lunes, 26 de septiembre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: LAS CÁMARAS DEL HORROR DE JULES DE GRANDIN - Seabury Quinn



Autor: Seabury Quinn
Editorial: Valdemar
Traducción: José Luis Moreno-Ruiz
Páginas: 272
Fecha de publicación original: 1927 a 1933
Fecha esta edición: 2004
Encuadernación: cartoné
Precio: descatalogado
Ilustración de cubierta: Ante el espejo (Georg Friedrich Kersting, 1827)



 
Las cámaras del horror de Jules de Grandin es una selección de las historias más horripilantes y escabrosas de este singular investigador, Jules de Grandin, uno de los mejores anatomistas y fisiólogos de la Facultad de Medicina de París, que formó parte de los servicios de información durante la Gran Guerra, y cuyo principal pasatiempo consiste en investigar el mundo de lo oculto. De Grandin aborda el mundo sobrenatural con la eficacia de un científico. Así, utiliza el radio para combatir las apariciones, o la hipnosis y ciertas drogas contra la posesión diabólica; posee vastos conocimientos místicos acerca de la religión egipcia, sobre viejos rituales druidas, hechicería cristiana, o sobre la magia negra practicada por los Templarios. Los cuentos reunidos en esta antología son macabros, perturbadores, crueles, perversos, ligeramente amorales en algunos casos y, en consecuencia, un extraordinario deleite para los aficionados a la literatura fantástica.

La colección de Valdemar Gótica (que ya ronda las 126 publicaciones) contiene novelas archiconocidas y renombradas que hoy en día están consideradas clásicos universales, pero también da cabida a autores y obras que en su día fueron representantes imprescindibles de la literatura de terror y/o gótica y que hoy, sea por la causa que sea, nos resultan totalmente desconocidos. La recuperación que hace Valdemar de esta bibliografía no tiene precio, y abrir uno de sus libros y descubrir a un escritor del que no sabías nada es un placer indescriptible. Eso me ha pasado a mí con Seabury Quinn y su personaje, Jules de Grandin. Llevaba un tiempo en la estantería sin leer (creo que mientras tanto se ha llegado incluso a descatalogar) y como suele pasar, ahora me arrepiento de no haberlo leído antes.

Este volumen, titulado Las cámaras del horror de Jules de Grandin, incluye seis de los noventa y dos relatos cortos que Quinn publicó en la revista Weird Tales entre 1925 y 1951, en los que el protagonista se enfrenta a diversos casos que de un modo u otros se asientan en lo sobrenatural... o en lo que nosotros llamaríamos sobrenatural, pero que para De Grandin es otra cosa. Quizás, antes de empezar y hablaros sobre los relatos, tendría que establecer la dinámica y la base sobre la que trabajan estas historias y la perspectiva que se asume en ellas a la hora de afrontar a los hechos. Y para ello os voy a citar un párrafo de la primera historia donde De Grandin establece lo que podemos encontrar en este libro:
Nada hay en este mundo, o fuera de él, amigo mío, que pueda calificarse como sobrenatural. Ni los más grandes sabios de nuestro tiempo pueden decir dónde comienzan los poderes de las fuerzas de la naturaleza y dónde concluyen. Por eso, siempre decimos eso de que "a la luz de la experiencia que hemos acumulado" y cosas así... ¿Pero qué sabemos en realidad de la naturaleza? ¿Hemos llegado a dominarla en toda su poderosa extensión? Yo creo que no... Yo mismo, Monsieur, he sido testigo de cosas que ningún hombre creería ciertas si se las contara. Me llamarían mentiroso; incluso mi buen amigo Trowbridge, que tiene una imaginación difícil de superar incluso por un escritor que se dedique a la ficción, diría lo mismo... En cualquier caso, no creo que quepa la posibilidad de hablar de fenómenos sobrenaturales, cuando aún no hemos alcanzado a comprender una mínima parte de la expresión con que se manifiestan las fuerzas naturales.

