Título original: Hetty Gray, or Nobody's Bairn
Autora: Rosa Mulholland
Editorial: Libros de Seda
Traducción: Josep Marco Borillo, junto con el equipo de la Universitat Jaume I (Francisco Alemany Rodríguez, Carla Espinosa Ortolà, Marta Marfil Ruiz, Alejandra Megía Ferreres, Itziar Tirado Prades y sara Zahir Habibi)
Editorial: Libros de Seda
Traducción: Josep Marco Borillo, junto con el equipo de la Universitat Jaume I (Francisco Alemany Rodríguez, Carla Espinosa Ortolà, Marta Marfil Ruiz, Alejandra Megía Ferreres, Itziar Tirado Prades y sara Zahir Habibi)
Páginas: 224
Fecha publicación original: 1884
Fecha esta edición: noviembre 2024
Encuadernación: rústica con solapas
Precio: 19,95 eurosFecha esta edición: noviembre 2024
Encuadernación: rústica con solapas
Diseño de cubierta: Gemma Martínez Viura
Un día, en la playa de Wavertree tras un naufragio, el señor Kane,
un lugareño pobre, encuentra un bebé que ha sobrevivido. Como nadie lo
reclama, su esposa y él se hacen cargo de la pequeña. Esta, al ir
creciendo, se va haciendo cada vez más bonita y vivaracha. Tanto que
acaba por cautivar a la señora Rushton, una viuda rica que decide
adoptarla y llevarla por ahí como si fuera un trofeo, no un ser humano
al que educar. Hetty crece así encaprichada y, a la vez, sola y
descuidada, sin recibir educación alguna. Las cosas no hacen sino
empeorar cuando la viuda fallece y el hermano de esta, el señor Enderby,
la adopta y hace que reciba educación junto a sus hijas, para que un
día pueda convertirse en institutriz y sea independiente.
No os acordaréis, pero el año pasado ya os hablé en el blog de Rosa Mulholland. En aquella ocasión os traje una recopilación de relatos góticos publicados por La biblioteca de Carfax, y os digo desde ya que la novela que os traigo hoy, Hetty Gray, se mueve por terrenos completamente distintos en cuanto a estilo y temática. Y cuando digo distintos me refiero a opuestos, porque hoy vengo a hablaros de la historia de una niña huérfana y de su devenir por la vida hasta que por fin encuentra su sitio (la cubierta da a entender que la protagonista es una mujer joven, pero no, lo dicho, es una niña... lo aviso para que no haya lugar a confusiones si os decidís a leer la novela. También he recortado parte de la sinopsis porque destripa el libro entero y lo que ocurre en el mismísimo final O_O).
Cuando comienza la historia, Hetty Gray cuenta apenas con cuatro años. Fue recogida cuando era un bebé en la orilla de la playa tras un naufragio, y los Kane, el humilde matrimonio que la encontró, se quedaron con ella. Así ha vivido hasta ahora, curiosa, traviesa y feliz, hasta que en una de sus escapadas es atropellada por el carruaje de la señora Rushton. De esta mujer pronto sabemos que es egoísta, superficial y caprichosa, y eso mismo es Hetty para ella desde que la conoce: un capricho. Pero tiene mucho dinero y pertenece a la alta sociedad, ¿cómo le van a negar los Kane la oportunidad de vivir una vida así cuando la señora Rushton decide llevársela como su protegida? Y allá que va la pobre Hetty, a vivir una infancia de abandono emocional, sin educación y sin ningún tipo de figura mantera a la que aferrarse, porque la señora Rushton solo le hace caso cuando tiene visitas y pide a Hetty que las entretenga. Jamás la adopta legalmente y, cuando fallece de repente, Hetty queda a cargo del hermano y la cuñada de la señora Rushton, y es aquí donde realmente empieza la historia de nuestra protagonista, porque lejos quedan sus humildes orígenes con los Kane, pero lejos quedan también los lujos con la señora Rushton. Ahora solo es una presencia aceptada en una familia que es lo suficientemente honrada y buena como para no dejarla tirada en la calle pero que de ninguna manera va a tratarla como miembro de pleno derecho en su hogar de Wavertree Hall. En fin, que la vida de Hetty jamás ha sido fácil y ella tampoco es una niña dócil. Que sea lo que tenga que ser...
