lunes, 30 de julio de 2018

RESEÑA COMBO (by MH) ::: LOS GOONIES - James Kahn




Título original: The Goonies 
Autor: James Kahn  
Editorial: Duomo
Traducción: Marcelo E. Mazzanti
Páginas: 272
Fecha publicación original: 1985
Fecha esta edición: julio 2018
Encuadernación: cartoné
Precio: 13,90 euros 
Ilustración de cubierta: Daniel Norris

 
LA NOVELA OFICIAL DE UNO DE LOS FENÓMENOS DE TODOS LOS TIEMPOS

Es verano en el pequeño puerto marítimo de Astoria. Los Goonies están inquietos: una gran constructora amenaza con apropiarse del pueblo. Pero tras encontrar un viejo mapa pirata, el grupo sale a buscar el tesoro que puede salvar a todo el barrio. No cuentan con los esqueletos armados, los pasadizos subterráneos llenos de trampas y un asesino en busca y captura. Y todos ellos desean acabar con los Goonies. Juraron apoyarse contra viento y marea. Por suerte para ellos, porque está a punto de iniciarse la aventura más increíble de sus vidas.


HAZ EL JURAMENTO. ÚNETE A LA AVENTURA

Frikismo en estado puro, emoción a raudales, alegría desbordante y entusiasmo desmedido... La que os espera con esta reseña, pero me tenéis que perdonar: soy una Goony desde que tengo uso de razón. ¡Soy una Goony! Y si en la peli hubiesen hecho el juramento (que no lo  hacen, solo aparece en el libro), yo lo hubiese repetido con la boca llena de gusanitos y un compromiso de por vida hasta el infinito y más allá.
A los Goonies no traicionaré ni por un segundo, seguiremos juntos hasta el fin del mundo. En el cielo y el infierno o en la guerra nuclear, nada habrá que nos pueda separar. En la ciudad, el campo o el bosque, da igual: me declaro ahora mismo un Goony oficial.
Tener este libro en las manos ha sido un subidón del copón, así tal cual.

No, esperad. Rectifico: enterarme de que se había publicado el libro fue un subidón del copón. Tenerlo en las manos ha sido emocionante en plan nudo en el estómago y tontería sentimental ñoña.

Que sí, que pensaréis que soy una exagerada. Pues sí, no seré yo quien lo niegue. Pero Los Goonies es LA película de mi infancia/adolescencia, la que un día rescaté de las entrañas de un videoclub y me hizo empezar a tener pájaros aventureros en la cabeza, la que hizo que cogiese a mis primos y todos juntos empezásemos a meter las narices por donde obviamente no teníamos que meterlas y vivir aventuras sin fin (dentro de las posibilidades que nos otorgaba una simple parcela, el río seco de al lado y un pozo abandonado en la parte de atrás, claro, que una vive donde vive y no hay cuevas, ni faros, ni barcos pirata ni tesoros... la vida es muy injusta). Los Goonies es mi infancia, y si a eso se suma que ya me conocéis, y cuando algo me apasiona me desbordo... no os digo ná y os lo digo tó.

La historia sabéis de lo que va, ¿no? Los Goonies son ni más ni menos que una pandilla de amigos que se hacen llamar así por el lugar donde viven, los Muelles de Goon, una zona principalmente obrera del pequeño pueblo costero de Astoria. Hace poco se ha descubierto que los terrenos de los muelles pertenecen al club de campo, y van a echarlos a todos de sus casas para construir un campo de golf. Y aquí es donde comienza realmente la historia... Estamos en casa de los Walsh. Aunque el señor Walsh todavía no ha firmado los papeles de desalojo, es el último fin de semana que podrán pasar en ella. Mikey Walsh se dispone a pasar junto a su banda sus últimos dos días juntos y por allí empiezan a aparecer uno a uno: Bocazas, Gordi, Data... el hermano mayor de Mikey, Brand, es testigo de la reunión. De repente los cinco deciden subir al desván, donde el padre de Mikey guarda muchas cosas del museo donde trabaja... y allí encuentran un mapa del tesoro que perteneció a Willy el Tuerto y que la leyenda dice que todavía está escondido en las cuevas de las costas de Astoria. Y a Mikey se le enciende la bombilla... ¿y si encuentran el tesoro y con ese dinero pueden pagar el dinero que les piden para no tener que abandonar sus casas? No tienen tiempo, en dos días se habrá acabado el plazo así que, tras deshacerse de Brand, cogen las bicis y pedalean en pos de aventuras, oro y diamantes... y de la malvada y maleante familia Fratelli, con la que ciertamente no cuentan en sus planes.

Antes de nada, hay que dejar clara una cosa. Este no es el libro en el que se basó la película, porque la película se rodó a partir de un guión original de Chris Columbus, que a su vez se basó en una historia de Steven Spielberg. Es decir, que la película no es la adaptación de este libro, sino al revés: este libro es la adaptación novelada de la película, publicado el mismo año en que se estrenó la peli. Sé que hay muchos detractores de este tipo de novelas, pero hay novelas y novelas, igual que hay películas y películas, y a mí me ha encantado el enfoque que Kahn le dio al libro. Os explico por qué.