En resumen, que nosotros no comprendamos algo no quiere decir que sea sobrenatural. Nuestro desconocimiento de muchas de las fuerzas que se manifiestan en la naturaleza es infinito y, cuando se presentan, enseguida las catalogamos fuera de los términos conocidos en dicha naturaleza, cuando lo único que ocurre es que no las entendemos todavía porque trabajan en un espectro que nuestra mente no domina. Partiendo de esta base, estos relatos no van de desenmascarar fraudes, timos ni supuestos hechos extraordinarios que acaban teniendo una explicación perfectamente mundana o una mano artificiosa tejiendo ardides; no, el tronco argumental es que esos fenómenos son reales, ocurren, y el protagonista lidia con ellos como mejor puede y se enfrenta a ellos con las armas que su amplia experiencia le ha enseñado a utilizar. De Grandin pertenece a esa rama de detectives de ficción (surgidos a la sombra de los detectives de manual) que se dedicaban a la investigación de lo oculto y de los secretos de la naturaleza que todavía no alcanzamos a comprender... en resumen, detectives de lo ocultista y versados en fenómenos paranormales.

Y a todo esto, ¿cómo es el propio Jules de Grandin? Según podemos colegir de los detalles aquí y allá que se dan en las páginas, es un médico francés menudo, de cabello y mostachos rubios, sibarita con la comida y la bebida, con sus batines de seda, sus flores en el ojal, todo un figurín con su pañuelo oliendo a lavanda y las iniciales bordadas... en realidad tiene reminiscencias a Poirot, e incluso arrebatos a lo "¡Yo soy Jules De Grandin, ni más ni menos!" llenos de soberbia, pomposidad y prepotencia, pero es más... no sé, más activo que Poirot, que presume de sentarse en un sillón y ser capaz de resolver los casos sin moverse de ahí. De Grandin se mete en situaciones en las que corre peligro su vida y hace gala de una envidiable forma física que lo saca de muchos problemas, así que le va más la marcha que al belga. Por otro lado, es un criminalista acreditado por la policía secreta francesa y odia que lo confundan con curanderos o médiums espirituales; él es médico y además eminente, y espera que lo traten como tal, no como a un charlatán. Cabe decir también que, al más puro estilo Sherlock Holmes, las historias de De Grandin son narradas por otra persona, el doctor Trowbridge, un colega médico que además le resulta necesario para trabajar en muchos de los casos por tratarse de un médico estadounidense y, por tanto, tener licencia para ejercer legalmente en ese país, algo que a Jules De Grandin le está vedado.

No puedo entrar en detalles dada la brevedad de las historias, pero os cuento un poquito de qué va cada una para que os hagáis una idea de los fenómenos que se tratan en el libro (sin especificar demasiado para no desvelar más de la cuenta). Ya os he hablado del aspecto paranormal o de temática sobrenatural, que es la característica definitoria de la mayor parte de ellas, pero también se cuela alguna trama muy mundana en cuanto a los terrores que narra y que, por tanto, explora el lado oscuro, cruel y sádico de la naturaleza humana.

Dioses del Oriente y del Occidente. Un médico acude al doctor Trowbridge en busca de su ayuda. Tiene una paciente que se está muriendo y no es capaz de diagnosticar el problema. Pérdida de apetito y peso progresivos, palidez cadavérica, dolor de cabeza, lasitud, pesadillas... En ese momento Jules De Grandin está de visita en casa de su amigo Trowbridge y ambos se presentan en casa de la paciente, donde resulta evidente un intenso olor a incienso y la presencia intimidadora en el hall de una escultura que el marido envió hace unas semanas desde la India y que parece seguirte con la mirada. Las criadas hablan desde entonces de una presencia infernal, y la enfermedad de la pobre señora Chetwynde resulta ser algo mucho más complicado de lo que esperaban.

Poltergeist. Julia Loudon, una chica normal y adorable de veintinueve años que iba a contraer matrimonio en unos meses, de repente empieza a comportarse de una manera extraña y un desorden nervioso completamente anormal parece haberse apoderado de su mente. Ni los médicos de la medicina tradicional ni los que se dedican a la medicina alternativa (por llamarlo así... otra palabra sería farsantes) han conseguido curar su enfermedad ni dar una explicación a las extrañas manifestaciones que sufre su comportamiento. Los fenómenos ya empiezan a mostrarse alrededor de la propia Julia, a atacarla e intentar hacerle daño, y su padre ya no sabe a quién acudir. Finalmente, desesperado, se presenta ante De Grandin, quien pronto descubre que algo muy peligroso y vengativo, que tiene sus raíces en la propia familia Loudon, no está dispuesto a soltar a su víctima.

