lunes, 31 de octubre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: LA CASA DESHABITADA - Charlotte Riddell


 

Título original: The Uninhabited House
Autora: Charlotte Riddell
Editorial: Valdemar
Traducción: José Luis Checa & Agustín Temes
Prólogo: Agustín Temes
Páginas: 256
Fecha publicación original: 1875
Fecha esta edición: 1997
Encuadernación: bolsillo
Precio: descatalogado

 

No sé cómo se las arregla el tiempo para pasar así de rápido, pero ya estamos nuevamente en esta época del año en la que a todos (o casi todos) los que nos movemos por este vasto y ancho mundo de las opiniones literarias se nos antoja recomendar o compartir una lectura de terror, gótica o que se mueve en el espectro espeluznante... si además da miedo y pone los pelillos como escarpias tenemos el pack completo, pero son dos conceptos que no siempre van juntos, y eso lo sabemos bien quienes estamos muy acostumbrados a leer este tipo de historias.

Este año he decidido traeros una novela de Charlotte Riddell, autora victoriana que, como tantas otras de su época, hoy en día está prácticamente desaparecida en las mesas de las librerías y su obra apenas traducida al castellano. De ella solo había leído Un extraño juego navideño, relato incluido en una antología navideña que reseñé hace unos años, Cuentos victorianos de Navidad, y ya en aquel momento dije que me había quedado con ganas de leer más de esta autora porque precisamente ese cuento era más gótico que navideño. Lo dicho, hay tan poquito suyo en castellano que he tardado lo mío en ponerle remedio, pero por fin he leído La casa deshabitada, publicada por la editorial Valdemar hace ya veinticinco años (y muy descatalogada hoy en día, así que no sé cómo andará la cosa para hacerse con ella).

La historia está ambientada en Londres y narrada por Harry Patterson, un joven pasante que trabaja para el señor Craven, abogado. Una de las clientas más peculiares del bufete es la señorita Blake, mujer de aspecto histriónico y comportamiento irritante y desagradable que no solo le echa mucho morro a la vida (al pobre abogado Craven le cuesta dinero tener tratos con esta señora) sino que depende para vivir dignamente del alquiler de River Hall, una casa a orillas del Tamésis que en realidad pertenece a su sobrina, todavía menor de edad y que no puede decidir sobre ella hasta que cumpla los veintiún años. El caso es que esta casa, si hablamos en términos de habitabilidad y comodidad, es fantástica, pero uno tras otro, todos sus inquilinos acaban marchándose antes de tiempo e incluso abonando dinero en compensación con tal de largarse lo antes posible. Después del último revés en este sentido (con juicio de por medio), Patterson decide irse a vivir a la casa deshabitada y resolver el misterio que hace tan complicado su alquiler permanente. Allí se encontrará no solo con los fantasmas anunciados por los asustados inquilinos anteriores, sino con un misterio que probablemente tiene mucho que ver con esas apariciones fantasmales.

Quienes no están acostumbrados a leer clásicos góticos victorianos y se enfrentan por primera vez a este tipo de lecturas suelen llevarse una decepción, porque esperan encontrar el gótico/terror contemporáneo en historias que fueron escritas en ocasiones hace casi ciento cincuenta años. Hay de todo, obviamente, pero el gótico habitual del siglo XIX poco tiene que ver con mostrar y sí mucho con insinuar; el aspecto sobrenatural de las historias suele presentarse de manera sutil, refinada, elegante y muy alejada de efectismos... y aun así, creedme, en su época provocaban sensación y daban miedo, porque además eran unos tiempos mucho más crédulos, más apegados a las supersticiones y, en casos como las sociedades irlandesa y escocesa, con el aspecto del más allá totalmente asumido y enraizado en la cultura popular; formaba parte de sus vidas, y por eso algunas de las mejores historias de fantasmas del siglo XIX suelen estar firmadas por autores escoceses o irlandeses. Ese es el caso de mi admiradísima Margaret Oliphant, escritora escocesa también muy olvidada hoy en día que ya he traído varias veces al blog (y que ninguna editorial se anima a recuperar en serio, yoyanosécómodecirlo), y también el de la irlandesa Charlotte Riddell, autora de la novela que os traigo hoy; ambas vivieron su cenit como autoras en una época en la que las historias de fantasmas, casas encantadas y fenómenos sobrenaturales estaban de moda en la literatura, y sacaron buen provecho de ello (Riddell llegó a escribir hasta cinco novelas incluyendo un edificio encantado en la trama).

¿Qué ocurre entonces con los lectores de hoy en día? Pues que estamos tan curados de espanto y recibimos ficción de terror de tantas formas diferentes y tan efectiva en muchas ocasiones, que estas historias victorianas apenas nos provocan sobresaltos. Aun así, y sin querer entrar en muchos detalles, en La casa deshabitada hay alguna escena que tiene su aquel, y vamos, desafío a los que estas historias les parecen descafeinadas a que se enfrenten a algunas de estas vivencias, a ver si les parecen poca cosa :) El caso es que, en perspectiva, y leyéndolo desde un punto de vista actual, muchas veces el valor de estos libros no solo está en el aspecto sobrenatural, sino en lo que la autora aprovecha para contarnos sobre la sociedad en la que vivía y el foco que pone en las características de los personajes.

