Neil Gaiman & Terry Pratchett
Editorial: Minotauro
Traducción: María Ferrer
Prólogos y epílogos: Neil Gaiman & Terry Pratchett
Páginas: 400
Fecha de publicación original: 1990
Fecha esta edición: abril 2019
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 15 euros


Según Las Buenas y Acertadas profecías de Agnes la Chalada Bruja (el único libro fiable de profecías, escrito en 1655, antes de que ella explotara), el fin del mundo tendrá lugar el sábado. El próximo sábado, para ser exactos. Justo antes de la hora de la cena. Los ejércitos del Bien y del Mal se están agrupando, la Atlántida está resurgiendo, llueven sapos y los ánimos  están algo alterados así que... todo parece ajustarte al Plan Divino.

De no ser por un ángel quisquilloso y un demonio buscavidas que han vivido a costa de los mortales desde el comienzo de los tiempos y que no están dispuestos a aceptar tan fácilmente eso del “Fin de la civilización tal y como la conocemos” . Y... ¡vaya por Dios! ¡Parece que alguien ha hecho desaparecer al Anticristo!
 
 
La entrada de hoy va a ser breve, solo quiero dejar constancia de la lectura correspondiente al mes de octubre dentro del reto de Hermanas Fatídicas (y con ella por fin estoy al día con este reto, que ya me vale). En octubre nuestra premisa era escoger un libro que tuviese una bruja como personaje secundario, y dado el libro con el que vengo hoy seguramente os sorprenda saber que mi intención inicial fue leer El coloquio de los perros, de Miguel de Cervantes. Pero lo de siempre este año, leer no era el problema, el problema estaba en reseñarlo después, y qué queréis que os diga, no estoy en el mejor momento para hablar nada menos que sobre Cervantes (es que no sabría ni por donde empezar). Así que me fui a las Antípodas y escogí Buenos presagios, que llevaba tiempo detrás de leer pero las ansias eran todavía mayores desde que salió la adaptación televisiva hace un par de años. Quería ver la miniserie y para eso primero tenía que leer el libro. Las cosas en orden y el chocolate espeso (muy espeso).
 
Os cuento. Crowley es un ángel del infierno siempre armado con unas gafas de sol y a lomos de su Bentley que le ha tomado cariño a la humanidad y está encantado con la vida que se pega. Sí, de vez en cuando hace maldades de esas que van con su personalidad demoníaca (es el creador del IVA, la Santa Inquisición o la ciudad de Manchester...  de esta última perversidad está muy pero que muy orgulloso) pero, por lo demás, vive y deja vivir. Su amistad con Azirafel, un ángel (de los del cielo) librero que es todo lo opuesto a él, sirve como ejemplo de lo cómodo que se siente en su piel del siglo XX (otros siglos no han sido tan divertidos). Cuando deciden tanto los de arriba como los de abajo que ya están hartos de esperar y ha llegado la hora del Apocalipsis, ninguno de los dos se lo toma demasiado bien. ¿No podrían dejar las cosas como están? Pues no. Así que toca buscarle familia al bebé Anticristo, y nada mejor que dejarlo en manos de monjas satánicas... o nada peor, porque esa noche hay mucho bebé recién nacido y parece que se hacen todos un poco de lío y no se sabe muy bien donde acaba este niño... Ya verás cuando se enteren de que Crowley ha perdido al Adversario, Destructor de Reyes, Ángel del Pozo sin Fondo, Gran Bestia a la que llaman Dagón, Príncipe de Este Mundo, Padre de las Mentiras, Vástago de Satán y Señor de las Tinieblas. Pero hasta ese momento aún tienen que pasar once años, tiempo en que el Anticristo se cría como todo hijo de vecino. O no.

El libro se puede dividir tranquilamente en tres partes, siendo la primera y la tercera las mejores tanto en intensidad como en entretenimiento puro y duro. A la del medio le pasa un poco lo que a las mejores sagas, que está ahí porque tiene que estar pero que no es lo mismo porque no es igual. Y claro, tampoco se ve beneficiada por el comienzo de la historia, potente y genial a partes iguales, en el que Crowley y Azirafel juntos son como el té a las cinco y un scone con clotted cream: gloria bendita (con permiso de Crowley). El lector (o yo, sin más, tampoco voy a generalizar) sufre cuando este particular dúo que funciona como un reloj se hace a un lado para dar entrada a los demás personajes que van a formar parte de esta travesía, pero en el último tercio todo vuelve a su sitio. Y tened en cuenta que en esta historia la clave está en la inefabilidad. Lo que es inefable no se puede explicar con palabras, y lo que no se puede explicar no se explica. Punto. Así funcionan las cosas... si lo sabrán bien Azirafel y Crowley, enemigos durante más de seis mil años (y amigos también durante buena parte de ese tiempo a escondidas de sus jefes).
 
