viernes, 31 de diciembre de 2021

RESEÑA (by MH) ::: EL PONCHE DE LOS DESEOS - Michael Ende


 
Título original: Der satanarchäolügenialkohöllische Wunschpunsch
Autor: Michael Ende
Editorial: Anaya
Traducción: Marinella Terzi y Jesús Larriba
Páginas: 224
Fecha publicación original: 1989
Fecha esta edición: marzo 2013
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 9,95 euros
Ilustración de cubierta: Mónica Armiño



Belcebú Sarcasmo y Tirania Vampir se disponen a preparar un ponche "genialcoholorosatanarquiarqueologicavernoso" para celebrar el año nuevo, un tipo de brebaje muy apreciado en los círculos de brujería por su gran poder. Con este ponche, todos los deseos que pidan antes de las doce de la noche se cumplirán pero al revés. Es decir, que si piden que haya paz, habrá guerra. Pero el gato de Sarcasmo y el cuervo de Vampir, que escuchan lo que se está tramando, buscarán una solución al maleficio para que el brujo y la bruja no se salgan con la suya.

Último día del año y con esta reseña pongo también fin a otro de los proyectos conjuntos que he emprendido en este 2021, en este caso junto a Mónica (Serendipia). El proyecto de las Hermanas Fatídicas nació por el gusto de ambas por la literatura con brujas como personajes (ya fuesen principales o secundarias, ya se tratase de brujas de ficción o del término bruja en la no ficción) y por la enorme cantidad de libros pendientes en la estantería que trataban sobre ese tema. Aunque ha sido un reto con libros más o menos fijados todos los meses, diciembre quedó desierto para escoger de manera libre la lectura en cuestión, y yo me decidí por El ponche de los deseos, de Michael Ende, el autor (casi podría ponerlo en mayúsculas) de mi infancia.
 
¿Por qué he dejado esta entrada para el último día del año? Porque la historia que narra El ponche de los deseos transcurre precisamente a partir de las 5 de la tarde de un 31 de diciembre, y me hacía gracia colgar la reseña a esa misma hora de ese mismo día. Curiosamente me he encontrado con dos novelas este año que se ambientaban justamente en el cambio de año y me ha tocado decidir sobre cuál de las dos opinar... la otra era más Netherfield, más lo que podríais esperar de mí, pero El ponche de los deseos también es muy yo porque empecé a ser lectora apasionada gracias a este autor siendo muy, muy pequeña. Resumiendo, no es muy Netherfield, pero sí es muy MH.
 
Al lío. Estamos en las horas previas al cambio de año. ¿Ubicación? Villa Pesadilla. ¿Quién vive ahí? El Consejero Secreto Doctor Profesor Belcebú Sarcasmo, un mago científico. ¿Objetivo en la vida? Llevar a cabo experimentos malosos y dañinos que maten animales y destrocen la naturaleza. ¿Quién es su mentor? Nada menos que aquel con quien comparte nombre pero, a la firma del contrato, Belcebú le impuso que antes de terminar el año tenía que cumplir varias condiciones (exterminar diez especies animales, contaminar cinco ríos, provocar la muerte de diez mil árboles, etc...). ¿Qué ha pasado? Pues que ha llegado el 31 de diciembre y el señor Sarcasmo no ha cumplido ni la mitad de la mitad. ¿A quién le echa la culpa? A un gato que se presentó en su casa por sorpresa y que él sabe que es espía del Consejo de Animales, con lo que no puede actuar con libertad. ¿Consecuencias? Pues muy chungas: si antes de la medianoche no ha cumplido su contrato, será embargado por el enviado del demonio. ¿Tiene salvación? Eso parece cuando se presenta en su casa su tía, Tirania Vampir, bruja multiplicadineros (especialidad nigromántica que permite producir dinero a voluntad) que se trae algo entre manos que puede acabar con el mundo tal y como lo concemos. ¿En manos de quién está entonces la salvación de la humanidad? Pues del gato espía, Maurizio, y un cuervo, también espía, llamado Jacobo Osadía. Saben todo lo que se proponen estos dos malajes, pero solo son un gato y cuervo contra una magia todopoderosa. ¿Conseguirán detener el fin del mundo antes de que suenen las campanadas?

