viernes, 27 de diciembre de 2019

RESEÑA (by MB) ::: LA NOCHE DE LEAR Y OTROS CUENTOS NAVIDEÑOS - Andrés González-Barba




Título original: La noche de Lear y otros cuentos navideños
Autor: Andrés González-Barba
Editorial: Alfar
Páginas: 136
Fecha de publicación: octubre 2016
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 12 euros
Imagen de cubierta: fotografía de la II Guerra Mundial en Navidad (Associated Press, 26/12/1940, Londres, Reino Unido)

La Navidad es el denominador común que une a estas diez historias en donde sus protagonistas vivirán una serie de situaciones límite. La noche de Lear y otros cuentos navideñosmuestra desde la desolación de un Londres bombardeado porlaos aviones de la Luftwaffe, en vísperas de la Nochevieja de 1940, hasta la emoción producida por el reencuentro entre un viejo profesor y su alumno predilecto, pasando por los recuerdos y nostalgias que suscita la última proyección en un cine de barrio o por una emotiva fiesta de Nochebuena adelantada a su fecha habitual.



En estos relatos , el lector se encontrará con unos personajes afectados por la soledad, el miedo y algún que otro fantasma del pasado, pero en el fondo de estas narraciones siempre subyace cierto halo de esperanza al que se intentarán agarrar todos ellos, aunque sea de una forma desesperada.

No era lo que se suele decir un nostálgico; sin embargo, no había un solo día en que no se acordase de John W. Sinclair, aquel hombre tan generoso que lo rescató del horror de la guerra y que le ofreció un futuro. (Extracto de "Un encuentro inesperado")
James Sinclair Gordon nos regala estas palabras llenas de agradecimiento y amor por su padre en el décimo y último relato de La noche de Lear y otros cuentos navideños, de Andrés González-Barba. Este personaje tiene la gran suerte de participar en dos milagros navideños y de recibir su luz y la esperanza cuando las circunstancias pronosticaban otra situación.
¿Por qué tenía que cambiar ahora de idea en aquellos meses finales de 1940 en los que los aviones de la Lufwaffe estaban masacrando sin piedad Londres desde el cielo? (Extracto de "La noche de Lear")
Comenzamos el libro con el relato La noche de Lear. Es la Navidad de 1940, y Londres, una ciudad caótica, destruida y destrozada, es una escombrera llena de pilas de edificios derruidos en los que sus habitantes malviven y sobreviven.

John W. Sinclair, director amateur de teatro, prepara para Año Nuevo la representación en un hospicio de El rey Lear. Cada día ve como su ciudad y sus habitantes desaparecen bajo montañas de derribos, desechos y cascotes y, ante una situación tan terrible y estresante, le resulta muy difícil recuperar la cotidianidad y la tranquilidad en su vida diaria: su vida, al igual que su ciudad, se queda vacía. El milagro de la Navidad remueve y consigue sacudir sus recuerdos más enquistados y dolorosos gracias a la Nochebuena que celebra con un desconocido que le devuelve la esperanza en forma de luz e ilusión por la vida. 

Con este relato Andrés González-Barba abre una compilación en la que unos personajes anónimos y sencillos encuentran el sentido a sus vidas, e interrumpen por unos días su soledad y sus miedos gracias a encuentros inesperados o espíritus visitadores que cambian el sentido a su existencia.

Entre los protagonistas de los relatos encontramos a ancianos entrañables como Mario Spinetti, que recibe un regalo inesperado, o Javier, que junto a su esposa nos invita a la última sesión programada en su cine de barrio. Protagonistas cuya única compañía son los recuerdos de una vida pasada, pero que por estas fechas, ya sea por un regalo inesperado o por el reencuentro, la aceptación de sus vidas, la superación de la tristeza y de la soledad, descubren que siguen estando vivos y siguen sintiendo alegría y emoción. 

Otras veces los protagonistas son jóvenes currantes a los que les ha tocado trabajar en Nochebuena y reciben una lotería que no saben si compartir o no; también somos participes de encuentros y Navidades adelantadas en los que la tristeza y la melancolía se transforman en emoción e ilusión:
Jim se durmió aquella noche siendo consciente de que había pasado uno de los mejores momentos de su vida. Soñó con su nuevo coche teledirigido, con el hermoso unicornio blanco y con mil cosas más. (Extracto de "Una Nochebuena adelantada")
Con un lenguaje claro y sencillo, el autor transmite en La noche de Lear y otros cuentos Navideños el verdadero sentido de la Navidad, ese que enterramos cada año entre montañas de comida, regalos y bailes setenteros. 

En estos diez relatos aparecen gentes sencillas invadidas por la soledad y la desesperanza que, por unos días, son los protagonistas de sus vidas. Sienten la emoción y la ilusión que transmiten estas fechas, y en todos ellos se produce una especie de catarsis transformadora que los ilumina y les da sentido.