¿Qué más tenemos? Pues muchas reflexiones sobre la humanidad, sus defectos y su virtudes, el uso que hacemos del libre albedrío, que el destino no está escrito, que son nuestras decisiones las que importan y no lo que se espera de nosotros... que la humanidad tiene un don magnífico para la imaginación y lo usa para hacer sus vidas más miserables todavía de lo que ya son. Que somos autodestructivos pero hay que querernos si o sí, porque si quisiéramos podríamos hacer cosas maravillosas... si quisiéramos. Porque el ser humano es tan bueno odiando como queriendo, y esta novela defiende esa imperfección tan... inefable. ¿Cómo se puede detener el Apocalipsis? Con algo tan arquetípico como real: trabajando en equipo, anteponiendo los intereseses colectivos a los individuales e intentando que nuestro lado bueno supere al malo, aunque solo sea durante un ratito. Teniendo confianza en nosotros mismos, buscando el bien común y dejándose de tonterías.
El Infierno no era ningún gran depósito de mal, no más de lo que, según Crowley, el Cielo era una fuente de bien; eran sólo bandos en una gran partida de ajedrez. Y era en la mente humana donde se hallaba el intríngulis de la cuestión, la auténtica fuente de la bondad verdadera y de la verdadera maldad de infarto.
No voy a entrar mucho más en la historia porque hay que leerlo sin saber demasiado, sin saber qué personajes van a aparecer ni cómo introducen todo el tema bíblico en la trama (porque a ver, estamos ante el Armagedón en pleno siglo XX, así que tiene que haber personajes bíblicos, profecías, catástrofes, símbolos... en un mundo moderno, y no hay nada como renovarse o morir, ya pertenezcas al cielo o al infierno). Fantasía, brujas, ángeles, demonios, Satán, cazabrujas, médiums, pandillas de niños al más puro estilo King, monjas satánicas, perros del infierno que son una monada... y esos que no deben ser nombrados (quien quiera saber, que lea el libro). Y todo esto con mucho humor y mucha inteligencia pero también muy en serio. Pero con mucho humor y mucha inteligencia. Pero también muy en serio. Pero con mucho humor y mucha inteligencia. Pero... 
 
En cuanto a tema brujas, que es la razón por la que os estoy hablando del libro, os puedo decir que hay dos: una a la que solo se nombra (pero que es la que mola y la que maneja el cotarro) y otra que es descendiente suya pero que básicamente se dedica a desentrañar lo que quiso decir en su día su antecesora (que profetizar, profetizaba mucho, pero no decía las cosas demasiado claras). La primera es Agnes la Chalada, autora del libro Las Buenas y Acertadas Profecías de Agnes la Chalada, que incluye nada menos que cuatro mil profecías a cada cual más peregrina (¡pero todas verdaderas!); la segunda es Anatema Device (el nombre es un puntazo, no me digáis que no). Brujas como personajes secundarios, que es de lo que se trata, pero con mucha personalidad, que se agradece.
 
Por cierto, aunque conocía esta novela desde hace mucho tiempo, realmente no fui consciente de que está considerada de culto hasta que la abrí y empecé a leer a los propios autores hablando de lo que ha sido este libro (reconocen sin tapujos que les ha hecho millonarios) desde su publicación y las locuras que han hecho muchos de sus fanáticos (las anécdotas de Gaiman sobre el estado de muchos de los ejemplares que les presentan en las firmas de libros no tienen desperdicio). Entiendo perfectamente por qué y además se mantiene fresco como una lechuga. Han pasado treinta años desde su publicación y nadie lo diría leyéndolo.
 
Y una teoría tonta al azar. Muchos lectores de Buenos presagios dicen que distinguen a la perfección las partes escritas por Gaiman y las partes escritas por Pratchett. En los apéndices que incluye la edición ellos mismos dejan caer qué personajes son de uno o de otro, o quien tuvo más peso en la primera mitad del libro o en la segunda... pero a mí me da que cada cual atribuye sus partes preferidas en el libro a su autor favorito de entre los dos :)) Yo tiro más para Gaiman que para Pratchett (he leído más a Gaiman, también es verdad) y en mi cabeza mis partes favoritas son de Gaiman (porque sí). Me niego a pensar que soy la única que hace esto por mucho que todo el mundo presuma de distinguir a la perfección a los dos autores, así que me reafirmo en mi teoría (y me quedo tan ancha).

Termino con el tráiler de la adaptación televisiva que os comentaba al principio. He leído todo el libro imaginándome a David Tennant como Crowley y a Michael Sheen como Azirafel. No sé si esto es bueno o malo pero a priori me pegan muchísimo y voy a intentar que la miniserie caiga estas navidades. Ya he visto algunas cosas en el tráiler que se alejan del libro, pero qué más da... me voy a poner en mood festivo y voy a dejar a un lado mi vena tiquis, que el guión es del propio Gaiman y él sabe lo que hace. 
 





 

 

Terry Pratchett (1948-2015) es un superventas a nivel mundial y el autor de más de 30 libros y creador de Mundo Disco, la saga que ha cosechado un éxito sin precedentes dentro de la literatura juvenil.

