jueves, 30 de abril de 2020

RESEÑA (by MH) ::: AMORES CONTRA EL TIEMPO - Dolores Conquero





Título original: Amores contra el tiempo
Autora: Dolores Conquero
Editorial: Planeta
Páginas: 384
Fecha de publicación: febrero 2018
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 20,90 euros
Fotografía de cubierta: Gabrielle Chanel y Serge Lifar (1937, Venecia)

Oposición familiar, críticas —a veces implacables— del entorno, conflictos laborales…

Son muchos los problemas a los que estas mujeres tuvieron que hacer frente, en diversos momentos históricos, por saltarse uno de los prejuicios más firmemente instalados en la sociedad: que una mujer no puede (o no debe) enamorarse de un hombre más joven que ella. Con un estilo ameno y riguroso, lleno de ritmo, la autora intenta ir más allá de los lugares comunes y a la vez ser escrupulosamente fiel a sus heroínas para contarnos sus historias de deseo, aventuras, amor, lágrimas, inevitables catástrofes y finales felices.
Amores contra el tiempo ha estado en mi punto de mira desde su publicación por una razón muy personal: mi madre es varios años mayor que mi padre. Y aunque pueda parecer una tontería para quien no lo ha vivido, eran finales de los setenta y la familia de mi madre no vio a mi padre con buenos ojos al principio por esa diferencia de edad, por ser muy guapo (lo era... lo es. Mis amigas del instituto decían que se parecía a Clint Eastwood. No es verdad, pero él, todo orgulloso, jamás se ha olvidado de la anécdota xD) y por creer que no era lo suficientemente bueno para ella. Lo dicho, tonterías olvidadas hace mucho tiempo por todos menos por mi madre, que de vez en cuando me las recuerda.

Dolores Conquero lo explica en su prólogo: este libro nace de una experiencia personal, de una relación con un hombre más joven que ella y de los prejuicios que acarreaba esa relación, prejuicios que no solo provenían de fuera, sino de ella misma. ¿Por qué es socialmente aceptado que un señor sea mucho mayor que su compañera sentimental y sin embargo provoca rechazo que sea la mujer la que despunte en años? Más aún, ¿por qué resulta tan difícil de aceptar que un hombre joven se sienta atraído físicamente por una mujer mucho mayor? (en el caso de los famosos, ni siquiera hace falta que sea mayor en edad; si no es un bellezón con silueta de modelo también se cuestiona y sorprende... que se lo pregunten a Pierce Brosnan). El caso es que, a raíz de su situación personal comenzó a fijarse en otras parejas como la suya, donde la mujer fuese mayor que el hombre, y al no encontrar demasiadas, dirigió su atención hacia parejas famosas por esta diferencia de edad (tenemos muchos ejemplos a mano: Emmanuel y Brigitte Macron, Hugh Jackman y su mujer Deborra-Lee, Mark Webber y Ann Neal... últimamente ha sido la actriz Kate Beckinsale, de 46 años, la que está lidiando con comentarios despectivos y haters por su relación con Goody Grace, un músico de 22... y si saco mi vena cinéfila os podría hablar de una relación más desconocida a nivel de masas: la de Aaron Taylor-Johnson, actor británico de 29 años que lleva casado ocho con su mujer Sam, directora de cine de 53. Y la lista sigue y sigue...).

El caso es que de ahí a indagar en romances históricos, en las que ellas eran mayores que ellos, supongo que solo había un paso, y de ahí nace este Amores contra el tiempo. Yo he sido lectora habitual de biografías históricas toda mi vida. Por aquí no suelo traeros muchas porque en los últimos años las lecturas me han llevado por otros derroteros, pero tener, tengo unas cuantas en la estantería (sobre todo de personajes históricos, escritores y actores de cine clásico). Os comento esto porque con Amores contra el tiempo me he reencontrado con un tipo de literatura que disfruto mucho (el ensayo biográfico histórico) y sabía que iba sobre seguro. Lo he disfrutado mucho, y aunque tengo mis historias favoritas por interés personal con las mujeres que los protagonizan y sus épocas, todas, absolutamente todas, merecen muchísimo la pena.

Nueve son las mujeres que, con sus respectivos amores, se pasean por estas páginas. Diana de Poitiers, quien, en el siglo XVI, fue la amante del rey Enrique II de Francia, diecinueve años menor que ella (por si alguien no lo ubica, Enrique II fue el suegro de María Estuardo, reina de Escocia); ya en el siglo XIX, la reina Victoria de Inglaterra y el guapo y rudo escocés John Brown, siete años menor que ella; entramos en el siglo XX con Marie Curie y uno de sus colaboradores habituales, Paul Langevin, cinco años menor; la gran Coco Chanel, con una dilatada vida amorosa en la que destaca, para el tema que nos ocupa, el gran duque ruso Dmitri Romanov, que contaba cinco años menos que ella; la estupenda Agatha Christie y su segundo marido, Max Mallowan, catorce años menor y futuro compañero de maravillosas aventuras; Gala y Salvador Dalí, diez años menor que ella; Dolores Ibárruri (La Pasionaria) y su compañero de partido, Francisco Antón, de quien le separaba una diferencia de edad de entre catorce y diecisiete años según la fuente que se consulte; Julia Urquidi y su sobrino político, Mario Vargas Llosa, diez años menor que ella; y por último Fiona Campbell-Thyssen (exmodelo y exmujer del barón Thyssen...) y Alexander Onassis, hijo del multimillonario griego Aristóteles Onassis, a quien le sacaba dieciséis años.