Feliz Navidad




Andrés González-Barba, (Sevilla, 1974) es periodista y trabaja en el diario ABC de Sevilla. En el terreno literario debutó con su novela Los diarios de Regent Street (2010), en donde revisaba el mito de Sherlock Holmes. Posteriormente ha publicado El sueño de Titania (2014), una narración juvenil dedicada a su hija Sofía, y El último tren de la estación del norte (2015), una historia en la que se combinaba la novela negra, el terror y el thriller. En el 2017 ha publicado su última novela El enigma Murillo coincidiendo con el cuarto centenario del nacimiento del pintor.  
La noche de Lear y otros cuentos navideños supone su primera incursión dentro del mundo de los relatos.

lunes, 23 de diciembre de 2019

RESEÑA (by MH) ::: CARTAS DE PAPÁ NOEL - J. R. R. Tolkien




Título original: Letters from Father Christmas
Autor: J. R. R. Tolkien
Editorial: Minotauro
Traducción: Martin Simonson
Páginas: 192
Fecha publicación original: 1976
Fecha esta edición: noviembre 2019
Encuadernación: cartoné con sobrecubierta
Precio: 17,95 euros
Ilustraciones: J. R. R. Tolkien

Todos los años en el mes de diciembre, los hijos de J.R.R. Tolkien recibían cartas de Papá Noel. El presente libro recoge todos los extraordinarios dibujos y cartas, desde la primera nota para su hijo mayor en 1920 hasta la última y conmovedora correspondencia con su hija en 1943, en una única y maravillosa edición.

En estas cartas, «Papá Noel» relataba maravillosas historias sobre la vida en el Polo Norte:

• Cómo todos los renos se escaparon y esparcieron regalos por todas partes;
• Cómo el Oso Polar, muy dado a provocar accidentes, escaló el Polo Norte y se cayó a través del tejado de Papá Noel, aterrizando en el salón;
• Cómo rompió la luna en cuatro pedazos e hizo que el Hombre de la Luna cayera hasta el patio trasero de su casa;
• ¡Qué ocurrió en las guerras contra el molesto grupo de trasgos que habitaban las cuevas debajo de la casa!
En ocasiones el Oso Polar hacía algún garabato, y a veces Ilbereth, el elfo, escribía algún mensaje con su letra elegante y fluida, añadiendo aún más vida y humor a las historias.

La de años y años que llevaba detrás de este libro... yo quería aquella edición tan preciosa grande y de portada roja descatalogada desde hace años, pero los precios prohibitivos de segunda mano han hecho que no pueda hacerme con el libro hasta esta reciente edición... y sí, ahora mismo estoy muy enamorada de las cartas, de los dibujos, de todo lo que significan y del mismísimo Tolkien en persona si se tercia.

En una introducción inicial se explica el contenido del libro: cada Navidad, desde 1920 hasta 1943, en casa de los Tolkien se recibía puntualmente correo desde el Polo Norte con un remitente muy especial: Papá Noel. John, el primogénito de la prole Tolkien, tenía 3 años cuando llegó la primera carta, breve, concisa y con unas palabras afectuosas. Ese tipo de cartas llegaron durante unos cuantos años más pero, conforme fueron naciendo sus hermanos (Michael, Christopher y Priscilla), las cartas fueron alargándose, introduciendo nuevos personajes, contando aventuras sin fin, anécdotas de la vida en el Polo Norte, desavenencias con otras especies... convirtiendo la recepción y la lectura de estas cartas en todo un acontecimiento. 
 
De este modo entraron en liza el Oso Polar y sus sobrinos, Paksu y Valkotukka; los Hombres de la Nieve y sus hijos, los Niños de la Nieve; el Oso Cavernario; los malvados trasgos que roban regalos y con los que deben entrar en guerra cada pocos cientos de años; los elfos ayudantes... y con ellos las cartas narraban la vida en el Polo Norte, las dificultades para preparar los regalos todos los años, las torpezas bienintencionadas del Oso Polar, cómo tuvo que mudarse Papá Noel a la Casa del Acantilado... Fijaos si los niños Tolkien esperaban con ansias estas cartas cada año que a partir de cierto momento las misivas desde el Polo Norte ya no llegaban solo para Nochebuena, sino que a veces el pobre Papá Noel ya tenía que responder cartas de estos niños desde octubre y debía escribirles varias veces en los últimos meses del año.
 
Leer estas cartas siendo niño, con esa inocencia, con la certeza de que te estás carteando con el mismísimo Papá Noel, me parece simplemente mágico. Pero leer estas cartas en edad adulta, cuando ya conoces la fealdad que impera en el mundo, cuando ese mundo a veces da poco margen para creer en la magia y en las cosas buenas que nacen del corazón, emociona... emociona imaginarse el contexto en el que nacieron estas cartas y la constancia y el cariño con las que perduraron hasta que la última de la prole Tolkien, Priscilla,  cumplió 14 años y se interrumpieron. 
 
