jueves, 28 de noviembre de 2024

RESEÑA (by MH) ::: MANUAL DEL CORTEJO E INSTRUCCIÓN DE CORTEJANTES



 

 
Título original: Manual del cortejo e instrucción de cortejantes
Autor: Anónimo
Editorial: Maxtor
Páginas: 56
Fecha publicación original: 1839
Fecha esta edición: julio 2005
Encuadernación: rústica con solapas (edición facsímil)
Precio: 5 euros
 

 

Mi queridísima Nitocris (de Un Libro en un Tris, por si hay algún despistado en la sala y todavía no conoce su estupendástico blog) me regaló esta cosa tan bonita hace un par de años, así que no puedo dejar pasar la ocasión de enseñarla y hablar de ella en la premisa que más me cuesta cumplir de mi propio reto: la de los clásicos escritos originalmente en español.
Manual del cortejo e instrucción de cortejantes es una curiosidad que se lee en un suspiro y que da buena muestra de lo que se publicaba hace casi doscientos años en España. Tal y como especifico en los datos técnicos del ejemplar, esta edición es un facsímil. ¿Qué es un facsímil? Pues supongo que todos lo sabéis, pero por si alguien no se ha cruzado nunca con este tipo de libros, es una perfecta imitación o reproducción ya sea de un escrito, una firma, un dibujo... En este caso tenemos la reproducción de un pequeño librito publicado en 1839 e impreso por Antonio Yenes, de quien se dice en la Biblioteca Nacional de España que "destacó por la publicación de obras literarias de autores de su tiempo, que complementó con otras del gusto de la nueva burguesía, en las que se analizan, en tono humorístico, comportamientos sociales de la época". Y sobre esto último, sobre el análisis en tono de humor de un comportamiento social tan del siglo XIX como el cortejo, trata la obra que hoy os traigo.

De hecho, mirad qué entradilla tiene la edición:
 
Leyendo el título ríes?
Anímate, lee mas
y acaso no te reirás.
 
La mejor manera de conocer la estrictas reglas del cortejo en el siglo XIX es leyendo clásicos escritos de manera coetánea a la época, porque aunque muchas obras contemporáneas ambientadas en esos años intentan ajustarse y ser fieles a ellos históricamente hablando, otras muchas se toman montones (MONTONES) de licencias. No voy a entrar en este tema, que da para hablar largo y tendido, pero el caso es que, como en otras muchas cosas, para aprender de manera fidedigna sobre algo hay que irse a los documentos de la época, ya sean o no de ficción. 
 
Si soy sincera, estoy mucho más familiarizada con el cortejo en la Inglaterra victoriana o de Regencia de lo que lo estoy con el cortejo en la España del siglo XIX, porque leyendo este manual me he dado cuenta que tienen muchas cosas en común (obviamente), pero también difieren en muchas otras. Y sí, sé que este manual está escrito con mucha sorna y mucha guasa, pero aun así se nota muchísimo la diferencia entre la rigidez y la rectitud inglesas y el talante bastante más relajado, atrevido, sensual y flexible español. De hecho se le da al cortejo la importancia justa y necesaria: si acaba en matrimonio,  bien, y si no, pues también, que no será por peces en el mar y mujeres que cortejar.
 
No me voy a extender mucho porque este librillo tiene unas cincuenta páginas incluyendo ilustraciones y un tamaño inferior al de mi mano, así que no tengo intención alguna de extenderme más que el propio e ingeniosos autor (fuese quien fuese, que no lo sabemos). En todo caso, la única manera de contaros un poco el contenido es resumiros brevemente cada uno de los apartados que incluye.

Comienza este librillo con una introducción de dicho autor donde explica el objetivo de su obra, diferencia el cortejo del amor, nos avisa de que escribirá tanto en prosa como en verso (que, por cierto, es español de mediados del siglo XIX y, por tanto, varía en gramática y ortografía con respecto al nuestro; así lo voy a transcribir aquí yo, por si veis cosas que hoy en día son consideradas faltas ortográficas), nos informa de que esto del cortejo no es algo permanente (y si el éxito se ve contra las cuerdas vale eso de a otra cosa mariposa sin pudor alguno) y nos ilumina sobre qué hace falta para cortejar de manera auténtica y genuina:
 
Oh! para esto solo se requiere ocasion, gusto y dinero. La primera se busca, el segundo se adquiere, y el tercero luce mas cuando se economiza. Todo ello se hace con facilidad prodigiosa cuando se siguen las regla del arte, y hé aquí lo que me ha determinado á tratar magistralmente este punto.

Y a partir de aquí ya tenemos las lecciones del manual propiamente dichas, que se dividen del modo siguiente:

 

I. ¿QUÉ ES CORTEJO?

Nuestro autor lo equipara a otros muchos términos (galanteo, chischiveo, obsequio, mutua correspondencia, trato amoroso, etc...) y procede a describirlos todos; más tarde nos puntualiza que el cortejo es todo práctica y cero teoría, sin abstracciones y con actos bien visibles; y acaba dando él su propia definición, lo que para él significa realmente todo este batiburrillo de cosas, y además se enorgullece de que, sea bueno o malo, es una descripción nacida en su Madrid y tiene poco que envidiar a las demás. ¿La comparto con vosotros? Venga, va, aquí la tenéis (la rima está un poco a por uvas, pero bueno... xD).

 

Es el cortejo un hombre apasionado
brazero de la dama en el paseo,
en sus bailes pareja sempiterna, 
en su tertulia, carga de un asiento,
en todos sus caprichos un criado;
acecha sus menores movimientos,
llora si llora, rie si se rie,
no tiene voluntad ni entendimiento,
sino que con su dama quiere y piensa.
Docil cual cera es, leal cual perro,
mudo con todas, hablador con ella:
un capricho fundó tal cautiverio,
y dura, y martiriza hasta que cesa,
á la presencia de un capricho nuevo.


II. ¿CUÁL ES SU ORIGEN?

Aquí el autor nos dice que no esperes que se ponga a buscar en los anales de la historia donde nació el cortejo, que eso es inherente al hombre, pero que cree que nació entre los árabes y fuimos los españoles quienes pulimos el tema, y que si quieres origen, que lo busques en la mujer española, que para eso la península es el país geográfico de los cortejos (y luego ya se pone a tirar por tierra a francesas, italianas y alemanas, diciendo que esas de cortejos no tienen ni idea). En fin, que no es mi misión esbozar aquí todo el capítulo, pero tenemos un despliegue de todo aquello que inició tales lances: la mujer que quería ser idolatrada, el hombre que quería idolatrar, deidades por aquí, deidades por allá... y que todo eso ha perdido seriedad y ha derivado en el cortejo juguetón que impera en la época... y vamos, que ha degenerado un poco, pero que les quiten lo bailao.