 

 

 

 

Neil Gaiman (1960) ha alcanzado la fama como autor de libros, novelas gráficas, relatos cortos y películas para públicos de todas las edades. 

Entre sus títulos más notables se hallan The Sandman, el innovador cómic que alcanzó el primer puesto en la lista de los libros más vendidos de The New York Times, y que fue merecedor de nueve Premios Eisner y del World Fantasy Award en la categoría de Mejor historia corta; El libro del cementerio, primera obra en ganar a un tiempo la medalla Newberry y la medalla Carnegie; American Gods, que en breve será adaptada a la pequeña pantalla en Estados Unidos; y El océano al final del camino, que en 2013 ganó el National Book Award al Libro del Año en Gran Bretaña. 

La adaptación cinematográfica de Cómo hablar con chicas en fiestas, dirigida por John Cameron Mitchell, llegará a los cines en 2017. 

Nacido en Gran Bretaña, Neil reside actualmente en EE. UU. con su esposa, la escritora y vocalista Amanda Palmer, y junto al hijo que tienen en común, Anthony.

martes, 30 de noviembre de 2021

RESEÑA (by MH) ::: LAS BRUJAS EN LOS CUENTOS DE LOS HERMANOS GRIMM

  

 
 
Título original: The Annotated Brothers Grimm / The Bicentennial Edition
Autores: Jacob y Wilhelm Grimm
Editorial: Akal
Traducción: Pedro Piedras Monroy
Prólogos: Maria Tatar, A. S. Byatt
Edición de: Maria Tatar
Páginas: 544
Fecha de publicación original de los cuentos: 1857
Fecha esta edición: octubre 2020
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 47,50 euros


La edición del bicentenario de los cuentos de los hermanos Grimm conmemora la riqueza y fuerza dramática de estos relatos legendarios –tan conocidos– en el volumen más espectacular publicado hasta la fecha. De todas las innumerables colecciones de cuentos de hadas que existen a lo largo y ancho del mundo, pocas son mejor conocidas que aquellas que reunieron, hace ya dos centurias, dos hermanos alemanes –Jacob y Wilhelm Grimm– en sus Cuentos para la infancia y el hogar, publicados por vez primera en 1812. Ahora, en esta edición del bicentenario, Maria Tatar presenta una selección de los cuentos en un formato lujoso y con una gran fuerza visual, con el objetivo de reconfigurar nuestra comprensión de estos relatos intemporales.
 
Procedentes de la versión final autorizada de mediados del siglo xix, Maria Tatar, especialista de renombre internacional en el campo del folclore y la literatura infantil, ha traducido y comentado más de 50 cuentos recopilados por los hermanos Grimm, seleccionando cuidadosamente aquellos que están en consonancia con el público actual y que revelan el amplio espectro temático del canon de los Grimm. Tanto los lectores jóvenes como los veteranos se reencontrarán con los clásicos populares, incluidos «Caperucita Roja», «Cenicienta», «Blancanieves» y «Rapunzel», a la vez que descubrirán cuentos menos conocidos, aunque no menos cautivadores, como «Los cuatro hermanos habilidosos», «El agua de la vida» y «La serpiente blanca», seleccionados especialmente para esta edición. Tal vez lo más reseñable sea la decisión de incluir unas cuantas historias «para adultos», que fueron suprimidas de las ediciones anteriores cuando los Grimm se dieron cuenta de que los padres se las leían a los niños.
 
Las páginas editadas por Tatar se acompañan de detalladas anotaciones que indagan en los orígenes, que descubren las complejidades culturales de los cuentos y exploran sus efectos psicológicos. Se reproducen junto a las historias cerca de 200 imágenes de exquisita belleza –realizadas por artistas como George Cruikshank, Gustave Doré, Kay Nielsen o Arthur Rackham–. Con un brillante ensayo introductorio a cargo de A. S. Byatt, unido a los prefacios originales de los Grimm a sus ediciones, así como a una colección de recuerdos sobre «La magia de los cuentos de hadas» y ensayos sobre las vidas de los hermanos y el impacto cultural de sus cuentos, Hermanos Grimm. Edición anotada capta el encanto mágico de estas historias a la vez que desvela sus poderosos misterios.
 
En la tradición de The Uses of Enchantment de Bruno Bettelheim, este volumen muestra hasta qué punto los cuentos de hadas de los Grimm animan nuestra imaginación y siguen con nosotros mucho tiempo después de haberlos escrito. Esta edición del bicentenario ofrece un tesoro de tradición y sabiduría cultural popular que ha pasado de generación en generación.
 
Cuando Mónica y yo planeamos los meses y premisas del reto de las Hermanas Fatídicas para este año, nos pareció lo más normal del mundo dedicarle un mes a los hermanos Grimm. Nos imaginábamos montones de brujas en sus cuentos (¡ilusas!), y como solo conocíamos a las más evidentes, decidimos, profesionales como somos, investigar y documentarnos. Para eso hacía falta leer una buena recopilación de cuentos de estos hermanos, y nos decantamos por leer íntegramente la edición anotada  que Akal publicó el año pasado, La intención era descubrir más brujas aparte de las evidentes, pero nuestro gozo en un pozo, porque nada más empezar ya se dice en una nota que hay muy pocas brujas en los cuentos de los Grimm... y efectivamente así ha sido. Al menos en los cuentos que recoge esta edición.
 