Tolkien, el maravilloso Tolkien, otorgó a Papá Noel una caligrafía temblorosa a causa de su avanzada edad; y cuando el Oso Polar empezó a intervenir en las cartas, le concedió una letra más angulosa y grande porque sus gordas y enormes patas no podían escribir de manera más elegante; y cuando Ilbereth, el secretario elfo de Papá Noel, empezó a echarle una mano con la correspondencia, su letra pequeñita-pequeñita resultaba claramente distintiva. Cada habitante del Polo Norte tenía su propia personalidad en esas cartas, todas ellas con letras en rojo y negro, con anotaciones aquí y allá, pequeños dibujos... Me imagino a Tolkien sentado ante su escritorio no solo ideando las aventuras que iba a narrar, sino quién las iba a narrar y, llegado un punto, incluso dibujándolas. Porque sí, al principio solo dibujaba los sellos del Polo Norte que aparecían en los sobres de las cartas, pero a partir de 1925 también empezó a mandarles dibujos que ilustraban lo que les contaba en las cartas, y creedme, algunos de esos dibujos son simplemente maravillosos en su sencillez. No podía evitar sonreír cuando leía en la carta eso de que "solo le había llevado un minuto dibujarlos" y pensaba en el tiempo que realmente debía dedicar a cada unas de esas imágenes. 
 
Estas cartas, que abarcan 24 navidades, son un testimonio fantástico no solo del cariño que había en esta familia, sino de la época en que fueron escritas y la propia carrera como escritor de Tolkien. En lo que respecta a la familia, no solo conocemos a los cuatro hijos del autor, sus gustos, los nombres de sus muñecos... sino que vamos viendo cómo van creciendo y dejan de escribir a Papá Noel aunque Papá Noel siempre se acuerde de ellos en sus cartas y, con respecto a esto, cómo debía llegar un punto que los mayores iban descubriendo quién escribía realmente esas cartas y callaban para que sus hermanos las siguiesen disfrutando. Por las cartas se deduce que ningún hermano jamás estropeó la magia al resto de sus hermanos, y a mí eso emociona, qué queréis que os diga (sí, estoy sensiblera, qué le voy a hacer). También en una de las cartas descubrimos que ya se había publicado El hobbit con un éxito tremendo (libro que mucha gente no sabe que Tolkien también escribió precisamente para sus hijos), y llega un punto en que la inevitable guerra y su miseria también meten la zarpa, aunque Tolkien en ningún momento se muestra condescendiente con su hija Priscilla (única destinataria ya por aquel entonces): no le esconde la realidad de lo mal que está el mundo, de las familias expulsadas de sus casas, de los niños que se han quedado sin hogar, de la falta de recursos, de que hay que compartir lo poco que hay para repartir... pero curiosamente sigue escribiéndole cartas desde el Polo Norte contándole las aventuras de un puñado de personajes fantásticos e irreales. Cruda realidad y magia dentro del mismo sobre.

A mí estas cartas me han transmitido cariño y amor a raudales, valores y buenos sentimientos, fantasía, aventuras, humor, muchísima imaginación... pero a Tolkien también se le escapa cierta nostalgia y melancolía que va en aumento con el transcurrir de los años conforme sus hijos crecen, Europa entra en guerra, etc..., aunque supongo que esas cosas solo las notamos los adultos (afortunadamente).

Lo he dicho arriba: estoy enamorada de este libro, sin más. Idear algo así, crear todo ese mundo y mantenerlo durante más de dos décadas ininiterrumpidamente, solo está al alcance de mentes privilegiadas con un genio infinito y un corazón de oro. Un libro al que recurrir de vez en cuando para releer alguna carta, recordar algún dibujo, volver a reírse con alguna aventura... pero no solo en Navidad, sino en cualquier época del año.





John Ronald Reuel Tolkien nació el 3 de enero en Bloemfontein en el Estado Libre de Orange. A principios de 1895, su madre, agotada por el clima, regresó a Inglaterra con Ronald y su hermano pequeño, Hilary. Tras el fallecimiento de su padre, a causa de unas fiebres reumáticas, él y su familia se establecieron brevemente en Sarehole, cerca de Birmingham. Esta hermosa zona rural causó una honda impresión en el joven Ronald, y sus efectos pueden verse en su escritura y en algunos de sus cuadros.

Mabel falleció en 1904, y los hijos quedaron a cargo del padre Francis Morgan, un sacerdote del Oratorio de Birmingham. En el King Edward’s School, Ronald desarrolló su amor por las lenguas; más adelante inventaría sus propios idiomas. También por esta época conoció a Edith Bratt, con quien se casó en 1916.