III. ¿CUÁL ES SU FIN?

Pues en este tema el autor lo tiene complicado, porque ni todos los hombres cortejan a sus damas con un mismo propósito, ni todos usan los mismos medios ni todo lo que se hace llamar cortejo lo es, así que se decide por hacer una clasificación que va desde los que cortejan porque no saben hacer otra cosa, los que lo hacen por vanidad, los que lo encuentran útil por la razón que sea, los que buscan méritos... o, y estos son los que el autor considera auténticos cortejantes, los que lo hacen simplemente por gusto, tienen buena fe y realmente aspiran a marido: si tienen éxito y se casan, bien; si encuentra un objeto de cortejo que les guste más, pues a por ello sin muchas lagrimas ni pesares. Todo esto explicado mucho más largo, claro, pero ya me estoy extendiendo demasiado.

IV. ¿CUÁLES SON LAS LEYES DEL CORTEJO?

Pues sí, hasta el cortejo necesita leyes que faciliten y aseguren el tránsito por camino tan desconocido. No son muy complicadas: averiguar qué le gusta a tu dama y no contradecirla nunca en nada; no mirar/hablar/pensar en ninguna otra mujer si no es para echar pestes de ella (porque como la alabes, tres velas negras te llevas de equipaje); ir siempre a la vera de tu dama, y donde ella no vaya, tú tampoco vas; y bueno, en fin... perogrulladas varias que hay que contextualizar, que de esto hace doscientos años. No saltéis a la yugular, que además os recuerdo que todo esto estaba escrito a modo de sátira y riéndose de las convenciones sociales de la época.


V. PELIGROS DEL CORTEJO

Aquí básicamente se advierte al lector de que el cortejo puede salir muy bien pero también muy mal, y que, por tanto, puede ser peligroso para algunos cortejantes. Que el cortejo debe ser amable y tranquilito, nada de romanticismos ni cosas de esas que llevan a duelos y pistolas, y también se destruyen reputaciones, así que más vale saber lo que se hace. Pero vamos, que parece que el mayor peligro de todos es que el cortejante pierda un tiempo precioso en una cortejada que le sale rana. Peligrosísimo, vaya. Pobrecillo.

 

VI. DESDE CORTEJO A MARIDO (Paso natural)

Y entonces llegamos al quid de la cuestión, porque ¿para qué sirve el dichoso cortejo? Pues para pavimentar ese aterrador camino que lleva hacia el matrimonio. Y al parecer la primera regla del cortejante es no fiarse de aquella que se enamora del primero que le dice hola, porque esa va muy encendida por la vida. No, hay que ir paso a paso, con buena letra... y lo mismo, con suerte, acabas casado. 

 

VII. DESDE MARIDO A CORTEJO (Paso retrógrado)

Termina el anónimo autor de este insigne tratado del galanteo diciendo que, una vez te has casado, de vez en cuando tienes que darle una alegría a tu mujercita y volver a los dulces, obsequiosos e ilusionantes días del cortejo si quieres conservarla y ser feliz con ella...  y que esto también va por las mujeres con respecto a sus maridos, que hay que cuidarlos y muchas cambian sus dulzores por amargores en cuanto se casan, aunque aquí mete un poco el rabo entre las piernas y no se atreve a adentrarse mucho por si sale escaldado.

***

En fin, que con esto y un bizcocho, dejo aquí este tocho. Como digo al principio, es una curiosidad divertida y muy guasona sobre algo que era de suma importancia en el siglo XIX en el círculo de determinadas clases sociales, pero que según el país de origen tenía sus propias reglas y sus propias salvedades. Está claro que el cortejo español daba para mucha chanza y mucho palique, y las instrucciones, consejos y diretes del autor dan buena muestra de ello.
 
 
Entre el práctico y el teórico
gran diferencia verá:
hace el práctico y no sabe,
sabe el teórico y no hará.
No pienses que yo cortejo
porque enseñe á cortejar,
que hay geógrafo que en el mapa
todo el orbe correrá,
y no hizo viage alguno
ni por tierra ni por mar.
Leéme y acuérdate
de la piedras de afilar;
que hace cortar al cuchillo
y ella no puede cortar.

 



martes, 26 de noviembre de 2024

RESEÑA (by MH) ::: CUENTOS DE AMOR Y MUERTE - Daria Pietrzak


 
 
Título original: Cuentos de amor y muerte
Autora: Daria Pietrzak
Editorial: Dilatando mentes
Prólogo: Luis Jesús Zapico
Páginas: 218
Fecha de publicación: junio 2024
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,95 euros
Diseño de cubierta: Raúl Ruiz

Entra, no tengas miedo. Puedo sentir tu curiosidad. Has venido a divertirte. Has venido a llorar y a sufrir. Has venido a amar y, tal vez, morir. Entra, déjate llevar. Muéstrame los secretos que guardas en tu interior. Contémplalos bajo la luz de los focos y, esta vez, deja que ellos te devuelvan la mirada. Entra, ya es tarde para volver atrás. Las sombras crecen, las luces se apagan y los primeros compases de la música resuenan en la sala. Toma asiento y abre bien los ojos. No estás solo en esta oscuridad. Comienza una función que no podrás olvidar.
 


He reducido tanto la cantidad de mis reseñas por aquí que apenas os hablo de un veinte por ciento de las lecturas que realizo al año, y casi siempre son para cumplir retos literarios. Es decir, que apenas os hablo de otra cosa que no sean unos cuantos clásicos escogidos. De lo demás (contemporánea, fantasía, thriller/novela negra, histórica, no ficción, terror, etc...) nada de nada: para vosotros es como si no existiera, pero existe. Vaya que sí.  En cualquier caso, hoy quiero traeros a Daria Pietrzak, a quien seguro que conocéis por algunas de sus novelas (El morador, La música del pantano o Inanición), pero de quien yo os traigo su última publicación, un libro de relatos titulado Cuentos de amor y muerte.