Estas son las nueve historias, y en ellas hay de todo: amores que triunfaron, amores que terminaron de manera amistosa, amores que se rompieron debido a una tragedia, amores que vieron su fin por culpa de la sociedad y sus prejuicios, amores que perduraron hasta el final a su modo y siguiendo sus propias reglas, amores que tenían en contra a sus propias familias... Todas comparten la diferencia de edad pero son muy diferentes entre sí ya sea por la época en que tuvieron lugar, por las circunstancias que rodeaban a la pareja o por los obstáculos que tuvieron que salvar. Unas terminaron bien, otras no, pero todas son especiales a su modo. Me cuesta horrores ocultar mi amor epoquero por el siglo XIX y principios del XX, así que si me conocéis un poco sé que os habréis imaginado que mi afinidad tira sobre todo hacia las primeras cinco historias, y aunque ya conocía las circunstancias de algunos de estos romances (como en el caso de Agatha Christie, Marie Curie y la reina Victoria... casi aplaudo cuando comenta que la moral de la reina Victoria no era nada victoriana. ¡Cuánta razón y qué manera tan fantástica de decir tanto en tan pocas palabras!), están narrados y contados de tal forma que he aprendido igualmente algunos detalles que no sabía. Eso no quiere decir que los otros cuatro me hayan parecido menos interesantes, todo lo contrario, y de hecho con ellos es con los que más cosas he descubierto y aprendido porque los desconocía casi por completo. Esa es la virtud de este libro, que aprendes y disfrutas de todo lo que cuenta, incluso de aquello que crees que te va a llamar menos la atención.

Un aspecto del que he disfrutado enormemente ha sido la manera de abordar la narración. La autora no se limita a contar las historias de amor que sustentan la existencia de este libro, sino que aprovecha para esbozar la biografía completa de cada una de estas nueve mujeres, abarcando desde su nacimiento hasta el momento en que conocen a estos hombres y llegando hasta el final de sus días, prestando especial atención a sus logros profesionales o vitales y, en definitiva, a sus existencias mismas más allá de ser mujeres que se enamoraron de hombres más jóvenes que ellas. Es decir, que aunque este libro tiene un fin o un porqué claramente definido en el prólogo, para mí esconde un objetivo último más allá de ese, que es el de reivindicar a estas mujeres que fueron pioneras, valientes y aventureras en cada aspecto de su vida, no solo en el sentimental. Que su manera de vivir el amor fue consecuencia de sus personalidades desbordantes, y no al revés: eran especiales y extraordinarias, y por eso vivieron relaciones especiales y extraordinarias.

Hacer eso, transmitir tantas cosas en unas cuarenta páginas de media por cada una de estas mujeres, y hacerlo así de bien, dice mucho del excelente trabajo de documentación y de toda la información que ha manejado Dolores Conquero para abordar este libro, amén de la habilidad e inteligencia que son necesarias para plasmar todo eso en papel sin saturar. El resultado es una lectura tremendamente entretenida y adictiva, se aprende un montón con ella y descubres un montón de cosas y anécdotas, aunque yo me forcé a leer una biografía al día para asimilarlo todo bien y darle a cada una de estas historias su espacio y su tiempo. Me repito, lo he disfrutado enormemente y sé que en algún momento me darán puntazos y releeré alguna de estas biografías al azar, por el simple placer de hacerlo y recordarlas.

Evidentemente no puedo dejar de recomendarlo; además la edición está muy trabajada y viene acompañada de fotografías que ayudan a ponerle cara a todas las parejas que pululan por sus páginas. Tanto si os gustan las anécdotas históricas, las biografías o los detalles interesantes, como si simplemente tenéis una vena curiosa y disfrutáis descubriendo amores prohibidos, escandalosos, eternos o románticos, os cautivará Amores contra el tiempo. Que no os eche para atrás su carácter de no ficción ni penséis que no es para vosotros por sus tintes históricos. Dolores Conquero lo cuenta todo bonito, sencillo y muy entretenido, incluso con cierta ternura, aprecio y admiración (según corresponda) hacia las personas de las que habla, y eso las hace muy cercanas al lector. Creo que esta edición va camino de agotarse y no sé cómo andará la cosa para conseguirla, pero si se cruza Amores contra el tiempo en vuestro camino, dadle una oportunidad, por favor, porque es una gozada. No os arrepentiréis.






Dolores Conquero (Castro Urdiales, Cantabria) es periodista, licenciada en Ciencias de la Información. Escribió durante diez años en todos los suplementos de El País, donde se especializó en reportajes y entrevistas, y ha sido jefa de sección en las revistas Marie Claire y Mía. En 2002 publicó el libro ¡Filmando! Seis maneras de hacer cine en España (Nuer Editorial). También ha ejercido puntualmente como guionista de televisión (Todos los hombres sois iguales, Versión española) y ha colaborado en publicaciones como Nickel Odeon.
 
En 2014 creó el blog minovioesmasjoven.com. Su mayor orgullo es, sin embargo, el accésit del Premio Gerardo Diego de Poesía que le concedieron, en 1997, los poetas José Hierro y Claudio Rodríguez.

martes, 28 de abril de 2020

RESEÑA (by MH) ::: PAPÁ PIERNASLARGAS - Jean Webster




Título original: Daddy-Long-Legs
Autora: Jean Webster
Editorial: Turner
Traducción: María Sierra
Páginas: 204
Fecha publicación original: 1912
Fecha esta edición: agosto 2015
Encuadernación: rústica sin solapas
Precio: 16,90 euros
Ilustración de cubierta: María Luisa Fruns
Ilustraciones interiores: Jean Webster
Jerusha (o Judy) tiene diecisiete años y es ingeniosa, decidida y de espíritu aventurero. Pero ha vivido siempre en un orfanato y nunca ha entrado en una casa de verdad, ni ha tomado un tren, ni ha comido en un restaurante ni ha estrenado un vestido. Todo cambia cuando un benefactor anónimo se ofrece a pagarle los estudios universitarios. Ella solo sabe que ese misterioso Papá Piernaslargas es un señor «muy rico, muy alto y que odia a las chicas».

Gracias a él, Judy entra en una prestigiosa universidad donde vivirá como esas otras jóvenes «que tienen una familia, y una casa, y amigos, y biblioteca» y disfrutará de los estudios, los bailes, la amistad y hasta las atenciones de algún pretendiente.