El primer acierto de la novela es que no está narrado por una tercera persona, sino en primera persona por Mikey Walsh, lo cual ya le da un aire completamente distinto a la historia, una profundidad distinta a muchas de las decisiones que van tomando en el camino, porque Mikey en el libro es cualquier cosa menos un adolescente tonto o superficial. Es un adolescente y tiene sus pájaros e inseguridades en la cabeza, obvio, pero desarrolla y enfatiza conceptos que en la película quedan mucho más tenues. Así vemos lo mucho que quiere a sus amigos, lo mucho que se preocupa por su seguridad y lo mucho que valora cada minuto que pasan juntos; también enfatiza cuánto admira y quiere a su hermano aunque siempre se estén peleando; y, lo que quizás más soslayado queda en la película salvo al final, es la empatía y la cercanía que siente hacia Willy el Tuerto, lo conectado que se siente con él a lo largo de toda la aventura porque Mikey, al igual que el pirata (al que obviamente le faltaba un ojo), también cree que está "defectuoso" (Mikey vive pegado a su inhalador para el asma y es muy pequeño para su edad). Es decir, que conocemos a un Mikey en 3D que en la peli no pasa del 2D, y gracias a él también tenemos una perspectiva tridimensional de toda la historia.

Aun asi, lo que más me ha gustado es el modo en que Kahn planteó la novela, y a ver si sé explicar esto sin irme por las ramas ni enrollarme como una persiana.

Supongo que conocéis la sensación esa de infidelidad al original que tenemos todos los lectores cuando vemos la adaptación al cine o la televisión de una novela que nos gusta mucho, ¿verdad? Siempre pensamos "esto no estaba en el libro", "a este personaje me lo han cambiado, que en la novela no haría eso ni era así", "esta escena del libro no sale en la película", "esa escena no pasaba así en el libro, pasaba de esta otra manera"... pues Kahn hizo el trabajo al revés para conseguir el mismo efecto. Es decir, partiendo de la película, escribió la novela incluyendo escenas que no salen en la peli (al menos un par que yo me haya dado cuenta, aunque una de ellas sí estaba en el guión de Spielberg y no se rodó), los personajes son ligeramente diferentes en la novela y en la película da la sensación de que los han cambiado un poco para ajustarlos a la pantalla (se nota sobre todo con Stef y Bocazas), algunas escenas ocurren de otra manera en comparación con la película... 

Resumiendo, introdujo cambios intencionadamente con el fin de darle una entidad propia al libro y que pareciera que todo funcionaba al revés de como funcionaba en realidad: es decir, que pareciese que la novela en sí misma era el concepto original, y la película su adaptación. Así, en ningún momento te da la sensación de estar leyendo la película escena por escena en modo calco sin sorpresas. Todo lo contrario, si leéis el libro y luego veis o revisionáis la peli, como yo he hecho, las diferencias saltan a la vista de inmediato, y piensas todas esas cosas que os comento arriba aun sabiendo que el libro es posterior a la película (espero haber sabido explicarme).

La narración de Kahn es ligera, sencilla, rescata las referencias a otras películas de la época como Gremlins que aparecen en la propia película, y en las descripciones dentro de los túneles se luce, porque es minucioso y ves los fotogramas tal cual te los explica. Y consigue que conozcas mucho, mucho más a los personajes, ahonda mucho más en algunos aspectos de la trama, los perfila, cosa que me ha encantado más de lo que os podáis llegar a imaginar. La edición de Duomo es preciosa, en tapa dura, y creo que han mantenido la portada original, cosa por la que doy gracias eternas porque es maravillosa. 


Me gustaría comentaros muchas cosas más, pero es que de verdad que sé dónde me puede llevar eso, así que dejo alguna cosilla imprescindible para la peli y termino por aquí (¡sorry por la incontinencia verbal!).






Título original: The Goonies
Año: 1985
Duración: 111 minutos
País: Estados Unidos
Director: Richard Donner
Guión: Chris Columbus
Basada en una historia de: Steven Spielberg

Reparto: Sean Astin, Corey Feldman, Josh Brolin, Martha Plimpton, Joe Pantoliano, Kerri Green, Jeff Cohen, Jonathan Ke Quan, Anne Ramsey, John Matuszak, Robert Davi, Lupe Ontiveros, Steve Antin, Mary Ellen Trainor

 
 
Mikey es un niño de trece años que junto con su hermano mayor y sus amigos forman un grupo que se hacen llamar "los Goonies". Un día deciden subir al desván de su casa, donde su padre guarda antigüedades. Allí encuentran el mapa de un tesoro perdido que data del siglo XVII, de la época de los piratas, y deciden salir a buscarlo repletos de espíritu aventurero.





Chooooocoooolaaaaaateeeeee...

¿Sabéis esas frases o palabras que cuando somos críos escuchamos en alguna parte y luego repetimos sin cesar y sin hartazgo hasta que otra frase o palabra la sustituye porque los seres humanos somos así de pesados y cansinetes cuando no levantamos cinco palmos del suelo? Pues esto de aquí arriba pertenece a ese grupo. Es la palabra, con la entonación y pronunciación apropiadas (que por desgracia no se pueden transmitir a través del teclado, cosa que me encantaría), que nos acompañó a mi hermano y a mí durante años... esta y una frase de Los cazafantasmas que no viene al caso xD. Así que si no sabéis a qué viene lo del chocolate es que no habéis visto Los Goonies, y yo no digo nada ni juzgo, que Spielberg me libre, pero me parece fataldelamuerteosea y os voy a mandar a Mama Fratelli para que os ofrezca agua del grifo xD.

