jueves, 29 de septiembre de 2016

RESEÑA (by MB) ::: KOUNDARA - David Pérez Vega





Título original: Koundara
Autor: David Pérez Vega
Editorial: Baile del Sol
Páginas: 192
Fecha de publicación: 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 10 euros
Diseño de cubierta: David Moreno Marimbaldo

Jóvenes que empiezan a dejar de serlo perdidos en Koundara, en el corazón de África, en una ciudad sin luz eléctrica; o en Upton Park, en los suburbios de Londres, donde un español de la Mancha no es más que otra minoría étnica; o esperando que les asalten, cualquier sábado por la noche, al acabar su jornada laboral en el solitario polígono de Boadilla del Monte, próximo a Madrid. Jóvenes que tal vez estén a punto de perder sus trabajos de maestros, de vendedores de casas, de administrativos; o de darse cuenta de que aquello que estudiaron en la universidad nunca se va a convertir en su profesión, Jóvenes que se evaden de sus trabajos alienantes organizando viajes exóticos. Jóvenes sin casas, sin hijos, sin tiempo. Hombres divorciados que se interrogan en un restaurante chino sobre el momento exacto en que empezó a destruirse su familia. Una mujer cada vez más distanciada de sus hijos y su marido, pero con un destructivo afán controlador.

Koundara reúne siete relatos en los que David Pérez Vega indaga en las imposturas de la vida laboral y las relaciones humanas.

En Koundara el autor nos presenta un conjunto de relatos "cosmopolitas y localistas", tal y como él mismo me cuenta en su dedicatoria (la cual agradezco inmensamente). Como he referido anteriormente, es una recopilación de siete relatos que está estructurada en dos partes. La primera la denomina Los Viajes y engloba tres relatos: Koundara (que da el nombre al libro), Acrópolis y La balada de Upton Park. En la segunda parte, llamada Bajo determinadas circunstancias encontramos cuatro relatos: Maestro, Quitasol, Cazadores y Tetras de ojos rojos


En todos ellos encontramos un denominador común: son retazos de historias personales, tanto actuales como contemporáneas. Periodos de vidas que trascurren con mayor o menor desesperanza. Cuando la historia es contada en primera persona, sentimos que nos adentramos en la mente de nuestro personaje, aumentando así la crudeza de su realidad, pues nosotros, como humildes lectores, nos posicionamos en esa primera persona que nos acerca al personaje. Cuando el relato se nos narra en tercera persona vemos que nos alejamos un poco del contexto, valorando todo en su globalidad, entendiendo y juzgando las razones de sus vidas, sus caminos andados. 

Todos nuestros personajes (más o menos jóvenes) siguen aferrándose de un modo u otro a su juventud, aunque ronden los cuarenta y aquellos lejanos veinte sigan dirigiendo sus vidas. Todos iniciaron su camino, con mayor o menor ilusión: estudiaron, trabajaron... pero en todos los relatos se percibe en cierto modo que sus caminos se están terminando, y que necesitan redireccionarlos hacia otros que les obligarán a abandonar su zona de confort y, lo que es peor, a tomar decisiones que alterarán su estatus y el final de su larga juventud. Sus vidas y experiencias no les han preparado para iniciar esta nueva, incierta y desconocida etapa, que les descoloca y altera de una manera que condiciona y dirige sus vidas hacia un sentimiento de tristeza y fracaso del  que todos los personajes participan, aunque sus historias a priori parezcan distintas y desconectadas.


A mi entender, Koundara (ciudad de Guinea-Conakry) representa nuestra sociedad, pues de alguna manera en casi todos los relatos me he sentido identificada: sus vivencias, sus sueños frustrados y transformados, la capacidad de reciclaje, de bajar y subir escalones y, en definitiva, toda esta miscelánea, supone la realidad en la que vivimos... el deseo de encontrar nuestro sitio en el mundo, aunque este sitio se denomine fracaso y lo hayamos adaptado a nuestra zona de confort.

Son jóvenes porque de alguna manera la imagen que les devuelve el espejo les dice que son jóvenes, pero en su interior se percibe que el tiempo ha pasado y todo lo soñado no se ha cumplido; que han perdido oportunidades que no volverán; que esas frustraciones las reflejan en los suyos, determinando así sus destinos y transmitiéndoles toda la negatividad y toxicidad que han acumulado a lo largo de su eterna juventud.


David Pérez Vega nos regala un libro que, en apenas doscientas páginas, nos introduce en la vida y la mente de muchísimos personajes, los protagonistas de nuestro siete relatos, y nos da a conocer retazos de sus vidas, sus pensamientos, frustraciones, ideas, conocimientos... todos ellos son personajes reales, edificios sólidos y complejos, y todos ellos podrían protagonizar perfectamente una novela. Así mismo, aunque las historias de Koundara son segmentos y, por tanto, inconclusos y diferentes entre ellos, no por ello el conjunto en sí deja de ser coherente pues, una vez leídos todos los relatos, resulta evidente que comparten la misma atmósfera y realidad: una generación que debe aprender a reciclarse y a iniciar nuevos caminos, aunque para ello tenga que salir de su zona cómoda.