Papá Piernaslargas solo pone una condición: Judy debe escribirle todos los meses una carta contándole sus estudios, su vida diaria, sus progresos y sus experiencias. El tipo de carta que les escribiría a sus padres si los tuviera…
Hay muchas novelas clásicas epistolares, pero al mirar la estantería realmente, lo que se dice pendientes de leer, no tengo tantas. Cuando comenzó el reto allá por enero hice el listado de los veinticinco libros que leería para cumplir con cada una de las veinticinco premisas, pero el confinamiento en el que estamos inmersos me ha llevado a cambiar algunos de los libros elegidos para el nivel 4. Voy a acometer una lectura complicada que no tenía prevista para aprovechar el tiempo que ahora tengo y luego no tendré, y eso me ha hecho rebajar la intensidad de alguna otra lectura del mismo nivel para compensar. Esto os lo cuento porque mi primera opción para el clásico epistolar fue otra lectura que en su momento llegó a mis manos en forma de regalo y por eso tenía prioridad, pero las cosas hay que afrontarlas conforme vienen, y la cabeza me pidió cambiar y escoger un libro que sabía que sería encantador, tierno, divertido y que me volaría en las manos. Ese libro es Papá Piernaslargas.

Jerusha (Judy) Abbott es una huérfana de diecisiete años que vive en el Hogar Infantil John Grier. Ya ha sobrepasado la edad de permanecer en él, pero a cambio de quedarse (y para pagar su manutención) trabaja allí de criada al tiempo que va a clase en el pueblo. Al finalizar un "Miércoles negro" (día de visita de los patronos del orfanato) recibe la noticia de que uno de esos patronos, tras leer una redacción escrita por ella, ha decidido pagarle sus estudios en una prestigiosa universidad a cambio de cumplir dos condiciones: una es que sus estudios irán orientados a que en el día de mañana pueda convertirse en escritora, y la otra es que debe escribirle al menos una carta al mes para contarle cómo le va. Dos condiciones bastante fáciles de cumplir cuando una sueña con ser escritora y tiene verborrea suficiente para escribir no una, sino diez cartas al mes si hace falta, cada cual más ingeniosa y pizpireta. Pero, ah, hay otra condición más: el patrono quiere permanecer en el anonimato y ser llamado con el génerico nombre de John Smith, así que Jerusha (que solo ha vislumbrado de él una sombra de largas piernas y brazos y decide llamarlo Papá Piernaslargas en honor a una araña de largas patas del mismo nombre), acomete su nueva vida con enorme ilusión y la firme intención de ser merecedora de una oportunidad que jamás hubiese soñado. Llegará un momento en el que le pesará no saber a quién escribe mes tras mes, año tras año, pero le quiere igualmente con todas sus fuerzas y se lo demuestra en cada una de esas cartas... con su estilo peculiar y descarado xD.
Dígame una cosa, Papá, solo una: ¿es usted viejísimo, o solo un poco viejo? Y también me gustaría saber si está calvo del todo o solo clarea algo. Resulta muy difícil pensar en usted de forma abstracta, como en los teoremas de geometría: "Dado un hombre rico que odia a las chicas, pero es muy generoso con una bastante impertinente, ¿qué aspecto tendrá?". Conteste, por favor.
Pues sí, por muy raro que parezca es la primera vez que leo Papá Piernaslargas, pero es que me pasa con esta novela lo que con muchos otros clásicos catalogados como infantiles o juveniles: que los estoy leyendo de adulta. Cuando yo empecé a leer clásicos conscientemente con unos diez o doce años (tómese "conscientemente" y "diez o doce años" con una pizca de sal y los ojos en blanco xD), lo hice con una colección heredada de mis primas (bastante mayores que yo) que contenía novelas mucho más contundentes, y fui relegando este tipo de lecturas porque no las tenía a mano y, realmente, ni sabía que existían. Aun así, y haciendo un inciso con respecto a su catalogación como novela juvenil, ha dado la bendita casualidad de que he coincidido con Yolanda la Trotera al escoger esta lectura para el reto, y hablándolo con ella me comentó que no entendía por qué estaba considerada como juvenil cuando no lo era. Y está totalmente en lo cierto. Trata soslayadamente temas que creo que solo se aprecian cuando ya se tienen una determinada edad y un cierto recorrido vital. No me veo disfrutando de este libro con doce o quince años del mismo modo que lo he disfrutado ahora. Pero, dejando esto a un lado, os cuento lo maravillosísisisimo que es este libro.

Si me paro a pensar en cómo definir Papá Piernaslargas en plan "frase chulipiruli para faja editorial" sería algo así como "Si tuviese alma de escritora, personalidad burbujeante, ironía encantadora, talento para la observación y descripción de la vida que me rodea en mayúsculas, inteligencia emocional para expresar la vida que me bulle en minúsculas, agudeza para volcar todo eso en muchas cartas durante cuatro años e ingenio y gracia para aderezar tanta tinta y experiencias con un seis y un cuatro que compongan un retrato... habría pagado por escribir e ilustrar Papá Piernaslargas". Añadiría más cosas, pero como descripción de lo que me ha transmitido el libro, es totalmente cierta. De esas historias sencillas y sin aparentes pretensiones tan perfectas a las que no cambiaría ni una coma.
 