Hubo una época dorada del cine de aventuras ya fuese adulto y juvenil, y esa es sin duda la de los 80 hasta mediados de los 90. Y que queréis que os diga, ya no se hacen pelis como Los Goonies. Que sí, que son muy chulas, fascinantes, espectaculares y tienen unos efectos especiales del copón... pero ya no se hacen pelis como esta, no tienen esta magia, no desprenden este entusiasmo por la amistad y por vivir aventuras llenas de misterio, fascinación y sorpresas, y todo sin infravalorar en ningún momento la capacidad del espectador infantil/adolescente para empatizar y entender la película sin necesidad de echar mano de toda la morralla que meten hoy en día en las películas, porque si no los críos se aburren.

El elenco es fantástico, sin más. Y eso que hay actores en él que nunca han sido de mi devoción (como Corey Feldman), pero soy incapaz de imaginar esta película sin ellos. Spielberg y Donner pusieron el hechizo en marcha, pero esta pandilla de Goonies, ese entusiasmo y conexión desmedidos que transmiten desde el primero momento que están todos juntos en pantalla, es oro puro. Es imposible ver esta película, cuando estás en esa edad en las que quieres soltar amarras y ver qué hay más allá de la barrera de seguridad paterna, sin querer ser un Goony.

No quiero dejar de nombrar a los Fratelli, porque no me lo perdonarían, aunque todos sabemos (lo sabemos) que aunque son cuatro, los que de verdad nos importan son dos: mama Fratelli y Sloth. Mama porque es mala, muy mala, y aunque sus enemigos sean críos se los quiere cargar a toda costa sin miramientos. Encima tiene una pinta que nadie que haya visto esta peli siendo un niño olvida jamás xD. Y luego está Sloth... Sloth y Gordi protagonizan en esta película una historia de amistad que no solo no tiene nada que envidiar a muchos de los intentos de hoy en día de aceptación de lo diferente que se promulga por activa y por pasiva en contenidos de temática infantil y juvenil, sino que les da mil patadas: se te queda dentro, y desprenden tanta ternura que hacia el final hasta emocionan.

Así que sí, en Los Goonies tenemos aventuras, barco pirata, cuevas, tesoros, primeros amores, primeros besos, acertijos a vida o muerte, amistad a raudales, a borbotones, y mucho, mucho más fondo de lo que pueda parecer a primera vista. Y da igual que no la vieseis cuando eráis unos críos, porque es imposible que no os guste, que no la disfrutéis, que no veais todas las cosas maravillosas que tiene y que ha hecho que sea inolvidable para varias generaciones. Es imposible no amar esta película. Es una obra maestra del cine de aventuras juvenil absolutamente irrepetible.

En lo que a mí respecta, soy y siempre seré una Goony. Sin más xD.




James Kahn (Chicago, 1947) es médico y escritor. Apasionado por los grandes fenómenos de la gran pantalla, ha escrito muchas novelas entre las que destacan Los Goonies, El retorno del Jedi, Poltergeist o Indiana Jones y el templo maldito. También ha trabajado como guionista y productor de series como Melrose Place y Star Trek: The Next Generation.

viernes, 27 de julio de 2018

RESEÑA (by MH) ::: MUERTE DE UNA HEROÍNA ROJA - Qiu Xiaolong





Título original: Death of a red heroine 
Autor: Qiu Xiaolong  
Editorial: Tusquets
Traducción: Alberto Magnet
Páginas: 440
Fecha publicación original: 2000
Fecha esta edición: enero 2012
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 20 euros
Fotografía de cubierta: Hans Neleman



 
Un viernes de mayo de 1990, Gao Ziling, capitán de la patrullera Vanguardia, sale a pescar con un amigo al que no veía desde la época del instituto. De regreso, en el canal Baili, a unos treinta kilómetros al oeste de Shanghai, algo impide el avance de la patrullera. Cuando Gao se lanza al agua para ver qué le ocurre a la hélice, descubre una gran bolsa de plástico negra y, en su interior, el cadáver de una joven desnuda. El capitán Gao avisa de inmediato a la policía y, casualmente, atiende su llamada el subinspector Yu, quien trabaja a las órdenes del inspector jefe Chen. Éste, recién ascendido y tras estrenar piso, no tardará en descubrir que la joven, empleada de los grandes almacenes Número Uno de Shanghai, era una trabajadora modélica cuya entrega a la causa del Partido la convirtió en una celebridad. Ahora debe investigar qué se oculta detrás de la muerte de esa «heroína roja».