Sé que no todos los lectores son afines a los relatos o cuentos, que se les queda la historia a medias, que piensan que les falta chicha, que cuando ya están comprometidos con lo que está pasando se acaba, que terminan con la sensación de que necesitan más, saber más, para que esa historia cale y les haga experimentar ciertas sensaciones y emociones que les son esquivas ante la escasez de páginas... Mil razones. Yo, como lectora habitual de este tipo de literatura, y aun entendiendo que el placer de la lectura es muy personal y que cada historia nace como una por parte del escritor y se convierte en miles cuando llega a manos de los lectores, creo que la narración corta otorga una libertad al autor a la hora de escribir y escoger temas que no solo da una idea de su versatilidad, sino que le permite experimentar de una manera que la narración larga no facilita, y ahí esta la gracia y la sorpresa que esconden muchas de estas historias.

Hablando de Cuentos de amor y muerte, ocho son las narraciones que incluye la edición, algunas tan cortas como para ocupar dos páginas y otras que rozan las treinta. Algunas se cuecen a fuego lento y la autora hace magia al conseguir en muy pocas páginas lo que a muchos les lleva cientos de ellas conseguir, y otras son como un suspiro que te invita a leerlas un par de veces para absorber lo efímero de su existencia. No debo daros muchos datos sobre ellos porque a los relatos hay que acercarse siempre sabiendo lo menos posible, así que os los voy a nombrar pero me voy a limitar a una frase, como mucho dos... un par de pinceladas, sin más.


Dedicatoria: Bailando sobre cenizas. Una niña. Un niño. Un deseo. Una promesa.

Piso compartido. Una joven que se ha quedado sola y no sabe estar sola. Un piso donde parece que está sola, pero no lo está.

El hombre ahogado. Un hombre bajo la lluvia que observa el interior de una casa de luto. Una explicación que nos llevará al principio de todo, el fin de todo.

La cosecha. Un granjero arruinado que se ha pasado la vida solo rodeado de miseria. Un terreno estéril y putrefacto que de repente da vida.

La carretera. Un hombre cruza cada día una carretera solitaria. El mundo que conocemos reducido a estática. La humanidad, perdida en esa sintonía.

Las cosas que no sabemos el uno del otro. Un hombre y una mujer sentados ante la mesa del comedor. Las circunstancias, mortales. Los secretos también.

Supervivientes. Un mundo postapocalíptico que ha obligado a la humanidad a vivir bajo tierra. Sobreviven de dos en dos. Bajo ningún concepto te separes del otro.

Una historia de amor (y algunas muertes). Un nacimiento extraordinario, un bebé rechazado, una familia maldita... la Muerte observando, enamorándose.


Ahora que me leo me ha quedado todo un poco críptico, pero es que no quiero entrar en más explicaciones. Así se va a quedar, tendrá que bastar.

Os decía arriba que muchos lectores se quedan a medias con los cuentos o relatos, que dada la concisión o la parquedad no acaban de entender lo que el autor quería decir en ellos, y en este libro me he encontrado con algo que muy pocos libros de cuentos incluyen y que ha resultado una sorpresa fantástica: una explicación de la autora a esos cuentos, a sus orígenes, a su inspiración para escribirlos y al verdadero significado que esconden. Y esta ventana, el privilegio que nos otorga Daria Pietrzak de poder adentrarnos en las (sus) bambalinas como autora, es una gozada, porque tú como lector proyectas sobre la lectura tus experiencias y sentimientos, tu comprensión sobre lo que estás leyendo y tu interpretación de lo que ocurre en esas páginas, y todo eso puede coincidir con lo que su autora tiene en mente o no. No voy a comentaros nada sobre esto porque el orden es el que es: primero hay que leer los cuentos, vivirlos y sentirlos como propios, y luego conocer lo que Pietrzak tenía en la cabeza a la hora de escribirlos, pero, por poneros un ejemplo, y sin entrar en detalles porque no puedo, uno de los cuentos que a mí me ha parecido más macabro habla de algo tan bonito (a priori, claro) como la familia, que cada uno la encuentra como puede, donde puede y cuando puede con los elementos que le vienen dados y las circunstancias que lo posibilitan... y a mí me ha parecido muy perturbador y me ha dado mucha grima, la verdad (cosa que me encanta, todo sea dicho. Me ha parecido uno de los mejores cuentos del libro).

¿Qué podemos encontrar entonces en estos cuentos? Pues el título es bien claro: amor (no siempre bien entendido, no siempre bien recibido, no siempre bien canalizado) y muerte (representada, sobrevenida, de esa de la que se vuelve convertido en algo o de esa que se busca por mil y una razones... o por ninguna en absoluto). Ocho maneras diferentes de afrontar los dos pilares sobre los que se asienta el ser humano y la razón para tomar tantas y tantas decisiones que no solo nos definen, sino que determinan cualquier paso que damos en la vida. Ocho maneras de describir el modo en que ambas cosas pueden entrelazarse, como el amor puede trascender la muerte y como la muerte puede amar a un humano. Ocho maneras diferentes de amar, ocho representaciones distintas de la muerte. Pero Daria Pietrzak no se queda solo ahí, sino que encuentra espacio, páginas, recovecos para hablar de otras muchas cosas, como la soledad (la que se busca, la que te viene dada, la que no quieres o la que te explota en la cara), la desesperación, la supervivencia o el aislamiento. También hay elementos mucho más complejos que no os puedo revelar aquí para no hacer spoilers, pero estos ocho cuentos son como muñecas rusas en las que los dos temas obvios, esos que les otorgan el privilegio y la razón para estar incluidos en este libro, prevalecen en la muñeca más grande, pero ocultan muchas más cosas que poco a poco se vas desvelando conforme avanzas la lectura y ves hacia donde te quiere llevar cada historia.