Era muy difícil que, adorando como adoro a un personaje como el de Anne Shirley (Ana, la de tejas Verdes... la estoy nombrando mucho últimamente), no adorase a Judy Abbott, porque me siento atraída como polilla a la luz por este tipo de personajes. Huérfanas muy inteligentes, con una imaginación desbordante, corazón enorme y generoso, alegría contagiosa, aventureras infatigables con apetencia desorbitada por el aprendizaje, tesón implacable y obstinado para ver siempre el lado bonito de las cosas y una pasión exultante por la literatura, que se abren camino en la vida a base de trabajo duro, tesón y esfuerzo en un mundo que en principio les está vedado, convirtiéndose así en mujeres independientes con un carácter muy definido y un elevado sentido de la justicia que no tienen miedo de defender aquello en lo que creen y que, cuando se les presenta la oportunidad de ser felices, la agarran con las dos manos apretando con todas sus fuerzas.
Lo que cuenta en la vida no son los grandes placeres: se trata de sacarles el jugo a los pequeños. He descubierto el verdadero secreto de la felicidad, Papá, que es vivir en el ahora. No pasarse la vida lamentando el pasado, ni esperando que llegue el futuro, sino disfrutando al máximo de lo que pueda traer el instante en el que se está. Es como tener una granja: puede uno cultivarla de forma intensiva o extensiva, y yo a partir de ahora voy a vivir de forma intensiva. Voy a disfrutar segundo a segundo, y voy a darme cuenta de que estoy disfrutando mientras disfruto. La mayor parte de la gente no vive, sino que compite en una carrera, tratando de alcanzar un objetivo lejano que ve en el horizonte, y van a tal velocidad, tan acalorados y sin aliento, que pierden de vista el paisaje precioso y tranquilo que atraviesan. Luego, cuando se quieren dar cuenta, están viejos y agotados, y ya no importa mucho si alcanzaron o no aquel objetivo. Yo he decidido sentarme a un ladito del camino y quedarme allí coleccionando felicidades pequeñas.
La diferencia principal entre Anne y Judy es que la protagonista de Papá Piernaslargas ya tiene diecisiete años cuando la conocemos y, tras unas pocas páginas, se adentra en un mundo totalmente diferente y desconocido y la vemos crecer y madurar ante nuestros ojos hasta convertirse en una mujer de 22 años que sabe lo que quiere y que no tiene miedo de expresarlo. Esto último se hace sobre todo patente en esa resignación de los primeros años con la que acepta y obedece las indicaciones de su benefactor aunque no esté de acuerdo con ellas o le apetezca mil veces hacer otra cosa o estar en otro sitio, que poco a poco va tornándose en rebelión y desobediencia cuando no considera justas esas indicaciones o cree que el señor Smith no está siendo razonable. Sí, le ha dado una nueva vida, una vida jamás soñada, una oportunidad de ser alguien y de dedicarse a lo que le gusta, dinero para moverse por el mundo, pero que pague por todo eso no significa que tenga siempre la razón y que tenga que dársela. Y no hay que olvidar que estamos en 1912... que hoy en día nos pueden parecer normales estos conatos de insurrección, pero no, hace más cien años no lo eran.


¿Cómo son las cartas en sí? Llenas de vida, ilusión, ingenio, creatividad y agudeza. John Smith quiere que Judy le cuente una vez al mes cómo le va en la universidad y recibe cartas donde le cuenta de todo menos eso (bueno, digamos que 25% de sus estudios y 75% de cualquier otra cosa que se le ocurra), y no puedes evitar imaginar al señor Smith leyendo esas cartas en su despacho y sonriendo como un tonto. La única pena de Judy precisamente es que jamás recibe respuesta de su benefactor y le habla a un ente que no sabe ni cómo imaginarse, pero él, desde el anonimato, encuentra maneras de decirle y demostrarle que lee sus cartas y no acaban en la papelera. ¿Que leído un tercio del libro el lector ya se imagina de sobra quién es John Smith? ¡Qué más da! Eso le da sal a la historia y la hace todavía más entretenida, porque tú sabes algo que Judy no sabe y la vena "visillo" disfruta con el entuerto. Además, Jean Webster (hija de una sobrina de Mark Twain) salpica las cartas aquí y allá de todos los temas sociales que le interesaban y reivindicaba, y acabas con la sensación de que, a través de su personaje, la conoces un poquito también a ella y la aplaudes por el modo tan lúcido que tuvo para implementar todas sus inquietudes en una novela tan tierna y tan divertida.

La he disfrutado muchísimo, supongo que se nota. Es dulce, tierna, honesta, ingeniosa, ágil, resuelta y muy divertida... de esos libros que te sale del alma recomendar y que te cuesta imaginar que alguien no lo disfrute, que no le guste o que, What the Dickens!, ni siquiera sonría al menos una vez con sus páginas abiertas... Salvo que no tenga corazón. Ni sentido del humor. Ni sepa disfrutar de las cosas bonitas de la vida. Hay de todo en la viña del Señor, pero vosotros hacedme caso: si no habéis leído ya Papá Piernaslargas, estáis tardando.

Por ir terminando, la edición de Turner, íntegra, con nueva traducción y las ilustraciones de la propia autora, es fantástica (salvo por el detalle de que se echan mucho de menos las solapas en el libro, pero eso ya son cosas mías y de mi vena tiquis). He buscado desesperada la segunda parte, donde la autora de las cartas es un personaje de este primer libro que no nombro, pero no ha habido manera de encontrarla en una edición que tenga menos de treinta años. Editoriales del mundo (españolas, claro, las demás no me valen xD), ¿sería mucho pedir que editáseis Mi querido enemigo? ¡Gracias! ¡Tengo una lista enorme de libros en las mismas circunstancias, por si os interesa!


Jean Webster (1876-1916), sobrina nieta de Mark Twain y, como él, genial y excéntrica, estudió literatura y economía, y desde muy joven mantuvo un intenso activismo social, apoyando el sufragio femenino y los movimientos reformistas, además de implicarse en obras sociales, en especial relacionadas con orfanatos y prisiones. Este espíritu independiente quedó reflejado en las heroínas de todas sus novelas; la más famosa de ellas es Papá Piernaslargas (1912), que fue adaptada posteriormente al teatro y al cine.

lunes, 27 de abril de 2020

RESEÑA (by MB) ::: A LA SOMBRA DEL OMBÚ - Santa Montefiore




Título original: Meet Me Under the Ombu Tree
Autora: Santa Montefiore
Editorial: Titania 
Traducción: Alejandro Palomas
Páginas: 592
Fecha publicación original: 2001
Fecha esta edición: marzo 2020
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 22 euros 
Diseño de cubierta: Luis Tinoco



Para muchos, el ombú es un árbol mágico. Pero como todas las cosas maravillosas de este universo, su verdadera magia no radica tanto en lo evidente, como en lo que los ojos y el corazón de algunos privilegiados son capaces de percibir oculto tras su apariencia. Ese era el caso de Sofía Solanas de O’Dwyer, quien desde pequeña había confiado a la protectora figura del ombú sus sueños infantiles, sus primeros deseos, el comienzo de su gran amor y, lamentablemente, también el inicio de su particular tragedia.