El reto de la A a la Z que proponen anualmente El búho entre libros, Lecturápolis y Libros en el petate es eso, todo un reto, porque algunas letras no hay más narices que cumplirlas con autores de ciertos países. Una de las más difíciles es la X, casi imposible de cumplir si no tiras para Asia. Y eso hice. Indagué, remiré, y di con Qiu Xiaolong, autor de la serie protagonizada por el inspector Cao Chen, y a por el primero que fui, Muerte de una heroína roja. No sabía realmente qué me iba a encontrar, pero os digo desde ya que me ha parecido fantástico y lo he disfrutado un montón. Es más, lo compré en edición de bolsillo de segunda mano por si no me gustaba (quien me conoce un poco sabe que no soy nada amiga de las ediciones de bolsillo y solo me hago con ellas en casos de extrema necesidad), y he acabado comprándolo otra vez en edición buena para conservarlo como es debido. Soy muy maniática con las ediciones, por si no estaba claro.

Estamos en mayo de 1990. A treinta kilómetros de Shanghai, en el canal Baili, aparece el cuerpo sumergido de una mujer joven de unos treinta años. La investigación recae en el inspector jefe Cao Chen, que está a cargo de la brigada de casos especiales de la División de Homicidios del Departamento de Policía de Shanghai. Duda si hacerse cargo del caso porque realmente no le corresponde a su brigada, pero sus circunstancias particulares dentro del cuerpo, el modo en que ha ascendido dentro de él a pesar de su juventud y la animosidad que eso despierta entre sus compañeros, le obligan a demostrar que es capaz de llevar un caso desde el principio y resolverlo. Cuando se descubre que esa joven, conocida como la "heroína roja", era miembro del Partido comunista, famosa en todo el país y trabajadora modelo de rango nacional, la cosa se complica mucho, porque el factor político, en un país como China que atraviesa innumerables cambios, es una piedra constante en el camino si la investigación no favorece los ideales que representa el Partido comunista.

Esta novela tiene ya sus casi veinte años desde el momento en que fue publicada originalmente y poco tiene que ver con la novela negra anglosajona o nórdica, y quizás esas diferencias son las que tanto me han gustado de ella. No, corrijo, son las que tanto me han apasionado de ella.  Y es que, para empezar, no es una novela negra; mucho menos un thriller. ¿Novela policíaca? Pues si es por tener un inspector de policía que investiga, sí, pero no sabría qué deciros... Sé que no os estoy aclarando nada, pero supongo que quienes ya la hayan leído sabrán a qué me refiero. 

Sí que comienza con el descubrimiento de un cuerpo, y puede parecer que va a ser una novela más como tantas otras del estilo hasta que empieza la investigación y vemos por donde van los tiros realmente. Por un lado tenemos al inspector Cao, que poco (nada) tiene que ver con los inspectores que solemos encontrarnos habitualmente en el género; por otro lado está la China comunista de 1990, que es otro personaje principal en la trama. Y sí, sé que pensaréis "¿pero qué me estás contando? Si la China comunista es un personaje conmigo que no cuenten... ¡menudo peñazo!". Pues estaríais cometiendo un error del tamaño del Kilimanjaro. O del Everest. O del tamaño de los dos uno encima del otro. Por lo menos. Y no solo estaríais cometiendo un error sino que os estaríais perdiendo una grandísima novela.

Vayamos por partes, que diría Jack... Hablemos de Chen Cao. Chen no solo es inspector jefe de policía, sino que es traductor de novela policíaca y además poeta. Pero no de los que se guardan los poemas para sí mismo, sino de los que ganan premios, les publican en los periódicos y demás. A decir verdad, es demasiado poeta para ser policía, y sus compañeros no dejan de recordárselo. Pero a los de arriba, a los que mandan en el Partido comunista, les ha caído en gracia, y digamos que están favoreciendo su ascenso. Por un lado eso le permite privilegios como tener una casa de una habitación para él solo (sí, eso era un privilegio en la China de aquella época). Por otro, él no controla su futuro, otros lo controlan por él. Por eso quiere ganarse el respeto de sus compañeros resolviendo el caso, y quiere, por encima de todo, hacer las cosas bien. Es un hombre honrado, honesto, cabal, tranquilo y muy inteligente. Y a mí me ha enamorado este personaje. Me he visto enredada en la tela de araña de su cabeza, de su forma de ver las cosas, sin darme apenas cuenta. Porque además las cosas en el terreno personal no suelen salirle bien, y cuando algo no le sale bien encaja el golpe, se yergue, se resigna y no abandona su camino, y eso le convierte, además de todo lo anterior, en un personaje tierno y cercano.

La China que nos encontramos es posterior a la Revolución cultural y a la masacre ocurrida en la plaza de Tiananmén en el verano de 1989 y, por tanto, en pleno proceso de cambio. El contexto histórico es fascinante por desconocido en muchísimos aspectos. Realmente, hablo a nivel personal, me he sorprendido ante muchísimas cosas de las que aquí se cuentan. No sabía que los jóvenes chinos no podían escoger donde trabajar: a comienzos de los años 80, eran las autoridades las que asignaban un empleo a todos los universitarios que se graduaban, aunque no tuviese nada que ver con sus estudios y aunque el joven en cuestión no estuviese interesado en absoluto en ese trabajo (así llega Chen, estudiante de un máster de literatura inglesa, a policía: por elección del partido). Tampoco podía la gente comprarse una vivienda porque no había disponibles. Era el gobierno el que las asignaba (exiguas por falta de espacio, como digo arriba) según orden de espera... y podías esperar toda la vida sin que te tocase. Tampoco sabía que Mao, para alejarlos de la ciudad y que no crearan problemas, obligaba a los adolescentes que consideraba un obstáculo para sus desginios de consolidarse en el poder a abandonar las grandes capitales y someterse a una "reeducación" en el campo que duraba años y donde vivían en condiciones de pobreza extrema. Y todo esto entre otras muchas cosas que de verdad que os invito a descubrir dentro del libro.