Los ocho cuentos de Daria Pietzak son tan diferentes entre sí que creo que dan buena muestra de la versatilidad de su autora y también de la sutileza que imprime a la hora de narrarlos. Nos movemos entre alguna historia que bien podría haber salido de la cabeza de Tim Burton y otras que beben del propio tito King y esos entornos rurales donde puede pasar cualquier cosa; historias postapocalípticas, muertos que vuelven para saldar cuentas, amores que trascienden la razón y personajes que te ponen los pelos de punta porque sabes que haberlos en la vida real, haylos. Se mete de lleno en la cabeza de sus protagonistas, les da su tiempo para que se desnuden ante el lector, impregnando la lectura de imágenes que basculan entre el horror y la delicadeza... y en ciertos momentos ambas cosas están tan unidas, el hilo que las une está tan desdibujado, que todo se preña de una melancolía que no te suelta la mano en todo el libro. Más allá de los distintos lienzos que contemplamos en Cuentos de amor y muerte, de los muy diferentes escenarios por los que nos movemos, hay tristeza, desasosiego y una manera de abrazar el mundo que nos rodea que deja mucho margen al lector para la reflexión. También os confieso una cosa: esta lectura me ha llegado en un momento en el que la muerte está presente y muy reciente en mi vida, y también el amor por quienes me rodean y pelean por seguir en este mundo, y quizás mi experiencia leyendo estos cuentos sea completamente diferente a la vuestra si o acercáis a ellos, pero de eso trata este vasto, íntimo y asombroso mundo que es la lectura.

Por ir terminando, solo puedo deciros unas cosa más: estos cuentos son de los que no se olvidan. Los que leemos mucho metemos tantas historias en nuestra cabeza que las posibilidades de que dentro de un tiempo nos cueste recordar datos específicos sobre lo que leímos un año atrás son muy altas, pero Cuentos de amor y muerte no corre ese riesgo. No solo porque estos breves lienzos son diferentes y personales, sino porque tienen esa individualidad y esa atención por el detalle que nutren las narraciones excepcionales, esas que una vez leídas buscan ese rinconcillo de tu cabeza donde acurrucarse y ahí se quedan. Me acordaré de lo que ocurre en ese piso compartido, lo que cosecha ese buen hombre, lo que se esconde en esos túneles, las carreteras desiertas, la Muerte enamorada, los secretos que nos atrapan ante una mesa de comedor, los vampiros emocionales que trascienden la muerte y los deseos que se piden y se cumplen sobre colinas... todo aderezado con una banda sonora de lo más ecléctica que va desde Mystic Prophecy hasta Bon Jovi, pasando por Alice Cooper y Demons & Wizards, entre otros.

 


 
Daria Pietrzak nació en una remota ciudad del este de Polonia, en una época y un mundo muy diferentes de los que vivimos hoy. Pronto cambió el paisaje blanco y gris que recuerda de su infancia por los verdes y ocres de la sierra de Madrid, de la que no ha podido separarse desde entonces.

Se dedica profesionalmente a la fotografía, pero sin perder nunca de vista su auténtica pasión y el motor de su día a día: el arte de contar historias. Desde que conoció los senderos que recorren los mundos de fantasía y ficción que conviven con el nuestro no ha podido dejar de adentrarse por ellos, aunque tampoco ha querido hacerlo. 

A una temprana edad descubrió el gusto por lo horrendo, por lo depravado y lo sobrenatural y muchos años después continúa sintiéndolo con la misma fuerza que el primer día, y sigue temiendo a la oscuridad con la intensidad y la sinceridad de un niño, la de aquel que conoce lo que se oculta entre sus pliegues, porque se ha asomado al otro lado en sus sueños.

lunes, 18 de noviembre de 2024

RESEÑA (by MH) ::: UNA MANO TENDIDA - Celia Dale


 
 
Título original: A Helping Hand
Autora: Celia Dale
Editorial: Rialp
Traducción: Diego Pereda Sánchez
Páginas: 214
Fecha publicación original: 1966
Fecha esta edición: julio 2023
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18 euros
Imagen de cubierta: @Shutterstock

Josh y Maisie rebosan amabilidad, y les gusta tender la mano a ancianas vulnerables. Ella es enfermera jubilada, y él, agradable... y demasiado galán, a pesar de su edad. Viven juntos en un suburbio de Londres, con una habitación adecentada para que sus ocupantes, ancianas, se sientan como una más de la familia. La última falleció de forma no del todo inesperada, dejándoles parte de su herencia.

Durante unas vacaciones en Rímini (Italia), la extraña pareja conoce a una viuda, a quien acompaña una joven. Las piezas del ajedrez comienzan a moverse...

La mano tendida se publicó en 1966, un año de varios asesinatos y accidentes que conmovieron a la opinión pública británica. Los crímenes en Dale son cruelmente previsibles, y su inevitabilidad los vuelve terribles, en el marco del cuidado de los necesitados. Una novela de enorme actualidad.

 

Una mano tendida llegó a mis manos como una sorpresa (me lo regalaron, porque yo ni conocía el libro ni conocía a la autora), y también una sorpresa (de las buenas) ha sido su lectura. Hay novelas de las que esperas mucho y no llegan a la altura y novelas de las que no esperas nada porque no sabes lo que esperar y te regalan una historia fantástica. ¿Por qué no es más conocida Celia Dale? ¿Por qué está su obra prácticamente inédita en castellano? Nada, que las editoriales se dediquen a publicar los mismos clásicos una y otra vez, que así nos va... Yo, por mi parte, os recomiendo encarecidamente esta novela; que quede claro desde ya por si no os apetece leer el resto de la reseña.

Esta historia comienza con un matrimonio y una anciana fallecida. El matrimonio, compuesto por Maisie y Josh Evans, comenta que dicha anciana, que vivía con ellos, acaba de fallecer, y lo hacen de una manera muy sosegada... DEMASIADO sosegada. Que si qué pena, que si no hace falta correr a llamar al médico, que si te acordaste de cobrar su última pensión, que si voy a devolver todos sus papeles a su habitación como si nunca hubiesen salido de allí, que si quieres que te traiga algo de la tienda de camino a la consulta del doctor, que si voy a limpiar lo del desayuno, que si vaya mañana bonita y primaveral que hace... Y entonces pasamos de capítulo y, unos meses después, vemos que este matrimonio, sin oficio ni beneficio, se ha podido permitir unas vacaciones en Italia. Allí han trabado amistad con una anciana, la señora Fingal, y Lena Kemp, la joven que se hace cargo de ella (y bendita la gracia que le hace)... y también los vemos ofrecerse como unos buenos samaritanos para cuidar a esa anciana, porque les encantan las señoras de avanzada edad (¡vaya que sí!) y están especializados en darles comodidad, cuidados y una buena vida por un módico precio. Como todo son ventajas, también sería la solución para que esa sobrina pueda vivir su vida sin preocuparse ni cargar con una anciana pesada. ¡Es un trato ideal se mire por donde se mire! Y entre que la sobrina respira tranquila por verse libre de ataduras y la anciana parece una adolescente cada vez que Josh aparece, pronto todo queda acordado y resuelto: ¡se irá a vivir con los Evans cuando regresen a Inglaterra! ¡Qué maravilla! De lo que no nos cabe duda alguna es de que los Evans podrán permitirse otras vacaciones en Europa el año siguiente.