Hija de un hacendado argentino y una católica irlandesa, Sofía jamás pensó que tendría que abandonar los campos de Santa Catalina. O quizás, simplemente, ante tanta ilusión y belleza, nunca pudo imaginar que su fuerte carácter la llevaría a cometer los errores más grandes de su vida y que esos errores la alejarían para siempre de su tierra.

Pero ahora Sofía ha vuelto y, con su regreso, el pasado parece cobrar vida. Pero ¿sucederá por fin lo que no pudo ser tantos años atrás? Quizás sólo con ese viaje Sofía podrá recuperar la paz y cerrar el círculo de su existencia.

La entrada a la granja era parecida a la entrada a esos pueblos típicos de las películas del Oeste. Había un gran letrero que se balanceaba al viento de otoño donde en grandes letras negras estaba escrito: Santa Catalina. El camino era largo y polvoriento, acotado a ambos lados por altos arces plantados por mi bisabuelo, Héctor Solanas, quien, a finales del siglo diecinueve, construyó una casa.
Sofía Solanas, hija de la Pampa argentina, es una niña desafiante, malcriada y descarada que se ha criado en Santa Catalina protegida por sus padres, abuelo, tíos y primos.

Desde niña ha desarrollado una personalidad arrolladora que, para más o menos bien, no deja indiferente a aquellos con los que directamente se relaciona: la familia, su círculo protector y la granja de Santa Catalina. Crece un tanto salvaje y libre, como las llanuras planas y fértiles que la acogen. Sus primos, María y Santi, son sus mejores amigos y quienes la protegen ante los mayores, sobre todo de su madre irlandesa, la dictatorial y aguafiestas Anna. En ellos encuentra a los hermanos y confesores que la comprenden y le hacen crecer.

Corren los años setenta del siglo XX y Sofía, a pesar de las circunstancias políticas, es feliz junto a sus primos en Santa Catalina, el universo creado por  su bisabuelo Héctor. Su tierra, la de los gauchos, es para ella suficiente y necesaria, continente de todo lo que le representa; se siente libre para correr, jugar, montar y convertirse en toda una prima donna de la que toda su familia debe estar pendiente, por mucho que a Anna, su madre, le duela. Para Sofía, los desafíos son estímulos que le ayudan a crecer y a desarrollar una personalidad magnética que atrapa a aquellos que se le acercan lo suficiente.
━La sabiduría. El tiempo nos da la oportunidad de tomar perspectiva y ser objetivos. La sabiduría no siempre trae consigo lo que esperábamos, de lo contrarío la espera no valdría la pena.
Su abuelo irlándes, O'Dwyer, le da este consejo a una Sofía ya adolescente cuando le cuenta que está enamorada de su primo Santi, que su corazón no le dice que sea un hermano, sino su alma gemela, la que ha elegido su corazón para que le acompañe en su recorrido vital. Ser primos hermanos es un impedimento insalvable para la familia, algo que nunca van a aceptar. Traspasar esa linea te deja fuera de su halo protector, de la invencibilidad. Pero ni Sofía ni Santi son conscientes de lo que supone para su familia que se enamoren; ellos viven, construyen y dejan crecer su amor ajenos a las tormentas familiares que puedan venir. Al final, ese amor crece y se desarrolla, se expande y germina, dando lugar a la creación de una nueva vida.

Cuando Sofía se queda embarazada de su primo, sus padres hacen lo que no deben hacer unos progenitores: sacarla de la protección familiar, enviarla a Suiza contra su voluntad y cortar de raíz el amor que ha crecido entre los primos, al tiempo que le sugieren que se deshaga del problema, de su hijo, para que pueda volver al seno familiar limpia de toda mancha. Eso es lo que Anna y Paco le proponen, y otra cosa es lo que Sofía está dispuesta a hacer. En su destierro, su dolor y su locura, lejos de Santi (quien sufre y está inmerso en su propia agonía), se construye otra vida, la que el orgullo le deja. Elige Londres como su nueva ciudad, la tierra prometida donde debe ser capaz de seguir adelante y comenzar de nuevo... 

La decisión de Sofía, después de muchos malentendidos y manipulaciones (cree que Santi le ha olvidado y ha dejado de luchar por su amor), es no volver a Santa Catalina y no perdonar ni a sus padres ni a Santi. Así van pasando los años, consigue reconstruir su vida al lado de David, un productor teatral casi veinte años mayor que ella con el que tiene dos hijas... una vida ideal pero lejos de su tierra, de su querida Pampa, de su familia. Después de veinticuatro años, Sofía recibe una carta en la que se le pide que vuelva: María está muy enferma. Ella entiende que es hora de cerrar temas, de perdonar y ser perdonada, y vuelve a su Argentina... y aquí dejo de contar.

Santa Montefiore nos sumerge en una saga familiar en la que el orgullo, la soledad y el sentido de eternidad de sus miembros hacen que estos se templen a fuego, dejando pasar vidas enteras sin perdonarse y viviendo un tiempo presente medio lleno. Solo cuando son capaces de desprenderse del amor propio, la altivez y la arrogancia encuentran el sentido a sus vidas, consiguiendo cerrar etapas y ciclos vitales que les ayudan a mirar a un futuro más tranquilo y con menos rencor.

A la sombra del ombú es una novela donde también se recorre la historia argentina de los últimos veinticinco años del siglo XX enlazada en la vida de la saga de la familia Solana, cuya crónica y personajes se disfrutan de principio a fin. Ya desde la primera página te sumerges y percibes cada uno de sus sentimientos y su sentido de pertenencia. 