El caso es que yo tengo desde hace mucho tiempo una edición fantabulosa de Cuentos de los Grimm editada por Taschen que por desgracia está descatalogada desde hace años, pero que esta de Akal fuese anotada inclinó la balanza en favor de su compra y su lectura. No es mi intención hablaros del libro en su conjunto porque esto va de brujas, pero sí quiero daros unas impresiones generales de lo que me han parecido los cuentos, muchos de ellos desconocidos para mí... y de la edición, pero eso vendrá al final. Voy a ser breve, que en modo alguno tengo intención de profundizar en el mundo de los Grimm.
 
Como os decía arriba, la edición incluye 52 cuentos, y son las versiones publicadas en 1857 en la séptima y definitiva edición de Cuentos para la infancia y el hogar, título que los Grimm dieron a su recopilación de cuentos orales con el fin de preservar el folclore alemán. Debo decir que 52 es apenas una pequeña representación del conjunto de su obra, ya que son 210 los cuentos que están recogidos e impresos. ¿Qué peculiaridad tiene esta séptima edición? Que los Grimm, con el paso del tiempo y tras darse cuenta de que sus cuentos tenían cada vez más presencia entre los niños, decidieron suavizar las historias y lo que ocurría en ellas... Esto se percibe en muchos cuentos, donde queda patente la moraleja, los beneficios de ser buenos hijos y las consecuencias de portarse mal (un manual de buenas costumbres infantiles en toda regla). Por eso no deja de sorprender que en otros cuentos la minimización de las partes crueles y sangrientas sea inexistente, y así leemos decapitaciones, baños de sangre, amputaciones y lo que se tercie. Vamos, que sí, rebajados, pero no en su totalidad ni muchísimo menos. Hay cuentos que unos padres de hoy en día no leerían a sus churumbeles ni jartos de vino. En realidad es un paseo curioso el que ofrecen estos cuentos y por fin me he quitado la espinita de no tener una visión más global del impresionante trabajo de estos dos hermanos.

Por lo demás, sí que es cierto que para mi gusto hay una irregularidad evidente en la calidad de los cuentos. Los mejores son sin duda los más famosos, aunque me he encontrado algunos que no conocía que me han parecido fantásticos. Sin embargo me ha dado la sensación de que sufrieron tantos cambios y modificaciones que al final muchos parecen refritos de otros, y estás leyéndolos y recordando que has leído algo prácticamente igual varios cuentos atrás. No llegas a saber si eso es cosa de la mano de los Grimm o si los cuentos, al ser orales y depender de la elocuencia e inventiva de sus narradores (ya sabemos lo que pasa con estas cosas) fueron copiándose escenas y detalles unos de otros y por eso llegan a parecerse tanto. De todos modos vuelvo a decir que solo puedo hablar de la selección que incluye esta edición, porque hay otros 158 cuentos más en la recámara.
 
Tema brujas, que es lo que nos interesa y el motivo por el cual leí este libro. Pues eso, que haberlas haylas, pero no será en los cuentos de los Grimm. A ver, alguna sí que asoma la patita, pero son taaaaan pocas que cuando aparecía una era casi una fiesta, ¡tenemos bruja! Estos son los cuentos donde aparece una bruja que realmente hace cosas de brujas (vosotros me entendéis): Hermanito y hermanita, Hansel y Gretel, La señora Halle, Los seis cisnes, Jorinde y Joringel y La señora Trude. Luego hay un par donde se nombra a un personaje como hechicera pero que no hace absolutamene nada que justifique esa denominación y que para mí, por tanto, no son brujas: Rapunzel y Los doce hermanos. La bruja más conocida es evidente, la de Hansel y Gretel no tiene parangón. Sobre Rapunzel, olvidaos de las pelis de animación: en el cuento original no hace nada de nada salvo encerrar a Rapunzel, no usa la magia en todo el cuento. Eso sí, hay muchos hechizos, encantamientos, magia, maldiciones... también hay personajes que parecen tener ciertos poderes mágicos, pero siempre son masculinos, y muchos personajes encantados, pero nunca se nos cuenta quién los ha encantado. Abundan las madrastras malvadas, las suegras malignas, los terceros hijos tontos, las hermanastras feas y malas y hay mucho instalove, que no viene aquí a cuento (ella, cómica xD) pero lo digo igualmente, que me ha hecho mucha gracia.