En esta historia las cartas están sobre la mesa desde el principio, porque a pesar de la sutileza con la que está contada toda la historia, sabes lo que está pasando desde el capítulo uno, sabes a qué se dedica este matrimonio, sabes el rol que cumple cada uno dentro de esta artimaña y sabes en qué va a acabar todo, sí o sí. Lo importante es el modo en que se cuenta, la tensión que crece dentro de esa casa, ser testigos de cómo la cadena se va ciñendo cada vez más en torno al cuello de la señora Fingal, cómo poco a poco van constriñendo el alcance de su movilidad por la casa (no digamos ya salir de ella) y cómo, día tras día, esta mujer se va haciendo más pequeña y más manipulable. Y, a pesar de todo, a pesar de la inevitabilidad de los acontecimientos, a pesar de saber que el destino de esta mujer está sellado desde que accede a vivir con ellos cuando se conocen en Italia, lees la historia con fruición admirada y un horror contenido, de ese que te pone un nudo en la garganta porque sabes que muchas personas vulnerables, muchos ancianos indefensos, pasan por situaciones parecidas en la vida real.

¿Qué encontramos entonces en esta novela? Pues una historia de terror disfrazada de costumbrismo y cotidianidad. Y cuando digo terror entendedme, no me refiero a lo que habitualmente consideramos como tal, sino a los horrores que se esconden entre las cuatro paredes de una casa respetable (en este caso de un suburbio inglés cualquiera), al misterio que envuelve a un hogar una vez se cierra la puerta de entrada, a la vulnerabilidad de una persona anciana en manos de un par de desalmados que no asesinan con las manos sino con la cabeza, y a los espantos que suceden ante nuestras narices, entre nuestros vecinos, esos de los que luego siempre oímos decir  que "eran personas totalmente normales que no han dado jamás ningún problema". El terror de lo ordinario, lo común, de lo que pasa en la casa de al lado mientras te saludan alegremente desde el jardín. Y todo además rebozado en esa pátina de saber sin lugar a dudas lo que va a pasar, esa sensación ineludible de que algo terrible se está cociendo pero ante lo que te resulta imposible apartar la mirada.

En este matrimonio los roles están muy claros. Maisie es una enfermera de mediana edad ya jubilada, lo que de por sí, en cuestión de medicamentos, dosis y cuidado de un paciente en general, le otorga unas competencias y unos conocimientos que pueden usarse tanto para ayudar a ese paciente como para incapacitarlo o disminuir sus capacidades. Su frialdad, su falta de empatía, su comportamiento mecánico, manipulador y mentiroso, la capacidad absoluta de hacer todo lo que hace sin sentir el más mínimo remordimiento ni culpa la convierten en el cerebro de todo este símil de hogar convencional y acogedor alicatado en sus entrañas con muchas dosis de espanto y atrocidad. Josh, por su parte, es un tipo de personaje también horroroso pero por razones muy diferentes. Es el encantador de serpientes que atrae a las ancianas, que las engatusa, un seductor que les hace sentirse cortejadas y con una conexión tan íntima y especial que ellas no dudan en irse vivir con ese matrimonio aunque ella, Maisie, no les caiga bien (una vez en la casa ya no tienen escapatoria porque ahí se hace lo que dice Maisie). Pero es que además la autora carga sobre Josh algo de lo que no os voy a hablar aquí porque tenéis que descubrirlo si leéis el libro... solo puedo deciros que si pensáis que podéis sentir algo de lástima o tener la tentación de justificarlo por ser un calzonazos que hace todo lo que dice su mujer, estáis muy equivocados: Josh tiene lo suyo también, y además es algo imperdonable. 

¿Qué hace este par con una pobre mujer que pone toda su vida en sus manos creyendo que hace lo mejor para pasar sus últimos años tranquilos y supuestamente cuidada y atendida? Pues tenéis que leerlo para descubrir el alcance y, sobre todo, el modo en que lo consiguen, pero para que os hagáis una idea, al comienzo de la historia la señora Fingal es una mujer de carácter, fuerte como un oso, activa, que adora estar de un lado para otro, viajar... es una andurriana de 77 años a la que no se le ponen varios kilómetros por delante al día, y poco a poco van socavando su independencia, su movilidad, la aíslan de sus escasos conocidos... y entonces entran en jaque el deterioro cognitivo, la desorientación, la sumisión total y el miedo a sus caseros, la absoluta dependencia y el lento pero implacable camino hacia el abismo. Lo dicho arriba, una peli de terror con careta de existencia rutinaria y totalmente ordinaria. Cuidan de ella sin cuidar de ella (esto lo comprenderéis al leer la novela), y el lector pasa las páginas con cara de asombro ante la impunidad y la absoluta desidia de la única pariente de esta señora.

A ver, poneos en situación, porque esta historia es muy moderna para la época en que fue escrita y lo que sucede en ella sigue sucediendo en nuestros días. ¿No seguimos oyendo hablar en las noticias de casos en los que ancianos (o personas dependientes de cualquier tipo) mueren bajo la asistencia de familiares, o cuidadores, y luego resulta que todo el dinero de los fallecidos (¡qué casualidad!), pasa a manos de esas personas de las que dependía su mera existencia? ¿No seguimos enterándonos poco tiempo después de que esas muertes no han sido naturales, o de que, a pesar de no poder demostrarse nada, la sospecha de que el testamento de esa persona ha sido firmado en condiciones dudosas permanece para siempre? Preguntad en pueblos pequeños, por poner un ejemplo, esos donde todo se sabe pero nada se dice que no sea entre dientes y en petit comité, a ver qué os cuentan... porque hay casos donde sí que salta la liebre de juego sucio, pero otros muchos casos pasan desapercibidos, no se puede demostrar nada porque una persona anciana tarde o temprano tiene que fallecer y qué cosa más normal del mundo es la de dejarle todo lo que se tiene a quien ha cuidado de ella hasta el final... pero se sabe, SE SABE, y de ese tipo de casos se nutre la trama que teje Celia Dale en esta novela.