Como digo arriba, os hablé de Rosa Mulholland en una reseña anterior y esto os dije sobre ella:
¿Quién era Rosa Mulholland? Pues sabemos bastante sobre ella, algo poco habitual con muchas de estas autoras. Nacida en Belfast en el seno de una familia de buena posición social, recibió desde muy jovencita el apoyo y aliento de Charles Dickens, que no solo pensaba que tenía un gran talento literario sino que lo demostró publicando muchos de sus relatos en su revista All The Year Round. También Wilkie Collins fue uno de sus mentores, y como anécdota cabe mencionar que Rosa publicó en 1868 (de manera anónima y por entregas en la revista de Dickens) uno de sus libros, The Late Miss Hollingford. La influencia de ambos genios era tan evidente que durante mucho tiempo se creyó que ellos eran los autores (años después, en 1886, ya se publicó bajo el nombre de Rosa y la autoría quedó demostrada). Mulholland escribía poesía, fue editora y publicó un buen número de novelas, todas (salvo que me equivoque) completamente inéditas en castellano (no me voy a repetir, pero habrá que esperar a que editoriales independientes y valientes se animen a publicar alguna novela suya, porque las grandes bastante tienen con publicar siempre las mismas cambiando las cubiertas cada dos años... sin acritud). En fin, que Rosa Mulholland no fue una autora esporádica ni ocasional, ni tampoco una desconocida en su época. Fue prolífica en sus publicaciones y muy polifacética a la hora de moverse por los entresijos del mundillo editorial.
En ese párrafo me quejaba de que ninguna de las muchas novelas de Rosa estuviese traducida al castellano y lo que son las cosas, los dioses me han escuchado (por una vez). Hetty Gray es la primera de esas novelas que podemos leer en la lengua de Cervantes. Es que es una pena que a día de hoy Rosa Mulholland resulte tan desconocida en nuestro idioma, que apenas esté traducida y que lo poco que llega lo haga con cuentagotas... pero ese poquito que podemos disfrutar en castellano demuestra que era una autora polivalente que lo mismo se adentraba en el terreno de lo gótico y sobrenatural que nos ofrecía una historia llena de encanto como Hetty Gray. Y tampoco debería sorprendernos, porque Rosa Mulholland fue una autora muy renombrada en su día que vendía muchísimo. Es lo de siempre, reeditan una y otra vez a las mismas autoras con los mismos libros cambiando las cubiertas cuando hay tantas, tantísimas escritoras que deberían recuperarse y a las que habría que dar la oportunidad de ser conocidas por el lector actual. No voy a incidir en esto, lo he dicho muchas veces. Yo aquí he venido a hablar de Hetty Gray :).
Los niños eran un tema habitual en la literatura del siglo XIX y principios del XX, sobre todo niños huérfanos a los que la vida trataba de mejor o peor manera pero que, si sus autores tenían a bien darles un poco de cariño, solían terminar sus historias mucho mejor de como las habían empezado en un buen hogar y con gente alrededor que los quería y protegía. Y aunque en estas historias se prodigaban ambos sexos, para mí, que soy una groupie total de ciertas niñas literarias, que Hetty Gray sea una niña me lleva invariablemente a Lucy Maud Montgomery y dos de sus personajes más icónicos, Anne Shirley (la de Tejas Verdes) y Emily Byrd Starr (la de Luna Nueva), porque mientras leía la novela de Mulholland y conocía a Hetty Gray, no dejaba de pensar en estos dos personajes, porque Hetty bien podría haberse llamado "Hetty, la de Wavertree Hall". Pero que esto no os lleve a pensar que Mulholland siguió los pasos de Montgomery porque más bien sería al contrario: Hetty Gray se publicó al menos dos décadas antes que cualquiera de los libros ambientados en la Isla del Príncipe Eduardo, así que de haber una antecesora, sería Rosa Mulholland. Dicho todo esto, resulta obvio que las referencias de Mulholland fueron otras más victorianas, pero yo sigo viendo a personajes más adelantados a su tiempo que a los ya existentes en aquel momento.