Y ahora voy con la edición, de la que os voy a hablar a título personal y de manera muy sincera. Siempre lo soy, lo sabéis, pero con un libro que cuesta casi 50 euros me siento en la obligación de serlo más todavía (si cabe). ¿Cosas buenas? Estéticamente es fantástica, salta a la vista (tinta a tres colores, ilustraciones de muy diversas autorías), e incluye mucho material adicional a los cuentos: una biografía bastante completa de los Grimm, prefacios e introducciones a las dos primeras ediciones de Cuentos para la infancia y el hogar y hasta tres prólogos (que pueden interesar más o menos pero son muy bienvenidos). Es decir, que a priori en cuanto a contenido es una edición completísima... ¿Cosas malas? Los chascos vienen cuando comienza realmente la lectura de los cuentos. La traducción no me ha gustado nada, necesita una corrección de estilo muy a fondo... es que el libro en sí mismo necesita una buena correción, sin más. Pero es la parte anotada la que más me ha decepcionado porque fue la motivación para hacerme con otra edición de los Grimm cuando ya tenía una muy buena (y preciosa hasta decir basta). Dejando a un lado que en la mayor parte de los cuentos las notas están tan llenas de spoilers que no solo te adelantan lo que va a pasar a continuación sino que te destripan el final del propio cuento, es que muchas de ellas no aportan absolutamente nada. Que en una nota me expliquen con todo lujo de detalles que llorar es una expresión de tristeza me parece... lo que me parece. Es solo un ejemplo al azar que resume el vacío de muchas de las notas. No puedo adentrarme aquí en un análisis de las anotaciones, pero sí puedo decir que tenía pensado comprar los Cuentos de Andersen que salieron al mismo tiempo y de momento no lo voy a hacer porque la edición es de la misma persona, por muy reputada que sea (aunque la traductora es diferente, es lo único que no me hace descartar la adquisición de plano).

En fin, con esto y un bizcocho, en punto a las ocho, aquí os dejo mi opinión y me resguardo del chaparrón.
 
Que todo lo dicho es un sentir personal queda fuera de toda duda, ya me hubiese gustado quedarme ojiplática con una edición pistonuda. 

A modo de resumen os diré que los Grimm bien merecen una lectura, pero no todo el monte es orégano y a algunas ediciones requetebonicas se les ven las hechuras. 
 
¿Qué más? Ah, que Terry Pratchett era UN autor de fantasía, no autora, que ya que me pongo tiquis, voy a por todas, chiquis.

Me dejo de tonterías e insisto en el quid de la cuestión, que no quiero que los árboles tapen el bosque y se pierda la intención: ¡leed a los Grimm, que los Grimm siempre molan! ¡Sus cuentos no tienen que ser todos perfectos, inquilinos, no pidáis carambolas!
 
No sé por qué me ha salido todo esto raro del final pero así se va a quedar.



Jacob y Wilhelm Grimm (Hanau, Alemania, 1785-1863 / 1786-1859). Filólogos de formación y estudiosos del folclore. Fueron profesores universitarios en Kassel, en Gotinga y en la Universidad Humboldt de Berlín.
 
Recorrieron su país hablando con los campesinos, con las vendedoras de los mercados, con los leñadores y recogiendo historias de los lugareños, además de estudiar la lengua y el antiguo folclore de la región.

Fruto de este trabajo son sus cuentos, entre los que destacan Hansel y Gretel, Blancanieves, etc., que recopilaron con el título de Cuentos de hadas de los hermanos Grimm.

miércoles, 17 de abril de 2019

RESEÑA (by MH) ::: IQBAL MASIH (LÁGRIMAS, SORPRESAS Y CORAJE) - Miguel Griot






Título original: Iqbal Masih (Lágrimas, sorpresas y coraje) 
Autor: Miguel Griot
Editorial: Oxford University Press
Páginas: 280
Fecha publicación original: 2008
Fecha esta edición (7ª): julio 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 9,30 euros


En 1995, Iqbal Masih, se convirtió en mártir por la lucha contra la esclavitud infantil al ser asesinado en Lahore, su localidad natal. Iqbal denunció su situación ante la opinión pública para concienciar al mundo de una injusticia que afecta a millones de menores en el mundo. A partir de la recreación de los testimonios de los que lo conocieron, lo escucharon o lo odiaron, asistimos a la descripción de un personaje cuya labor ha sido imprescindible en la búsqueda de un mundo mejor.

Tengo este libro en casa desde hace un par de años firmado incluso por el autor porque lo ganamos (y me lo quedé yo) en un sorteo organizado por albanta en su blog, pero justo en aquella época vi el libro reseñado en un montón de sitios y bueno, ya sabéis cómo me funciona a mí la mente: si veo un libro por todas partes, lo dejo reposar y espero a que baje un poco la atención. Ahora, en mi lucha contra los pendientes, me he puesto con él, y que os traiga hoy la reseña no es casualidad: ayer, 16 de abril, fue el Día Mundial Contra la Explotación Infantil. Una fecha, el 16 de abril, que no fue escogido al azar: ese día, pero allá por 1995, murió Iqbal Masih asesinado a la edad de 12 años, y casualidades de la vida, también fue en Semana Santa. 