Santa Montefiore nació en Inglaterra en 1970 y creció en una granja en Hampshire. Ha escrito varias  novelas que han sido traducidas a más de veinticinco idiomas y se venden en  todo el mundo, entre ellas las exitosas A la sombra del ombú y La golondrina y el colibrí, publicadas por Umbriel. Vive en Londres con su marido, el historiador Simon Sebag-Montefiore, y sus dos hijos.

miércoles, 22 de abril de 2020

RESEÑA (by MH) ::: ANGEL - Elizabeth Taylor




Título original: Angel
Autora: Elizabeth Taylor 
Editorial: Anagrama
Traducción: Jesús Zulaika
Páginas: 320
Fecha publicación original: 1957
Fecha esta edición: septiembre 2012
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18,90 euros 
Imagen de cubierta: Detalle de Diana y Endimión (Edward Poynter, 1901)
Angelica Deverell, una adolescente mitómana, es la hija de una tendera de clase baja cuya hermana trabaja en la casa de los señores de la zona y ayuda a pagar la educación de Angel (cuyo nombre de pila es el mismo de la hija de estos señores). Angel comienza a escribir novelones gótico-románticos, grandilocuentes, falsos y fascinantes, que la convertirán en una escritora de moda, la harán rica y la convencerán de que ella es una heroína de sus propias novelas... Una historia, llena de ecos y alusiones, de un entramado de relaciones sociales y fascinaciones equívocas en la que la pasión por la literatura, por deleznables que sean sus resultados, acaba arrasando varias vidas.

Contando con Angel, la novela que hoy os traigo, son ya cuatro las ocasiones en las que os he hablado de Elizabeth Taylor en Netherfield, y si no os he traído antes Angel ha sido por lo de siempre: ya conocía la historia por su adaptación cinematográfica, así que he ido posponiendo su lectura. Estoy saldando muchas deudas a este respecto últimamente, y es algo de lo que no puedo dejar de alegrarme porque es un libro magnífico.

La historia comienza en los albores del siglo XX, aunque la única pista que recibimos de pasada es que se está guardando todavía luto por la muerte de la reina Victoria. Angelica "Angel" Deverell es una adolescente de quince años que vive junto a su madre en las habitaciones que están justo arriba del comercio que regentan. Apenas ganan para subsistir, pero Angel es la gran esperanza de su madre y de su tía (que trabaja como criada en la casa señorial de la zona), y entre las dos le pagan su educación en un colegio privado. Angel tiene un altísimo concepto de sí misma, se avergüenza de su posición social y mira por encima del hombro a todo el mundo, incluida su propia madre. Tiene las miras muy altas, está convencida de haber nacido para triunfar y, sin saber absolutamente nada de la vida, sin experiencia vital que pueda respaldar su afán por ser una escritora famosa, comienza a escribir historias románticas de lenguaje emperifollado y escenas absurdas que, sorprendentemente (o no tanto), acaban encontrando un editor. Y así, con apenas 17 años, Angel comienza a ascender peldaños hacia la fortuna y la fama, y aunque la elevadísima opinión que tiene sobre sí misma y su talento es tan extraordinaria como inmerecida, sigue siendo el mismo ser extraño, extravagante, antisocial y solitario que se encerró en su habitación a escribir sus primeras palabras aquel día que decidió que no iría más al colegio y se convertiría en una gran escritora.

Elizabeth Taylor escribió Angel por y para su protagonista, y era una escritora tan brillante y tan valiente que otorgó ese peso a un personaje con el que el lector en ningún momento sería capaz de empatizar, y tiró con esa idea hacia delante. Esta novela no va de ponernos en el lugar de Angel, de comprenderla, de coger cariño a sus peculiaridades o hacer tuyas sus desdichas: va de enfrentar al lector a una protagonista que no quiere que te encariñes con ella, que se empeña todo el libro en mirarte por encima del hombro, y que aun así consigue que le cojas de la mano, no la sueltes desde la primera hasta la última página, y acabes pensando en la gran historia que acabas de leer y en el grandísimo personaje que ella es aunque viva a tres metros de la realidad.

¿Cómo os describo a Angel? Comienza la historia siendo una adolescente con aires de grandeza, creyéndose por encima de todo el mundo, sin hacer absolutamente nada en su casa ni en la tienda de su madre, ganándose la antipatía de todas sus compañera en clase, inventándose historias sobre sí misma para aparentar tener un estatus social que no tiene... pero no penséis ni por un momento que es por falta de estima o porque la pobre está sola y necesita crearse un mundo diferente al gris en el que vive. No, sencilla y llanamente, sin más, se creer superior y le hastía la mediocridad de la gente que le rodea. Es maleducada, extremadamente orgullosa, no tiene ningún sentido del humor, es anormalmente susceptible, tiene una vanidad desmesurada, todo lo adorna para adaptarlo a esa vanidad y resulta en extremo arrogante. Quiere ser constantemente el centro de atención, miente más que habla, reniega de sus orígentes cuando ya es famosa y se considera, sin lugar a dudas, durante toda su vida, la mejor novelista de todos los tiempos. Y ahora me repito, no creáis que el éxito se le sube a la cabeza: no, simplemente nació así. Y no quiere a nadie cerca de ella salvo contadas excepciones. No necesita a la gente.
En cierta ocasión, Theo vio un gran cactus en el escaparate de una floristería. De un tallo espinoso y poco prometedor había brotado una enorme, violenta flor. Tenía un aire solitario e incongruente, como de accidente caprichoso. Y a Theo le recordó a Angel.
Y así, con una protagonista como esta, fascinante de conocer, desafiante, que se pone el mundo por montera y a la que le importa un carajo el lector y lo que opine, Taylor nos adentra en el otro gran tema de la novela, ese otro tema que en otras historias que he leído suyas siempre está presente de alguna u otra manera pero que aquí es reina y señora de principio a fin: la literatura. Pero no la literatura a rasgos generales o a modo de homenaje, sino la literatura como profesión, la escritura como medio de vida, el proceso de escribir, el escritor enfrentado al papel en blanco, lo que un escritor vuelca de sí mismo en su obra, el envío a editoriales, la espera, el rechazo, la aceptación, lo que recibe cuando esa obra ya no es suya y es de los lectores, la capacidad de autocrítica, la inteligencia de saber reconocer hasta donde llega la calidad de su obra, la cualidad de reinventarse, los criterios que sigue una editorial para escoger un libro sobre otro, lo reñidos que suelen estar muchos de los libros más vendidos con la calidad literaria... Mucha tela que cortar para poco más de 300 páginas, ¿verdad? Pues creedme, la Taylor le prueba todos estos trajes a Angel y se convierte en la mejor modista del reino: teje una visión aguda, mordaz, amarga e implacable del mundo literario, y le sale un atuendo de gala.