No os voy a negar que volver a leer a Ende me daba mucho respeto, porque a pesar de que La historia interminable, y sobre todo Momo, fueron mis lecturas ininterrumpidas durante mucho, mucho tiempo (cada mes leía uno alternativamente... terminaba uno, empezaba otro, y vuelta a empezar), no me he atrevido a leerlos en edad adulta por temor a que se me caiga el pedestal en que los tengo. Quiero releerlos, lo haré, pero siempre lo dejo para otro momento. Así que me apetecía mucho leer El ponche de los deseos pero dudaba... ¿seguiré conectando con el mundo de Michael Ende ahora que soy vieja pelleja? La respuesta es un sí rotundo. He disfrutado muchísimo de la historia, de esa inteligencia que siempre predomina en sus tramas, de ese humor y ese ingenio que pululaban sin adolecer de exceso ni pecar por defecto, de esos personajes con los que resulta fácil empatizar y que aunque sean malos los asumes y los acompañas y, sobre todo, de esa verdad absoluta sobre los lectores jóvenes que Ende comprendía a la perfección y que muchos otros autores ni entienden ni saben trasladar a sus novelas: un lector joven no es un lector ingenuo ni tonto y hay que tratarlo con el mismo respeto que a un lector adulto. Las novelas de Ende derrochan ese respeto por el público al que van dirigidos, y es algo que se percibía de igual manera hace 30 o 40 años cuando fueron escritas que ahora. Ya quisieran muchas novelas cumplir los años igual de bien que las novelas de este autor alemán.

Por lo demás, no os quiero desvelar sobre la trama mucho más de lo que ya os he revelado en la sinopsis. Tenemos un mago científico y una bruja multiplicadineros, ambos malos malísimos y destructores de todo lo bello de este mundo pero con una cruz sobre la cabeza: deben cumplir lo firmado en sus contratos con los mentores del infierno antes de que suenen las campanadas de fin de año si no quieren pagar las consecuencias. Para ello intentarán realizar un ponche mágico que solo funciona en la noche de San Silvestre. ¿Por qué? Porque es el momento justo intermedio de las doce noches que hay entre Navidad y Reyes, que como todo el mundo sabe es cuando están sueltas todas las fuerzas de las tinieblas. Su preparación llevará unas cuantas horas y sus efectos serán devastadores, pero ahí están nuestros héroes, un gato mimado y sobrealimentado y un cuervo con mucho mundo pero sin plumas, para acabar con sus planes. Como no podía ser menos, entre diálogos ingeniosos, pullas insolentes y dos personajes malvados que no se fían ni un pelo el uno del otro, tenemos valores como la amistad, aceptarse a uno mismo tal y como es y no desfallecer nunca aunque las cosas vengan mal dadas. Los valores y los fines didácticos siempre están presentes en las obras de este autor aunque muchos no les den la importancia que merecen.

Por cierto, si tenéis curiosidad por saber cómo se llama ese ponche, ahí lo lleváis:

Ponche genialcoholorosatanarquiaqueologicavernoso 

Y para que no penséis mucho, que estamos en la última noche del año y cuantos menos esfuerzos, mejor, os digo todas las palabras que incluye:

genial + alcohol + oloroso + satán + anarquía + arqueológico + cavernoso 

En fin, que a mí me ha gustado mucho, lo he leído en dos sentadas, confirmo mi adoración por Michael Ende aunque pasen muchísimos años entre lectura y lectura y me encanta que el broche al reto de las Hermanas Fatídicas sea con un libro como este. Si sois de los que no tenéis reparos en leer literatura infantil o juvenil y os gusta el corte fantástico con un toque de humor, es una lectura muy recomendable.

Y termino dando las gracias a Mónica por su paciencia y comprensión. A partir de agosto he llevado este reto como he podido y ella me ha dado toda la libertad del mundo para no agobiarme en el proceso, así que mil gracias. No descartamos en absoluto volver otro año con un reto brujil como este (a mí desde luego me quedan pendientes en la estantería sobre el tema como para cubrir otros doce meses), pero no será en 2022. 

¡Feliz año a todos! ¡Y cuidado con los ponches que cumplen los deseos al revés!



Michael Ende es uno de los autores de literatura infantil y juvenil más importantes del siglo XX. Nació en Baviera en 1929 y murió en Stuttgart en 1995. Su infancia estuvo marcada por la influencia de su padre, Edgar Ende, reconocido pintor surrealista, y por el círculo de pintores y artistas que frecuentaba su padre. Durante la Segunda Guerra Mundial desertó del ejército nazi. El éxito le llegó con la novela Jim Botón y Lucas el maquinista, pero es conocido sobre todo por sus novelas Momo y La historia interminable. 
 
En la Biblioteca Internacional de la Juventud de Múnich existe un museo dedicado a él desde 1998.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

RESEÑA (by MH) ::: UN ÁRBOL DE NAVIDAD Y UNA BODA - Fiódor Dostoievski


 
Título original: Елка и свадьба
Autor: Fiódor Dostoievski
Editorial: Comanegra
Traducción: Marta Nin
Páginas: 47
Fecha publicación original: 1848
Fecha esta edición: noviembre 2020
Encuadernación: cartoné
Precio: 15 euros 
Ilustración de cubierta e interiores: Oriol Malet




Esto es un cuento de Navidad, pero no es precisamente un cuento de hadas. Dostoyevski no escribía cuentos de hadas, o cuando lo hacía era para transformarlos completamente y ponernos frente a lo peor de nuestro mundo. Esta historia viene cargada de humor y acidez, y también de una violencia soterrada ―violencia de clase y de género― de la cual no nos hemos librado.