Así pues, estamos ante una historia que se toma su tiempo y que está dividida en dos partes muy diferenciadas que coinciden practicamente a la perfección con las dos mitades del libro. La primera parte nos presenta a todo el elenco de personajes (la señorita Blake, su sobrina la señorita Elmsdale, el abogado Craven, el pasante Patterson, el médico Munro), los problemas que tienen con la casa deshabitada y la historia de la familia que habitó la propia casa antes de entrar en este círculo de alquileres truncados; esta parte puede hacerse larga para quien busque solo la parte gótica y el formato de casa encantada per sé, porque no ponemos un pie en la casa en ningún momento y solo sirve para llevarnos al momento crítico en el que hay que hacer algo con ese dichoso edificio, sea lo que sea. No sé si es apta para lectores impacientes, pero hay que pasar por ella (sí o sí) para llegar a la guinda del pastel, los cacahuetes del helado y el trozo de adorno de chocolate que toda tarta que se precie debe tener: la casa encantada. Nos adentramos en ella en la segunda parte de la novela, ahí es cuando empiezan los sucesos rarunos, las apariciones fantasmales y los hechos sin explicación, y por eso es aquí donde debo cerrar el pico y no desvelaros nada, aunque bueno, huelga decir que para los buscadores de lecturas góticas es en este momento cuando realmente empieza la fiesta. Sí os puedo decir que, dejando a un lado lo que sucede dentro de la casa, también hay algo misterioso externo a ella que parece tener relación con lo que ocurre dentro pero que, obviamente, se va desentramando conforme avanzan las páginas y por tanto tampoco puedo desarrollar.

Os decía arriba que, aparte del factor misterio/sobrenatural, la novela incluye factores de la sociedad británica del siglo XIX que resultan muy interesantes. Uno de ellos, que además está muy presente en mucha de la literatura de la época, es la cuestión de las herencias. En la novela, la esperpéntica señorita Blake, mujer de mediana edad a cargo de su sobrina huérfana (la señorita Elmsdale) lidia como puede con la escasez de recursos a su alcance (y mucho morro también, tal y como digo antes) para salir adelante, pues su sobrina es menor de edad, no puede disponer de la herencia de sus padres, y ella, como su tutora, dispone de una renta muy exigua para las dos. A esto se suma el estigma social y la conciencia de clase, porque hace años pertenecían a una familia muy acomodada con una renta muy elevada, y no fue hasta el fallecimiento del cabeza de familia que se descubrió que todo ese dinero no aparecía por ningún sitio y que de acomodados, ya nada de nada. Incluso el hecho de pensar en ponerse a trabajar supone un estigma y una vergüenza, y prefieren tirar como pueden con lo que tienen. Así que entre este sinvivir de pensión en pensión mangoneando libras por donde pueden (y a quien se deja), la codicia y el enigma que les ha llevado a la situacion en la que están, la demostración de cómo se ganaba la vida un empleado cualquiera de la City londinense y a lo que podía aspirar en su trabajo e incluso un juicio donde se argumenta el abandono de una vivienda por la presencia de fantasmas, transcurren las páginas de esta historia donde, por supuesto, existe un toque romántico que no forma parte sustancial de la trama pero que tiene su razón de ser y de hecho mueve ciertas acciones importantes de la novela.

En definitiva, creo que La casa deshabitada es ideal para esos lectores que no les gustan las novelas de terror que dan miedo (porque lo pasan mal leyéndolas), pero buscan algo con fantasmas y toques sobrenaturales muy ligeros que den fe del tono gótico que se le presupone a la novela sin ser espeluznantes ni escalofriantes. No os voy a decir que la historia sea perfecta, porque a mí, particularmente, se me ha quedado una cosa en el tintero hacia el final que parece que se le olvida resolver. No la puedo comentar (obviamente), así que me la como con patatas y aprieto los labios un tanto contrariada (MH, críptica porque el mundo le ha hecho así), pero que en modo alguno debe desanimar a nadie a la hora de afrontar la lectura; ya sabéis que soy una tiquismiquis y seguramente solo sean cosas mías.

Lo importante es que me he quitado la espina de conocer a Charlotte Riddell en novela larga, algo que hacía años que tenía pendiente. Riddell fue una autora superventas en su época, llegó a ser editora de su propia revista y sus novelas e historias cortas de fantasmas figuran entre las más importantes de la literatura victoriana. Por desgracia el tiempo no se ha portado bien con ella, pocos lectores de hoy en día la conocen y, tal como os comentaba, poco más aparte de La casa deshabitada podemos leer en castellano de la autora, aunque tenemos la suerte de que Reino de Redonda, la editorial del fallecido Javier Marías, publicó una recopilación de algunos de sus cuentos hace unos años titulado La vieja señora Jones y otros cuentos de fantasmas. Este sí se puede encontrar (al menos de momento) con facilidad, y tengo la suerte de que La casa deshabitada no está incluido, así que cuando me ponga con él, que ya lo tengo en la estantería, todos los relatos serán nuevos para mí.

Lo dejo aquí. Felices lecturas de Halloween a todos, escoged bien y pasad mucho miedo entre sus páginas :)

 


 
Charlotte Eliza Lawson Cowan (1832-1906), que ha pasado a la historia de la literatura con el nombre de su marido, James H. Riddell, nació en Carrickfergus, en el condado irlandés de Antrim, y a los quince años escribió su primera novela: The Moors and the Fens, en medio de una existencia invadida por la desgracia. Además de escribir una serie numerosa de novelas que tuvieron una gran acogida en su época, fue propietaria y editora del «St James Magazine». En la actualidad es más conocida por sus historias de terror y misterio y toda antología que se precie suele incluir un relato de la Riddell. La casa deshabitada es una de las mejores y más elegantes historias de misterio de la época victoriana.

martes, 25 de octubre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: EL MUNDO PERDIDO - Arthur Conan Doyle



Título original: The Lost World
Autor: Arthur Conan Doyle
Editorial: Random House
Traducción: Amando Lázaro Ros
Páginas: 304 
Fecha publicación original: 1912
Fecha esta edición: abril 2018
Encuadernación: cartoné
Precio: 22,90 euros 
Ilustración de cubierta e interiores: Sergio Mora



Una maravillosa edición ilustrada de El mundo perdido, la novela fundacional del género de los dinosaurios creada en 1912 por el padre del emblemático detective Sherlock Holmes. Uno de los grandes clásicos de la literatura aventuras de nuestro tiempo.