Xialong te lo cuenta todo de una manera cautivante, con una extraña mezcla entre el exotismo oriental y la cercanía occidental, y te pasea por las calles de Shanghai, te acerca a los puestos de empanadillas caseras, te acompaña por esos edificios llenos de largos pasillos y puertas a pisos minúsculos, te sube a los autobuses saturados de gente, te invita a cenar cangrejos y a bailar descalzos... y jamás, jamás se posiciona políticamente de ninguna manera. De hecho Chen Cao es apolítico en un país y en una época en el que no podías serlo y tenías que demostrar a cada paso que dabas tu fidelidad y compromiso con el Partido, y eso le obliga a andar en constante equilibrio entre lo que debe aparentar y su total desinterés al respecto.

Sí que debo advertir que el avance de la trama es pausado, que va poco a poco, y que el devenir de las páginas avanza casi al compás de esos paseos por la ciudad. Que quizás son más importantes la ambientación, el contexto histórico y lo que nos cuenta sobre la situación del país que el caso en sí, aunque sin esa ambientación no habría caso ni resolución, porque beben los unos de los otros. Que Xiaolong se permite el lujo de introducir en cuanto puede versos de diversos autores chinos pertenecientes a diversas dinastías, y que nombra tantas veces Sueño en el pabellón rojo que no puedes evitar buscarlo para leerlo (cuando ves que tiene 2400 páginas tragas saliva como puedes y piensas "si eso lo dejo pa'luego" xD). Que si buscáis acción a raudales y un ritmo trepidante ni os acerquéis a este libro, pero que si os acercáis a él y os adentráis en sus páginas os vais a encontrar una buenísima historia, un muy carismático protagonista dentro de su placidez oriental y una excelente e instructiva ambientación. De esos libros que te llaman a querer saber más cosas, a querer aprender más cosas. De los que no pasan de largo.

De verdad que lo disfruté muchísimo, y con Xiaolong y su inspector Chen Cao ya tengo cubierta la X del reto de la A a la Z de aquí a 2025 porque tengo intención de leer todos los libros de la serie. Esto de encontrar grandes novelas donde menos lo esperas es una sensación alucinante xD.



Qiu Xiaolong (Shanghai, 1953) se dio a conocer mundialmente con la serie de novelas policiacas protagonizadas por el inspector jefe Chen Cao, en las que traslada a los lectores a la realidad social y cultural de la China moderna en una época de difícil transición. Tusquets Editores ha publicado: Muerte de una heroína roja, Visado para Shanghai, Seda roja, El caso Mao, El crimen del lago y El enigma de China.

miércoles, 25 de julio de 2018

RESEÑA (by MB) ::: SECRETOS DE BRETAÑA - Carlos G. Reigosa





Título original: Secretos de Bretaña 
Autor: Carlos G. Reigosa  
Editorial: Harper Collins
Páginas: 304
Fecha de publicación: julio 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 18,90 euros 
Diseño de cubierta: Diseñográfico

 
Todo lo que allí sucede tiene explicaciones mágicas que remiten sus responsabilidades al trasmundo. Hasta que un día el escritor Isauro Guillén llega a este lugar para descansar, después de terminar una novela. De repente, los misterios que le van contando los vecinos empiezan a revelarle su verdadera naturaleza truculenta y criminal. Gracias a su investigación, en la que afronta graves riesgos, una terrible verdad histórica emergerá para siempre.

Carlos G. Reigosa no nos invita en Secretos de Bretaña a viajar y recorrer las costas francesas para desvelar misterios que, sin duda, como en todos los sitios y lugares, haberlos haylos. En esta ocasión el autor nos posicionará en la Galicia profunda, donde la montaña y el mar convergen en un punto de su geografía pero donde no se funden en una sola cosa. Más bien al contrario: convergen en él para engendrar y dar lugar a dos círculos convexos; es decir, a dos lugares que se juntan para después darse la espalda y mirar hacia otro lado.

Así, por un lado los pueblos costeros miran hacia un mar infinito, siendo este la razón de su existencia, la que los define y da significado; por el otro, tenemos esa montaña majestuosa que envuelve a sus lugareños impidiéndoles vislumbrar el mar.

Isauro Guillén, protagonista de esta historia y periodista de profesión, andaba perdido (literal y metafóricamente) cuando recaló en el pueblo costero de Bretaña: literal porque llegó allí por casualidad, y metafóricamente porque su vida personal atravesaba una noche oscura de dudas, incertidumbres y descontentos, o lo que es lo mismo, un acomodo de corazón que había enfriado sus sentimientos. 