Supongo que a estas alturas, quien más y quien menos está familiarizado con la estructura del libro. En él se nos narra la corta, muy corta, vida de Iqbal desde que nace hasta que muere, pero no lo hace de manera novelada, o no a modo de novela convencional. Lo que hace es usar testimonios ficticios de personas allegadas a él por muy diversas circunstancias, y con cada testimonio la narración va avanzando en el tiempo hasta llegar a su asesinato. No es que vaya tirando de fechas, si no que con cada cosa que se cuenta sobre él se contextualiza el momento temporal y sabemos en qué punto de su vida nos encontramos, colocando poco a poco las piezas del puzle de su vida, un puzle pequeño en tamaño pero con una imagen impresa en él tan impactante que hace que resulte imposible olvidarte de él una vez le conoces.

¿Y quién fue Iqbal? Un niño presa de las costumbres de su país, y que fue vendido desde los 6 años para poder pagar la boda de su hermano mayor porque eso es lo que tocaba: si eres el pequeño, pagas la boda del mayor. Y si para eso hay que pedir un préstamo a un fabricante de alfombras y dar como pago a tu hijo para que trabaje durante doce horas al día y siete días a la semana, se hace. Jamás se liquidará ese préstamo, y ese niño jamás saldrá de esa fábrica, pero es lo que hay que hacer. Iqbal sueña con otra vida, sabe que eso no está bien, y un día decide pedir su carta de libertad. Lo que llegó después no creo que tuviese cabida en la imaginación de nadie. Y para entonces Iqbal era un niño en el cuerpo desgastado de un anciano, con problemas de crecimiento provocados por la postura en la fábrica sin moverse durante horas, pero mucha esperanza en una vida mejor.

Las personas que dan esos testimonios son tanto ficticias y creadas por el autor como personas reales que formaron parte de la vida de Iqbal. Miembros de su familia, amigos, compañeros de la fábrica, el patrón que le explotaba, europeos que participaban del engranaje mafioso comprando esas alfombras... reales o ficticios, ellos son los que hablan en los primeros años de Iqbal. Pero en el momento en el que decide que no va a trabajar más y que acaba bajo el tutelaje del BFLL, es cuando también toman la palabra personas reales y de carácter público que conforman con sus narraciones el retrato del Iqbal que hemos visto en fotos y vídeos, el Iqbal famoso que se convirtió en el símbolo contra la explotación infantil. 

El BFLL (Frente de Liberación del Trabajo Forzado), creado por el activista paquistaní Eshan Ullah Khan, acogió a Iqbal; allí le enseñaron a leer y a escribir y, amparado por esta organización, comenzó a hacerse escuchar y a convertirse en el rostro reconocible de unas costumbres que, aunque prohibidas en cierto momento por el Parlamento de Pakistán, no se dejaron de practicar. Concedía entrevistas, denunciaba y señalaba, y de ahí a volar a Nueva York para recoger su premio en defensa de los derechos humanos de los niños (rodeado de los típicos ricachones presentes en este tipo de actos y de la hipocresía que todo ello conlleva), pasando por Suecia para unas minivacaciones donde vio por primera y última vez la nieve y vivió durante unas semanas una vida normal. Y mientras tanto, levantando odio allí en su tierra entre los que perdían dinero y prestigio cada vez que abría la boca o aparecía su rostro en la televisión o en un periódico, y convirtiéndose en un objetivo incómodo al que había que eliminar.
Lee lo que te pueden explicar los que le conocieron, quienes estuvieron en sus malos, buenos y otros momentos. Pero no te lo creas todo. Ni siquiera a mí, cuando me toque salir. Seguro que alguno de los personajes de este libro exagera. Quizás alguno incluso mienta. Es probable que la mayoría diga la verdad. O no. En cualquier caso serás tú quien juzgue con libertad. La vida de Iqbal Masih será contada como perlas esparcidas sin ordenar. Serás tú quien las una y convierta en collar.
Así empieza el libro con el testimonio (el primero de sus muchos testimonios) de Mudena, y creo que a pesar de esa interesante premisa de "no te creas todo lo que leas", al final el libro peca un poco de santificación de la persona de Iqbal, y a ver si sé explicarme porque no quiero que se me malinterprete. Iqbal fue un niño excepcional... tan excepcional que murió asesinado a tiros por afrontar luchas que la mayoría de gente adulta ni sabe, ni quiere, ni tiene la valentía o la capacitación para afrontar. Iqbal fue un niño único. Pero a veces leyendo me daba la sensación de que el niño que era, el niño que nunca dejó de ser porque no le dio tiempo a ser otra cosa, se pierde un poco en el personaje en que se ha convertido. Y un niño es un niño. Un niño se pelea alguna vez con otros niños, un niño discute alguna vez con sus hermanos, un niño desobedece alguna vez a su madre, y un niño tiene cosas de niño, porque es lo que es. Sin embargo en este retrato no es así: Iqbal aparece rodeado de una aureola de perfección en todas las facetas de su vida. Me parecería entrever esa exageración de la que se habla en esa cita si fuese algo puntual de algunos testimonios, pero realmente es la tónica de todo el libro, y a ratos me parecía tan poco realista que hubiese agradecido alguna pataleta o algún berrinche que dieran fe de los pocos años que Iqbal siempre tuvo (aunque sus 12 años pesasen como 50), porque eso no le hubiera hecho menos valiente ni especial, ni lo que hizo hubiese significado menos. Al contrario, le hubiese dado impronta de autenticidad.