Y es que la Angel escritora se sustenta en una total inexperiencia: no sabe nada sobre nada, no lee absolutamente nada porque se cree que ya lo sabe todo, y por eso sus libros nacen fruto de su desmesurada ignorancia, de la imaginación más exagerada y absurda y, en consecuencia, están repletos de errores ridículos y nada acordes a la realidad. Su prosa es petulante, pretenciosa, alambicada, vulgar y ridícula... pero cuanto más se ceban con ella los críticos, cuanto más se ríen de ella, cuanto más evidente resulta que ni las correcciones constantes de su editor arreglan sus desaguisados, más vende y más la idolatran sus hordas de lectores. Ella está convencida de que vende tanto porque es una escritora maravillosa, odia a muerte a sus críticos y, teniendo en cuenta que a los veinte años ya es una mina de oro y tiene hasta criados, no le va tan mal. Le apasiona escribir, vive por y para las horas y horas que pasa escribiendo y sus lectores le adoran. ¿Es realmente importante entonces la calidad de lo que escribe?

Y diréis que os he contado todo el libro... pues no os he contado apenas nada. La novela está dividida en seis partes, y en cada una de ellas hay un salto temporal de varios años que nos adentra en una situación personal diferente. Así es como  la acompañamos en los momentos más importantes de su vida, en esas escenas aquí y allá que van componiendo el cuadro final de su existencia. Angel es, por así decirlo, la biografía de Angelica Deverell, la exposición de todos sus claros y sus oscuros, y en esa semblanza que abarca muchos, muchos años, entran y salen de su vida distintas personas (pocas, porque esta Angel que os he pintado no es mujer de muchas personas) que completan un paisaje desolado donde, si se te permite el paso, es porque estás destinado a quedarte lo quieras o no lo quieras a pesar de las consecuencias. El muro de ese castillo interior en el que vive tiene varios agujeros, y todos estos personajes secundarios (de los que no os hablo porque hay que descubrirlos en las páginas) se adentran en él y matizan cada paso que da. Así que no, no creáis que os he contado mucho... solo os he perfilado de refilón una personalidad y una historia fascinantes que se merecen mucho más reconocimiento del que tienen.

Ya lo he dicho muchas veces, no estoy de acuerdo con quienes comparan a Elizabeth Taylor con Barbara Pym. Adoro a Pym, pero compararla con Taylor no tiene sentido alguno, son dos autoras muy diferentes y su forma de abordar la literatura y sus historias no tiene nada que ver. Elizabeth Taylor juega en otra liga con unos instrumentos antagónicos y un embate muy diferente. Angel es, de entre todas las novelas que he leído suyas, la más descarnada, la menos condescendiente y la más arriesgada. Aquí no tienen cabida el costumbrismo, los personajes amables o las situaciones pintorescas. Taylor no suele ser indulgente con sus personajes en general y sus protagonistas en particular, no los protege, y este caso no es diferente. Angel es una novela afilada, rigurosa, escrupulosa e implacable. Y a pesar de todo, o precisamente por eso, es una historia radiante, sugestiva, hermosa... que se permite sus momentos de ternura, que arranca esbozos de sonrisa en los detalles más insospechados y suscita sentimientos de protección y amparo hacia algunos de los personajes. 

Elizabeth Taylor era una escritora magnífica, y a partir de esta amalgama de sensaciones y emociones contradictorias modeló una historia fascinante y muy, muy recomendable.

Os dejo el enlace al tráiler de la adaptación que os comentaba al principio. Una vez leído el libro me he dado cuenta de que en algunas cosas se aleja de la historia original, pero independientemente de eso, si os gusta el cine de época, la disfrutaréis sin duda.  


Elizabeth Taylor (1912-1975) fue una novelista y escritora de relatos británica. Kingsley Amis la describió como “una de las mejores novelistas inglesas nacidas en este siglo”; Antonia Fraser se refirió a ella como “una de las escritoras más injustamente olvidadas del siglo XX” y Hillary Mantel dijo que era “hábil, buena escritora y no se le habían reconocido lo bastante sus méritos”.

Fue brevemente miembro del Partido Comunista y luego apoyó durante toda la vida al Partido Laborista británico. Su primera novela, En casa de la señora Lippincote, se publicó en 1945 y fue finalista del Premio Booker con Mrs. Palfrey at the Claremont. Seguirían once más, entre ellas, La señorita Dashwood (1946), quizá la que muestra más claramente la influencia de Jane Austen en su obra.

Las novelas de Taylor tratan de las situaciones de la vida cotidiana, sobre las que escribe con destreza. Sus agudos pero cariñosos retratos de la vida de la clase media y media-alta inglesa le valieron un fiel seguimiento de lectores con gusto literario, así como leales amigos en el campo de las letras. Fue amiga del novelista Ivy Compton-Burnett y del novelista y crítico Robert Liddell.

Anne Tyler la comparó en una ocasión con Jane Austen, Barbara Pym y Elizabeth Bowen, diciendo que eran las cuatro “hermanas del alma”.

lunes, 20 de abril de 2020

RESEÑA (by MB) ::: SOL MEDIEVAL - Enrico Maria Rende






Título original: Sol medieval 
Autor: Enrico Maria Rende
Editorial: Chamán Ediciones
Páginas: 364
Fecha esta edición: diciembre 2019
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 20 euros
Imagen de la cubierta: María José López Cerro





Reino de León, siglo X. Trovadores y caballeros, abadesas y reyes, romances prohibidos, amistades peligrosas y brujería pueblan una novela que nos muestra la vida, costumbres y creencias de la Europa medieval con todo lujo de detalles, recreando una ambientación histórica fruto de una minuciosa investigación.
 
Los personajes son abordados desde un punto de vista psicológico, resultando excepcional como sentimientos y emociones son explicados desde el sentir de la época y nunca como una extrapolación de la forma actual de entender el mundo.
El autor se deja llevar por una sucesión de hechos concretos cuyo resultado es una historia enorme pero sencilla.
 