Bretaña es el refugio donde encuentra la paz y el silencio necesarios para poder pensar y, de alguna manera, reconducir o descubrir qué es lo que quiere o siente. Lejos de la realidad, nuestro buen hombre no se imagina que, bajo esa postal idílica, discurren torrentes salvajes cuyas fuerzas y energías han condicionado y condicionan las vidas de sus habitantes y vecinos, quienes son además piezas reactivas de unos juegos oscuros y demenciales pincelados de misterio y magia. 

Como buen periodista, Isauro olfatea desde el primer momento la historia que tan hábil y soterradamente ha sembrado su casera Esperanza en su cabeza. Su curiosidad y su energía activan todos los engranajes necesarios para hurgar y remover los dépositos y estratos de noches oscuras donde las injusticias, venganzas, asesinatos y mezquindades humanas acumuladas y soterradas claman por salir a la luz, demandando una justicia social que dignifique tanto a los vivos como a los muertos.

Paz, lo que se dice paz, no es lo que Isauro va encontrar en este retiro voluntario, pues desde que acepta y coge el hilo que tan sabiamente le tiende Esperanza, esto será un no parar de descubrimientos y recomposiciones de viejas historias conectadas y tejidas por las mismas estirpes. Así, conforme excava y remueve todo el fangal, irán apareciendo más y más cadáveres que claman por la verdad y que le involucran, queriendo y sin querer... pero es muy difícil, casi imposible, meterse en el barro y no salpicarse de esa viscosidad oscura.

Por tanto, nos metemos y nos enredamos con él en toda la maraña de relaciones y ambientes que, como torrentes impetuosos, nos llevan desde la montaña al mar, conectando lugares y personas cuyas influencias han marcado, diseñado y construido esa sociedad que actualmente sigue bebiendo (o más bien callando y encubriendo) de tales malignidades porque no quieren saber... o porque prefieren creer esa historia mágica, calmante y conformista que, por otro lado, no impide que el dolor y olor putrefacto supuren al remover el cenagal de injusticias, asesinatos y venganzas.

Conforme avanzaba en mi lectura, y por estar ya instalada en mi subconsciente, empezaba a emerger de mi memoria la estirpe de los Churruchaos (hace años que me leí Los gozos y las sombras), pues don Ricardo Daniel del Perpetuo Socorro de Andrade y Silva, presente en Secretos de Bretaña, es la reencarnación del legendario Carlos Deza, personaje creado por uno de los grandes escritores del siglo pasado, Gonzalo Torrente Ballester, que tan minuciosa y sabiamente supo insuflar ese realismo mágico que envolvía a unos personajes reales, auténticos y con unas raíces profundas que estaban posicionados en un mundo rural, atemporáneo, donde la sucesión de hechos históricos, así como el transcurrir del tiempo y de las personas, no les hacía perder la esencia para los que fueron imaginados.

Descubrir a Carlos G. Reigosa ha sido reencontrarme con una literatura donde todos los personajes comulgan y comparten unos valores profundos que penetran y ahondan en lo más profundo de sus almas y esencias infinitas, y que están modelados por una naturaleza viva, ya sea el mar o la montaña, que los acoge dándoles todo lo necesario, siendo conscientes de esta simbiosis perfecta.

Decir que me ha gustado la novela serían palabras menores; ante una obra literaria como esta solo puedo presentar mis más humildes y profundos respetos. Con su permiso, don Carlos, lo pongo en la lista de mis pater literarios.

Una gran novela para los tiempos que corren.




Carlos González Reigosa (Lagoa da Pastoriza, Lugo, 1948) es periodista, profesor y escritor. Es autor de numerosos artículos de crítica literaria y teatral y de política internacional, de relatos cortos, de investigación y ensayo, así como novelas (entre las que destacan "El misterio del barco perdido" [1988], "La guerra del tabaco" [1996], "Narcos" [2001] e "Intramundi" [2002]).
Ha sido galardonado con el I Premio Xerais en 1984, con el Premio Internacional Rodolfo Walsh de Literatura Testimonial en 1996 y con el Premio Torrente Ballester en 2008.

lunes, 23 de julio de 2018

RESEÑA (by MH) ::: UN ALMA CÁNDIDA - Elizabeth Taylor




Título original: The soul of kindness
Autora: Elizabeth Taylor 
Editorial: Gatopardo
Traducción: Ana Bustelo Tortella
Páginas: 264
Fecha publicación original: 1964
Fecha esta edición: junio 2018
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,90 euros 
Imagen de cubierta: George Marks (iStock by Getty Images)
Flora parece tenerlo todo. Es alta, rubia y hermosa. Y tiene un hogar, un bebé y un marido, Richard. Tiene bajo control a su amiga Meg y a su hermano, Kit, el cual ha sentido siempre por ella una gran admiración, y también a Patrick, un caprichoso novelista. Sólo Liz, una pintora bohemia, rehúsa ser una seguidora suya. Flora los seduce, los manipula y los encandila con sus destellos de dicha y entusiasmo. Todos se sienten cautivados por el refinado encanto que ejerce en los demás; todos, menos Liz. Será ella quien pondrá en tela de juicio que la candidez de Flora es el «veneno» más dulce de todos.