Más allá de eso, que solo es una preferencia personal, me ha gustado mucho el modo en que está planteado el libro. Es original, se lee casi en un suspiro, y he agradecido que el libro no tenga como objetivo descarado conmover al lector, o no al menos buscar su lágrima fácil. Y teniendo en cuenta que esta es una historia que no acaba bien, que de hecho abres el libro sabiendo que termina con el asesinato de un niño de doce años, creo que hay que agradecerle al autor que no haya tirado por lo cómodo, que hubiese sido meter el dedo en esa atrocidad y empujar al lector a regodearse en ese dolor.

Iqbal murió hace ya 24 años, y los motivos que le llevaron a alzar la voz ni han desaparecido, ni tienen visos de hacerlo siquiera a muy largo plazo. Hoy tendría 36 años y quien sabe lo que hubiese sido de él, de su vida, de su lucha. Nunca lo sabremos, pero cambió la vida de muchas personas y libros como el que hoy os traigo mantienen vivos su recuerdo, su coraje, su esperanza y su perenne sonrisa.


  
Miguel Griot (Salamanca, 1976) ha colaborado en la web del diario El Mundo, elmundo.es, y escribe en divertinajes.com. Su relato El rey de Abría no se llama Guelfi obtuvo el premio de la Asociación Goya de Santander en 2004. Publicó Cuentos de Cura Sanita (Timou Mas) en 2005, lectura recomendada por la asociación de Biblioteques Publiques de Girona en 2006.

Iqbal Masih (Lágrimas, sorpresas y coraje) fue su primera novela.

miércoles, 17 de enero de 2018

RESEÑA (by MH) ::: MUERTE DE UN AVIADOR - Christopher St. John Sprigg




Título original: Death of an airman 
Autor: Christopher St. John Sprigg 
Editorial: Siruela (colección Libros del Tiempo)
Traducción: Raquel García Rojas
Páginas: 248
Fecha de publicación original: 1934
Fecha esta edición: septiembre 2016
Encuadernación: cartoné
Precio: 18,95 euros 
Ilustración de cubierta: Japan Air (cortesía de The Advertising Archives)

 
George Furnace, prestigioso instructor de vuelo en el Aeroclub Baston, muere en el acto cuando su avión se estrella en la campiña inglesa. Aunque aquellos que lo conocían están desconcertados, pues era un excelente piloto y el aparato estaba en perfecto estado, la instrucción forense archiva el caso con el veredicto de muerte accidental. Pero un inesperado visitante, el australiano Edwin Marriott, obispo de Cootamundra, que ha llegado al club para aprender a pilotar y poder así ejercer su ministerio en las zonas más remotas de su diócesis, sospecha que la verdadera historia es algo más complicada: podría tratarse de un suicidio o incluso de un asesinato. Junto con el inspector Bray, de Scotland Yard, el intrépido ministro tratará a toda costa de desenmascarar la verdad.

«Una trama ingeniosa y apasionante, repleta de agudos rompecabezas y geniales hallazgos, y resuelta con un variopinto elenco de entretenidos personajes».  DOROTHY L. SAYERS


 **Esta reseña fue colgada hace justo un año, pero por cosas raras de blogger al querer editar una errata la ha actualizado como si fuera una nueva entrada. Por eso a estas alturas vuelve a aparecer aquí en primer plano. Sentimos las molestias**

Desde que Siruela comenzó a lanzar esta biblioteca de clásicos policíacos, en mí tienen a una compradora compulsiva de cada título que saquen en ella, porque los colecciono cual cromos de Panini.

El que hoy os traigo es Muerte de un aviador, de Christopher St. John Sprigg, autor muy admirado por Dorothy L. Sayers que es más conocido por sus textos políticos, y al que solo le dio tiempo a publicar siete novelas de misterio (o whodunit) englobadas en la Golden Age británica antes de morir en la guerra civil española. Si no me equivoco esta es la cuarta de esas siete novelas de detectives publicadas, la primera traducida al castellano, y la primera también que leo suya (algunos de sus libros son casi imposibles de encontrar incluso en inglés). 