El año pasa volando, y hoy os traemos la última entrada correspondiente al proyecto de Reseñas Cruzadas que comenzamos Undine y yo allá por el mes de enero. Es el único libro que no habíamos anunciado con antelación pero las fechas invitaban a que su temática fuese navideña. Con ese propósito escogimos Un árbol de Navidad y una boda, de Fiódor Dostoievski (del que se celebra este año el bicentenario de su nacimiento)... y sí, transcurre en Navidad, pero que la temática sea navideña es bastante más discutible.
 
Haciendo cuentas esta es la segunda ocasión en que Dostoievski visita Netherfield, la primera de ellas este mismo año cuando os hablé de Noches blancas, que no solo comparte año de publicación con Un árbol de Navidad y una boda (1848), sino que ambas vieron la luz en la misma publicación, Anales de la Patria, revista literaria rusa que contaba a menudo con la participación de Dostoievski y que puso fin a su andadura en 1884. En cualquier caso, ambas historias son totalmente diferentes tanto en el tono como en el contenido, y no, tal y como os decía no estamos precisamente ante una historia bonita navideña llena de buenas intenciones y mejores deseos. Más bien lo contrario.
 
Un árbol de Navidad y una boda es un relato muy, muy breve de apenas unas páginas, así que cuesta esbozar su argumento sin desvelar más de la cuenta. Os puedo decir que tenemos un narrador que hace unos días vio una boda (primera frase del relato, no destripo nada), lo que hace que recuerde una víspera de Año Nuevo de unos años atrás. Estaba en una fiesta en la que se sentía cohibido y donde apenas conocía a nadie, e hizo lo que se suele hacer en estos casos: buscar un sitio tranquilo en la que aislarse del mundanal ruido. Y es en este lugar donde fue testigo invisible de una escena bastante incómoda a ojos del lector del siglo XXI que sin embargo era el pan nuestro de cada día en la clase media-alta rusa del XIX. Sus protagonistas son dos niños (chico y chica) y un señor maduro y en extremo desagradable que cree que nadie más está presente en la estancia.

Claro, ahora viene lo peliagudo. No os quiero decir más de lo que ya os he dicho (es que no se debe decir mucho más), ¿pero cómo os hablo entonces de los temas que trata el relato? Porque cualquier cosa que diga destripa lo que ocurre en ese salón. Y me parece importante no desvelar nada porque igual que yo me he sorprendido al leer el relato (no esperaba para nada su contenido), creo que cualquiera que decida leerlo debe acercarse a él en la misma ignorancia argumental.
 
Quien conoce un poco a Dostoieviski y su literatura sabe que el eje sobre el que orbita toda su obra es el de la condición humana y social en todos sus aspectos y aristas, que acomete desde puntos de vista tanto psicológicos como filosóficos y éticos, y el Dostoievski de narración corta trata temas igual de duros e incómodos que el de su narrativa larga. Un árbol de Navidad y una boda es un buen ejemplo de ese espíritu crítico hacia la sociedad de su época y unas costumbres que le repugnaban pero contra las que nada podía hacer, y el propio devenir del relato da buena muestra tanto de la reprobación como de la inevitable resignación. Que los protagonistas de la escena crucial de esta historia sean Yulián Mastákovich (un hombre maduro invitado a la fiesta) y una niña de once años (en cuya casa se celebra dicha fiesta) ya invita a visualizar una imagen perturbadora, inconveniente y embrazosa sea cual sea el contenido de esa escena. La sinopsis editorial es muy vaga (por lo mismo que os digo arriba, hay que serlo si se quiere abrir el libro y sorprenderse con su contenido) pero hace referencia muy acertadamente a una violencia soterrada; así es como se siente el lector al leer lo que ocurre en estas páginas: violento por lo espinoso de lo que en ella se plantea.

Pero es que además de esa niña de once años os decía que también está presente un niño. Este niño es hijo de la institutriz de la familia, y sobre él recae otra dosis de la crítica que Dostoievski vuelca sobre la historia. Más de lo mismo, poco os puedo decir salvo apuntar que los regalos que hay en ese árbol de Navidad del título para los niños presentes en la fiesta apuntan con el dedo a la pobreza moral de la alta sociedad, la diferencia de clases y la discriminación social. La trama, tan breve como contundente, gira en torno a estos dos niños, que tienen el dudoso honor de cargar a sus espaldas con dos de las muchas injusticias sociales e hipocresías morales que de una manera u otra denunciaba su creador.