Cuando estalló la primera guerra mundial en 1914, Ronald era todavía un estudiante en Oxford. Se graduó al año siguiente, con un sobresaliente en Inglés y poco después fue enrolado como teniente en los Lancashire Fusiliers. En 1916 combatió en la batalla del Somme, pero cayó víctima de la fiebre de las trincheras y fue devuelto a casa como no apto para el servicio.

Tolkien fue uno de los mejores filólogos de su época y gran parte de su vida laboral transcurrió en Oxford, primero como profesor de anglosajón y luego como profesor de lengua inglesa y literatura. Al mismo tiempo, en privado, trabajaba en el gran ciclo de mitos y leyendas que más adelante se publicaría con el título de El Silmarillion. Edith y él tuvieron cuatro hijos, y en parte fue para ellos por lo que escribió el cuento El Hobbit, publicado por Allen & Unwin en 1937. Tuvo tanto éxito que el editor quiso tener en seguida una secuela, pero no fue hasta 1954 que apareció el primer volumen de la obra maestra de Tolkien, El Señor de los Anillos, con un éxito inmediato. Su enorme popularidad sorprendió a Tolkien.

Ronald y Edith Tolkien se mudaron a Bournemouth al llegar a la vejez, pero cuando Edith murió en 1971, Tolkien regresó a Oxford. Ronald Tolkien falleció el 2 de septiembre de 1973, tras una breve enfermedad.

viernes, 20 de diciembre de 2019

RESEÑA (by MH) ::: EL ÚLTIMO CASO - Francisco Marín





Título original: El último caso  
Autor: Francisco Marín
Editorial: Círculo Rojo
Páginas: 298
Fecha de publicación: 2019
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 2,99 euros (kindle) + 10,40 euros (papel) 
Diseño de cubierta: Ángel Lorenzo

Irina es una bella joven de turbio pasado casada con Miguel Tur, un rico empresario ibicenco. La desaparición de Irina y el inesperado desenlace harán que Ballesteros, el prestigioso abogado, y Álex Zarco, el extravagante detective, colaboren de nuevo para tratar de esclarecer lo sucedido. En esta ocasión se adentrarán en el mundo de la prostitución y de la jet set en Ibiza, en una peligrosa investigación en la que Zarco tendrá que emplear todas sus facultades deductivas para resolver el crimen. Una novela policiaca de corte clásico que sigue las huellas de los grandes maestros del suspense.



El año pasado os traje al blog El caso Demichellis, de Francisco Marín, un thriller ambientado en la (como yo la llamo) Ibiza de los ibicencos, la ciudad que respira tranquila cuando se marchan las hordas de turista. El último caso arranca cuatro años después de los sucesos ocurridos en la primera novela pero con los mismos personajes y la misma ambientación en la isla pitius.

Hace unos años, y siendo prostituta, Irina conoció a Miguel Tur, un rico empresario ibicenco veinte años mayor que se enamoró perdidamente de ella y que, tras abandonar a su mujer, la convirtió en su segunda esposa. Por parte de ella hay más cariño y respeto que amor, pero Miguel le da tranquilidad y seguridad y, aunque la familia de él jamás la acepta, viven tranquilamente su vida de casados durante tres años hasta que ella desaparece, y así comienza el libro. Piden un rescate elevado que Miguel puede pagar sin problemas, pero algo sale mal y cuando va a entregar el dinero, es asesinado. Irina aparece viva cerca de donde encuentran el cadáver de su marido... y se convierte en sospechosa o, al menos, en uno de los sospechosos, porque hay mucho donde elegir. ¿Será el culpable un familiar de Miguel, alguien cercano a él que sabía que disponía de ese dinero sin problemas, o alguien relacionado con el pasado de Irina que quiere ajustar cuentas?

Es aquí cuando entran en acción los personajes que conocimos en El caso Demichellis, la anterior entrega: el pintor y escritor Paco Marín, el abogado Raúl Ballesteros y el detective privado Alex Zarco. El primero porque era amigo y vecino del matrimonio formado por Miguel e Irina, el segundo porque es contratado por Irina como su letrado para así poder estar al tanto de toda la investigación oficial y, el tercero, porque es contratado a su vez por Ballesteros para realizar la investigación extraoficial del caso. Y así, moviéndonos por las calles, zonas y terrazas de Ibiza, iremos avanzando en un caso de asesinato en el que la clave de todo es averiguar por qué un hombre que iba a pagar sin pestañear un rescate astronómico acaba muerto. ¿Qué salió mal? ¿Por qué? ¿Qué querían realmente los secuestradores?