El mundo perdido relata la aventura del joven periodista Ed Malone, que se embarca junto al estrafalario profesor Edward Challenger en una expedición hacia las profundidades de Sudamérica a la búsqueda de monstruos prehistóricos.


Creo que no os lo he dicho nunca porque no ha surgido la ocasión, pero lo mío con los dinosaurios es... muy fuerte. Y obsesivo. Friki total sobre el tema. Me extendería sobre este asunto pero no es el momento. El caso
es que llevaba años detrás de leer una de las obras fundacionales del género de los dinosaurios, esas que indiscutiblemente luego inspiraron a Michael Crichton para sus novelas (de hecho reutilizó el título que os traigo para una de ellas). Me refiero, naturalmente, a El mundo perdido, la primera de las dos únicas incursiones que Arthur Conan Doyle
hizo en el género de la ciencia ficción, las dos protagonizadas por el mismo personaje, el excéntrico profesor Challenger... y la he disfrutado un montón, os lo digo desde ya.
 
La historia está narrada por Ed Malone, joven periodista (y jugador de rugby ocasional) enamorado de una caprichosa mujer llamada Gladys. La tal Gladys le dice que solo podrá entregar su corazón a un hombre que ponga su vida en peligro para alcanzar la gloria (y de paso alcanzarla ella como "esposa de"), y la oportunidad de poner su valor a prueba se presenta ante Malone como caída del cielo: el profesor Challenger ha vuelto del Amazonas proclamando que allí existe todavía vida prehistórica, y como nadie le toma en serio, su carácter y modales podrían catalogarse objetivamente de peligrosos. Pero una cosa lleva a la otra, y de repente Malone se ve envuelto en una expedición al Amazonas que no tiene otro objetivo que confirmar las afirmaciones de Challenger. Así, junto a otro científico que tilda a Challenger de cantamañanas, y un expedicionario que se ha enfrentado a mil peligros en mil países lejanos y que parece sacado de una novela de Rudyard Kipling, ponemos rumbo a ese lugar del que nunca sabremos las coordenadas. Allí encontrarán cosas maravillosas... y otras que intentarán acabar con sus vidas sin miramiento alguno. ¿No querías aventuras y peligros, Malone? Pues has acudido al lugar indicado: bienvenido a la Tierra de Maple White.

El mundo perdido es una novela que huele a aventura clásica de las buenas desde el mismo momento en que aparece el profesor Challenger con sus fotos de dinosaurios y sus historias sobre lo que ha visto en el Amazonas. Me imagino a los lectores de hace más de cien años leyendo esto y alucinando con una historia tan fantástica como increíble y la imposible posibilidad de que se hiciese realidad. ¡Dinosaurios en nuestra época, viviendo en un rinconcito tan aislado de todo que ha conservado su microclímax y lo ha hecho posible! ¿Esto podría acabar siendo cierto? ¿A quién no le gustaría ver un dinosaurio vivo?

Hay que tener en cuenta que la dinomanía, esta pasión por los dinosaurios que hoy en día sigue totalmente vigente, no es tan moderna como muchos podrían pensar. Realmente nació en el siglo XIX, tras los primeros hallazgos de huesos de dinosaurio en 1842. El príncipe Alberto (esposo de la reina Victoria), fue el promotor de la primera Exposición Universal que tuvo lugar en Londres en 1851, para la que se construyó el Crystal Palace en Hyde Park. Una vez finalizada la exposición se mudó el Palace de sitio con el fin de convertirlo en un museo de ciencias, y fue entonces cuando el mismo Alberto propuso que incluyera reproducciones a tamaño real de animales prehistóricos y de esos dinosaurios recién descubiertos. En 1854 el museo abrió sus puertas con estas reproducciones convirtiéndose en toda una sensación entre el público y toda una atracción turística... y así seguimos hoy en día (por si alguien sintiera interés en visitar el Crystal Palace, aviso de que desgraciadamente ya no existe. Un incendio lo arrasó en 1936, pero donde se encontraba existe hoy en día el Crystal Palace Park, un parque de recreo victoriano donde se mantiene el espíritu jurásico y que es famoso por sus estatuas de dinosaurios).

Todo este rollo, que no interesará a nadie más que a mí, para contaros que a mediados del siglo XIX la atracción por los dinosaurios ya era normal y que una historia como la de Doyle estaba destinada a hacer las delicias de todos esos lectores que nos gusta echar mano de imaginación. ¿Qué pasaría si en el mundo actual existiese un reducto donde la vida vegetal y animal prehistórica no se hubiese extinguido? La raza humana no deja mucho margen para alegrías, así que si existe, mejor que no lo encontremos, pero el caso es que para la ficción, para imaginar las maravillas y terrores que podrían esconderse en una tierra como esa, resulta un planteamiento brillante. Ya sé que hoy en día tenemos tanto dinosaurio por todas partes que no resulta novedoso, pero os digo lo de siempre, poneos en situación: este fue el primer libro (o casi... ya os lo explico abajo*) que puso la idea sobre la mesa hace más cien años, y sí, por aquel entonces fue la mar de novedoso. Y mirad que leyendo el libro pensaba que seguramente no sobreviviría ni un capítulo (me doy tres como máximo), pero no me bajáis de la burra: estaría genial vivir la experiencia y pasar por todo lo que pasan los protagonistas con tal de ver lo que ellos ven y maravillarse ante lo que ellos se maravillan. Y de eso van este tipo de historias, de hacerte vivir (o querer vivir) estas hazañas como si estuvieras allí. Si un libro de aventuras consigue eso, es un gran libro de aventuras.
 