Pero llegados a este punto (quiero desvelar tan poco que no sé si estoy transmitiendo correctamente lo que quiero decir), debo hacer una aclaración (que os veo ya corriendo asustados en dirección contraria al relato). Os decía arriba que Dostoievski hablaba de todo aquello que le obsesionaba ya fuese en narrativa corta o en narrativa larga, pero en la corta se permitía el capricho de introducir un elemento que en la narrativa larga solía brillar por su ausencia: el humor. No estoy hablando de soltar carcajadas ni de un humor divertido y travieso, sino de un ingenio sutil que aligera en cierto modo la gravedad del asunto que está tratando. Resulta ácido porque realmente es la reacción sarcástica e incrédula hacia algo que le enfada y le indigna, pero al tiempo es tan inteligente y lúcido en el modo de plantearlo que atenúa la mordacidad a base de temperamento y carácter. No es un dramón con patas, para que nos entendamos. Lo que cuenta es embarazoso y delicado, pero lo hace de tal manera y con tanto ingenio que incluso consigue hacerle pasar un mal rato sin complejos a ese personaje sobre el que carga las tintas.

¿Qué podéis esperar entonces de Un árbol de Navidad y una boda? Pues un relato muy ruso en cuanto al genio que gastaban estos señores para contarlo todo en apenas unas páginas. Eran unos maestros de la narración corta y yo no me canso de repetirlo. No esbozaban la historia, la desplegaban en todo su esplendor sin dejar ni una sola arista al descubierto. Pero además podéis esperar a Dostoievski, ni más ni menos, que es como decir que podéis esperar siempre lo más excelso sin importar la lectura que tengáis entre manos. Lo que no debéis esperar es una historia navideña si a tal descripción asociáis una historia bonita y tierna. Los elementos están (tenemos el árbol, tenemos la Nochevieja, tenemos los niños, tenemos los regalos...), pero Dostoievski tenía cosas más importantes que contar que un relato lleno de buenos sentimientos y gran corazón. ¿Recomendable? Sin duda alguna, pero no dejéis que os destripen el meollo de la trama. Y a todo esto os estaréis preguntando a qué viene la boda del título... pues no seré yo quien os saque de dudas.
 
Sé que Undine os hablará mucho más a fondo del autor, del contexto social de la época y de los entresijos de la historia, así que yo por mi parte lo dejo aquí, pero no quiero terminar mi andadura en las Reseñas Cruzadas sin darle las gracias a Undine por permitirme acompañarle estos doce meses en los que hemos corroborado lo que ya sabíamos: que somos gemelas en cuanto a gustos literarios (salvo en uno de los doce libros, que llevo clavado como una espina porque sé que no era su momento) aunque lo contemos todo de manera completamente diferente. Gracias por tu amistad incondicional (muy, muy anterior a nuestras respectivas aventuras blogueras) y perdóname por bajarme del carro... las pilas no me llegan. Te admiro y te respeto muchísimo, ya lo sabes.

Reseña en casa de Undine -> aquí
 
Fiódor Dostoievski (Moscú, 1821 - San Petersburgo, 1881). Novelista ruso. Educado por su padre, un médico de carácter despótico y brutal, encontró protección y cariño en su madre, que murió prematuramente. Al quedar viudo, el padre se entregó al alcohol, y envió finalmente a su hijo a la Escuela de Ingenieros de San Petersburgo, lo que no impidió que el joven Dostoievski se apasionara por la literatura y empezara a desarrollar sus cualidades de escritor. En 1849 fue condenado a muerte por su colaboración con determinados grupos liberales y revolucionarios. Tras largo tiempo en Tver, recibió autorización para regresar a San Petersburgo, donde no encontró a ninguno de sus antiguos amigos, ni eco alguno de su fama. Su obra, aunque escrita en el siglo XIX, refleja también al hombre y la sociedad contemporánea.

lunes, 27 de diciembre de 2021

RESEÑA (by MH) ::: MUERTE EN LAS NUBES - Agatha Christie


 