El escritor Kingsley Amis dijo de Elizabeth Taylor que era una de las mejores novelistas inglesas del siglo xx. La esposa de Amis, la novelista Elizabeth Jane Howard, que mantuvo una larga e íntima amistad con Taylor, declaró tras su muerte que envidiaba a cualquier lector que se topara con su lectura por primera vez.

Sí, vuelvo con otra novela de Elizabeth Taylor, la tercera ya en menos de un año (se me podrá acusar de muchas cosas pero no de ser infiel a los autores que me gustan xD). Tras Una vista del puerto y La señorita Dashwood, hoy le toca el turno a la reciente publicación de Gatopardo, Un alma cándida.

Conocemos a Flora el día de su boda con Richard. Desde el primer momento la autora nos hace un fresco vivo de la personalidad de esta belleza inglesa (un auténtico ejemplo de lo que se conoce como English rose), que siempre ha vivido entre algodones, jamás ha sufrido, jamás ha padecido y todo aquel que la conoce se desvive para que nada de lo malo que hay en este mundo la roce siquiera. Y ella transita por ese mismo mundo tal que así, sin que nada parezca preocuparle, ocupándose de su casa, de su familia y de su hija, e intentando arreglar la vida de los demás en la certeza absoluta de que todo lo que ella haga es por su bien y nada más que por su bien, y bien hecho está. ¿Acaso ha hecho algo ella que no roce la perfección en cualquier ámbito de su vida? Flora es un personaje que vive al margen de la realidad, en esa línea difusa en la que se tiene un pie en el mundo que habita el resto de la humanidad y otro en el mundo propio, sin llegar a ser nunca del todo consciente de lo que realmente ocurre a su alrededor, sintiéndose segura y protegida porque así ha sido cada minuto de su existencia, y creyéndose con potestad para inmiscuirse en la vida de los demás y conseguir que sean tan perfectas como la suya. Y esta frase del libro es quizás la más explicativa al respecto:
—¿Y qué tal ha ido todo para Flora?
—Estaba anestesiada.
—Siempre lo ha estado.
Y a pesar de lo que comento arriba, no perdáis de vista a Flora... hacia el final algunos personajes la miran de manera diferente, el aura de perfección se desdibuja, y esa Flora resultante me cuadra mucho más. He conocido a personas así (conozco a personas así actualmente), con lo que el retrato me ha quedado clarísimo y sé perfectamente de qué tipo de persona está hablando Elizabeth Taylor. La estampa me ha parecido magistral. Aun así, aunque quizás por la sinopsis pueda dar la sensación de que la protagonista única es ella, Flora, realmente esta es una novela muy coral en la que el protagonismo y las páginas se reparten casi a partes iguales entre varios personajes; sí, Flora es en muchas ocasiones la conexión entre ellos, e influye (o lo intenta) en la mayoría, pero todos los personajes son tan importantes como ella en el devenir de la historia y en el interés que despiertan sus tramas.

Así, en el ámbito familiar de Flora conocemos a su madre, la señora Secretan, una mujer que quedó viuda muchos años atrás y que ha dedicado toda su existencia, literalmente, a su hija Flora. Vive por ella, respira por ella, todos sus pensamientos son para ella, y es feliz en la certeza de que ha dado vida y criado a la perfección más absoluta hecha mujer. Cuando Flora se casa y se va a vivir junto a su marido, es cuando a esta mujer se le echa encima su casa y no encuentra un propósito que llene sus horas. Por otro lado está Richard, el marido de Flora, que para mí es quizás el más desdibujado del libro. También hay que tener en cuenta que está casado con la culminación de la perfección en la Tierra, y eso tiene que ser complicadillo. Aun así es un buen hombre al que simplemente le gusta tener algún secretillo; otra cosa es que ese secretillo sea conveniente para su matrimonio. Y en el plano familiar terminamos con Percy Quatermaine, el padre viudo de Richard, y Barbara Goldman, la mujer con la que mantiene una relación mal vista porque no están casados. Ambos sobrepasan los cincuenta años, y no deja de resultar curioso que incluso a esas edades se desaprobase en la buena sociedad que mantuvieran una relación sin matrimonio de por medio. Flora mete las narices en esta relación, como no podía ser menos, y los resultados tendréis que comprobarlos por vosotros mismos.

Y luego está el ámbito no familiar, el de las amistades. Patrick Barlow es el amigo novelista de Flora, y quizás el mejor personaje de la novela en todos los sentidos: como personaje en sí mismo y como persona. Siempre preocupado por todo el mundo, siempre pendiente de todos sin pedir jamás nada a cambio ni querer llamar la atención, y descuidando siempre su propia vida personal, en la que sufre el desamor, la falta de inspiración, la angustia de no saberse querido, y sin importunar jamás a nadie con estos problemas... Flora camina por la vida como un alma cándida cuando es Patrick quien realmente se comporta como tal. Por otro lado están los hermanos Driscoll, Meg y Kit. Meg es la mejor amiga de Flora, la que, cuando Flora estaba fuera de casa, se hacía cargo de su sobreproteccionismo y sustituía a la señora Secretan en su cuidado. Está enamorada de Patrick Barlow, sabe que no es correspondida, y vive una vida gris que le angustia y le deprime. Su hermano Kit es un melancólico joven aspirante a actor enamorado platónicamente de Flora desde que era un crío... pero no en el aspecto sexual, sino como quien adora a una diosa de la perfección y todo lo que compara con ella le parece insulso, imperfecto y anodino. 