El caso Demichellis, el debut literario de Francisco Marín, podría considerarse un thriller judicial en el que el sistema jurídico español no sale bien parado: un hombre es declarado culpable sin pruebas irrefutables que lo condenen y, dada la inoperancia de la justicia, son personas ajenas a ella y de manera privada las que deben resolver el caso y encontrar al auténtico culpable. En El último caso son otros los temas que subyacen bajo la trama del asesinato: la prostitución (voluntaria o involuntaria), el blanqueo de dinero de mafiosos provenientes del este de Europa, la drogadicción, el modo en que se viven las nuevas relaciones sentimentales en la considerada mediana edad, los prejuicios de las familias antes esas relaciones (sobre todo cuando hay mucho dinero de por medio), la desconfianza, los celos, el maltrato... Muchos temas que no sobrecargan la trama ni están metidos con calzador: cada uno ocupa el lugar que le corresponde y las páginas que necesita para hacer avanzar la historia e ir abriendo vías y esclareciendo puntos.

Y es que Francisco Marín despliega un abanico de vertientes y posibilidades entre las que se mueven y esconden las motivaciones y claves del asesinato, y por eso El último caso es una novela difícil de calificar, porque podría considerarse un thriller pero mucho más pausado y sosegado de lo que podría sugerir actualmente el término. Que nadie busque acción a raudales entre estas páginas porque, en lugar de un ritmo febril que no da respiro al lector, el devenir de la historia tiene su propio tempo y un regusto notable a los inicios del género, donde primaban los personajes, las relaciones entre ellos y el constante intercambio y flujo de información que ofrecen las entrevistas, visitas y pateos arriba y abajo por los distintos escenarios dignos de estudio.  Sabéis que yo soy muy de novelas policíacas clásicas, así que comprenderéis que disfruto mucho de esta singular cadencia narrativa. Ojo, que nadie confunda esto con una lectura lenta; más bien al contrario, es muy fluida, las páginas vuelan y los capítulos, muy breves, te dejan siempre con ganas de seguir leyendo para averiguar qué ocurre en el siguiente. El libro se lee en un suspiro.

También tenemos un aspecto metaliterario curioso. Ya de por sí sorprendía encontrar en el primer libro a un personaje que se llamaba igual que el propio autor, y en esta segunda novela encontramos a ese mismo personaje publicando un libro también llamado El caso Demichellis que narra los sucesos acontecidos en el susodicho primer libro. Libros dentro de libros... pero además el autor (el de verdad, no el literario, aunque lo haga con la voz de su alter ego) no deja pasar la ocasión de dar también voz y poner sobre la mesa (y denunciar en cierto modo) algo que creo que le ocurrió a él realmente con la publicación de su primera novela y que no voy a comentar aquí para no estropear el detalle a otros lectores. Por terminar con el aspecto metaliterario de la novela, me ha surgido una duda a raíz de la última frase del libro y del título de la propia novela... no puedo dejar de comentarla porque me ha llamado mucho la atención, pero tampoco puedo decir más al respecto salvo preguntarme ¿están relacionados? ¿Nos quiere decir algo el autor? xD.

El caso Demichellis me gustó pero creo que, objetivamente hablando, El último caso supone un salto cualitativo considerable y para mejor en muchos aspectos. Yo he notado un Francisco Marín mucho más seguro a la hora de plantear la trama, de desarrollarla, de moverse entre los distintos escenarios y de saber dosificar tanto la información como el modo de repartirla a lo largo de toda la novela para que el culpable dé la cara cuando debe darla, no antes. No hay paja, todo lo que está tiene que estar y tiene un fin determinado. Además los personajes son más sólidos, más tangibles incluso, y la evolución que sufren algunos de ellos con respecto a la primera novela les favorece mucho y los hacen yo diría que incluso más interesantes (estoy pensando sobre todo en Zarco: me gusta mucho este Zarco post-suceso del final de la anterior novela). 

En definitiva, ambos libros proponen buenas lecturas, pero El último caso me ha parecido mejor libro que su antecesor, más maduro y más asentado. Se centra en la investigación, la trama avanza de manera enérgica, está muy bien escrita y los personajes, lejos de estancarse con respecto a la anterior historia, crecen y están más cómodos en el lugar que les toca ocupar. En cuanto a lectura ágil, yo lo leí en apenas dos días y trabajo mañana y tarde, por si os sirve el dato :) Sobre la duda que se suele plantear en estos casos, ¿se pueden leer las dos novelas de manera independiente? Como poder, se puede porque son casos autoconclusivos, pero si de mí depende aconsejar, aconsejaría leerlas en orden porque al fin y al cabo son los mismos personajes con un recorrido vital y en El último caso se hace alusión a hechos y personajes que ocurren y aparecen en El caso Demichellis, y obviamente la única manera de entender el conjunto en su justa medida es conociendo todos los pormenores que se cita en ellos. 

No sé si Francisco Marín seguirá con estos personajes o se adentrará en nuevas aventuras literarias pero, sea como sea, yo seguiré acompañándole como lectora.