Una mano tendida es una historia que tiene una enorme virtud: está escrita de una manera tan inteligente que no siente el peso de la previsibilidad en ningún momento. Da igual que sepas hacia donde se encamina todo, porque la autora en ningún momento te dice las cosas negro sobre blanco, jamás te desvela una conversación entre Maisie y Josh donde planeen, maquinen, anticipen lo que tienen pensado hacer... no, ella hace buena esa máxima del escritor experimentado: la de mostrar y no contar. Estas dos personas no necesitan hablar entre ellos de lo que van a hacer o dejar de hacer porque no es la primera vez que viven esta situación en la casa y tienen muy asimilados y perfeccionados los tiempos, la dinámica y el modus operandi, así que se limitan a actuar y eso es lo que nosotros leemos y lo que debemos usar para comprender lo que nos están contando. Y hablando de contar, puede parecer que os he destripado mucho pero hay elementos importantísimos en la trama de los que no os he hablado, ni siquiera os he nombrado a un personaje primordial que tiene mucho que decir en esta historia, así que entrad tranquilos en sus páginas: os sobrecogerá igualmente os cuenten lo que os cuenten sobre ella. Y no puedo dejar de aludir al final, porque si os he dicho varias veces que el devenir de la historia en sí misma es previsible porque los acontecimientos son los que son (lo que importa es el camino, como suele decirse), no puede afirmarse lo mismo del cierre como tal. No sé si será del gusto de todo el mundo, pero sí ha sido del mío porque me imagino a Dale escribiéndolo y pensando: "Esperad, que aún me queda un as perverso y retorcido en la manga".

Lo dejo aquí. Muy recomendable, de verdad.

 




Celia Dale (1912-2011) fue una escritora británica de novela y cuento, crítica de literatura y experta en thrillers psicológicos. Obtuvo el premio de la Crime Writer’s Association. Sus críticos le atribuyen la precisión y el ingenio silencioso de Jane Austen, que evoca a Roald Dahl y Muriel Spark cuando deja de manifiesto que los verdaderos horrores suelen esconderse tras las vidas más corrientes.

lunes, 11 de noviembre de 2024

RESEÑA (by MH) ::: CINCO SEMANAS EN GLOBO - Jules Verne


 
Título original: Cinq semaines en ballon
Autor: Jules Verne
Editorial: Alma
Traducción: Mauro Armiño
Páginas: 384
Fecha publicación original: 1863
Fecha esta edición: abril 2018
Encuadernación: cartoné
Precio: 15,95 euros 
Diseño de cubierta: lookatcia.com
Ilustraciones interiores: Fyodor Pavlov



Jules Verne es uno de los grandes referentes de la novela de aventuras y precursor de la ciencia ficción. Su obra celebra la fascinación por lo desconocido y lo exótico y ha hecho viajar a generaciones de lectores por escenarios maravillosos. 
 
Cinco semanas en globo es la primera novela del autor francés y en ella ya se pueden apreciar los rasgos que caracterizaron sus narraciones. Un científico avanzado a su tiempo, un atrevido cazador y un ingenioso y abnegado sirviente emprenderán un fascinante viaje en globo aerostático a través de África. Surcando el cielo en el Victoria, los aventureros descubrirán la singular belleza del paisaje africano y las peculiaridades de sus habitantes, pero también deberán hacer frente a los múltiples peligros que esconde el trayecto.
 
Llevo años (AÑOS) con la idea de leer/releer los Viajes Extraordinarios de Jules Verne en orden, porque he leído unos cuantos (los más conocidos, como suele ser habitual) pero me faltan muchos. El año pasado decidí que este 2024 tenía que ser el año, sí o sí, en que empezase este titánico reto que se va a alargar muchos años (sí, otro reto larguísimo en el tiempo... lo mío no tiene nombre: son más de sesenta libros.. y porque no os hablo de más proyectos de lectura atemporales que iré empezando con el tiempo, que los hay). El caso es que hace ya un par de meses (lo mío con las reseñas no tiene mucho remedio) inicié esta aventura de la mano de
Cinco semanas en globo, la primera de estas gestas extraordinarias y también la primera novela del autor, lo que no deja de ser sorprendente. Sí que había publicado relatos y había escrito alguna obra de teatro, pero como novela, Cinco semanas en globo fue el debut literario del autor. Curiosamente, y a pesar de que era lo habitual en aquella época, no se publicó por entregas sino como un solo volumen, siendo un rotundo éxito de ventas y dándole a Verne la estabilidad económica que buscaba en aquel momento (otras obras posteriores suyas sí se publicaron por entregas, pero eso ya vendría después). Os cuento.
 
Estamos en 1862, en una sesión de la Real Sociedad Geográfica de Londres. En ella se anuncia que el doctor Samuel Fergusson, un aventurero que ha recorrido el mundo de arriba abajo en las más variopintas expediciones, va a cartografiar África desde el aire, desde un globo llamado Victoria (como su reina, para garantizar el éxito de la empresa), de este a oeste y en un periodo de tiempo de no más de un par de semanas. El punto de partida será Zanzíbar, y el de llegada... pues donde se pueda y les lleve el viaje. Seguirá rutas ya conocidas donde otros exploradores ya han dejado constancia de su paso y llegará allí donde otros muchos expedicionarios no han conseguido llegar por tierra. Viajar por el aire tiene muchas ventajas (evitar enfermedades, enfrentamientos o las dificultades de avanzar por terreno inhóspito) pero también pueden surgir muchas complicaciones totalmente ajenas al propio manejo del globo, así que Fergusson no irá solo: le acompañarán su criado, Joe, un joven al que no se le pone nada por delante y que admira a su patrón por encima de todas las cosas, y su gran amigo Dick Kennedy, un escocés experto en caza (vive por y para la caza, vaya) a quien no entusiasma demasiado esta expedición pero que no abandonaría a Fergusson ante el peligro por nada del mundo. Llega el día en que tan proyectado viaje comienza entre bombo y platillo y todo son esperanzas y buenas perspectivas, pero ¿qué encontrarán a lo largo de este viaje? ¿Qué peligros deberán sortear? ¿Conseguirán tomar tierra? Y lo más importante... ¿sobrevivirán los tres a esta aventura?
 
