Editorial: Palabra
Traducción: Diego Pereda
Páginas: 256
Fecha esta edición: enero 2023
Encuadernación: rústica con solapas
Cuando hablamos de los Ditherings estamos hablando de dos pequeños pueblos colindantes: uno es Much Dithering y el oto es Little Dithering. El pueblo que a los lectores les interesa es Much Dithering, que además da nombre al libro. La señora del lugar es la honorable Augusta Renshawe, que vive en la Abadía, está un poco anticuada, es dueña de muchos de los terrenos y negocios del pueblo y no quiere que nada, absolutamente nada, cambie (la modernidad para los modernos, que diría aquel). Augusta está viuda y su único hijo también falleció muy joven, así que su familia se reduce a Jocelyn, la viuda de su hijo... salvo el heredero de todo su imperio, un joven con muy mala fama a quien no se le ve el pelo hace años y que dejó todo en manos de la vetusta señora. Pero volvamos a la nuera, Jocelyn, que realmente es la protagonista de nuestra historia. Jocelyn tiene solo veinticinco años, pero vive, piensa y se comporta como si tuviese cien. Es tan mansa, tiene tan pocas inquietudes, está tan alejada de su cabeza la mera idea de vivir un poco la vida que todo el pueblo la tiene por un pan sin sal. El lector no solo se da cuenta de que esa es una percepción un tanto errónea, sino que además es muy buena, muy aristocrática y muy guapa, una combinación que tarde o temprano empieza a levantar pasiones. Y por si fuera poco aparece la madre de Jocelyn, todo un personaje a quien nadie en su sano juicio quiere cerca (ni siquiera su hija)... y los hijos del tabernero, que darán problemas porque corre sangre italiana por sus venas (¡pecado mortal!)... y los Murchinson-Bellaby, que se han trasladado a provincias para iniciar una carrera en el Parlamento para su díscolo hijo (lo que les espera)... y nuestro galán galanzote, Gervase Blythe, del que no se sabe nada y él tampoco hace gran cosa por despejar dudas (pero parece todo un caballero y eso ya abre puertas). En fin, que con lo tranquilo que era este pueblo y como se anima la cosa en un periquete...
Quizá debería empezar diciendo que el título del libro, que es realmente el nombre del pueblo, tiene doble sentido, pues Much Dithering podría traducirse como "grandes titubeos/muchos titubeos" (tal como indica una nota a pie de página nada más comenzar la novela) y, como digo, esto podría interpretarse de dos maneras: una irónica (por la placidez y sosiego del pueblo, que de vacilación y titubeo tiene más bien poco) o de una otra mucho más literal (cuando les llegan estas "hordas de extranjeros" dudan, no se deciden a integrarlos y aceptar los cambios y nuevos aires que traen con ellos). Si lo leéis, ya decidiréis de qué lado estáis.
En cualquier caso, esta es la historia de un pequeño pueblo asentado en sus costumbres, donde nunca pasa nada, donde todos los días son iguales, donde las rutinas forman parte de la existencia misma y donde cualquier cosa que se salga de lo normal divide la opinión del vecindario: unos se llevan las manos a la cabeza y otros se frotan las manos esperando el salseo... y claro, llega tanta gente nueva de repente que la vida se les pone patas arriba y empiezan a pasar un montón de cosas: para algunos personajes será el comienzo de algo maravilloso, mientras que para otros las cosas se complicarán y no saldrán como ellos quieren. La aparición de extraños en comunidades cerradas, ya fuese de paso ya fuese para instalarse, era una temática habitual en las novelas de Lambert, y además una fuente estupenda para que todo tipo de escándalos, amoríos y chismorreos diesen que hablar durante mucho tiempo a los vecinos.
Coged la comparación con pinzas porque en el fondo no se parecen en nada, pero la idea es la misma que en Cranford: quitad todas las muertes y las cosas malas que ocurren en el libro de la Gaskell (que las hay, aunque muchos lectores se queden solo con el lado acogedor y bonito de la historia) y quedaos con la idea de un pueblo pintoresco con unos personajes con mucho encanto que dan mucho juego. A eso añadidle enredos y malentendidos, unos diálogos estupendos, relaciones secretas, algún que otro escándalo, un poco de romance salpicado de triángulos (¡y cuadrángulos!) imposibles, obras de teatro shakesperianas (donde la autora vuelca un poco de su propia vida en la campiña rural) y un par de misterios muy MUY obvios que se ven venir desde la Patagonia pero que ni son el objetivo de la trama ni pretenden impresionar al lector, así que da igual que los adivinéis desde casi antes de abrir el libro. En realidad todo el conjunto del libro es muy predecible, es de esas historias amables y tiernas que sabes perfectamente cómo van a acabar, pero es muy entretenido, tiene ese charm británico que tanto nos gusta a muchos lectores y es una elección estupenda para leer entre libros más densos. No es un librazo, pero cumple con lo que promete, te saca alguna sonrisa, se lee con gusto y se disfruta, y a veces es lo que te pide la vida (realmente es lo que hoy en día denominamos lectura cozy, pero he evitado el término toda la reseña de lo aburrida que estoy de escucharlo... claudico, pero a regañadientes xD).
Enfados aparte, me he cuidado muy mucho de no contaros realmente nada sobre la trama, porque ya digo que es un poco a la carta y creo que cuanto menos sepáis, mejor. Me extraña muchísimo que ninguna de las cadenas televisivas británicas tipo BBC o ITV se hayan acordado de esta historia para hacer una miniserie de época de esas tan maravillosas que hacen, porque tiene todos los ingredientes para hacer la delicias de los epoqueros de pro como servidora.
Por cierto, la novela no es que sea especialmente navideña pero buena parte de ella transcurre durante la Navidad, que la tenemos a la vuelta de la esquina y sé que a muchos os interesan este tipo de lecturas estacionales. De hecho, tal y como se comenta en la introducción de la novela, Much Dithering surgió a raíz de una pieza teatral escrita por Lambert titulada Fiesta de Navidad, donde aparecían varios personajes como Jocelyn o el coronel Tidmarsh. Cuatro años después de esa representación vio la luz Much Dithering, que incluía no solo a esos dos personajes (junto a otros muchos), sino también esas mismas escenas navideñas de la obra de teatro.