* A ver, explico aquí el inciso que hago arriba. Para mí (para mí), El mundo perdido es la obra fundacional per sé del género de "hombre moderno entra en contacto con dinosaurios y animales prehistóricos" por el modo en que trata el tema, pero lo cierto es que, ajustándome a la realidad y las fechas, Jules Verne ya hizo huir a un personaje de un Giganotosaurus en Viaje al centro de la Tierra en 1864, mucho antes de la publicación de El mundo perdido. Así que al César lo que es del César y los dinos en casa de todos... literaria y cinematográficamente hablando, claro.
 
En fin, que allá que nos vamos para el Amazonas con un grupo de lo más variopinto, llegamos donde tenemos que llegar (todo muy top secret en cuanto a latitudes, longitudes, direcciones y demás... ya se nos avisa desde el principio que incluso si se nombra algún lugar determinado, se le ha cambiado el nombre para proteger la ubicación), suceden cosas que no puedo contar y ya estamos ahí, en la Tierra de Maple White, la tierra donde lo imposible es posible y donde unos científicos que se precien de serlo mirarán embobados a un animal que creían extinto aunque ese animal venga derecho hacia ti con la boca abierta dispuesto a zamparte. Estegosaurios, iguanodontes, pterodáctilos, phorocacos, dinosaurios carnívoros (a los que no dan nombre, que por mucho que se empeñen los ilustradores, en este libro no hay T-Rex que valga)... Además
de animales prehistóricos que pueden identificar sin problemas, también se encuentran algunos cuyas características no se corresponden con nada conocido y, sobre todo, encuentran lo que mayores problemas les da... y de lo que no os puedo hablar, sorry. Porque los dinosaurios los esperáis, esto no, y realmente creo que a Doyle le interesaba más esta parte que la de los dinos visto como se desarrolla el libro. Estoy segura de que en muchas otras reseñas lo comentarán, y que incluso si habéis visto alguna adaptación sabréis de lo que hablo, así que bueno, yo lo dejo aquí y ya lo descubriréis si leéis la novela.

El mundo perdido fue publicado por entregas en Strand Magazine y es muy representativo de la época en la que fue escrito, con el mundo científico dando pasos de gigante a marchas forzadas, descubrimientos por doquier que ponían patas arriba todo lo conocido y aceptado hasta ese momento, hombres de ciencias que debatían y defendían con uñas y dientes sus teorías y que no dudaban en lanzarse a la aventura con tal de demostrarlas, aventureros de profesión y sirs o lores por nombramiento real que dedicaban su vida a recorrer el ancho y vasto imperio británico (ya fuese para participar en revoluciones o para la aventura en sí misma...), y también en detalles como cruzarse con un indio o un nativo de tierras amazónicas y automáticamente cargarle con el equipaje (por poner un ejemplo) como el esclavo o ser inferior que también automáticamente lo consideraban. 
 
Los cuatro personajes principales abarcan un variado espectro de personalidades que se conjuntan a la perfección y que incluso te sacan unas cuantas sonrisas: el profesor Challenger (excéntrico, con tendencia a perder los papeles, apasionado de su trabajo), el señor Summerlee (negacionista de profesión, tocanarices de vocación), Ed Malone (el más joven del grupo, periodista de la Gaceta diaria, enamorado de una tonta y narrador de la historia a través de sus crónicas), y lord John Roxton (deportista y viajero ya curtido en muchas aventuras y peligros que está ahí para sacarles las castañas del fuego a los otros tres). Por cierto, que al parecer Ed Malone y John Roxton están basados en dos personas reales, el periodista Edmund Rodel y el diplomático Roger Casement, que lideraron una campaña para abolir la esclavitud en el Congo... lo curioso del caso es que Roger Casement también fue espía durante la Primera Guerra Mundial y lo ejecutaron por traición en 1916, cuatro años después de la publicación de este libro (Arthur Conan Doyle pidió clemencia para él sin resultado alguno).

¿Cuál es la única minipega que puedo ponerle al libro? Pues precisamente la escasa importancia que los dinosaurios tienen en la historia, porque aunque toda la trama parte del avistamiento de un par de especies, una vez que están allí a Doyle le interesaba más contar otras cosas, y dinosaurios, lo que son dinosaurios, pocos y sin apenas relevancia. Sí, me ha sorprendido un poco que Doyle se sacase semejante maravilla de la manga y que luego no lo explotase al máximo (como sí hizo Crichton casi ochenta años después), y sí, esperaba más dinos, más escenas con ellos como protagonistas, más interacción con los personajes... pero me lo he pasado tan bien leyéndolo que una cosa ha compensado la otra con creces.

No sé si lo que os he contado interesa o no, porque he evitado por todos los medios desvelar las aventuras reales que corren en esas tierras, las que realmente casi les cuestan la vida, las que no imagina un lector cuando piensa a priori en el libro (no solemos ver más allá de los dinosaurios), las descripciones de Doyle sobre la flora y fauna de la zona que tal parece que estuviera él mismo en esa Tierra de Maple White, las escenas que Crichton ha homenajeado en sus libros (o que a mí me lo ha parecido) y, en general, he intentado no chafar la sorpresa de nadie que se acerque a leer esta historia por primera vez.
 