Como digo arriba, Verne comenzó su carrera como novelista con el primerísimo libro de los Viajes Extraordinarios, Cinco semanas en globo, aunque no era lo primero que escribía... pero eso que escribía (alguna obra de teatro, algún relato) no le daba para comer, y ahí fue cuando retomó una vieja idea: escribir libros donde la ciencia y la aventura fueran un aspecto importante en la trama. Escribió un manuscrito que fue rechazado en varias ocasiones, y su suerte no cambió hasta que conoció a Pierre-Jules Hetzel. ¿Quién era este señor? Un editor que se ha hecho precisamente famoso por ser el responsable de publicar los Viajes Extraordinarios de Verne pero que también fue el editor de Victor Hugo y Jules Michelet, entre otros grandes genios de la literatura francesa del siglo XIX (por si no os suena Michelet, os hablé en su día de él con La bruja). El caso es que Hetzel, junto a Jean Macé fundó en 1863 Le Magazin d'éducation et de récréation (Revista de Educación y Recreo), una publicación ilustrada para todas las edades con un espíritu tanto instructivo como de entretenimiento, y el objetivo casi principal de publicar los libros de Verne e implementar a su vez el aspecto científico. Una vez se terminaba de publicar el libro por entregas en el magazine, él mismo editaba la historia en formato libro a finales de año de cara a los regalos navideños, y todo quedaba en familia y en su bolsillo :) ¿Cómo se conocieron Verne y Hetzel? Pues eso sigue siendo un misterio, pero ese manuscrito tan rechazado de Verne fue devuelto por Hetzel con muchas correcciones, y de ahí nació Cinco semanas en globo. El éxito fue tal que firmaron un contrato espléndido que otorgaba a Verne veinte mil francos durante los siguientes veinte años a cambio de escribir dos libros anuales. Cuando Hetzel falleció y su hijo se hizo cargo de la editorial, se mantuvieron las mismas condiciones, lo que llevó a un proyecto de vida de cuarenta años y 62 novelas (las ocho últimas de ellas revisadas por el hijo de Verne, Michael, tras la muerte de su padre, pero ese ya es otro tema).
 
Volviendo al libro en sí mismo, creo necesario explicar dos elementos esenciales de la novela: por un lado, el propio artilugio en el que el viajan (el así llamado aerostato durante toda la novela); por el otro, el objetivo detrás de la expedición.

Si hablamos del aerostato, Verne dedica un capítulo entero a explicar todos los tecnicismos inherentes a su estructura, capacidad y construcción, como el hecho de que se utiliza gas hidrógeno para inflarlo por ser mucho más ligero que el aire y su producción muy fácil (este método ya se usaba desde finales del siglo XVIII). También se calcula el peso que puede transportar el globo haciendo números para hallar su fuerza ascensional y, por tanto, su capacidad (no os especifico nada de esto, pero Verne te desglosa todos los cálculos, mostrando ya un fervor por los detalles que le haría famoso a lo largo de toda su obra). Sabemos las medidas del aerostato e incluso descubrimos que el globo realmente no es uno, sino dos: uno más pequeño dentro de uno de mayor tamaño comunicados entre sí por una válvula por si fuera necesario su uso (y eso permitía continuar con el viaje en caso de que el globo exterior resultase dañado). El material de los aerostatos, la barquilla, la red que soporta la barquilla, los instrumentos necesarios para el viaje (barómetros, termómetros, brújulas, sextantes, etc...), las anclas, los víveres, las armas... todo todo queda desglosado y explicado, aunque buena parte del funcionamiento del globo, sus posibilidades, sus necesidades... las descubrimos o aprendemos poco a poco durante el viaje. Este aerostato es el cuarto personaje de la historia sin lugar a dudas, y Verne le dedica tanto o más tiempo que a alguno de los humanos que van subidos en él.
 
Y si nos detenemos en el propósito mismo del viaje, el objetivo real detrás de la expedición es hallar las fuentes del Nilo siguiendo los pasos de expediciones anteriores (las de Burton y Speke en África Oriental por un lado, y la de Barth en el Sahara por el otro). La admiración de Verne tanto por estos exploradores como por tantos otros que expedicionaron en África una y otra vez para cartografiar un continente tan desconocido, no solo resulta obvia, sino que forma parte importante de la trama. Las alusiones a las expediciones de Burton, Speke y Barth son constantes, pero además el relato está salpicado de hechos sobre otros que no tuvieron tanta suerte y perdieron la vida en el continente, de anécdotas sobre aquellos que sí tuvieron éxito y vivieron para contarlo e incluso hay un párrafo donde se nombra, uno detrás de otro, a decenas y decenas y decenas de exploradores. No quiso que ni uno solo se quedase fuera de su novela, porque todos ellos fueron la inspiración para escribirla. La documentación es apabullante y su descripción de cada lugar que recorren, de cada zona que identifican, de cada paraje que les indica que van por el buen camino, está llena de detalles y particularidades. No sé discernir donde acaba lo documentado y donde empiezan la imaginación y la intuición, pero poco importa porque el viaje y el sentido homenaje a una época como aquella
resulta igualmente fascinante. No debemos olvidar que en el año en que se publicó esta historia, el propio David Livingstone (el famoso doctor Livingstone) estaba explorando el continente africano que protagoniza esta historia (expedicionando el río Zambeze) y que a él mismo le fue también encomendado dos años después (en 1865) explorar las fuentes del Nilo por una ruta distinta a las ya conocidas. Es decir, que Verne estaba, al menos de manera literaria, en el meollo del mundo científico y hablaba de cosas que estaban ocurriendo en aquel mismo momento histórico.

Sobre el viaje en sí mismo, si nos atenemos a que inicialmente los planes de Fergusson auguraban un par de semanas y acaban siendo cinco (lo que ya de por sí es un spoiler como una casa en el propio título de la novela xD), queda claro que surgen muchas complicaciones en el camino. Aunque viajando por aire evitan muchas cosas, lo cierto es que deben bajar a tierra ya sea para pasar la noche, para conseguir carne fresca para comer o incluso para entablar contacto con nativos, lo que implica muchos riesgos. Pero es que aunque estén en el aire, desde tierra también les pueden atacar (como así ocurre en muchas ocasiones) y, sobre todo, lo que no se puede controlar de ninguna manera es su dependencia absoluta de las corrientes de aire (si no las hay, no se mueven) y de la climatología en general... es decir, que da igual las previsiones que hagas, que pueden surgir mil y una cosas imprevistas. Y claro, estamos ante una novela de aventuras, así que sí, pasan muchas peripecias, están muchas veces en peligro de muerte, tienen que hacer muchos sacrificios, idear maneras de salir adelante y habrá momentos, como es normal, en que a pesar de sus muchos recursos y sus muchas reacciones ante los imprevistos, piensen que no saldrán de África con vida.