La casa de las máscara de oro. Dos mujeres jóvenes, felices y hermosas no acuden una noche a la cita que tienen con sus parejas. Al día siguiente una de ellas aparece muerta y la otra ha desaparecido. El análisis forense dictamina suicidio para la fallecida, pero los hechos demuestran todo lo contrario. Pronto empiezan a desaparecer más mujeres en las mismas circunstancias y urge averiguar qué está sucediendo. De Grandin y Trowbridge tendrán que jugarse el pellejo e implicarse personalmente en la investigación de la policía... lo que encontrarán más allá de ciénagas y bosques, en un viejo pabellón de caza abandonado, es un escenario de pesadilla.

La broma macabra de Warburg Tantavul. Warburg Tantavul está en su lecho de muerte pero una sonrisa siniestra no deja de asomar a su boca. Sus últimas palabras son para recordarle a su hijo que no está de acuerdo con que se case con su prima Arabella, que debe tenerlo bien presente... Una vez muerto, los primos siguen con su intención de casarse, pero, junto con el testamento, aparece una carta que debe ser abierta cuando nazca el primogénito de ambos. Esa carta los asusta hasta el punto de buscar consejo, pero se sienten incapaces de desobedecer su voluntad y abrirla antes de tiempo, así que la dejan bajo la custodia de Trowbridge y De Grandin. Llega el día de la boda y, aparte de suceder hechos de difícil explicación, comienza la tortura para esta pareja...

Muerte furtiva. El patriarca de la familia Pancoast, miembro respetable de la comunidad y participante activo de su iglesia, ha sido asesinado de una manera cruenta y tan brutal que la policía está tan desconcertada como alarmada. Pero lo peor está por venir, porque lo que parecía un hecho aislado se convierte en un carrusel de asesinatos, todos perpetrados sobre miembros de la familia Pancoast, con un ensañamiento inexplicable y sin ningún móvil aparente que los justifique. Cuando De Grandin empieza a hacer preguntas no solo descubre cosas muy interesantes sobre monsieur Pancoast y su pasado en Oriente, sino que una misteriosa mujer parece estar detrás de cada ataque.

El juego de las almas. Durante una visita a una prisión, De Grandin y Trowbridge son testigos de la conmovedora despedida entre una mujer y un preso que está en el corredor de la muerte y espera su ejecución en unas horas. Más tarde conocen a la mujer, que les confiesa que el preso, Lonny, que es su cuñado, es totalmente inocente de los cargos y va a morir por culpa de los celos y la venganza de su propio hermano, Larry. Es entonces cuando De Grandin se propone burlar a la muerte y pedir ayuda al doctor Hussein Obeyid, "uno de los diez filósofos más grandes del mundo", para que le ayude en su particular juego de las almas.

Seabury Quinn eclipsó en su época a muchos autores hoy famosos y reconocidos, pero los años se han portado regular con él en cuanto a relevancia y no ha sobrellevado del todo bien el paso del tiempo. Sus historias querían impactar, sobresaltar y provocar (en estas que os traigo hoy, sumado a la temática paranormal, se tratan temas que van del incesto a la homosexualidad pasando por la trata de blancas y  la tortura... y cuando digo provocar es que reitero que fueron publicados hace casi un siglo), su prosa no es especialmente elegante ni trascendente, modifica o reinventa la definición de algunos términos que no significan lo que él dice solo para que se ajusten a la historia que quiere contar, hay explicaciones que no tienen ni pies ni cabeza... sí, entiendo que este autor no haya pasado el corte de calidad que se exige a ciertos clásicos del género, pero también hay que reconocerle que desecha cualquier intento de querer aparentar algo que no es y que hay mucha honestidad en ello. Y precisamente esa honestidad en cuanto a lo que escribe y cómo lo escribe, el recurso de la provocación sin más objetivo que el de contar las cosas a su manera y eludir la intencionalidad de otros autores de alcanzar una literatura excelsa que salte la barrera de la mortalidad, le dan una personalidad propia y le otorgan un espacio personal que completa el muy diverso panorama de autores de género de su época.