A lo largo de los años me he encontrado con opiniones de todo tipo, y entre ella se decía que El mundo perdido no es una gran lectura (y cuando se dice eso lo que se quiere decir realmente es que, en cuanto a calidad, no es un buen libro). Ay, no sé, qué queréis que os diga, yo me lo he pasado muy bien leyéndolo, he conectado muchísimo con las elecciones de Doyle a la hora de desarrollar la historia, me hubiese encantado formar parte de esa expedición o asistir a una de esas conferencias científicas (¡qué buena es la escena de la conferencia en los inicios de la historia, por cierto!) y estaba deseando encontrar un hueco para abrir el libro de nuevo y retomar la lectura. Y para todo eso no hace falta ser una joya de la literatura universal: solo es necesario contar una buena historia, interesante, apasionante y diferente, y saber conectar con un lector ávido de sorpresas y aventuras.

Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930) nació en Edimburgo, donde más adelante cursaría la carrera de medicina. Una vez finalizados los estudios se decidió a abrir su propia consulta, pero la afluencia de pacientes era más bien escasa de modo que empezó a emplear el tiempo libre del que disponía en escribir historias cortas. Así nació el célebre personaje que le daría la fama, Sherlock Holmes, cuyo fulgurante éxito lo llevó a abandonar la práctica de la medicina para dedicarse exclusivamente a la literatura.

Conan Doyle posee una extensa bibliografía que, al margen de los títulos de Holmes #Estudio en escarlata, El signo de los cuatro, Las aventuras de Sherlock Holmes, Las memorias de Sherlock Holmes, El regreso de Sherlock Holmes, El perro de los Baskerville, El valle del miedo, Su último saludo y El archivo de Sherlock Holmes#, incluye novelas históricas y de ciencia ficción, cuentos de misterio, ensayos políticos, crónicas de guerra y algunos textos sobre espiritismo.

viernes, 21 de octubre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: CITA CON LA MUERTE - Agatha Christie


 

 
Título original: Appointment with death
Autora: Agatha Christie
Editorial: Espasa
Traducción: José Mallorquí Figuerola
Páginas: 224
Fecha de publicación original: 1938
Fecha esta edición: enero 2018
Encuadernación: rústica sin solapas
Precio: 14,90 euros



https://inquilinasnetherfield.blogspot.com/p/esta-pagina-la-abro-yo-mh-modo-personal.html
 

Durante un placentero viaje a Oriente Medio, entre las ruinas de Petra, aparece el cuerpo de la matriarca de la poderosa familia Boynton. La pequeña marca de un pinchazo en la muñeca es la única prueba de que ha sido asesinada.

El detective Hércules Poirot deberá enfrentarse, de nuevo, al reto de resolver un asesinato con más sospechosos que pistas; y es que muchos podrían desear la muerte de la tiránica señora Boynton, poseedora de una codiciada fortuna. Poirot, pese a la complejidad del caso, se propone dar con el asesino en menos de veinticuatro horas, iniciando así una investigación que conducirá al desenlace más inesperado.

Todos tenían motivos para desear su muerte, todos son sospechosos.

Sigo a todo tren con el reto de Agatha Christie y hoy entramos en 1938, año en el que, sorprendentemente para lo que suele ser habitual en la autora, solo publicó un libro, Cita con la muerte, ambientado una vez más en Oriente Medio y con Poirot nuevamente como protagonista (si hacemos caso a Goodreads, es su decimoséptima aparición sobre el papel).
 
La historia comienza en Jerusalén con un brevísimo capítulo en el que Poirot oye por casualidad, desde el balcón de su hotel, que alguien dice: "¿No comprendes que es necesario matarla?". Lo normal en la vida de Poirot, vaya, de quien practicamente no volvemos a saber nada hasta la mitad de la trama. En el siguiente capítulo, también muy breve, conocemos la identidad de la persona que ha dicho esas palabras y con quién estaba hablando, así que nada de suspense ni misterio en este aspecto... en esta novela las cosas se presentan de una manera peculiar, como os estaréis dando cuenta. Y a partir de ahí, ya sí que sí, conocemos a los que van a ser protagonistas de Cita con la muerte: una extraña familia estadounidense comandada por la matriarca, que parece sacada de una película de terror ambientada en una de esas zonas áridas y desiertas usamericanas en las que más vale que se no te estropee el coche; un psiquiatra eminente conocido al parecer en todas partes que se interesa por la rara dinámica de esa familia; y una recién doctorada en medicina que nada entre dos aguas: está de acuerdo con el psiquiatra en cuanto a las impresiones sobre esta familia, pero al mismo tiempo está interesada, románticamente hablando, en uno de sus miembros. Todos ellos son huéspedes del hotel, todos ellos vuelven a coincidir más tarde en Petra junto a dos o tres personajes más que no os presento por no hacer esto larguísimo, y allí en Petra, como no, entre piedras rojizas y rosadas, ocurre lo inevitable: una muerte. Es entonces cuando Poirot vuelve a entrar en acción, porque las cosas no están claras. ¿Muerte natural? ¿Asesinato?

La novela está dividida prácticamente por la mitad en dos partes: la primera es la que nos presenta a todos los personajes, la relaciones entre ellos, sus comportamientos, el carácter del personaje que fallece más tarde... Lo comento en la sinopsis, el planteamiento de la novela es peculiar, no por raro, sino por diferente a lo que suele hacer la autora. Se toma cien páginas para traernos una muerte que anticipas desde el segundo capítulo. Porque desde el principio sabes quién va a morir, la duda solo está en el cuándo. El quién, pues ya se verá... Y es que esta familia, los Boynton, son siniestros hasta decir basta. La madre los tiene a todos encerrados en una casa no solo físicamente, sino psicológicamente. Ha anulado la voluntad de todos y cada uno de ellos hasta el punto de que uno de los hijos se ha casado y en lugar de volar y escapar de esa cárcel, ha encerrado a su mujer también en ella. Desde fuera parece inverosímil, son casi todos adultos, pero así está la cosa... y la que todavía no es adulta, la más pequeña, está ya ofreciendo síntomas psiquiátricos preocupantes. No es de extrañar que un psiquiatra eminente, Theodore Gerard, y una doctora recién licenciada, Sarah King, se interesen por ellos. Como para perdértelos en una época en la que no existían los moviles para entretenerte y tenías que hablar con quien se sentaba a tu lado, te gustase o no xD.
 