Francisco Marín González (Castro-Urdiales, Cantabria, 1962). A los nueve años se traslada con su familia a vivir a Benidorm (Alicante), donde transcurrirá toda su juventud. Posteriormente residirá en Valencia, Bellvís (Lleida), San Sebastián y finalmente se afincará en Ibiza, donde vive en la actualidad. Es licenciado en Derecho por la UNED. Estudió tres cursos de Filosofía en la Universidad de Valencia, pero no acabó la carrera. Durante algunos años trabajó como recepcionista de hotel y camarero. Desde 1992 es funcionario de la Administración de Justicia.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

RESEÑA (by MB) ::: UN CADÁVER EN LA MANSIÓN SAINSBURY - A. Fielding




Título original: Murder at The Nook
Autor/a: A. Fielding
Editorial: dÉpoca
Traducción: Rosa Sahuquillo y Susanna González
Prólogo: Juan Mari Barasorda
Páginas: 264 
Fecha publicación original: 1929
Fecha esta edición: diciembre 2019
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,90 euros
Ilustración de cubierta: George Barbier (1924)




 
Los señores Markham alquilan la mansión Sainsbury —también conocida como The Nook— como regalo de bodas para su bella hija Carin, que acaba de contraer matrimonio con Douglas Layng. La casa parece el lugar perfecto para que los jóvenes comiencen su vida en pareja hasta que puedan trasladarse a la nueva residencia que se están construyendo. No obstante, aquel lugar tan idílico deja de serlo durante la mudanza de los nuevos esposos, tras descubrir Douglas el cadáver de una joven bajo el suelo entarimado de la cocina.
 
Dicho cadáver, cuyo rostro está desfigurado por los meses que ha pasado oculto en la vivienda, es identificado por la señora Markham y su hija como el de Ann Gissburn, la joven de peculiar carácter que convivió varios años con ellas tras la muerte de su padre, y que supuestamente se encontraba de vacaciones en el extranjero.
En Un cadáver en la mansión Sainsbury, de A. Fielding, conocemos al inspector jefe Pointer, de Scotland Yard, cuando acude a esa precisa mansión para descubrir el misterio que envuelve el cádaver de una mujer (colocado bajo la tarima de la cocina) que han encontrado los Layng a la vuelta de su luna de miel. Douglas y Carin Layng están acompañados por los señores Markham, padres de Carin, que han alquilado la propiedad mientras los recién casados se construyen la suya propia.

Lo que prometía ser un regreso feliz para el incipiente matrimonio se transforma en una pesadilla. Cuando levantan el cadáver se comprueba que pertenece a una mujer a la que se ha desfigurado el rostro, pero los primeros indicios (el color y su corte de pelo tan particulares, así como el pañuelo con el que ha sido estrangulada) indican que puede tratarse de Ann Gissburn, una joven huérfana que fue acogida por la familia Markham... casualidad que se une a que sea esta misma familia la que ha alquilado la mansión. 

La señora Markham, que ve lo extraordinario de las coincidencias, se pone en guardia ante el inspector, participando e interviniendo en los primeros interrogatorios que se llevan a cabo en la casa. Toda esta situación se complica porque su yerno cree que esa mujer no es Ann Gissburn, y además se descubre que, antes de estar con su actual esposa, estuvo prometido con ella. Así pues, las circuntancias parecen apuntar a Douglas Layng en un primer momento.

El inspector detective Pointer no se queda en las apariencias: entiende que la solución no es tan fácil ni evidente y que debe resolver y clarificar todos los enigmas para llegar a la resolución final, el eje central del misterio. Para ello interroga a los que de alguna manera están relacionados con la mansión Sainsbury: el señor Oakshott, abogado y persona de confianza de la señora Sainsbury (dueña de la casa); la señora Nolan, portera que vive en el sótano y se dedica a cuidar de la mansión; y el pretendiente de Ann Gissburn y amigo de Douglas Layng, Arthur Sainsbury, que además es sobrino de la señora Sainsbury. Conforme todos ellos vayan declarando y vayan apareciendo nuevos datos y personajes relacionados con el caso, la trama se irá complicando.

El anónimo autor (o autora) A. Fielding construye un misterio donde la complejidad de la trama y la sucesión de pistas no son nada evidentes, provocando que el lector, junto al inspector, den giros y vueltas sin parar. Los personajes están tan bien dibujados y las coincidencias son tan asombrosas que estamos ante la situación que a mí más me gusta de las novelas de misterio: cuando todos me parecen culpables. Es en ese punto cuando se disfruta de una novela de este tipo, y es en ese punto cuando se hacen necesarias la inteligencia y sagacidad del detective deductivo y minucioso que ve más allá de lo evidente, no lo que el autor/a quiere que veamos.