De todos los personajes, Sebas, protagonista de La balada de Upton Park, es el que más me ha llegado. No sé si será por ser manchego, cuarentón y tierno... él, un hijo pródigo, eligió el exilio y el fracaso como una opción cuando en principio no tenía motivos para ello. Sigue estancado en un bucle que le hace repetir las mismas acciones y compartirlas con el mismo tipo de personas; el orgullo o el no-reconocimiento de su fracaso le impide dar ese paso que cambiaría su vida... Él es uno más de entre los personajes que perfila Koundara, en principio discordantes y heterogéneos, pero al mismo tiempo necesarios para construir un todo coherente, realista y creíble, narrado con un estilo sencillo, y limpio que el lector agradece en cada una de sus páginas. 

Su nombre real es David Pérez López, pero su seudónimo es David Pérez Vega. Es de Madrid, se licenció en Dirección y Administración de Empresas y trabaja de profesor de Economía y Matemáticas en un colegio de Secundaria. Pero su vocación es la escritura.

Ha publicado Los insignes (2015) con la editorial Sloper, y con Baile del Sol las novelas El hombre ajeno (2014), Acantilados de Howth (2010), y los poemarios El bar de Lee (2013) y Siempre nos quedará Casablanca (2011).


Podéis leerle también en su blog -> Desde la ciudad sin cines
Miss Bingley

lunes, 26 de septiembre de 2016

RESEÑA (by MH) ::: LOS CANÍBALES - Álvaro do Carvalhal



Título original:  Os canibais
Autor: Álvaro do Carvalhal
Editorial: Ardicia
Traducción: Enrique Moya Carrión
Prólogo: Fernando Iwasaki
Páginas: 90
Fecha publicación original: 1868
Fecha esta edición: mayo de 2014
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 14 euros
Ilustración de cubierta: Nicholas Stevenson




 

Un espectro deambula por este relato: el de la aristocracia, esa clase distinguida que canibaliza a sus representantes y olvida que lo ha hecho apenas los ha fagocitado. Como escribió Pedro Serra en su revelador estudio sobre el libro, Los caníbales es «la alegoría de un cuerpo político victimizado por la Historia», devorado por la burguesía. Dentro de la maquinaria implacable del capital, en «una sociedad que literaliza sus discursos figurados», parece que ya no se pueda más que comer y ser comido.

Esta obra supone, por su modernidad, un caso impar dentro de la ficción portuguesa del siglo XIX. El narrador va desmantelando sistemáticamente la urdimbre del relato, generando así un irreverente antitexto repleto de humor negro. En un lenguaje paródico, entremetiéndose con habilidad entre el lector y la trama, desplaza con maestría el foco de atención: del misterioso vizconde a la infausta Margarida, y de esta, al controvertido don João. En 1988 el texto sirvió de base al premiado largometraje homónimo del director Manoel de Oliveira.


Soy una profana de la literatura portuguesa en general, y de la literatura portuguesa clásica en particular. Vamos, que esta novela ha sido mi estreno con los clásicos lusos. Y menudo estreno... todavía estoy un poco anonadada con el final de la novela. Grotesca e impactante se queda corto. Y eso en 90 escasas páginas en un libro del XIX tiene su cosa... Y hay adaptación al cine del maestro Oliveira. Me muero por ver esas escenas en imágenes... me puede la curiosidad de averiguar cómo plasmó algunas cosas en pantalla.

El caso es que si no fuese por Ardicia, por esas portadas, y porque a mí esta editorial me invita a adentrarme en terrenos que no conozco, seguramente hubiese pasado de largo. Pero el caso es que han sido ellos quienes lo han editado y desde ese momento yo ya estaba vendida. No tenía antecedentes sobre el autor, y es que me remito a lo que comento arriba. Ignorancia total sobre los clásicos de este país (no sé si solo es cosa mía, pero para lo cerca que los tenemos, sus clásicos son bastante desconocidos por aquí). Y no sé si do Carvalhal es máximo representante de su época en la literatura portuguesa, pero el autor del prólogo, Fernando Iwasaki, considera esta nouvelle como el punto de partida de la literatura fantástica ibérica del siglo XIX, y resulta obvio que él sabe más que yo, así que ahí lo dejo.

Álvaro do Carvalhal murió muy joven (solo 24 años), y eso se traduce en que apenas vio nada de su obra publicada en vida. Los caníbales fue por tanto publicada de manera póstuma en 1868, meses después de su muerte, dentro de una recopilación de relatos llamada Contos. Si tuviera que definir esta novela en una sola palabra, usaría una que ya he mencionado anteriormente: grotesca. Pero es difícil limitarla solo a eso, porque también tiene tintes de fantasía, de drama y un muy acusado humor negro que viene de la mano más insospechada: la del narrador.