La trama de inicio está perfectamente planteada. El doctor Marriott, obispo protestante de Cootamundra (Australia), está en Inglaterra para asistir a unas clases de vuelo para aprender a pilotar (le han ofrecido una avioneta para desplazarse por su diócesis, pero no sabe pilotarla), y para ello acude al Aeroclub Baston, regentado por Sally Sackbut con aparente mano de hierro (y buen corazón). Al poco de llegar allí muere en un accidente uno de los mejores profesores con los que cuenta el complejo (Furnace, antiguo piloto de combate durante la Gran Guerra), y aunque todos lo catalogan como eso, un accidente, nuestro obispo, con conocimientos médicos, detecta algo que le hace ponerlo en duda. Cuando se lo comunica al forense, comienza una investigación que ya solo por la ambientación se antoja bastante más compleja de lo habitual en el género para la época en que fue escrita (sobre esto, y aunque ya sabemos que muchas veces los profanos son más listos que los investigadores en este tipo de historias, en este caso tiene su explicación que el forense no lo hubiese detectado primero por sí mismo).

Los whodunit de la época muchas veces se restringían a asesinatos e investigaciones en casoplones de la campiña, en pequeños pueblos o villas, y con tramas que dentro del enredo y meticulosidad de la trama, seguían un modelo muy predeterminado. En el caso de Muerte de un aviador no solo innova en la ambientación de la trama y la complejidad del mundo del pilotaje de la época, sino que la investigación toca temas poco vistos por aquel entonces en este género (como el tráfico de drogas) y sale del país para trasladarse también a Francia, llegando en algunos momentos a estar implicados en el caso hasta 3 detectives o policías además del obispo (aunque el peso lo llevan sobre todo los dos detectives ingleses). Eso otorga a la trama varios giros que en unos casos son impredecibles y en otros un tanto rocambolescos, aunque mantiene bien la intriga hasta casi el final (con algún bache muy breve y sucinto en cuanto a la agilidad de la trama hacia la mitad de la historia). Y por si fuera poco, una vez resuelto el caso aún nos espera alguna sorpresa (bueno, realmente son dos, aunque una de ellas es de esas que te dejan con cara de ¿ein? ¿a qué viene esto?... la otra sí que está a la altura de la historia y le da un estupendo colofón).

La ambientación, ese aeroclub en el que confluyen tanto pilotos de combate reciclados en profesores de aviación, gente normal que quiere pilotar, miembros de la nobleza cuyo hobby es tener una avioneta privada, así como celebridades del aire conocidas en todo el mundo por sus proezas recorriendo grandes distancias, dan buena muestra de la época en que fue escrita la novela. A mediados de los años 30, los pilotos (tanto hombres como mujeres) copaban titulares por sus marcas de vuelo y existía una gran rivalidad en un mundillo en el que no por conseguir grandes proezas eras considerado mejor aviador. El autor parecía estar muy documentado y conocer bien de lo que hablabla, pues además de Muerte de un aviador escribió dos novelas más con esta temática o ambientación.

En cuanto a los personajes, son muchos, y eso conlleva que algunos estén muy definidos y otros pasen más desapercibidos. A pesar de lo que pueda parecer, el obispo empieza muy fuerte y con mucho protagonismo, pues no obstante es él quien posibilita que haya una investigación por asesinato y que tengamos libro policíaco entre manos, pero una vez llevado esto a cabo, se diluye entre los demás personajes pasando a un plano secundario hasta el mismo final, donde el autor parece que quiere otorgarle el lugar de honor que parecía que iba a tener al comienzo de la historia aunque luego no sea así. Sobre los demás, aparte de los habituales del club de aviación, que conforman un grupo de sospechosos de al menos seis o siete personas, tenemos a los dos investigadores principales: uno local, el inspector Creighton, que se hace cargo de la investigación en primer término, y el inspector Bray, del Scotland Yard londinense, a quien acude Creighton en busca de ayuda en un determinado momento del caso. Este último, Bray, protagoniza alguna de las escenas más inverosímiles de la novela, pero hay que ponerse en el contexto y época en que fue escrita, y tener en cuenta que el género estaba empezando y que realmente esta historia y su ambientación fueron totalmente novedosas para la época.  

A título personal, he disfrutado mucho de la lectura y me ha entretenido, giros rocambolescos incluidos, aunque admito que se me ha quedado por debajo de Un hombre muerto, de Ngaio Marsh, también perteneciente a esta colección y que reseñé hace unos meses. Este último tenia una chispa que lo hacía muy especial, además de contar con un detective muy carismático (Siruela lanza a finales de enero Un asesino en escena, el segundo volumen del inspector Alleyn... muero de impaciencia).

No puedo terminar la reseña sin dejar de comentar que las portadas de esta colección son todas maravillosas. Mi más profunda admiración y reverencia a quien esté encargad@ de seleccionarlas. Y muy prontito, reseñas de Misterio en blanco y Muerte en la rectoría, que forman parte de esta misma colección.

Christopher St. Johnn Sprigg (1907-1937), escritor, poeta, intelectual y teórico político británico. Escribió siete novelas policíacas en los años treinta. Además fue un destacado pensador marxista, cuyas obras políticas publicaría bajo el seudónimo de Christopher Caudwell. La mayor parte de su obra política fue publicada de manera póstuma.

Formó parte del Batallón Británico de las Brigadas Internacionales, que combatieron a favor de la República durante la Guerra Civil española.

Murió en combate en el Frente del Jarama.