 
Título original: Death in the Clouds
Autora: Agatha Christie
Editorial: RBA
Traducción: Alberto Coscarelli
Páginas: 200
Fecha de publicación original: 1935
Fecha esta edición: 2010
Encuadernación: cartoné
Precio: descatalogado (disponible de segunda mano)



https://inquilinasnetherfield.blogspot.com/p/esta-pagina-la-abro-yo-mh-modo-personal.html
Desde el asiento número nueve, Poirot está idealmente ubicado para observar a los demás pasajeros del avión. A su derecha se sienta una mujer joven, claramente enamorada del hombre de enfrente. Más adelante, en la butaca número trece, se encuentra una condesa con una pasión por la cocaína mal disimulada. Al otro lado del pasillo, en el asiento ocho, una abeja agresiva molesta a un escritor de novelas de detectives. Sin embargo, Poirot no se da cuenta de que, detrás suyo, en la segunda butaca, se halla el cuerpo sin vida de una mujer.
Hoy vengo con un libro muy poco navideño, pero la semana pasada la salud no me permitió colgar esta reseña y quiero dejar constancia de la lectura de esta novela antes de que acabe el año, así que es lo que toca. Si no pasa nada ya vendrán unas cuantas reseñas más o menos navideñas antes de Reyes (aunque yo ya no prometo nada, visto el año que llevo). El caso es que seguimos con el año 1935, seguimos también con Poirot y con Muerte en las nubes al menos cumplo uno de los retos lectores que me había propuesto este año (va a ser prácticamente el único): leer y reseñar ocho novelas de mi reto de Agatha Christie. 
 
La historia comienza a bordo de un avión que vuela desde Le Bourget (Francia) hacia Croydon (Inglaterra). El avión consta de dos compartimentos, pero a nosotros nos interesa el compartimento posterior, que es donde se va a cometer un asesinato. En esta parte posterior del avión viajan once pasajeros, quienes junto a los dos camareros que se ocupan de servir las comidas, conforman el total de personajes a los que tendremos que prestar atención durante la novela. ¿Qué tipo de personas son? Pues hay de todo, desde una aristócrata que empezó siendo corista a un escritor de novelas policiacas pasando por un dentista, una peluquera, un par de arqueólogos... y un detective belga de nombre Hercule Poirot. En pleno vuelo aparece muerta una señora de mediana edad. ¿El arma? Un dardo envenenado, pero nadie se ha acercado a ella durante el vuelo, así que debe haber sido disparado por una cerbatana. El único problema es que nadie ha visto absolutamente nada, y eso nos lleva a una gran pregunta: ¿cómo se dispara una cerbatana en la cabina de pasajeros de un avión en pleno vuelo y sin que nadie se dé cuenta?
 
Bien lo sabéis, me gustan muchísimo las novelas de misterio clásicas, los cozy mysteries, los detectives clásicos... pero si hay una temática que me gusta dentro de estas historias (aparte de los cozy mysteries navideños, de los que hay un millón en inglés y prácticamente cinco en castellano) es precisamente el asesinato cometido en un medio de transporte en movimiento. Básicamente son como un misterio de habitación cerrada pero multiplicado por dos en dificultad de ejecución y con sus propias limitaciones en cuanto a los personajes que han tenido la oportunidad de cometer el crimen y el espacio-tiempo que hay para llevarlo a cabo (son espacios muy pequeños atestados de gente que funcionan como potenciales testigos y el trayecto tiene una duración temporal muy limitada). Christie tiene de todos: trenes, barcos, convoyes... y aviones. Y ese es el caso de Muerte en las nubes. 
 
Así que tenemos un avión en pleno vuelo en el que se comete un asesinato que nadie parece haber tenido la oportunidad de llevar a cabo, y que por tanto parece que debe haberse realizado a distancia aunque nadie ha visto absolutamente nada. Resulta bastante inexplicable que alguien se haya levandado de su asiento con una cerbatana para lanzar un dardo envenenado y que nadie se haya dado cuenta, ¿no?. Así que, eliminando a la fallecida y, obviamente, a Poirot, tenemos como sospechosos a nueve pasajeros más dos camareros: once personas cuyos movimientos durante el viaje, equipajes, pasados, posibles relaciones con la fallecida y motivaciones para el asesinato serán desglosadas paso a paso, revisadas y actualizadas durante toda la novela. El asesinato se descubre poco antes antes de aterrizar, así que toda la investigación tiene lugar en tierra y, dado que la fallecida era francesa la trama nos hará viajar desde Londres a París en busca de la resolución del caso, y allí en París será donde descubramos cosas muy interesantes sobre la mujer asesinada.
Es usted como todos, me toman por un viejo chocho.
Con esa frase de arriba queda claro que Poirot sigue ofendiéndose cuando la gente no le toma demasiado en serio y ve casos sencillos y fácilmente resolubles donde él ve muchos aspectos a tener en cuenta y muchas circunstancias que deben ser explicadas. Ya lo dice en la novela, que hay cosas más importantes que encontrar al asesino, y aunque sus compañeros de investigación piensen que no hace más que complicarlo todo, ya sabemos sus lectores que las células grises están para lo que están. Con la alta estima en que se tiene a sí mismo y qué incomprendido está el pobre... y encima vuelve a andar solo por el mundo sin un Hastings que le sirva para reírse un poco de aquellos que son inferiores a él de entendederas.
 