Y aquí tengo que hacer un inciso, porque sé que hay lectores que no les gusta que el narrador les hable. O que el escritor les hable. O que les hablen desde el libro, sin más. Bueno, pues a esos lectores hay que avisarles que entonces este no es su libro, porque el narrador es un personaje más, que se dirige constantemente al lector, que intenta transmitirle constantemente sus puntos de vista y opiniones, que se ríe de sus protagonistas, de sus reacciones, los ridiculiza, se mofa del Romanticismo como movimiento cultural, del drama que imbuye a sus personajes, la teatralidad... Se ríe de todo  y de todos. Y yo reconozco que me reí con él. No me resisto a poner un ejemplo.
Terminó con una carcajada estúpida. Margarida sintió miedo.

De ello, concluyo aquí, entre paréntesis, que el sistema nervioso de las señoras es más melindroso que el del lector que, evidentemente, no ve motivo para asustarse. Quizá el descubrimiento le sea de provecho a la ciencia.
Por poner en antecedentes, tenemos tres protagonistas principales: Margarida, la gran belleza de su época, virginal, amada por todos, deseada por todos, pero mujer de un único amor que solo entregará su corazón al elegido; el vizconde de Aveleda, hombre misterioso rodeado de misterio que es misterioso, misterioso, misterioso, habla siempre muy misterioso... no sé si ha quedado claro, y que obviamente es el objeto de deseo de la virtuosa Margarida; y cerrando el círculo tenemos a don João, vividor, pendenciero y calavera, que jamás en su vida se había enamorado hasta que conoció a Margarida, y como todos los díscolos de novela, se enamoran poco, pero cuando se enamoran, lo hacen de verdad. O de manera obsesiva, escójase la opción que se prefiera.

El título, Los caníbales, es muy explícito en muchos aspectos, así que no conviene destripar más de lo necesario. De hecho, al reseñar nouvelles como estas siempre cuesta un mundo no decir más de la cuenta intentando al mismo tiempo hacerle honor al libro, ya sea para bien o para mal. Sí que hay que resaltar que ese canibalismo del título puede tener muchas vertientes, y todas ellas son aplicables de un modo u otro a la historia: puede referirse al canibalismo social, a una burguesía que se estaba zampando con papas a la aristocracia; también a una sociedad narcisista y egocéntrica que devoraba desde dentro a las personas, destruyéndolas y corrompiéndolas;... o a la definición literal de canibalismo, sin más. Quién sabe. Y que esto no asuste a nadie. No hay motivo. Pero desde el luego la intención del autor no fue la de dejarnos indiferentes, y lo consigue.

La referencia argumental al mito de Don Juan es evidente, y además el autor hace múltiples alusiones a la mitología griega y a otros autores y sus obras... tenemos incluso a Dulcinea campando por estas letras portuguesas. Parecerá una tontería, pero me gusta cuando un autor cita a otros porque así sigues la línea de sus gustos, referencias y deudas literarias. En este caso es bastante patente la formación literaria de do Carvalhal, no la oculta.

Do Carvalhal fue el primer autor reconocido como fantástico en la península ibérica. Y consiguió tal reconocimiento de una manera sorprendente para un relato que apenas ocupa unas 80 o 90 páginas. La prosa es magnífica, el humor negro patente por los cuatro costados, la historia es moderna para la época sin ningún lugar a dudas... y sorprende. En muchos momentos sorprende por su adelanto, por su atrevimiento, por el descaro. Ese final es tan sumamente cínico, tan desvergonzado, que te saca hasta la sonrisa involuntaria. A mí me ha gustado mucho, pero no sé cómo encajarían la historia los lectores que sean más sensibles... yo es que soy un poco brutota :)
   

Álvaro do Carvalhal nació en Argeriz en 1844. Mientras cursaba sus estudios en un liceo de Braga comenzó a publicar poemas y prosas en los periódicos locales. Durante ese periodo inició también la composición de sus primeras «novelas», término que en adelante utilizaría siempre para referirse a sus cuentos.
 
Se matriculó en Derecho en la Universidad de Coimbra, donde trabó amistad con José Simões Dias, João Penha y el grupo de intelectuales ligado a la revista A Folha, que conformarían la llamada «Generación del 70». En 1862 publicó el drama O castigo da vingança. A la edad de veinticuatro años se le diagnosticó un aneurisma y, consciente del poco tiempo restante, empleó sus últimos meses en preparar la edición de sus relatos.
Murió en Coimbra en 1868. Su narrativa breve, de la que Los caníbales es la pieza más destacada, aparecería póstumamente ese mismo año agrupada en el volumen Contos.
Miss Hurst