También hay que hablar de la señora Pringle, vecina de Flora y Richard, casada con un político al que nunca acompaña porque no está de acuerdo con sus ideas políticas, y que se pasa la vida completamente sola... Y luego está Liz. Liz, que en la sinopsis parece un personaje omnipresente en la novela y que apenas tiene una pocas escenas. Es el personaje menos importante en cuanto a presencia en páginas, se le nombra más que aparece, pero sí es el personaje que desata la caída de las máscaras y la rotura de las vendas que ciegan algunos ojos. Y hasta ahi puedo contar.

Perdonadme un desglose tan amplio de personajes, pero es que es una novela, como digo arriba, muy coral, y todas sus historias son igual de importantes de cara al lector. Todas. Porque Un alma cándida es una novela típicamente costumbrista inglesa, y eso quiere decir que este es de esos libros en los que puede parecer que no pasa nada, o que no ocurre ningún suceso de esos que te dejan con el moño del revés, pero es que ahí está el truco de este tipo de historias: que sí pasan muchas cosas, muchas, pero son las cosas que nos pueden pasar a nosotros mismos en nuestro día a día, o a nuestras amistades, vecinos, familiares... y que por cotidianas no nos parecen relevantes, pero son realmente esos detalles los que, sumados uno a uno, conforman lo que es la vida tal y como la conocemos. La autora nos los cuenta con mucha ironía y acidez, sí, pero también con mucha autenticidad. Te crees a estos personajes, los ves plausibles, te parecen muy genuinos, y sus vidas avanzan ante tus ojos hasta que todo va ajustándose como un puzle y cada uno de ellos ocupa el lugar que le está destinado en él.

No puedo dejar de mencionar que el mundo literario vuelve a estar muy presente, igual que lo estaba en La señorita Dashwood, aunque de un modo totalmente diferente. Se hacen alusiones a personajes o libros sin nombrar a sus autoras (casos de Jane Austen y Elizabeth von Arnim), o se nombran directamente, caso de Henry James; tenemos escritores profesionales y personajes que trabajan en el mundo editorial; algunos leen con avidez y otros no se avergüenzan de decir que no tocan un libro ni con un palo... hasta tenemos a alguno que presume de que lee, pero lo que hace es esperar a que salgan las reseñas de los libros y en base a ellas hablar luego como si los hubiese leído y supiera de lo que está hablando. Elizabeth Taylor suele introducir mucha metaliteratura en sus obras, y habla sobre literatura y los tipos de lectores (o no lectores) que existen, y es algo que me encanta en sus novelas.

Un alma cándida es una novela donde las rutinas, los día a día, los detalles que conforman la existencia, cobran vida dentro de un círculo social reducido como el que la autora crea, donde los personajes lo son todo y lo ocupan todo. Se tratan temas que duelen y ocurren cosas que hacen daño porque así es la vida fuera de los libros, y, a pesar de todo, la autora te saca sonrisas con esa fina ironía inglesa que, aunque clava la puntilla donde tiene que clavarla, hace cercanas a todas estas personas en sus cosas buenas y sus cosas malas. La prosa de Elizabeth Taylor es fantástica, el estilo descriptivo es magnífico, y erige unos diálogos sencillamente maravillosos que se bastan por sí solos para dibujar de manera precisa a los personajes (qué gusto da leer una buena traducción, en serio... la espina de La señorita Dashwood todavía me duele). Si os gusta una buena novela costumbrista, un retrato al fresco de la sociedad inglesa de clase media de mediados del siglo XX, Un alma cándida es una novela muy recomendable, como todo lo que yo he leído hasta ahora de esta autora.


Elizabeth Taylor (1912-1975) fue una novelista y escritora de relatos británica. Kingsley Amis la describió como “una de las mejores novelistas inglesas nacidas en este siglo”; Antonia Fraser se refirió a ella como “una de las escritoras más injustamente olvidadas del siglo XX” y Hillary Mantel dijo que era “hábil, buena escritora y no se le habían reconocido lo bastante sus méritos”.

Fue brevemente miembro del Partido Comunista y luego apoyó durante toda la vida al Partido Laborista británico. Su primera novela, En casa de la señora Lippincote, se publicó en 1945 y fue finalista del Premio Booker con Mrs. Palfrey at the Claremont. Seguirían once más, entre ellas, La señorita Dashwood (1946), quizá la que muestra más claramente la influencia de Jane Austen en su obra.

Las novelas de Taylor tratan de las situaciones de la vida cotidiana, sobre las que escribe con destreza. Sus agudos pero cariñosos retratos de la vida de la clase media y media-alta inglesa le valieron un fiel seguimiento de lectores con gusto literario, así como leales amigos en el campo de las letras. Fue amiga del novelista Ivy Compton-Burnett y del novelista y crítico Robert Liddell.

Anne Tyler la comparó en una ocasión con Jane Austen, Barbara Pym y Elizabeth Bowen, diciendo que eran las cuatro “hermanas del alma”.