Algunas curiosidades. Una es que Poirot hace referencia a Asesinato en el Orient Express en una frase genial que solamente quien haya leído ese libro entenderá (y que por tanto aquí no puedo reproducir porque os reviento su final... pero me encanta encontrar estos guiños). Otra es que vuelven viejos conocidos de novelas anteriores protagonizadas por Poirot, como el inspector Japp, de Scotland Yard (que hace aquí su quinta aparición como personaje), además de una alusión a Giraud, policía francés que apareció en la segunda novela protagonizada por Poirot (Asesinato en el campo de golf) y que es probablemente su mayor archienemigo hasta la fecha en cuestión de métodos detectivescos (Poirot de la vieja escuela y Giraud de la nueva... la rivalidad latente entre los dos personajes era casi una subtrama en aquel libro). La última curiosidad es que la Christie aquí ya hace gala de ese espíritu aventurero y viajero amante de la arqueología que en el momento en que escribió esta novela ya era una constante en su vida. No os puedo decir de qué manera ni cómo por no desvelar más de la cuenta, pero para quienes conocemos la vida de la autora, resulta imposible que pase desapercibido el "regalo" que le hace a uno de los personajes en ese sentido.
 
Y creo que lo dejo aquí. Una vez más apenas digo nada de la investigación, pero es que no debo hacerlo, y tampoco quiero contaros siempre las mismas cosas sobre los personajes principales porque son muchos libros y las dinámicas muy parecidas. Próxima parada ya en 2022: El misterio de la guía de ferrocarriles, quizás una de las novelas más conocidas de la Christie donde volveremos a acompañar a Poirot y nos reencontraremos con Hastings. Deseando releerla.
 
Aprovecho para desearos una felices fiestas llenas de salud, prudencia y buenas lecturas :)



Agatha Christie (1891-1976) es conocida en todo el mundo como la Dama del Crimen. Es la autora más publicada de todos los tiempos, tan solo superada por la Biblia y Shakespeare. Sus libros han vendido más de un billón de copias en inglés y otro billón largo en otros idiomas. Escribió un total de ochenta novelas de misterio y colecciones de relatos breves, diecinueve obras de teatro y seis novelas escritas con el pseudónimo de Mary Westmacott.

Probó suerte con la pluma mientras trabajaba en un hospital durante la primera guerra mundial, y debutó con El misterioso caso de Styles en 1920, cuyo protagonista es el legendario detective Hércules Poirot, que luego aparecería en treinta y tres libros más. Alcanzó la fama con El asesinato de Roger Ackroyd en 1926, y creó a la ingeniosa miss Marple en Muerte en la vicaría, publicado por primera vez en 1930.

martes, 14 de diciembre de 2021

RESEÑA (by MH) ::: BUENOS PRESAGIOS - Neil Gaiman & Terry Pratchett



 
Título original: Good Omens
Autores: Neil Gaiman & Terry Pratchett
Editorial: Minotauro
Traducción: María Ferrer
Prólogos y epílogos: Neil Gaiman & Terry Pratchett
Páginas: 400
Fecha de publicación original: 1990
Fecha esta edición: abril 2019
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 15 euros


Según Las Buenas y Acertadas profecías de Agnes la Chalada Bruja (el único libro fiable de profecías, escrito en 1655, antes de que ella explotara), el fin del mundo tendrá lugar el sábado. El próximo sábado, para ser exactos. Justo antes de la hora de la cena. Los ejércitos del Bien y del Mal se están agrupando, la Atlántida está resurgiendo, llueven sapos y los ánimos  están algo alterados así que... todo parece ajustarte al Plan Divino.

De no ser por un ángel quisquilloso y un demonio buscavidas que han vivido a costa de los mortales desde el comienzo de los tiempos y que no están dispuestos a aceptar tan fácilmente eso del “Fin de la civilización tal y como la conocemos” . Y... ¡vaya por Dios! ¡Parece que alguien ha hecho desaparecer al Anticristo!
 
 
La entrada de hoy va a ser breve, solo quiero dejar constancia de la lectura correspondiente al mes de octubre dentro del reto de Hermanas Fatídicas (y con ella por fin estoy al día con este reto, que ya me vale). En octubre nuestra premisa era escoger un libro que tuviese una bruja como personaje secundario, y dado el libro con el que vengo hoy seguramente os sorprenda saber que mi intención inicial fue leer El coloquio de los perros, de Miguel de Cervantes. Pero lo de siempre este año, leer no era el problema, el problema estaba en reseñarlo después, y qué queréis que os diga, no estoy en el mejor momento para hablar nada menos que sobre Cervantes (es que no sabría ni por donde empezar). Así que me fui a las Antípodas y escogí Buenos presagios, que llevaba tiempo detrás de leer pero las ansias eran todavía mayores desde que salió la adaptación televisiva hace un par de años. Quería ver la miniserie y para eso primero tenía que leer el libro. Las cosas en orden y el chocolate espeso (muy espeso).
 