No sé, yo he disfrutado mucho de las historias y de la forma de contarlas, me han dado igual las casualidades y los cuestionables (por, a mi entender, inverosímiles) métodos que usa De Grandin, y me ha dado también igual el propio De Grandin, prepotente, con salidas de tono de diva y la certeza absoluta de que siempre se sale con la suya y no hay ente ni suceso paranormal que se le resista. Lo dicho, en esto es muy Poirot y ya estoy más que acostumbrada. ¿Es un libro para todo el mundo? Pues no, la verdad, pero ninguno lo es. Con lo dicho hasta aquí cada cual se formará su idea de si le apetece o no conocer a Seabury Quinn.



Seabury Quinn nació el día de año nuevo de 1889 en Washington. A los once años, tras la lectura de Drácula, comenzó a interesarse en las leyendas sobrenaturales, religiones primitivas, misticismo, brujería, necromancia y ritos fúnebres,temas en los que llegó a ser un auténtico erudito.
 
Estudió Derecho en Washington y fue alistado para combatir en la Primera Guerra Mundial. De regreso a su país, empezó a trabajar como periodista y escritor de relatos, la mayor parte de terror, que enviaba a las revistas pulp de la época, como la famosa Weird Tales, que entre 1923 y 1952 le publicó 159 cuentos –92 de ellos protagonizados por Jules de Grandin–, convirtiéndose así Seabury Quinn en el autor más popular de la historia de esta revista. 
 
Falleció el 24 de diciembre de 1969.

9 comentarios:

  1. Hola, de nada me suena el autor, lo que no es de extrañar si como dices es de esos autores que tuvieron su época dorada y ahora han caído en el olvido. A mi me gustan mucho los relatos sobrenaturales, aunque luego resulten no serlo tanto, y me hace gracia y me llama la atención que el personaje sea tan pagado de si mismo como Poirot. Me lo llevo apuntado, por si puedo encontrarlo. Besos.

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  2. Hola MH, la verdad es que parece interesante, y como ya has ido consiguiendo que me empiecen a gustar los relatos lo tendré en cuenta por si me puedo hacer con él.
    Un besazo

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  3. Carai, ultimamente publicas pocas reseñas, pero cuando te pones siempre me descubres autores o libros increibles. Menudo individuo, tanto el autor como el protagonista. Pues me apetece mucho, a ver si soy capaz de encontrar el libro. Estupenda y completa reseña. Besos

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  4. Pues no conocía yo a este autor y tientas mucho con estos relatos. Tomo muy buena nota.
    Besotes!!!

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  5. Hablas de este título y de este detective con tanto entusiasmo que lo contagias y me dan ganas de ir a la biblio a buscarlo, aunque sé que soy una floja y luego me da va dar miedo leerlo. Por cierto, no he entendido bien si el autor se inspiró en Arthur Conan Doyle o si no tiene nada que ver. Voy a investigar. Besos.

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  6. Hola. A mí me gusta mucho cómo lo cuentas tú, si fuera por eso lo leería sin pensarlo. Me ha dado la impresión de que sería un libro para ir leyendo poco a poco y no todos los relatos seguidos, creo que me saturaría haciendo eso. Lo paranormal me chifla, los detectives no tanto así que me lo voy a pensar.
    Besos

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  7. Me llama muchisimo, gracias por traerlo al blog. Besos

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  8. Suena muy bien, creo que podría gustarme, pues tiene algunos de esos ingredientes que me suelen atraer. Aunque según veo está descatalogado.

    Un beso ;)

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  9. Anda, qué chulada de libro. A mí es que esta editorial me encanta. Me gustan esas historias breves sobrenaturales, y aunque entiendo lo que mencionas, no me importaría leerlo. Besos

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