Los tres únicos personajes de la novela fueron escritos para cumplir cada uno un rol muy concreto, y a ese rol se atienen durante toda la novela. Dick Kennedy da la estampa del explorador per sé, que solo piensa en cazar, cazar y cazar y que trata a sus muchas escopetas y rifles como si fueran sus hijos; este personaje parecía que iba a dar mucho juego al principio de la novela en cuanto al tono humorístico y demás, pero al final eso queda en nada. Luego tenemos al fiel Joe, criado de Fergusson, que sí que adopta el papel más ligero de la historia, suelta chistes malos, descubre dotes de supervivencia que no sabía que tenía y, también hay que decirlo, es el que impregna las páginas con comentarios bastante fuera de lugar sobre las gentes que se van encontrando. Fergusson, por su parte, es el científico, el alma de este viaje, el que nos ilustra sobre anteriores expediciones y ciencia en general, el propio inventor del aerostato en el que viajan y la cabeza sensata ante las múltiples situaciones complicadas que se presentan. Muchas veces tiene que pararles los pies a sus compañeros cuando se dejan llevar por prejuicios sobre el continente africano y sus habitantes e intenta compensar la visión tan inglesa, imperialista y mercenaria de sus compañeros de viaje, así que Fergusson tiene trabajo durante toda la novela. 

Lo cierto es que he dudado mucho a la hora de decidir si la novela de Verne ha envejecido muy mal en ese aspecto, o si precisamente esos comentarios están ahí puestos porque es, ni más ni menos, lo que cualquier inglés del XIX pensaría y diría (sin ningún lugar a dudas, además). No debemos olvidar que los protagonistas de Verne son ingleses y esta expedición se hace para mayor gloria del imperio británico, así que si quería ser realista, debía plasmar todos los males inherentes a ello, que desde el punto de vista francés, enemigo natural del imperio, eran muchos y variados. Joe y Kennedy son personajes muy de su época, pero que Verne introdujera el Pepito Grillo de Fergusson para reconvenirles constantemente me hace pensar y desear que todo eso está ahí puesto de manera intencionada para dar verosimilitud a la narración. En cualquier caso, aquí dejo constancia por si fuera de interés.
 
Como datos extra, os puedo comentar que no aparece ni una sola mujer en esta historia (al menos que yo recuerde), que hay constantes alusiones a viajar a la Luna (con lo que da la sensación de que Verne ya tenía en mente un argumento de este tipo, lo que  no sería de extrañar dado que su tercera novela ya fue
De la Tierra a la Luna), que Verne no había subido jamás a un globo antes de escribir esta novela (lo hizo por primera vez diez años después, en 1873), que se le olvidaron algunas cosas imprescindibles y necesarias cuando hizo la lista de lo que debían llevar en el globo (del estilo de algo tan básico como una muda de ropa... esta gente no se cambia ni los gayumbos en las cinco semanas) o que se le escaparon fallos de raccord durante la historia (algún personaje tan pronto está completamente desnudo como está completamente vestido, por poner un ejemplo). No es un libro perfecto, tiene sus fallos, alguna que otra incongruencia y a veces parece que la información sobre exploraciones y exploradores reales está metida de manera poco natural en las conversaciones entre los protagonistas (Verne aprendería a introducir estas cosas con naturalidad poco a poco en sus novelas), pero eso no afecta en nada a la lectura, que alterna momentos muy tranquilos con momentos de mucha tensión o peligro, e incluso de desesperación y desesperanza. No olvidemos que en África se alternan la selva y los bosques tropicales plenos de vegetación con el desierto más desolado y mortal, así que los personajes pasan por muchos estados de ánimo y supervivencia.
 
No me extiendo más. Si no estoy equivocada, Jules Verne es el autor más traducido en lengua francesa y el segundo más traducido a nivel mundial solo por detrás de Agatha Christie. Dudo mucho que a él se le pasara siquiera por la cabeza algo así cuando escribió aquel primer borrador porque un hito así está fuera de las expectativas de cualquier escritor, pero el caso es que no solo fue un visionario que se adelantó y predijo logros e inventos científicos impensables en su época, sino que además sus novelas eran muy entretenidas.  A mí me acompañaron durante mi infancia y adolescencia y en este mastodóntico reto voy a disfrutar cada momento tanto de los libros que jamás he leído como de las relecturas. No prometo reseñarlas todas, pero lo intentaré, porque no veo a casi nadie hablar de Verne, no está de moda entre el mundo lectoril y no se le hace mucho caso... y quien bien me conoce sabe que yo las modas las paso de largo con una taza de té y un sándwich de pepinillos a mano. ¿Próxima aventura? Viaje al centro de la Tierra. Nada menos. Me lo voy a pasar pipa.
 

Jules Verne nació en Nantes en 1828, hijo de un abogado. Estudió y se doctoró en Derecho en París, siguiendo los derechos de su padre, pero, cuando decidió dedicarse a las letras, éste dejó de mantenerlo. Con la ayuda de los Dumas, padre e hijo, obtiene un empleo en el Théâtre-Lyrique de París y consigue estrenar en 1850 una comedia, Les pailles rompues. En 1851 empieza a publicar relatos en la revista Le musée des familles. En 1857 se convierte en agente de bolsa y empieza a viajar por Inglaterra, Escocia, Noruega y Escandinavia. 
En 1862 propone al editor Pierre-Jules Hetzel su novela Cinco semanas en globo, que se publica al año siguiente con un éxito extraordinario, y se liga a él con un contrato para escribir novelas y cuentos para el Magasin d'éducation et de récréation durante veinte años. Ahí inicia su serie de Viajes extraordinarios, que llegaría a ocupar sesenta y cuatro volúmenes. Nuevos viajes por Europa, África y América del Norte le servirían de inspiración. Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865), Los hijos del capitán Grant (1868), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), La vuelta al mundo en ochenta días (1873), La isla misteriosa (1874-1875), Michel Strogoff (1876) o Las tribulaciones de un chino en China (1879) son algunas de sus más célebres novelas, que cautivaron a los lectores y entraron a formar parte del imaginario universal de lo siglos XIX y XX. 
Padre de la ciencia ficción, su interés por la tecnología y sus posibilidades es visible en El castillo de los Cárpatos (1892). Verne murió en Amiens en 1905.