Os cuento. Crowley es un ángel del infierno siempre armado con unas gafas de sol y a lomos de su Bentley que le ha tomado cariño a la humanidad y está encantado con la vida que se pega. Sí, de vez en cuando hace maldades de esas que van con su personalidad demoníaca (es el creador del IVA, la Santa Inquisición o la ciudad de Manchester...  de esta última perversidad está muy pero que muy orgulloso) pero, por lo demás, vive y deja vivir. Su amistad con Azirafel, un ángel (de los del cielo) librero que es todo lo opuesto a él, sirve como ejemplo de lo cómodo que se siente en su piel del siglo XX (otros siglos no han sido tan divertidos). Cuando deciden tanto los de arriba como los de abajo que ya están hartos de esperar y ha llegado la hora del Apocalipsis, ninguno de los dos se lo toma demasiado bien. ¿No podrían dejar las cosas como están? Pues no. Así que toca buscarle familia al bebé Anticristo, y nada mejor que dejarlo en manos de monjas satánicas... o nada peor, porque esa noche hay mucho bebé recién nacido y parece que se hacen todos un poco de lío y no se sabe muy bien donde acaba este niño... Ya verás cuando se enteren de que Crowley ha perdido al Adversario, Destructor de Reyes, Ángel del Pozo sin Fondo, Gran Bestia a la que llaman Dagón, Príncipe de Este Mundo, Padre de las Mentiras, Vástago de Satán y Señor de las Tinieblas. Pero hasta ese momento aún tienen que pasar once años, tiempo en que el Anticristo se cría como todo hijo de vecino. O no.

El libro se puede dividir tranquilamente en tres partes, siendo la primera y la tercera las mejores tanto en intensidad como en entretenimiento puro y duro. A la del medio le pasa un poco lo que a las mejores sagas, que está ahí porque tiene que estar pero que no es lo mismo porque no es igual. Y claro, tampoco se ve beneficiada por el comienzo de la historia, potente y genial a partes iguales, en el que Crowley y Azirafel juntos son como el té a las cinco y un scone con clotted cream: gloria bendita (con permiso de Crowley). El lector (o yo, sin más, tampoco voy a generalizar) sufre cuando este particular dúo que funciona como un reloj se hace a un lado para dar entrada a los demás personajes que van a formar parte de esta travesía, pero en el último tercio todo vuelve a su sitio. Y tened en cuenta que en esta historia la clave está en la inefabilidad. Lo que es inefable no se puede explicar con palabras, y lo que no se puede explicar no se explica. Punto. Así funcionan las cosas... si lo sabrán bien Azirafel y Crowley, enemigos durante más de seis mil años (y amigos también durante buena parte de ese tiempo a escondidas de sus jefes).
 
¿Qué más tenemos? Pues muchas reflexiones sobre la humanidad, sus defectos y su virtudes, el uso que hacemos del libre albedrío, que el destino no está escrito, que son nuestras decisiones las que importan y no lo que se espera de nosotros... que la humanidad tiene un don magnífico para la imaginación y lo usa para hacer sus vidas más miserables todavía de lo que ya son. Que somos autodestructivos pero hay que querernos si o sí, porque si quisiéramos podríamos hacer cosas maravillosas... si quisiéramos. Porque el ser humano es tan bueno odiando como queriendo, y esta novela defiende esa imperfección tan... inefable. ¿Cómo se puede detener el Apocalipsis? Con algo tan arquetípico como real: trabajando en equipo, anteponiendo los intereseses colectivos a los individuales e intentando que nuestro lado bueno supere al malo, aunque solo sea durante un ratito. Teniendo confianza en nosotros mismos, buscando el bien común y dejándose de tonterías.
El Infierno no era ningún gran depósito de mal, no más de lo que, según Crowley, el Cielo era una fuente de bien; eran sólo bandos en una gran partida de ajedrez. Y era en la mente humana donde se hallaba el intríngulis de la cuestión, la auténtica fuente de la bondad verdadera y de la verdadera maldad de infarto.
No voy a entrar mucho más en la historia porque hay que leerlo sin saber demasiado, sin saber qué personajes van a aparecer ni cómo introducen todo el tema bíblico en la trama (porque a ver, estamos ante el Armagedón en pleno siglo XX, así que tiene que haber personajes bíblicos, profecías, catástrofes, símbolos... en un mundo moderno, y no hay nada como renovarse o morir, ya pertenezcas al cielo o al infierno). Fantasía, brujas, ángeles, demonios, Satán, cazabrujas, médiums, pandillas de niños al más puro estilo King, monjas satánicas, perros del infierno que son una monada... y esos que no deben ser nombrados (quien quiera saber, que lea el libro). Y todo esto con mucho humor y mucha inteligencia pero también muy en serio. Pero con mucho humor y mucha inteligencia. Pero también muy en serio. Pero con mucho humor y mucha inteligencia. Pero... 
 