Un cadáver en la mansión Sainsbury es una novela escrita durante la Golden Age, y cumple las premisas que ha de tener un misterio de estas características y de esa época, las mismas que impuso The Detection Club. En este caso nada es lo que parece, todos tienen un fondo más profundo y esconden datos reveladores que el lector irá conociendo poco a poco al mismo tiempo que el detective quien, lejos de dar luz, da vueltas con cada uno de ellos. Solo el detective al uso, con ingenio y sagacidad, sabrá tirar del hilo correcto que dará las respuestas a todas las preguntas: ¿quién es esa mujer? ¿quién la ha matado? ¿por qué? ¿qué hace metida debajo del suelo de esa cocina? Preguntas que solo el inspector jefe Pointer sabrá descubrir.

Por último destaco la edición de la novela resaltando, además de las bonitas ilustraciones y de la valiosa y aclaratoria introducción de Juan Mari Barasorda, la preciosa portada, que sin duda te transporta a aquellos años donde el misterio y el glamour iban de la mano, y que la editorial dÉpoca ofrece con cuidado y atención a los detalles.

Una maravillosa novela de misterio.



A. Fielding. Pseudónimo de un escritor/a inglés de la «Golden Age» de la novela de detectives —de quien se desconoce su identidad real—, que obtuvo un enorme éxito con sus novelas policíacas y de misterio. Dedicó una colección al inspector jefe Pointer, de Scotland Yard, que sin duda debe ser mencionado al hablar de la novela procedural de la edad dorada de la novela policíaca. La precisión de su trabajo como detective de policía, su absoluta claridad en las investigaciones y el análisis de las pistas sin trampas ni engaños o coartadas imposibles para el lector, lo convierten en el ejemplo de novelas escritas con seriedad y rigor que serán, sin duda alguna, del gusto del aficionado a la novela policíaca.

lunes, 16 de diciembre de 2019

GANADORES ::: SORTEO CUARTO ANIVERSARIO

¡Buenos días a todos!

No nos extendemos, que todos sabemos a lo que venimos hoy :) Aquí están los SIETE GANADORES del sorteo del CUARTO aniversario de Netherfield. Muchísimas gracias a todos los que os habéis animado a participar y mil gracias también a todos los que nos habéis felicitado. Sois unos soletes :)

Los afortunados ganadores son:


Y el reparto de los regalos queda como sigue:

Rosa Plana -> Cuentos de brujas de escritoras victorianas (VV.AA.)
 LuliE -> Las Brontë fueron a Woolworths (Rachel Ferguson)
Alberto -> Damas asesinas (VV.AA.)
 Mónica -> La escritora vive aquí (Sandra Petrignani)
Clara Rivas -> Una pareja casi perfecta (Emily Eden) 
Carmen CG -> Drácula (Bram Stoker)
Patt -> Cartas de Papá Noel (J.R.R. Tolkien)

¡Enhorabuena a todos!

Tenéis 48 horas para reclamar vuestro premio. Mandadnos un email con vuestra dirección de envío y un teléfono de contacto a lasinquilinasdenetherfield@gmail.com, que en cuanto tengamos vuestros datos ponemos a los elfos a trabajar :)

Y lo dicho, mil gracias a todos por participar y por acompañarnos en nuestro rinconcito netherfieldiano. A por otro año más :)




domingo, 15 de diciembre de 2019

RESEÑA (by MH) ::: LOS CUATRO GRANDES - Agatha Christie




Título original: The Big Four
Autora: Agatha Christie
Editorial: Espasa
Traducción: A. Soler Crespo
Páginas: 256
Fecha de publicación original: 1927
Fecha esta edición: junio 2019
Encuadernación: rústica
Precio: 14,90 euros
Ilustración de cubierta: @Ed
https://inquilinasnetherfield.blogspot.com/p/esta-pagina-la-abro-yo-mh-modo-personal.html
Hércules Poirot se enfrenta con unos criminales fuera de lo común. No son vulgares asesinos ni simples estafadores. Son líderes organizados a escala internacional que mueven los hilos de cuanto sucede en el mundo. Se los conoce como «Los Cuatro Grandes» y el detective tendrá que descubrir su identidad antes de que sea demasiado tarde para la humanidad. La primera misión de la banda consiste en deshacerse de su principal enemigo: precisamente, Hércules Poirot. El célebre detective es la única persona capaz de adelantarse a los planes urdidos por los cuatro villanos para apoderarse del mundo, y por ello se convierte en blanco de un sinfín de estratagemas destinadas a eliminarlo, a lo largo de una lucha a muerte salpicada de episodios tan sorprendentes como apasionantes.

No sabía si me daría tiempo, pero sí... última reseña del año en mi reto de leer a Agatha Christie en orden cronológico de publicación. 2019 ha sido un año bueno, he leído y reseñado seis libros... Que termine 2019 con el peor que he leído nunca de esta autora es lo de menos, ¿no? Porque vaya tela, qué despropósito es Los cuatro grandes.