Sobre la historia en sí misma, tiene tanto encanto que lo mejor sería que la descubrieseis por vosotros mismos, pero en líneas generales tenemos a un bebé arrastrado por el mar que cae en manos de un matrimonio bueno y humilde pero que, por circunstancias de la vida, pasa a estar bajo el cuidado de una mujer que no se preocupa lo que debería por ella y, como la vida da muchas vueltas, su peregrinar acaba en el hogar de una familia que la acoge pero que jamás la trata como si fuera de la familia (y no todos los miembros de esa familia la quiere ahí, dicho sea de paso). Esta novela es un coming of age de manual, en la que vemos pasar los años y a Hetty convertida en una adolescente de quince años que ha vivido y sufrido mucho más que cualquier niño de su entorno de su misma edad, pero que sigue siendo muy fiel a sí misma. Ha tenido que cambiar muchas veces de piel: de humilde a vida de lujos para luego quedar en un limbo en el que ni puede volver a ese hogar humilde ni ser enviada a cualquier escuela para huérfanos. La existencia de Hetty es una continua lucha por adaptarse y asimilar cada nueva posición social que le va tocando en gracia. Se vuelve orgullosa cuando se ve entre algodones y se avergüenza de sus origines humildes, la sacan de su entorno y luego no se hace nada para proveer su futuro y su educación... es halagada y luego menospreciada, mimada y luego abandonada, y cuando todo eso acaba, son su afán de supervivencia, su inteligencia y su actitud ante la vida los que le ayudan tanto como le entorpecen en su camino hacia lo que el destino tenga preparado para ella.
Ya comenté en su día que Rosa Mulholland escribía bien, con una prosa tan ágil como cuidada, que sabía cómo envolvernos en los paisajes que describe y que equilibraba con mucha destreza las escenas emotivas o trágicas con los momentos más divertidos o livianos. Todo esto se revela imprescindible cuando tu protagonista es una niña cuyo carácter debe formarse y florecer con el avanzar de las páginas y las situaciones a las que se enfrenta lo mismo son las que corresponden a una chiquilla inquieta y revoltosa con mucha gracia y desparpajo como son funestas y descarnadas hasta el punto de hacerle sufrir a ojos vista del lector. Hetty pasa por muchas vidas distintas en muy pocas páginas, y todo el encanto e interés que rezuma la historia no serían posibles sin la construcción del personaje que
hace Mulholland. La vemos crecer desde los cuatro años y nos despedimos
de ella cuando ni siquiera ha cumplido los dieciocho, pero todas y cada una de las páginas de esta novela son por y para ella. No sabemos de donde viene, ni su pasado ni como acabó naufragada en esa orilla: tampoco tenemos claro con el avanzar de las páginas si acabaremos descubriendo ese pasado (bueno, yo sí lo sé, vosotros tendréis que leerlo para descubrirlo xD); vemos como sufre la falta de educación y las limitaciones que debe enfrentar cuando se le ofrece una orientada a algo que no le interesa y que además descarta cualidades que a ella le hacen muy feliz; vemos el trato que ella recibe en contraposición a los tres hermanos con los que convive, los prejuicios que vuelcan sobre ella y como ella misma vuelca esos prejuicios sobre otros personajes a los que etiqueta sin motivo alguno. Hetty recibe injusticias y las reparte también en su camino hacia la madurez, recibe cariño y lo da a quien cree que se lo merece, pelea por ser buena y merecedora de ese cariño porque a pesar de su juventud es consciente de que no siempre ha hecho las cosas bien. Se rebela contra lo que le duele y le parece injusto porque es lo que toca con su edad y porque todos hemos pasado por ahí... y tú como lector la acompañas de la mano y le buscas su hueco en ese pequeño pedestal que tienes con niñas literarias de la literatura clásica que te han robado el corazón.
A Hetty Gray le pasan cosas malas, se enfrenta a muchas piedras en el camino, se siente sola, cree que no pertenece realmente a ningún sitio, se enrabieta... pero también hay mucha felicidad en este libro, su historia es bonita, llena de sutileza, tierna, con mucho encanto y de esas que al final te dejan el corazón contento y una sonrisa en la boca.

Rosa Mulholland (lady Gilbert por matrimonio) nació en Belfast el 19 de marzo de 1841. Sus intereses iniciales estuvieron centrados en la pintura, pero muy pronto cambiaron hacia la escritura queriendo publicar su primera novela a la edad de quince años. Sus afanes literarios fueron alentados por Charles Dickens, quien era admirador de su trabajo y quien la ayudó en gran manera publicando varios relatos cortos y dos novelas suyas en su revista All the year round.
Sus obras están pobladas de personajes femeninos fuertes e independientes, especialmente en las obras del final de su carrera. Habitualmente transcurren en la Irlanda rural, cuyo folclore y paisaje la fascinaban.
Murió en su casa de Dublín en 1921.
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