En cuanto a tema brujas, que es la razón por la que os estoy hablando del libro, os puedo decir que hay dos: una a la que solo se nombra (pero que es la que mola y la que maneja el cotarro) y otra que es descendiente suya pero que básicamente se dedica a desentrañar lo que quiso decir en su día su antecesora (que profetizar, profetizaba mucho, pero no decía las cosas demasiado claras). La primera es Agnes la Chalada, autora del libro Las Buenas y Acertadas Profecías de Agnes la Chalada, que incluye nada menos que cuatro mil profecías a cada cual más peregrina (¡pero todas verdaderas!); la segunda es Anatema Device (el nombre es un puntazo, no me digáis que no). Brujas como personajes secundarios, que es de lo que se trata, pero con mucha personalidad, que se agradece.
 
Por cierto, aunque conocía esta novela desde hace mucho tiempo, realmente no fui consciente de que está considerada de culto hasta que la abrí y empecé a leer a los propios autores hablando de lo que ha sido este libro (reconocen sin tapujos que les ha hecho millonarios) desde su publicación y las locuras que han hecho muchos de sus fanáticos (las anécdotas de Gaiman sobre el estado de muchos de los ejemplares que les presentan en las firmas de libros no tienen desperdicio). Entiendo perfectamente por qué y además se mantiene fresco como una lechuga. Han pasado treinta años desde su publicación y nadie lo diría leyéndolo.
 
Y una teoría tonta al azar. Muchos lectores de Buenos presagios dicen que distinguen a la perfección las partes escritas por Gaiman y las partes escritas por Pratchett. En los apéndices que incluye la edición ellos mismos dejan caer qué personajes son de uno o de otro, o quien tuvo más peso en la primera mitad del libro o en la segunda... pero a mí me da que cada cual atribuye sus partes preferidas en el libro a su autor favorito de entre los dos :)) Yo tiro más para Gaiman que para Pratchett (he leído más a Gaiman, también es verdad) y en mi cabeza mis partes favoritas son de Gaiman (porque sí). Me niego a pensar que soy la única que hace esto por mucho que todo el mundo presuma de distinguir a la perfección a los dos autores, así que me reafirmo en mi teoría (y me quedo tan ancha).

Termino con el tráiler de la adaptación televisiva que os comentaba al principio. He leído todo el libro imaginándome a David Tennant como Crowley y a Michael Sheen como Azirafel. No sé si esto es bueno o malo pero a priori me pegan muchísimo y voy a intentar que la miniserie caiga estas navidades. Ya he visto algunas cosas en el tráiler que se alejan del libro, pero qué más da... me voy a poner en mood festivo y voy a dejar a un lado mi vena tiquis, que el guión es del propio Gaiman y él sabe lo que hace. 
 





 

 

Terry Pratchett (1948-2015) es un superventas a nivel mundial y el autor de más de 30 libros y creador de Mundo Disco, la saga que ha cosechado un éxito sin precedentes dentro de la literatura juvenil.

 

 

 

 

Neil Gaiman (1960) ha alcanzado la fama como autor de libros, novelas gráficas, relatos cortos y películas para públicos de todas las edades. 

Entre sus títulos más notables se hallan The Sandman, el innovador cómic que alcanzó el primer puesto en la lista de los libros más vendidos de The New York Times, y que fue merecedor de nueve Premios Eisner y del World Fantasy Award en la categoría de Mejor historia corta; El libro del cementerio, primera obra en ganar a un tiempo la medalla Newberry y la medalla Carnegie; American Gods, que en breve será adaptada a la pequeña pantalla en Estados Unidos; y El océano al final del camino, que en 2013 ganó el National Book Award al Libro del Año en Gran Bretaña. 

La adaptación cinematográfica de Cómo hablar con chicas en fiestas, dirigida por John Cameron Mitchell, llegará a los cines en 2017. 

Nacido en Gran Bretaña, Neil reside actualmente en EE. UU. con su esposa, la escritora y vocalista Amanda Palmer, y junto al hijo que tienen en común, Anthony.