En fin, que la mitad del libro transcurre estableciendo las relaciones entre todos estos personajes, observando las peculiaridades de todos ellos, atendiendo las escasas peticiones de ayuda, conociendo aún más personajes, viajando a Petra, tomando el té con unas vistas de lujo... hasta que ocurre la muerte, que, como ya digo, es precisamente la del personaje que llevas anticipando desde el principio. Luego está la segunda parte, donde reaparece Poirot y hace lo suyo: preguntar, observar y poner a trabajar sus muy estimadas células grises.

La ambientación vuelve a llevarnos a Oriente Medio, pero en este caso, y a pesar de acercarnos a un lugar tremendamente fascinante como Petra, está mucho menos trabajada que en Muerte en el Nilo, por poner un ejemplo. Sí, comenzamos en Jerusalén, hacemos alguna excursión, luego nos lleva Petra, lugar del drama y una de las nuevas siete maravillas del mundo, pero luego poca cosa más. También es verdad que este libro es de los más cortitos de la Christie hasta ahora (probablemente el más corto, aunque tampoco me he parado a comprobarlo) y se nota que ahorra en descripciones y va a lo que va: los personajes y todo lo que rodea este microcosmos familiar tan extraño.
 
Leer Cita con la muerte, cortita y al grano, después de la complejidad de Muerte en el Nilo, ofrece un contraste raro. Aun así, yo particularmente he disfrutado mucho de la relectura y me encanta ser testigo de cómo Agatha va experimentando con sus historias, cómo va usando estructuras diferentes, distintas maneras de plantear los misterios... desde fuera, sin una lectura de continuidad como es este reto, todas sus historias pueden parecer iguales, pero al leerlas en orden y de una manera muy constante en el tiempo se perciben con muchísima claridad los cambios, las variaciones y como iba picoteando aquí y allá.

Antes de terminar. Me ha llegado al corazón una anécdota que se cuenta al principio de la novela sobre mi adoradísimo Anthony Trollope. No tanto por la anécdota en sí (que también), como por el hecho de que se percibe en el detalle que Agatha Christie también era admiradora suya. ¿Os la cuento? Pues nada, que Trollope cruzaba el Atlántico a bordo de un barco y oyó a dos pasajeros discutir sobre la última entrega publicada de su última novela. Uno de esos pasajeros dijo que el autor debería matar a cierto personaje (se sobreentiende que no sabían que el escritor iba en el mismo barco), y Trollope, ni corto ni perezoso, intervino en la conversación y le dio la gracias, diciendo que iba a matarlo de inmediato xD. Doy por hecho que es una anécdota real, aunque no he sido capaz de encontrar sobre qué novela versaba la conversación, y por eso os lo cuento por aquí. Si alguien es capaz de descubrirlo, soy toda oídos agradecidos.
 


Agatha Christie (1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary Westmacott.

Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot, que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.

miércoles, 19 de octubre de 2022

RESEÑA (by MH) ::: UN REFLEJO VELADO EN EL CRISTAL - Helen McCloy


 
Título original: Through a Glass, Darkly
Autora: Helen McCloy
Editorial: Hoja de Lata
Traducción: Raquel García Rojas
Páginas: 240
Fecha publicación original: 1950
Fecha esta edición: noviembre 2021
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,90 euros
Diseño de cubierta: Pixelbox

De un día para otro y bajo el pretexto de «no encajar con el espíritu de la escuela», la joven profesora de arte Faustina Crayle es despedida a mitad de curso del idílico internado de Brereton, en plena campiña neoyorquina. La única dispuesta a apoyarla es su colega Gisela von Hohenems, quien va dándose cuenta de la profunda aprensión que su amiga causa en las demás profesoras, alumnas y resto del personal del centro. Parece ser que Faustina es capaz de desdoblar su persona y aparecer al mismo tiempo en dos sitios distintos del colegio, cosa que hace muy a menudo, aterrorizando a todo el mundo. Preocupada y con voluntad de ayudar, Gisela no duda en contarle el extrañísimo fenómeno a su prometido, el doctor Basil Willing, asesor médico de la Fiscalía del Distrito de Nueva York y detective aficionado. Y este, movido por una profunda curiosidad, no tarda en presentarse en Brereton, dispuesto a meter la nariz en este estrambótico puzle fuera de toda razón.
 

Tengo (afortunadamente) montones de lecturas para escoger y traer al blog en esta (que se ha dado en llamar últimamente) spooky season, porque leo habitualmente novelas clasificadas como de terror o gótico y siempre tengo varias a mano, pero aunque quizás no resulte una elección muy obvia, se me ha antojado hablaros de Un reflejo velado en el cristal, de la autora norteamericana Helen McCloy. En todo caso, se ajusta a esas premisas que buscamos para estos días en cuanto a novelas spooky (tintes sobrenaturales, tono gótico...) y es un libro de lo más recomendable, que al fin y al cabo es de lo que se trata. Os cuento.
 