A ver, esto va de que Poirot (junto al capitán Hastings) se enfrenta a una supermegaorganización criminal llamada Los Cuatro Grandes, formada por un chino (el Número Uno), un americano (el Número Dos), una francesa (el Número Tres) y un inglés llamado el Destructor (el Número Cuatro)... parece el comienzo de un chiste, pero no (bueno, el libro es un chiste, pero no creo que sea la intención). A los tres primeros se enfrentan de un modo u otro cuando toca, pero es el Destructor el que trae por la calle de la amargura a nuestra pareja investigadora porque es un maestro del disfraz y se la cuela veinte veces durante todo el libro (solo le falta disfrazarse de jirafa y que se lo crean). ¿Qué busca esta organización? Gracias a determinados y revolucionarios avances científicos quiere acabar con el orden social e instaurar una anarquía en la que ellos gobiernen de manera dictatorial (ahí es nada... os recuerdo que estamos hablando de un libro de Poirot, no de James Bond). 

Pues la historia, que transcurre nada menos que a lo largo de un año, se narra básicamente de caso aislado en caso aislado sin orden ni concierto, y en estos casos siempre resulta que están Los Cuatro Grandes detrás, archienemigo al que acaban persiguiendo por media Europa. Y así vamos avanzando hacia el final, un camino sembrado de situaciones peligrosísimas e intentos de asesinato en el que las vidas de nuestro Poirot y nuestro Hastings corren peligro cada dos por tres y el lector pasa las páginas ojiplático sin saber muy bien qué está leyendo.

Los Cuatro Grandes no fue escrita ni planteada inicialmente como una novela, y eso es algo que canta por soleares en cuanto abres el libro. Está compuesto por doce relatos publicados por separado que luego unieron como mejor pudieron para conformar... esto. El conjunto queda raro en la estructura, queda raro en el planteamiento temporal, queda raro en el tipo de casos a los que se enfrentan y queda raro en la propia trama, porque ni siquiera parece escrita por Agatha Christie. Poirot está ahí, es él, y Hastings está ahí, es él (genio y figura ambos dos), pero todo lo que les rodea, la organización, el archienemigo ahí presente durante meses y meses, la propia historia de espías, la ambientación épica final (que a ratos huele a otra novela de otro autor publicada anteriormente a esta que no voy a nombrar)... Es como si alguien hubiese escrito un pastiche de los personajes originales pero sin respetar en modo alguno el canon de la serie creada por Agatha Christie. Es que, y siento decirlo, parece una parodia, pero una parodia mala y sin sentido alguno dentro del resto de la serie protagonizada por el personaje. Mí no entender nada.

Encima la linealidad temporal con El asesinato de Roger Ackroyd brilla por su ausencia. En el de Ackroyd encontrábamos a un Poirot que se había retirado y había abandonado Londres para irse a vivir a la campiña, donde ya llevaba un tiempo cuando comieza el libro. Pues aquí en Los Cuatro Grandes nos lo volvemos a encontrar en Londres viviendo en la misma casa de antes como si nunca se hubiese retirado ni se hubiese ido a vivir a otro sitio De hecho está pensando en retirarse en este libro e irse a vivir a Argentina cerca de Hastings (¿podría ser que el relato con el que comienza este libro, porque ya digo que son relatos unificados, se publicase antes de El asesinato de Roger Ackroyd y de ahí la discordancia? Tengo que investigar esto porque de todos modos siguen sin cuadrarme fechas. Dudas existenciales de domingo por la mañana...). Y Hastings es otro que tal baila: vuelve de Argentina para pasar un mes en Londres y se queda un año tan pancho con Poirot... a la mujer que le den (porque hasta que no lleva medio año viviendo en Londres ni se acuerda de que se dejó a su pobre esposa sola en la otra punta del planeta, y porque la incluyen en la trama. ¿He dicho ya que todo es muy raro?).

Si la Christie pretendía que fuese una parodia, le salió mal. Si pretendía que fuese en serio, le salió peor. Si fue ella quien juntó todos los relatos haciendo filigranas y se convenció de que le había quedado un libro divino, tenía un muy mal día. Cuando reseñé Poirot investiga dije que era el peor libro que había leído de la Christie... pues nada, ya tenemos sucesor en el puesto: Los Cuatro Grandes es sin duda el peor libro que he leído de la Christie. Este reto me está sirviendo para humanizar a esta autora y ser consciente de que también podía escribir cosas muy malas. Con la de novelas estupendas que hay para elegir suyas, me sorprende que Espasa se decidiese por esta en su recuperación actual (y desordenada, así que podían escoger el libro que quisieran) de la bibliografía de la Christie.

Si está en vuestra mano decidir, no lo leáis. Con que suframos los que nos enfrentamos a retos utópicos y no nos queda otro remedio, es más que suficiente :)





Agatha Christie (1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary Westmacott.

Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot, que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.