Buena parte de las bondades de esta obra radica en la escasa contaminación del autor al no decantarse, a no tomar partido en ninguna dirección, dejando al propio lector la tarea de juzgar a personajes cuyas vidas hace mucho tiempo que culminaron.

━El valiente no es el que no tiene miedo sino el que a pesar de su miedo es capaz de hacer lo que tiene que hacer. El que no tiene miedo no es un valiente sino un inconsciente. El valiente es valiente precisamente por hacer algo que le da miedo hacer; en eso es diferente a los demás, solo en eso. Y tú, mi tesoro, eres diferente.
En un tiempo en que Europa no se conocía como la composición e integración de países actual (España, Italia, Francia, Alemania, etc), sino que su demarcación territorial estaba dividida en multitud de reinos, España (o más bien sus distintos reinos cristianos, como León, Castilla, Navarra...) se encontraba inmersa en pleno periodo de reconquista con los árabes. En los reinos cristianos las luchas de poder, las intrigas y la corrupción eran su día a día.

La historia arranca en León en el año 971, cuando Ansur, hijo adoptivo de Doña Gonza, abadesa del floreciente convento de San Miguel (León), vive privilegiado de atenciones y mimos. Como en todo y en todas las épocas, la envidia y la inquina hacen que un día Ansur deba salir a toda prisa del convento, su casa, para salvar la vida, lanzándose así hacia una magnífica odisea. Junto a Munnio (su amigo), e Isidoro (el guardián), inicia un camino de ida con un retorno incierto por los distintos reinos europeos: de León viajarán a Castilla para después ir a Navarra, llegar a Lyon...
El chambelán acompañó a los invitados al lugar donde el obispo estaba jugando una partida de ajedrez con el mayor de Toulouse, monseñor Hugo. Ambos sentados sobre tronos de roble tallado, apoyado el tablero sobre un alto y estrecho trípode, estaban cerca de la única ventana que iluminaba la amplia cámara, agradeciendo así no solo su luz sino también el aire que, soplando de tanto en tanto, les refrescaba.
Ansur, Munnio e Isidoro recorrerán el Reino de Borgoña junto a otro compañero, Ganelón, un trovador provenzal que se unió a ellos en Castilla y les anima el viaje con sus cantares y sus historias de caballeros y damiselas cortesanas. Ansur tiene sueños premonitorios (forma de adivinación conocida como oniromancia) que le revelan que debe ir más allá de los límites cristianos, cruzar las tierras húngaras y llegar a Transilvania donde, paradójicamente, encontrará sus ansiadas respuestas, pues de alguna manera siente vinculación con aquellas tierras y, sobre todo, con el principe que las domina y las gobierna, Árpád.
El bullicio de gente, compradores y vendedores, animales atados, sueltos y enjaulados, gritos y cantos por doquier, discusiones y regateos, vestidos muy variopintos y de múltiples colores, resultaban un escenario totalmente inverosímil y adelantado a su tiempo para los ojos de quienes venían de la tierra de la piedra y la madera, de la tizona y el santoral.
La odisea de Ansur no solo será el recorrido que le dará la oportunidad de conocer multitud de sitios y lugares diferentes, sino que será todo un viaje hacia las profundidades de su ser y de sus orígenes. Las experiencias vividas le otorgarán el mejor regalo, poder elegir su destino y ser libre, algo que no se estilaba demasiado en unos tiempos en los que el señor era dueño de todo lo que corría, volaba y nadaba en sus tierras, incluidas las personas.
Sin pensarlo  más, comenzó a caminar campo a través, pisando la fría nieve que se resquebrajaba bajo sus pies rompiendo el silencio con ese peculiar instinto, y no mirando atrás.
Desde el ya alejado torreón, una figura imponente y sombría, con las piernas abiertas y los brazos en jarras, los puños sobre la cintura y el mentón bien alto, escudriñaba en la nocturnidad.
Nuestro protagonista crece durante su camino, alimentándose de experiencias que en unos casos son terribles y en otros enriquecedoras, y en las que siempre se encontrará ante la misma disyuntiva: elegir entre el bien y el mal, ser capaz de ver más allá de las apariencias y descubrir que, a pesar de todo, existe gente buena que lo da todo, incluso su vida, reconociendo que la amistad, el honor y la palabra dada tienen un valor superlativo por el que merece la pena luchar.

Sol medieval es un recorrido iniciático alimentado por diferentes personajes (reyes, obispos, abadesas, monjes, trovadores, caballeros, artesanos, mercaderes...) que representan a estamentos medievales de la época en los que la corrupción y la maldad conviven con los distintos cantares de los trovadores, inspirados en amores prohibidos y heroísmo. Enrico Maria Rende ha escrito una novela maravillosa y aleccionadora cuya gran colección de seres reales y ficticios se entreteje con las distintas historias y leyendas, donde el romance, la amistad, la corrupción y el ansia descontrolada de poder son observados desde la perspectiva de un niño arrancado de la protección de su madre y al que no le queda otra que crecer y desarrollarse a pesar de toda la perversidad y la injusticia que le rodean. 

Sol medieval es la historia de este crecimiento.
 



Enrico Maria Rende nació en Nápoles, (Italia) en 1972, pero reside en España desde hace más de treinta años. Es escritor y profesor, experto en Historia Antigua por la Universidad Complutense de Madrid. Desde joven volcó su vocación por el conocimiento del pasado escribiendo paralelamente ficción y ensayo. Su primera novela fue La ley de Turan (Premio de novela Ategua de Colmenar Viejo – 1992). Colaboró con revistas de prestigio nacional y su primer artículo, “El pensamiento chino a través de la arquitectura”, fue portada del Nº193 de Revista de Arqueología (1997). En Phaeton – El mito de la inmortalidad (Premio del Certamen Literario Castro del Río de Córdoba – 2000) funde el respeto por la fidelidad histórica con la fantasía. Poco después, publica El color de la naturaleza (2005), una novela con espíritu ensayístico. En La espiga dorada (2012) experimenta con el proceso inverso, novelando su obra de antropología filosófica El origen de dios – Nueva Teodicea (2012). En La caída de los mitos (2017) aboga por la divulgación científica responsable.