Faustina Crayle trabaja como profesora en un internado para señoritas situado cerca de Nueva York a finales de los años 40. La historia comienza precisamente cuando es despedida de ese internado solo cinco semanas después de haber sido contratada. No solo no recibe ninguna explicación salvo la consabida excusa de que no es adecuada para la institución, sino que la directora se niega incluso a ofrecer buenas referencias sobre ella porque considera que no debería trabajar en ninguna otra parte. Es entonces cuando Faustina, incrédula ante su situación, decide desahogarse con la única amiga que tiene en el internado, Gisela, también profesora y refugiada de guerra vienesa. Le cuenta que todas las demás profesoras la rehúyen y se muestran hostiles con ella, pero no como si les cayera mal, sino como si tuviera algo de malo; las alumnas la observan y vigilan de un modo que considera antinatural, extraño, como si esperasen que ocurriese algo; y la criada que debería limpiarle la habitación no solo no lo hace, sino que cada vez que se cruza con ella parece aterrorizada y se aleja todo lo que puede. Faustina no entiende nada, y Gisela, que se hace la tonta y dice no haber escuchado ningún rumor, en realidad está asustada y cree que algo muy siniestro está ocurriendo en el internado. Finalmente acude a su novio, Basil Willing, un psiquiatra famoso que de vez en cuando se convierte en detective y que desde el primer momento tiene miedo por su prometida... más todavía cuando acude al colegio y se entera de lo que a la propia Faustina no quisieron contarle: que ha sido vista en dos sitios diferentes al mismo tiempo en múltiples ocasiones y por muy diferentes testigos.

Sinopsis (personal) larga pero necesaria para que entendáis de lo que va el tema, aunque la sinopsis oficial ya hace alusión a ello y habla del doppelgänger como el fenómeno al que se enfrentan los personajes en la novela. Pero ¿qué es eso? Vuelvo a tirar de wiki...
Doppelgänger es el vocablo alemán para definir el doble fantasmagórico o sosias malvado de una persona viva [...] El término se utiliza para designar a cualquier doble de una persona, comúnmente en referencia al «gemelo malvado» o al fenómeno de la bilocación [...] En las leyendas nórdicas y germánicas, ver el propio Doppelgänger es un augurio de muerte. Un Doppelgänger visto por amigos o parientes de una persona puede a veces traer mala suerte, ser un mal augurio o una indicación de una enfermedad o un problema de salud inminentes.
Explicado todo esto, varias son las incógnitas a las que se enfrentan no solo los protagonistas de la historia, sino el lector mismo. ¿Es realmente cierto lo que dicen de Faustina, que es capaz de bilocarse y hallarse en dos lugares diferentes pero cercanos en el tiempo? Parece ser que sí, ya son varios los testigos que dicen haber visto el fenomeno, algunos de ellos incontestables en cuanto a fiabilidad. Así que, una vez confirmado este punto, la pregunta importante es esta: ¿realmente ocurre sin el conocimiento de Faustina, que proyecta de manera visible su subconsciente de manera totalmente involuntaria, tal y como ella proclama, o sabe provocar el fenómeno y lo hace intencionadamente con algún fin? Esta duda adquiere mucha importancia cuando en determinado momento del libro ocurre cierto suceso que pone a Faustina en el punto de mira de la policía y los esfuerzos de sus escasos amigos por limpiar su nombre se hacen más urgentes.
 
Entre esos amigos se encuentra el detective de la novela, Basil Willing, un prestigioso psiquiatra que al parecer está siempre de un lado a otro pero que en esta novela decide asentarse definitivamente en Nueva York. Es analítico y no cree para nada en fenómenos sobrenaturales, así que su misión en el libro es encontrar una explicación factible y razonable que contradiga el espectro paranormal que parece asustar a todo el mundo. No se profundiza tampoco demasiado en el personaje, no sé si porque a la autora le interesaban otras cosas o porque ya tenía mucho recorrido literario y se daba por presentado al personaje, ya que este es el octavo libro protagonizado por este psiquiatra (de catorce en total). Yo no he echado de menos no haber leído los siete anteriores salvo en su relación con Gracie, porque en cierto momento se dice que se conocieron en 1940, lo que hace que el comienzo de la relación se remonte al menos a 8 o 9 años atrás, y ni siquiera están prometidos ni nada al comienzo de la historia. ¿Aparece Gracie también en los otros libros de Basil Willing y el avance de su relación es una de las subtramas del personaje o nada de nada? No sé, es la única duda que me ha dejado el desconocimiento del recorrido anterior del detective.

Un reflejo velado en el cristal ofrece un punto de partida y desde ahí recorre varios caminos durante toda la narración, llevando al lector ora por la senda del escepticismo y la explicación racional, ora por la travesía mucho más tumultuosa (y, por tanto, más interesante) de la explicación sobrenatural. El detective, Willing, es un hombre de ciencia y por tanto pretende en todo momento dar una explicación lógica y razonable, pero las distintas paradas de su camino no se lo ponen nada fácil. La autora, Helen McCloy, basa su relato en esta dicotomía y ambivalencia de pruebas, y lo hace de una manera inteligente, atractiva, sencilla pero muy efectiva y creando sobre todo una atmósfera intrigante y ambigua. Cuando Willing intenta razonar las cosas con los pies en la tierra nos parece factible y creíble, pero también nos parece factible y creíble cada vez que nos narra esas bilocaciones y las sensaciones que experimentan quienes las observan, que no dudan pero tampoco saben como explicar lo que han visto.

Me han parecido muy, muy interesantes dos elementos que la autora introduce en la historia y que he corrido a comprobar si son ciertos porque no los conocía (lo son). Uno son las memorias de Goethe, a las que se hace alusión varias veces durante el libro. Al parecer Goethe se cruzó en una ocasión, de camino a Drusenheim y yendo a caballo, a una persona que era exactamente igual que él y que llevaba puestas unas determinadas ropas... ocho años después, en ese mismo camino pero yendo en dirección contraria, volvió a cruzarse con un hombre exactamente igual que él, y cuando Goethe recordó el encuentro anterior, se dio cuenta de que esas determinadas ropas eran las mismas que él llevaba puestas en ese momento. 

El otro elemento, que también se comenta varias veces durante la novela, es igualmente un hecho real. En 1845, en un colegio de señoritas ubicado cerca de Valmiera (a unos cien kilómetros de Riga) se dijo que se había visto en dos sitios a la vez (en varias ocasiones) a mademoiselle Sagée, hasta que sucedió un hecho sorprendente: las cuarenta y dos niñas del internado fueron testigos del mismo fenómeno, en el que la profesora estaba al mismo tiempo sentada en una silla ante ellas y fuera cogiendo flores en el jardín. Una se movía de manera normal, la otra se movía de una manera extraña, torpe, lenta. Los padres sacaron en masa a las niñas del colegio y mademoiselle Sagée fue despedida: solo entonces confesó que la habían despedido de otros diecinueve trabajos por el mismo motivo. Ahí lo dejo :)
 
A raíz de todo esto, en cierto momento de la novela surge una explicación a este baile entre realismo y superstición, entre la lucha contra lo que no se entiende y se considera un engaño y la aceptación de que hay algo más allá de lo que conocemos y comprendemos a simple vista: esto es, que los americanos tienen los pies en la tierra y no se creen nada de nada... mientras que los europeos, por nuestra cultura y toda la historia que llevamos a las espaldas, creemos en los elementos y fenómenos paranormales y los tenemos mucho más asumidos. Ya me diréis si estáis de acuerdo :)
¡Eres incapaz de ceder a la idea de que pudiera existir tal cosa! Para mí es más fácil porque crecí en Europa. Una civilización antigua como la nuestra es escéptica ante cualquier creencia, incluso las ideas científicas modernas por las que vosotros, aquí en Estados Unidos, mostráis una reverencia casi religiosa. Nosotros no, porque nuestra civilización ha vivido muchas revoluciones intelectuales. Una y otra vez hemos visto que la ciencia de una generación se convertía en la mitología de la siguiente [...] Y allí el pasado siempre está con nosotros. En nuestas costumbres y en nuestros hogares, así como en nuestros libros [...] En edificios muy viejos suceden cosas extrañas, y los que viven en sitios así se acostumbran tanto a lo inexplicabe que pierden el miedo e incluso el interés. Tú te sentirías obligado a negarlo o a investigar. Nosotros nos limitamos a sonreír y a encogernos de hombros y decirnos: "Esto también pasará...".
Y dicho todo esto, y por ir terminando, yo creo que el gran enigma de la novela es precisamente la pobre Faustina, no tanto por el misterio que le rodea, sino por ella misma como persona, tan mustia, tan sola, tan perdida todo el tiempo... Bien es cierto que conforme avanzan las páginas conoceremos su pasado, de donde viene y si eso tiene alguna relación con lo que le está sucediendo, pero es un personaje que da pena, y tal parece que en esas proyecciones inmateriales que son visibles para los demás se fuera buena parte de su energía vital y lo que la define como persona.

En definitiva, una novela de misterio muy entretenida, muy bien hilada, con tintes sobrenaturales y cierto aire gótico que no predomina pero persiste conforme avanza la trama. La he disfrutado mucho, la autora juega muy bien durante toda la narración con los elementos que crea, te invita como lector a sacar tus propias conclusiones y la verdad es que me he quedado con ganas de seguir leyéndola... peeeeero me veo en la obligación de hacer una advertencia sobre el final, que ya nos conocemos todos :) Son ya muchos años por aquí y precisamente los comentarios a las reseñas sirven para conocer las filias y las fobias de los lectores a la hora de abrir un libro. Una de las fobias más persistentes es la que se tiene a los finales abiertos o ambiguos. A mí no suelen molestarme (salvo que no estén justificados y parezcan incompetencia del escritor para darle un cierre a su historia... alguno de estos me he encontrado este año), pero sé que hay lectores que sienten rechazo sistemático por este tipo de finales. Pues bien, aviso a navegantes: Un reflejo velado en el cristal tiene un final MUY ambiguo. Mucho. Y además la autora es plenamente consciente de lo que está haciendo y lo deja en plan "ahí lo llevas, lector. Cree lo que quieras creer, que mi trabajo termina aquí. Ahora empieza el tuyo". Así que ya cada cual que obre en consecuencia, que mi trabajo también termina aquí (pero lo recomiendo mucho, insisto).
 
Ah, me acabo de acordar y lo suelto aquí en plan pegote... puntazo cuando llegas a cierta escena en el libro y reconoces a la perfección la imagen de la cubierta :)
 
Otro ah... todos (o casi todos) los capítulos comienzan con unos versos que terminan con la palabra Faustina... pues bien, dudaba si eran invención de la autora y no lo son; pertenecen al poema Faustine, de Algernon Charles Swinburne. No hay ninguna nota en el libro que lo explique y me ha costado dar con este tema, pero a cabezona no me gana nadie, y si alguien más tiene la costumbre de comprobar estas cosas, le ahorro el trabajo.

 
 

Helen McCloy (Nueva York, 1904-Woodstock, 1992), pseudónimo de Helen Clarkson, fue una escritora de misterio norteamericana conocida por su serie de novelas protagonizadas por el psiquiatra-detective Basil Willing. 
 
De madre escritora y padre editor, McCloy creció leyendo a Sherlock Holmes y en 1950 se convirtió en la primera mujer presidenta de la Asociación de Escritores de Misterio de Estados Unidos, organización que le otorgó un premio Edgar por sus críticas literarias. Su debut como escritora, Dance of Death (1938), introdujo ya al doctor Willing, quien protagonizaría otros 12 misterios y algunos relatos cortos, la mayoría de tintes góticos y sobrenaturales. Un reflejo velado en el cristal (1950; Hoja de Lata, 2021) es el octavo caso de la serie y está considerado una obra maestra del género y un clásico del misterio sobrenatural estadounidense.